Re: [Pensamientoautonomo] El universo técnico y su exterior

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Autor: alejandra grego
Datum:  
To: lista por una ronda de pensamiento autonomo entre sujetos de los movimientos argentinos
Betreff: Re: [Pensamientoautonomo] El universo técnico y su exterior
Gracias a los dos por sus regalos de fin de año.
De Universo..., ¿saben quien es el/a  autr/a?
Abrazo, Alejandra



________________________________
De: ismael yamel <cunicooplimitada@???>
Para: lista por una ronda de pensamiento autonomo entre sujetos de los
movimientos argentinos <pensamientoautonomo@???>
Enviado: sábado, 1 de enero, 2011 23:38:06
Asunto: Re: [Pensamientoautonomo] El universo técnico y su exterior


Gracias por el aporte, Esceptikuz.. Urgando en la dirección al pie descubrí un
hermoso título:

¡ESCUCHA, PEQUEÑO HOMBRECITO!, De Wilhelm Reich, que adjunto, ya que me pareció
pertinente a los debates que se vienen dando acerca de las construcciones
alternativas y relaciones humanas en que cada vez más seguimos desembarcando, de
modo que tendríamos el "trabajo" de leer "El universo técnico y su exterior" y
luego el adjunto de Reich, como una invitación al debate.
Buen año a la Ronda
Un abrazo  Ismael



--- El vie 31-dic-10, esceptikuz <esceptikuz@???> escribió:


>De: esceptikuz <esceptikuz@???>
>Asunto: [Pensamientoautonomo] El universo técnico y su exterior
>Para: "Pensamiento Autonomo" <pensamientoautonomo@???>
>Fecha: viernes, 31 de diciembre de 2010, 14:24
>
>
>Elementos para una comprensión de nuestro universo técnico.
>
>1. La organización social de los humanos, su forma de vivir en común ha variado
>a lo largo de su historia, pasando de unas formas de relación a otras; formas
>creadas por ellos mismos y que a la vez modifican su comportamiento. La forma
>mercancía es una de estas formas que ha configurado la relación entre los
>hombres a lo largo de los últimos siglos, lo que llamamos civilización
>capitalista, modo de producción de mercancías, bien descrito por Marx a mediados
>del siglo XIX. Sólo en una sociedad determinada los productos del trabajo humano
>toman la forma de mercancías.
>
>Lo peculiar de esta forma mercancía es que en la producción de objetos
>(mercancías) se busca no tanto su valor de uso como su valor de cambio, valor
>que en el desarrollo del modo de vida capitalista tiende a aumentar al tiempo
>que el valor de uso de la mercancía tiende a disminuir. El valor de uso es pues,
>en este sistema, la coartada del valor de cambio. No es pues tanto un sistema de
>producción de objetos para satisfacer unas necesidades, sino un sistema de
>creación de necesidades que demandarán la producción de objetos (esquematizando,
>diremos que si produce bebidas no será tanto para apagar la sed como para
>propiciarla). Produce pues la necesidad misma; a ello concurren la imagen
>(Kraus, Anders), la propaganda (Ellul), la publicidad (Voyer). En este sistema,
>escribe Marx, la producción no solamente proporciona materiales a la necesidad
>sino que proporciona también una necesidad a los materiales, de modo que la
>producción no solamente produce un objeto para el sujeto, sino también un sujeto
>para el objeto (1857, “Introducción general a la Crítica de la Economía
>Política”).
>
>El objeto producido es, para el capital, un objeto abstracto, cuya utilidad es
>el beneficio. La lógica que preside este sistema de la forma mercancía es la de
>la obtención del máximo beneficio (valorización / acumulación de capital),
>lógica que ha de atravesar la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, lo
>que sitúa la crisis de este sistema no en su mejor o peor funcionamiento sino en
>su funcionamiento mismo, en su misma esencia. Es esta misma lógica la que
>preside la tendencia de esta forma mercancía a ocupar todo el espacio, su
>tendencia a convertir cualquier cosa en mercancía, cualquier actividad en
>trabajo asalariado, cualquier actividad artística en espectáculo; su tendencia a
>capitalizarlo todo, a que no quede nada exterior a esta relación mercantil,
>hasta convertir las relaciones que en la producción de mercancías se instauran
>entre los hombres, en la forma de relaciones entre cosas.
