Argentina: La lucha continúa
"Donde faltan las razones sobran las estatuas".
A propósito de la estatua del Che.
La Fogata
"(.) los monumentos poco tienen que ver con los mitos y sí mucho con los fetiches. Los mitos, como la religión, el arte y hasta la propia ciencia, son distintas formas del espíritu para enfrentar la incertidumbre de la vida zarandeando la memoria para afianzar los recuerdos. Sin los mitos no habría vida y cultura humana, no habría sentido del tiempo, todo sería puro presente. Los fetiches, en cambio, cubren las carencias del espíritu, como sortilegios a la muerte." (Luis Mattini, "Monumentos"
http://www.lafogata.org/recopilacion/mattini_monu.htm)
El nostalgismo y la religiosidad en cierta izquierda y algunos sectores del campo popular no son cuestiones novedosas. Grandes discursos llenos de referencias históricas a héroes inmaculados, han empalagado las lenguas militantes de la modernidad. Decenas de organizaciones políticas, político-militares, ejércitos revolucionarios, etc. se han embadurnado de pasado para dar sentido a la acción efectiva. Lo han logrado, y han constituido importantes actores del siglo XX, que han gravitado sobre la realidad, y han sido rebeldes al querer transformarla. Incluso los más adictos al culto a la personalidad, en momentos de efervescencia histórica se hicieron rebeldes a fuerza de hechos (Otros claro, irremediables como buenos "cagones ortodoxos" siguieron hablando de socialismo revolucionario desde abajo de la cama... pero esa es otra discusión.) Hoy no es lo mismo que ayer, y muchas formas tradicionales de lucha han sido derrotadas en sucesivas ocasiones, los sujetos históricos han cambiado, nuevas subjetividades rebeldes han demostrado ser más subversivas que los "revolucionarios profesionales". En fin, el mundo es otro y es este al que tenemos que observar para cambiar.
Pero basta una ligera mirada por las carteleras de las facultades, o un rápido vistazo a sitios webs, para advertir el lastre de angustioso romanticismo con el que cargan muchos bien intencionados. Creemos que esto, constituye un obstáculo para pensar el presente, pues están atados a estructuras de pensamiento que no pueden interpretar de forma completa eso que se llama realidad. En casos graves pueden "perdonarse" algunas referencias trasnochadas: considerando la vehemencia y la angustia con las que se manifiesta esta necesidad de pasado, el problema pasa ser de la psicología más que de la política.
En otras ocasiones se pueden admitir como rituales de pertenencia, que sirven para reafirmar las convicciones. Todos los juguetitos y estampitas "revolucionarias" confirman, aunque más no sea en el pensamiento, que uno "está de este lado" y que se es "objetivamente" enemigo del imperialismo, la burguesía, la oligarquía, etc. según los gustos de cada tradición.
El problema serio surge cuando tanta paparruchada, hecha de imágenes, frasecitas descontextualizadas, consignas de barricada con café y medialunas, pasan a ser un terreno de disputa, que implica un desparramo de energías innecesario.
Y entonces llega junio, y uno se entera que al "alpedismo militante" le gusta jugar a Miguel Ángel, y que con millares de llavecitas se hizo un Che de bronce. Que lo sacaron a pasear por la Capital Federal, arriándolo contentos como si se tratase de una pata de jamón, y ahora se lo llevan a Rosario, con acto y todo, para que entre odas y cortes de cinta "el ser revolucionario" se nos disperse y nos caiga a todos como una bendición.
Perdonen, pero hacerle una estatua al Che es un chiste negro, ni siquiera indignante, sino más bien payasesco. Porque si algo dejó en claro el Che Guevara es la posibilidad de ser como él, o mejor dicho hacer como él, rebeldía.
Una estatua es un acto de entronización y distanciamiento que para nada sirve en ese sentido. Se empecinan en demostrar lo irrepetible, lo único y espectacular de un referente, resaltando y glorificando ausencias más que tratando de advertir continuidades. Lo revolucionario se petrifica, se hace extraño, lejano, imposible, puro, y se reproduce bajo las formas del poder.
Amigos y amigas deseosos de estatuas, disfruten del fetiche!! Que los pájaros y otros muchos, parafraseando al subcomandante Marcos, nos seguiremos cagando en las estatuas, que tanto olor a podrido largan y largarán, sean "revolucionarias" o "sistémicas". Como el viejo y embalsamado Lenín o la petrificada Evita lo hicieron tantos años.
Y si de postmodernismo acusan los revolucionarios escultores, aquí va un viejo poema de Vicente Feliú que dice algunas cosas al respecto.
Una canción necesaria
Vicente Feliú
al Che no in memoriam.
Tu piel ligada al hueso se perdió en la tierra.
La lágrima, el poema y el recuerdo están
labrando sobre el fuego
el canto de la muerte
con ametralladoras doradas desde ti.
Y aquí a cada noche
se busca en tus libros
el justo propósito de toda acción.
Y se abre tu memoria a todo aquel que renace,
pero nunca falta alguien que te alce en un altar
Y haga leyenda tu imagen formadora
y haga imposible el sueño de alcanzarte
y aprenda algunas de tus frases de memoria
para decir: "seré como él", sin conocerte
Y lo pregone sin pudor,
sin sueños, sin amor, sin fe
Y pierdan tus palabras sentido de respeto
hacia el hombre que nace cubierto de tu flor
Algún poeta dijo, y sería lo más justo,
desde hoy nuestro deber es defenderte
de ser Dios.
Fuente: lafogata.org