Autor: fazio Data: A: Noticias y actividades sobre la lucha del pueblo palestino Assumpte: [Infopalestina.mx] Desde Argentina: analisis de la huelga de hambre
de los presos palestinos
Mil quinientos presos palestinos en huelga de hambre en Israel
La huelga comenzó el 17 de abril y dio el puntapié inicial Marwan
Barghouti. Detrás suyo hicieron lo propio 1.500 presos palestinos en
cárceles israelitas. El nombre de la huelga es "por la Libertad y la
Dignidad". El sionismo al desnudo, otra vez.
El 17 de abril está instituido como día del preso palestino y el
cronista no sabe cuándo fue proclamado, tal la cantidad de presos de esa
nacionalidad que vienen poblando cárceles israelitas desde 1948. Allí se
partió Palestina en dos Estados, aunque sólo se erigió uno solo, Israel,
y el otro quedó para las calendas griegas o semitas.
Tras la guerra de 1967 y la ocupación israelita del territorio asignado
por la ONU a la otra parte, o sea en la Franja de Gaza, Cisjordania y la
porción oriental de Jerusalén, -sin contar en este balance al sur
libanés y las alturas del Golán, sirias, que aún siguen usurpadas-, los
palestinos presos han realizado 25 huelgas.
Esa fue su protesta por las condiciones infrahumanas, los castigos,
privaciones de visitas, nula atención médica, trabas a los abogados,
prisiones arbitrarias, detenciones de menores y tantas otras
brutalidades del sistema penitenciario y judicial del Estado judío.
En los últimos años se incrementó la ocupación sionista de Cisjordania,
en tanto la Franja de Gaza fue devuelta pero con un bloqueo total, por
tierra y mar, e intermitentes invasiones como la de 2014. Y como es
inevitable y justo, tras esa redoblada opresión nacional y colonial,
surgió con más fuerza la resistencia, con lo que son muchos más los
muertos, heridos y presos políticos.
Desde octubre de 2015 -inicio de la llamada III Intifada- en pocos meses
los palestinos presos se incrementaron en 2.400. Así lo informó el 28 de
noviembre de aquel año la Sociedad de Presos Palestinos: “casi 1.200 de
los detenidos son niños y adolescentes, menores de 18 años, que sufren
torturas crueles (…) Además, unos 500 palestinos han sido arrestados
bajo detención administrativa en Al-Quds (Jerusalén)”.
Al momento de comenzar la actual huelga, hay en esas cárceles 6.500
prisioneros palestinos, alejados de sus familias porque Benjamín
Netanyahu los recluye lejos de Nablus o Ramallah y otras ciudades
cisjordanas. Así se violan los derechos humanos porque la IV Convención
de Ginebra, en su Artículo 76, obliga a la potencia ocupante a mantener
a las personas presas de la población ocupada en los territorios
ocupados hasta que cumplan la pena impuesta. También se dificulta la
visita de sus familias que tienen que atravesar los checkpoint de los
soldados de Israel.
El 17 de abril pasado comenzó la huelga de hambre número 26 de los
presos, para ponerle un número aproximado, con 1.500 adherentes que
siguieron a Marwan Barghouti.
El lema de la huelga es “Libertad y Dignidad”. Reclaman trato
humanitario, derecho a visitas, atención médica, contacto con sus
abogados, fin de las detenciones arbitrarias (“administrativas”), poder
estudiar en la prisión y otras condiciones básicas que el régimen
sionista les niega. Después de meses de tramitar esas mejoras
elementales y ante la negativa de Israel siguiera a dialogar sobre esas
temáticas, los presos fueron a la huelga de hambre, su último recurso
pacífico.
Barghouti
Este prisionero es un parlamentario palestino, miembro del Legislativo
de la Autoridad Nacional Palestina elegido en las urnas a pesar de estar
preso desde 2002. Bajo la acusación de ser el responsable de cinco
muertes de israelitas, que en la farsa del juicio no pudieron
comprobarse, este líder de Al Fatah fue condenado a cinco cadenas
perpetuas y un plus de 40 años de cárcel.
Como forma de desenmascarar la farsa, el preso no designó abogado,
impugnando al tribunal militar que lo condenó, como condena al 90 por
ciento de los palestinos enjuiciados. Allí lograr una absolución por la
duda es un milagro y una declaración de inocencia, directamente
imposible.
El prestigio de Barghouti creció desde antes de su prisión, al punto que
se lo sindicaba como posible sucesor de Yasser Arafat, lugar que ocupó
Mahmud Abbas, quien por estos días tendrá una reunión con Donald Trump
en Estados Unidos.
Un dato habla de la fuerza de este movimiento huelguístico y también del
prestigio de quien lo inició: están participando no solamente los presos
de Al Fatah sino también del resto de las organizaciones palestinas
muchas veces enfrentadas entre sí. Tal el caso del movimiento de
resistencia islámica Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, el Frente
Popular para la Liberación de Palestina, el Frente Democrático, la Yihad
Islámica y otros.