>
>Esta tendencia es cuestionada por la subjetividad humana que en su lucha contra
>esta cosificación afirma el límite y la contingencia de esta forma mercancía, al
>considerarla como algo histórico, y no natural y para siempre, afirmando así la
>existencia de un espacio exterior al dominio de esta forma mercancía, al dominio
>del capital. Subjetividad que vemos aparecer, en determinadas circunstancias, a
>lo largo de todo este periodo regido por la forma mercancía, mostrando una
>actividad no reducida a espectáculo, un hacer no reducido al trabajo, una
>resistencia al trabajo asalariado, buscando una asociación más allá de la forma
>Estado.
>
>2. Esta forma mercancía propicia un espectacular crecimiento de la Técnica,
>crecimiento regido por el principio de la máxima eficacia. La eficacia va a
>situarse por encima de cualquier otra dimensión y va a erigirse en el criterio
>clave de nuestra época.
>
>En esta época capitalista –cuyo dominio no tiene más de 300 años–, la técnica se
>ha convertido en el fenómeno esencial. La técnica es el fenómeno más importante
>del mundo moderno, porque el acelerado desarrollo e implantación a la que la ha
>sometido el sistema productivo capitalista, la ha transformado en algo mayor que
>otro fenómeno más. La técnica es capaz de generar todo un universo simbólico por
>sí y en sí misma, una concepción del mundo que ocupa y determina el pensamiento,
>la conciencia y el espíritu humano. En realidad, el fenómeno técnico se ha
>convertido en la centralidad de ésta civilización capitalista, pasando a ser más
>que una ideología, una metafísica que impone una determinada interpretación de
>la realidad: una manera de cómo el ser humano ha de estar, comprender e
>interpretar el mundo.
>
>Una rápida incursión en los análisis de Marx, de Mumford, de Ellul y de Anders
>sobre la Técnica nos pueden ayudar a problematizar y a entender el fenómeno
>técnico y nuestra actual civilización técnica.
>
>(Marx) El hombre al no encontrar en su medio lo que le puede satisfacer sus
>deseos y necesidades, lo produce artificialmente, transforma el mundo
>artificialmente; la Naturaleza no produce arados, ni tractores, ni locomotoras,
>ni automóviles, ni pianos…, ni ninguno de los muchos artefactos que conforman
>nuestra artificialidad. Al producir el mundo, al realizarlo y moldearlo para
>lograr satisfacer necesidades, el hombre realiza el acto propiamente humano, no
>sólo se adapta al medio, al mundo, sino que es capaz de adaptar el medio para
>él, creando el hábitat, alterando el mundo. El mundo pasa a ser para el hombre
>un medio que se puede transformar según las conveniencias.
>
>Marx denuncia, clara y reiteradamente, que cuando las máquinas toman el mando en
>las fábricas, el obrero, inevitablemente, se convierte en apéndice y servidor de
>éstas, es decir, en un simple engranaje más de los muchos que conforman la
>máquina. “La máquina destruye todos los límites morales y naturales de la
>jornada de trabajo. (…) En un sistema mecánico el trabajador colectivo aparece
>como el sujeto dominante y el autómata mecánico como su objeto; lo que
>caracteriza el empleo capitalista de la máquina es que el autómata es el sujeto
>y los trabajadores son simplemente órganos subordinados a la fuerza motriz
>central. (..) En el oficio y en la manufactura, el obrero se sirve de su
>instrumento; en la fábrica el obrero sirve a la máquina. El medio de trabajo
>convertido en autómata se erige ante el obrero en la forma de capital, de
>trabajo muerto que domina y bombea su fuerza viviente” (El Capital, cap. XV).
>Sin embargo, será, como la mayoría de pensadores del siglo XIX (y casi todos los
>del siglo XX), deudor de lo que Georges Sorel calificó como “la ilusión del
>progreso”. Para Marx la técnica es un medio, cuya mediación, bajo el control de
>la clase obrera, logrará satisfacer los deseos y las necesidades humanas. Y sin
>embargo el sistema capitalista y su técnica, más que satisfacer, crea
>necesidades. Necesidades a las que nos vemos sometidos y somos determinados por
>ellas. Para Marx la técnica (fuerzas productivas) no es solo neutra sino
>positiva. Marx no cuestiona ni los objetos producidos ni los medios de
>producción, sino solo la apropiación que de ellos hace el capital. Llega un
>momento que las relaciones de producción devienen un freno al desarrollo de la
>técnica (fuerzas productivas). El capital en contra de la técnica. El desarrollo
>técnico conducirá, ya fuera de la relación social capitalista, a la abundancia y
>al comunismo.
