Boletin de La Fogata - Año IX - 22-10-2009 (W)

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Autor: boletin.org
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Para: pensamientoautonomo
Assunto: Boletin de La Fogata - Año IX - 22-10-2009 (W)







La Fogata


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"NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS"







Los sueños de los
    setenta 



Por Luis Mattini

Para La Fogata

Tengo el temor de que los proyectos políticos marxistas que llevamos adelante,
poniendo todo el cuerpo, en los años setenta estén a punto de ser derrotados, no
por la vía de su destrucción, como lo intentó primero el gobierno de Isabelita 
y después muy duramente la dictadura, sino por la perversa vía de la
distorsión.   

Porque el terrorismo de estado había logrado destrozar nuestra organización,
pero no nuestro proyecto. Para el caso de una eventual derrota actual, la
primera beneficiada de eso seria la camarilla gobernante, pero esos beneficios
serían posibles gracias al no tan desinteresado aporte de cientos de personas
pertenecientes a varios organismos de derechos humanos y otros cientos que se
benefician de puestos estatales, más allá de la ocupación laboral que tenemos
los  empleados del Estado, sea como docentes, profesionales o administrativos
asalariados.

 La distorsión va desde el extremo disparate de afirmar que se está marchando
hacia un modelo de país soñado por los setentistas, hasta la “sencilla”, pero no
inocente, idea de que el mérito de este gobierno que lo haría casi incriticable,
es la defensa de los DD.HH. y la Memoria Histórica. Todo ello se engarza con la
falsa idea de que  nosotros habíamos luchado por la democracia hacia una total
estatización de la sociedad, incluida la vida y los sentimientos privados, tipo
chavismo-peronista, olvidando que para el marxismo no puede haber completa
liberación social hasta tanto no se extinga el Estado.  

 Realmente me sorprende la falta de memoria (de quienes precisamente se llenan
la boca hablando de esa ya frase hecha :
“memoria histórica”) para recordar las grandes discusiones que precedieron y
acompañaron la toma de las armas. Las veces que hemos repetido que sólo
admitíamos al Estado como una inevitable dictadura del proletariado durante un
período de transición y que deseábamos lo más corto posible. Las veces que, al
menos en lo interno, criticábamos a los socialismos existentes precisamente por
mantener políticas de Estado que transformaron la supuesta dictadura del
proletariado en dictadura de la burocracia; y si a veces no lo hacíamos
públicamente  era por razones de oportunidad política frente al capitalismo.

La falta de memoria para recordar cómo estudiamos en Lenin, que la democracia es
un determinado modelo de dominación y no un ideal humano; por lo tanto la
democracia, con cualquiera de sus aditamentos, no era nuestra meta, si bien
hablábamos de “democracia popular” como un periodo de transición.

¿Cómo pueden haberse olvidado algunos de nuestros  compañeros la consigna para
el programa inmediato por el que luchábamos: “gobierno obrero popular”? ¿Tiene
algo de “obrera” la mujer que nos gobierna en medio de su desfile de modelos
apoyada por la burocracia sindical, hoy transformada en empresarios? ¿No ven que
el discurso de DDHH del actual gobierno se reduce a lo pasado en los setentas?
¿No ven la violación cotidiana de los DD.HH. como consecuencia de la
persistencia en un modelo productivo basado en la biotecnología
agraria, la industria derivada, la minería abierta y la manipulación de
recursos energéticos, todo ello marcando una peligrosa tendencia al monocultivo
que se transforma en una fabrica reproductora de pobres?   

Claro, este gobierno no es Videla ni el fascismo, eso está claro, pero a veces
no parece tan claro porque estas personas ligadas a los organismos de DD.HH.
actúan como si estuvieran obligadas a optar por el mal menor.

No señores, vivimos una plena democracia representativa, quizás menos que Suecia
o Alemania, pero bastante más que muchos otros países democráticos; eso debe
quedar claro, no existe otra democracia y a esta se la puede mejorar con esos
adjetivos de moda, “participativa”, “popular”, etc, pero sólo mejorarla, porque
siempre será un modo de dominación de una clase por otra.

Porque lo que parecen olvidar quienes dicen que este es el gobierno de los
setentistas, es que, —al menos el  PRT-ERP—, luchaba por una sociedad sin
clases.  Y lo que es peor, a veces creo observar que  algunos compañeros que
pertenecieron a esta organización, por momentos parecen avergonzados de admitir
que nosotros éramos comunistas, tan comunistas que frente al partido comunista o
a los partidos trotskistas, y otras variantes pro-chinas,
nos sentíamos los verdaderos comunistas, éramos los internacionalistas de
primera línea y nunca creímos ni en el socialismo en un solo país, ni en la vía
estatal hacia el socialismo.    

Ah, un detalle: entre las cosas para el futuro que  discutíamos mientras
ejercíamos la militancia y poníamos el cuerpo en la lucha armada, estaba la idea
de que en el socialismo desarrollado desaparecería la división del trabajo,
también desaparecerían  la disciplina llamada economía política y el derecho
como “ciencia jurídica”, por lo tanto  hablar de derechos humanos seria un
absurdo, algo así como hablar de derecho a respirar. El chiste era resolver que
hacer con los millones de abogados y economistas que pasarían a ser desocupados.
(Para no hablar de los escribanos).
Y
sí señores, a la generación que nos sigue le contamos —y a nuestros
desmemoriados les recordamos— que nosotros teníamos tiempo para organizar la
acción política, el sindicalismo, los estudiantes, los barrios, entrenarnos,
estudiar teoría marxista y arte militar, ejercer la lucha armada y además de
todo eso, fantasear con los sueños sobre la futura sociedad, cómo serían la
relaciones  una vez desaparecidas la feria de vanidades, en primer lugar los
títulos académicos que reemplazan a los títulos de nobleza.
Soñábamos que el machismo desaparecería automáticamente al desaparecer
las causas que lo crearon, en fin, muchas cosas idealizadas, claro, pero estamos
hablando de sueños y todo cambio en la realidad de la historia siempre empezó
siendo sueño.

Bueno eso era parte de nuestros
sueños. La crueldad ilimitada de la
represión de la dictadura pudo con la organización, pudo reventar la
resistencia, pudo asesinar a miles, pero no pudo con nuestros sueños. Por eso
digo que en el fondo no pudo derrotarnos. 

Ahora me pregunto,  realmente preocupado ante la evidente ausencia de sueños y
fantasías reemplazadas por la racionalidad de las universidades “alternativas” o
“populares”, o las marchas de ordenados y prolijos guevaristas…me pregunto digo,
si esta malversación que se está haciendo públicamente de los sueños setentistas
reduciéndolos a la simple “conquista” de los derechos humanos, por parte del
gobierno y los cómplices objetivos que he mencionado, no podrá ser preludio de
la derrota.  ¿Aquello que la dictadura no logró con todo el peso del terrorismo
de estado, se conseguirá con este modelo de dominación que ha logrado comprar a
muchos ex-protagonistas? 

Pues, los que nos atrevemos a seguir soñando le decimos: “Nuestros sueños no
caben en sus urnas”

 






Inquietudes en el impasse

Colectivo Situaciones

Inquietudes en el impasse
es el texto que el Colectivo Situaciones preparó para el libro Conversaciones
en el impasse. Dilemas políticos del presente (Tinta Limón, 2009). Su
escritura forma parte de un diálogo con diferentes interlocutores, que en ese
libro aparecen entrevistados: Suely Rolnik, Franco Berardi Bifo, León
Rozitchner, Sandro Mezzadra, Raquel Gutiérrez Aguilar, Toni Negri, Peter Pál
Pelbart, Santiago López Petit, Michael Hardt y Arturo Escobar.
Si decidimos editarlo
simultáneamente en dos formatos distintos (aquí se publica desprendido del resto
de las contribuciones), es para dar lugar a varias formas de circulación del
texto. Con esta edición, de bolsillo y económica, aspiramos a exponer nuestra
voz –en este caso: nuestra inquietud– como material de debate y de fácil
difusión. Enhebrado con los hilos más o menos visibles de otras conversaciones,
creemos que así presentado se vale por sí mismo. No tanto como posición o
declaración de un grupo, sino como necesidad de abrir espacios de elaboración
colectiva sobre un presente que aparece Despotenciado cuando no hace justicia al
valor de las luchas de la última década y media. Lo que nos interesa es recrear
un punto de perspectiva desde el cual leer las formas en que el neoliberalismo
fue cuestionado, así como la resignificación de ciertas instancias de gobierno.
Para aventurar la política que al mismo tiempo falta y está por venir.

