[pensamientoautonomo] Aprender, enseñar o construir saber

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Autore: Profesor J
Data:  
To: Patricio McCabe, Lista por una ronda de pensamiento autónomo
Oggetto: [pensamientoautonomo] Aprender, enseñar o construir saber
Educación Popular Comunitaria

Aprender, enseñar o construir saber

Fundamentos de antipedagogía



Dice un autor (Ranciere) que si los estudiantes pueden aprender sin
maestro, entonces el rol de un maestro es de enseñar lo que no sabe, lo que
a buen entendedor elimina el autoritarismo transmisor de la pedagogía y
genera el aprendizaje entre los participantes, incluyendo al facilitador,
que se transforma en uno más de los estudiantes. Es la teoría del maestro
ignorante, en contraposición al iluminado que pasa la luz del saber al sin
luz, el aluni.



Sobre esta base se entiende que el saber es construcción de conocimiento
desde el mundo de la vida. El dictado popular dice que más sabe el diablo
por viejo que por diablo y el-la machi no guarda secretos de su saber, sino
que lo comparte con la comunidad sin necesidad de escoger a su continuador,
sino que el gusto que otro tiene le hace acompañarla-lo y recabar su
orientación en la experiencia propia.



Así la experiencia compartida del común al transformar el mundo inmediato,
produce saber, subjetividad del sujeto del común, la cosmovisión. Saberes
con ideología o paradigmas previos como lentes para mirar el mundo, sólo
reproducen conocimientos fragmentados. Cambiar el mundo con recetas no es
cambiarlo, sino intentar emular a los dioses o al gran arquitecto, lo que
refuerza el individualismo, autoritarismo y superioridad jerárquica del
sujeto iluminado que proyecta el haz de su luz al sujeto ignorante, lo que
reproduce la sociedad jerarquizada.



Los que la llevan nos dicen que hay que aprender y tener instrumentos para
cambiar el mundo, pero una vez que los tenemos estamos dentro de la máquina
y el cambio se reduce al cambio de capitán del barco o de maquinista del
tren que sigue siempre los mismos rieles.



Aprender para cambiar, lo hemos hecho cientos y miles de años y estamos
peor que antes, aunque las ilusiones se siguen vendiendo como pan fresco de
la mañana. El tema es que aprendemos de lo que hay y de las propuestas de
lo que puede haber, cuando en realidad es mejor cambiar para aprender.



Lo primero en la cadena del cambio es el sujeto del saber. ¿Cuál es el
sujeto que aprende? y ahí descubrimos que en la estructura actual de la
educación sólo aprende el sujeto individual, aunque estén todas las
individualidades juntas, amontonadas u «ordenadas». Si están amontonadas,
lo primero que hacen es la disciplina, enseñan a reducir la libertad y el
instinto: «Quédate quieto», «Cállate la boca» (como si pudiéramos callar
otra cosa, por ejemplo el grito de rebeldía que subyace en el fondo de la
acción que se quiere disciplinar), o «Mira para delante». En fin, los
comandos disciplinarios son variados. Todos ellos destinados a que la mente
del chico o chica vaya a explorar su cuerpo y contener la libre expresión
de su pierna, por ejemplo, «pierna mía, quédate quieta o nos sacan la
mugre». De tanto machacar, como la gota de agua a la piedra, se espera que
la mente acepte el rol de policía del cuerpo, agente represivo de la
libertad y del instinto, por eso el sistema no hace distinción en la
ideología de los profesores. Que enseñen lo que quieran, con tal que tengan
ganas y vocación de meter asuntos y temas en cuerpos oyentes atentos y
disciplinados.