>
>(Mumford) Para Lewis Mumford, con el actual avance de la técnica el hombre se
>convierte en un animal pasivo y sin finalidades y pasa a ser una pieza de la
>máquina. Cifra las características de la civilización técnica en la supeditación
>a la regularidad temporal (importancia decisiva de la invención del reloj); la
>eficiencia; desaparición de la distancia en el espacio y en el tiempo;
>uniformidad y estandarización; supeditación a la máquina y al consumo
>obligatorio que ella dicta. Pero el consumo no significa para Mumford un máximo
>de eficiencia vital. La sociedad dominada por la máquina se orienta hacia las
>“cosas” y sus miembros tienen toda clase de posesiones excepto la posesión de sí
>mismos.
>
>La máquina es ambivalente, es al mismo tiempo instrumento de liberación y de
>represión, ha economizado energía humana pero no ha sabido dirigirla. De lo que
>se trata es de usarla en un sentido liberador. Cuando el automatismo se
>generalice y los beneficios de la mecanización se socialicen, los hombres se
>encontrarán de nuevo en un estado paradisíaco. Es imperativo construir una nueva
>sociedad en la que los propósitos de la industria se desvíen del propósito de
>hacer ganancias, e imaginarse que un sistema basado en la falta de ganancias es
>imposible, es olvidar que durante miles de años la humanidad no ha conocido otro
>sistema. Contra el mito maquinista y progresista del siglo XIX, debemos buscar
>un equilibrio dinámico y no un progreso indefinido, por otra parte imposible,
>pues el progreso mecánico está limitado por la naturaleza del mundo físico.
>Mumford distingue dos clases de tecnologías, una totalitaria y centralizada y la
>otra democrática y dispersa, basada en operaciones artesanales a pequeña escala,
>que desarrolla nuestra humanidad.
>
>(Ellul) Hasta la revolución industrial (s. XVIII) la técnica sólo se aplicaba a
>campos restringidos; los medios técnicos que se aplicaban eran limitados; su
>espacio era local; era limitada en el tiempo, su evolución era lenta; al hombre
>le quedaba la posibilidad de escoger. Todos estos caracteres desaparecen en el
>actual desarrollo técnico. En nuestra civilización, la Técnica no tiene límite,
>se extiende a todos los campos, recubre toda la actividad del hombre, engloba
>toda la civilización. Seis caracteres: artificialidad (la Técnica se opone a la
>naturaleza); automatismo de la elección (es la técnica y no el hombre la que
>elige. “The one best Way”); autocrecimiento (progresa sin intervención del
>hombre, por acumulación, la evolución es causal); indivisibilidad (no hay
>distinción entre técnica y su uso); autonomía (respeto a la economía y a la
>política y a la moral; la máquina ocupando el lugar del hombre). En este proceso
>la técnica se ha autonomizado. Ante el fenómeno técnico desaparecen la ética, la
>búsqueda de un sentido, la metafísica y el lenguaje. El hombre pre-técnico vive
>en un escenario humanista donde imperan la finalidad y el sentido; la técnica
>carece de finalidad y de sentido, funciona, progresa de manera puramente causal,
>por autocrecimiento, receptiva sólo a la intro-información. Proponerle un fin,
>pensar que la técnica no es más que un conjunto de medios al servicio de unos
>fines, es no entender el significado de la técnica. Es ilusorio pues distinguir
>entre un buen uso y un mal uso de la técnica: sólo tiene un uso, el uso técnico.
>Pedirle a la técnica otro uso es pedirle que no sea la técnica: no hay
>diferencia entre la técnica y su uso. Hoy la técnica se ha vuelto autónoma
>respecto a otras instancias. Lo que se puede hacer se hará. El progreso técnico
>es ambivalente, no es bueno ni malo, mezcla de elementos positivos y negativos:
>todo progreso técnico tiene un precio; el progreso técnico causa más problemas
>que los que soluciona; los efectos favorables y los nefastos son inseparables;
>todo progreso técnico conlleva efectos imprevisibles.
