[Pensamientoautonomo] BOLETIN DE LA FOGATA - 26-01-09 - Año …

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Autor: La Fogata
Data:  
Para: pensamiento
Asunto: [Pensamientoautonomo] BOLETIN DE LA FOGATA - 26-01-09 - Año VI
La Fogata

            "La Página de los Compañeros"


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            NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS 








      POR LA APARICIÓN CON VIDA YA! DE JULIO LÓPEZ
       JORNADA NACIONAL DE PROTESTA Y MOVILIZACIÓN
      Marchemos de Congreso a Plaza de Mayo
      MIÉRCOLES 27 DE SEPTIEMBRE A LAS 17:30 HS.





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      Ante  la partida del Pelado Gorriarán 



      Por Luis Mattini


      La Fogata



                 Mi último encuentro político con  Enrique Haroldo Gorriarán  había sido en un café de París, si no me equivoco a principios de 1979, en una escena digna  del cine argentino de los cuarenta. Solo faltó que nevara en la ciudad luz para completar un tango. .  


               Ahora, ante su imprevista muerte, quisiera dejar mis impresiones sobre un hombre que, para bien y para mal, no pasó en vano por la vida y que fue parte insoslayable en la historia del PRT-ERP y de mi historia militante.  Un primer equívoco a saldar es la idea  que el Pelado y yo habríamos sido algo así como el agua y el aceite en las internas del PRT.   Cierto es que tuvimos un fuerte enfrentamiento en Europa,  cuando nosotros lo acusamos de actividad fraccional durante el período  de intento de reconstrucción en el exterior, pero es menester  ubicar las cosas en su contexto.  En esos momentos  de  acorralamiento y de impotencia para revertir la situación, la mayoría de las organizaciones se  vuelven hacia adentro, encontrando enemigos internos  como vías explicativas. Y nosotros, ni mi  grupo ni el del Pelado,  fuimos excepción y,  por supuesto,  ni todos lo "malos° estaban de aquel lado ni todos los "buenos"  de este, ni éramos todos totalmente "buenos o  malos¨".  Parte del equívoco es también considerar que el Pelado era el "militarista" y yo el "político".   Como he analizado en varias oportunidades, todos teníamos algo de militaristas  aunque no todos hayan tenido  la misma intensidad de contacto con las armas.   Incluso algunos que  por las circunstancias   nunca participaron en una operación armada  podían ser más militaristas  que los combatientes experimentados. 



      Mis diferencias con el Pelado no pasaban por militarismo o no militarismo sino  por la concepción de construcción política  y de la vida misma. La ruptura de 1978 reflejó eso claramente. Mientras él  acudía a los cuadros  probados  y experimentados yo llamaba a un congreso abierto.   En realidad ninguno de los dos tenía razón y a los hechos me remito,  no logramos el objetivo propuesto, pero ello no quita que  la conducta política posterior de los últimos veinte y pico de años de ambos revela que  esa diferencia  era real.    


                      El otro equívoco fue la cuestión  con respecto al censurable asalto a la base militar de  La Tablada  que él dirigiera con tan poco acierto en pleno gobierno alfonsinista. .     Yo  fui de los pocos que no  condenaron al Pelado  como "demente", "mesiánico" , "irracional", "agente de los servicios" , epítetos que  le endilgaron hasta muchos de sus seguidores y sobre todo admiradores  desilusionados.  Y no me  uní al coro de filisteos, entre otras  cosas porque, para mi entender, la paternidad de  La Tablada  está compartida  con  padres inconfesos  que en aquel momento  se relacionaban con las llamadas juventudes políticas, quienes de una manera u otra lo alentaron. La frágil memoria de este país olvidó rápidamente  los discursos incendiarios de los dirigentes de esas agrupaciones, acusando a Alfonsín de pusilánime,  mientras ofrecían  no se sabe qué ridículas brigadas cafeteras para enfrentar los alzamientos carapintadas.  Por eso es que la  sociedad argentina no tiene autoridad moral para juzgar  a los protagonistas del asalto al cuartel. Y es menester aclarar que si   remplazo  la categoría  "pueblo"  por  "sociedad"  es porque considero que no hay pueblo cuando no hay sujeto. Pero ese es otro tema.   Mi  desacuerdo  fundamental  con la acción de  La Tablada  excede  los fundamentos tácticos, de oportunidad o de legitimidad, de uso o no uso de la violencia.   Estoy convencido que el Pelado lo hizo creyendo salvar la democracia y yo estuve y estoy en desacuerdo en   arriesgar una sola vida por  esta democracia.  Esta democracia no vale un gramo de sangre joven porque ya se las cobra por sí misma a toneladas.  Para decirlo  utilizando categorías de la época, hoy perimidas,  en esa acción se  expresó  el "reformismo armado".   En cambio fui muy  crítico con él cuando   se presentó  como protagonista  en un  incalificable video  relatando en detalles impropios de un jefe guerrillero la ejecución de Somoza.   Califiqué esa  presentación televisiva, como una "Tablada mediática".   


      . .


      En todo caso lo notable  del Pelado, como de muchos   jóvenes de los setenta, es que dejó  sus supuestas juergas  en el Club Social de San Nicolás  (Noticia esta de la que no me hago cargo, solo  repito el  testimonio  de sus coterráneos)  para dedicarse a la revolución.   Y hay que reconocer que  puso el cuerpo y todas sus energías en eso  a punto tal de llegar  a  parecerse peligrosamente a  algo así como un  revolucionario profesional que, por suerte, no llegó a  alcanzar la categoría de amo liberador.          