Septiembre de 2009




Inquietudes en el impasse versión PDF







Constantino Lima: La
otra política nace de lo cotidiano

Raúl Zibechi  
Programa de las Américas

Si no hubiera recibido la más importante
distinción que otorga el Estado de manos de Evo Morales, la vida de Constantino
Lima sería apenas conocida por sus amigos y compañeros, pese que es una de las
personas que, en su vida personal, sintetiza la notable historia del pueblo
aymara.  

Hay que subir hasta El Alto para encontrar al
portador de un pequeño y frágil cuerpo, mediana estatura, tez del color de la
tierra, lentes claros, sonrisa generosa. Luce casi despreocupado en medio del
trajín alteño, de mujeres con polleras que vocean sus mercancías y jóvenes
desconfiados que miran al khara de reojo. Nació en septiembre de 1933 en
Rosario, un pequeño pueblo de la provincia de Pacajes, en el departamento de La
Paz, allí donde el altiplano se salpica de chullpas, las milenarias y bellas
torres funerarias aymaras.  

En 2008, el gobierno de Evo Morales lo
condecoró con el Cóndor de los Andes, la máxima distinción que otorga el Estado
boliviano, por considerarlo "una personalidad en el resurgimiento de las
culturas indígenas en Bolivia". En 1960 había creado junto a otros 22 indios el
Partido Autóctono Nacional (PAN) y en 1968, cuando ingresa a la Universidad
Mayor de San Andrés, formó el Movimiento Universitario Julián Apaza (MUJA) .Fue
el segundo indígena electo diputado en Bolivia, en 1985, por el Movimiento Indio
Tupac Katari que había contribuido a fundar en 1978.  

Lo encontramos en la entrada del municipio de
El Alto, acompañado de un joven estudiante que no oculta su admiración por
Constantino. Caminas varias cuadras por las atestadas calles de la Ceja, el
centro alteño repleto de vendedores ambulantes y entramos a uno de los ruidosos
bares donde siempre suena música andina, a 4.000 metros de altura, desde donde
si divisa abajo la ciudad de La Paz y arriba los picos nevados de la Cordillera
Real. Pide un té y sonríe. Casi no hay que preguntarle. Le gusta hablar.  

Constantino Lima:
A veces me preguntan dónde me he inspirado en la parte ideológica, y yo digo que
no viene de la derecha ni de la izquierda, siempre he abominado porque siempre
nos dijeron indios de mierda las dos partes. Mi respuesta es la siguiente: por
mi padre, o por mi madre, los papás de uno hacen mucho, y la trasmisión verbal
de los abuelos, tatarabuelos, y después las pajas hablan, los árboles hablan,
los ríos hablan, las rocas hablan, en fin los animales nos hablan, los apus, los
chullpas hablan. Yo de chico escuchaba la naturaleza.  

Raúl Zibechi:
Cuénteme sobre sus primeras experiencias políticas.
 

CL:
Fue a la edad de 8 años. Iba con mi mamá agarrado de ella y teníamos que caminar
8 a 9 kilómetros mi mamá cargaba leña en los burros y vendía leña donde los
kharas y así comprábamos azúcar para el té. Mi mamá me llevaba para acompañar y
arreglar los burros. Cuando llegábamos para vender a los vecinos salieron de una
casa unos perros grandes de raza y nos atacaron. Mi mamá se defendía como podía
y yo agarrado a su pollerita. Y había unos chicos de cinco o seis años, tal vez
más grandes, gritaban "mamá mamá, estos nuestros perros quieren comerse a estos
indios, esa carne debe estar rica para nuestros perros". La mamá no le da
importancia. Ni siquiera se preocupa. Y los niños le dan una patada en el
trasero a mi madre y el atado lo jalonean y lo quieren botar, se burlan, nos
dicen "indiecitos". Mi mamá se quejó al corregidor que cada vez que llevamos
leña pasa esto. El corregidor era blanco y nos hace pasar a la oficina donde
están los chicos correteando y llama a la mamá blanca. El corregidor empieza a
reñir a mi madre, "Oiga carajo nunca más vas a faltar el respeto a esta señora.
Ni una vez más te vas a estar quejando de esta niñita, ¿acaso es como vos?". La
amenazó y mi mamá no tuvo otra cosa que lagrimear. Los kharas eran comerciantes
y vivían con el negocio de las leñas y a nosotros nos pagaban el precio que les
daba la gana.  

RZ:
¿Porqué la considera una experiencia política?
 

CL:
Eso me entró aquí (señala el corazón), una
especie de ira. Llegué a la casa con siete años y le pregunté a mi papá porqué
estos señores de piel que no es igual que la nuestra son así. Al día siguiente
nos reunió a todos los hijos, nos hace sentar alrededor de la mesa, éramos seis
hermanos, se coloca en frente a la pizarra, mi papá fue el primer profesor indio
en Pacajes, y empezó a explicarnos. Dibuja Europa y el Abya Yala y el mar y toda
esa distancia. Y nos dice: "Estos que tienen la piel más o menos blanca vienen
de ese lugar, no son de aquí. Somos nosotros de aquí, en aymara se dice amañoko,
esa raíz que sale de la tierra así somos nosotros, en cambio ellos son venidos
de otra parte". Y nos explicó que sus derechos no están aquí que están allá. Ahí
comprendí todo lo que estaba pasando. Pero al último dijo: "Cuidado hijos que se
metan en política, tenemos las de perder. Miren cómo el corregidor la ha retado
a la mamá, eso siempre va a pasar. Si ustedes se meten en política les van a
perseguir, encarcelar, les van a torturar, les van a matar. Porque para nosotros
no hay leyes, las leyes son de ellos, con qué cosa nos vamos a defender, los
corregidores son ellos, los agentes son ellos, los jueces son ellos, los
militares son ellos, la policía está bajo el mando de ellos, los abogados son
ellos. Quién nos va a defender….No se metan en política porque para mí va a ser
doloroso". Considero que esa fue mi primera enseñanza doctrinal y mi primera
experiencia política. Crecí en rebeldía permanente.  

Lima perteneció a la primera generación de
intelectuales indios escolarizados luego de la revolución de 1952. Uno de sus
méritos mayores fue haber re-descubierto la wiphala, la vieja bandera-estandarte
de los rebeldes de 1780, dirigidos por Tupac Katari. La wiphala flameó por vez
primera luego de casi dos siglos en la Semana Santa de 1970, en un juramento de
los 147 alumnos del primer colegio que hubo en la provincia de Pacajes, a 150
kilómetros de La Paz. Dos meses después volvió a flamear en una asamblea de
dirigentes campesinos en Coro Coro. En esa ocasión estaba presente el
subprefecto de La Paz, quien informó a las autoridades que "los indios de
Pacajes habían hecho flamear una bandera extranjera". Ese mismo año volvió a
exhibirse ante 30 mil indios, el 15 de noviembre, al inaugurarse en Ayo Ayo el
monumento a Tupac Katari. Hoy es uno de los símbolos nacionales de Bolivia, como
dice el artículo 6 de la Constitución de 2009 que "refunda" el Estado.  

RZ:
Es evidente que no siguió el consejo de su padre.
 