>
>(Anders) Günter Anders analiza la esencia de la máquina y la cifra en las
>siguientes consideraciones. La sed de expansión que tienen las máquinas es algo
>innato y es insaciable; se trata de una tendencia expansionista que se reproduce
>cada vez al nivel superior y no tiene límite. Por otra parte, por absurdo que
>parezca, el número de máquinas existente disminuye pues, por lo afirmado con
>anterioridad, pasa a ser parte de otra máquina mayor. Las máquinas se degradan,
>más allá de que su obsolescencia sea programada desde su construcción, en el
>sentido de que dejan de ser máquinas para pasar a ser componentes de sistemas
>(es lo que nos pasa a los seres humanos que perdemos nuestra personalidad al ser
>reducidos a simples engranajes del sistema). Así las máquinas se transforman en
>una única máquina hasta llegar a un estado final totalitario donde todo sea
>maquínico. Ante esto no basta protestar diciendo que se debería utilizar la
>técnica para fines buenos y no malvados. Lo que hemos de preguntarnos hoy es si
>podemos disponer libremente de la técnica. Es posible que el peligro que nos
>amenaza no resida en un mal uso de la técnica sino en su misma esencia.
>
>Confrontados con el Apocalipsis a partir del desarrollo nuclear, la cuestión que
>la humanidad tiene planteada, según Anders, no es ya cómo vivir sino si
>continuará la vida. Como Ellul, niega cualquier neutralidad de la técnica
>respecto a su uso: el conjunto (sistema) de instrumentos (el macro-instrumento)
>que se nos imponen no son meros medios a nuestro alcance para obtener unos fines
>previamente decididos por nosotros, sino que determinan ya, por su estructura y
>por su función, su utilización. Hoy ya no es el artesano (como en tiempo de los
>ludditas) el que es amenazado por la máquina sino que somos todos, víctimas de
>las máquinas y de sus productos. A partir de todos estos instrumentos (Anders
>analiza en especial la radio y la televisión, cuya forma de mostrar el mundo lo
>oculta) deviene imposible nuestra experiencia del mundo, del que sólo vemos su
>fantasma. El hombre entra en el mundo de los instrumentos dejando detrás su
>humanidad (como el niño que deja su niñez al entrar iniciáticamente en el mundo
>de los adultos). Ya desposeído de sí mismo, no puede alienarse más.
>
>3. La naturaleza de la Técnica consiste en abarcarlo todo, hacer un mundo
>técnico en el que todo lo que está en él, toda la Naturaleza –incluyendo, por
>supuesto, los seres humanos– sean simples objetos a su disposición, disponibles
>de ser utilizados técnicamente, para extraer el máximo beneficio posible. El
>fenómeno técnico ha configurado por sí mismo una nueva Fenomenología, pues
>actualmente la técnica representa el “devenir de la ciencia en general o del
>saber”. La técnica ha llegado a ser, en el mundo actual, un Ideal Absoluto: “la
>idea que se piensa a sí misma”. Representa para la mayoría de los que
>sobrevivimos en ésta sociedad, toda la “existencia contenida en sí misma”. Todo
>ha de ser contemplado, representado y pensado técnicamente: para el amor hay
>técnicas, se utilizan técnicas del pensamiento y técnicas del control del
>pensamiento, técnicas sexuales y técnicas reproductivas, técnicas políticas y
>técnicas de control, técnicas de dominación y mando y técnicas de obediencia y
>sumisión, la producción, la educación, la salud están técnicamente organizadas,
>etc. Como señala S. Giedion, cuando “la mecanización toma el mando”, la técnica
>llega a lo orgánico, a la agricultura y a la comida, se adueña del nacimiento,
>de la enfermedad y la muerte, determina la manera de desplazarse y hacia donde
>hacerlo, y también se ha introducido en cada rincón del hogar… La concepción del
>universo se ha hecho mecánica, técnica.
>
>La técnica, como la economía, se ha convertido en uno de los puntos
>fundamentales del discurso ideológico capitalista. La ideología capitalista ha
>fabricado, desde sus inicios (aún antes de que la burguesía tomara el Estado),
>una serie de mitos que, finalmente, determinan nuestra conciencia, nuestra
>percepción y representación del mundo que nos conforma y en el que deambulamos.
>El primer mito de esta época fue el de la Razón, seguido por el progreso, la
>civilización capitalista como sinónimo de la razón del progreso; le siguieron el
>mito del progreso, el de la economía y el dinero, el de la utilidad, etc. y
>principalmente el de la Técnica que rápidamente logró abducir a la ciencia.
>
>La técnica se ha convertido en un fenómeno de tal importancia que cualquier
>mirada sobre la actual conciencia del ser humano ha de tenerla en cuenta como
>factor primordial en la conformación y estructuración de dicha conciencia. La
>técnica de la información, mediante todos sus soportes tecnológicos, es
>actualmente tan poderosa que es capaz de estar presente, multiplicada en varios
>formatos, en cada hogar y propagar uniforme y universalmente la
>información-propaganda, y sus efectos no son tan sólo factores reificantes y
>desnaturalizadores del ser humano, sino que son factores constitutivos de una
>determinada conciencia en los humanos. La industrialización masiva de la cultura
>(la cultura como gran negocio económico), despliega nuevas tecnologías de la
>memoria. La técnica marca y construye los modos de significación y los símbolos
>contemporáneos.
