[Pensamientoautonomo] Fw: Boletín de La Fogata - Año VIII - …

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Author: La Fogata
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To: pensa
Subject: [Pensamientoautonomo] Fw: Boletín de La Fogata - Año VIII - 22-10- 2008
La Fogata

            "La Página de los Compañeros"


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                  La Fogata, Marzo 2001 - Marzo 2008, 7 años...



            "NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS" 





Movimiento de Trabajadores Desocupados

Maximiliano Kosteki. 5 años.

Con la presencia de integrantes del movimiento

"El camino es arduo, la lucha continúa
Lo importante es seguir caminando
y no permitir que nos arrodillen."

Jueves 23 de Octubre. 17 hs.


Cine Gaumont.


Rivadavia 1635 - Capital Federal


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Wallmapu. Nación Mapuche

Realizado por Natalia Polito.

El despojo

Realizado por Dauno Tórtoro

Trailer Newen Mapuche

Realizado por Elena Varela

Viernes 24 de Octubre. 19 hs.

    Cine Gaumont. Rivadavia 1635



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Ver toda la programación http://www.docacine.com.ar/


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17 de Octubre de 1945, jornada de transgresiones

Juan Carlos Cena*
Villa Crespo Digital
La Fogata

Este día, el 17 de octubre de 1945, fue una jornada desbordada por las transgresiones, quebramientos y pariciones. Son los inesperados momentos que nos depara la historia, que sintetiza en un breve tiempo años duros de luchas: avances y retrocesos, triunfos y derrotas, sufrimientos y alboradas. Ese 17 fue un día de nacimientos, gestación que se inicia en el vientre de la clase obrera y el pueblo. Todo este proceso de rebeldía no comienza y estalla el 17 de octubre, sino mucho antes, cuando los trabajadores hacen caso a los rumores y vislumbran en hechos concretos, que la legislación laboral implementada y sus conquistas logradas en 1943 serán anuladas.

La renuncia de Perón y su posterior prisión, es uno de los síntomas más fuerte de que esa revocación iba a ocurrir. Por lo tanto, a ese retroceso en las conquistas, la clase obrera no lo iba a tolerar. El día 10, Perón se despide de miles de trabajadores que se concentran frente a la Secretaría de Trabajo, todo un gesto que los trabajadores asimilan, esa asimilación, la concretan en la acción: hay que autoconvocarse y tomar la calle. Comienza el movimiento.

El día 13 se moviliza Rosario en los frigoríficos y en el pueblo, luego Tucumán, y sigue al sur la oleada convocante, hay que resistir y hacer retroceder los intentos de abolir lo conquistado: Buenos Aires (Berisso, Valentín Alsina, Avellaneda, Ensenada), la movilización obrera va creciendo, y el día 16 los trabajadores van penetrando a la Capital Federal desde el sur, como un reflujo. Sobrepasan a la policía que pretende cerrar los puentes y accesos para impedir el cruce, a la Capital de la República, de los trabajadores.

Todas esas movilizaciones son anteriores a la de Plaza de Mayo. Es un levantamiento nacional de la clase trabajadora y el pueblo. Esta Plaza y otros lugares serán espacios de pronunciamiento y violencia. Los movilizados han lanzado la huelga general sin pedir el consentimiento a los popes sindicales, estas medidas no son aprobadas por el Comité Central de la CGT (integrada por más de trescientos organizaciones). La C.G.T recién declara la huelga general para el día 18, no nombra a Perón en el comunicado, y sí convoca a defender las conquistas sociales, y las elecciones.

El 17 de octubre de 1945 no fue una huelga general de masas, con las características de las anteriores, llena de ausencias y manifestaciones protestatarias. Fue una gran rebelión popular, con una masiva participación y movilización de la clase trabajadora con características insurrecciónales.

La clase obrera también sufre un crujimiento, se rompen viejas concepciones; unas se realinean en lo nuevo, que son las nuevas fuerzas sociales que se van constituyendo, entre los que apoyan esta huelga con movilización y los que reclaman el retorno a la normalidad constitucional. Se viven momentos de crisis, la sociedad está convulsionada. La irrupción de la clase obrera al escenario político, sin pedirle autorización a nadie para posesionarse en las calles, aterroriza; es un tembladeral generado por los trabajadores junto al pueblo.
Los movilizados buscan establecer una relación o una alianza con un sector de las fuerzas armadas. Las mismas fuerzas armadas sufren un realineamiento, es decir, más que eso: una ruptura. La Marina, y un sector del ejército, que comanda el general Avalos, es el último reducto de resistencia contra este hecho; su propósito es atacar y disolver la concentración de Plaza de Mayo, para después continuar con la acción represiva. Esa intención es el rechinamiento que produce el rompimiento, es una manifestación real y concreta, y no una abstracción: Se divide el poder por la presencia de la clase obrera movilizada en las calles. Es la primera vez. ¡De terror!, dicen. No hay peor cosa que un pequeño burgués asustado.

Desde las barriadas que rodean la ciudad, lugar de asentamiento de las corrientes migratorias, domicilio de los nuevos trabajadores provenientes del interior del país, parten hacia el centro; los suburbios invaden el centro de la Capital Federal. Las mujeres que vienen de la zona de tambos, al final de la avenida Beiró, se juntan con las obreras fosforeras del Bajo Flores, en Mercedes y Juan B. Justo, partiendo luego, a las risotadas, en manifestación por la avenida Juan B Justo (...) hacíamos flamear sobre palos de escobas, cañas o mástiles improvisados, nuestros corpiños, enaguas y calzones, como banderas (...) nos miraban horrorizadas algunas copetudas que estaban a la orilla de la vereda, los hombres se sacaban el rancho de paja, reían e imaginaban babosos (...) Raquel, obrera fosforera anarquista de Parque Patricios (Testimonio brindado al autor)

Ese día, hubo violencia en Buenos Aires, en La Plata, Berisso y Ensenada, conteniendo una proclama: la de la rebeldía. Los lugares atacados: símbolos que indican las relaciones de dominio y explotación: el Jockey Club, las agencias del diario La Prensa, el Banco Comercial, el edificio del periódico El Día, en la Plata, los clubes Estudiantes de La Plata y Gimnasia y Esgrima, tiendas de ropas finas. Obreros, vivando el nombre de Perón, portando palos y piedras atacaron todos estos símbolos del poder.

Elías Canetti, en su trabajo Crowds and Power dice: La destrucción de las imágenes representativas equivale a destruir una jerarquía que ya no se admite, a eliminar las distancias válidas generalmente establecidas y universalmente visibles.

¿Meter la patas en las fuentes u orinar las flores de la burguesía en la Plaza de Mayo en el '45, no es lo mismo que beber y comerse todos los manjares de la Confitería Oriental, el 29 de mayo del '69 en el Cordobazo? ¿Cómo se interpretan esos gestos? ¿Es la irreverencia de clase? ¿Es la insolencia del asqueado? ¿No se expresa este asqueado, mucho tiempo después, con precisión en la búsqueda y señalización, no sólo de las imágenes representativas, sino buscando a las jerarquías que ya no se admite para darles su escarmiento?

Este mismo fenómeno ocurre en Rosario, los barrios que componen el Gran Rosario marchan hacia el centro; las mujeres enarbolando sus prendas íntimas, como signo de insolencia, atrevimiento y rebeldía, ante el presunto despojo de sus derechos. Como las sans-coulotte de la Revolución Francesa. ¿Quién las instruyó que así debían marchar?

Portaban sus nuevas imágenes representativas, las que ellas eligieron, prendas de su intimidad, las que cubren su desnudez, símbolo de pureza.
Los manifestantes, ¿Qué dijeron o decían mientras marchaban? O mejor: lo que dijeron quedó cubierto y oculto. Pusieron sus anhelos, sus esperanzas, sus historias de lucha cotidiana y sus cuerpos descamisados un instante, pero las palabras las pusieron otros. Los anales de los pobres suelen ser vacíos. Nadie escribe por ellos.

El 17 de octubre es un acontecimiento sobre el cual se enancan diversos discursos no gestados por los actores. ¿Cuáles son estos discursos? ¿Quiénes los producen?

