A iniciativa de un compañero de la Sala Alberdi nos lanzamos a hacer un escrito. Pensamos dos pregudntas para empujarnos a escribir. La primera es ¿De que experiencias es resultado la Sala Alberdi? y la segunda es ¿como fortalecer las experiencias autonomas?
Abajo pego mi aporte a la primera pregunta y queda pendiente la segunda. La idea es seguir con este escrito que es tambien un balance de lo que venimos viviendo en este tiempo.
Nos encontaremos este sabado a las 15 hs en Aguirre 29 (Bar de La Dignidad)
Vengan pues.
Salud y autonomia.
¿De que experiencias es resultado la Sala Alberdi?
El conflicto en la Sala Alberdi puede inscribirse en una serie de luchas que disputan el significado del espacio público. En San Isidro, en Vicente Lopez o en el Parque Centenario se viene sucediendo una fuerte resistencia vecinal a los intentos de los gobiernos municipales de controlar en su beneficio una cantidad considerable de espacios urbanos. No todos los casos son iguales, sin embargo, la construcción del vial costero en Vicente Lopez, la destrucción del Bosque Alegre en San Isidro o el enrejamiento del Parque Centenario tienen un objetivo en común que es la llamada puesta en valor de una serie de lugares que eran utilizados comunalmente. El gerenciamiento con estilo privado de las instituciones estatales es también ´parte del esfuerzo en el que se empeña el gobierno de la ciudad encontrando diversos grados de resistencia. Indudablemente una de las resistencias mas encarnizadas provino de la Sala Alberdi.
Indudablemente el modelo de gestión cultural que se pretende es uno que trabaje con una lógica empresarial, eficiente y de corte masivo. El Centro cultural Konex es una suerte de emblema de la puesta en valor que se anhela desde el macrismo. Lógica muy otra que la imperante en la Sala que esta claramente inspirada en las muchas iniciativas autónomas que proliferaron desde el 2001. Recordemos sino como se expresó el poder hacer desde aquellos días. Inventariamos algunas características que se hicieron marca registrada desde aquellos días y que no eran nada frecuentes en la década noventista. La primera es el recurso a la acción directa esquivando la lógica de la representación.
Hagamos un ejercicio de imaginación. También en los 90 operaba una idea de gerenciar lo estatal al estilo de las empresas privadas pero los activistas hubiesen enfrentado de manera distinta a la ofensiva gubernamental. Hubieran hecho un petitorio pidiendo un espacio para sus iniciativas o a lo sumo se hubiesen organizado una serie de marchas. Nada de esto sucedió en los conflictos que se vienen registrando entre Zona Norte y Capital sino mas bien todo lo contrario, ante la evidencia del avance estatal se procedió a tomar los espacios mediante acción directa. Este modo de hacer las cosas conoció su momento masivo durante el verano del 2002 y esta herencia es palpable en estos días. Pero no es esta la única continuidad con aquel verano también lo es el recurso a la asamblea como forma de gobierno y la autogestión como modo de poner en acto aquí y ahora aquello que pretendemos. Algo de esto esta representado en la consigna con la que se
define el espacio de la Sala que no es casualmente: Toma y Autogestión.
No puede haber una distancia mas grande entre la puesta en valor que pretendía el estado de la ciudad y la toma y autogestión que inspiraba a quienes resistían autoorganizados en un sexto piso pero también a los que se oponen al enrejamiento de una plaza a través de la puesta en pie de una huerta abierta a los vecinos. Esta en disputa el espacio público desde hace al menos una década. La Sala de Caballito, La Gomera y la Grieta en Barracas o La Huerta en Saavedra son algunos de los eslabones de una cadena que une los días del 2001 con luchas como las de Sala Alberdi o el Parque Centenario. Estas iniciativas también autónomas vienen sosteniendo la idea de un espacio público que se resiste a ser capturado por el estado. Frente a la ofensiva privatizadora de los 90 se defendió las instituciones estatales como si fueran algo propio, por aquello se identificaba lo público con lo estatal, hoy la cosa es bien diferente dado que es posible
pensar en términos de algo que es público pero no es estatal, algo comunal. Algo similar esta en disputa en el terreno de la educación. Allí los bachilleratos populares afirman que es posible una educación que no se identifique con la escuela estatal o privada. Una educación autónoma autogestionada de modo asambleario por los propios interesados.