CL:
Mi padre nos instruía en la pelea y yo hacía
mucha gimnasia. "En la vida hay que saber defenderse", decía mi padre. Yo era
atleta. Y cuando veo a esos tipos que son más grandes que le pegaban a mi madre
dije, acaso puedo probarme con ellos, y había una cancha de pelota vasca donde
practicaba, y uno de esos kharas me había visto jugar. Yo decía quiero vengarme
un día. Un señor me mira. Me pregunta si quiero jugar. Amarré mis burros y
esperé y me tocó jugar con una de esas parejas y les he ganado. Yo me quedé muy
feliz. Pero me esperaron en la calle. "Indio de mierda". Y yo estoy caliente y
me doy cuenta que les voy a ganar. Les contesto: "Pedazo de blanquito de mierda,
que carajos quieres, recuerda lo que has hecho a mi madre…". Se me vino encima,
empecé a pelear y los hice corretear a los dos porque tenía mucha agilidad. De
repente consiguen más gente y yo desamarré los burros y me fui a la casa. Fue mi
primera experiencia de venganza.  

RZ:
¿Cómo fueron los primeros pasos en la enseñanza oficial?
 

CL:
Toda esta situación para mí ha sido el engorde
ideológico y político. Mi experiencia me enseñó que nunca habría besado las
manos de los kharas porque ellos obligaban a besar las rodillas y las manos,
pero yo jamás lo hice. En 1954 ya tenía 21 años y estaba en un colegio
adventista en Cochabamba, trabajaba sábados y domingos para pagar la matrícula.
El primer año hubo un choque muy fuerte. Llegó el día del maestro, 6 de junio, y
los de mi curso me piden que hable. Recordé la historia de un tal Mariano Ticona,
de la edad de mi padre, que no lo querían recibir en el colegio porque no tenía
corbata. "Que vas a poder vos que ni sabes hablar castellano". "Mira hijo no hay
asiento para vos". "Yo voy a traer mi asientito", le dijo Mariano. Y volvía
todos los días con su banquito. "Oyente nomás, recíbame señor". Se sentaba en un
rincón. Cuando llegan los exámenes los va a entregar y le dicen que no que, no
está contado. Y seguía parado allí mientras los demás entregan. "Yo sé que estoy
mal pero véamelo". Al día siguiente llega bien enojado el profesor y los mira a
todos y dice "Ustedes son burros blancos, no sirven para nada ustedes, este niño
allí sentado Mariano Ticona. Este sí". Lo manda a anotarse y ya al segundo
trimestre es el primero del colegio. Y en el discurso dije "Los indios no somos
tan burros. Los blancos son más burros que nosotros". La gente se calentó,
porque hablaba duro. Y cuando terminamos el acto me rodean para pegarme. Pero
había unos cuantos indios y ya no hubo pelea.  

RZ:
Digamos que fue su segunda experiencia
política.  

CL:
Sí. Mi tercera experiencia fue en el colegio
Bush en La Paz. Como yo era revoltoso en el colegio adventista no me querían
recibir. Me vine aquí. Había dos o tres indios en mi curso. Se había convocado
una huelga general indefinida contra el ingreso de los indios a los colegios.
"Los indios tienen que cuidar la llama, hacer chacra, papa y choclo para
nosotros, ellos no tienen que estar estudiando aquí", decían. Los dirigentes de
la Federación de Estudiantes empezaron a visitar colegios para que el gobierno
decretara la prohibición de educación para indios. Eran unos 800 en mi colegio y
hablaron y luego me tocó hablar a mí. Empecé diciendo a los de la Federación:
"Miren no voy a aceptar la huelga". Mis compañeros me apoyaron. "Los indios que
cosa tenemos aquí. ¿Gusanos? Podemos estudiar. Ustedes comen lentejas, nosotros
también". En fin, los estudiantes me apoyaron, los kharas también. Fue en 1958 y
estaba en cuarto de secundaria. Con eso se logró frustrar la huelga general
indefinida, fue mi tercer acto político.  

RZ:
¿Tuvo alguna participación en la revolución de
1952?  

CL:
Era soldado y tuve que pelear frente al pueblo, nos obligaba la comandancia y
mis hermanos mayores peleaban contra nosotros. Teníamos que disparar a matar
para salvar la vida. Yo era del Regimiento Bolívar 2 de Artillería, éramos como
800 y sobrevivimos 17, todos los demás murieron, hermanos tuvimos que pelear. Y
matar. Donde yo estaba llegó un morterazo y murieron todos. Terrible. Yo pensé
que iba a morir y agarré el fusil por la culata y me lancé por la ventana y me
tiré rodando y me fui…y así me salvé. En la prensa había salido "Constantino
Lima muerto" pero me salvé. Tuve tres heridas de bala, cuando llego a un lugar
me miran como si fuera un Drácula, estaba lleno de sangre y se ponen locos para
curarme….  

RZ:
¿Cómo fue la fundación de los partidos
indianistas?  

CL:
Veinte años después de la revolución del 52 fundamos el indianismo, el 5 de
noviembre de 1960. Estaba buscando gente con quien fundar un movimiento político
y en esa fecha logré junto a 22 hermanos la fundación del PAN (Partido Autóctono
Nacional). En ese momento todavía no teníamos una ideología. Había aymara,
quechuas y guaraníes, todos los pueblos y naciones nativas. Como yo crecí en
este Estado también se ha ido formando la forma de pensar. Analizamos a los
partidos que había, de derecha y de izquierda, y vimos que ninguno va a
solucionar el problema del indio. Vamos a ser nosotros los que vamos a arreglar
nuestro problema, ese era el pensamiento.  

RZ:
¿Cómo reaccionó la sociedad?
 

CL:
El PAN sacó un primer manifiesto, cuyo título
era "El reloj del tiempo". Los de la prensa se reían de nosotros. En 1968
fundamos el MUJA (Movimiento Universitario Julián Apaza). Todos creían que era
un partido político pero era un movimiento universitario estudiantil. En el 68
ingresé a la Universidad, estudiaba Derecho donde había dos hermanos nativos.
Éramos como lunarcitos. Luego otros tres, ya éramos seis luego de un par de
años, y de ahí empezamos a trabajar y después en 1970, cuando estaba el
presidente Torres, ya entramos en candidaturas a la Federación Universitaria y
se nos burlaban.  

RZ:
Usted jugó un papel importante en la recreación de la wiphala.
 

CL:
Yo no doy origen a la wiphala, yo solo la redescubrí. Cuando fundamos el PAN, en
1960, la cúpula empieza a pensar cómo será nuestra wiphala, no sabíamos cómo
era, cómo la manejaron Tupac Katari y Bartolina Sisa. Hay que investigar
dijimos. Fui a la alcaldía, a la bibliotecas, a los curas, nadie sabía nada,
nadie daba datos. A la prefectura, al palacio de gobierno, nadie sabe nada.
Hasta que uno de los fundadores, Manuel Tarqui, me dice que un hermano que viene
del Perú tiene un libro donde viene nuestra wihpala. Le encargué que consiguiera
el libro. Pasaron como tres años y el hombre llega pero sin el libro. Pasaron
varios años más. Recién en 1968 conocimos el libro: me llaman a la Universidad y
me dicen que ha llegado el libro. Nos vamos corriendo, llegamos y me dice este
es el texto pero sólo lo podemos tener una noche, porque el hermano no lo quiere
vender y mañana se va. Me llevé el texto a la casa y me puse a leer como loco.
Me compré lápices de colores y papeles blancos cuadriculados. Y cuando llegué a
la wiphala dibujé como cuatro, como tonto, y leí toda la noche. Estaba muy
feliz. Al día siguiente devolví el libro y guardé bien el dibujo. Cuando nos
reunimos lo muestro a la cúpula: "Hermanos qué les parece, es la wiphala que
Tupaj Katari ha manejado". Nadie dice nada. Me la guardé decepcionado.  

RZ:
Pocos años después, en 1970, la hacen pública.
 

