Re: [pensamientoautonomo] Aportes para una (auto)crítica de …

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À: Fernando Gargano, Lista por una ronda de pensamiento autónomo
Anciens-sujets: [pensamientoautonomo] Aportes para una (auto)crítica de las prácticas horizontales, autónomas y anticapitalistas. (Versión 1.0)
Sujet: Re: [pensamientoautonomo] Aportes para una (auto)crítica de las prácticas horizontales, autónomas y anticapitalistas. (Versión 1.0)
muy largo el texto.. síntesis?
é_


El 24 de junio de 2013 16:30, Fernando Gargano <garganofernando@???
> escribió:


>
>
>
> *Aportes para una (auto)crítica de las prácticas*
> *horizontales, autónomas y anticapitalistas.*
> (Versión 1.0)
>
> *Introducción*
>
> Quienes escribimos este texto hemos transitado y transitamos
> construcciones que promueven la autonomía del capital, la búsqueda de
> horizontalidad, las prácticas asamblearias y la crítica al burocratismo,
> entre otros rechazos resumidos en la idea de la autogestión. La intención
> de este texto es aportar a la autorreflexión sobre un extenso arco de
> prácticas que, con los mismos principios mencionados, han registrado un
> devenir difuso y poco problematizado. También pretende ser una invitación
> abierta a repensarnos, recapitulando sobre las situaciones a las que hemos
> arribado.
>
> Entendemos que las prácticas que alentamos en los distintos lugares en los
> que participamos no se hallan en auge en términos de potencia y número. El
> impulso que diciembre de 2001 significó en cuanto a la autoorganización
> popular declinó al tiempo que la delegación en las instituciones del estado
> capitalista recuperó su normalidad y legitimidad. Esto nos hizo más
> vulnerables frente a las políticas de los distintos gobiernos y aumentó la
> dispersión.
>
> Hemos constatado que cuando nos enfrentamos con obstáculos no encontramos
> lo mejor de nosotros para superarlos, pocas veces los tomamos como
> problemas a resolver. Creemos que si cooperamos y asumimos nuestros errores
> y debilidades, y damos lugar al intercambio crítico vamos a estar más
> fuertes y potentes.
>
> *¿Por qué ocuparnos hoy de hacer una autocrítica a nuestras prácticas?*
> * *
> Porque compartimos una perspectiva sobre lo estatal, al menos enunciada
> como la construcción que no tiene como objeto al estado en tanto
> institución a la cual arribar o asaltar, y promovemos una fuerte crítica a
> las relaciones mercantiles de producción.
>
> Porque entendemos que no podemos atribuir enteramente a la lógica del
> capitalismo -ni a la acción del kirchnerismo o la izquierda partidaria- el
> estado de dispersión y debilidad en el que se encuentran las iniciativas
> que se emparentan con los principios mencionados.
>
> Porque nos hacemos cargo de un recorrido común del que tenemos algo para
> decir, sabiendo que existe una acumulación colectiva de experiencias en la
> que nos amparamos. Nos negamos a despreciar las vivencias comunes y
> rechazamos la idea de dejar que las experiencias colectivas que van
> surgiendo tengan que empezar siempre de cero, recorrer y sufrir una y otra
> vez errores ya cometidos en los movimientos sociales. Queremos asumir la
> responsabilidad de nuestra presencia allí donde estamos. No queremos que el
> devenir de ámbitos de coordinación o de los colectivos particulares quede
> librado a las imposiciones de la coyuntura.
>
> Porque no creemos que intentar tener una postura política clara, mediante
> debates fraternales para arribar a conclusiones provisorias entorpezca la
> apertura hacia nuevas preguntas, sino que es un paso necesario para poder
> avanzar.
>
> Porque sabemos que no puede haber resistencia de espacios y prácticas que
> busquen cierta autonomía, en soledad y sin cooperación. No es una tarea
> ajena enfrentar la dispersión y hemos aprendido que es grato y necesario
> encontrar pares en los difíciles caminos que abordamos.
