[pensamientoautonomo] Sobre Mabel Thwaites Rey

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Autor: Profesor J
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Para: Nestor, Lista por una ronda de pensamiento autónomo
Temas novos: [pensamientoautonomo] Rv: Sobre Mabel Thwaites Rey y Los avances del Profesor J
Asunto: [pensamientoautonomo] Sobre Mabel Thwaites Rey
Saludos:

Analizo parte a parte otro texto de ella, mientras espero vuestra respuesta
de si quieren que desmenuce los peligros de su texto anterior:
*Mabel Thwaites Rey: Después de la globalización neoliberal. ¿Qué Estado en
América latina?*<http://www.pagina12.com.ar/diario/especiales/18-149355-2010-07-13.html>
http://firgoa.usc.es/drupal/node/47011
*

En ese marco de crisis de representación política y de insatisfacción por
los magros resultados aportados por la democracia realmente existente, las
luchas populares abandonaron el desprestigiado ropaje partidario y se
transformaron en luchas de movimientos sociales, que se deslizaron de su
inicial parcialidad hacia impugnaciones e interpelaciones más globales.
Surgen así movimientos de la talla del MST en Brasil, de derechos humanos y
de trabajadores desocupados en Argentina o de indigenistas en la región
andina.

Comento:

el MST ha sido reducido a una especie de cucaracha aplastada, por hacer
caso a esta autora (es un chiste), por hacer lo que esta autora miente o se
equivoca garrafalmente. Hay muchos "izquierdistas" de viejo cuño con las
mañas anteriores y deseosos de hacer bajo el manto de la autonomía lo que
no pudieron bajo el manto del partido. Piensan que ahora que se acabó el
partido, vamos todos a ponernos la camiseta de la autonomía, que no existe,
no la hay, el autonomismo es un invento, un paradigma de lo que no acepta
paradigma. El MST nunca abandonó el partido. Hasta el día de hoy su
directiva está compuesta por 90% de militantes del PT y el resto de
partidos chicos sobre la base de acuerdos y alianzas entre cúpulas y
cupulitas. Ya es hora que bajen del altar al santo MST que adoran muchos
allí en Argentina, es un movimiento social de los tres tipos existentes:

Movimientos sociales dirigidos por partidos o alianzas de partidos: como la
CTA con quien el MST planificó el Forro de Porto Alegre.

Movimientos sociales sustitutos de partidos: que son tan piramidales,
autoritarios, estructurados como los partidos, siguen a Gramsci (como esta
autora que en cada texto suyo tiene que soltar un panegírico al italiano de
la hegemnnía que escamoteró la hegemonía económica, pues el socialismo debe
contar con el capitalismo íntegro para administrarlo, que no se hagan redes
autogestivas locales multiplicadas por todos lados, por favor...!!!!), como
el Frente Darío Santillán, cuyos líderes se formaron en escuelas de cuadros
del MST, que detuvo el movimiento durante los dos gobiernos neoliberales de
Lula.

Movimientos sociales autónomos, que presentan siempre dos características
fundamentales: la territorialidad y la autonomía, que son los dos ejes del
movimiento democrático que se ha ido constituyendo en el interior del
movimiento social esrtudiantil chileno y ha obligado a la superstar Camila
a rectificar a cada rato sus propuestas condciliadoras, han puesto al PC en
minoría y de hecho han convertido al movimiento estudiantil en un
movimiento autónomo, aunque con permanente batallas defensivas ante las
jugadas una tras la otra del PC.


Sigue:

Como apunta Ouviña, en varios países de la región –y Argentina es un caso
paradigmático al respecto– la emergencia de estas nuevas formas de protesta
y organización responde, en parte, a una nueva estructura socio-económica
marcada por la paulatina desindustrialización y la pérdida de derechos
colectivos. Mientras en las décadas pasadas la mayoría de las luchas
remitían al espacio laboral –predominantemente fabril– como ámbito
cohesionador e identitario, las nuevas modalidades de protesta social
exceden la problemática del trabajo y se anclan en prácticas de tipo
territorial.

La vivienda y la comida, la ecología, los servicios públicos, los derechos
humanos o la recuperación de valores tradicionales, que tienden a ser
subsumidos dentro del proceso de globalización capitalista en curso, son
algunos de los principales ejes que atraviesan a los nuevos movimientos
sociales (Ouviña, 2004).

Comento:

Ella solamente ve el carácter reivindicativo del movimiento, es decir sus
manos alzadas como niño hambriento hacia papá estado y no ve que hay dos
dinámicas internas que pugnan según sea el predominio de loa estatistas
reivindicacionistas o de los autónonomo, los interesados en tener
seguidores van a mantener las estructuras de "organización" y hablan
siempre del mínimo organizativo que se requiere, los autónomos despliegan
lazos de cotidianeidad para buscar soluciones y no sentarse en la sala de
espera para que se pronuncie el estado, lo que va modificando el sistema de
relaciones y cambiando el mundo desde los cuerpos. De ese modo, los grupos
de movimientos quasi partidarios se juntan muchos con los partidos y los
movimientos sociales más autónomos y de base territorial se aproximan a la
práctica de vida comunitaria.