      Cuando se realizó el V congreso del PRT el Pelado era ya un "pesado" con prestigio bien ganado. Había participado en  el Rosariazo  y  con su incorporación al PRT  efectuado un golpe comando espectacular de recuperación de dinero con el que se estaba financiando el propio Congreso.  Fue elegido vicepresidente y  con  tal mala suerte que  a la vez le tocó  para la defensa  una escopeta recortada.  Digo "mala suerte" pues  en su carácter  de vicetitular  del  evento,  debió  turnarse con el presidente, Luis Pujals, para dirigir las  deliberaciones y, como es natural,  no podía dejar el arma en un rincón  o calzarla  en la cintura como los que teníamos solo una pistola..  Me  es imborrable su figura  parada en el centro de  la sesión  sosteniendo la incómoda escopeta mientras señalaba  con el dedo a quien le tocaba hablar.  No pretendo hacer  freudianismo de entrecasa  sino  grabar una de las tantas escenas  jocosas de  aquel  encuentro.  


      En el congreso se destacó por su silencio.  Solo usó de la palabra practicamente   para ordenar el debate  y  su única propuesta fue  la de una sigla diferente para  la fuerza militar,  elección  en la que  salió favorecida la moción  de  Arancibia con las siglas ERP.     Hay que recordar que después  de la llamada "revolución ideológica",  previa al este congreso, en el PRT se consideraba  al silencio  como una de las virtudes máximas, una supuesta expresión de la " modestia proletaria"   frente al "charlatanerismo pequeño burgués". Los obreros cordobeses  se encargarían de  demostrar que, o bien este criterio era un burdo prejuicio, o  bien ellos eran unos pequeño burgueses.         




      No  lo volví a ver hasta   fines de 1972   en la primera reunión   del Comité Central  de inmediato al regreso de Santucho después de los  dolorosos  acontecimientos de Trelew.   Fué una reunión durísima en donde el prestigio y la energía de Santucho  se impusieron. El Pelado  casi no abrió la boca en todo el desarrollo. Sentado en el suelo, como muchos otros, casi en un rincón, pasaba desapercibido  a pesar  de ser  el máximo jefe  del estado mayor del  ERP y seguir   teniendo  enorme prestigio interno   aumentado por su papel importante en la fuga del penal de Rawson.    Hay que decir también que Gorriaran tenía modales de caballero, era un tipo buen mozo,  correcto  y amable aunque a veces no le salía bien el gesto.    En ese tiempo, para mucha gente el Pelado sería el  reemplazante natural de Santucho. Sin embargo  Roby, ya había decidido por   Benito Urteaga, también oriundo de San Nicolás,  como su hombre de mayor confianza.      Desde luego que esto  se manifestaba de hecho, no de derecho, puesto que formalmente, en los organismos colegiados solo había un secretario general y los demás éramos pares  Hay que señalar, no obstante,  que en ese momento  Roby  hacia descansar todo el peso de la reconstrucción de la fuerza militar en la jefatura de Gorriarán. De todos modos el Pelado tenia  también importantes responsabilidades políticas  además  de su participación en el Buró Político. Tuvo,  por ejemplo, la  no fácil tarea de reconstruir la regional Buenos Aires que había quedado desbaratada durante la "desviación militarista" entre 1972 y 1973.   Militó   un largo tiempo en los frentes fabriles de Córdoba, más  adelante realizó trabajos entre los campesinos  tucumanos  como  apoyo a la  guerrilla. Con esto quiero señalar que  no era un simple "fierrero" como se lo pinta, ni el menos experimentado  de los  demás   compañeros del Comité Central.  Porque así como el Pelado era el mito del "fierrero" estaban los mitos  "de masas" supuestos  cuadros históricos  cuyo contacto con el proletariado y el campesinado -incluso alardeando de conocer dos o tres frases en quichua- les  otorgaba  palabra  inapelable.   Parecía como si en el noroeste argentino no existiera la burguesía ni la pequeña burguesía.



      También  se ha chicaneado injustamente  con la supuesta falta de  "cultura" de Gorriarán, lo cual , dicho sea de paso, para la  ecatología perretiana era más un mérito   que una falencia.   El Pelado  había sido  estudiante de economía y  en ese tema dominaba más que en otros, pero no sólo porque hubo  cursado por lo menos  parte la carrera, sino porque su mentalidad  cartesiana  se ajustaba a esa  disciplina.  Por eso  cuando Maria Seoane -no por casualidad también ex estudiante de economía-  en "Todo o Nada"  ironiza  haciéndose eco de un testigo que cuenta que  supuestamente el Pelado  no  podía pasar la primera página de la Fenomenología del Espíritu de Hegel,  no hace más que demostrar su propia estrechez  intelectual.  Estoy seguro que,  de no haberse dedicado a la revolución,   Gorriarán  hubiese sido uno más de  las decenas de economistas, (liberales o marxistas) verdaderos "fierreros" mentales aunque sean pacifistas, con sus  dificultades para entender la dialéctica,  menos aún la política.  