>
>Quizás la invención técnica que más ha marcado nuestra civilización sea el
>reloj, la máquina más importante que ha hecho posible todo el progreso moderno.
>El tiempo, es tiempo del Capital, y el espacio se ha reducido a ser, todo él, un
>bien material para la explotación capitalista. Con el sistema de fábricas, las
>mujeres, los hombres y los niños tuvieron “que adaptarse a la celeridad regular
>de la máquina”. La electricidad hizo posible el trabajo continuo las 24 horas de
>cada jornada, sin distinción entre día y noche. Mediante la disciplina de los
>horarios de trabajo en la fábrica primero, y después mediante el sometimiento al
>control del cronómetro en la cadena de montaje, los obreros se sometieron
>definitivamente al tiempo del Capital. El sistema capitalista introduciendo al
>trabajador a la cultura del consumo y mediante el dominio de la industria
>cultural, logró colonizar y determinar su ocio. Así pues, el tiempo del Capital
>–el tiempo dominado y determinado por el Capital–, salía de los talleres y de
>las fábricas y se adueñaba de todo el tiempo de los trabajadores y de la gente
>en general. Marcaba sus pautas y señalaba los ritmos y los horarios a cumplir,
>adueñándose del tiempo de los trabajadores en su vida cotidiana, fuera de la
>esfera del trabajo, en el taller, la fábrica o la oficina. Actualmente el único
>tiempo contable y gastable es el tiempo marcado y señalado por el Capital. El
>espacio, en el cielo y en la tierra, es tenido como un dominio capitalista, para
>la extracción de la mayor cantidad de beneficios posibles que aseguren la
>continua acumulación y ganancia para el Capital.
>
>La técnica de la modernidad capitalista ha posibilitado la transformación del
>espacio y del tiempo, comprimiendo el primero y acelerando el segundo, haciendo
>de ellos un continuum de tiempo homogéneo y vacío que transcurre por espacios
>cada vez más equiparables, de la misma manera construidos y destruidos. Esta
>nueva configuración de un espacio-tiempo similarmente continuo, comprimido y
>acelerado, origina una sincronía globalizadora entre el ritmo productivo y el
>flujo de las conciencias. La técnica ha posibilitado que el ritmo de la
>producción: su ideología económica, la deificación del dinero y del consumo, su
>realidad y su verdad, simbología, etc, se haya sincronizado y constituya el
>flujo de la conciencia de una gran mayoría de los humanos.
>
>Las Técnicas de la Información y de la Comunicación (TIC), configuran una
>determinada noción de la Realidad. Conforman la imagen de la realidad que el
>consumidor-receptor debe asumir, al ser capaces de fabricar y reproducir masiva
>y uniformemente, los emisores del poder, unas opiniones y una disposición
>cognitiva determinada. Como señaló Baudrillard, la técnica posee un poder
>genésico capaz de engendrar lo hiperreal, el simulacrum, una suerte de realidad
>producida por matrices y modelos, con lo cual la distinción entre ser y
>apariencia queda abolida. La realidad virtual, hace lo virtual real.
>
>Los penúltimos artefactos –nunca podremos hablar de los últimos debido a la
>velocidad de su generación e implantación– del actual desarrollo técnico
>respecto al sistema electrónico de comunicación, el móvil, la pantalla, suprimen
>la distancia entre sus usuarios: ya no hay separación, y sabemos que la
>separación es necesaria para la constitución del sujeto, y sabemos que para
>relacionarnos necesitamos una distancia que el artefacto elimina. La inmediatez
>hace perder el sentido de la duración, todo está colocado en el espacio, sin
>temporalidad, sin pasado y futuro. En la comprensión del mundo se subraya la
>dimensión espacial a expensas de la dimensión temporal
>
>El mito de la independencia de la técnica cae por si sólo al dedicarle una
>simple mirada. La técnica forma parte, de una manera trascendental, del sistema
>de poder y dominación de la civilización capitalista. Los instrumentos técnicos
>dejan de estar al servicio del hombre para ser éste el que está a su servicio.
