[Pensamientoautonomo] La medicalización de la vida cotidiana

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Autore: esceptikuz
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To: lista por una ronda de pensamiento autonomo entre sujetos de los movimientos argentinos
Oggetto: [Pensamientoautonomo] La medicalización de la vida cotidiana

/"Al amanecer, armados de una ardiente paciencia, entraremos en las
espléndidas ciudades"/ Arthur Rimbaud

I
En el 2007 se produce un hecho histórico: es la primera vez en la
historia de la humanidad que viven más habitantes en las grandes
ciudades que en zonas rurales. Sin embargo cada día se hace más difícil
vivir en la ciudad del capitalismo mundializado. Paul Virilio habla de
la ciudad pánico . La fragmentación social que aparece en el desarrollo
urbano muestra espacialmente lo que se inscribe simbólicamente en la
subjetividad de aquéllos que la habitan. Desde el poder se genera esta
violencia simbólica que enmarca nuestra identidad y legitima nuestras
conductas en la afirmación individual no como una posible autonomía,
sino como un yo hermético, sin fronteras, en cuyo espacio no entra nadie
más y su cumplimiento es el encierro narcisista. En estas circunstancias
el yo-soporte es dominado porlas pulsiones destructivas y
autodestructivas produciendo los síntomas característicos de nuestra época .
Como dice Remo Bodei el yo de la modernidad hecho de acero y cemento se
ha transformado en un yo de plástico biodegradable. En un yo video tape
que se cambia según las circunstancias. En "la era de la dominación de
las conciencias" el poder disciplina nuestra subjetividad banalizando la
experiencia donde el dolor y el conflicto dejan de ser una fuente de
energía. Por el contrario, hay que evitarlos. El consumo de bienes, el
alcohol, los tranquilizantes, la dependencia de los medios de
entretenimiento es lo que ofrece la cultura para que anestesiemos
nuestra subjetividad.
En este sentido la actual evolución de las biotecnologías, las
neurociencias, las técnicas médicas y farmacológicas que pueden estar al
servicio de la emancipación del sujeto se las utiliza para adaptarlo a
la cultura del sometimiento. Por ello el medicamento que estaba
exclusivamente al servicio del "arte de curar" hoy se lo ofrece como un
objeto necesario de consumir para soportar las incertidumbres de un
futuro que es vivido como catastrófico.
II
Medicar es un acto médico. En cambio la medicalización alude a los
factores políticos, sociales y económicos que intervienen en la
producción, distribución y venta de las grandes industrias de tecnología
médica y farmacológica.
La medicalización es un término que se viene usando desde hace muchos
años para demostrar los efectos en la medicina de la mundialización
capitalista donde lo único que importa es la ganancia. Es así como las
grandes industrias redefinen la salud humana acorde a una subjetividad
sometida a los valores de la cultura dominante. Muchos procesos normales
como el nacimiento, la adolescencia, la vejez, la sexualidad, el dolor y
la muerte se presentan como patológicos a los cuales se les puede
aplicar un remedio para su solución. Al dar una resignificación médica a
circunstancias de la vida cotidiana el sujeto no solo se convierte en un
objeto pasible de enfermedad, sino también culpable por padecerla. La
búsqueda de la salud se transforma en una exigencia que en mucha
ocasiones genera enfermos imaginarios de enfermedades creadas por los
propios laboratorios . Estos para aumentar se rentabilidad establecen
nuevas indicaciones para sus productos o bien cambian los valores
normales de determinados parámetros fisiológicos para construir
"factores de riesgo" que pueden ser tratados. Su resultado es una
información que varía permanentemente . Al leer los suplementos de salud
un día nos enteramos que la carne es tóxica, luego que es necesaria; es
importante tomar vitaminas o, por el contrario, las vitaminas pueden
traer dificultades; las frutas y verduras son valiosas para la
alimentación pero hay que cuidar que no estén contaminadas; el
colesterol cada día hay que tenerlo más bajo, lo cual es imposible
sostenerlo sin medicación; hay que evitar la grasas, mantener el volumen
de la cintura, etc. En definitiva, las compras deben ser realizadas con
una guía de riesgos a asumir que nos indica la posible enfermedad y la
tranquilidad por el correspondiente medicamento que la puede evitar. De
esta manera la necesaria información sobre determinados problemas
sanitarios se transforma en generar enfermos que pueden consumir
medicamentos o tecnología médica.