      Militamos más de un año en el Buró Político con una relación de cotidianidad, primero con sede en la ciudad de Córdoba, luego nos trasladamos a Buenos Aires.   El Pelado continuaba con su estilo parco. Solía  lanzar alguna frase lapidaria tras algún informe de problemas internos: "Cada vez quiero más a Stalin". Cuando hablaba se dirigía a los demás mirando de frente  con su ojos azules penetrantes,  con un deje de ironía en la expresión.  Podía tener algunas salidas  ocurrentes, algo ácidas, pero siempre  más menos juiciosas.  


      Dificilmente manifestaba  alguna duda  y menos aún contradecía  ni a   Santucho ni a  los cuadros "consagrados", sea porque el Roby  demostrara especial confianza  o por  ser "proletarios" o simplemente "probados". Siempre percibí en él una actitud de autoconstrucción, una  represión de  sus íntimos sentimientos   que producía  cierto chisporroteo con personalidades tan  espontáneas  como las de Domingo Mena o Rogelio Galeano.  Es verdad que esa era una pauta de la época y particularmente del PRT, mayor aún en sus estructuras dirigentes. Pero en Gorriarán  al igual que en el negrito Fernández era especialmente marcado.   Precísamente por esa característica nunca tuvimos entre él y yo un enfrentamiento político. Siempre mantuvimos una relación de cordialidad  o quizás sea mejor decir  fría cortesía.  Sin embargo yo  tenía la sensación  que el Pelado no las iba conmigo y más bien se reservaba opinión, por así decirlo. A mi vez   me chocaba su mecanismo lógico-análitico  que le impedía "volar" la imaginación     




      Cuando  Santucho presentó el plan de ataque  a la base de Azul en el corazón de la provincia de Buenos Aires, en 1974, Gorriarán, quien sería  el jefe del mismo, no hizo observaciones  de importancia. Años después me confiaría que  él fue al frente sin estar convencido  por no oponerse a la autoridad de Santucho.   Esto debía de ser verdad y explica los  errores de  conducción durante la operación que le costaron  el relevamiento de la responsabilidad de jefe del ERP.   Porque a  corto tiempo de lanzadas las unidades de ataque, Gorriarán perdió el control sobre la operación y  ordenó  la retirada,  al parecer  prematuramente,  con el agravante que no verificó fehaciéntemente que los distintos grupos de ataque hubieran recibido y cumplido la orden.    Santucho había insistido en dirigir él personalmente la operación pero  no lo dejamos amparados  en  la resolución del Comité Central que le impedía participar directamente en  acciones militares en las ciudades.   Pero como era muy tozudo le concedimos  una aproximación  al teatro  de la acción  para recibir el regreso del jefe  supuestamente después de la retirada victoriosa.  Precisamente yo le  llevé  con mi coche esa noche y nos  estacionamos  en   un cruce de carreteras, del  que  no recuerdo el nombre,  a medio camino entre Buenos Aires y Azul.   El Pelado debía pasar por ahí y detenerse para  contactarnos.     Lo cierto es que  estuvimos con el Roby hasta la madrugada esperando y no lo vimos pasar.   Regresamos y  al otro día nos reunimos en Buró Político con  el Pelado.  Santucho estaba   muy enojado  y por lo menos una hora la pasamos dilucidando las causas por las cuales no nos  habíamos encontrado en el cruce de caminos.  Mientras tanto llegaban los informes: el grupo de Molina, que tenía cierta  autonomía por el tipo de misión, había tomado prisionero  al jefe de la base y se  retiró en orden. El grupo de Santiago   había penetrado en profundidad en  el cuartel   y combatido durante horas sin recibir orden de retirada. Puede decirse que cuando se cansaron de  tirotearse se marcharon también en orden.  El   problema se había dado en el grupo principal de choque a cuyo frente iba Gorriarán al   encontrar una inesperada y fuerte resistencia.   En todo caso  puede decirse que  el problema fue que el Pelado, no supo  reaccionar frente a lo inesperado   y perdió el control de la operación  dando por  derrota lo que  podía haber sido  posibilidad  de victoria. 



      La reunión fue muy tensa, Roby  era demoledor  en las recriminaciones y el Pelado recibía los golpes estoicamente.   Reconocía que se habían cometido errores y asumió toda la responsabilidad, como me diría después,  más  por  hábito partidario  que  por convicción.  Domingo Mena era el más duro y consideraba que  correspondía el relevamiento y sanciones.  Benito Urteaga  miraba fijamente atuzándose el bigotillo. Yo dije, con  intencionada ironía, debo confesarlo, que por mucho menos que eso Stalin mandaba a los generales a Siberia.  Santucho, después de su  implacable critica,  relativizó las cosas  asumiendo parte de la responsabilidad colectiva  puesto que  de un modo u otro estábamos aprendiendo y se limitó a proponer el relevamiento del jefe sin más sanciones que destinarlo a  tareas políticas para que el contacto con las masas "contrarrestara las tendencias subjetivas"   Formalmente no fue una sanción sino un simple  cambio de jefatura.




      A partir de ahí  lo veía menos seguido  aunque como miembro del Buró Político seguía su trayectoria por los informes  y las decisiones que se tomaban al respecto.  Una acción  notable dirigida por él  fue el rescate de un grupo de compañeras, entre ellas la suya, prisioneras en la cárcel del Buen Pastor de Córdoba.   Según cuentan se llevó a cabo impecablemente  y con una escena del  cine romántico,  cuando El Pelado arrancó la verja que estaba a cierta altura con un camión. Su compañera  se paró al borde y gritó ¿Qué hago, me tiro?  ¡Tirate! respondió el Pelado y la recibía en los brazos.   


