*La estadolatria, el culto a la personalidad y la incultura política que
considera la democracia y la libertad aliados genéticos de la explotación y
la opresión, han deformado el proyecto.*
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Duele. Hay verdades que duelen decirlas, realidades que acongojan
exponerlas, términos que uno prefiere evitar. Molesta que el enemigo
aproveche determinados reconocimientos y tergiversándolo todo, aumente sus
intentos de difamación y desaliento.
Pero es peor el ocultamiento. También no ir a la raíz del asunto, porque se
encamina a los compañeros y a los amigos a errores internos más mortales que
el ataque exterior, los mismos que destruyeron la obra emancipadora en más
de 10 países. Agregándose la vergüenza de sin resistencia alguna, mas bien
con alegría, de los supuestos beneficiarios.
Se sabe que, todo mensajero de verdades incomodas o portador de noticias no
agradables, corre el riego de los antiguos. En la antigüedad, cuando alguien
traía una mala noticia al campo de batalla, lo asesinaban vilmente. Se
acostumbraba a matar sin una gota de misericordia al infeliz correo que
llegaba con malas nuevas. Y la civilización moderna ha cambiado poco en
cuanto a echarle la culpa a quien le pone a pensar.
La mayoría de la gente quiere escuchar lo que cree, la verdad viene después.
La cosa se complica porque también es verdad la sentencia de Michel de
Montaigne, las palabras pertenecen una mitad a quien las dice y otra a quien
las escucha.
La terrible verdad de que no hubo instauración del socialismo, no hubo
Estados de obreros y campesinos, y las fuerzas de izquierda adolecieron de
los mismos defectos de sus enemigos de derecha, a saber: los oportunismos,
los nepotismos, las corrupciones, los verticalismos y los militarismos, todo
tan dolorosos, que las reacciones están monopolizadas del deseo de matar al
mensajero.
Ante tan enorme decepción, la izquierda ha reaccionado de formas diversas:
traición de izquierda, aferramiento dogmático y desfasado a la nostalgia de
izquierda, y crítica de izquierda a la izquierda para que no mueran los
principios de una acción política de mayorías inspirada en la utopía siempre
vigente del bienestar colectivo. Pero todas acarician la idea de matar los
mensajeros.
En vez de matar mensajeros, toca a los revolucionarios de esta época hacer
la crítica y la autocrítica correspondiente, sacar las experiencias y salir
adelante entre todos con un nuevo consenso socialista. Es penoso y no motivo
alguno de alegrías o mérito. Las buenas intenciones deben ser respetadas y
admiradas, pero con resultados tan claros, no se pueden evadir los análisis.
Aferrarse al dogmatismo lleva a la derrota, por reforma o involución
capitalista.
Debemos dejar de engañarnos a nosotros mismos y eso exige valor personal y
honestidad intelectual no común.
Es bien cierto que la historia nunca nos lo cuenta todo; pero La historia
acaba por aclarar muchas cosas. El capital no tuvo mejor aliado en su lucha
contra el socialismo que el modelo de sociedad socialista –condicionamientos
aparte-cuyo contenido esencial fue el culto, que esta desarrolló -por las
razones que fueran, y son múltiples, -por la adoración a los jefes, al
estado monopólico y autoritario, el partido infalible- y el virus del poder
personal y permanente basado en la meritocracia cuasi-hereditaria; cuya
filosofía pedestre y primitiva, viajaba hacia atrás en la historia y quería
convencer a los ciudadanos que el líder, el rey debía pensar por ellos, el
estado los subvencionaba, que el estado les daba y no aceptaban la realidad
de que las riquezas las creaba el pueblo, que los dirigentes no repartían
nada que antes no fuera creado por el trabajo de todos y que todos teníamos
el derecho de pensar y hablar.
Un modelo que privilegiaba la radicalidad de los medios y la postergación
constante de los fines.