Se especuló con que 200 militantes de Hamas se habrían apartado de la
huelga de hambre, lo que podría significar que esa organización ha dado
una instrucción a sus militantes de cesar la protesta. No está
confirmado. De todas maneras, la huelga de hambre ha tenido una enorme
repercusión en toda Palestina, con una huelga general del 27 de abril,
cierre de establecimientos y tiendas de campaña, protestas en los
caminos y algunos enfrentamientos con fuerzas de ocupación.
Israel respondió que los presos son terroristas y con ellos no se
negocia. A los huelguistas los han confinado en celdas de aislamiento,
con prohibición absoluta de visita y de recibir ningún tipo de
información (diarios, radios, etc) ni vínculo con sus letrados.
El ministro de Seguridad Pública de Israel, Gilad Erdan, dijo que los
presos “son terroristas y asesinos encarcelados que están recibiendo lo
que merecen, y no hay motivos para negociar con ellos”. Amenazó con que
si siguen con esa huelga los van a llevar confinados a una cárcel en el
desierto de Néguev. Dicho sea de paso, es la zona donde Israel tiene
reactores atómicos y una parte de su veintena de armas nucleares o más
nunca inspeccionadas por la Organización Internacional de Energía
Atómica que tanto persiguió a Irán.
Barghouti no estaba solo, mucho antes de comenzar con esta protesta. En
2013 su esposa fue a Sudáfrica y allí logró que un compañero de Nelson
Mandela, Ahmad Kathrada, desde la misma cárcel de Robben Island donde
aquél estuvo preso 26 años, lanzara una campaña internacional por la
“Libertad de Barghouti y de todos los prisioneros palestinos”. Desde
entonces se han incorporado a esta campaña mundial ocho Premios Nobel de
la paz, entre ellos el argentino Adolfo Pérez Esquivel, representantes
de ciento veinte gobiernos y numerosas organizaciones humanitarias y
culturales.
Es de esperar que la actual huelga de los palestinos motorice aún más
dichos reclamos.
En Argentina también
Los datos sobre la cantidad de presos palestinos y sus impresionantes
sufrimientos sensibilizan en buena parte del mundo, Argentina incluida.
El martes 2 de mayo el embajador palestino en Argentina, Husni Abdel
Wahed convocó a una reunión informativa en Buenos Aires. Durante media
hora informó que el ejército de ocupación israelita mantenía hasta este
abril de 2017 a 6.500 presos palestinos en los establecimientos
carcelarios de Ramle, Hadarim, Nafha, Ramon, Ashkelon, Jalameh, Gilboa,
Ha Sharon, Damon, Megido, Eshel, etc. De ese contingente prisionero, 57
son mujeres y de éstas 13 son niñas. Entre los hombres, detalló Wahed,
500 son menores de 12 años, edad en la que ya pueden quedar a
disposición de tribunales militares.
Además de Barghouti hay otros 13 parlamentarios presos. Y otra
irregularidad notable, que enfatizó, son las “detenciones
administrativas”, que permiten detener sin juicio en forma “preventiva”,
con prórrogas cada seis meses que en muchos casos se convierten en años.
Así están 500 palestinos, con esa “ley” que data del 2000 y se aplica
con más o menos rigor, según el nivel de las protestas nacionales e
internacionales.
El diplomático palestino puntualizó la falta de atención médica en las
cárceles israelitas, donde hay 200 enfermos terminales. Por eso los
huelguistas piden por su salud y tratamientos gratuitos. Que los
atiendan bien en el establecimiento o los lleven a los hospitales. Desde
las ocupaciones sionistas de 1967 hasta hoy han pasado por las cárceles
unos 850.000 palestinos, que sobre una población total de 4 millones
suman más del 20 por ciento.
Los datos sobre aquellos sufrimientos de un pueblo ocupado y contra el
que el ocupante comete delitos de lesa humanidad, genocidio y crímenes
de guerra, han suscitado denuncias en todo el mundo, incluido nuestro
país (agosto de 2014 ante la fiscalía federal nº1 de Enrique Senestrari,
Córdoba). La huelga de prisioneros, que lleva 17 días, vuelve a poner
este tema sobre el tapete.
La embajada de Israel, las cúpulas de la DAIA y la AMIA, el lobby
sionista, Clarín y los medios concentrados y el gobierno de Mauricio
Macri, no dirán ni una palabra de la huelga. O peor aún, repetirán las
mentiras de Netanyahu de que todo es mentira de “los terroristas”
palestinos. No los asiste la verdad ni los ayuda la coyuntura, porque en
estos días visitó Buenos Aires el historiador Ilan Pappé, nacido en
Haifa (Israel), y brindó conferencias y publicó reportajes. Este
israelita exiliado en Reino Unido y profesor de la Universidad de
Exeter, declaró ayer a Página/12: “el sionismo es más peligroso que el
ISIS (Estado Islámico), es la razón principal de la ausencia de paz y de
reconciliación. Israel es un país colonialista”.
Pum. ¿Israel es más peligroso que el ISIS? Una bomba, y no la puso
Barghouti.