Para la vieja argentina oligárquica no había dudas: el 17 de octubre "era el aluvión zoológico", la invasión bárbara, un fenómeno insalubre.
Para Perón y la burocracia política y sindical que lo secundó tiempo después, dijeron que el 17 de octubre fue el día de la lealtad.
Lealtad que negaba la lucha de clases concreta y, que implicaba acatar objetivos, también de clase (de la burguesía nacional)

Lealtad significaba congelar los acontecimientos, no ir más allá del 17 de octubre, delegar la autonomía (...) creo que no es arbitrario sostener que el 17 de octubre fue un episodio más de la lucha de clases, en la que el proletariado argentino (con tradición y sin tradición de lucha) apoyó a un líder carismático, nacionalista-burgués, en defensa de sus conquistas recientes y en oposición a una Argentina que los marginaba política y socialmente.

Pero es dable destacar que el 17 de octubre fue un día de pariciones: La clase obrera, en ese acto, parió a Perón. Perón, sin esa gigante madre de mil cabezas, no hubiera visto la vida ni la luz, ni ser el protagonista de los nuevos tiempos por venir. Perón fue parido esa tarde. Sale al balcón asombrado a la nueva vida como un niño, los trabajadores y el pueblo festejan ese nacimiento. Perón se reconoce, y gestualmente saluda a su madre-pueblo. Ese festejo no significó que todos ellos fueran peronistas o descamisados en ese instante, ni siquiera eran conscientes de que estaban pariendo otra identidad política dentro del movimiento obrero.
En ese 17 de octubre, los factores de poder toman debida nota, generando luego, el golpe de Estado de 1955, intentando cobrar a los trabajadores las impertinencias pasadas; la Resistencia Peronista fue la respuesta sustancial del movimiento obrero peronista a este golpe de Estado. Pero los factores de poder siguen tomando nota; después del Cordobazo aprenden, sacan enseñanzas y toman más nota.

Estos mismos poderes fogonearon el golpe de Estado del '76, que produjo el genocidio más brutal de la historia, pretendiendo borrar a degüello la rebeldía histórica del pueblo trabajador; pero la rebeldía no fue suprimida, se asoma por estos tiempos, en cada barricada.

Los trabajadores tenemos que apropiarnos del 17 de octubre y dotar al acontecimiento de un discurso obrero, que resaltando el enfrentamiento social, lo haga funcional a las luchas presentes y futuras. Hay que devolverle el 17 de octubre a la clase obrera, para lo cual es necesario mostrar las derivaciones funestas y reaccionarias de los discursos oficializados.

El 17 de octubre es una fecha de replanteos, quiebres y bisagras, como se la quiera llamar, pero es donde se inicia otra estación organizativa de la clase obrera. Como todos los acontecimientos históricos, el 17 de octubre, así como el Cordobazo, están sujetos a reelaboraciones.

En síntesis, entre el 15 y el 18 de octubre de 1945, es un momento de crisis constitucional y fractura de la burguesía que la coloca, al menos como posibilidad, en la situación de dirimir su enfrentamiento por las armas, se produce una huelga general con movilización de masas.

La acción de las masas desborda y subordina a las organizaciones tanto sindicales como políticas: no sólo la huelga general declarada por la CGT para el día 18 es superada desde el día 16.

Esta nueva identidad, tiene que ver con la conciliación de clases, la concertación, la negociación entre los patrones y los trabajadores, intentándose suprimir la lucha de clases, esta política no la logra anular. Las primeras huelgas o movilizaciones no son contra el gobierno, sino para conservar las conquistas logradas que algunas patronales quieren escamotear, a pesar de las recomendaciones de Perón, de que se debe aflojar, y repartir un poco más, no sea cosa...

Comienza en lo social, la articulación de una formación ideológica de carácter nacional. Las relaciones entre clases mantienen un equilibrio inestable en ese período, luego se vuelven antagónicas: el Estado de Bienestar tiene poco para repartir y ese equilibrio momentáneo, que depara la conciliación de clases, se agota.

Las luchas tienen que ver con que se mantengan las conquistas logradas, no dejarse arrebatar nada, en el terreno político, económico o social. Es la continuidad de viejas luchas que demuestran que todo lo logrado es producto de disputas anteriores, y no de concesiones o traspasos graciables.
La relación Perón-peronismo-obreros, no es (como dice Gino Germani) sólo de manipulación, sino de tensión, negociación y fuerza. Estos ejemplos de conflictos, ilustran y pintan como nadie esta relación.

El 17 de octubre, con los trabajadores y el pueblo en las calles; el golpe de Estado 1955 y la Resistencia Peronista formada por trabajadores y pueblo luchando en las calles; y el Cordobazo, toda una rebelión obrera y popular protagonizada en las calles durantes días, produjeron un resquebrajamiento en el interior de las fuerzas del poder, esto generó enfrentamientos entre las fuerzas del poder, estallaron contradicciones entre las clases dominantes y hubo serios síntomas insurreccionales.

En esas tres oportunidades, la clase obrera disputó en las calles el poder a la otra clase, la capitalista, en inferioridad de condiciones. La clase obrera en la calle, y sólo ella, fue capaz de quebrar el poder, generando un fuerte antagonismo entre los intereses de clase. Es decir, fue el enfrentamiento entre dos poderes bien definidos: el poder de los obreros y el poder de la burguesía, que se resquebraja, sólo eso.

Han transcurrido 63 años de esa gesta obrera y popular. Gesta ninguneada, distorsionada, falseada (.) la transmisión oral y escrita, dentro del movimiento obrero, a pesar de las acciones represivas de las distintas dictaduras y de las democracias relativas, permite recrear y decir con firmeza, que estos sucesos pertenecen a la historia de la clase obrera, la clase más antigua de la humanidad.

*Integrante de la Resistencia Peronista de Córdoba - Dirigente de las Comisiones Clandestinas Ferroviarias, durante el onganiato - ex Secretario General de la Seccional Organismo Central de la Capital Federal APDFA.
Autor
El Guardapalabras, memoria de un ferroviario
El Cordobazo, una rebelión popular
El Ferrocidio 1º edición
Crónicas del Terraplén
El Ferrocidio 2º edición ampliada y corregida
y numerosos trabajos de Historia del Movimiento Obrero


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¡Cómo no van a estar eufóricos!

Raúl Zibechi
La Fogata

A medida que pasan los días y van apareciendo algunos resultados de la "crisis financiera", cobra consistencia la sospecha de que el "pánico" y la estampida de capitales fue una maniobra urdida por las elites para conseguir una tajada gruesa de los fondos estatales, sobre todo de la Unión Europea.

Las bolsas reaccionaron a la baja luego de los 700 mil millones de dólares decididos por el Congreso estadounidense en apoyo del Plan Paulson. Pero recobraron la euforia el lunes 13 luego de conocerse que la Unión Europea (UE) dedicará 2,1 billones de dólares (tres veces el Plan Paulson) a salvar sus bancos. En total, tres billones de dólares cash, a los que hay que sumar los fondos liberados antes para salvar otras instituciones tanto en Estados Unidos como en la UE, y las sucesivas inyecciones que vienen haciendo los bancos centrales y la reserva federal desde hace un año. Es posible que las cifras totales salidas de las arcas estatales alcancen los 6 billones de dólares. El PIB de China; casi seis veces el de Brasil. ¿Quién no estaría eufórico? Tal vez sea cierto, como apunta William Engdahl (Rebelión, 14/10/08) que Alemania e Inglaterra se salieron del libreto estadounidense, cuyo sector financiero habría generado pánico bancario ("un pánico preplanificado"), dejando caer a Lehman Brothers, para aumentar su poder y el control de la política de Washington. Los hacedores de la crisis esperaban que los europeos corrieran a rescatar las hipotecas basura de Wall Street, con lo que se hubieran "destruido lo que quedaba de las instituciones bancarias y financieras sanas de la UE".

Según ese análisis, la nacionalización parcial decidida por el Reino Unido de sus más importantes bancos, medida seguida por Alemania, habría impedido que la maniobra de Paulson fuera a más. Es posible. Sin embargo, todo indica que las medidas tomadas por la UE tienen mucho en común con las políticas de Washington: se limitan a retoques sin atacar los problemas de fondo.

En las últimas semanas, a medida que escala la caída de las bolsas, se difundió la especie de que la causa de la crisis es la desregulación del sistema financiero, y que el establecimiento de adecuados controles estatales podrá acotar los problemas y atajar crisis futuras. Nada más lejano de la realidad. La financierización de la economía fue una decisión del capital para, precisamente, eludir los controles y evitar verse amarrado por pactos que limitaban su acumulación.

