[Pensamientoautonomo] volante MQN

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Autor: patricio enrique mc cabe
Data:  
Para: grupo viernes, Ceci Soc, gutierre, matiaslp, monteagudo, pensamientoautonomo
Asunto: [Pensamientoautonomo] volante MQN

Con este volante nos estamos presentando a elecciones luego de unos cuantos años.


To: masquenom@???: marianorepossi@???: Sun, 23 Sep 2007 22:32:46 +0200Subject: [masquenom] Versión 3 del volante MQN








Más Que un Nombre...
CQNJUGANDQ SAbERES


Leyendo con atención los volantes de quienes hoy te piden el voto para representarte en el Consejo Directivo, encontramos que las palabras que más se repiten son dos: «presupuesto» y «democratización». Salvo pequeñas excepciones, hay un acuerdo generalizado en que es necesario que haya más de ambas cosas. Al parecer, la promesa de lograr «mayor presupuesto y mayor democratización» hoy tiene un aplastante respaldo de cara a las elecciones en nuestra facultad. Con tanta coincidencia reinante vos podrías preguntarte qué necesidad hay de presentar una nueva lista. O sea, ¿qué trae de nuevo CQNJUGANDQ SAbERES?
En principio, conjugamos distinto las dos palabritas más repetidas en estas elecciones. Consideramos necesario un aumento del presupuesto, pero consideramos también que la obtención de un aumento no cambiará nada si no se pone el acento en la democratización. Para ser más directos, digamos que si el aumento de presupuesto es administrado por la actual estructura universitaria, entonces un aumento no tendrá ningún efecto más que el de otorgar mayor poder aún a las camarillas hoy gobernantes. En algunas asambleas masivas del 2001 se exigía que el aumento presupuestario fuese controlado por los docentes y los estudiantes movilizados. Hoy las pretensiones de quienes se candidatean para la administración de la facultad son más «realistas» y dejan de lado esa consigna. Son los mismos que impiden cualquier control docente-estudiantil de los espacios lucrativos del centro de estudiantes (apuntes, fotocopiadoras, bares...). Entendemos entonces que el problema no es sólo económico sino que es principalmente político.

Pero no sólo entendemos que la democratización es la clave de la actual encrucijada, sino que también sospechamos que no todos entendemos por igual la democratización. Es decir, tenemos diferencias políticas. Veamos. Durante el corriente año tuvieron un amplio tratamiento en los diarios los problemas en torno a la elección del Rector de la UBA. La FUBA, apoyándose en antiguos reclamos, nos aseguraba que con mayor participación estudiantil en los organismos de gobierno el problema universitario se arreglaba. La propuesta más avanzada afirmaba que con una paridad de docentes y estudiantes en el Consejo Superior la universidad incrementaría su calidad. Este planteo evidencia la profunda crisis política de la universidad, poniendo de manifiesto la necesidad de ampliar fuertemente la participación de los estudiantes en los dispositivos de decisión fundamentales. Reconocemos que, de alguna manera, la propuesta contribuye a generar condiciones para ampliar la democratización. La propuesta de los profesores entendía que eran necesarios algunos cambios, pero estaba de acuerdo con la LES (Ley de Educación Superior) en aquello de que «el de los profesores es el claustro principal de la universidad». En este sentido, los enemigos aparecen como irreconciliables, sin embargo comparten la idea de que debe haber un gobierno por claustros, aunque algunos acentúen el predominio de un claustro y otros el predominio de otro. Entendemos que esta manera de concebir el conflicto político es superficial.

