[Pensamientoautonomo] Los factores del triunfo o de la derro…

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Autore: Profesor J
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To: lista por una ronda de pensamiento autonomo entre sujetos de los movimientos argentinos
Nuovi argomenti: [Pensamientoautonomo] "El asesinato del Padre Mugica", MARTES 22 HS, POR TN
Oggetto: [Pensamientoautonomo] Los factores del triunfo o de la derrota
El año 1968 los estudiantes del mayo francés se expandieron porque un sector
importante de trabajadores se plegó a ellos con la ilusión de cambiar el
mundo. Varias fábricas fueron tomadas y declaradas territorios de
autogestión. El proceso iba *in crescendo. *Los grupos, colectivos,
corrientes y partidos como anarquistas, troskistas, maoistas y
situacionistas formaron una fuerte red de alianzas sustentada en la acción
directa. La poderosa central obrera, dirigida por el partido comunista, no
tuvo más remedio que sumarse y convocar a marchar en apoyo de los nuevos
caminos que exploraban los de abajo abandonando los senderos tradicionales
que no llevan a ninguna parte. Sin embargo los dirigentes de la central
vieron con claridad que no eran ellos los que dirigían los pasos de los
demás, que eran otros los que se habían puesto a la cabeza del potente
movimiento que estremecía al sistema. Por eso suspendieron el "apoyo" y la
"solidaridad" para no llevar agua al molino ajeno. El fraccionamiento jugó
un rol fundamental en el fin de la dinámica que crecía con gran autonomía.



Posteriormente en Portugal, en la segunda mitad de la década de los 70, la
revolución de los claveles instaló militares progresistas en la dirección
del aparato del estado, dirigidos por la jefatura del Copcon, Comando
Operacional del Continente, a cuya cabeza se encontraba el inolvidable
general Otelo Saraiva de Carvalho, quien en una inédita articulación junto a
los demás oficiales revolucionarios comenzó a desarrollar desde el gobierno
una modalidad de interacción directamente con las organizaciones barriales
que se multiplicaban progresivamente bajo la dirección de la organización
Movimento de Esquerda MEP, en una experiencia de nuevo tipo donde también se
reconocía el protagonismo de otras maneras de agrupamiento de la sociedad
desde abajo y se incorporaban otros sectores. Europa se remecía y el
fantasma de la rebeldía amenazaba nuevamente desde los *sans culottes*.
Haciendo abstracción de los matices ideológicos que se presentaban en ese
experimento social que sorprendió al mundo, lo cierto es que, al igual que
obligaron a los partisanos italianos a devolver las armas al final de la
segunda guerra por los acuerdos de Yalta, los soviéticos orientaron al
partido comunista portugués a distanciarse de los militares progresistas
para reorientar el proceso en una forma más aceptable dentro de los cánones
sistémicos. Así, izquierda, centro y derecha se unieron en una santa alianza
contra los rebeldes que tomaban el cielo por asalto.



Como estos dos ejemplos hay muchos, en especial durante el gobierno de
Salvador Allende, donde los dirigentes de la coalición de la Unidad Popular
aceptaron las presiones del partido comunista y prefirieron buscar alianza
con militares por arriba, antes que potenciar la dinámica social que llegó a
reunir un millón de personas frente al palacio de la Moneda que exigían la
disolución del congreso y armas para el pueblo.



En Chile hoy día crece la autonomía del movimiento social y de las
corrientes que no se subordinan a la izquierda tradicional, lo que ha
llevado al partido comunista local, siguiendo la línea trazada por sus
congéneres europeos, a desarrollar una estrategia de alianza con la
coalición de gobierno para las elecciones municipales de este año 2008 en el
camino de poner fin a la exclusión parlamentaria para permitir dentro de dos
años su ingreso a la cámara. El trato, a espaldas del debate social,
contempla la retirada de los candidatos a alcalde donde el PC no tiene
chance de ganar, a cambio de que la coalición gubernamental no presente
postulantes en algunos municipios donde el partido comunista tiene cierta
votación. Del punto de vista sistémico ello representa la cooptación estatal
de una parte de la población que aún vacila entre las posibilidades
electorales dentro de un sistema de dictadura civil continuadora de la
dictadura militar y las posibilidades de ampliación del movimiento social
desde abajo para ir configurando los gérmenes de una nueva sociedad a partir
de la autoorganización en las localidades.



Mientras por un lado aumenta la organización y lucha social, por el otro la
izquierda, derecha y centro consolidan el aparato represivo. El partido
comunista ha entrado en el plano de la delación a las dinámicas anarquistas
y autónomas con el objetivo de acumular puntos a favor ante los ojos del
gobierno, que está muy preocupado por el avance de las candidaturas de la
derecha, transformarse así en un interlocutor válido que merece estar en las
estructuras por su voluntad represiva.



