Autor: jchueco Data: Para: pensa Assunto: [Pensamientoautonomo] Carta de Galasso a Fito Páez por si no lavieron
Norberto Galasso: Carta a Fito Páez
Comprendo tu reacción, tu bronca, tu explosión en caliente, propia de
un artista. Pero así como la comprendo no la comparto. No me da ese
asco ese 47% de votos macristas. Me da pena.
En todas las grandes ciudades de América Latina y de cualquier otro
país dependiente, las minorías privilegiadas utilizan todo su poder
para dominar a los sectores medios, para ponerlos de su lado, para
infundirle falsedades. Jauretche lo llamaba la "colonización
pedagógica". Igual que a vos le provocaba grandes broncas, pero
distinguió entre los promotores de la mentira y los engañados. Quizás
los primeros le dieron asco igual que a vos, los otros le daban pena y
trataba de desazonzarlos.
El fenómeno es semejante en Buenos Aires, como en Lima o Guayaquil y
otras grandes ciudades. Hay que disputar la influencia sobre los
sectores medios y destruir los mitos con los que quieren dominarlos.
Desde los letreros de las calles y los nombres de los negocios (bastar
darse una vuelta por la Av. Santa Fe), desde los cartelitos de las
plazas y las estatuas de los supuestos próceres, desde las grandes
editoriales y los "libros de moda", convertidos en best sellers por
los comentarios pagos, desde la prédica liberal en economía y la
prédica mitrista en Historia, desde las geografías exóticas y los
literatos que cultivan la evasión y lo fantástico, desde la TV
farandulizada y superficial, con mesas redondas de bajísimo nivel
político alentada por los dueños del privilegio, desde gran parte de
los periodistas vendidos al mejor postor, y académicos y catedráticos
tramposos, todo ese mundo domina el cerebro de amplios sectores medios
que se suponen cultos, se suponen radicalmente superiores a los
"oscuramente pigmentados", se suponen ejemplo de moral (aunque evaden
impuestos, se roban ceniceros de los bares y toallas de los hoteles).
Sobre ellos recae también la literatura que Franz Fannon llamaba de
"los maestros desorientadores". Vos los conocés, los Marcos Aguinis,
los Asís, los Kovaddloff, y las peroratas con latines de aquel viejo
comando civil que se llama Mariano Grondona y tantos otros.
Pobre gente, Fito. Con todo eso que le tiran encima a la clase media,
una buena parte de ella termina votando a Macri. Están presos de un
engaño enorme: creen que Macri gestiona (cosa que hace mal o
simplemente no hace) y que Macri no tiene ideología (la tiene y bien
de derecha). Por otra parte fue el responsable del contrabando de
autos cuando dirigía empresas de su padre, además de las escuchas
telefónicas, eliminación de becas y subsidios escolares, negociados
con empresas constructoras (única explicación de las bicisendas), lo
mismo que su molestia porque los hospitales de la ciudad atiendan a
gente ?morocha? del conurbano.
Se trata además, que cierta parte de la clase media vive su pequeña
vida: asegurarse las vacaciones para el verano, lavar el auto los
domingos con más ternura que la que le dedica a la esposa, han
mejorado su nivel de vida con los Kirchner y no quieren olas, que nada
cambie y creen que algo habrá hecho Macri para esa mejoría que
tuvieron. No les importa que el hospital público no funcione porque
tienen medicina prepaga y han sido formados en el individualismo No
les importa que en el Borda se mueran de frío porque tienen estufas de
tiro balanceado, no les importa que en las escuelas públicas falten
materiales porque sus hijos van a escuelas privadas donde, como "el
cliente siempre tiene razón", aprueban. Además, creen en el dios
Mercado ? no obstante que el mercado libre del menemismo a muchos los
dejó deteriorados o fundidos- pero no comprenden a los sindicalistas y
les eriza la piel cuando lo ven a Moyano. Y bueno, son así, Fito.
¿Qué le vas a hacer? Lo que no justifica su asco sino en un momento
de bronca.
En la vida es necesario a veces tener asco y tener odio también. Eso
me lo enseñó el confesor de Eva Perón, el sacerdote Hernán Benítez. Me
decía: Mire m?hijo. Hay que odiar. Hay que odiar a todos los que
frustraron el país, lo entregaron, provocaron miseria y represión. Yo,
todas las mañanas, me doy un baño, me tomo una taza de café caliente y
después me siento en mi sillón y odio? Yo me asombraba y le decía:
Pero, Padre, usted es un cristiano? Y el seguía: Sí, odio, (no asco,
Fito). Odio a la oligarquía (ya lo dijo también ese talento que es
Leonardo Favio en una canción), odio a Bernardo Neustadt, odio al
almirante Rojas? Sabe después que bien me siento para el resto del
día. Así hablaba un cristiano de la Teología de la Liberación.
Por eso no hay que confundir al enemigo, Fito. Si hay que tener asco,
tengámoslos a los responsables del aparato mediático y cultural, los
que tergiversaron la Historia y la economía, los que robaron la
capacidad de razonar a muchos compatriotas, no a éstos. A estos hay
que convencerlos. Con la modestia que usaba Jauretche: Usted tiene que
avivarse (vea 6,7,8, escuche a Víctor Hugo). Se lo aconsejo yo
-decía-, que no me creo un vivo, sino apenas "un gil avivado".
Hay que ganarlos, Fito. No ratificarles que pertenecen al bando del
privilegio donde está la Sociedad Rural (¿cuando vieron una vaca esos
que votaron a Macri?, ¿qué saben de la renta agraria diferencial?), y
decirles como operan las grandes multinacionales y ciertas embajadas y
las corporaciones mediáticas.
Los necesitamos, Fito. Comprendo tu bronca, la de un artista,
Comprendéme a mí, desde la historia y la política.
Te mando un fuerte abrazo. Y te digo: en octubre, ganamos lejos.