*El director Enrique Piñeyro declaró que le sacaron la custodia y que su
familia tuvo que irse del país. *
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A una semana del estreno del documental “Rati horror show”, el director
Enrique Piñeyro denunció que por orden de un jefe de la Policía Federal le
sacaron a los tres custodios que se encargaban del cuidado de su familia . Y
que, por seguridad, su mujer y su hijo se fueron del país.
El documental de Piñeyro cuenta la historia de Fernando Ariel Carrera,
condenado a 30 años de cárcel en 2007 por atropellar y matar a dos mujeres y
a un nene en medio de una persecución policial, en avenida Sáenz. El filme
sobre el caso, que se conoció como la “Masacre de Pompeya”, muestra cómo
policías de la comisaría 34° de la Federal plantaron pruebas contra el
acusado para encubrir que se trató de un caso de “gatillo fácil”: Carrera
atropelló a las víctimas porque estaba inconciente, tras haber sido baleado
por policías que lo confundieron con un asaltante al que perseguían.
Piñeyro aseguró que contaba con la custodia de tres agentes de la Federal,
que él mismo pagaba por día. Los había contratado por temor a represalias ,
como las amenazas que sufrió tras el lanzamiento de otra película suya,
“Whisky Romeo Zulú”.
El problema con la custodia Piñeyro no fue la única consecuencia que trajo
aparejada “Rati horror show”. Al día siguiente de su estreno, un testigo
clave del caso –cuyo testimonio recoge el documental– denunció haber sido
amenazado de muerte por dos hombres que circulaban en un Peugeot 504 blanco
con vidrios polarizados y l chapa patente doblada.
El testigo es Luis Ríos, un comerciante de Pompeya. “Ojo con lo que decís
porque vas a terminar en el Riachuelo”, dijo que le advirtieron los hombres,
de entre 45 y 50 años, el pasado viernes 17.
Según el comerciante, que presentó la denuncia ante la Defensoría del Pueblo
de la Ciudad, uno de estos hombres le mostró un arma que tenía del lado
interior de la campera y también pudo verle una chapa de la Policía Federal
, que tenía sobre el pecho “El otro hombre, que era el que manejaba el auto,
estaba vestido con una campera marrón y vaquero. Ese dijo después: ‘Si
seguís así, vas a terminar con la boca llena de trapos’”, aseguró Ríos.
Según su denuncia, las amenazas no terminaron allí, ya que en la noche del
lunes pasado vivió otro episodio alarmante. Estaba tomando un café en un bar
y volvió a ver a quienes lo amenazaron . “Esas mismas dos personas estaban
en la puerta. Esperaron a que saliera, me miraron y luego se fueron
despacito”, contó.
La “Masacre de Pompeya” se produjo tras un asalto. Policías de la comisaría
de la zona –la misma a la que pertenecían los oficiales que ahogaron a
Ezequiel Demonty en el Riachuelo– iban en autos no identificables
persiguiendo a un ladrón. Aseguraron que lo encontraron en un semáforo y que
le exigieron que se entregara, pero que el sospechoso arrancó a los tiros y,
de contramano, atropelló a las tres víctimas. Ese “sospechoso” era Carrera,
que siempre dijo que arrancó porque pensó que los policías eran ladrones que
lo iban a asaltar, que le dispararon y lo dejaron inconciente.
En el documental, Piñeyro sostiene que se trató de un caso de gatillo fácil.
Hoy Carrera está cumpliendo una condena a 30 años, que está apelada ante la
Corte Suprema.
fuente:
http://www.clarin.com/policiales/documental-rodeado-amenazas-muerte_0_341966019.html
*Hay un Rati Horror Show para testigos*
El hombre había dado su testimonio a un programa de TV hace cinco años. Sus
dichos favorecían a quien terminó condenado a 30 años, pero no declaró en el
juicio. Al día siguiente del estreno del film recibió amenazas de muerte.
Luis Ríos es una de las decenas de personas que el 25 de enero de 2005, al
mediodía, presenciaron la persecución policial que terminó con lo que luego
se llamó la Masacre de Pompeya: tres personas murieron atropelladas por un
hombre que era perseguido por policías de civil.
