[Pensamientoautonomo] Hacer lo imposible

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Autore: esceptikuz
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To: lista por una ronda de pensamiento autonomo entre sujetos de los movimientos argentinos
Oggetto: [Pensamientoautonomo] Hacer lo imposible
*El fulano de la foto es Daniel Cohn Bendit, eurodiputado. Parlamentarista
ya no de un Estado Nacional, sino del Estado Multinacional de la Unión
Europea. El fulano de la foto agitó las calles parisinas en mayo de 1968,
aquél mayo simiente de la consigna famosa que decía: “seamos realistas,
pidamos lo imposible”.*
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<http://argentina.indymedia.org/uploads/2011/05/cohn-bendit.png>
[image: Hacer lo imposible...]
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Cuando se discutía en el parlamento europeo acerca de la ayuda económica a
Grecia, el año pasado, daba un discurso animadamente progre que se puede ver
en youtube. En ese discurso decía, contra toda duda bondadosa, que, en
nombre de la responsabilidad, no se debía ya pedir lo imposible. ¿Será que
la revuelta es vicio de juventud, o será que el autobús del pragmatismo nos
lleva siempre, fatalmente, por el camino de la repetición?

La utopía democrática, sueño hecho de trampas y de facilismos clasemedia,
pretende que sea posible un capitalismo limpio, una cena en la que se coma
sin culpas la carne de los otros. Es latiguillo ya decir que los tiempos
históricos son largos. Cuando dijimos en 2001 que en diez años le tocaba a
Europa, no imaginamos que fuéramos puntuales. ¿Será momento de pensar en
rupturas, o quedará todo el cuento en la promesa de una “revolución de las
conciencias”, en nombre de la democracia real (como si ésta fuera de
mentira)? Sería hermoso que esta vez la pueblada logre superar lo reactivo.
Sería hermoso menos zeitgeist y más organización. Sería hermoso que hagamos
sujeto, que hagamos la igualdad, que hagamos lo imposible. Si no rompemos la
representación, no rompimos nada.

Es necesario que la movilización que hay ahora en España exceda las
fronteras del discurso. Especialmente cuando el discurso parece estar ceñido
al manifiesto de la democracia real que se lee en
http://democraciarealya.es/. Si todo el problema consiste en obtener por
resultado un rejunte de representantes que puedan “llevar las voces del
pueblo a las instituciones”, entonces no estamos hablando de nada que no sea
la carta de intenciones fundacional de las democracias capitalistas de
occidente, y de la suelta de justificaciones teleológicas para las
carnicerías de los capitalismos estatales de oriente.

Hay un etimologismo de massmedia que pretende que democracia significa
gobierno del pueblo. Se saltan dos o tres cosas. Por lo menos dos: 1- la
traducción de demos por pueblo no es adecuada y, por lo tanto, es falaz.
Demos puede traducirse por pueblo si hablamos de región, como si dijéramos
Pergamino, San Marcos, Grado o Rubial. Sin embargo cuando decimos que el
pueblo unido jamás será vencido, ¿estamos queriendo decir que han de
juntarse Pergamino con San Marcos? La idea de Pueblo que se implica en el
grito popular de las manifestaciones está directamente ligado a la idea de
clase social, más o menos ligado a la idea de clase económica. Pero no es
ese el sentido real de democracia, y entonces aparece la segunda cosa. 2- la
representación. La idea de democracia es inconcebible sin la idea de
representación. Lo más cercano que se imaginó es la idea de democracia
directa, una idea en verdad algo bastarda, siendo que implica una
contradicción en términos. ¿Acaso la elección de una minoría mayoritaria (me
aclaro: la minoría más voluminosa) es expresión de la voluntad general que
erotizaba a Rousseau? En el caso argentino, que es el que conozco, un conteo
de votos equivalente a poco más de un diez por ciento de la población basta
para legitimar a un gobierno (por caso el actual). ¿Podemos colegir de
semejante farsa que el pueblo ha decidido? Esto es falso tanto por lo
numérico como por lo formal, que es mucho más importante. Ocurre que elegir
entre las posibilidades que ofrece un sistema no solamente no es decidir,
sino que es todo lo contrario.