El proceso que levantó vuelo a comienzos de la década de 1970 y está implosionando ahora, está lejos de ser un accidente del sistema: se ha convertido en su núcleo duro. El pacto social conocido como Estado del Bienestar, o sea un trato entre el Estado, los empresarios y los sindicatos para regular la economía, supuso rígidos controles a cada uno de los actores. La cosa funcionó, como bien recuerda Mike Davis (Sinpermiso, 12/16/08) por el "levantamiento de los trabajadores industriales" que no dejaron otro camino al capital que aceptar, no su asutolimitación cosa que nunca aceptó, sino la vigilancia activa del Estado y los sindicatos.

Pero cuando la beligerancia obrera y de los pueblos del Tercer Mundo pusieron en peligro la continuidad de la acumulación en la producción real, el capital optó por volatilizarse, saltar los controles y para eso se convirtió en capital financiero. David Harvey denomina este proceso como acumulación por desposesión ("El nuevo imperialismo"). El capital fijo, enterrado en bienes de producción, se trasmutó en capital financiero obteniendo así nuevos grados de "libertad". O sea, asistimos al retorno de la lógica de la rapiña que caracterizó la acumulación originaria en los albores del capitalismo, que conocemos como Consenso de Washington o neoliberalismo.

En los últimos treinta años, este capital especulativo hizo añicos el planeta. Primero a los países más pobres a través de la crisis de la deuda de los 80, que significó monumentales transferencias del Sur al Norte. Más tarde, un capital especulativo aún más concentrado, e incrementado por los fondos de pensiones, lanzó la crisis de 1997 con la que buscó que Asia terminara financiando la creciente deuda de Estados Unidos. Ahora, todo indica que la mira estuvo puesta (o está aún) en la Unión Europea y en los países emergentes. En la medida que estos se muestran cada vez más reacios a seguir sufragando los gastos de manutención del imperio, un imperio que además no consigue estabilizarse, el cerco se estrecha cada vez más sobre las economías "amigas".

La próxima víctima, además de las capas medias y los trabajadores europeos, serán los propios estadounidenses. La expansión del gasto militar ya no puede seguir tirando de la economía, como sucedió luego de la Gran Depresión. Peor aún: cada vez son más los que, en el corazón del imperio, consideran que el elevado gasto militar para mantener el poder del 1% de la población, se sostiene a costa de desmantelar los servicios de salud que están llevando a sectores importantes de la población a condiciones de vida latinomericanas.

Un buen ejemplo para europeos y estadounidenses: en Argentina la brecha entre el 10% más rico y el 10% más pobre era de 12 veces en 1986, poco después de finalizar la peor dictadura. En la década neoliberal de los 90 trepó a un promedio de 22 a 26 veces, para escalar a 58 veces en el pico de la crisis, entre 2001 y 2002. En los útimos cinco años fue descendiendo paulatinamente, para ubicarse en 36 veces, tres veces más que la herencia que dejaron los militares genocidas. ¡Ni las terribles dictaduras consiguieron empobrecernos tanto como las "crisis" fabricadas por el caputal financiero! El capital financiero es una suerte de Terminator, una máquina destructiva que se mantiene activa destruyendo y engullendo los trozos.

Saldrá de esta crisis más concentrado aún, con mayor poder para eludir o neutralizar controles. Así viene funcionando en América Latina en las tres últimas décadas. Esta máquina no se detiene por sí sola, ni por disposiciones que regulen algunos aspectos de su funcionamiento. Puede disminurise su poder letal, pero en modo alguno puede cambiar su condición. Sólo destruyéndola, dejará de destruir.

Hernán Uribe Sólo existen dos modos conocidos para proceder a esa destrucción. La más segura, son los levantamientos populares, los "Ya Basta" y los "que se vayan todos", de los cuales América Latina tiene, desde el Caracazo de 1989, una novedosa y rica tradición. La segunda, es la vigorosa intervención de gobiernos decididos a cambiar el rumbo. También tiene este continente algunos buenos ejemplos en ese sentido. "La llamada economía de los papeles estaba sometiendo a la economía productiva. Eso se tiene que acabar", dijo Lula.

Cuando algún gobierno de la región toma medidas en ese sentido, el capital financiero reacciona con virulencia, como sucedió en Santa Cruz, Bolivia. Es un buen momento para seguir los mejores ejemplos. Entre ellos, el del presidente de Ecuador, quien le dijo basta a la multinacional brasileña Odebrecht, cansado de que se burlara del Estado, aún a riesgo de que el poderoso Brasil reaccione retirando inversiones.

No hay capitalismo bueno. Por eso, entre esperar la intervención de los gobiernos y decidirse por desbaratar la máquina depredadora desde abajo, la opción es clara.

- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios grupos sociales.


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EZLN: 24 años después
Jaime Martínez Veloz/ I Parte
La Fogata
Después de 24 años de trabajo organizativo, lucha social y experiencias vividas, el EZLN ha consolidado su presencia en el territorio chiapaneco. Con discreción, orden y disciplina, los zapatistas han podido construir un nuevo modelo de trabajo o, como dicen ellos, un nuevo modo de hacer las cosas, donde a partir de una práctica cotidiana de la autogestión, la solidaridad, la creatividad, la cooperación y organización comunitaria han mantenido la cohesión de sus comunidades.

A los zapatistas nada les ha sido fácil, ni nada les ha sido regalado. Lo logrado ha sido gracias a un enorme esfuerzo y a una alta cuota de sacrificio de sus integrantes. Mayor significación tiene cuando sus logros se han producido en medio de condiciones difíciles y complicadas.

Desde los primeros años en que desarrollaron su trabajo, tanto en el frente de masas como en la organización clandestina, se formaron al amparo de una convicción: "mandar obedeciendo". Los años anteriores al levantamiento les permitieron consolidar una fuerte presencia en comunidades, muchas de las cuales se reconocieron zapatistas. La estrategia en su formación guerrillera puso distancia frente a métodos utilizados por otras guerrillas para allegarse fondos mediante secuestros o acciones que caen en el terreno delictivo y que han sido rechazadas por la opinión pública.

La apuesta zapatista de construir una base social organizativa como sustento fundamental de la acción armada, financiada con los modestos recursos de sus integrantes, ha sido el distintivo que ha alejado al zapatismo de cualquier acción que lo vincule con acciones terroristas que pudieran justificar la acción represiva del Estado mexicano. El levantamiento zapatista fue caracterizado por la primera Cocopa como "expresión de una insurrección comunitaria, producto de causas fundadas que lo originaron".

La irrupción zapatista en el escenario nacional trajo modificaciones sustantivas. Las subsecuentes reformas electorales al primero de enero de 1994 fueron realizadas por una demanda de la sociedad mexicana, pero también por el reconocimiento tácito a la justeza de los reclamos zapatistas. Tal vez esto no quiera ser reconocido por los partidos políticos, pero el levantamiento armado contribuyó a la creación de un nuevo escenario electoral y a una redistribución del poder político. Hoy el modelo electoral mexicano dista mucho de ser el mejor y más adecuado para los mexicanos, pero es muy diferente al de antes de 1994.

El diálogo entre el EZLN y el gobierno federal estuvo amparado por una Ley para el Diálogo, cuya fortaleza radica en expresar la voluntad de las partes, sobre todo de la sociedad mexicana, que desea una solución de fondo a la problemática planteada por los zapatistas, por vía de la negociación. El EZLN puso su parte, el Estado Mexicano incumplió los compromisos contraídos en San Andrés. Aunque el estatus del diálogo que ampara la ley vigente es de "suspensión", no de "ruptura", la reanudación de esta vía tendrá que pasar por el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, cuyo contenido principal ha hecho suyo la Organización de Naciones Unidas.

Luego de la suspensión del diálogo y desde antes, en un doble discurso el gobierno, mientras decía querer dialogar, apoyaba una estrategia de contrainsurgencia y acorralamiento de las fuerzas zapatistas. Expedición de títulos agrarios, habilitando a campesinos como ejidatarios en tierras ocupadas por los zapatistas, encarcelamiento de líderes y bases de apoyo zapatistas, matanzas indiscriminadas, fomento de las deserciones y el paramilitarismo, ofrecimiento de apoyos oficiales a cambio de renuncias públicas al EZLN, minimización del conflicto, campañas mediáticas antizapatistas fueron, entre otras, acciones que dominaron el escenario chiapaneco durante el mandato del presidente Ernesto Zedillo y los varios gobernadores interinos que Chiapas tuvo durante ese sexenio.

