Autor: juan Carlos Etchegaray Data: A: SYMPA, pensa inven Assumpte: [Pensamientoautonomo] Rv: [caminantes] EL PODER SINIESTRO DEL TERROR
patitofeo@??? escribió: Fecha: Sun, 7 Jan 2007 01:44:01 -0800 (PST)
De: patitofeo@???
A: caminantes@???
Asunto: [caminantes] EL PODER SINIESTRO DEL TERROR
PEGO ABAJO UN ARTICULO INTERESANTE:
León Rozitchner y las desapariciones en democracia
El poder siniestro del terror
Ante los casos de Julio Ángel Gerez y Jorge Julio López de quien no se
sabe nada desde hace más de cien días-, el filósofo habla del efecto
psíquico del resurgimiento de la figura simbólica del desaparecido.
También señala las consecuencias peligrosas de las conmemoraciones que
alumbran sólo el horror pero no profundizan en las causas que le dieron
lugar. "No se puede separar a la economía de los instrumentos y agentes
del terror que la hicieron posible", subraya. El subsuelo tenebroso del
Estado, el temor de los intelectuales y la vocación de fracaso de la
izquierda. La salida colectiva como única herramienta para superar al
miedo.
Ante los casos de Julio Ángel Gerez y Jorge Julio López de quien no se
sabe nada desde hace más de cien días-, el filósofo habla del efecto
psíquico del resurgimiento de la figura simbólica del desaparecido.
También señala las consecuencias peligrosas de las conmemoraciones que
alumbran sólo el horror pero no profundizan en las causas que le dieron
lugar. "No se puede separar a la economía de los instrumentos y agentes
del terror que la hicieron posible", subraya. El subsuelo tenebroso del
Estado, el temor de los intelectuales y la vocación de fracaso de la
izquierda. La salida colectiva como única herramienta para superar al
miedo.
- ¿Se sorprendió con las desapariciones de López y Gerez?
- En última instancia no debería extrañarnos, porque el desparecido sólo
es el extremo límite del quitar la vida a un ser humano. El gatillo fácil
es también un eufemismo macabro, aunque obsceno en su ironía, para
disfrazar el asesinato de cientos de niños y adultos cuyos autores,
policías, permanecen impunes y protegidos por la justicia. Lo que sí
extrañó es la vuelta de la figura simbólica del desaparecido, propia del
genocidio militar, y justo cuando se los está juzgando. La amenaza social
tiene allí un siniestro modelo para aterrar a la gente que resiste. Su
efecto psíquico es eficaz: al desaparecido tenemos que darle nuestra
propia existencia para poder imaginar su ausencia. Pero al ponernos en su
lugar se produce una extraña confusión: darle vida con tu propia vida para
llenar su ausencia hace que sea la tuya ahora también la amenazada. Al
ocupar imaginariamente el lugar de un resistente la amenaza de muerte
también te alcanza. Cada ciudadano ve reaparecer de nuevo el poder
siniestro del terror, y la sociedad vuelve a quedar aterrada. La libertad
que se ha ido ganando poco a poco vuelve de golpe a perderse.
- ¿Por eso prendió tanto la teoría del shock emocional cuando desapareció
López?
- La teoría del shock emocional, disfraz psiciologista de la tragedia, es
más tranquilizadora. Es una forma de no dar crédito a la realidad de un
país donde su sociedad vive la inquietud de una amenaza constante. La
propia familia de López no quería creerlo y esa negación expandida
contribuyó también a que la gente lo negara. Pero el miedo a las fuerzas
represivas que el Estado cobija se reaviva. Si hasta el concejal (Hugo)
Cantero, cuando fue el móvil policial a buscarlo porque habían encontrado
a su amigo Gerez, tuvo que llamar al gobernador (Felipe) Solá para saber
si era cierto, porque tenía miedo de subirse al patrullero y que también a
él lo desaparecieran. Las fuerzas que debieran protegerte son las que
pueden matarte. La magnitud de esta amenaza tiene una gravedad enorme:
cada uno se convierte en un blanco bajo la apariencia de vivir en
democracia, pero ésta sigue organizada por el modelo genocida.
- ¿ A qué tiene miedo usted?
- No sé, es medio difuso. Pero yo también estoy dentro del sistema. A mí
me corresponden las generales de la ley como a cualquiera. En ese sentido
no escapo a lo que todos sienten. También en los sueños nos persiguen