                      A los pocos meses, militando en Córdoba el Pelado  tomó un decisión  arbitraria  sin respetar los órganos partidarios y entonces sí fue  sancionado  con publicación en el boletín interno.  El aceptó la sanción e incluso  publicó una carta en el B.I.  de disciplinamiento.  Bien es cierto que siempre quedó la duda sobre la sinceridad de  esa declaración.    .    




                      El tiempo pasó  y Gorriarán   cumplió distintas tareas   en diversos puntos del país hasta que finalmente -después de la derrota de Monte Chingolo en donde él no participó- a propuesta de Santucho  fue  incorporado al  estado mayor del flamante batallón de Buenos Aires.  El 18 de julio de 1976, la víspera de su muerte, Santucho, entre otras recomendaciones, nos decía  que  había  que tener en cuenta al Pelado pues venía  mejorando  mucho y que podía  reforzar los órganos dirigentes, sobre todo en esos momentos de creciente debilidad por la represión. Más influido por este  juicio de Santucho que por mis propios conocimientos y atenazado por la necesidad de cuadros,  es que  al asumir la dirección máxima del PRT-ERP en reemplazo de Roby, propuse   incorporar a Gorriarán   al nuevo Buró Político y así se inició una etapa  de dos años de trabajo juntos, la mayor parte del mismo fuera del país.   Aquí es donde empecé  a conocerlo más a fondo.




          El Buró Político decidió  que viajáramos  a Cuba para lograr  preparación  para el próximo auge de masas que esperábamos para fines  de la década del setenta.   Lo hicimos  vía Italia, país en la que ya teníamos una pequeña infraestructura.  Naturalmente viajamos separados y yo le dí  una cita para nuestro encuentro  en Roma:  "te espero al pie de ese arco del triunfo que está a lado del Coliseo",   El pelado llegó a Roma y  después me contó que al  buscar el arco   pensó: "Este Luis está en pedo: ¿Qué arco del triunfo puede haber aquí si los tanos nunca ganaron una guerra?"  Desde luego  yo sabía que el famoso  Arc du Tryunph" estaba en París, pero había llamado "arco del triunfo" al Arco de  Constantino  que conocía sólo por fotos  porque, como es sabido, todos los emperadores  romanos hacían construir  un arco al regreso de sus guerras triunfales. .  El chiste no tiene mucha gracia si uno no advierte que el Pelado, cuestionando con ese ácido humor  la historia  bélica de los italianos,  no podía quejarse que lo llamaran militarista


      El asunto es que en esos días compartíamos vivienda y vivencias y, desde luego, la oportunidad de hablar en forma más suelta de los problemas del Partido.  Viajamos a Praga en donde tuvimos diez  días y una larga entrevista con un miembro de la dirección del Partido Comunista Cubano que nos llamó la atención sobre  nuestra tendencia a  a no detenernos a mirar que estaba pasando.   Parecía como si cada día tuviéramos más acuerdos sobre la situación y lo que había que hacer.   El Pelado no demostraba  competencia alguna por la función   que yo  sustentaba como continuidad orgánica de la dirección creada por Santucho.   Nos  abrimos a  nuestros íntimos pensamientos  y allí me confió  sus dudas,  cosa que  actuó muy favorablemente en mi consideración hacia él.  Al fin de cuentas era humano y no esa imagen de bronce que se había construido  o  que le habían armado  alrededor suyo. 


                       Se realizó la reunión del Comité Ejecutivo de Abril en Roma,  en la vía Crescencio.  Desde la ventana de la casa  en que sesionábamos podía verse la cúpula de la Catedral de San Pedro en el Vaticano, todo un símbolo.   En ese evento el Pelado participó como nunca lo había hecho  y  se unía al entusiasmo colectivo  que restablecía ese optimismo que caracterizó toda la trayectoria del PRT_ERP, aún en las peores circunstancias.  "Persistir y vencer" había sido la vital consigna  que dejaba la herencia de Santucho  sin que nadie  se percatara que suplantaba  la muy latinoamericana  "Patria o muerte" , "Victoria o muerte"  o  "A vencer o morir".



      Después el Buró  Político se instaló en Madrid  en un plan de reconstrucción que duraría de cuatro a seis meses, según lo planeado. Un trio dirigente regreso a Buenos Aires con las resoluciones del Comité Ejecutivo y la misión de replegar aún más las fuerzas hacia el movimiento social  dosificando la acciones militares  guerrilleras.   Yo viajé a Cuba para completar la misión  que había originado la salida del país  y  en  ese lapso se dieron los golpes represivos en Argentina que destruyeron los restos  organizados del PRT-ERP.   El Buró Político estaba dividido en dos y dos por la forma que se enfrentó   la ola represiva  anunciando la ruptura. 