Lejos estamos de Sabín y Salk que no patentaron sus vacunas
antipoliomelíticas por considerarlas un beneficio para la humanidad. Hoy
la salud es un valor del mercado donde lo importante son las cifras que
se facturan. El marketing predomina sobre la epidemiología. Esta red de
intereses altera la relación médico-paciente y ha llevado al aumento en
forma alarmante de la automedicación. Grandes campañas publicitarias en
los medios de comunicación ofrecen las bondades de un medicamento como
si fuera cualquier producto para consumir. La ingesta de remedios se la
ha naturalizado como una forma de vida. Ansiolíticos, analgésicos,
laxantes, antiácidos y multivitamínicos no sólo se venden en las
farmacias sino en quioscos y supermercados. Se estima que el 20 % de los
medicamentos se ofrecen por fuera de los circuitos legales de
comercialización. Su consecuencia es que nuestro país esta considerado
un "subconsumidor" de medicamentos y se encuentra entre los primeros del
mundo en el consumo de psicofármacos. Una consulta de la Universidad
Maimónides y el Instituto Argentino de Atención Farmacéutica realizado a
3000 pacientes y 400 farmacéuticos muestran que el uso de medicamentos
sin control médico adecuado conduce a que 100.000 personas se internan
por esta causa en los hospitales públicos y más de 770 terminen muriendo
. En EE.UU. se ha transformado en la tercera causa de muerte después de
las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Los diferentes factores que se ponen en juego para difundir la
medicalización en la sociedad explican las fabulosas ganancias que
tienen los grandes laboratorios, las cuales deben ser repartidas entre
los diferentes actores que participan en este proceso. Un informe de la
Asociación de Agentes de Propaganda Médica afirma que la diferencia
entre lo que pagan por las drogas en el mercado mayorista y el precio
que esa droga se vende en las farmacias llega al 55.281 por ciento. Por
ejemplo el Diazepam, que el laboratorio suizo Roche comercializa con la
marca Valium, el precio por kilo es de $ 235 (0,0002 por miligramo), la
presentación que se ofrece es de 10 mg. por 50 unidades, lo que supone
12 centavos por la droga que lleva esa presentación, pero en las
farmacias se vende a $ 40,40, es decir el 33.633 por ciento más . Este
margen extraordinario sobre el que el Estado no interviene, dificulta el
acceso de la mayoría de la población a los medicamentos y le permite a
la industria seguir haciendo lobby en las diferentes estructuras del
Estado, realizar grandes campañas publicitarias y ofrecer promociones y
descuentos .
Este monopolio médico-tecnológico, nacido en Europa y EE.UU., da lugar a
modelos neopositivistas donde la única valoración es la biología como
determinante del proceso salud-enfermedad. Desde allí no se piensa en
enfermos sino en enfermedades de pacientes que pueden pagar los altos
costos de la tecnología médico-farmacológica. Esta situación esta
llevando a que millones de personas en nuestro país y en el mundo mueran
por no poder acceder a tratamientos básicos o mueran de paludismo,
chagas, dengue y tuberculosis. Es decir, enfermedades que no dan rédito
económico ya que para evitarlas es necesario el trabajo preventivo y
mejorar la calidad de vida de la población afectada.
III
En el campo de la Salud Mental la medicalización se fomenta a partir de
la hegemonía que ha adquirido la psiquiatría biológica. Frente al
desarrollo de las neurociencias la psiquiatría ha dejado de lado el
modelo de la psicogénesis para resolver el conflicto en beneficio de una
clasificación de las conductas que reduce el tratamiento a la supresión
de los síntomas. La enfermedad es una falla que hay que suprimir y no un
problema a entender donde hay que dar cuenta de una etiología. Desde
esta perspectiva el psicoanálisis es cuestionado por aquellos que han
retrocedido a un neopositivismo que reduce el pensamiento a un circuito
neuronal y el deseo a una secreción química.
Para ello cuentan con el DSM IV (Manual de Diagnóstico y Tratamiento de
los Trastornos Mentales de la American Pychiatric Association) que
psiquiatrizó la vida cotidiana en tanto toda conducta puede ser definida
como un trastorno. Este es un manual basado en el esquema de
síntomas-diagnóstico-tratamiento elaborado a partir de las neurociencias
y el uso de psicotrópicos. A pesar de su utilidad epidemiológica el
paciente es etiquetado con un diagnóstico que deja de lado su
particularidad y las posibilidades de realizar un trabajo
pluridisciplinario. Su objetivo no es organizar un tratamiento
psicoterapéutico sino clasificar cada trastorno para poder aplicar la
droga correspondiente: trastorno de aprendizaje con déficit de atención,
Ritalina ; depresión, Fluoxetina; ansiedad generalizada, Lorazepam y así
sucesivamente.