CL:
En semana santa 18 de nosotros preparamos un viaje a una fortaleza en Pacajes.
Hicimos dos wiphalas de la agrupación. Es la primera vez que flamea la whipala
ante 147 estudiantes de secundaria, mucho antes que en Perú y Ecuador. La gente
se emocionó. Por segunda vez flameó en Coro Coro un 6 de junio en un ampliado
campesino provincial. Ahí llevamos la wiphala y decimos esta es la wiphala de
nuestros abuelos que los kharas han prohibido tanto tiempo. Pero aquí surge una
anécdota. Al día siguiente el prefecto dice en la prensa que "los indios de Coro
Coro han hecho flamear una bandera extranjera".  

RZ:
Esa fue la segunda vez…  

CL:
La tercera fue ante 30 mil hermanos en Ayo Ayo el 15 de noviembre de 1970 cuando
se inaugura el monumento a Tupac Katari. Hasta ese momento hicimos flamear la
bandera del Tawantinsuyo pero la del Kollasuyu, lo que hoy es Bolivia, no la
conocíamos. Cuando llegamos con nuestras dos wiphalas aparece la otra que es un
poco diferente. Empezamos a averiguar y nos dicen que esa es la del Kollasuyu,
no es tan diferente pero la franja blanca va por el centro y en el otro es verde
la del centro. En el Tahuantinsuyo hay cinco wiphalas.  

RZ:
Luego viene el golpe de Estado de Hugo Bánzer
en 1971, la cárcel y el exilio.  

CL:
En 1972 estoy preso. Salgo en el 74 y luego me meten otra vez preso y me mandan
a Canadá. Vuelvo en el 78. Hicimos un congreso en abril donde creamos el MITKA
(Movimiento Indio Tupac Katari) y me eligen diputado en 1982.  

RZ:
¿Qué opinión tiene del gobierno de Evo?
 

CL:
Tupac Katari no quería Bolivia sino la reconstitución del Kollasuyo. Evo es
nuestro hermano y con gusto lo tenemos. Aún los izquierdistas indios han votado
por un indio, y nosotros que no tenemos candidatura indianista lo votamos con
gusto. Evo es presidente gracias al voto indio. En nada se acerca esto a lo que
queremos. Casi no habla del Kollasuyo. Cree que Bolivia es su país, algo que
jamás dirá el indianismo. Bolivia es una idea europea y en ese sentido seguimos
en el colonialismo.  

Para usar este artículo, favor de contactar a

americas@???.  

Recursos  

Constantino Lima, "Whipala del Tahuantinsuyu",
La Paz, 2003.  

Félix López y otros, "La Whipala", Ediciones
Amuyawi, El Alto, 2007.  

"Nueva Constitución Política del Estado",
Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente, La Paz, 2008.  

Raúl Zibechi, Entrevista personal a
Constantinto Lima, El Alto, 31 de marzo de 2009.


El régimen de
      facto desata el terror en las colonias populares  

      Entrevistas con pobladores, jóvenes y sindicalistas—blancos de la 
      violencia golpista  


Dick Emanuelsson y
Mirian Huezo Emanuelsson
Programa de las
Américas

Tres meses de lucha
incansable del pueblo hondureño ha sido un ejemplo para los pueblos de América
Latina. Pero diferentes sectores poderosos tanto en Honduras como en el exterior
se mueven para neutralizar esta descomunal fuerza e impedir que la lucha alcance
niveles nunca antes vistos en Honduras. Estas fuerzas buscan, sobre todo, poner
obstáculos en el camino para la realización de una Asamblea Constituyente. Junto
con la restitución del Presidente Manuel Zelaya, esta es la demanda central del
movimiento popular contra el golpe de estado como herramienta necesaria para
sacar al país y al pueblo del subdesarrollo.
 

En este Informe Especial, el
reportero Dick Emanuelsson escribe desde Honduras sobre como el terror y la
represión se generaliza como respuesta a la resistencia al golpe, pese a que el
régimen de facto haya derogado el decreto de estado de excepción. Estos son
testimonios de la gente que ha sufrido en carne y hueso la estrategia represiva
del régimen de facto. El 7 de octubre cuando llegaron cancilleres, funcionarios
y otros dignatarios de la Organización de Estados Americanos (OEA) a Tegucigalpa
para participar en un diálogo, los golpistas volvieron a arremeterse contra las
manifestaciones pacíficas.



Mauricio
Maldonado, 18, fue baleado por la policía. Foto: Mirian Huezo Emanuelsson.


Los dolores son intensos y lagrimas caen en el trigueño rostro. Mauricio
Maldonado, 18, fue baleado por la policía cuando se fue a la pulpería para
comprar una bolsa de churros. Eran las 8 y media de la noche el 24 de septiembre
y el toque de queda ya reinaba desde las 5 de la tarde ese día en la combativa
colonia La Cañada, en la capital de Tegucigalpa.
 

"Llegó un Mazda blanca a la colonia y se quedó ahí un rato en la oscuridad. Uno
de los hombres decía "apaga las luces", se retrocedieron un poco y comenzaron a
disparar un montón de tiros. Yo caí al suelo, me pegaron en el abdomen," nos
relata.  

Dice que la gente de La Cañada no está contenta con el golpe de estado el 28 de
junio. El barrio popular está dominado por maestros que han sido algo de
vanguardia en la insurrección hondureña por su organización sindical que desde
el primer día del golpe ha estado en la calle o en las huelgas generales como
principal fuerza popular y organizada. En las últimas semanas, han sufrido
ataques por las fuerzas de seguridad y detenciones.
 

El terror se desató en las colonias populares de varias ciudades hondureñas,
caracterizadas por su extrema pobreza, el día siguiente del regresó de Zelaya a
Honduras. Fue y es horrible. Mauricio, quien sigue postrado en el Hospital
Escuela, el hospital público de los pobres, es una ilustración de esta represión
dictatorial que con balas y represión trata de controlar al pueblo insurrecto.
 

El delito de ser joven 


Saca la sabana que lo cubre y muestra donde la bala entró en la cintura, cruzó
todo el estomago y salió al otro lado de la cintura. En el camino el balazo dañó
parte de la columna. La familia, cuya cabeza es la madre Marbeli Pastrana,
empleada doméstica con un sueldo que es la mitad del salario mínimo, tenía que
comprar una resonancia magnética en la columna vertebral que costaba seis mil
lempiras (350 dólares) para que puedan detectar si la columna está dañada.
 

"Los vecinos nos ayudaron y logré bajar el costo a 4,200 lempiras", dice la
mamá, llorando de tristeza y preocupación por las consecuencias que puede tener
el atentando a su hijo esa noche el 24 de septiembre.
 

"Yo estaba adentro cuando escuché el tirazón. Salí descalza y vi todos los niños
corriendo menos a él", dice, y el nudo en la garganta se vuelve demasiado
grande, "y lo vi en el suelo".
 

"Pero su hijo tenía suerte, sobrevivió", comentamos para darle ánimo a la
humilde señora.  

 "¡Gracias a Dios, que sí! Pero fue horrible pasarlo así, fueron más de treinta
tiros que hicieron".
 

¿Cómo está el ambiente ahora entre la gente en La Cañada?
 

"Muy unida con él, todos reunieron dinero y le doy gracias a ellos que me
ayudaron", dice la señora con cuatro hijos, la menor de solo 13 años. "Esperamos
en Dios que todo se arregla".
 
A
las 16 horas del lunes, 21 de septiembre, solo unas horas después de que
presidente Zelaya había regresado a Honduras, el régimen de facto impuso el
"toque de queda en tiempo indefinido". El pueblo hondureño fue preso en sus
propios hogares durante más de 38 horas. El toque fue levantado por siete horas
el miércoles 23 a las 10 horas. Durante esas horas, decenas de miles de los
habitantes en las colonias de Tegucigalpa y San Pedro Sula se rebelaron y hasta
que tomaron control de varias postas policiales.
 