Un modelo que como corolario de esto, sospechó permanentemente de las
palabras democracia y libertad, y como no podía excluirla totalmente, las
sustituyó por participación y dignidad o soberanía. Un modelo que educó a
los ciudadanos en una trilogía falsa -propia del estalinismo y el fascismo-
y ya desmentida por la historia, la de que Pueblo, Partido y Líder son
siempre e ineludiblemente una misma cosa y que dada las buenas intenciones y
los sacrificios realizados el mal solo podía venir de fuera y solo entes
infrahumanos, homúnculos desagradecidos podían discrepar del paraíso
construido.
Un modelo en que solo era admitida la crítica si provenía de dirigentes
aceptados y calificados, en que la unidad no dependía del consenso entre
todos los revolucionarios sino en estar de acuerdo con lo que diga el jefe,
los líderes. Un modelo que sospechaba de toda contribución que no viniera de
la más alta cúpula del partido, y donde solo se podía criticar y comprender,
y hablar y expresar lo necesario en el lugar indicado, a la hora indicada y
a la persona indicada tal como se les permite a los militares en los
cuarteles.
UN modelo que ignoró totalmente la necesidad de eliminar el salario como
método de explotación y las diferencias clasistas que este impone,
*1.-El olvido de aportes fundacionales vitales*
Los fundadores dedicaron más esfuerzos a demoler y revelar las esencias del
capitalismo que a elucubrar acerca de un futuro poco visible. Eran las masas
trasformando el capitalismo y transformándose a sí mismas, quienes debían
hacerlo. Pero es falso que nos dejaran fuertes señales para el camino. Los
que hicieron de la necesidad virtud y de una experiencia única el modelo
para todos y lo impusieron mediante múltiples presiones, actuaron por
ignorancia y presiones del brutal enemigo, pero también con malicia al
ocultarnos lecciones conocidas.
Los problemas provocados por el trabajo asalariado, la alienación la
concepción errónea respecto a la desvinculación de la distribución de la
producción, la necesidad de no enfrentar la igualdad y la libertad, la
necesidad de evaporar el estado y controlar la burocracia, de la democracia
socialista y la participación de los obreros sin partido en el control del
estado y del propio partido están perfectamente claras
Marx señaló:* “los asalariados han sido el producto histórico de la
expropiación de los productores propietarios individuales de sus propias
condiciones de producción bajo la sociedad feudal (campesinos y artesanos).
Para que la superen, porque en el socialismo, el desarrollo de las fuerzas
productivas que supone no admite otra propiedad individual de las
condiciones objetivas del trabajo social que no sea sobre la base de la
propiedad colectiva, la de los propietarios libres asociados”.*
Marx afirmó en sus manuscritos económicos filosóficos… El salario es una
consecuencia inmediata del trabajo alienado, y este es la causa inmediata de
la propiedad privada. En consecuencia si cae uno debe caer el otro.
Marx expresa: “El socialismo vulgar -y por intermedio suyo una parte de la
democracia- ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y a
tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y por
tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en
torno a la distribución. Una vez que esta dilucidada la verdadera relación
de las cosas ¿ Por que volver atrás)?”
En cuanto al estado, recordamos que, en su trabajo sobre La Comuna de París,
Marx escribió: *“El proletariado sólo necesita el Estado temporalmente.
Nosotros no discrepamos en modo alguno con los anarquistas en cuanto al
problema de la abolición del Estado como meta final. Lo que afirmamos es que
para alcanzar esta meta es necesario el empleo temporal de las armas, de los
medios del Poder del Estado para emplearlos contra los explotadores”*.
Como se ve, la discrepancia con los anarquistas era que Marx y Engels
concebía al Estado como un instrumento de transición, mientras que aquéllos
desconfiaban de ese papel, ya que para ellos podría usurpar la revolución.
La historia confirmó la alerta de esos revolucionarios. El poder devoró al
proyecto, el estado burocrático devoró al partido emancipador y la razón de
su existencia fue priorizada por sobre los ideales.
