Palestina
"No se trata de enfrentamiento, sino de una masacre"
por Michael Warschawski
Desde hace una decena de días (el post está escrito el 10 de junio-ndt),
los enfrentamientos, como definen indecentemente los
mediosinternacionales a los disparos de balas reales de los
francotiradores israelíes contra manifestantes palestinos no armados en
la frontera de Gaza, se han calmado. Que los Netanyahu y Lieberman no
gritendemasiado pronto victoria: la razón principal de esta calma es el
ramadán, mes en el que la gente musulmana vive largas horas de ayuno al
ralentí. Tras el ´id que cerrará este mes, las manifestaciones
recomenzarán, y, sin duda, la masacre.
No, no se trata de enfrentamientos, sino de una masacre: soldados bien
protegidos en posiciones defensivas disparan -a menudo con fusiles con
visor- sobre decenas de miles de hombres, mujeres y niños que se
manifiestan con las manos desnudas detrás de un sistema de cierre
electrónico de más de cincuenta metros de ancho, un sistema de cierre
que hace de Gaza la mayor prisión del planeta.
En un solo día, el funesto 14 de mayo, sesenta manifestantes fueron
asesinados por los soldados israelíes (que no tienen ni un solo herido):
masacre es por tanto la palabra que corresponde y quienes, como Le
Figaro, hablan de “enfrentamientos sangrientos” se convierten con ello
en cómplices de este verdadero crimen contra la humanidad.
Se podría esperar del Presidente palestino Mahmud Abbas que lo
denunciase ante el Tribunal Penal Internacional para que se llevara ante
él a los dirigentes políticos y militares israelíes… pero el odio
que tiene a Hamás, que, no olvidemos, derrotó holgadamente al Presidente
en las últimas elecciones, se ha trasladado a los dos millones de
residentes palestinos de la Banda de Gaza, como si, después de su voto,
no fueran ya sus conciudadanos.
Que a la clase política israelí no se le haya oído ni al menos un
murmullo de indignación no nos sorprende: hoy está totalmente a la
derecha, esté en el gobierno o en la oposición, y ni siquiera el
Meretz, que en el pasado se había singularizado por sus posiciones
contra la guerra y la ocupación, se ha desmarcado en esta ocasión,
confirmando una vez más que incluso para la izquierda Gaza no es un
territorio poblado por dos millones de seres humanos, sino un santuario
de terroristas, una amenaza existencial.
Pero lo que es más grave es el silencio ensordecedor de la opinión
pública. Salvo algunas concentraciones de unos cientos de personas en
las ciudades (algunos millares en las localidades árabes), la masacre no
ha provocado ni cólera, ni vergüenza en las buenas almas israelíes. Esta
ausencia marca la inflexión a la derecha que vive la sociedad israelí en
su conjunto. La guerra del Líbano (años ochenta) y el
proceso de Oslo (años noventa) dividieron a la opinión israelí en dos
partes y una mitad de ésta supo movilizarse y encontrar fuerzas para
poner fin a la guerra y luego para obligar al gobierno a reconocer a
la OLP y llevar a cabo negociaciones de paz con sus dirigentes. Hoy, la
única concentración de masas en Tel Aviv ha sido para festejar la
victoria de Israel en Eurovisión.
Israel ha vuelto a encontrar su unidad en una especie de mezcla
nauseabunda entre quienes aplauden las hazañas de nuestros soldados
enGaza, y quienes guardan un silencio cómplice frente a la masacre; en
cierta medida, estos últimos son aún peores que los forofos de Netanyahu
y de su política criminal.
“Vergüenza para cualquiera que no tenga vergüenza de [nuestro] país”,
escribe el editorialista del Haaretz, B. Michael (15 de mayo de 2018).
Una voz aislada en el desierto moral israelí que merece, por ello,
cerrar esta crónica.
https://www.facebook.com/Estbel/posts/1026013454216301
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur
tomado de:
http://www.vientosur.info/spip.php?article13914