En medio del hostigamiento, el zapatismo tuvo la capacidad de salir adelante y perfilar una nueva iniciativa política a principios de 2001, mediante la marcha exitosa que culminó con la presencia de los zapatistas en la tribuna del Congreso de la Unión, donde el debate entre los legisladores traspasó las fronteras de las formalidades parlamentarias para ubicarse en un terreno donde el elemento principal que introdujo la petición zapatista para hacer uso de la tribuna de San Lázaro no radicaba en que fuera un asunto de normatividad legislativa, sino en otro mucho más profundo que cuestionaba al actual modelo de la democracia mexicana, la cual aún no incluye a todos los mexicanos, en este caso a los pueblos indígenas.

A pesar del éxito de la marcha y las expresiones públicas del presidente Fox, la culminación del proceso legislativo que dictaminó la iniciativa de ley indígena produjo un resultado ajeno a lo pactado en San Andrés Larráinzar, con una reforma constitucional que hizo a un lado el arduo proceso de negociación entre las partes. El nuevo escenario permitió que de nueva cuenta los zapatistas sacaran la creatividad que los ha caracterizado con las juntas de buen gobierno como una nueva forma de organización que este año cumple un lustro de actividades sostenidas mediante un método de trabajo que ha permitido procesar diferencias, definir esquemas de trabajo y vincularse organizadamente entre los miembros y quienes no lo son.

Los miembros de las juntas de buen gobierno se van rotando entre los integrantes de la comunidad, y han entendido que el servicio que brindan no significa obtener privilegios individuales, pero fortalece la integración comunitaria que permite sentar las bases para el desarrollo de los pueblos. Esta experiencia es un nuevo modelo en la toma de decisiones del que hay mucho que aprender y mucho que saber.


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El último día de Miguel

Manuel Cabieses
Punto Final
La Fogata

Miguel vivía en una casa
con vista a la esperanza.
Era un compañero del curso de la aurora.
Casi todos repetimos
menos él
que se fue a estudiar la primavera
allá donde sólo llegan los valientes.
Aquellos que recibieron en silencio la tortura.
Aquellos que callaron para que otros vivieran.
Miguel vivía en una casa
con vista a la esperanza.
Ahora, cuando ya se ha marchado,
nosotros debemos habitarla.

José María Memet

Texto sobre los últimos momentos que terminaron con la caída en combate de Miguel Enriquez el día 5 de Octubre de 1974, escrito por Manuel Cabieses, director de la Revista Punto Final.

Su eterno chaquetón marinero y su risa estruendosa, que contagiaba alegría, es lo primero que recuerdo de Miguel Enríquez. El optimismo asomaba a sus ojos, a sus gestos, comunicando esa incansable vitalidad que le animaba. Miguel reía con todo el cuerpo, se agitaba y el torrente reventaba con una explosión de alegría. Después descubrí que también era la forma de reir de su padre, don Edgardo. Miguel era un dinamo, veloz de pensamiento y palabra. Sus frases se precipitaban en ráfagas. Temible en la polémica, a veces era también -para mi gusto- demasiado duro en la discusión con los compañeros. Abrumaba con argumentos, citaba la historia revolucionaria mundial, especialmente la revolución bolchevique; conocía bien a Lenin (el Pelao, como le llamaba con familiaridad), a Trotsky y Rosa Luxemburgo, se paseaba por la revolución china, conocía en detalle la revolución cubana y sabía mucho de historia de Chile. Por supuesto era carrerino, admiraba a Manuel Rodríguez y se refería con mala voluntad al "guatón O'Higgins". Dedicaba especial atención al estudio y le gustaba discutir con gente de pensamiento diferente al suyo.
Matarlo no fue fácil para la DINA. Los sicarios de la dictadura tuvieron que extremar sus torturas con los detenidos que habían contactado a Miguel o a sus enlaces desde que el líder del MIR pasó a la clandestinidad. La crueldad del capitán Miguel Krassnoff Marchenko, jefe de la Agrupación Caupolicán de la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA, y de su principal verdugo, Osvaldo Romo, sin embargo, no tenía límites. El Informe Rettig señala: "La primera prioridad de la acción represiva de la DINA durante el año 1974 fue la desarticulación del MIR. Esta continuó siendo una prioridad durante 1975. Durante estos dos años se produce el mayor número de víctimas fatales atribuibles a este organismo". Creada por decreto en junio de 1974, la DINA venía operando desde noviembre de 1973, en dependencia directa de Pinochet. Quinientos oficiales de las FF.AA. y Carabineros dieron origen a esa estructura secreta que más tarde contaría a miles de funcionarios, asesores e informantes a sueldo.
Matar al secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, un médico de 30 años que había burlado numerosas trampas y emboscadas, se convirtió en una obsesión para la DINA. Destinó para ello a la Agrupación Caupolicán, mientras la Agrupación Purén se dedicaba a perseguir al resto de la Izquierda. La DINA consiguió datos para localizar el sector de Santiago donde Miguel vivía clandestino. Era en la calle Santa Fe 725, entre Chiloé y San Francisco, en la comuna de San Miguel. Una casa con apariencias de nada con dos portones metálicos que todavía conservan más de treinta impactos de balas. El 5 de octubre de 1974 se libró allí un combate desigual,como el de La Moneda y otros durante 17 años en que hombres y mujeres de la Izquierda chilena dieron lecciones de honor y valentía en combate.
Miguel era uno de los dirigentes chilenos más prometedores. Tenía rasgos indudables de genialidad política. En él "despuntaba un jefe de revolución", como dijo Armando Hart a nombre del Partido Comunista de Cuba en el solemne homenaje que se tributó en La Habana al revolucionario chileno. Los dirigentes cubanos no derrochan ese calificativo porque conocen su significado. Por eso el nombre de Miguel Enríquez lo llevan muchos comités de defensa de la revolución(CDR) y un hospital clínico quirúrgico.

LA CACERIA DEL MIR

La precaria clandestinidad de Miguel, soportó poco más de un año. Había lanzado la desafiante consigna "el MIR no se asila", y quiso dar el ejemplo permaneciendo en Chile para organizar un movimiento de resistencia que concebía amplio y unitario. Explicó: "Nos quedamos en Chile para reorganizar el movimiento de masas, buscando la unidad de toda la Izquierda y de todos los sectores dispuestos a combatir a la dictadura gorila, preparando una larga guerra revolucionaria a través de la cual la dictadura será derribada, para luego conquistar el poder para los trabajadores e instaurar un gobierno de obreros y campesinos". Desoyó los consejos de muchos camaradas y amigos que le pedían salir del país. Miguel era del tipo de líderes que guían con el ejemplo. No subvaloraba, sin embargo, las tareas de apoyo en el exterior. Encomendó organizarlas a dos miembros de la comisión política, su hermano Edgardo -ingeniero de 34años, detenido en Buenos Aires en abril de 1976 y desaparecido desde Villa Grimaldi- y René Valenzuela Bejas, hoy preso en España.
La persecución al MIR fue motivo de disputa entre la DINA y el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), que dirigía el comandante Edgar Ceballos Jones ("Comandante Cabeza"). El SIFA llegó a tener numerosos prisioneros en su cuartel general en la Academia de Guerra Aérea (AGA). Mediante el método de hacer desaparecer a los prisioneros y una brutalidad extrema en la tortura, la DINA consiguió finalmente desplazar al SIFA.
El terrorismo de la DINA se hizo sentir con fuerza a partir de abril de 1974. El recinto secreto de Londres 38, un ex local del PS, se convirtió en centro de torturas y en primera estación del vía crucis de muchos detenidos hacia la muerte y desaparición en Colonia Dignidad, como ocurrió con Alvaro Vallejos Villagrán (el "Loro Matías"), estudiante de Medicina de 25 años, uno de los primeros en ser ejecutados en la colonia alemana de Paul Schäffer.
La comisión política del MIR, sin embargo, se mantenía más o menos intacta a comienzos del 74. La pérdida más importante había sido la de Bautista Van Schouwen Vasey, en diciembre de 1973, capturado por una delación en el convento de los Capuchinos de Santiago, donde se ocultaba. Van Schouwen, de 30 años, médico, era uno de los fundadores del MIR e íntimo amigo de Miguel Enríquez, con cuya hermana, Inés, estuvo casado.
A partir de julio del 74, la DINA -ahora en posesión de abundante información y con la colaboración de delatores- aumentó la intensidad de sus golpes. Cayeron detenidos y desaparecieron decenas de miristas como Bárbara Uribe y Edwin Van Yurick, su esposo; el periodista Máximo Gedda, Martín Elgueta, Alfonso Chanfreau, María Angélica Andreoli, Muriel Dockendorff, etc. Muchos fueron atrapados en "puntos de contacto" que entregaban los torturados. Otros cayeron en "ratoneras" montadas en casas de militantes detenidos. Muchos fueron reconocidos en las calles por delatores que salían a "porotear" con los agentes de la DINA. La represión aumentó y en septiembre del 74 la situación se hizo trágica. Casi todos los presos del MIR eran salvajemente torturados y desaparecían para siempre, como el arquitecto Francisco Aedo Carrasco, de 63 años, liberado desde Chacabuco y arrestado de nuevo el 7 de septiembre, los hermanos Carlos y Aldo Pérez Vargas (cuyos otros tres hermanos, Iván, Mireya y Dagoberto, este último miembro de la comisión política del MIR, morirían en 1975 y 1976), Carlos Gajardo, Vicente Palomino, Manuel Villalobos, etc. Delatores como Marcia Merino ("La Flaca Alejandra") asesoraban los interrogatorios, señalando a los torturadores lo que debían preguntar, clasificando la información, participando en los allanamientos o en el "poroteo". La situación alcanzó su punto álgido a fines de ese mes y comienzos de octubre con la detención de los dirigentes Sergio Pérez Molina y Lumi Videla Moya (cuyo cadáver terriblemente torturado por Osvaldo Romo lanzaron al interior de la embajada de Italia el 3 de noviembre), María Cristina López Stewart, el sacerdote Antonio Llidó, los hermanos Jorge y Juan Andrónico Antequera, Amelia Bruhn, y una larga lista de mártires.
La DINA obtuvo nuevas pistas para llegar a Miguel Enríquez: el barrio donde vivía, una descripción de su aspecto físico y de su pareja (Carmen Castillo Echeverría, que hacía de enlace en algunos contactos y que estaba embarazada), una Renoleta roja que usaba Miguel (la reconocieron durante un enfrentamiento a tiros en el sector del Estadio Nacional), etc.

