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La invasi?n de los esp?as
Por Juan Gelman
Se est? produciendo calladamente en las universidades estadounidenses y desde hace tiempo. Empez? en 1994 con el Programa Nacional de Educaci?n en Seguridad (NSEP, por sus siglas en ingl?s) del Pent?gono y consist?a en el otorgamiento de becas para que determinados estudiantes dominaran el ?rabe, el hindi, el mandar?n, el farsi y otras lenguas de zonas geoestrat?gicas para Washington. Su obligaci?n al graduarse: trabajar en alguno de los diecis?is organismos de inteligencia de EE.UU. Diversas asociaciones de profesores y especialistas protestaron por ?las dificultades y peligros? que esa conjunci?n entra?aba para la integridad de las actividades acad?micas (chronicle.com, 16-8-02).
El Programa Pat Roberts de becarios de inteligencia (Prisp, por sus siglas en ingl?s), aprobado a fines del 2003, ampli? los campos de conocimiento para los futuros esp?as. Se inici? como un proyecto piloto, pero el director de Inteligencia Nacional, Dennis C. Blair, anunci? hace unos d?as que en adelante ser? un rubro permanente del presupuesto y abarcar? adem?s disciplinas cient?ficas y otras de humanidades. Los becarios del Prisp se instalan en campus, aulas y laboratorios de diferentes universidades sin revelar su adscripci?n. Reciben 25.000 d?lares anuales o m?s, participan en campamentos de verano de entrenamiento, estudian lo que a la CIA o a la Agencia de Seguridad Nacional le interesa a fin de superar ?imperfecciones de la comunidad de inteligencia?, por ejemplo, ?idiomas, trazado de mapas geoespaciales o an?lisis de im?genes obtenidas por sat?lite y evaluaci?n de los usos tecnol?gicos de los pa?ses? (
www.aaanet.org, 24-6-2006). Una vez recibidos, deben trabajar en el organismo de espionaje del caso una vez y media m?s que el tiempo dedicado a los estudios.
La idea originaria naci? en la cabeza del antrop?logo Felix Moos, un ac?rrimo defensor de la relaci?n de los cient?ficos con el Pent?gono y con los servicios de inteligencia, as? como del empleo de la antropolog?a en la guerra ?antiterrorista?. Durante a?os ha dictado cursos sobre ?Violencia y terrorismo? en la Universidad de Kansas y luego de los atentados del 11/9 recurri? a la CIA para que el Senado financiara su propuesta de amalgamar antropolog?a, academia, an?lisis de inteligencia y capacitaci?n de esp?as. El resultado es el Prisp, los becarios estudian qu?mica, psicolog?a o biolog?a, adem?s de dos idiomas por lo menos, y su empe?o presente y futuro no es conocido por profesores, administradores y compa?eros de aula. As? cumplen su primera misi?n encubierta.
Los torturadores de Abu Ghraib utilizaron t?cnicas de humillaci?n propias de una cultura cuando desnudaban a los prisioneros, les hac?an vestir prendas femeninas, los fotografiaban en posturas inicuas y los azuzaban con perros para obtener confesiones. Alg?n mando de la CIA habr? le?do el libro del antrop?logo Raphael Patai titulado The Arab Mind (Springer, Nueva York, 2002) en el que se subraya el aborrecimiento que los ?rabes sienten en general por los perros y por la degradaci?n sexual. Esto plantea problemas ?ticos a los profesores y especialistas civiles, similares de alg?n modo a los que han experimentado algunos cient?ficos que fabricaron la bomba at?mica.
El antrop?logo David Prince, del St. Martin?s College de Olympia, Washington, se?ala que en estos momentos de crisis econ?mica y de severas reducciones del presupuesto educacional, es grande la tentaci?n de aceptar las becas del Prisp, pero estima que ?ste no cumplir? el objetivo de renovar las ideas de la CIA y dem?s organismos de espionaje: la influencia de la cultura imperante en esos ?mbitos ?dice? amortiguar? el impacto de la cultura acad?mica en los j?venes que inician sus carreras (
www.counterpunch, 23-6-09).
Quienes antes aprend?an el ?rabe, el vasco o el urdu admiraban la cultura y los idiomas que estudiaban. Los becarios del Prisp est?n m?s sujetos a la ideolog?a que les imponen que a su formaci?n en el medio relativamente abierto de la universidad.
Barack Obama practica continuidades y rupturas con las pol?ticas de W. Bush en el orden interno, pero est? claro que no se aleja de la concepci?n militarista de su antecesor. Insiste en la guerra de Afganist?n y la ha extendido a Pakist?n. El martes 23, aviones estadounidenses no tripulados causaron la muerte de unos 60 civiles paquistan?es que rezaban por los 13 que hab?an muerto en un ataque previo (
www.thenews.com.pk, 25-6-09). El hecho de que el Prisp ya no sea un proyecto piloto sino una actividad permanente confirma los planes del Pent?gono y la Casa Blanca de preparar a sus efectivos para largas campa?as de contrainsurgencia de baja intensidad en suelo afgano. Pero no basta con desear, adem?s hay que tener buenos ri?ones, dec?a Diderot.