Sigue:

A esto se le suma la debilidad de los partidos políticos establecidos,
incluso los de izquierda, para dar cuenta de las transformaciones sociales
negativas producidas por la crisis del Estado interventor-benefactor. La
conjunción de estos factores está en la base de la emergencia de
organizaciones sociales que cuestionan, en su discurso o en sus prácticas,
los límites de la política institucional tradicional y que constituyen una
respuesta al vacío político.

En América Latina, en particular, expresan un cierto desencanto con
relación a los partidos políticos y en especial al Estado como espacios
únicos de canalización de demandas o eliminación satisfactoria de
conflictos (Ouviña, 2004).

*La conformación de una lectura antiestatista*

Pero es la irrupción del zapatismo, en 1994, la que marca la tónica de un
nuevo ciclo y una nueva forma de construcción política desde la izquierda.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) forma parte de la
generación de los nuevos movimientos sociales que expresa la ruptura con
las viejas formas de hacer política, referenciadas en el Estado. En su
Primera Declaración de la Selva Lacandona, el zapatismo se planteaba tomar
el poder y avanzar militarmente sobre la ciudad de México. También intentó
en 2001, con la Marcha del Color de la Tierra, una reforma de la
Constitución que permitiera su inserción en la estructura estatal. A pesar
de estas acciones, los zapatistas tempranamente lanzaron su consigna “No
queremos tomar el poder”, que fue retomada por intelectuales y dirigentes
políticos y sociales, y que impregnó buena parte de los debates de algunos
importantes movimientos del continente.


Comento:

Aquí la autora se enreda en sus propios conceptos, los zapatistas no son
anti-estatistas, simplemente desarrollan su autonomía mientras no haya un
candidato que respete el mandar obedeciendo, no son pro estado ni anti
estado, de otro modo sería difícil explicar que enarbolen la bandera
mexicana. Ellos dejaron la lucha por la toma del poder central, ya que
Lenin se aprovechó de eso para aniquilar la autonomía de algunos soviets,
por lo que priorizan por las capacidades del despliegue de la potencia en
el empoderamiento territorial, ya se verá después lo que se hace con
algunas funciones que podría mantener el estado (Marx. La Guerra Civil en
Francia). Ellos aprendieron del poeta que no hay camino, se hace al andar,
lo que no puede aceptar la racionalidad instrumental de las sobras de la
izquierda, que en Argentina sobreviven con la teta kirchnerista.


Sigue:

Desde mediados de los años noventa, y a partir de la influencia creciente
del zapatismo, fue ganando terreno la idea de horizontalidad, entendida
como un rechazo visceral de las prácticas centralistas y jerárquicas de la
izquierda tradicional y los sindicatos. Se inauguró así una nueva forma de
acción política: la organización en red, una suerte de “estructura sin
estructura”, abierta en todos los canales y con capacidad de acción
colectiva con incidencia real. Estas prácticas nacieron con el zapatismo y
se expandieron en un nuevo ciclo de protestas que tuvo su punto culminante
con el altermundismo y el movimiento crítico de la globalización
neoliberal, que irrumpe con marchas multitudinarias a fines del siglo XX.
Consignas como “globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza” o “que la
resistencia sea tan global como el capital”, plasmaron las miradas
alternativas de varios movimientos sociales de la región, recuperando un
sentido internacionalista de las luchas populares.


Comento:

Esta señora está bastante desubicada o es muy mañosa, ya que las prácticas
a que se aduce no "nacieron" con el zapatismo y, aunque le pese a la
autora, es un fenómeno que no deviene del seguidismo o aprendizaje de
"vanguardias"

Es a partir de estas innovadoras experiencias de lucha que comienza a
configurarse una lectura profundamente antiestatista, que amalgama las
insatisfacciones por las experiencias fallidas de los socialismos reales y
las socialdemocracias de Occidente, con la rebelión antineoliberal. El auge
de los foros sociales de Porto Alegre y de los movimientos opuestos a la
globalización neoliberal en los países centrales marca una fuerte impronta
antiestatal. Además no hay un rechazo "visceral" a las prácticas de la
izquierda, sino bastante racional e instintivo, pero no de bilis. Parece un
muchacho o muchacha intentando ganar una discusión a como de lugar,
manipulando el lenguaje como los sofistas griegos.


Sigue:

El autonomismo zapatista se enlaza con los aportes del marxista irlandés
John Holloway (1993, 2002) y con los planteos de Toni Negri y Michael Hardt
(2001). Su eje será la construcción política y social “por fuera” del
aparato del Estado y la lógica del capital. Holloway sostiene que:

[…] los Estados nacionales compiten […] para atraer a su territorio una
porción de la plusvalía producida globalmente. El antagonismo entre ellos
no es expresión de la explotación de los Estados periféricos por los
Estados centrales, sino que expresa la competencia –sumamente desigual–
entre los Estados para atraer a sus territorios una porción de la plusvalía
global. Por esta razón, todos los Estados tienen un interés en la
explotación global del trabajo (Holloway, 1993: 7).