Ese día, Ríos fue entrevistado por cronistas de TV y su testimonio salió al
aire en un programa periodístico. Luego nunca más se supo de él. Ni siquiera
fue convocado como testigo en el juicio oral en que Fernando Carrera fue
condenado a 30 años de prisión. Nunca hasta ahora, cuando su testimonio fue
rescatado por la película El Rati Horror Show, de Enrique Piñeyro, estrenada
el jueves de la semana pasada. Según denunció Ríos, al día siguiente, por la
noche, cuando circulaba con su camioneta, se le cruzó un Peugeot 504 blanco
con vidrios polarizados, del que bajaron dos hombres. “Ojo con lo que decís,
porque vas a terminar en el Riachuelo”, le dijo uno. “Si seguís así vas a
terminar con la boca llena de trapos”, agregó el otro. Ruiz volvió a ver a
las mismas personas el lunes último: estaban en la puerta del bar donde él
había ido a tomar un café, en Pompeya. Ayer, el testigo hizo la denuncia en
la Defensoría del Pueblo porteña, cuya titular, Alicia Pierini, envió sendas
notas al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; al ministro del Interior,
Florencio Randazzo, y al procurador general de la Nación, Esteban Righi, en
las que los pone al tanto de la denuncia y les pide que “adopten las medidas
que correspondan”.
“Nunca nadie me molestó. Ningún juez me citó. Mis problemas empezaron cuando
mi declaración apareció en la película”, dice Ríos, aunque no se lamenta
porque cree que “en este caso debe llegarse a la verdad”. El hombre se
convirtió, de un día para otro, en testigo clave, ya que sus declaraciones
contradicen la historia oficial de la causa, construida por la policía. Dijo
Ruiz que Fernando Carrera, el hombre que fue condenado por el caso, no iba
acompañado por dos personas, como dijo la policía y suscribieron algunos
testigos, sino que estaba solo en su Peugeot 205 cuando era perseguido por
el vehículo policial.
“Yo estaba parado sobre la avenida Sáenz al 1300, donde teníamos un comedor
comunitario, cuando pasó el auto blanco de Carrera, a 70 u 80 kilómetros por
hora. Lo seguía un Peugeot 504 negro con tres hombres, uno de barba, otro de
pelo largo y un petiso que tiraba con una Itaka”, recuerda ahora, en diálogo
con Página/12. “Luego nos acercamos hasta el lugar donde se produjo el
accidente y vimos a las personas destrozadas. Carrera había recibido un
balazo en la boca, quiero creer que estaba inconsciente”, agrega.
Carrera siempre dijo en su defensa que atropelló a las personas porque había
recibido un disparo y perdió el control del vehículo. Los policías aseguran
que la herida la recibió después. Dicen que perseguían a Carrera porque
había cometido un robo. El acusado sostuvo que corría porque era perseguido
por un auto de civil. La hipótesis de sus defensores, desarrollada por el
film de Piñeyro, es que la causa fue armada por la policía.
Ríos no conocía a Piñeyro, ni el equipo de abogados que defendió a Carrera
había logrado localizarlo para que declare en el juicio oral que se realizó
en 2007. Ni a él ni a ninguno de los testigos que vieron toda la secuencia
previa a lo que fue la masacre. “Yo no soy un testigo clave, soy un testigo
casual. Había mucha gente en la calle cuando pasaron los policías
disparándole al Peugeot blanco”, dice Ríos.
“Lo importante de este testimonio es que Ríos dice que vio cuando los
policías le disparaban a Carrera, en Sáenz y Centenera, cuatro cuadras antes
de Esquiú” donde ocurrió la tragedia, dice el abogado Federico Ravina,
defensor de Carrera. “Los quince testigos que declararon en el juicio
estaban en Esquiú y Sáenz”, agrega Pablo Galfré, autor de la investigación
periodística para la película de Piñeyro.
El testimonio de Ríos había sido grabado para el programa Cámara testigo,
que se emitía por América TV, por el propio Galfré, en el lugar del hecho.
Pero el testigo nunca pudo ser localizado. Hasta el martes 14, cuando se
hizo el preestreno de la película en la Facultad de Derecho. Allí, Juan
Grabois, dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos, le dijo al
abogado Ravina que él conocía al testigo: “Es un dirigente del Movimiento
Vecinal Peronista de Pompeya”, le dijo. Fue así que Ríos, invitado al
estreno, se reencontró con su propio testimonio.