Lo típico en esas colonias es que el pobre compra lo que consume diariamente en
sus pulperías, pequeños negocios en la cuadra. Fue por eso que la rabia contra
la decisión de imponer un toque de queda, que no solamente viola la
constitución, sino deja a la gente sin con que comer, fue recibido por una furia
pocas veces visto antes en Honduras. La decisión reforzó el rechazo contra los
golpistas y aumentó la conciencia política de la población.


Junior
Adalberto Rodríguez, 18 años, un muchacho entre los miles que ahora se ve en las
marchas de la Resistencia. Foto: Mirian Huezo Emanuelsson.

Entramos a otra habitación
en el hospital y encontramos a Junior Adalberto Rodríguez, 18 años, un muchacho
entre los miles que ahora se ve en las marchas de la Resistencia, jóvenes de los
barrios populares que muchas veces son difíciles para la dirección de la
Resistencia a controlar porque tienen la rebeldía en la sangre combinado muchas
veces con un odio hacía una sociedad que solo sabe reprimir a la juventud en vez
de darla oportunidades de estudio y trabajo.  

Está sentado en la cama
mirando hacía la pared. Él y otros seis compañeros fueron baleados el 22 de
septiembre durante el toque de queda. Dice su mamá, Carmen:  

"Él es de la Resistencia y
estaba en camino a la casa cuando apareció un tipo vestido de negro y lo
disparó. El tiro entró por el lado derecho de la mandíbula y salió por el otro
lado. Rompió la mandíbula y los dientes.  

"Como madre me sentí muy
mal, ahora no se puede salir porque uno tiene miedo andar en la calle porque
cualquier cosa puede pasar. Esa noche todo el mundo andaba revuelto ahí…".  

Ser joven hoy en Honduras es
considerado como un delito, según dicen los mismos jóvenes. Los militares y los
policías ven a la juventud como un cuerpo subversivo que es preferible pegar y
"neutralizar" ante el hecho
que se organice en la
Resistencia.


Abel
Morales explica lo del Maratón que ha organizado su sindicato para los gastos
medico de Jairo Sánchez. Foto: Mirian Huezo Emanuelsson.
 

"Son de balas vivas" 


Mario Valladares, 47,
de la Colonia Israel Sur, es otra víctima que encontramos en una
habitación allá en el cuarto piso del Hospital Escuela, lleno de victimas por un
régimen que ha sido condenado por el mundo entero.  

"Salí a las 10 de la mañana
cuando aparecieron dos motorizados (patrullas). No niego que soy de la
Resistencia. Porque a mi pueblo lo voy a defender. Las cosas como están ahorita,
muchas veces la gente se agacha la cabeza pero el pueblo ya despertó. Y yo digo
con orgullo que yo muero por mi pueblo si es necesario."  

"Yo estaba formando un grupo
de la Resistencia cuando llegó la motorizada y uno de ellos sacó la pistola.
'¿Por qué saca la pistola? ¿Qué le pasa? Somos hondureños, nosotros andamos en
paz, no hay armas, palos o piedras', dijimos nosotros.  

"'No hay ningún problema',
contestaron ellos. Pero cuando se fueron, comenzaron los muchachos a gritar
consignas y eso no les gustó. Cuando yo miro que uno de ellos levanta un fusil
FAL, yo me tiro al suelo pero ya es tarde, ya estoy pegado junto a seis otros
compañeros. Dispararon en forma indiscriminada a la multitud. La bala entró
acá,"—muestra el muslo de la pierna izquierda—"y salió por el otro lado, mucha
suerte porque solo tocó carne viva, nada de musculoso o hueso".  

Estaban a la hora por el
levantamiento del toque de queda. Pese a eso fueron salvajemente agredido con
armas de fuego de alto calibre, 7.62 mm.  

"¿Sabes por qué levantan el
toque de queda?" Valladares responde a su propia pregunta sin titubeos, "¡Para
matar a la gente! Porque la orden, sencillamente, es de disparar a la gente y la
orden viene de arriba, lo sé porque yo estuve en el ejército. Porque un
subalterno no dispara así no más sin orden de arriba. Hablan que disparan balas
de goma, pura mentira, son de balas vivas. De 25 metros nos disparaban. ¡Que
barbaridad! Ellos no piensan, solo piensan en matar".  

Esa misma mañana y la misma
hora cuando fueron baleados Mario Valladares y sus seis compañeros, cayó también
Jairo Sánchez por las balas de los uniformados bajo el mando del general Romeo
Vázquez. Los agentes de la seguridad del DNIC (Departamento Nacional de
Investigación Criminal), sin expresar una sola palabra, echaron fuego a la
multitud que protestaba contra la dictadura en la Colonia San Francisco.  

"Lastimosamente, al
compañero le pegaron un tiro en el pómulo derecho, quedando él bien mal de
salud," dice Abel Morales, secretario de actas de la federación nacional de
SITRAINFOP, Sindicato de Trabajadores del Instituto de Formación Profesional
que en Honduras aglutina casi mil afiliados.

En el momento cuando lo entrevistamos en el hermoso parque en Tegucigalpa que
constituye la parte central del Instituto, los afiliados del sindicato están
realizando un 'Maratón' para recaudar recursos económicos porque el tratamiento
y las operaciones del compañero tienen un costo de medio millón de lempiras, o
algo así como 27,000 dólares. El líder sindicalista está a un milímetro de la
muerte.  

"Gracias a Dios, el compañero está consciente. Debido a la operación que le
practicaron el mismo miércoles de la arremetida no puede hablar. Él solamente
hace gestos con la mano, sí, escribe notas para poder comunicarse con nosotros",
dice Morales.  

¿Pero el toque de queda se había levantado a esa hora cuando fueron
agredidos?  

"Sí, precisamente en esos momentos se había suspendido el toque de queda. La
Resistencia nos hizo un llamado y atendimos el llamado."
 

Inmediatamente, Sánchez fue trasladado al Hospital Escuela pero ante el hecho de
que el hospital no posee la capacidad suficiente después de tres meses golpe de
estado y ante la gravedad de la herida, fue trasladado a Medical Center, un
lujoso hospital privado con los mejores médicos donde fue atendido en seguida.
 

"Sacaron las esquirlas del proyectil y las esquirlas del hueso que se fracturó y
que habían quedado. Repararon también algunas arteras y venas que el disparo
había dañado," narra Morales, indignado.
 

"En este momento los médicos no se atreven de sacar el tiro porque está alojado
muy cerca de la aorta. El compañero puede tener una hemorragia muy fuerte y
podría perder la vida."
 

¿Cuál fue la reacción de sus afiliados del sindicato cuando supieron
sobre el intento de asesinar al compañero?
 

"Llamaron a todos los directivos, investigando, porque la verdad es que en este
sindicato tenemos una base muy unida. En casos como éste, la gente reacciona de
una forma muy satisfactoria".
 

Mientras platicamos, se escucha una gran bulla de la Gran Maratón que ha
organizado el sindicato para lograr recaudar dinero y así cubrir los altos
gastos médicos de su compañero.
 

"En todos los seccionales en todo el país estamos haciendo éste Maratón para
apoyar al compañero. Estamos agradecidos con los sindicatos en todo el mundo,
porque hemos recibido la ayuda de todos ellos".
 

Morales explica: "Porque la situación en Honduras es dura y nosotros los líderes
sindicales somos muy expuestos a esta situación. A las 6 de la tarde el
miércoles pasado llegaron a la colonia donde yo resido un contingente de cuatro
patrullas con un total de 60 elementos y elementos motorizados e irrumpieron en
muchas colonias, no solamente la mía, a tiros, con ráfagas de sus fusiles,
allanando casas, rompiendo puertas, sacando algunos compañeros que están en la
resistencia. Gracias a Dios, a mi casa no llegaron. Pero hemos recibido noticias
que dicen que nos tienen vigilados, más que todo, nosotros dirigentes sindicales
que estamos al frente de esta resistencia que para nosotros y todo el mundo es
pacífica. Pero viene la policía y el ejército y nos reprimen".
 

"La situación se está tornando un poco difícil y los organismos internacionales
deberían poner mano en este asunto".
 