       A esta altura de estos recuerdos sería ocioso  relatar los  hechos que llevaron a la ruptura. Había una causa de fondo  que no se hacía  conciencia en ninguno de nosotros, causa de causas, por jugar con las palabras y que engendró   un  microclima  magistralmente expresado por Rolo Diez  en su novela "Los Compañeros" y que reproduzco a continuación:




         "De a poco se ha  ido dando cuenta de que han caído en una trampa.  El diversionismo ideológico se servirá en el desayuno, tenderá sus dulces emboscadas, ofertará sus halagos en la feria. Las diferencias  comenzarán a llamarse actividades contra la dirección, el paso siguiente  consistirá en llamarlas actividades contra el partido. La desesperación cerrará su círculo: Hija de la impotencia  engendrará la intolerancia, la persecución. Caminarán su calle sin salida, repetirán sus mismos pasos, las palabras heladas, las sentencias. Encontrarán el enemigo en el espejo. Quemarán su bruja a medianoche y no podrán dormir."  .            




      Y en efecto,  la ruptura, producida en el fondo por la impotencia de no hallar  el camino de retorno simbólico y  concreto a la lucha en el país,  se produjo a fines de 1978 . Mi último encuentro con el pelado fue, como dije al empezar, en  Paris.   La zarzuela se había convertido en sainete.   


      Yo y la mayoría del Buró Político funcionábamos en Madrid  y habíamos llamado al VI Congreso del PRT.    Gorriarán con la mayoría del CC se había  atrincherado en Paris  y  en principio  impugnaban dicho llamado pero a fin de cuentas se avinieron a participar del mismo siempre que se convinieran las reglas.   Al mismo tiempo ambas facciones recorríamos los grupos partidarios   haciendo proselitismo interno y por supuesto, acusando a la otra parte de las peores herejías en el sistema de creencias del PRT.   La principal, claro está, el abandono de la lucha armada como forma principal de lucha, manifestación inequívoca del "reformismo".  Naturalmente, más allá  de las mejores intenciones de todo el mundo, más allá del alto grado de alienación del conjunto, había algún que otro piantado .   Y  con el grupo de Gorriarán había uno particularmente singular:  Jorge Masetti  quien disfrutaba de un apellido histórico  y que en un momento propuso a su grupo  matar a Luis Mattini para  acabar con su influencia  reformista.   Como de este lado tampoco faltaba algún chiflado   medio se lo tomó en serio  y se dio la paradoja de custodiar al secretario general más por  temor a una agresión interna  que por  miedo a los servicios de seguridad de la dictadura  que actuaban en el extranjero.  




      Por eso es que la reunión  con el pelado en  Paris fue mucho más cómico que lamentable.    No recuerdo bien  como se  eligió  el Café del encuentro, pero seguramente que mi equipo verificó el lugar.  Lo cierto es que yo ingresé acompañado de Julio Santucho  y ya mi "custodia" había tomado posiciones.  Recorrimos el Café  con la mirada y no vimos la supuesta custodia del Pelado. Al rato llegó acompañado por el Cuervo, compañero que  se había iniciado en la lucha armada en Rosario junto con él, gran organizador de eventos.   Se sentaron frente a nosotros y comenzamos a  tratar  el asunto. Parecía una mesa de juego. El problema es que yo no sé jugar al pocker y el Pelado demostró ser experto.  Sin embargo, ahora a la distancia, puede verse que esa reunión puso  en evidencia que el PRT - ERP ya estaba muerto, sólo firmábamos el certificado de defunción. 




      Ahora, ante su partida definitiva, pienso -como Miguel Benasayag-  que yo no sé si el Pelado quería y luchaba por la misma sociedad que quiero y lucho yo, pero sí es seguro que siempre peleó contra la misma sociedad que yo peleo, y puedo decirle con el corazón y sin rencores: Hasta la victoria siempre. 





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      "La multitud es ambivalente: es solidaria y es agresiva"  


      Paolo virno, una vision de los movimientos sociales, desde el autonomismo obrero italiano  
      El filósofo italiano concedió esta entrevista a Página/12 una semana antes de arribar al país. Virno señala que la derrota de Berlusconi en Italia dejó intacta su base de poder y que los gobiernos progresistas de América latina "no son buenos en sí mismos, sino por los eventuales espacios que les permiten abrir a los movimientos sociales".  


      Por Verónica Gago    


      En su primera visita al país, la semana próxima llegará a Buenos Aires el filósofo italiano Paolo Virno. Con cuatro presentaciones públicas en Buenos Aires y Rosario, Virno expondrá las tesis de su nuevo libro, Ambivalencia de la multitud (Tinta Limón, 2006), que adelanta en este diálogo con Página/12 desde Roma. Su nombre, sin embargo, es conocido en estas tierras desde hace algunos años. Después de las jornadas de diciembre del 2001, en medio del calor de asambleas, piquetes y cacerolas, Virno dijo que veía en los acontecimientos argentinos en marcha la acción de una "multitud": es decir, un nuevo sujeto que -a diferencia del "pueblo"- huía de las formas de representación política clásicas, desconfiaba de toda consigna de unidad y se resistía a la obediencia. Virno, incluso, señaló una línea de continuidad entre los sucesos argentinos y las protestas de Seattle (1999) y Génova (2001). Varios intelectuales argentinos reaccionaron y contestaron, prolongando el debate sobre cómo nombrar esa anómala politización callejera que recorría distintas ciudades del país. Sin embargo, esa experiencia multitudinaria parece haber perdido fuerza en los últimos años, tanto en Italia como en la Argentina. Fue así que las preocupaciones más recientes de Virno se volcaron a entender ese repliegue que muchas veces tomó la forma de una autodestrucción de lo que se había creado y conquistado o que, en otras ocasiones, se tradujo en un aislamiento y marginalización de lo que en algún momento había sido una novedad política radical. Contra un optimismo antropológico -principal vicio de los años '70, según Virno-, incapaz de pensar lo "negativo" o el mal inherente a los hombres, el filósofo italiano se ha dedicado ahora a precisar la "ambivalencia" de esa multitud. Siguiendo la línea de su investigación sobre la expansión de lo que él llamó los "sentimientos del más acá" (como el cinismo, el oportunismo y el miedo), la ambivalencia de la multitud pretende entender la complejidad del momento político actual para los distintos movimientos y pensar la oscilación entre lo negativo y lo inventivo en la que se mueven esos "muchos" que ensayan formas de vida más allá del Estado y de su decisión soberana. Este tono de su interrogación, según Virno, se debe a la necesidad de encontrar categorías que estén en condiciones de asumir toda la realidad de lo negativo, en lugar de ocultarlo o excluirlo. Porque, como explica a Página/12, "el hombre no es un animal bondadoso, pero esto no es un buen motivo para conservar el Estado, es un buen motivo para abolirlo".  