El individualismo no es un valor o ética negativa que puede combatirse con
otra ética no individualista, menos con discursos mientras la realidad de
los actos y relaciones reproduce la sociedad de personas separadas. Nos
quieren convencer que cada uno debe resolver su vida pasando aún por sobre
la de los otros, lo que en el fondo justifica la existencia de una pequeña
capa de población que tiene la sartén por el mango y canaliza los recursos
materiales, económicos, sociales y administrativos para su beneficio.
Muchos han luchado contra eso y luego se descubre que defienden los
intereses de otra capa: la burocracia, que administra «en nombre del
pueblo» el mismo proceso de acumulación de capital que sigue reproduciendo
las conductas, relaciones y valores, como en la URSS, que al caer no dejó
nada nuevo porque no había nada nuevo, salvo discursos salvadores del cielo
prometido de la sociedad sin clases, que nunca pasó de ser una promesa. Así
la enseñanza reproduce lo ya establecido o promueve el cambio social para
que suban al poder los nuevos burócratas, lo que lleva a la conclusión de
que el cambio sólo es posible sin tomar el poder, generando otro contexto
en cada barrio y localidad, donde las relaciones humanas y naturales
permitan la expansión de valores prácticos como el compartir, la
horizontalidad, el afecto, la producción propia de alimentos y servicios,
rescatando el instinto del común rompiendo amarras con la reproducción
cultural del individualismo.



Así la geografía, las matemáticas y demás áreas del saber formalizado dejan
de ser entregados desde el libro, el discurso, la clase, el aula y el
encierro escolar, para pasar a ser el resultado de su puesta en práctica
desde los espacios compartidos en el barrio entre personas cambiando su
entorno relacional en actos cotidianos de acciones comunes, como la huerta,
la salud, el reforzamiento escolar para quienes lo requieran, juegos,
energía alternativa, mini-ferias locales del trueque, lombricultura,
reciclaje, artesanías y tantas otras posibilidades acordes con cada
realidad concreta que hay que descubrir e inventar entre los vecinos y los
facilitadores de la EPC, la educación popular comunitaria, donde
estudiantes universitarios, secundarios, profesionales e interesados en
general.



El acto de conocimiento construye al sujeto, que al conocer se hace a si
mismo, por lo que el acto de conocimiento compartido contribuye a recuperar
el germen del sujeto común, puesto que no provenimos de Adán y Eva ni de
los marcianos, sino de la horda, de la comunidad, del ser y estar juntos.
El acto de conocimiento compartido se hace haciendo, es decir, produciendo
y reproduciendo el mundo de la vida como contexto referencial para los
niños y jóvenes, donde los adultos ya no son ejemplos de individualidades,
sino de afecto, relación y compartir. Cada acto de compartir en el barrio
es al mismo tiempo un acto de solución de problemas y de producción de
resultados, como la producción y elaboración de alimentos naturales,
plantas medicinales, objetos de uso doméstico, energía, etc. Por ello
sostenemos que esa reingeniería del barrio permite avanzar hacia el
auto-sostenimiento o auto-sustentabilidad, en la forma de quebrar la
dependencia al dinero para obtener lo necesario para vivir. Hay una
reorientación de los intereses y prioridades, por lo que afirmamos que se
trata de la génesis de una nueva ética, la ética del común, la ética del
compartir, que no es posible entenderla como una teoría del comportamiento
con reglas y fórmulas, sino que es el resultado de la expansión y
multiplicación de las sensibilidades y de las experiencias corporales del
desarrollo de la potencia del poder-hacer del sujeto «nosotros», en
contraposición al reforzamiento del sujeto «Yo», que, insistimis, refuerza
el individualismo de la sociedad de personas separadas.



En este taller para la Quinta Región, vamos a trabajar aspectos teóricos y
prácticos del aprendizaje compartido, en el entendido de que una nueva
escuela es la escuela del mundo de la vida cambiante según cambian las
relaciones locales en torno a nuevas prácticas para enfrentar juntos
determinadas situaciones.



Destinado a estudiantes de primer año de pedagogía, antropología, trabajo
social, filosofía, sociología y afines, aunque pueden participar
estudiantes secundarios, de otros cursos universitarios, profesionales
diversos e interesados en contribuir a la profundización de los fundamentos
de la antipedagogía y de las metodología del trabajo productivo y
transformador en común. Informaciones en unlibre@???