LA CASA DE SANTA FE

Desde diciembre de 1973, Miguel vivía clandestino en Santa Fe 725. Un barrio tranquilo, de pequeña burguesía pobre y de obreros, casi todos propietarios de sus viviendas. La mayoría -como la que ocupaba Miguel- son casas de un piso con patio y parrón. Los vecinos se conocen por años. Entonces la mayoría eran de Izquierda, comunistas y socialistas. Frente a la casa de Miguel vivía un viejo obrero comunista, Leyton, "cicerone" del Museo Recabarren.
La casa de Miguel estaba entre la de un obrero cesante y la de un periodista, Rolando Carrasco, comunista, preso en Chacabuco. Allí vivían la mujer de Carrasco, Anita Klöpping (como actriz de teatro y radio más conocida como Anita Mirlo) y sus hijos, Rolando, de 16 , y Valentina, de 11 años.
Miguel y su compañera, Carmen Castillo, llegaron a vivir en esa casa a fines del 73, después de la caída de Van Schouwen. Inicialmente los acompañaba otro dirigente del partido, Humberto (Tito) Sotomayor, y su esposa. Ocasionalmente iban a pasar unos días con ellos las pequeñas hijas de ambos, Javiera, hija de Miguel (con Alejandra Pizarro), y Camila, hija de Carmen (y de Andrés Pascal Allende, también miembro de la comisión política del MIR, que a su muerte reemplazaría a Miguel en la secretaría general del MIR). El otro hijo de Miguel, Marco Antonio (con la periodista Manuela Gumucio), estaba en Francia y apenas tenía un año cuando mataron al líder del MIR.
Una ciudadana británica compró con fondos del MIR la casa de Santa Fe a un dueño de camiones, padre de unas mellizas, a quien en el barrio todos miraban con sospecha porque era opositor al gobierno de la Unidad Popular y porque vendía mercaderías que escaseaban en el mercado.

EL ALIENTO DE LA BESTIA

Miguel, Carmen, Sotomayor y su mujer no lo sabían pero eran objeto de observación en el barrio.
Se siente curiosidad por los nuevos vecinos. Se preguntan quiénes son, de dónde vienen, qué hacen, etc. Los jóvenes que viven en Santa Fe 725, parecen gente de desahogada situación económica, se muestran afables y saludan con cortesía pero sin intentar mayores relaciones. Todos observan...y comentan. Al dueño del boliche de la esquina le llama la atención que los nuevos propietarios de la casa de Santa Fe 725 dispongan de más dinero que lo común en el vecindario. Compran mayor cantidad y artículos de más calidad. Para el almacenero es un buen negocio pero comunica sus observaciones y el rumor circula...
Miguel y Carmen, Sotomayor y su mujer, entretanto, hacen una vida normal y buscan establecer una relación discreta con los vecinos. Se dan cuenta que en ese barrio hay que trabar amistad con la gente. Miguel y Carmen ayudan al vecino cesante. Se enteran que Anita tiene a su marido preso en Chacabuco y que trabaja como costurera para sostener el hogar. Carmen le ayuda mandándole hacer ropa para Javiera y Camila, luego para ella o para una amiga que inventa. Un día el joven Rolando Carrasco (hoy arquitecto, casado, dos hijos) está duchándose, la llama se apaga pero el gas sigue fluyendo, Rolo cae desmayado, como de costumbre ha cerrado con llave la puerta del baño. Anita lo siente caer, intenta abrir la puerta, no puede y corre a la casa de Miguel a pedir ayuda. Humberto Sotomayor acude, echa abajo la puerta, reanima al joven y le da instrucciones a Anita para seguir atendiéndolo. Así ella se entera que es médico. Desde ese día siente por sus vecinos del 725 una enorme gratitud y cariño. Ya no le importa la cortés pero firme discreción con que ellos defienden su privacidad.

