Vean la foto adjunta, los manifestantes sobre un camión del ejército.
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Las protestas de Egipto continúan en las fábricas Hossam el-Hamalawy
20/02/11
Desde que Hosni Mubarak huyó del Cairo, e incluso antes, algunos
activistas de clase media han estado apremiando a los egipcios, en
nombre del patriotismo, a suspender sus protestas y volver al trabajo,
cantando algunas nanas de lo más ridículas: "Construyamos un nuevo
Egipto", "Trabajemos más duro de lo que nunca hemos trabajado". Está
claro que no saben que los egipcios se encuentran ya entre la gente
más laboriosa del mundo. [1]
Estos activistas quieren que confiemos a los generales de Mubarak la
transición a la democracia, la misma junta que proporcionó la columna
de la dictadura en los últimos 30 años. Y si bien creo que el Consejo
Supremo de las Fuerzas Armadas, que recibió 1.300 millones de los EE.
UU. en 2010, terminará por fraguar la transición a un "gobierno
civil", no me cabe duda de que será un gobierno que garantice la
continuación de un sistema que no toque jamás los privilegios del
ejército, que mantenga a las fuerzas armadas como institución que
disponga de la última palabra en política, que garantice que Egipto
continúe la senda de la política exterior norteamericana, tan odiada.
Un gobierno civil no debería estar formado por miembros de un gabinete
en el que simplemente se han quitado el uniforme militar. Un gobierno
civil significa representar las demandas y deseos del pueblo egipcio
sin intervención alguna de los máximos capitostes. Creo que resultará
muy difícil lograr esto, y eso si es que la junta llega a permitirlo.
Los militares han formado parte de las instituciones gobernantes de
este país desde 1952. Sus mandos forman parte del poder establecido. Y
si bien oficiales jóvenes y soldados son aliados nuestros, no podemos
ni por un instante poner nuestro crédito y nuestra confianza en los
generales.
Todas las clases de Egipto participaron en el levantamiento. Mubarak
consiguió enajenarse a todas las clases sociales. En la Plaza de
Tahrir se podía encontrar a los vástagos de la élite egipcia, junto a
trabajadores, ciudadanos de clase media y pobres de las ciudades. Pero
recordemos que sólo cuando el miércoles [9 de febrero] se iniciaron
las huelgas masivas, el régimen comenzó a cuartearse y el ejército
hubo de forzar a Mubarak a dimitir porque el sistema estaba a punto de
derrumbarse.
Algunos se han sorprendido al ver a los trabajadores en huelga, lo
cual es una ingenuidad. Los trabajadores han ido poniendo en pie la
ola de huelgas más prolongada y sostenida de la historia de Egipto
desde 1946, iniciada en Mahalla, la ciudad del textil. No es culpa de
los trabajadores que el mundo no les haya prestado atención. Todos los
días de los últimos tres años ha habido una huelga en alguna fábrica
de Egipto, ya fuese en el Cairo o en las provincias. Estas huelgas
eran a la vez de naturaleza económica y política.
Desde el primer día del alzamiento del 25 de enero, la clase obrera ha
estado participando en las protestas. Sin embargo, los obreros
tomaban parte en ellas al principio como "manifestantes" y no
necesariamente como "trabajadores", dando a entender que no se
movilizaban independientemente. El gobierno, y no los manifestantes,
había dejado la economía en punto muerto, con sus toques de queda, y
al cerrar bancos y negocios. Se trataba de una huelga capitalista,
destinada a aterrorizar al pueblo egipcio. Sólo cuando el gobierno
trató de retrotraer el país a la "normalidad" el 8 de febrero
volvieron los trabajadores a las fábricas, debatieron la actual
situación y comenzaron a organizarse en masa, movilizándose como
bloque independiente.
En algunos lugares, los trabajadores no incluían la caída del régimen
entre sus demandas, pero utilizaron los mismos lemas de quienes
protestaban en Tahrir y en muchos casos, los trabajadores presentaron
una lista de exigencias en solidaridad con la revolución.
Estos trabajadores no se van a ir a casa. Comenzaron su huelga porque
ya no podían alimentar a sus familias. Han ganado en audacia gracias
al derocamiento de Mubarak, y no pueden volverse atrás y decirles a
sus hijos que el ejército les han prometido traerles comida y derechos
en no se sabe cuántos meses. Muchos de los huelguistas ya han empezado
a elevar demandas adicionales, entre las que se cuentan el derecho a
establecer sindicatos libres, alejados de la corrupta Federación
Egipcia de Sindicatos respaldada por el Estado.
El sábado [12 de febrero] empecé a recibir noticias de que miles de
trabajadores del transporte público estaban organizando protestas en
la zona de el-Gabal el-Ahmar. Los trabajadores temporales de las
acerías Helwan también protestan. Los técnicos ferroviarios siguen
manteniendo interrumpido el servicio de trenes. Miles de trabajadores
de las azucareras de el-Hawamdiya están protestando y los trabajadores
del petróleo anunciaron una huelga el domingo por las condiciones
laborales. Casi todos los sectores de la economía egipcia han sido
testigos de huelgas o protestas masivas. A ellas se han sumado incluso
sectores de la policía.
En este momento, la ocupación de la Plaza de Tahrir está por
suspenderse. Ahora hay que llevar Tahrir a las fábricas. A medida que
avance la revolución, tendrá lugar una inevitable polarización de
clases. Tenemos las llaves de la liberación de toda la región, no sólo
de Egipto. Debemos seguir adelante, con una revolución permanente que
dé poder al pueblo de este país con una democracia directa desde abajo.
NOTAS: [1] De acuerdo con un estudio global de la banca UBS, titulado
Prices and Earnings [Precios y sueldos], (
) comparado con las
otras 72 ciudades internacionales analizadas, los habitantes del Cairo
trabajan de media el mayor número de horas al año, 2373`para ser
exactos. Who you callin´ lazy?, Almasryalyoum, English edition,
http://www.almasryalyoum.com/en/news/who-you-callin%E2%80%99-lazy [2]
En el Mahalla el Kubra trabajan 32.000 obreros en fábricas estatales y
varias decenas de miles más en empresas privadas. El movimiento
juvenil 6 de abril se originó en esa fecha de 2008 cuando una
multitudinaria manifestación por el centro de la ciudad fue reprimida
por la policía, que mató a dos personas. Timothy M. Phelps, Egypt
uprisings has its roots in mill town, Los Angeles Times, 9 de febrero
de 2011.
Hossam el-Hamalawy, activo periodista independiente egipcio radicado
en El Cairo, cuenta con página en la Red:
www.arabawy.org . Una
selección de sus espléndidas fotos en blanco y negro tomadas durante
la revuelta puede verse en
http://www.guardian.co.uk/commentisfree/gallery/2011/feb/11/egypt-protest#/?picture=371625685&index=0
Traducción para
www.sinpermiso.info: Lucas Antón