Re: [Pensamientoautonomo] Raquel es uno de nosotros...

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Autore: fernando gargano
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To: pensamientoautonomo
Oggetto: Re: [Pensamientoautonomo] Raquel es uno de nosotros...

no pude abrir lo que mandaste de Raquel

mando lo que vi y escribí en facebook

Agravios y amenazas del gobierno gringo que a todos están 
ocurriéndonos... anoche me tocó a mi.    Raquel Gutiérrez Aguilar   
Anoche tomé un avión para ir a Italia. Tenía que llegar a la Toscana a 
encontrarme con amigos y compañeros para compartir con ellos
 experiencias de luchas en América Latina. No pude llegar a mi destino 
porque al gobierno gringo se le ocurrió que yo no tenía derecho a pasar 
ya no digamos por su territorio, sino tampoco por su “espacio aéreo”... 
así fuera en una línea aérea supuestamente mexicana -AeroMéxico- que 
operaba un vuelo de otra línea de otro país distinto -Alitalia-... y sin
 importar que lo más cerca que iba a estar de “su territorio” fueran 
30,000 pies de altitud. Les cuento lo que ocurrió:   El miércoles 20 de 
julio de 2011 a las 22:35 horas, en México D.F. abordé el avión de 
Aeroméxico vuelo 033 con destino a Barcelona, para conectar desde ahí 
con otro vuelo a Roma en Alitalia. Una amiga me acopañaría desde Roma 
hasta la Toscana por tierra. El vuelo se iba desarrollando de manera 
totalmente normal cuando un poco después de la medianoche el capitán 
avisó que volvíamos a Monterrey porque se había cerrado el espacio aéreo
 norteamericano. Explicó que, dado que había que volar por otra ruta, el
 avión tenía que re-aprovisionarse de combustible. Fue así que volvimos a
 Monterrey en medio de cierto nerviosismo pues era muy raro lo que se 
decía por el altavoz. Mi sorpresa mayúscula fue que cuando aterrizamos 
en dicha ciudad, pasada la 1 de la mañana de hoy, 21 de julio, se acerco
 a mi una de las azafatas, y me pidió que mostrara una identificación. 
Se la mostré sin ningún problema. Yo tenía conmigo mi credencial de 
elector y también mi credencial de la UNAM. Una vez que vio mi nombre me
 pidió que recogiera mis cosas y que la acompañara a la puerta del 
avión. Cuando llegué a la puerta del avión con todo mi equipaje de mano 
había unos cuantos policías federales mexicanos y dos o tres 
funcionarios de Aeroméxico que me pidieron identificarme nuevamente y 
bajar del avión. Yo les dije que no iba a bajar a menos que me 
explicaran que estaba sucediendo. Contestaron que "el gobierno de 
Estados Unidos había negado el paso al avión porque yo iba en él" 
¡¡¡¡!!!! Ante mi cara de absoluta extrañeza, una regiomontana muy amable
 de Aeroméxico me dijo que ellos también estaban muy extrañados, que por
 favor les acompañara y que viéramos que se podía hacer. No me quedó más
 remedio que bajarme del avión; mientras tanto, ya estaban bajando mi 
equipaje -el que tenía documentado. Los policías federales, de una 
manera bastante intimidatoria pidieron que les entregaran una copia de 
mi pasaporte. Fui con las señoritas de Aeroméxico a sacar las copias del
 pasaporte a una oficina de la empresa, la policía se las llevó y estas 
mismas señoritas -a las cuales yo si les creo que estaban: asombradas de
 lo que estaba pasando, indignadas (porque se habían tenido que quedar a
 trabajar horas extras) y que además eran sumamente amables- lo que me 
dijeron era que tenían que buscar una ruta para mi que no pasara por los
 Estados Unidos y que Aeroméxico, de todos modos, se haría cargo de 
mandarme a Italia. Estuvimos esperando en el aeropuerto más o menos una 
hora y media, hasta que por fin lograron despachar al avión de vuelta. 
Después, ellas mismas me llevaron a un taxi que me llevó a un hotel. Yo 
estaba bastante asustada y muy muy indignada. También les pedí que me 
consiguieran un asiento en el primer vuelo a la ciudad de México a lo 
cual accedieron de inmediato. Una vez en el hotel Marriot Courtyard me 
