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tomado de La Jornada, domingo, 20 de julio de 2014
http://www.jornada.unam.mx/2014/07/20/edito
Gaza: frenar la barbarie
Al cumplirse 12 días del reinicio de la ofensiva bélica de Israel
sobre la franja de Gaza, el número de víctimas mortales en el
martirizado enclave palestino ascendía hasta ayer a 311 personas, 80
de las cuales son niños. Es posible que dicha cifra se incremente de
un momento a otro, habida cuenta que el gobierno de Tel Aviv ha
decidido intensificar los ataques aéreos y terrestres lanzados contra
Gaza y su población, con el supuesto fin de destruir objetivos
militares del grupo Hamas, pero que en la realidad se han traducido en
una carnicería en la que el grueso de las víctimas son civiles
inocentes, a pesar de la sofisticación de un sistema militar israelí
que se presenta a sí mismo como inteligente.
La devastación humana y material que ha sufrido Gaza en las semanas
recientes hace urgente detener la ofensiva que realiza Israel en el
infortunado enclave palestino. En la circunstancia actual, sin
embargo, es claro que tal decisión no vendrá del Estado israelí, cuyos
grupos políticos, como muestra de la profunda descomposición moral que
enfrenta, se han volcado en apoyo a la agresión a Gaza e incluso
lucran políticamente con ella. Más aún, la versión actual de las
hostilidades aparece como un intento por dinamitar la incipiente
unidad que los palestinos habían alcanzado en meses recientes entre
las corrientes pertenecientes a Al Fatah y Hamas: a estas alturas, la
población de la atormentada franja de Gaza, acorralada por el fuego de
Tel Aviv, tiene sobradas razones para desconfiar de los procesos de
negociación emprendidos por la fuerza política que encabeza Mahmoud
Abbas, los cuales han sido objeto de burla sistemática por parte de
Israel, con independencia del signo político de ese gobierno.
En tal circunstancia, se vuelve particularmente necesaria la
intervención del cuerpo político internacional y, en concreto, de los
centros de poder de Washington y Bruselas. No obstante, hasta ahora
ese escenario tampoco se antoja viable: las condenas iniciales
emitidas por las potencias occidentales a la violencia en Gaza han
derivado, con el curso de los días, en reivindicaciones al pretendido
derecho de Israel a defenderse como balbuceó ayer el presidente
estadunidense Barack Obama y en señalamientos que presentan a Hamas
como la responsable única de la ofensiva israelí en Gaza. Afirmaciones
de este tipo ponen de manifiesto, por lo demás, el doble rasero de
Occidente ante acciones injustificables cometidas por uno de sus
aliados estratégicos; es de suponer que, en otras circunstancias,
Estados Unidos y la Unión Europea habrían aplicado sanciones
económicas e incluso habrían calificado de terrorista al régimen del
país agresor.
En el momento presente, y ante la gravedad de la crisis en Gaza,
resultan inútiles sólo las condenas y la consternación manifestada por
los gobiernos occidentales.
Según puede verse, ante la indolencia de los gobiernos, corresponde a
los sectores conscientes de la sociedad civil demandar a sus
autoridades que presionen a Israel para lograr un alto el fuego y que
contribuya a avanzar en la reconfiguración geoestratégica del Estado
hebreo en la región. Para ello es necesario que los grupos de apoyo a
Palestina posicionen en sus agendas el cumplimiento por Tel Aviv de
las resoluciones 242 y 338 de la ONU, que ordenan el retiro inmediato
de la totalidad de los territorios ocupados en la guerra de 1967
Cisjordania, Gaza y la Jerusalén oriental y el reconocimiento del
derecho de los palestinos a establecer un Estado pleno, soberano e
independiente.