Fue a partir de entonces, también, cuando empezó su pesadilla. “Al día
siguiente, a eso de las diez y media de la noche, cuando iba a guardar mi
camioneta, por el pasaje Colmo, casi llegando a Romero, se me cruzó un 504
blanco. Tenía vidrios polarizados negros y la patente doblada, sólo alcancé
a ver la letra W”, dijo a este diario. Bajaron dos hombres grandotes, altos,
uno de unos 50 años, el otro de 45. El más joven iba con campera negra,
mostraba el arma que tenía como en una sobaquera. Le colgaba del cuello una
chapa de la Policía Federal”, denunció Ríos en la Defensoría. “Ojo con lo
que decís porque vas a terminar en el Riachuelo”, lo amenazaron. Tres días
después, agregó en la denuncia, vio a los mismos hombres en el bar La
Blanqueada, en Pompeya. “Estaban en la puerta, esperaron hasta que yo salí,
me miraron y se fueron”, dijo.
“Que haya cuatro o cinco policías que actúan mal no puede poner bajo
sospecha a toda la policía –aclara Ríos–. Si tienen que caer, que caigan. El
jefe de policía no los puede proteger.”
Ríos trabaja como fletero en la pequeña empresa que integra, la Cooperativa
de Transportes Pompeya. Hasta ayer, ni en su casa ni en el local donde
trabaja tenía algún tipo de custodia. El pedido de protección forma parte
del reclamo a la defensora del Pueblo, Alicia Pierini, a Fernández, Alak y
también al jefe de la Policía Federal, Néstor Valleca. La Defensoría había
manifestado en su momento una durísima crítica al proceso judicial que
terminó con la condena a Carrera.
El fallo está apelado en la Corte Suprema de la Nación. La Procuración ya se
pronunció por ratificar la condena. La última apuesta de la defensa es la
presentación del propio Piñeyro, Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas como
amicus curiae, solicitando la revisión de la causa.
Eduardo Videla
fuente
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-153722-2010-09-24.html
*El Rati Horror Show*
*Sinopsis *
Enrique Piñeyro está interesado en varios males de este mundo, que tienen su
origen en diversas corrupciones. O, mejor dicho, está interesado en cambiar
el mundo –con? Fuerza Aérea Sociedad Anónima? logró modificar (o acelerar el
cambio) del control de la aviación civil– mediante la acción pública:
denuncias, declaraciones, investigaciones, el cine. Piñeyro pone el cuerpo
delante y detrás de la cámara, y aquí nos mete en un caso impresionante:
denuncias de corrupción, de grosera manipulación de pruebas y de unas
cuantas otras cosas (no conviene adelantar más porque la película está
estructurada a partir de no pocas revelaciones). Con seguridad escénica y
narrativa, Piñeyro, un modelo de hombre renacentista –médico, piloto,
productor, cineasta, actor, activista en pos de la justicia– ahora se mete
con la policía (“rati” es un término que se usa popularmente y de forma
despectiva). Y con? El Rati Horror Show? Piñeyro no solo se anima a hacer
denuncias, también se anima a utilizar con elegancia y no poca gracia una
batería de recursos: ficcionalización, backstage, efectos especiales... El
impactante y convincente resultado prueba –además– que la corrupción es una
de las formas más dañinas de la estupidez.
*La Historia *
El 25 de enero de 2005 Fernando Ariel Carrera, un joven comerciante de 30
años, sin antecedentes penales, casado y con tres hijos, se encontraba en su
auto a pocos metros del Puente Alsina, esperando que el semáforo le diera
luz verde para cruzar desde Pompeya a Lanús.
Al mismo tiempo, efectivos de la Comisaría 34 buscaban a tres ladrones en un
auto blanco –ese era el único dato que tenían– que en la zona habían
realizado dos robos. Al ver el Peugeot 205 blanco de Carrera, los policías,
dispuestos a detenerlo, se dirigieron hacia él a bordo de un auto sin sirena
ni insignia alguna que los identificara como de la Policía Federal.
Mas sobre el documental:
http://www.elratihorrorshow.com/2010/09/17/acerca-de-el-rati-horror-show/#more-322
Direccción: Enrique Piñeyro
Duración: 86 minutos.
http://www.elratihorrorshow.com