MORIR EN OCTUBRE

Amanece el 5 de octubre de 1974. La DINA está sobre una pista segura para llegar a Miguel. Otras le habían fallado. Por ejemplo, detecta que Javiera, de 5 años, hija de Miguel, vive con su tía, Ana Pizarro, y sus tres hijos. Supone -con razón- que por esa vía existe un vínculo con Miguel. La DINA pierde la paciencia y amenaza de muerte a Ana Pizarro y sus hijos, que se asilan en la embajada de Francia. Pero antes Miguel manda a buscar a su hija. En una carta le dice a su excuñada que quiere tener a Javiera por un tiempo porque está seguro que va a morir.
La DINA ya sabe que Miguel vive en la zona sur de Santiago, en un cuadrante enmarcado por Santa Rosa, Gran Avenida, Departamental y Callejón Lo Ovalle. Los esbirros de Krasnoff, capitaneados por Osvaldo Romo que olisquea sangre, "peinan" esa área. Llevan algunos de los presos torturados para que reconozcan calles, ruidos, olores. Pasan algunos días en esa tarea de rastrear las huellas todavía invisibles de Miguel. Buscan una Renoleta roja y una joven señora embarazada. Van en tres vehículos y llevan armas largas por si acaso. Se detienen a preguntar en almacenes y talleres, interrogan a niños y mujeres, carteros, revisores de medidores de luz y agua, recogedores de basura, etc.
Está clareando y en la casa de Santa Fe 725, todos duermen: Miguel, Carmen, Humberto Sotomayor y José Bordas Paz (31años, encargado de la Fuerza Central, rama armada del MIR).
El grupo conversó hasta tarde. Quedaron de acuerdo en que al día siguiente, 5 de octubre, Carmen buscará una casa de emergencia. El instinto les decía que la seguridad del escondite se había resquebrajado, sobre todo después del enfrentamiento a tiros en la Avenida Grecia. Miguel había hecho algunas reuniones en la casa con compañeros que presumiblemente ahora estaban presos. Aunque se habían observado las reglas de la clandestinidad, no se podía descartar que alguno se hubiese dado cuenta del barrio y la calle donde los habían llevado a ciegas. Se iban también a cumplir diez meses viviendo en la misma casa y las normas de clandestinidad prohibían una permanencia tan larga en un mismo lugar. Dos semanas antes, Miguel arregló el asilo en la embajada de Italia de las pequeñas Javiera y Camila, que entraron en la misión diplomática en la cajuela del automóvil del encargado de negocios. Por último, Miguel había aceptado reducir el ritmo de su trabajo y replegarse aun lugar fuera de Santiago. Una amiga de Carmen, Cecilia Jarpa, se haría cargo de comprar una parcela en Macul. Pero Carmen la llamó el día anterior para entregarle el dinero y el tono y forma de sus respuestas, hicieron a Miguel deducir que Cecilia Jarpa ya estaba en manos de la DINA. Estaba claro que el cerco se estrechaba.
En la mañana del 5 de octubre Carmen Castillo salió a buscar una casa para mudarse ese mismo día. Miguel, Sotomayor y José Bordas también salieron de Santa Fe 725. Acordaron volver a encontrarse en la casa a las tres de la tarde. Sin embargo, Carmen volvió cerca de la una. Encontró a Miguel y a los otros dos compañeros quemando papeles, con las armas a la mano y en estado de enorme tensión. Habían detectado tres autos sospechosos que rondaban el barrio y que habían pasado ya dos veces, lentamente, observando la casa. Están seguros que es la DINA y que deben estar tendiendo el cerco. Rápidamente terminaron de recoger en dos bolsos lo más importante. Cuando Miguel y Carmen salían al patio donde estaba la Renoleta roja, se produjo el primer ataque de la DINA. Ellos se replegaron al interior de la casa y comenzaron a responder el fuego junto con Sotomayor y Bordas.
El primer cerco no fue muy efectivo. No habían llegado aún suficientes refuerzos. En los primeros momentos Humberto Sotomayor y Jose Bordas lograron escapar. A uno lo vio Anita, la vecina, saltar al patio de su casa y de ahí a la calle San Francisco; el otro huyó en dirección a Varas Mena, una calle paralela al sur de Santa Fe. (Sotomayor se asiló después en la embajada de Italia y José Bordas fue emboscado por el SIFA el 5 de diciembre. Cayó herido y murió dos días después en el hospital de la FACH, donde fue torturado).
Carmen Castillo fue herida en el interior de la casa. A ratos perdía la conciencia mientras proseguía el tiroteo sostenido por Miguel. Recuerda haberlo oido gritar: "Hay una mujer embarazada, respeten su vida".
El Informe Rettig dice: "La casa donde se ocultaba Miguel Enríquez, fue rodeada por un nutrido contingente de agentes de seguridad, el que incluía una tanqueta y un helicóptero, quienes comenzaron a disparar. Entre los ocupantes del inmueble se encontraba una mujer embarazada que resultó herida. Miguel Enríquez cayó en el enfrentamiento recibiendo, según el protocolo de autopsia, diez impactos de bala que le causaron la muerte".
Anita, la vecina de Miguel, no sabe cuánto duró el tiroteo; tampoco su hijo, Rolo. Pero les pareció eterno. En su casa estaba otro muchacho, compañero de Rolo, ambos se encontraban en el patio cuando se inició el asalto a la casa vecina. Se agazaparon y vieron saltar el muro al mirista que huyó hacia la calle San Francisco. Anita y la niña, Valentina, permanecieron tiradas en el piso de la casa. Recuerdan el ruido ensordecedor de los disparos, el helicóptero sobrevolando, los altavoces de Carabineros ordenando al vecindario permanecer en sus casas. Cuando cesaron los tiros vieron en la calle Santa Fe a muchos civiles armados, carabineros, soldados, la tanqueta y muchos vehículos. Más tarde cuando sacaban a Carmen Castillo herida (creyeron que iba muerta) y luego el cadáver de Miguel Enríquez.
Miguel no se rindió. Una de las diez balas le perforó el cráneo. Su cuerpo lo encontraron en el patio donde se había parapetado para disparar, mientras intentaba saltar a la casa trasera.
La noticia de la muerte de Miguel, que se divulgó esa noche, causó un impacto doloroso en el pueblo. Saber que Miguel estaba en la clandestinidad, intentando reorganizar las fuerzas, fortalecía muchas esperanzas.
La DINA lo celebró mofándose de los presos en el recinto de José Domingo Cañas, donde había trasladado su infierno de torturas. La casa de la calle Santa Fe 725 la ocupó la DINA durante dos meses. Algunos vecinos dicen que allí se hacían fiestas y que los oficiales se emborrachaban y gritaban como locos. Más tarde vivió un microbusero, pariente de un agente de la DINA, y luego volvió el antiguo propietario, el camionero.
Cada 5 de octubre, desde 1990, sus moradores se refugian en el interior de la casa cuando un grupo de familiares y ex miristas realizan en la calle un acto recordatorio, encienden velas, se acercan a mirar el patio interior y tocan con emocionada reverencia las perforaciones de balas en los portones de la casa donde Miguel vivió su último día.

(*) Manuel Cabieses es director de Punto Final


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Sarayacu: Libertad, tierra, cultura

La lucha por la autonomía en una comunidad kichwa de la amazonía ecuatoriana



Sergio de Castro Sánchez
La Fogata



Cuentan nuestros abuelos que Sarayacu es el pueblo del mediodía.

Se le compara con el Sol. Dicen que cuando llegue el medio día,

Sarayacu no caerá mientras el resto de pueblos lo haya hecho.

Sarayacu es el medio, permanecerá resistiendo.



José Gualinga, miembro de la comunidad de Sarayacu

La presencia del movimiento indígena ecuatoriano en las instituciones de la democracia formal no le ha hecho perder de vista su objetivo central: afianzar sus formas autonómicas de organización socio-política y la cosmovisión sobre la que se fundamentan. Estos objetivos, sin embargo, no le han impedido ampliar sus propuestas étnicas incluyendo en sus programas políticos demandas que afectan al conjunto de la sociedad. Así, más allá del dualismo, tan arraigado en la mentalidad occidental, entre capitalismo o socialismo, su proyecto busca materializar una nueva forma de entender las relaciones políticas, sociales, económicas y con la naturaleza que supongan un verdadero cambio estructural como alternativa a un neoliberalismo que en estos momentos no goza precisamente de buena salud.

Desde este punto de vista, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y otras agrupaciones han recorrido dos caminos, paralelos e interconectados, en su lucha por la autonomía: el del acceso a las instituciones gubernamentales y el del fortalecimiento de los procesos comunitarios internos. Más allá de los claroscuros que ha supuesto para el movimiento indígena la participación en unas estructuras políticas ajenas a los procesos de democracia radical propia de la mayoría de los pueblos originarios, en este escrito lo que nos interesa es mostrar un ejemplo de esa lucha por la autonomía que, sin perder de vista el ámbito estatal, se realiza a diario desde las lógicas internas comunitarias.

LA LUCHA CONTRA LAS PETROLERAS

Desde su emplazamiento a orillas del río Bobonaza, en la amazónica provincia de Pastaza, la comunidad kichwua de Sarayacu se ha convertido en un referente de la lucha por el territorio de los pueblos indígenas en Ecuador y en toda América Latina. Asediada por la petroleras desde los años 40 del pasado siglo, no es sin embargo hasta mediados de los 80 cuando, ya conscientes del impacto que supondrían las actividades extractivas en su territorio y en su forma de vida, comienza la lucha antipetrolera en Sarayacu.

En el año 1986, la concesión del bloque 10 a la petrolera estadounidense Arco/Oriente llevaría a la comunidad a realizar una serie de protestas que desembocarían en la firma del "Acuerdo de Sarayacu" entre la comunidad y las organizaciones indígenas por un lado y el gobierno estatal por otro. El comunitario José Gualinga, antiguo dirigente de la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza (OPIP), explica que "el acuerdo fue establecido para que se reconocieran los títulos de propiedad y una moratoria de 15 años para la explotación petrolera. Después de 3 meses fue violado por parte del Estado ecuatoriano. Entonces emprendimos un nuevo proceso de lucha".

Esta nueva fase de la lucha lleva a la OPIP -organización integrada en la CONAIE- a convocar en 1992 una marcha que bajo el eslogan "Por la tierra, por la vida, ¡levantémonos!" buscaría el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus territorios. Según José Gualinga, esta marcha, que sería apoyada por todos los pueblos indígenas de Ecuador, "fue planificada en Sarayaku por sus líderes y los dirigentes de la OPIP. Fue una caminata de más de 350 km., más de 15.000 personas estuvieron en Quito durante 3 semanas. Dio como resultado la obtención de los títulos de propiedad": un total de más de un millón de hectáreas, 135.000 de los cuales correspondieron a Sarayacu. Sin embargo, el Gobierno ecuatoriano "nos entregó los títulos de propiedad [de la tierra], pero no el subsuelo, que era considerado parte del Estado".