>
> *Flaquezas y debilidades para repensar*
>
> En los últimos tiempos y en diversas situaciones hemos esbozado, elaborado
> y planteado, o recogido y aceptado las siguientes críticas:
>
> a) Existe un desprecio por la “encarnadura real” del estado contra el que
> se pelea, de lo que han surgido intervenciones políticas que no tuvieron en
> cuenta los propios límites. Esto lleva a una derrota permanente producida
> por la ilusión de la posibilidad de autonomía absoluta y la elección
> unilateral de las formas de lucha o resolución de los conflictos. Esta
> falta de estrategia se vuelve peligrosa frente a un estado que no duda en
> aplicar la violencia como forma de resolverlos, como pasó en los últimos
> tiempos, como pasará siempre. Cuando los conflictos emergen solemos
> encontrar entre nosotros cierto fetichismo o cosificación del estado,
> encontrándolo en un edificio, la reja de una plaza, un funcionario
> universitario, un gobernante o el patovica de la puerta, sin entender ni
> cuestionar las relaciones sociales subyacentes ni tener en cuenta los
> lugares políticos efectivos de su resolución.
>
> b) En el plano constructivo, se plantean situaciones ideales como si se
> pudiesen eludir las relaciones mercantiles del presente, como si el estado
> y el mercado no existiesen en toda la sociedad y no nos atravesaran. Así,
> impera el sentimiento y la creencia de poder realizar “la autonomía del
> capital” aquí y ahora, o en la huida de la ciudad “mercantilizante” hacia
> comunidades libres, huertas ecológicas o emprendimientos autogestivos que
> se creen desligados del mercado, o simplemente grupos de reflexión
> escindidos de la cotidianeidad y generadores de un autodespliegue de
> conceptos que no dan cuenta de las prácticas. No dudamos de las buenas
> intenciones de quienes pretenden “alejarse del capitalismo”, pero
> sostenemos que para transformar la sociedad hace falta algo más que
> discusiones abstractas y actos individuales.
>
> c) Nos parece que hay una apropiación del sentido liberal de la autonomía,
> que se traduce en posiciones individualistas y en no pensar propuestas
> políticas que sean universalizables, o que puedan ser asimiladas en forma
> masiva. No creemos que la automarginación genere algún tipo de cambio en
> las prácticas generalizadas sino apenas una exterioridad que nos recluye al
> sectarismo. Para nosotros es un desafío encontrar vasos comunicantes con el
> grueso de la sociedad.
> Se cae frecuentemente en el vicio de tomar una reivindicación parcializada
> y elevarla a eje estratégico central, contribuyendo a la fragmentación; no
> creemos tener la verdad, y no queremos automarginarnos de las luchas
> sociales sólo porque éstas no se den en los términos “puros” que nosotros
> imaginamos. Como contrapartida, sí entendemos que hay que encontrar
> permanentemente una buena relación entre los particularismos y las
> cuestiones generales.
>
> d) Hemos encontrado un desprecio por la formación y la discusión política
> que se puede leer fácilmente en las frases que se repiten desde hace más de
> una década sin salir del consignismo o de un grado de generalidad tan
> grande que carecen de efectividad. Se asume un lugar de enunciación de una
> irreal pureza ideológica que impide la posibilidad de una acción articulada
> en los ámbitos de lo cotidiano, como consecuencia se generan
> microcolectivos en un ilusorio éxodo constante.
> A la vez, encontramos que no hemos podido fundar espacios de reflexión
> ligados a las prácticas, y abundan intentos teoricistas presos de la
> externalidad a los procesos. Muchas veces cayendo en una especie de
> colonialismo de esos mismos procesos obturando la posibilidad de
> problematizar y salvar los obstáculos. Claramente es una forma de
> idealismo: se va a los procesos con una idea, con un bagaje conceptual, sin
> ninguna predisposición a contrastar lo pensado. La originalidad y el
> elitismo parecen ser fines en sí mismos sin lugar para la crítica y la
> revisión.
>
> e) Nuestros espacios también han generado lazos de poder basados en una
> fuerte afectivización y sacralización de los vínculos personales políticos,
> que redundan en liderazgos encubiertos, valorización desigual de las
> palabras en función de relaciones de amistades y de pertenencia. Esto ha
> dado lugar a que la crítica política muchas veces fue tomada como ataque a
> las personas, o a la inversa, se han venerado afirmaciones vacías y
> relegado al silencio otras voces en función de quién sea el emisor. Este
> problema ha trascendido las cuestiones individuales llegando a jerarquizar
> a unos colectivos sobre otros. El efecto y resultado fue que hemos sufrido
> escisiones, abandonos y prácticas expulsivas.