¿Lista de muerte a dirigentes
populares? 


Apropósito la represión contra los dirigentes sindicales, el año pasado
fueron retenidos tres agentes del DCIN por parte de sindicalistas de Sintraunah
(el sindicato de la Universidad Autónoma de Honduras, UNAH) cuando estos agentes
actuaron en forma extraña. Encontraron una lista con 130 nombres, fotografías de
dirigentes populares, sedes sindicales, números de teléfonos de estos, etcétera.
¿Estaba también SITRAINFOP en la lista?
 

"Los compañeros de Sintraunah, que es un sindicato muy beligerante, lograron
retener tres agentes de la DCIN y a ellos decomisaron una lista con 130 nombres
de sindicalistas y líderes populares, entre ellos la dirigencia de SITRAINFOP".
 

Nueva operación a Sánchez 


Vamos al Medical Center en donde el presidente nacional de los profesores
politécnicos hondureños, Jairo Sánchez, está esperando una segunda operación
debida que la fiebre, que le afecta durante los últimos dos días, no ha bajado.
Vemos una persona consciente con una mirada firme y fija que nos dice más o
menos como la canción:
 

¡"Nos tienen miedo porque no tenemos miedo"!
 

Audio de las entrevistas: 


Mauricio Maldonado, 18, fue
baleado en el estómago por la policía cuando se fue a la pulpería durante toque
de queda en Tegucigalpa el 24 de septiembre 2009.

Escuchar aquí:

http://www.box.net/shared/trfasb10n6 . 

Junior Adalberto Rodríguez, 18
años, activo en la Resistencia fue baleado por el lado derecho de la mandíbula y
el tiro salió por el otro lado. Rompió la mandíbula y los dientes.

Escuchar aquí:

http://www.box.net/shared/8inbffaqsl . 

Mario Valladares, 47, activo en
la Resistencia, fue baleado por la policía en el muslo y el tiro salió por la
pierna izquierda.

Escuchar aquí:

http://www.box.net/shared/20viy5ckdr . 

Entrevista a Abel Morales,
secretario de actas de SITRAINFOP, acerca el intento de la policía política
secreta de DNIC de asesinar a Jairo Sánchez, presidente del SITRAINFOP el 23 de
septiembre 2009.

Escuchar aquí:

http://www.box.net/shared/bhqbfxzqhp . 

Dick Emanuelsson es reportero en
América Latina desde 1980 y reside en Tegucigalpa desde 2005. Escribe para
varias agencias internacionales.
 










Algunas precisiones sobre el clasismo en los setenta



Por Edgardo Fontana (Camba)

El lunes 5 de octubre Beatriz Sarlo
escribió un artículo de opinión en el diario La Nación, titulado "Piquetes
buenos, piquetes malos". Allí la otrora intelectual orgánica al maoísmo
argentino, hoy columnista de las principales empresas mediáticas del
país, realiza una intervención para el asombro. Su intención es ligar el actual
conflicto en Kraft con las luchas desplegadas por el sindicato de los
mecánicos cordobeses a comienzos de los años setenta, para así esbozar dos
hipótesis críticas: por un lado cuestionar el discurso macartista de
la dirigencia de la CGT y por el otro denunciar al setentismo kirchnerista,
porque sus invocaciones al pasado se refieren únicamente a la "gloriosa JP".
Lo llamativo es que Sarlo reproduce
cada una de las operaciones que cuestiona, confirmando así una manera de
referirse a la historia que nos incomoda muchísimo, por cómo mutila y empobrece 
procesos que fueron complejos y permanecen abiertos a múltiples
interpretaciones. A este historicismo voraz le interesa hallar apoyaturas
prestigiosas para argumentaciones políticas, que no hacen sino realimentar los
estereotipos más tradicionales. El siguiente relato intenta aportar una versión
apenas más matizada sobre aquellos acontecimientos, pero que tal vez alcance
para desarmar algunas nociones especialmente pueriles.
Por ejemplo, la autora no menciona que
entre el clasismo y las expresiones del peronismo revolucionario hubo mucha más
colaboración que desconfianzas. Que tales organizaciones de base se distinguían
menos por la ideología que por su fuerte contenido democrático, lo que suponía
un pluralismo capaz de rechazar todas las orientaciones lineales, sean del color
que fueran. Tampoco da cuenta, en su afán condenatorio de las organizaciones
revolucionarias que eligieron la vía armada (a las que tilda sin empacho de
terroristas), que si algo resulta aún hoy llamativo en las decisiones políticas
de René Salamanca, no fue precisamente su radicalismo guerrillero sino el tardío
apoyo que brindó nada menos que a Isabel Perón.
Pero ninguna de estas precisiones tiene
sentido, en verdad, si aparecen desligadas de lo que sigue siendo una pregunta
pendiente y muy actual para nosotros: ¿en qué puede consistir una política
obrera que ya no tenga como horizonte (aún si los reconoce entre sus
antecedentes) ni al peronismo ni al socialismo? Claro que para formular este
tipo de interrogantes hay que preocuparse por escuchar lo que las nuevas luchas
tienen para decir y no regodearse tanto en lo que cada quién hizo hace treinta
años, sobre todo cuando esas reminiscencias tienen como objetivo la
autopromoción y el vedettismo.
Los orígenes del clasismo
En los años setenta, René Salamanca
condujo los destinos del sindicato más poderoso de Córdoba y junto a Agustín
Tosco y Atilio López conformaron un polo alternativo al sindicalismo vertical
representado por la ortodoxia peronista.
Eran tiempos de gran efervescencia
política. Había muchas tendencias, tales como las Fuerzas Armadas de Liberación
(FAL); el Partido Comunista Revolucionario (PCR); Vanguardia comunista (VC); el
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y la izquierda peronista con
sus distintas vertientes, cuyas raíces se remontaban a la Resistencia, como las
Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y también Montoneros.
La clase obrera pasa a ser un territorio
de disputa para la mayoría de las organizaciones que en su horizonte avizoran un
proyecto socialista revolucionario. En este contexto, el PCR, al que luego se
afiliaría Salamanca, en el primer congreso nacional realizado en diciembre de
1969, caracteriza al Cordobazo como el punto de inflexión de la lucha de clases
en la Argentina. El PCR y otras organizaciones proyectan la creación de células
revolucionarias en las fábricas y la formación de una "corriente sindical
clasista". Para ello destina a militantes que trabajen en las fábricas o bien
para que distribuyan literatura partidaria.
Salamanca fue uno de los fundadores de la
agrupación Felipe Vallese (sic) y en 1970 se presenta como candidato a delegado,
venciendo al representante de Elpidio Torres. Pero su designación no prosperó
por carecer de la antigüedad establecida en los estatutos. Al año siguiente,
insistió como subdelegado. Ganó y su triunfo fue reconocido. Su figura estaba
creciendo dentro del Movimiento de Recuperación Sindical (MRS) y en 1972
encabezó la Lista Marrón pluralista.
"En aquél tiempo nos juntábamos más de 400
delegados. Un hervidero. Era la expresión política que había en la provincia.
Por lo tanto, la asamblea se convertía en un foro político" afirma un compañero
de lucha de Salamanca. Cuenta que una de las preocupaciones de Salamanca era el
pluralismo. "Podríamos haber puesto gente nuestra solamente y no lo hicimos.
Cuando ganamos las elecciones, gobernaba Lanusse y dominaba la política el tema
del regreso de Juan Domingo Perón. Éramos jóvenes. Yo fui un año delegado y pasé
luego a ser secretario adjunto".
Para Agustín Funes, Salamanca tenía una
relación de respeto con las bases peronistas. "La izquierda en general era
gorila por un problema ideológico de formación, experiencia y luchas. René hizo
todo lo contrario. Cuando volvió Perón decía: el 90% de los obreros son
peronistas, y convocó a recibirlo a Ezeiza".
La propuesta de la lista marrón se
centraba en los siguientes puntos: reducción de los cargos sindicales pagos –de
13 a 4– y rotación obligatoria por los lugares de trabajo; una asamblea podía
destituir a un delegado sin más trámite; todas las resoluciones del sindicato
debían ser aprobadas por asamblea abierta; apoyo firme a la restitución del
sábado inglés; afiliación de los administrativos al SMATA; un único convenio
colectivo para todos los trabajadores y reajustes salariales cuatrimestrales;
exigir que la empresa reconociera el trabajo insalubre; reducción del ritmo de
la producción y participación gremial en la determinación de la marcha del
trabajo. Durante la campaña levantaron las banderas de la honestidad y la
democracia sindical.
Democracia sindical y burocracia
Ganadas las elecciones, Salamanca y los
clasistas del SMATA se dedicaron a trabajar por la unidad de los trabajadores
automotores y el cumplimiento de la plataforma que los llevó al triunfo. Uno de
los puntos es el referido al contacto de los dirigentes con las bases. "La mitad
de los directivos iban a trabajar y quedaban los suplentes; cosa que escucharan
lo que pasaba en la planta. Fue un salto cualitativo para la organización",
evalúa Funes.
Sin embargo tuvieron que enfrentarse a
duras embestidas, primero del gobierno militar y después del aparato sindical
peronista. Por caso, la decisión de un juzgado y del Ministerio de Trabajo de
otorgar la jurisdicción de Fiat a la UOM en noviembre de 1972, provocó la
reacción del SMATA quien la rechazó de plano. Plebiscitó la medida en las
puertas de la planta obteniendo una amplia victoria. Ignoró lo decidido por el
Ministerio y en junio realizó una segunda consulta en la que los trabajadores de
Fiat se manifestaron a favor del SMATA por abrumadora mayoría.
Ante la negativa de la empresa de
reconocer los resultados, los obreros de Concord ocuparon la fábrica y
recibieron el apoyo de otras empresas como Perkins. Gobernaba el peronismo quien
medió en la situación y en 90 días la cuestión debería ser resuelta en el ámbito
del Ministerio de Trabajo de la Nación. Sin embargo, la disputa iba mucho más
allá tanto del SMATA como de la UOM que pugnaban –a nivel nacional– por el
control del movimiento obrero; la pelea de fondo era entre la derecha y la
izquierda peronistas. El tema no se resolvió hasta 1975 y en favor de la UOM.