En 1996, la petrolera argentina Compañía General de Combustibles (CGC) recibe la concesión del Bloque 23, con un tamaño total de 200.000 hectáreas. La comunidad no es consultada a pesar de que el 75% del mismo se encuentra en sus tierras. Las posteriores promesas en forma de compensaciones económicas y puestos de trabajo por parte de la compañía fueron rechazadas por la comunidad.

Ante la oposición de Sarayacu a cualquier tipo de actividad petrolera en su territorio, el Gobierno ecuatoriano militarizó la zona, acusó de terrorismo a los dirigentes comunitarios y emitió órdenes de detención contra ellos. El 25 de enero de 2003 cuatro de ellos eran detenidos y torturados por militares, policías y guardias privados de la compañía.

Paralelamente, la CGC contrató a la empresa experta en "relaciones comunitarias", Daimiservices S.A. A través de diferentes acciones consiguió poner en contra de Sarayacu a otras comunidades kichwas cercanas que llegaron a cortar el paso por el río a todo aquel que se dirigiera a Sarayacu.

Las ya tradicionales prácticas divisionistas implementadas en estos casos fueron acompañadas por un intento de dinamitar las bases culturales comunitarias. Un ejemplo de ello lo tenemos en el derribo del árbol sagrado de Lispungo del shaman César Vargas. Una acción que, según la comunidad, se hizo a apropósito y con conocimiento de lo que éste significaba para ella. Según cuenta Marlon Santi, que fuera Presidente de Sarayacu y que actualmente está al frente de la CONAIE, "César Vargas se sentía bien decaído, le puede producir una psicosis emocional porque le quitan parte de su vida, parte de su sabiduría, parte de su sueño, porque un árbol también hace soñar."1. Tal y como nos cuenta José Gualinga, "[en los lugares sagrados] están depositadas las almas de los shamanes y si se destruyen, se destruye su alma y todo un pueblo". Igualmente, la compañía provocó una guerra entre shamanes de Sarayacu y de las comunidades favorables a ella como, según José Gualinga, "una estrategia para eliminar la resistencia y el poder de Sarayacu a través de los ancianos".

La comunidad, declarada en estado de emergencia, defendió su territorio a través de acciones pacíficas y de denuncias a nivel internacional, la mayoría de las cuales aún están por resolver. Finalmente, la CGC daría marcha atrás en sus actividades de prospección abandonando 1400 kg de explosivos que, a pesar de que las medidas cautelares dictadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, siguen enterrados en territorio de Sarayacu.

La determinación y la organización de unos pocos mas de 1.000 comunitarios había conseguido expulsar a una poderosa petrolera de su territorio. Mientras la provincia de Orellana, situada al norte de Pastaza, ha sido y sigue siendo presa del saqueo compulsivo por parte de las petroleras a pesar de contar, por ejemplo, con el Parque Nacional de Yasuní -una de las reservas naturales más importantes del planeta-, Pastaza ha corrido mejor suerte y la actividad petrolera no ha sido tan feroz. Para Marlon Santi, "Sarayacu es el candado para que en el centro-sur de la amazonía no entren las petroleras".    


AUTONOMÍA Y ESTADO PLURINACIONAL

Según Berta Gualinga "toda esta lucha y defensa [por el territorio] fue muy importante, [...] nos sirvió para unirnos más". Muestra de este dinamismo y fortaleza fue la propuesta hecha al conjunto de la sociedad ecuatoriana a través del Libro de Vida de Sarayacu. Según explica José Gualinga "la comunidad ha definido estrategias de organización de un plan no de desarrollo local tal y como nos imponen, sino un plan que nos permita enfocar nuestra propia visión a partir de nuestra cosmovisión. Y que eso sea un modelo de propuesta para el país."

Según el Libro de Vida, elaborado en pleno conflicto con la CGC, "la noción de desarrollo de Sarayaku es sin duda distinta a la vigente en el mundo occidental que está íntimamente ligada a la noción de voluntad individual y autonomía personal, operable dentro de un modo de producción mercantil". Así, "la lucha por la autodeterminación es al mismo tiempo una reafirmación por una democracia plena, íntegra", más allá de "aquellas relaciones de dominación que el capitalismo nos propone, que se caracterizan por la instauración de las leyes de mercado como criterio ordenador de las relaciones sociales". Desde este punto de vista, la comunidad de Sarayacu plantea "consolidar nuestra autonomía y autodeterminación, en base al reconocimiento de nuestros territorios con el rango de instituciones político-administrativas". Añadiendo "que no se trata de anular la estructura orgánica, político-administrativa del Estado, sino de establecer [...] una categoría y entidad nueva".

Franco Viteri, que fuera Presidente de Sarayacu durante el conflicto con la CGC, explica que "el 'Plan de Vida' de Sarayacu tiene tres pilares fundamentales: Lo primero es el Sumak Allpa, que se refiere a la 'tierra sin mal' y que es el territorio que defendemos; después el Sacha Runa Yachay, el 'conocimiento del hombre selvático', como instrumento para lograr el tercero de los pilares, el Sumak Kawsay, traducido literalmente por 'el buen vivir' o 'vida en plenitud'". Esta filosofía, propia de todo el pueblo kichwa, ha formado parte de la propuesta desde la que la CONAIE ha encarado el reciente proceso constituyente en Ecuador. Para José Gualinga, "que [la cosmovisión indígena] se incorpore en la Constitución significa la reconstrucción del país, significa construir una nueva identidad del pueblo ecuatoriano". Y añade: "Más que un pensamiento extractivista, socialista o capitalista, creo que nosotros verdaderamente tenemos una base de futuro para todos".

Y es que, según la opinión de José Gualinga, "en la Asamblea Constituyente se han logrado cambios importantes como el derecho de la naturaleza, derechos sociales, culturales que favorecen a los pueblos y nacionalidades. Pero en el fondo, el lograr una autodeterminación de pueblos en un país diverso no se ha logrado realmente. El gobierno de Correa sigue una tesis extractivista, de megaproyectos, que amenaza la existencia de los pueblos y nacionalidades sobre todo en la Amazonía".

Una política que parte de la falta de capacidad para asumir y actuar en función de la diversidad de identidades que se dan en Ecuador. En opinión de Franco Viteri, "el mismo concepto de ciudadano es una categoría copiada de Europa y mal utilizada que se ha dado incluso para que la gente sea explotada. La palabra 'ciudadano' es excluyente para el indígena, porque es uniformarnos y no aceptar la diversidad del país". Según José Gualinga, "no entendemos bien de qué se trata esta 'revolución ciudadana', a pesar de que hemos apoyado al gobierno de Rafael Correa. La hemos entendido, como al socialismo, como meter en un solo saco a todos y negar la diversidad. Y eso te vuelve campesino, un obrero, te transforma en un pobre y que la revolución ciudadana siga adelante. Nosotros entendimos que para hacer la revolución se debe entender la propia realidad de un país, la plurinacionalidad".

Esta necesidad de tomar como punto de partida la diversidad existente en Ecuador pasa necesariamente por dejar espacio a las expresiones autonómicas de los pueblos originarios. Para Franco Viteri, "la propuesta de autonomía, de descentralización, que pedimos hacia las instituciones indígenas más bien fortalece al estado ecuatoriano en base a nuestra propuesta de 'unidad en la diversidad', no en lo homogéneo, tal y como plantea en estado ecuatoriano".

El concepto de autonomía, aclara Franco Viteri, "está siendo últimamente utilizado por parte los mismos poderes hegemónicos, como sucede en Bolivia o en Ecuador con la propuesta de Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil. Es una propuesta que nada tiene que ver con el concepto de autonomía que nosotros tenemos", basada en una concepción diferente del poder: "Creemos que el poder radica en la solidaridad, en la capacidad de ser recíproco con el prójimo, de respetar, de preservar la paz y de consensuar". Lo cual, en la práctica, supone alejarse del verticalismo propio de otras estructuras socio-políticas: "Cuando hablamos de horizontalidad no sólo hablamos de una forma de conducción (política) sino a una forma de conducta social".

LA PRÁCTICA DE LA AUTONOMÍA

Horizontalidad y autonomía

El hecho de que las formas de organización política indígenas en general, y de Sarayacu en particular, tengan como característica fundamental la horizontalidad no es casual. Según el Libro de la Vida, "alguien nos explicó que la palabra 'democracia' significa 'poder del pueblo', que si fuera así, significaría que [...] el poder estaría adentro de nosotros y no afuera, bajo nuestro control, manejo y vigilancia. [...]. Por eso reafirmamos que la lucha por la autodeterminación es al mismo tiempo una reafirmación por una democracia plena, íntegra".