>
> f) Se producen identificaciones ficticias y consignistas con procesos
> nunca abordados críticamente y mistificados, ajenos a nuestras realidades,
> generando falsas identidades y obturando la posibilidad de asumir
> identidades genuinas, que den cuenta de lo que somos y abra puentes de
> integración entre quienes viven situaciones similares. Hemos demostrado
> gran capacidad y disposición a movernos en situaciones solidarias pero no
> hemos sabido construir dispositivos que nos nucleen en torno a problemas y
> obstáculos cotidianos propios.
> Estas falencias se manifiestan en un constante recomenzar, no hemos
> logrado algún tipo de acumulación o construcción que se traduzca en
> contrapoder –para nombrar de alguna manera a las posibilidades crecientes
> de poder hacer o de desenvolver algún tipo de fortaleza a nivel local. En
> cambio encontramos situaciones de movimiento constante, de desarraigo
> perpetuo que es buscado como si fuera un fin en sí mismo; queremos
> problematizar esta concepción de las luchas porque necesitamos poner en el
> orden del día la discusión del poder, del sujeto y del propio dominio
> estatal capitalista. Entendemos que en este tiempo de reflujo de las
> prácticas anticapitalistas es necesario defender y dar contenido a los
> espacios que constituyen nuestra red; habitarlos y persistir es una de las
> posibilidades además de valorar y desplegar las riquezas con que las que ya
> contamos.
> * *
> *¿Cómo intentamos producir una propuesta anticapitalista actual?*
>
> Creemos, como muchos, que los problemas de la sociedad en la que vivimos
> no pueden ser resueltos en el marco del capitalismo. Mientras no se alteren
> las relaciones de producción y su correlato en las formas de organización
> social, va a continuar la profunda desigualdad que vemos a diario. Pero
> también entendemos que la tensión por la reproducción del estado y el
> capital sucede continuamente, cada minuto de nuestras vidas, y que por eso
> nuestra lucha no puede ser en un mañana lejano, sino que tiene que ser
> constante. Entendemos que esta lucha no ocurre únicamente en términos
> discursivos ni en ámbitos específicos extrapolados de la cotidianeidad.
> Queremos aclarar la ociosa distinción entre discursos y prácticas que
> parece asomar aquí. Las palabras y los discursos *son* prácticas *también.
> * Lo que estamos afirmando apunta a sostener esos *discursos practicados*en efectivas intervenciones de la corporalidad militante,
> *además.* Entendemos que la intervención corporal militante no sólo es
> necesaria como *acción*, sino también como instancia reflexiva que nos
> permita vislumbrar los límites de nuestros *discursos.*
> ¿Cómo hacer para no refugiarnos en una supuesta pureza ideológica
> abstracta? ¿Cómo eludir ser arrastrados acríticamente por las coyunturas?
>
> Encontramos necesario plantear sin ambigüedades tres tesis fuertes de las
> que no podemos escapar: 1) El estado es la forma que toma una relación
> específica: la que existe entre capital y trabajo. 2) Esa relación
> históricamente determinada se da en el contexto de la forma capitalista de
> producir la vida social. 3) Ninguna postura que critique la dominación
> estatal puede abstraerse de estas condiciones en las que necesariamente se
> da toda lucha contra el estado.
>
> Pensamos que no nos queda otra variante que habitar cierta tensión, como
> lugar fértil para la acción política. Estamos inmersos en relaciones
> sociales que no elegimos ni consentimos, de las que no podemos fugarnos:
> las relaciones de poder atraviesan todos los espacios sociales. Sin embargo
> creemos que es posible llevar una práctica anticapitalista y de
> desestructuración en cada uno de ellos.
> Queremos proponer llevar adelante dos *líneas de intervención*, que vemos
> como indisolubles y estériles si no son practicadas simultáneamente en los
> mismos lugares donde intervenimos:
>
> - Una de ellas pertinente al ámbito de la creación, donde intentamos
> generar procesos de relaciones comunitarias, horizontales, autónomas, que
> experimenten en la construcción de una nueva sociedad. Donde se pongan en
> juego otras relaciones afectivas y otros modos de sociabilidad y de
> subjetivación, y obviamente profundizar los ya existentes aspirando a un
> compromiso más generalizado.