>Podemos servirnos de unas pinzas, no de las máquinas que son servidas por los
>obreros, que a su vez desconocen el producto que fabrican. Hoy la técnica nos
>abre un mundo que no podemos comprender, podemos hacer más de lo que podemos
>imaginar. La capacidad de producción, que es ilimitada, ha superado la capacidad
>de imaginar que es limitada. No nos podemos representar los efectos de los
>productos que hacemos, no sabemos lo que hacemos cuando fabricamos los
>productos.
>
>4. La contundencia de la crítica a la Técnica aquí apuntada no pretende conducir
>a una demonización de la técnica y del progreso técnico que les negaría
>cualquier efecto positivo; sería absurdo no considerar su aportación en el
>mejoramiento, por ejemplo, de muchos aspectos de nuestra vida cotidiana,
>ahorrando esfuerzo y energía, aunque también es cierto que tales efectos
>positivos van acompañados de efectos negativos. Inseparables ambos, la categoría
>que mejor definiría esta complejidad sería la de ambivalencia, de la que ya
>hemos hablado. Tampoco se pretende, con esta crítica de la técnica, reivindicar
>con nostalgia un pasado pre-técnico lleno de valores humanos ya perdidos…;
>sabemos de este engaño y de esta ilusión. Lo que la crítica aquí apuntada
>pretende es comprender de raíz el fenómeno técnico y el universo por él creado:
>nuestra sociedad actual.
>
>Hemos visto pues cómo la técnica de un medio que era tiende a ser un fin, que el
>hombre pasa de ser sujeto a ser predicado, pasa a ser un instrumento de la
>técnica, quedando el ser humano reducido a objeto al servicio de lo que él ha
>creado y que, como al aprendiz de brujo de la balada goethiana, se le ha
>escapado de las manos y es amenazado ahora con su autodestrucción. No estamos
>hablando de un relato de ciencia ficción si no de lo que el desarrollo técnico
>tiende a construir. Realidad tendencial a la que se opone nuestra humanidad, lo
>que de más humano hay en nosotros, impidiendo que esta realidad tendencial se
>convierta en toda la realidad: si así fuera, el universo técnico carecería ya de
>exterior, la banda de Moebius bastaría para representarlo.
>
>Este rápido recorrido por algunas de las características y los significados del
>universo técnico, señala una tendencia: la tendencia de la Técnica a carecer de
>límites, a abarcarlo todo, a no dejar nada fuera de su dominio. Pero tiene
>límites; primero, el límite físico, evidente, de una expansión ilimitada de la
>máquina, aunque, es cierto que este límite puede estar a años vista, lo que
>bastaría para un posible fin apocalíptico; después el límite interno del capital
>que la propicia: su misma capacidad productiva lo desvaloriza; y por último y
>sobre todo el límite humano: la subjetividad humana. En efecto, la resistencia a
>la técnica desarrollada por el capital atraviesa toda su historia, desde las
>primeras luchas ludditas, hasta la actual resistencia indígena en México,
>pasando por todas las afirmaciones individuales y colectivas, teóricas y
>prácticas contra la ilusión del progreso, contra la visión desarrollista de la
>técnica que en demasiadas ocasiones se ha mostrado como una brutal barbarie, o
>simplemente rechazando la reglamentación mecanizada de nuestras vidas.
>
>Hoy, nuestra sociedad no es un sistema técnico total, una megamáquina. Los
>hombres no son simples engranajes de la máquina, se comunican, entran en
>relación y rompen cuando y cuanto pueden el cerco a la vida que la civilización
>técnica y capitalista les impone. Siempre queda valor de uso en la mercancía
>producida buscando el valor de cambio; queda relación humana en las relaciones
>marcadas por la cosificación; queda creación, en la actividad convertida en
>espectáculo. Hay exterior a la técnica; hay exterior al capital. Es decir, que
>aún dentro de la relación social que introduce el capital hay vida y hay un
>sujeto que se resiste a devenir objeto. No se trata de recuperar los vacíos que
>la técnica y el capital ya han colonizado, inútil pensar una vuelta atrás, sino
>de constatar la vida que se les escapa e impide la total dominación. Este
>sistema técnico es, como toda nuestra sociedad capitalista, contingente, no es
>naturalmente necesario, es simplemente histórico y es el interés del poder
>capitalista el que pretende convertirlo en natural y necesario.
>
>Etcétera, noviembre 2010
>extraído de la revista Etcétera nº47
>
>http://www.sindominio.net/etcetera 
>
>
>-----Adjunto en línea a continuación-----
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