Y es superficial porque se queda en la elección de representantes que pretenden administrar lo que existe. Para nosotros no hay que controlar el aparato universitario, sino que hay que transformarlo por completo. Los actuales pretendientes a la gestión de la facultad nos pueden señalar, no sin algo de razón, que ellos proponen también modificar aspectos centrales de la formación en la facultad a través de la promoción de «cátedras paralelas», que no sólo aspiran al control sino también a la transformación de la universidad. Convenimos en que la apertura de cátedras distintas a las líneas teórico-metodológicas que han imperado (e imperan) de manera casi absoluta en la facultad es un hecho político progresivo que se opone al monopolio de la selección de los criterios de verdad en manos de una corporación profesional ultrarreducida. Sin embargo, para nosotros el límite de estas experiencias tiene que ver con que dejan intacto el esquema de hierro de la cátedra como organización vertical del conocimiento. Nosotros nos atrevemos a asegurar que, en esencia, las cátedras paralelas no transforman sino que más bien conservan la estructura más antidemocrática que se conoce en la facultad. La democratización entendida como multiplicación de cátedras paralelas deja intacta la organización del conocimiento que padecemos a diario en las aulas. Una cátedra cuyo titular fuera Karl Marx sería eso, una cátedra. Y una facultad que tuviera mayoría estudiantil marxista en su Consejo Directivo sería eso, una facultad. Y nosotros estamos descontentos con las facultades y con las cátedras. Declaramos que una democratización en la producción del conocimiento es incompatible con las facultades organizadas en base a cátedras.

Pero no sólo declaramos sino que trabajamos por realizar aquello que anhelamos. Somos parte de uno de los procesos más serios que existen por intentar revertir el sistema de cátedras y disciplinas que separa a estudiantes y docentes de su capacidad de producir conocimiento. Desde hace ya unos años estamos trabajando en una experiencia que no registra demasiados antecedentes fuera de Puán 480. La metodología empieza a ser conocida y está en la base de tres seminarios que se vienen desarrollando desde el 2003. Un grupo de estudiantes y docentes convoca en forma abierta a discutir un programa, lo elabora con la seriedad del caso durante el tiempo que haga falta, se presenta a la institución para que lo apruebe y, si esto sucede (generalmente bajo presión), se inicia una experiencia totalmente controlada por quienes la promueven. La experimentación tiene por norte producir conocimiento y dar cuenta de que esta producción no requiere tener un título. Para esto, es necesario redefinir los roles tradicionales del estudiante y, por su puesto, del docente. Lejos del esquema tradicional que postula que uno «sabe» y transmite a otros que «no saben», nos propusimos conjugar experiencias distintas para que, en el aula misma, esos todos construyan conocimiento. En otras palabras: atreverse a reconocer nuestras propias posibilidades. Algo de esto pasó en el seminario «Verdad científica y subjetividad política / subjetividad científica y verdad política» (2003), algo de esto pasó en el seminario «Conocimiento, verdad y poder» (2006), y algo de esto está pasando en el seminario «Filosofía, historia y comunidad» (2007). Si participaste y/o participás en alguno de estos experimentos, sabés de qué estamos hablando. No todo es un lecho de rosas en estas experiencias pero indudablemente son un paso adelante en el intento de producir conocimiento de otra manera. Sin embargo, en el camino de la democratización del conocimiento, encontramos un obstáculo muy fuerte en la institución. Pero el más fuerte de estos obstáculos no es la institución, sino nosotros mismos.

Descubrimos que tenemos la costumbre de delegar en el compañero que más sabe para que «nos haga de profesor», descubrimos que no nos creemos capaces de saber por nosotros mismos y que fundamentalmente esperamos que otros nos resuelvan los problemas. Que el Consejero Directivo presente nuestro proyecto, que pelee por nuestras reivindicaciones... Nos parece necesario recuperar no sólo el poder para conocer, sino también el poder que delegamos en nuestros representantes. Por eso es que decidimos presentarnos para el Consejo Directivo a partir de un esquema de funcionamiento distinto. Y recurriendo a una mezcla de viejas recetas y un poco de invención, buscamos el modo de achicar la delegación que normalmente descargamos en los representantes.


Por todo eso, resolvemos...

... que las decisiones de nuestro consejero se toman en asamblea.

... que si nadie acude a la asamblea con las organizaciones que estén afectadas por las decisiones del Consejo Directivo, entonces convocaremos comisiones de estudiantes por carrera.

... que si estas comisiones no se realizan, entonces iremos a buscarte a los cursos para que nos des un mandato.

... que si esto último fracasa, entonces nos abstendremos en todas las votaciones, aunque esté en juego la renta de tu docente favorito.

... y que si hay una explosión de participación, entonces nuestro consejero se subordina a ella, ya que asume con la renuncia firmada y puede ser revocado en cualquier momento.

                                                             MQN
Septiembre 2007





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