Combativos y disidentes

En 1973, podían reconocerse cuatro
sectores gremiales bien definidos.
El ortodoxo, que se reconocía
peronista y verticalista. Entre ellos se encontraban la UOM, molineros,
madereros y taxistas. Respondían a la conducción de la CGT Nacional y a las 62
Organizaciones.
Los legalistas, eran peronistas
pero más independientes y plurales. Controlaban unos 25 gremios y estaba
liderado por Atilio López (UTA), secretario general de la CGT regional Córdoba.

El sector independiente
reivindicaba un modelo de sindicalismo democrático y antiburocrático. Estaba
formado por siete gremios y el referente principal era Agustín Tosco quien se
definía como marxista y socialista.
Por último, el clasista
representado por el SMATA conducido por René Salamanca. Dicho sector pensaba que
la clase trabajadora debía motorizar un proceso revolucionario. Se descreía de
la salida electoral –propiciaron el voto en blanco– y era crítico de la
burocracia sindical peronista. Contaba en sus filas a trabajadores de los ex
sindicatos Sitrac y Sitram que agrupaban a obreros de Fiat y Materfer.
Pero el PCR siempre fue crítico de la
experiencia de los ex-sindicatos Sitrac y Sitram, porque consideraba que habían
sido "rifados" por posiciones ultraizquierdistas. De acuerdo a sus tesis
insurrecionalistas, el PCR decía que quería preservar el SMATA hasta el momento
de la insurrección y la toma del poder, sin embargo terminó facilitando la
intervención del gremio por parte del gobierno de Isabel Perón en el orden
nacional y del golpista brigadier Lacabanne, en Córdoba, en agosto de 1974, con
una prolongada huelga previa que el PCR justificó diciendo "un topetazo más y se
cae el ruso Gelbard".
Legalistas, independientes y clasistas,
configuran la CGT Córdoba. Los caciques porteños comenzaron a manifestar su
decisión de disciplinar a los cordobeses. Salamanca, por su parte, había tejido
una alianza con el sector de legalistas e independientes de la CGT combativa. No
obstante, las elecciones de 1973 dividieron las aguas. Razones políticas e
ideológicas los separan.
El SMATA criticó duramente la decisión de
Atilio López de aceptar la candidatura a vicegobernador y a Tosco por apoyar la
fórmula. Llamaron a la abstención. Pero los trabajadores votaron en asamblea el
apoyo a la fórmula del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI).

Segundo triunfo de la Marrón

En 1974, pese a una maniobra orquestada
por José Rodríguez unificando las elecciones nacionales con las provinciales,
los trabajadores que según James Brennan –autor de una investigación sobre el
movimiento obrero cordobés en los setenta– eran mayoritariamente peronistas,
ratificaron su voto de confianza en la lista clasista que venció a la de Elpidio
Torres y a la del PC. Esta victoria si bien consolidó la alianza del Movimiento
Sindical Combativo que se oponía al Pacto Social y a las políticas de Perón, no
trasladaba directamente un apoyo a la política del PCR que impulsaba Salamanca.
Estaba claro que los obreros mantenían su lealtad a Perón y no estaban
dispuestos a romperla.
El propio Atilio López, quien había
abandonado al MSC presionado por Perón, participó de una movilización en repudio
al fallido atentado contra Salamanca (11/12/73) y a la muerte del activista
Arnaldo Rojas. A partir de estos hechos se inicia una campaña de terror que
cobraría decenas de víctimas en los seis meses siguientes.
Tal vez una CGT unificada podría haber
resistido los ataques del gobierno y de la burocracia. Pero el movimiento obrero
ya estaba dividido entre peronistas y no-peronistas, y la lucha por recuperar el
poder había sido planteada a todo o nada. Sobrevino el conflicto entre SMATA y
la empresa IKA Renault en demanda de aumentos salariales. El gobierno declaró
ilegal la medida por la vigencia del Pacto Social.
A la empresa le venía bien el conflicto
para llevar adelante su política empresarial que también se veía perjudicada por
el Pacto Social. Sobrevinieron las suspensiones y el cierre del complejo de
Santa Isabel. De inmediato, la conducción nacional expulsó a los miembros del
comité ejecutivo. Suspendió a la seccional y nombró una comisión de Buenos Aires
para que asumiera el control. Esto fue duramente resistido por los trabajadores
quienes rechazaron toda interferencia de los porteños.

La influencia partidaria

Un tema controvertido es la carta que
Salamanca escribe en apoyo al gobierno constitucional en 1975. Agustín Funes
interpreta que "esta decisión es propia de un líder con aspiraciones
revolucionarias que tenía la captura recomendada. El hecho de llegar de este
modo, con una carta, era porque no podía hacerlo con la voz. Desde la
clandestinidad advierte que las más golpeadas iban a ser las masas y la clase
obrera. Entonces, las convoca a generar las condiciones para parar el golpe de
Estado. Es una decisión política de los miembros del partido del cual era
miembro". Agrega además que el PCR venía encabezando la lucha antigolpista desde
1974, a partir de la muerte del presidente Perón. "Para nosotros, se abre una
lucha sin retorno y es el golpe".
Por su parte, Nicolás Hadad puntualiza que
una línea del partido define al enemigo principal y se pronuncia contra el golpe
sabiendo lo que vendrá. Sin embargo, reconoce que no acordaba con esa postura.
"Me asustaba el golpe, pero entendía que el gobierno de Isabel se caía por todos
lados. La presión era grande. Habían matado a Atilio López y a su secretario y
estaban provocando el terror. Pero hoy, mirando desde acá, pienso que esa línea
era la correcta. Lamentablemente, después pasó una topadora".
Para James Brennan los vínculos del
dirigente con las bases se habían debilitado, en cambio, se estrecharon con el
partido. "Su falta de pelos en la lengua y su personalidad de renegado no
sentaban bien a la jerarquía del PCR en Buenos Aires que apenas había tolerado
sus actitudes cuando era secretario general del gremio más importante del
interior del país".
Hacia fines de 1975 se había convertido en
víctima de las contradicciones del partido quienes llegaron a defender el
gobierno de Isabel Perón. Para Brennan, Salamanca en la carta a los Trabajadores
de SMATA, "repite como un loro las obsesiones conspirativas del PCR, ya fuera
porque olvidara la realidad o porque seguía directivas partidarias para ignorar
las verdaderas preocupaciones de los mecánicos. Pero para ese entonces las suyas
eran políticamente palabras huecas, apenas los débiles estertores de la muerte
del clasismo cordobés".
Fuente: "Salamanca, un dirigente que no traicionó sus
convicciones", de Katy García, en Prensa Red.