comuniqué con varios de mis amigos y amigas más queridos, con los 
compañeros de Italia que iban a estar esperándome en Roma, a fin de 
avisarles que no llegaría en el vuelo programado. También pensé mucho en
 qué hacer y decidí, en diálogo con todos mis amigos y amigas, lo 
siguiente:Lo que yo sentía más profundamente era una especie de susto, 
de vulnerabilidad profunda que me empujaba, básicamente, a querer 
ponerme a salvo. Eso hice. Decidí no intentar viajar nuevamente esta 
noche.También sentía una indignación infinita: ¿cómo puede pasar esto de
 que te bajen de un avión en donde se les ocurra, cómo pueden estas 
“autoridades estadounidenses” comportarse con  tal despotismo? ¿Cómo lo 
toleramos? ¿Cómo nos protegemos ante estas cosas que ellos pueden 
hacernos de manera tan impune y tan insolente?Todo este día 21 ha sido 
de conversaciones con muchos amigos a quienes agradezco enormemente el 
apoyo y la indignación que han compartido conmigo. Hemos ido entendiendo
 varias cosas: * Estas arbitrariedades que aparecen “como porque sí”... 
 que uno tiene que soportar sin tener manera de hacer nada son el tipo 
de relaciones sociales que nos están imponiendo y, en este caso 
particular, son una especie de “aviso” de que ellos consideran que todo 
lo pueden. Y por supuesto que tienen mucho poder para muchas cosas, como
 bajar a la pasajera del asiento 17J de una línea aérea supuestamente 
extranjera que va viajando a un país que no es el suyo, y dejarla tirada
 en medio del norte de México cualquier madrugada de cualquier día. Pero
 no tienen el poder suficiente para evitar que nosotros nos enlacemos y 
hablemos, para que mañana yo esté y participe con los compañeros en 
Italia, así no sea de manera presencial. Eso no pueden impedirlo. 
Tampoco tienen la capacidad de evitar que este conjunto de agravios 
chicos nos ayude a indignarnos, a enlazarnos, a autocuidarnos que es lo 
que mis amigos y amigas han estado haciendo conmigo desde esta 
madrugada. Es lo que hemos hecho en este caso, chico, minúsculo casi, 
donde no hubo tortura, ni amenazas, ni muerte... apenas hubo un susto 
nocturno a una pasajera y una falta de respeto absoluto a todos los 
otros viajeros que seguramente se vieron afectados en sus itinerarios y 
en sus planes. Por eso creo que en este caso nimio, pequeñito, podemos 
reconocernos todos en los agravios que hemos ido padeciendo y 
soportando. Casi todos tenemos una historia así, de que algo nos 
impidieron, de que en algo nos agraviaron. Y por eso sería muy bueno 
pensar en las maneras de nuestra autoprotección colectiva.   Estamos 
atravesando tiempos malos que amenazan ser peores. Hacer brotar nuestras
 mejores y más variadas habilidades para inhibir que ellos consigan sus 
fines de paralizarnos y asustarnos, es lo que me parece más urgente. No 
soportemos ya estos agravios en silencio, pensemos no sólo como 
“denunciarlos”, sino como inhibirlos, como darles la vuelta: cómo 
cuidarnos entre todos que es el mejor remedio -creo- para esta 
fragmentación basada en el miedo en el que estamos viviendo. Lo que se 
nos ha ocurrido a todos los que hoy día hemos dialogado mientras yo 
recorría el largo camino de Monterrey al D.F. y de ahí a la casa de mi 
madre que era donde yo quería estar para sentirme a salvo, es que vamos a
 hacer varias cosas:Vamos a exigir a las dos compañías aéreas Aeroméxico
 y Alitalia que digan qué pasó con la pasajera del asiento 17J del vuelo
 AM33 del 20 de julio que tomó su avión a las 10:35 y no llegó a su 
destino. Que lo digan ellos, que expliquen a qué derecho tiene una que 
atenerse cuando decide viajar al extranjero.Vamos también a exigir a las
 autoridades estadounidenses que expliquen el peligro que podía 
causarles que la pasajera del asiento 17J del vuelo en cuestión volara a
 30,000 pies de altura por encima de Estados Unidos. En esto les pedimos