      Paolo Virno nació en Nápoles en la década del '50, pero su juventud la vivió en Génova, donde fue marcado por las revueltas del '68. Luego su familia se mudó a Roma y entró en contacto con los grupos que protagonizaban la corriente del marxismo obrerista italiano. Fue así que inició su militancia en Poder Obrero, la primera organización obrerista de masas a nivel nacional, de tendencia neoleninista, cuya acción se orientaba hacia las fábricas y las universidades. Desde entonces su vida política siguió la ruta de las grandes automotrices del Norte italiano: la Alfa Romeo en Milán y la FIAT en Turín. El grupo se disolvió en el año '73 pero, junto a otras personas que provenían de esa misma experiencia, Virno fundó una revista llamada Metrópoli para dedicarse a entender qué era lo que estaba cambiando en las formas del trabajo y en las subjetividades obreras a fines de aquella década, cuando ya se extendía el empleo precario, temporario y tercerizado. Es por esto que Virno suele repetir que "el posfordismo empezó en Italia". En 1979, en el marco de la operación represiva en contra del movimiento social y político italiano, Metrópoli como revista fue criminalizada cuando apenas había salido su primer número. Virno y sus compañeros fueron encarcelados junto a otros militantes del llamado "juicio 7 de abril", donde también fue juzgado Toni Negri. Luego de tres años de cárcel preventiva, lo condenaron a otros doce con el cargo de asociación subversiva y constitución de banda armada. Pero tras una apelación, Virno fue absuelto en 1987.  


      -Dentro de la corriente del marxismo autonomista italiano, ¿cuáles serían los elementos que siente más productivos hoy para su pensamiento?  


      -Tres elementos sobre todo. El primero es la crítica radical a la idea de "progreso", una crítica que ha continuado y profundizado la tesis de Walter Benjamin sobre el concepto de historia. Para el "progresismo" el futuro es superior al presente, el cual es concebido siempre y sólo como una "etapa preparatoria". Para el marxismo obrerista italiano, en cambio, es decisivo el presente, el "aquí-y-ahora": porque cada presente es el momento justo para transformar de raíz las relaciones sociales, porque cada aquí-y-ahora puede conectarse con las revueltas del pasado y reactualizarlas. El segundo elemento productivo es, tal vez hoy más que nunca, la valorización de la idea marxiana de "intelecto general", de "cerebro social". El saber y la comunicación -el intelecto general, precisamente- han devenido la principal fuerza productiva: si es así, el trabajo asalariado, bajo patrón, forzosamente se presenta ahora como un costo social excesivo, como una barbarie injustificada. El tercer elemento es la pasión por todo eso que de único e irrepetible tiene la vida de un ser humano singular. En el fondo, el marxismo autónomo italiano ha sido, y sigue siendo, una forma refinada de individualismo. Su fuerza está en comprender que el individuo no está presupuesto ya como dato -como sostienen los liberales-, sino como resultado complejo de un proceso de individuación cuya base es un conjunto de experiencia común y compartida. Simplificando: sólo en lo colectivo puede enfocarse, y valorizarse a pleno, la propia singularidad.  


      -¿Cómo se relaciona esta tradición con la filosofía del lenguaje con la que usted trabaja actualmente?  


      -La filosofía no ha hecho más que reflexionar sobre uno u otro aspecto del lenguaje verbal. Por ejemplo, sobre el poder típicamente humano de decir lo falso. O sobre nuestra capacidad de negar cualquier estado de cosas, incluso la evidencia perceptiva. O de usar la expresión "es posible que". Aristóteles, Hegel, Heidegger y Wittgenstein no han hecho más que proponer interpretaciones divergentes de la negación, de la modalidad de lo posible, de los pronombres demostrativos y de otras prerrogativas típicas de un "animal que tiene lenguaje". Lo mismo vale para la filosofía política: Hobbes ha escrito que la "lengua del hombre es una trompeta de guerra y de sedición". Desde mi punto de vista, lo importante es ocuparse del lenguaje siendo nosotros materialistas. Esto significa entender el lenguaje como un elemento de nuestro cuerpo, como eso que vuelve a plasmar los instintos y las pulsiones. Somos un cuerpo de palabra. Y son cuerpos de palabra aquellos que trabajan y luchan contra el trabajo como subordinación, aquellos que proyectan otras y más satisfactorias formas de vida. Suscribo una frase que parece de Deleuze pero que en realidad es de Aristóteles: "Un deseo que piensa es un pensamiento que desea, esto es el hombre".  


