[Infopalestina.mx] Cronica de un ordinario operativo israelí

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Autor: fz
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A: infopalestina.mx
Assumpte: [Infopalestina.mx] Cronica de un ordinario operativo israelí



Un compañero del colectivo Nodo Solidale se encuentra en estos momentos
en Palestina. La que sigue es una cronica subjetiva de un operativo
militar israelí en el campo de refugiados de Aida, Belen. Historias
cotidianas de represión que ni llegan a ser noticias...
---
Aida Camp.
West Bank. 22/02/2015.
Nos llamaron y todos comenzaron a correr y gritar: ¡Ejército,
ejército! ¡Ejército israelí!
Al centro del campo de refugiados, niños, jóvenes y sus padres destruyen
banquetas y paredes para defenderse del ejército israelí. Se esconden en
las cocheras y se cubren en la esquina de cada calle. Gritan, corren y
comienzan a aventar las piedras al ejército israelí que, en una misión
silenciosa, entró al campo de refugiados Aida en una operación para
encarcelar a un palestino. Todos lanzan piedras e insultos a los
invasores.
En el 2003, Israel comenzó la construcción de un muro que rodeaba la
ciudad de Bethlehem. Un muro de 8 metros de altura con 8 controles de
entrada y salida regulados por Israel. Algunos palestinos que vivían
fuera del muro perdieron sus casas y ahora viven en alguno de los tres
campos de refugiados de la ciudad. Dehesha (17,000 refugiados), Aida
(7,000 refugiados, muchos de ellos enfrentando al ejército ahora) y Alzza
(1,500 refugiados).
Un niño comienza a gritarme que vaya. Me acerco un poco y viene corriendo
mientras apunta hacia su cara y grita en árabe palabras que no entiendo,
contentísimo, me narra sin palabras, con ademánes y actuaciones, cómo
alcanzó a un militar en la cara con una piedra. Las piedras defienden y
resisten. El niño regresa a defenderse.
Los más viejos y los más pequeños y, sus madres se agrupan en las casas
más cercanas. Detrás de mí hay madres palestinas y sus hijos más pequeños
están llorando. Otros tantos se acercan a la pelea con curiosidad, toman
una que otra piedra con indecisión mientras que sus padres, o los cargan
o les dan un fajazo para que dejen las piedras y regresen a casa, donde,
se supone, estarán más seguros.
Me acerco un poco a un hombre que está rompiendo una piedra para
lanzarla. Estoy a dos metros de él. Se escucha un disparo. El hombre cae.

Grita. No puede caminar. Le dieron en la pierna. Una bala lo atravesó
justo debajo de la rodilla. Todos dejan su posición y corren a ayudarlo.
Lo cargan y lo llevan rápido al hospital.
El carro que sirve de ambulancia tiene que pasar un tramo de la calle del
enfrentamiento para ir al hospital. Comienza a pitar y pasa lo más rápido
que puede. Una niña comienza a llorar, su madre la abraza y la mete a la
casa más cercana. El segundo combatiente cae. Otro balazo en otra pierna.
Todos comienzan a correr y gritar con las piedras y la rabia en mano.
Defendiendo ahora más calles por las que el ejército israelí intenta
entrar. Protegen su posición. Una calle, piedras, corren, otra calle,
piedras, bala, corren. Gritos.
En una sala de una casa hay muchos niños y niñas pequeñas, algunos
lloran, otros son muy pequeños para entender.
Bomba. Bomba. Bomba. ¿De los que resisten o del ejército? No
sabemos.
Los niños gritan, Los mayores los calman. Un hombre me grita en árabe.
!We use stone, stone! “All problem and all bomb is always israeli. All
we have is stone!
Hombres entran y salen de la habitación para informar lo que está
pasando: Sin hacerse notar, el ejército israelí entró a una casa en el
campo de refugiados para encarcelar a un compañero. Logró escapar y
nosotros defendimos nuestro territorio. Ahora el ejército está vestido de
civil para confundirse y arrestar.
Dos niños comienzan a jugar al enfrentamiento. Uno finge tener un
arma y el otro finge tener piedras. Ninguno cae.
Bomba, gritos y multitudes corriendo.
De nuevo llega corriendo un hombre y da una noticia en árabe. Ya sólo se
escuchan a lo lejos algunos gritos, el enfrentamiento se aleja. Dos niños
pequeños se acercan a explicarme lo que pasa. Sólo hablan árabe. Me
hablan con las manos. Hacen un número dos y se señalan entre ellos. Crean
con las manos una pistola larga y actúan que uno le dispara al otro en la
pierna. Siguen jugando a la ocupación israelí en tierras
palestinas.
El enfrentamiento regresa, ahora es más violento. De nuevo el ejército le
disparó a otro hombre en la pierna. Los lugareños bloquean las calles
para que el ejército no se acerque. El ejército está ocupando casas como
bases. Ya son siete que los alcanzo una bala en la pierna y una mujer que
recibió el impacto en la panza. Además,10 hombres y jóvenes golpeados por
los militares.
Las calles están repletas de luces rojas que prenden y apagan.
Ambulancias que tratan a los heridos y otras que esperan para tratar al
siguiente palestino que lo necesite. Los jóvenes corren cuando ven el
láser de los rifles israelíes. Corremos de calle en calle. El poder de
una piedra no compite contra un arma de fuego.
Corremos, tenemos que salir del campo. TRA TRA TRA TRA TRA TRA TRA TRA
TRA! Tenemos que salir del campo. Bomba. Tenemos que salir del campo.
Entre llamadas estratégicas hacen mapa y encuentran el camino más seguro
al Beit Jala Hospital para ver la situación de los compañeros
baleados.
Están saliendo del hospital dos hombres. Al que le dispararon a mi lado
sale cojeando con una radiografía en la mano. La bala no le dio en el
hueso, ahora tiene que regresar al campo. Otro sale en silla de ruedas
porque una bala le atravesó las dos piernas.
Los muros israelíes encierran a los palestinos que son agredidos
constantemente. Las balas del ejército israelí golpean las paredes de las
escuelas, iglesias y casas palestinas. Atraviesan piernas para que no
puedan caminar más.
Los compañeros están de regreso en Aida Camp.