Frente a la imposición "desde arriba" de estructuras políticas cuya finalidad es el aniquilamiento de los indígenas, la respuesta ha sido la de fortalecer las prácticas horizontales de hacer política. Tal y como resalta David Malabert, antiguo dirigente de la comunidad, "el Consejo de Gobierno (Tayjasaruta) no puede decidir. Cuando es grave, se somete a la gran asamblea", en donde "las decisiones, tal y como dice el estatuto, son tomadas por consenso"2. Para Franco Viteri, "si vas a la historia la autonomía siempre la hemos hecho nosotros, nos ha permitido desde nuestra cosmovisión sobrevivir durante miles de años".

Economía: Kulli Wakaychina Wasi

La Caja Solidaria "Kulli Wakaychina Wasi" nació en 1999 como un programa de la Asociación de Mujeres de Sarayacu. La Caja inició su andadura con 450 dólares aportados por una ONG y 15 socias. Actualmente cuenta con 270 y otorga préstamos de hasta 1000 dólares destinados a proyectos de educación, agricultura, turismo o salud. Tal y como cuenta Berta Gualinga, una de sus administradoras, "no es como una cooperativa o como una caja de fuera, en las que hay que pagar un interés por la cantidad que se presta. Se cobra un interés de un 1%, una cantidad que únicamente permite a la Caja sobrevivir como tal y no genera ninguna ganancia para las mujeres que la administran." Además, la Caja ofrece "un apoyo a personas que ni siquiera son socias pero que en caso de emergencia se acercan, como en el caso de mordeduras de culebra, quemaduras o algún otro accidente. Estos préstamos no tienen ningún interés".

Una iniciativa que, hasta cierto punto, permite a la comunidad ser autónoma en la administración de su dinero. Esta caja "nos hace autónomos, que no dependamos de otras instituciones. Evitamos tener cuentas en el Puyo o un crédito en los grandes bancos que sacan mucho más interés (15 o 20%), interés que la gente de las comunidades no está en condiciones de pagar. Se evitan pagar el pasaje hasta allá, la alimentación, el hospedaje", explica Berta Gualinga.

No se trata de un proyecto que pueda calificarse exactamente como de "microcréditos", ya que no hay una entidad externa a la comunidad que administre el dinero, pero compartimos con Berta Gualinga algunas de las críticas que se le han hecho a este tipo de iniciativas por, en el fondo, repetir la lógica monetaria del capitalismo: "Hace algún tiempo en las comunidades indígenas había el intercambio pero actualmente, con todo lo que estamos viviendo, se hace necesario también entrar al mundo de la economía, pero no como en las grandes ciudades. Si alguien no puede pagar, por ejemplo, porque la cosecha ha sido mala o su hijo ha estado enfermo, nosotros esperamos hasta que pueda pagar, cosa que no te permiten en las ciudades".

Territorio: La "Frontera de Vida"

El proyecto "Frontera de Vida" o "Camino de Flor" (Sisa Ñampi) es definido por José Gualinga, uno de sus promotores, como "una propuesta simbólica, geográfica y política". En su expresión geográfica, "se trata de plantar árboles que florecen cada 4 Km. en un espacio de 2800 Km. cuadrados", justo en los límites del territorio de Sarayacu. A un mismo tiempo, se busca "simbolizar la vida (...). Cada uno puede imaginar qué es una frontera de vida, cómo entendemos esa vida desde cada uno", a través de la siembra de distintos árboles florales con un alto grado simbólico. Una iniciativa que, al mismo tiempo, se convierte en denuncia y propuesta política: "Es un proyecto de conservación de biodiversidad y del ecosistema amazónico para llamar atención nacional e internacional y de los propios pueblos indígenas sobre las amenazas reales que existen para los pueblos que luchamos por cambios. Se trata de socializar nuestra propuesta de Plan de Vida del Sumak Kawsay" y que, por tanto, "nace desde el conocimiento y el pensamiento de la selva amazónica, desde la sabiduría de la Naturaleza. Es un pensamiento que los yachak ("sabios"), que son una expresión de nuestros shamanes a través de esta flor".

Educación: Tayac Wachi y la educación bilingüe

La "Frontera de Vida", sin embargo, forma parte de un plan aún más amplio. Según nos cuenta José Gualinga, un primer eje lo compone "la recopilación y la aplicación del conocimiento propio y de la investigación". Eso se realiza en la escuela "Tayac Wachi" o "Casa de los Tayac", antiguos pobladores de la zona. En segundo lugar, "la aplicación del conocimiento sobre la salud y la cosmovisión propia que tenemos acerca de ella a través de los shamanes". Y tercero, "la incorporación del conocimiento de la botánica: plantas medicinales maderables, comestibles, frutales, venenosas, rituales, de construcción. Que sean incorporadas e investigadas para nuestro uso y para dar a conocer".

Para David Malabert, que actualmente desempeña la tarea de profesor en la escuela "Tayac Wachi", "en todo América Latina los Gobiernos nos imponen unos curriculums para colonizar la mentalidad de los pueblos y nacionalidades, para convertirnos en sus peones. La educación es la base de la política de ellos. Pero aquí nosotros estamos trabajando para construir una educación propia basada en nuestra realidad".

La aculturación pedagógica tiene su respuesta en Sarayacu: "Queremos descolonizar el cerebro de muchas personas", nos confiesa José Gualinga, que también participa en el proyecto de la escuela. Para ello, la comunidad ha involucrado tanto a alumnos como a profesores. Así, mientras la escuela "Tayac Wachi" está dirigida a los primeros, la licenciatura en Educación Intercultural Bilingüe con mención en comunidades amazónicas, lo está a los segundos. Para Berta Gualinga, una de las impulsoras, el proyecto tiene el propósito de mejorar la calidad educativa y crear un modelo propio que esté de acuerdo a la realidad de Sarayaku". Un nuevo modelo que "no encierre a los niños en cuatro paredes y les haga parte del sistema dominante. Buscamos que los niños aprendan a ser libres desde pequeños y a ser solidarios, a compartir". Un currículum que, sin embargo, no puede dar la espalda a la realidad en la que viven: "Estamos tratando de mejorar la calidad educativa para Sarayaku, para que pueda defenderse y desenvolverse en los dos mundos: tanto en el occidental y como en el de Sarayaku; para que puedan conocer tanto los conocimientos indígenas como los de fuera, porque si sólo conocemos lo de aquí y no lo de fuera, no podremos defendernos".

CONCLUSIÓN

La amenaza de la CGC parece que, de momento, es cosa del pasado. Frente a los intentos de despojo, la comunidad ha respondido con el fortalecimiento de los procesos económicos internos y la propuesta de alternativas al resto de la sociedad. Sin embargo, la comunidad se enfrenta a nuevos desafíos. Por un lado, la petrolera Agip ha tratado de crear en el territorio de Sarayacu una nueva comunidad que dé luz verde a sus proyectos en el Bloque 10. "Nosotros no hemos permitido que se forme esa comunidad e incluso les hemos dicho a las familias involucradas que a la próxima serán expulsadas", explica Franco Viteri. Por otro, a la intención por parte del Gobierno de construir una carretera hasta Sarayacu. Un proyecto que, según nos explican, supondría el fin de la comunidad como tal y que, sospechan, esconde intereses madereros por parte de ciertos altos cargos gubernamentales.

Sin embargo, Sarayacu sigue buscando ese difícil equilibrio entre su mundo y el del exterior que le permita mantener su forma de vida en un contexto de constante y múltiple asedio. Una lucha construida sobre los pilares fundamentales del movimiento indígena y que recoge el lema de la CONAIE: "Tierra, cultura, libertad" y a los que Ileana Almeida se refiere en su último libro: "Cuando se pregunta de qué libertad, de qué territorio y de qué cultura se trata, los indígenas ahora contestan en forma lacónica pero exhaustiva: libertad para decidir nuestro destino, territorio para conservar el espacio que nos legaron nuestros antepasados, cultura para reforzar nuestra identidad de pueblos"3.

Notas:

1 FLACSO: Sarayacu: El Pueblo del Cenit. Identidad y Construcción étnica, p. 99. (Edición digital)

2 Para una descripción detallada de la estructura y funciones del Tayjarasuta, así como de los mecanismos de toma de decisiones en Sarayacu, ver el excelente libro, ya referido más arriba, publicado por la FLACSO.

3 ALMEIDA, Ileana: El Estado Plurinacional. QUITO: Abya-Yala, 2008, p. 119




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