      -Alguna vez dijo que Negri y Hardt se apuraron al definir el Imperio porque lo hicieron en la época de Clinton y luego debieron hacer malabares para explicar a Bush. ¿Qué actualidad cree que tiene hoy la noción de Imperio? ¿Cómo cree que se desarrolla el Imperio en estos años?  


      -Creo que los Estados Unidos han vencido la guerra fría porque han puesto en el centro el proceso de la producción del "intelecto general", esto es: el saber y la ciencia. Pero no me parece que haya surgido una nueva forma política que esté a la altura del intelecto general. Existe un hiato entre producción y política al interior del capitalismo posfordista. La imagen del Imperio ha sido útil para indicar cuál es el problema, pero no todavía para nombrar una solución ya obtenida. La verdad es que no hay aún un nuevo orden político a escala mundial. Existen decenas de nuevos órdenes productivos, pero no un nuevo orden político. La cuestión de traducir en instituciones políticas el intelecto general -esto es: la nueva cooperación del trabajo basada en el saber- queda pendiente también para los nuevos movimientos. La investigación está abierta para ambos contendientes: ambos -el capitalismo posfordista y los movimientos globales- buscan, en modos diametralmente opuestos, acuñar categorías políticas que se sitúen más allá de la democracia representativa. Si con "Imperio" se quiere decir que el capitalismo posfordista ha encontrado su forma política, entonces no estoy de acuerdo con el concepto de "Imperio".  


      -¿En qué sentido habla en su último libro de una negatividad de la multitud? ¿Cuál es el origen de esta reflexión?  


      -La multitud es ambivalente: es solidaria y es agresiva; está inclinada a la cooperación inteligente, pero también a la guerra entre bandas. La multitud es una categoría que se corresponde a la situación histórica (el capitalismo posfordismo, la globalización, etc.), en donde todos los rasgos distintivos de la naturaleza humana han ganado una inmediata relevancia política. Pero lo naturaleza humana no está eximida de aspectos agresivos, de pulsiones destructivas y autodestructivas. La multitud contiene en sí también estos aspectos y estas pulsiones. La cuestión verdaderamente importante es que la multitud puede, o mejor, podría contener y mitigar la "negatividad" de la naturaleza humana sin pasar por esa máquina de violencia que es el Estado. El problema no es la "negatividad", sino el modo de gobernarla. Se podría decir, con un slogan: el hombre no es un animal bondadoso, pero esto no es un buen motivo para conservar el Estado, es un buen motivo para abolirlo.  


      -¿Se trata de una antropología pesimista?  


      -La reflexión sobre la negatividad, sobre el mal, no nace de un juicio pesimista sobre el presente, de una desconfianza en los nuevos movimientos. Al contrario, es la madurez de los tiempos la que impone esta reflexión: hoy es concebible una esfera pública por fuera del Estado, más allá del Estado. Esto significa que es totalmente realista construir -en las luchas sociales- instituciones que ya no tengan como jefe al "soberano", que disuelvan todo "monopolio de la decisión política". Estas instituciones posestatales deben ofrecer de distintos modos -y resolver de distintos modos- el problema de cómo mitigar la agresividad del animal humano, su carga (auto)destructiva. Es la actualidad de la superación del Estado la que vuelve imperiosas preguntas como éstas. Y repito: no es precisamente una injustificada melancolía por el curso del mundo.  


      -Pero sí el abandono de la idea de que la multitud es una figura absolutamente positiva...  


      -Pensar que la multitud es absoluta positividad es una tontería inexcusable. La multitud está sujeta a disgregación, corrupción, violencia intestina. Por otro lado, sus primeras manifestaciones no suelen ser exaltadas: en los años '80 -mientras el fordismo entraba rápidamente en crisis- las nuevas figuras del trabajo social se presentaron con rasgos "desagradables": oportunismo, cinismo, miedo. Si el nuestro es un éxodo que nos conduce más allá de la época del Estado, no podemos no tener en cuenta la negatividad inscripta en la multitud -acordémonos de la violencia sobre los más débiles que fue verificada en el estadio de Nueva Orleans donde estaban refugiados los "muchos" que no tenían los medios para escapar del ciclón Katrina...-, son necesarias categorías diferentes a las dialécticas y nociones distintas, por ejemplo, de aquella de "antítesis". De acuerdo. Pero necesitamos categorías que estén en condiciones de asumir toda la realidad de lo negativo, en lugar de excluirlo o velarlo. En este nuevo libro propongo las nociones de "ambivalencia" y de "oscilación". Y también un uso no freudiano del término freudiano "siniestro". Freud dice que lo que nos aterroriza es precisa y solamente aquello que, en otro momento, tuvo la capacidad de protegernos y tranquilizarnos. Así, esta duplicidad de lo siniestro puede servir, tal vez, para decir que la destructividad es sólo un modo "otro" de manifestarse de aquella capacidad que nos permite, por otro lado, inventar nuevos y más satisfactorios modos de vivir.  