Para Marx, el régimen socialista debe devolver *“al organismo social todas
las fuerzas que hasta entonces venía absorbiendo el Estado parásito, que se
nutre a expensas de la sociedad y entorpece su libre movimiento”*. Marx
también afirmo *“Pero estaba reservado a la Economía Política del trabajo
alcanzar un triunfo más completo todavía sobre la Economía Política de la
propiedad. Nos referimos al movimiento cooperativo, y sobre todo a las
fábricas cooperativas creadas sin apoyo alguno, por iniciativa de algunos
obreros audaces.”*
Ese modelo fracasado, estatista y autoritario, olvidó por tanto, la
afirmación de Marx y Engels,… *“No tenemos ninguna intención de cambiar la
libertad por la igualdad, estamos convencidos que ningún orden social podrá
asegurar la libertad personal tanto, como una sociedad basada en la
propiedad comunal.”* Como la del revolucionario ruso Mijaíl B. *“Libertad
sin Socialismo es privilegio e injusticia; Socialismo sin Libertad es
esclavitud y brutalidad.”*.. Y también la de Lenin de 1923, que ciertamente
puso en entre dichos afirmaciones anteriores del mismo…..*“Nos vemos
obligados a reconocer que se ha producido un cambio radical en todos
nuestros puntos de vista sobre el socialismo…hora bien, el régimen de
cooperativistas cultos, cuando existe la propiedad social sobre los medios
de producción, y cuando el proletariado ha triunfado como clase sobre la
burguesía, es Socialismo. ”*
Lenin había visto venir el monstruo, e intentó detenerlo, por ello, en al
articulo Sobre el Mandato del Consejo de Trabajo y Defensa a las
instituciones de los Soviets locales, señaló… Aún vemos a cada paso la
herencia del primer periodo del Poder soviético, a saber: del periodo de la
enconadísima guerra civil y del sabotaje rabioso, herencia que se manifiesta
en que los comunistas se encierran en un estrecho círculo de gobernantes,
temiendo o no sabiendo incorporar a la obra a trabajadores sin partido en
número suficiente. Se debe emprender urgentemente y con todas las fuerzas la
corrección de ese defecto.
El 20 de septiembre de 1921 sus preocupaciones le llevaron a escribir:
Acerca de la depuración del partido. Donde denuncia a los arribistas que
anteponían sus intereses personales sobre los del conjunto del pueblo…
Frente a los que se han acostumbrado demasiado a “mandar como comisarios”,
frente a los “burocratizados”, son valiosas en grado superlativo las
indicaciones de la masa proletaria sin partido y, en muchos casos, también
las de la masa campesina sin partido. La masa trabajadora percibe con
extraordinaria sensibilidad la diferencia entre los comunistas honrados y
fieles y los que inspiran repugnancia al hombre que se gana el pan con el
sudor de su frente, al hombre que no tiene ningún privilegio ni “acceso a
los jefes”… Todo oportunista se distingue por su capacidad de adaptación…El
partido debe ser depurado de los granujas, de los burocratizados, de los
comunistas deshonestos y carentes de firmeza…
*2.-El modelo y la postergación de los fines*
Los fines de la acción revolucionaria, el proyecto donde el libre
desenvolvimiento de uno sea la condición del libre desenvolvimiento de
todos, el proyecto de la extinción paulatina del estado, el proyecto del
trabajador libre asociado, de la autogestión y cooperativización, de la
planificación democrática, el de no cambiar la justicia por la libertad
fueron postergados en la misma medida que aumentaba la radicalidad de los
medios, lucha armada, clase contra clase, muerte y desenmascaramiento del
enemigo del pueblo, el militante de acero y sin dudas, las calles y la
universidad no de todos los ciudadanos, sino de nosotros los revolucionarios
etc.
Claramente, se evidenció el fracaso de la concepción filosófica de
vanguardias y Partidos militarizados que sustituyen la soberanía popular. La
economía de ordeno y mando, planificación burocrática y déficit permanente,
El estado de democracia representativa indirecta, El estado de ausencia de
estado de derecho, el concepto de organizaciones populares como correas de
transmisión, el estado de anti religiosidad constitucional agresiva, el
intento internacionalista voluntarista de llevar a pueblos en estadio de
comunidad primitiva al comunismo, etc.
Y no hacen falta más pruebas que el rechazo y la indiferencia con que los
pueblos de la tercera parte del globo acogieron la caída.
Cesar L. Méndez y Gabriel González
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