> - La otra faceta consiste en construir espacios de contrapoder y
> organización popular que den respuesta política en enfrentamientos claros
> con las clases hegemónicas y sus representantes, cuestionando tanto los
> mecanismos de poder vigentes como las propias estructuras esclerosadas de
> resistencia, y en ese camino que nos faciliten lograr cierta unidad o
> encuentro con otros sectores aspirando a conquistas mínimas para mejorar
> nuestra calidad de vida y garantizar nuestro desenvolvimiento social.
>
> En cada hospital en el que peleamos para mejorar las condiciones de
> atención, los planes de trabajo, nuestros salarios; en cada escuela en la
> que intervenimos para que se pongan en práctica pedagogías emancipadoras o
> lógicas de trabajo distintas estamos llevando adelante una lucha contra la
> enseñanza estatal o tensionando los resultados. En cada universidad cuando
> peleamos los contenidos, las formas de organización, cuando cuestionamos
> los dispositivos de aprendizaje o la forma de producir saberes; en cada
> barrio en el que impulsamos proyectos comunitarios y autogestivos estamos
> atacando el modelo de vida individualista y consumista que nos propone el
> capital. Cuando intentamos resolver nuestros problemas laborales con
> independencia y bajo otras reglas de intercambio, o cuando peleamos para
> resistir una ley adversa o necesitamos que se sancione otra que refuerce
> nuestros derechos; aun cuando construimos sin mirar al estado como norte,
> estamos peleando contra él cuando contraponemos un plan al uso que a través
> de él las clases dominantes hacen de los recursos producidos por los
> trabajadores. Tenemos una voz y una mirada particular que merece ser oída
> en otros espacios.
>
> Solidariamente con las críticas esbozadas arriba, creemos que la doble
> propuesta de intervención expresada, encontraría eco rápidamente en
> compañeros y compañeras que lean estas líneas y compartan alguno o todos
> los principios de acción resumidos en la idea de autogestión. Sin embargo
> creemos también que, dadas las críticas también esbozadas, a cierta
> subjetividad liberal-autonomista presente en nuestros colectivos, quizá
> sólo la primera tenga condiciones de realización. Creemos que para que
> podamos desarrollar la segunda línea de intervención es necesaria cierta
> dosis de subjetividad antagonista, que le ponga el cuerpo y no sólo las
> palabras, a una paciente construcción antagónica con las relaciones
> sociales imperantes en los lugares cotidianos que habitamos, más allá de
> las explosiones coyunturales. Asimismo pensamos que la condición para
> mantener una intervención más acá del éxodo hacia un paraíso de
> subjetividades hermanadas, es la práctica incansable, respetuosa y férrea a
> la vez, de una crítica y autocrítica a lo que hacemos a cada paso,
> recogiendo las experiencias ya transitadas de forma consecuente y
> alimentándola con las perspectivas de lo nuevo que no cesan de aparecer.
>
> En resumen: en la pelea por el plan para la sociedad y en las continuas
> acciones que contraponen un mundo alternativo al actual se juega en tiempo
> presente el carácter de nuestras prácticas, oponiéndonos en la medida de lo
> posible a la reproducción del capital. Por esto mismo queremos abrir el
> juego a la discusión colectiva, que nos brinde herramientas superadoras.
> Creemos que hay personas y colectivos, que están en la misma búsqueda que
> nosotros en distintos ámbitos. En el barrio, en las escuelas, en las
> universidades, en los sindicatos, en todos los ámbitos de la vida, somos
> muchos quienes luchamos por transformar la sociedad en un sentido
> anticapitalista. Por supuesto que no tenemos ninguna garantía que el camino
> sea fácil. Pero también, cooperando, confiamos en ser capaces de generar
> una alternativa que perdure en el tiempo y que efectivice cada día la lucha
> por una nueva sociedad. Ese camino es tan deseable como necesario.
>
>
> Junio de 2013.
>
> *Raúl G, Fernando G, Paula V, Iván G, Paula A, Marta G, Bettina F.*
>
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