 a los amigos y compañeros estadounidenses que nos ayuden. Queremos una 
explicación. ¿Cómo causa peligro esta mujer? ¿Cómo amenaza la seguridad 
de Mrs. Smith de Alabama o de Miss Jones de Boston, el que la pasajera 
del 17J sobrevuele sus casas? Queremos que esas “autoridades” expliquen 
lo que hacen. Queremos que nos expliquen lo que deciden y por qué lo 
deciden. Porque sus decisiones son no solo tontas sino muy, demasiado, 
arbitrarias.Vamos también a organizar una manera para pedir a los 
estadounidenses amigos -que son los únicos que son reconocidos como 
personas con derecho a voz por el estado norteamericano; los demás ni 
siquiera eso tenemos- a que todos los que estamos en la “lista negra” 
del gobierno estadounidense por muy variadas y casi siempre absurdas 
causas, tengamos de todos modos al menos una “visa aérea” para que ese 
gobierno no pueda impedir el tráfico aéreo y la movilidad de ciudadanos 
de otros países.  No se pide que nos dejen entrar a su país. Ellos 
tendrán motivos para no querer que vayamos allá. Pero es aberrante esto 
de no permitir que pase por el aire un avión donde vaya viajando 
cualquiera que ellos, por algún motivo, consideren non grato.Finalmente,
 también estamos armando un blog pues creemos que el trabajo de 
cuidarnos entre todos es lo único que nos puede salvar, quizá, de esta 
prepotencia enloquecida. Y no podemos quedarnos paralizados y perplejos 
-como yo estuve anoche en la puerta de ese avión de Aeroméxico regresado
 a Monterrey-, conviene que vayamos hilando los “testimonios de los 
agravios que hemos padecido los de la lista negra”. Sabemos que son 
muchos. Sabemos que no queremos soportarlos callados y solos... Sabemos 
que podemos hacer que se mitiguen y quizá, ojalá, que se acaben.   En 
fin, pues agradezco a uds. cualquier apoyo o atención que puedan poner a
 este asunto... No es cuestión de garantizar que Raquel Gutiérrez pueda 
viajar, sino que cualquiera, cualquier persona, hombre, mujer o niño que
 vaya sentado en el asiento 17J, sepa que puede llegar a su destino. Que
 sepa que no tiene que tener miedo, que sepa, pues, que está seguro y 
que puede caminar el mundo para encontrarse con sus hermanos y hermanas 
con confianza. Si esta carta les hace algún sentido, si consideran que 
hay algo que esté en sus manos hacer para que esto no ocurra, les pido 
que respondan al correo: hombresymujeres.agraviados@gma​il.com y que miren el blog, http://agraviosgringosnongrato​s.blogspot.com/
 para que ahí escriban sus comentarios y todos podamos ir conversando. 
De todo corazón agradezco a quienes me sostuvieron cuando me atrapó el 
despotismo y la arbitrariedad gubernamental estadounidense en mi propio 
país. Agradezco también a quienes, estoy segura, nos iremos hilvanando 
en esta red de autoprotección y cuidado que estamos proponiendo que en 
común construyamos. 21 de julio de 2011 María 


Raquel Gutiérrez 

Fernando Mario Gargano Raquel,
 no te conozco pero saludo que estés en una lista negra de esos hijos 
del culo de la historia, mal nacidos y de poco futuro... ya se les va a 
acabar. es la mejor relación que se puede tener con esta bosta que 
gobierna el mundo. tendríamos que 
recomenzar un exodo que les deje la tierra salada y los ríos con 
mercurio. el muro se lo tenemos que hacer nosotros a ellos!!. el espacio
 aéreo que se les llene de pájaros negros, nosotros construyamos nuevas 
rutas que los esquiven, hasta deben tener mal olor!

Victor Militello Es
 una matemática y sociòloga mexicana, que vivió mucho tiempo en Bolivia a
 propósito de la cual escribió Los ritmos del pachakuti, uno de los 
mejores libros sobre los nuevos movimientos en América latina.






Date: Fri, 22 Jul 2011 17:59:42 -0700
From: jchueco@???
To: pensamientoautonomo@???
Subject: [Pensamientoautonomo] Raquel es uno de nosotros...

.... veamos qué se nos ocurre, por ahora informarnos. Julio

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