Clic: Nota de
Beatriz Sarlo



Recordando a
    Silvio Frondizi


A 25 años de su
asesinato por la Triple A el 26.09.1974

Reportaje a Ricardo Napurí

Mario Hernandez




Programa radial El Reloj – FM Flores (90.7) – Lunes de 19:00 a 20:00


-MH:
Estamos con Ricardo Napurí, ex senador peruano, ex
diputado constituyente, en los inicios de la década del 80, quien en los
comienzos de su residencia en la Argentina, tuvo la oportunidad de conocer al
Dr. Silvio Frondizi, que fuera asesinado el 26 de setiembre de 1974 por un
comando de la Triple A.
-RN:
Silvio no sólo es un marxista olvidado como dice
Horacio Tarcus en su libro, sino una personalidad injustamente olvidada si
tenemos en cuenta que ha sido uno de los intelectuales más profundos y que más
aportó desde 1945 en esa etapa crucial de casi 30 años. Tuvo una evolución
política del liberalismo al marxismo. Escribió obras como El estado moderno,
John Locke, La realidad argentina y su obsesión fue formar cuadros
políticos. Ese era el proyecto de Silvio cuando yo lo conocí, la formación de
cuadros políticos informados, capaces de aprender conocimientos y de actuar no
sólo en el país sino en América Latina.
-MH:
¿En qué circunstancias conociste a Silvio Frondizi?
-RN:
En circunstancias excepcionales. Yo era oficial de
aviación en Perú y me negué a bombardear una rebelión de la izquierda aprista.
Un militar que en 1948 se niega a cumplir las órdenes de ametrallar y bombardear
es más que un rebelde, es un hombre despreciable para la institución militar. Me
hicieron consejo de guerra y me deportaron. Así llegué a la Argentina.
-MH:
Digamos que no aceptaste la obediencia debida.
-RN:
No, soy una especie de violador primario de la
obediencia debida. Perdí todo, incluso podría haber perdido la vida. Llegando a
la Argentina la policía me captura con la connivencia de la policía secreta
peruana y me metieron en la famosa Sección Especial de la Policía Federal donde
se aplicó por primera vez la picana eléctrica.
-MH:
Estamos hablando del primer gobierno peronista.
-RN:
Así es. Me iban a deportar nuevamente. Lógicamente
no la pasé bien hasta que un familiar fue al estudio de los hermanos Frondizi y
lo encontró a Silvio que dijo ‘yo lo saco’ y así lo hizo. A partir de eso me
preguntó quién era, yo le conté mi historia y él me dijo: ‘Ud. ha hecho cosas
importantes en su vida pero no tiene conciencia de ello, por qué no le da forma
conciente haciéndose un combatiente social y revolucionario, yo lo ayudo’, y me
invitó a integrar Praxis.
-MH:
Praxis era el grupo político que había formado Silvio.
-RN:
Efectivamente, en 1945 y que tenía como ladero principal a un joven muy
brillante en esa época que después desapareció de la vida política, Marcos
Kaplan. Yo me integré y permanecí 10 años en el desarrollo de la etapa
fundacional de Praxis. A pesar de que yo venía de la no intelectualidad, de la
no reflexión política ni académica, venía de las FF. AA. donde se estudia poco,
sin embargo, Silvio me hizo producir saltos cualitativos en mi cultura política.
Tomé la tarea de las relaciones internacionales, por eso conocí a Paz Estenssoro,
que estaba exiliado en Argentina, a Goulart, a Salvador Allende. También se
comenzaron a formar grupos políticos. Por ejemplo, Michel Pablo, el historiador
marxista dice que formó un grupo político en Brasil con los textos de Silvio
Frondizi. Mucha gente desconoce que Silvio tenía una imagen internacional, en
varios países. También me ligué a los estudiantes latinoamericanos que en ese
momento eran unos 30.000. Silvio aprovechó para formar equipos de estudiantes
bolivianos, peruanos, ecuatorianos y brasileños que formaron una especie de
Internacional. Poca gente sabe esto. Ese era Silvio Frondizi que también
escribió La realidad argentina. Fue uno de los primeros que percibió el
carácter nacionalista del peronismo, el significado de la irrupción de masas y
su forma de gobierno, discrepando con la izquierda tradicional que lo atacó
mucho porque oscilaba frente al peronismo e incluso lo acusaban de movimiento
facista.
Otro
momento crucial de su vida fue cuando consigo convencerlo al Che Guevara, a
pesar de la oposición del Partido Comunista cubano, de invitarlo a Cuba para
poner toda esa estructura que tenía Silvio al servicio de un proyecto, de una
especie de Internacional latinoamericana con patrocinio del Che. Fue una
verdadera tragedia que no hubiera cristalizado. Fue una de las razones por las
cuales me volví a Perú a desarrollar un proyecto revolucionario en acuerdo con
el Che.
-MH:
¿En qué circunstancias muere Silvio?
-RN:
Yo estaba exiliado en París porque el gobierno militar de Velasco Alvarado me
deportó a Chile y caí con Allende. Después logré reconstruir las circunstancias
de su asesinato. El hecho central es que Silvio se dedicó siempre a la defensa
de los presos políticos. Iba a la cárcel, con Duhalde, con Ortega Peña, todo ese
equipo se exponía. En un momento determinado no había tanto riesgo pero en el
gobierno de Isabel Perón la figura fuerte era López Rega, creador del grupo
parapolicial llamado Triple A, y la represión deja de tener el carácter “suave”
de antes y comienza el genocidio, a pesar de lo cual Silvio continúa su
actividad. Recordemos que Ortega Peña fue asesinado unos meses antes. Sus
compañeros le advertían que le iba a ocurrir lo mismo pero Silvio dijo ‘yo tengo
que cumplir con mi deber’.

Finalmente la Triple A lo mata en su casa, la allanan, matan a su yerno, a él le
meten 50 balazos y luego emiten un comunicado diciendo: Hemos matado a esta
basura humana, representante del comunismo internacional. ¡Viva el gobierno de
Isabel Perón! ¡Viva la democracia en el país!. Se solazaban tirando
comunicados de este tipo.
Los
elementos de barbarie no aparecen el 24 de marzo de 1976. Fueron previos y
Silvio fue una de sus víctimas porque no aceptó la idea de exiliarse y lo
mataron como advertencia de que todo aquel que se atreviera a defender los
Derechos Humanos iba a seguir el mismo camino. Un poco como pasa con Julio López
en la actualidad ahora que lo han secuestrado y es el desaparecido
30.001. Los grupos de tareas quieren advertir que todo aquel que sea consecuente
contra los actos de represión del pasado va a seguir el mismo camino.

La
muerte de Silvio tiene significados diversos. El más importante para mí lo fue
como personalidad independiente, humanista, que se jugaba por la vida, por los
Derechos Humanos, por los que estaban perseguidos. El gesto personal de un
hombre de una dignidad extraordinaria, de esos que mueren siendo fieles a sus
ideales.



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