      -¿Qué queda presente hoy del movimiento post-Génova?  


      -Todo y nada. Todo si se piensa en los sujetos sociales que le dieron vida a las jornadas de Génova. Sujetos que representan la complejidad de la sociedad posfordista: migrantes, trabajadores precarios, intelectuales de masa, voluntariado, izquierda sindical. Estos sujetos no se volvieron a su casa, no están resignados. Pero por otro lado, de Génova no queda nada: ni los fórums sociales que nacieron en todas las ciudades en los meses sucesivos a las batallas en las plazas, ni la gran unidad entre fuerzas políticas diversas, ni la capacidad de influenciar y condicionar un partido con representación en el Parlamento como Refundación Comunista. En el último año, hubo tentativas de recomenzar desde el principio, de luchar por nuevos senderos. Por ejemplo, hubo luchas significativas en la universidad. El problema es pasar del nivel simbólico-mediático de Génova a la capacidad de organizar realmente el trabajo precario, individualizando formas de lucha hasta ahora inéditas.  


      -¿Cómo pensar entonces esa negatividad sin que implique un escepticismo?  


      -Verdaderamente "escéptico" sobre la suerte del movimiento internacional me parece ser aquel que pinta la multitud como "buena por naturaleza", solidaria, inclinada a actuar en armonía, ausente de toda negatividad. Quien piensa así, ya se ha resignado a reducir al movimiento new global a fenómenos contraculturales o mediáticos, a su metamorfosis en un conjunto de tribus marginales, incapaces de incidir realmente sobre las relaciones de producción. Reconocer el "mal" de la -y en la- multitud significa enfrentarse con las dificultades inherentes a la crítica radical de un capitalismo que valoriza a su modo la misma naturaleza humana. Quien no reconoce este "mal" se resigna al peligro de hacer vivir al movimiento por debajo de sus propios medios.  


      -¿Cree que las instituciones posestatales son un horizonte posible para los movimientos sociales?  


      -Pongámonos de acuerdo con el uso de la palabra "institución". ¿Es un término que pertenece exclusivamente al vocabulario del adversario? Creo que no. Creo que el concepto de "institución" es decisivo, también para la política de la multitud. Las instituciones son el modo en que nuestra especie se protege del peligro y se da reglas para potenciar la propia praxis. Institución es, por lo tanto, también un colectivo de piqueteros. Institución es la lengua materna. Instituciones son los ritos con los que tratamos de aliviar y resolver la crisis de una comunidad. El verdadero desafío es individualizar cuáles son las instituciones que se colocan más allá del "monopolio de la decisión política" encarnado en el Estado. O incluso: cuáles son las instituciones a la altura del "intelecto general" del que hablaba Marx, de aquel "cerebro social" que es, al mismo tiempo, la principal fuerza productiva y un principio de organización republicana.  


      -¿Qué significó la derrota de Berlusconi en Italia?  


      -Algunas cosas buenas en política exterior: mayor distancia de la administración estadounidense, el intento de hacer jugar un rol autónomo a Europa, en primer lugar en Medio Oriente. En el plano de la política económica, en cambio, el centroizquierda es temible: al precedente gobierno de Prodi se deben algunas de las peores leyes en temas de "flexibilidad" del trabajo. Por otro lado, es necesario considerar que Berlusconi ha perdido por un soplo, conservando casi intacto su electorado. El bloque social del partido-empresa no se ha erosionado. El "berlusconismo" después de Berlusconi tiene el riesgo de durar todavía más; e incluso de ejercitar una cierta hegemonía cultural sobre una izquierda enamorada de Tony Blair.  


      -Hoy se discute mucho sobre los gobiernos así llamados "progresistas" de América latina. ¿Cuál es su opinión a la hora de caracterizarlos?  


      -He leído y escuchado opiniones muy diversas sobre la cuestión de los "gobiernos progresistas". Opiniones muy favorables y muy críticas. Estoy lleno de preguntas, sin ninguna convicción definida. Creo que los "gobiernos progresistas" latinoamericanos, un poco como el de centroizquierda italiano, juegan un rol importante, como signo de contradicción y como una suerte de espina clavada en un costado, en el plano de las relaciones internacionales. Pero pienso también que, en el plano de las relaciones de fuerza entre las clases, estos gobiernos no son un bien en sí, sino sólo por los eventuales espacios que su existencia abre para los movimientos de base, en forma de contrapoderes territoriales. Quiero entenderlo mejor, leer y escuchar.  


      Actividades en Argentina   


       Viernes 29 de septiembre - 19 hs.  


      Conferencia: "Intelecto general, lenguaje y biopolítica".  


      Facultad de Filosofía y Letras, Puan 480, aula 108  


      Lunes 2 de octubre - 19 hs.  


      Conferencia: "Negatividad de la multitud y lógica de la innovación".  


      Biblioteca Nacional, Agüero 2502, auditorio J. L. Borges  


      Jueves 5 de octubre - 19 hs.  


      Conferencia: "Por una historia natural, reseña de la polémica entre N. Chomsky y M. Foucault".  


      Flacso, Ayacucho 551.  


      Sábado 7 de octubre - 18 hs.  


      Conferencia: "Negatividad de la multitud y lógica de la innovación".  


      Facultad de Psicología de Rosario (Sede Anexo: Corrientes esq. Ituzaingo)  




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