De esta manera el diagnóstico realizado sobre la base del DSM IV se
adecua a las necesidades de las obras sociales y los pre-pagos que al
disminuir los costos de las prestaciones priorizan la rapidez en los
tratamientos . Pero si la medicalización de la psiquiatría se ha
expandido es porque los pacientes acorde con los tiempos que corren
reclaman que sus síntomas psíquicos tengan una causalidad orgánica ya
que al depositar la ilusión en una pastilla evitan el camino de la
resolución del conflicto.
También la locura se redujo nuevamente a sus componentes biológicos.
Para realizar semejantes cambios fue necesario echar por tierra muchos
años de trabajo teórico y experiencias de comunidad terapéutica,
hospital de día, etc . Hoy el loco no es un sujeto con el que se
establece una relación terapéutica, sino se ha convertido en un objeto
cuyos síntomas pueden ser tratados químicamente si tiene dinero para
pagar los psicofármacos de última generación. Si es pobre será enviado a
un manicomio.
El manicomio es el paradigma de la segregación. Nadie le reconoce su
efectividad curativa pero permanece mostrando su funcionalidad. Nadie
discute su efecto iatrogénico y todos están de acuerdo en limitar las
internaciones psiquiátricas a cuadros agudos y períodos breves. Sin
embargo la ley 448 de Salud Mental de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, que sostiene esta perspectiva, es permanentemente limitada en su
aplicación por diferentes poderes instalados en las estructuras del
Estado .

En este sentido creemos que son secundarias las cuestiones que enfrentan
a médicos y psicólogos o a psiquiatras y psicoanalistas. Lo importante
es unificar a todos los que cuestionan el neopositivismo biológico
rescatando el trabajo pluridisciplinario donde la medicación es un
instrumento adecuado cuando se da cuenta de una subjetividad construida
en su dimensión biológica, psíquica y social. Es decir, humana .
IV
Los ricos no sólo viven mejor que los pobres, viven más tiempo. Uno de
los datos de la desigualdad es cuánto se vive y cuanto se sobrevive a la
enfermedad y al riesgo. Como venimos diciendo en anteriores artículos la
protección de la vida es una tarea de los gobiernos por que las
circunstancias de que la gente viva o muera es un hecho político. Si se
deja que las condiciones de vida, la enfermedad y la muerte esté en
manos de los votos o de la leyes del mercado, las familias pobres no
pueden sobrevivir. Esta es la función de un Estado que represente los
intereses de la mayoría de la población. Sin embargo la lógica del
capital desnuda un Estado que no es objetivo, sino que defiende los
intereses de los sectores empresarios, al no garantizar las leyes que
protejan a los sectores de menores recursos.
Su resultado es la precarización de las redes sociales donde la cultura
dominante sólo ofrece la ilusión del consumo. De esta manera la
medicalización es la respuesta que permite sostener la fragmentación de
las identidades individuales y colectivas. Para eliminar sus
consecuencias no es suficiente con una condena moral ya que estas
reproducen el modelo social y económico. Plantear su necesaria
transformación requiere tener en cuenta que los sectores dominantes
crean sus instrumentos de poder, de civilización y de cultura, así como
los medios para realizarlos. De allí la importancia de la fuerza del
colectivo social para permitir formas organizativas que generen
comunidad. Es decir, como plantea Spinoza, no es solamente el afán
desmedido de manipulación y dominio de un sector social el que genera el
poder. También podemos observar en muchos otros un afán de servidumbre,
una impotencia que los lleva a esperar sus alegrías y felicidad de
supuestos poderosos: creer en la salvación que le propone la cultura de
consumo. Los seres humanos sufren la servidumbre de sus pasiones tristes
que disminuyen su propia potencia. En esta perspectiva el camino ético
-según Spinoza- no es una supresión de las pasiones sino enfrentar las
pasiones tristes (la depresión, la melancolía, el odio) con la fuerza de
las pasiones alegres (el amor, la solidaridad, etc.). Por ello la
importancia de una política liberadora que tenga en cuenta las pasiones.
Una política basada en una razón apasionada que se transforme en una
guía para la acción potenciando la fuerza del colectivo social contra el
poder que la limita. Es decir, una política que permita reconstruir los
lazos de solidaridad necesarios para hacer habitable nuestras ciudades .