El punto es que situaciones como ésta que se vive hoy en España (si se me
permite la simplificación) marcan el umbral de lo imposible porque en ellas
se abre el no-lugar de la presentación de los comunes. Es la parte linda del
manifiesto, cuando arranca diciendo que “somos personas comunes y
corrientes”. Ahí está la potencia real que tiene todo esto. Hay un desborde
tal que las categorías dadas no sirven. No sirve decir son los comunistas,
son los anarquistas, son los liberales. No sirve decir son los trabajadores
o los burgueses, los españoles o los inmigrantes. No sirve decir son los
jóvenes, los niños, los adultos, los ancianos. No sirve nada de todo eso,
porque lo que hay es la presentación de los comunes. Esto significa que
cualquiera puede estar ahí. Esto significa que ese ahí es de hecho
no-representable, y eso debería defenderse con uñas y dientes.

Lo que aglutina, como ocurrió en Argentina en 2001 (si se me permite la
simplificación) es más la frustración que el descontento. Es la sensación de
que lo que prometía funcionar no funciona. El desafío es pensar. Es
imprescindible pensar, porque el problema no es que algo prometido no
funcione, sino que lo que no funciona es la promesa. Y digo que es
imprescindible porque pronto vendrá la nueva promesa que no es más que la
reformulación de una promesa vieja, de la vieja promesa que no funcionó. La
descomposición del bipartidismo en Argentina, frente a la movilización
social por descontento y frustración, fue utilizada para la restauración de
una bipolaridad más vieja todavía que el bipartidismo. Hoy se pretende
atenazar los discursos políticos entre dos polos antagónicos que no hacen
más que opacar aquella reacción que les abrió el camino. El problema en
Argentina es que no se dio lugar a un pensamiento colectivo capaz de
sostener aquella ruptura e inscribir sus consecuencias en la forma neta de
un cambio social.

Acompaño entusiasmado lo que pasa en España. Acompaño desde la distancia con
más ganas de estar allá que aquí. Pero es imprescindible, insisto, que no se
pierda de vista lo que ocurre, porque lo que ocurre es mucho más que la
petición de buen gobierno. Ocurre la posibilidad de una otra organización
social. Ocurre la posibilidad de pensar lo que eso signifique. Ocurre la
posibilidad de que el encuentro de comunes interrumpa la continuidad de las
políticas de representación, de las políticas que siempre habrán de “dar la
espalda al pueblo” porque eso que llamamos pueblo es la espalda de toda
representación.

Agrego abajo el manifiesto ese. Lo agrego para los que no lo han visto,
tratando de hacerme entender. Después de todo, las fronteras son asuntos del
Estado, de modo que la movilización de allá no se me hace ajena en absoluto,
como no le es ajena tampoco su hermana reciente, la que hace diez años hizo
una marca en estos lares. En todo caso, ni lo de allí no lo de acá son,
hasta ahora, revoluciones. Serán tal vez algo mucho más real y más concreto,
algo quizás alguna vez más importante. Serán quizás la marca de que hay una
estructura que se desmorona sobre sus propias grietas. Con tiempos largos,
eso sí. Pero el tiempo sólo no alcanza: es necesario un hacer que sostenga
esta ruptura, y para eso, más que la bendición democrática de Cohn Bendit,
más que el pragmatismo conservador de lo posible, es necesario un hacer
imposible que traiga la potencia de nuestra propia novedad. La de
cualquiera.

MANIFIESTO “DEMOCRACIA REAL YA”:

Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta
por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente
que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir
y dar un futuro mejor a los que nos rodean.

Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos
creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos
consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el
panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la
corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del
ciudadano de a pie.

Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos,
podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre
todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:

- Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el
progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad
ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.

- Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas
sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a
la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y
derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.

- El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no
atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la
humanidad.

- La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el
gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la
clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de
llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación
política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio
para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra
costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos
y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada
por las inamovibles siglas del PPSOE.

- El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad,
crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El
obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social
en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y
sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.

- La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por
encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando
recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores
infelices.

- Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a
enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos
anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el
mundo.

- Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta
rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría,
podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.

- Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del
Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no
productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a
quién se lo compro.

Por todo lo anterior, estoy indignado.
Creo que puedo cambiarlo.
Creo que puedo ayudar.
Sé que unidos podemos.
Sal con nosotros. Es tu derecho.

*En Torno a la Anarquía*

fuente http://entornoalaanarquia.com.ar/blog/?p=473