La conclusión política que se extrae de esta posición es que, en primer
lugar, no hay alianza posible entre clases y grupos sociales dentro del
territorio nacional para enfrentar al capitalismo central, de modo que toda
estrategia nacional-popular en su formato clásico debe ser descartada. Más
aun, en este razonamiento queda diluida la existencia misma del Estado
nacional como instancia, espacio o escenario de articulación política
sustantiva, en la medida en que el espacio estatal nacional mismo pierde
entidad frente a la fuerza del capital global (o el Imperio, en términos de
Negri). La derivación de esta postura lleva a plantear que la construcción
política alternativa ya no debe tener como eje central la conquista del
poder del Estado nacional sino que debe partir de la potencialidad de las
acciones colectivas que emergen y arraigan de la sociedad civil para
construir "otro mundo" (Holloway, 2002; Ceceña, 2002; Zibechi, 2003).

Estos teóricos contribuyeron a la conformación de una corriente de
pensamiento y acción política muy ligada al zapatismo, con ramificaciones
en los movimientos por la reforma agraria en Brasil y en algunos
emprendimientos autónomos de trabajadores desocupados en la Argentina. Uno
de los problemas principales que tiene esta perspectiva es que no
diferencia el espacio territorial nacional-estatal como lugar específico de
disputa a escala global de la lógica de dominación estatal al interior de
tal espacio. La consecuencia es que subestima las luchas que se pueden
desarrollar dentro de los límites de los espacios jurídico-territoriales de
los Estados realmente existentes y las formas de materialización de
conquistas populares en la trama estatal [...].


Comento:

Ahí la señora deja ver la cola del diablo: hay conquistas populares en la
"trama" estatal, vengan, vengan a ver a la mujer barbuda del circo!! Vengan
al tinglado del estado. Ni se les ocurra hacer vida en común, ni abandonen
el encierro de sus casas, bueno, pueden hacerlo cada cierto tiempo, pero
eso de hacer cotidianeidad huele mucho al socialismo cotidiano del Che, que
tuvo que irse de la isla. En México hubo un proceso de negociaciones con el
estado. La señora debería decirle a sus lectores eso, pero le sería difícil
vender su pomada de tratar a los zapatistas de "ultras" y maniqueistas, tal
como despliega arte de birlibirloque para descolocar intelectualmente a los
anarquistas y justificar a Gramsci. Las negociaciones con el estado
llegaron a aprobar la autonomía territorial en los acuerdos de San Andrés,
pero luego no fueron refrendados por el parlamento, pero si lo fueron por
las comunidades, que empezaron a hacerlo y no se cansan de decir que se
trata del nivel alcanzado en las relaciones con el estado y gobiernos, que
no votan no por principio, perfil o muralla, sino porque no hay candidatos
que respeten el mandar obedeciendo.

Negri escribe desde antes que naciera el subcomandente Marcos y aprendió la
autonomía en la práctica del movimiento operario en la década del sesenta,
cuando Marcos era bebé y recién aprendía sobre la rebeldía, como muchos de
nosotros. Pero la autonomía no se mueve por teóricos, sino que al ser
autónoma, genera su propia subjetividad derivada de la "objetividad"
subjetiva de la vida en común. Es extraña la ensalada que pretende hacer la
autora, ya que pretende decirnos (o más bien: lo dice) que hay una
corriente de autonomía que circula de cabeza en cabeza, desde donde se
orienta hacia lo social para influirlo, así las corrientes de afinidad
paradigmática cierran filas con la camiseta contra la otra corriente que
ella llama "autonomista", lo que es un oxímoron o una aporía o un
contrasentido o una burrada. Estos teóricos simplemente están tratando de
interpretar el cambio que ocurre bajo sus piés, lo que parece espantoso a
la izquierda, que haya un "cambio" sin estar ellos a la cabeza (como la
izquierda bajo la cama de Petras) y colocan máscaras fabricadas por ellos a
los que piensan, hablan o actúan diferente. Esta señora podría sobrevivir
bien fabricando máscaras de carnaval.


Si a ustedes les interesa esa gente, a mí maní, como siempre, pero a veces
alguno por ahí se enoja porque no participo en la mesa del diálogo con
todos. Hay que aceptar la plata de Fernández? Hay que esperar que las
fábricas ocupadas sean estatales? Veamos lo que sucede dice alguno,
mientras los troskos se apoderan de una a una de las fábricas abandonadas y
las corrientes ideológicas avanzan sometiendo a los bachilleratos
populares. Me entristece ver no como la izquierda profita del populismo,
que eso lo hace por antonomasia, sino ver como gente muy buena se ha
inmovilizado a la espera del dinero estatal. Lula consiguió aniquilar el
movimiento social brasileño, era su función, pero de todas partes brotan
nuevas iniciativas, vean esta, que preciosa, aunque no es para seguirla,
sino para ver como se descubren muchas maneras de romper con la
heteronomía:
Brasil. Golpe de timón desde abajo: Estrategia de cambio desde las
localidades y comunidades
http://lahaine.org/clajadep/articulo.php?p=11350&more=1&c=1

Abrazos
Jaime