Enrique Carpintero / enrique.carpintero@???
_*
Notas*_
Virilio, Paul, Ciudad pánico. El afuera comienza aquí, libros del
Zorzal, Buenos Aires, 2006.Si bien no coincidimos con su posición
postmoderna describe con cierta elocuencia las problemáticas que
atraviesan las grandes ciudades en el mundo. Aunque en una
característica típica de un pensador eurocéntrico confunde los problemas
que atraviesa la Argentina con las favelas de Brasil (pág. 102).
"... el yo es el resultado de elecciones de objeto que llevan a
identificaciones que permiten soportar la emergencia de lo pulsional.
Este yo-soporte se constituye como garantía del proceso de
estructuración-desestructuración del interjuego entre las pulsiones de
vida y de muerte. Por ello, en el caso de una estasis pulsional, el yo
desaparece en su función soporte al quedar atravesado por los efectos de
la pulsión de muerte. En este sentido, el necesario trabajo con el yo
permite que el sujeto se encuentre con su 'potencia de ser' para
posibilitar un revestimiento narcisista del yo en una identificación
sostenida en un proyecto como ideal del yo." Carpintero, Enrique, "El
Yo- soporte. La clínica en el trabajo con lo negativo", revista
Dialogantes, Buenos Aires, 2002.
Bodei, Remo, Destinos personales. La era de la colonización de las
conciencias, El Cuerno de Plata, Buenos Aires, 2006.
Sobre este tema se puede consultar "Medicina Familiar y Comunitaria"
en http://e-medicinafamiliar.org
Ver "Salud para Tod@s. Blog de información y opinión sobre Salud en
Argentina y en el mundo", http://www.saludargentina.info
Diario La Nación, 7 y 8 de enero de 2007.
Diario Página/12, suplemento CASH, 26 de noviembre de 2006.
Sobre este tema leer Pavlovsky, Federico, "La tentación: vicisitudes de
un psiquiatra", revista Topía, N° 47, agosto de 2006. También
"Medicamentos, médicos y laboratorios: una cuestión del campo de la
Salud Mental", Gustavo Lipovetzky, José C. Escudero y Diana Kordon,
revista Topía, N° 48, noviembre de 2006.
Leer en este número, Janin, Beatriz "La medicalización de la infancia".
Para un crítica más desarrollada del DSM IV ver Roudinesco, Élizabeth,
¿Por qué el psicoanálisis?, editorial Paidós, Buenos Aires, 2000. El
paciente, el terapeuta y el Estado, editorial Siglo Veintiuno Argentina,
Buenos Aires, 2004.
Esta situación es una tendencia mundial. Para ver lo que ocurre en
Francia se puede leer Coupechoux, Patrick, "Hasta la locura es
sospechosa. La psiquiatría arrastrada por la tormenta securitaria", Le
Monde Diplomatique, julio de 2006. Sobre un desarrollo de este tema en
nuestro país leer Vainer, Alejandro, "La contrarreforma psiquiátrica",
revista Topía, N° 47, agosto de 2006.
Barraco, Angel, Kazi, Gregorio, Vainer, Alejandro y Carpintero Enrique,
"Desmanicomializar. Pasado y presente de los manicomios", en este mismo
número.
Leer Vainer, Alejandro, "La contrarreforma psiquiátrica", revista Topía
N° 47, agosto de 2006.
Carpintero, Enrique, La alegría de lo necesario. Las pasiones y el poder
en Spinoza y Freud, editorial Topía, segunda edición corregida y
aumentada, marzo de 2007.

http://www.topia.com.ar/articulos/0808-edito.htm