Los partidos y grupos compañeros del PC en la coalición Juntos Podemos han
constatado que sus votos han sido utilizados por ese partido para negociar
sus propios intereses y hay intensas polémicas que no auguran un camino de
rosas, pero el hegemonismo sabe lo que hace.



En varias ciudades comienzan a organizarse sectores desde los barrios y
grupos sociales para cerrar el paso a este conciliábulo de la vieja
izquierda, convocando a reorientar los esfuerzos municipales hacia el
desarrollo de la autoorganización comunitaria y no dejar el terreno libre a
esa táctica que pretende atar irremediablemente a un pequeño sector de la
ciudadanía a las instituciones. Al aparato no le interesa que la mitad de la
población se niegue a secundar los efectos electorales, sólo le importa
legitimar resultados para luego golpear con ellos. Por eso para muchos ha
llegado la hora de entrar al proceso electoral con la fuerza de los de
abajo, quebrar el hegemonismo y estropear la fiesta, como convidados de
piedra.



Así se están levantando candidaturas alternativas en Valparaíso, Tocopilla,
La Serena y se estudia en otras ciudades. Candidaturas que tienen la
diferencia de que las definiciones y rutas a seguir deben ser las que
determina y decide el movimiento social organizado en las localidades como
sujeto protagonista que recupera la soberanía popular y la traduce en un
ejercicio donde las funciones del estado son retomadas por el autogobierno
local, quedando en un papel secundario el representante electo.



De nada nos está sirviendo la propaganda a las guerrillas colombianas que
están paralizadas hace ya muchos años dando golpe tras golpe y sólo han
servido para que la ciudadanía de ese país busque salidas apoyando las
propuestas electorales de la vieja izquierda. De nada ha servido el apoyo al
MST brasileño, que sólo ha contribuido para la victoria y continuidad
neoliberal de Lula. De nada ha servido el antimperialismo yanqui con la
amenaza de invasiones que, como el cuento del lobo, sólo han servido para
que la vieja izquierda nacionalista se instale en gobiernos del continente a
dirigir el desarrollo del capital. Esas expectativas sólo tienen sentido y
se subordinan a la democracia si la población autoorganizada se empodera de
sus localidades e impone las nuevas relaciones económicas y democráticas por
abajo.



No nos sirve vivir de principios aislándonos de la población desarrollando
pequeños círculos de autonomía y autogestión. Esas experiencias deben
multiplicarse y transformarse en referente general para una nueva forma de
vida, relaciones comunitarias que aseguren el carácter irreductible de las
transformaciones hechas en el entorno, unas apoyando a las otras en la forma
de intercambios horizontales y redes de economía alternativa.



Es hora de salir de la invisibilidad y de las acciones esporádicas. Es hora
que las experiencias de nuevo tipo se articulen unas con las otras y
convoquen a la población a efectuar cambios por abajo y por arriba. No es
posible ya más dejarles el terreno de la cosa pública a los poderosos y
oportunistas. Es necesario hacer de las experiencias y búsquedas un camino
concreto por donde puedan transitar las comunidades. No nos basta con
realizar prácticas que cuando asoman la cabeza son degolladas por el estado.
No podemos continuar con el espíritu de los mártires, donde cae uno tras el
otro y los autores quedan en la mayor impunidad. La lucha tiene que ser para
transformar, para cambiar, ya no más para acarrear agua al molino del
hegemonismo.



No nos basta con que en año electoral los jueces comiencen a abrir nuevos
procesos a los torturadores y asesinos para hacer aparecer la idea de que
las cosas van cambiando en una miserable concesión a las propuestas
izquierdistas de aceptar el estado tal como está. Ya se ve que el pacto de
los de arriba va más allá de los partidos. No nos basta con que el aparato
del estado active los trámites de los exonerados políticos justamente cuando
necesita votos.



Es hora de irrumpir en todos los terrenos. Es hora de acumular fuerzas en la
forma de nuevas organizaciones territoriales que incorporen a la población,
ya no más los pequeños círculos casi esotéricos de buenos compañeros que
experimentan la nueva sociedad en soledad. Ya no más el lento proceso de
preparación de fuerzas para el futuro. La lucha es ahora. El trabajo más
duro no es preparar destacamentos de camaradas, sino el de construir junto a
la población las formas germinales de otra sociedad, formas que inviten a
otros a hacer lo mismo y que por eso tengan efecto multiplicador, que se
vean, que le sirva a la gente, que no sean solamente procesos pedagógicos de
formación de conciencia.



Por ello ya es hora de comenzar a formar desde las experiencias un programa
popular por regiones, un programa que reúna a los distintos sectores
sociales y levante la lucha por los derechos del pueblo, por los derechos
ciudadanos, por los derechos humanos, por las necesidades y por la creación
de una nueva sociedad concreta y palpable, donde la democracia no
representativa sea el eje de las relaciones cotidianas y la nueva economía
sea la solución para las carencias del hogar. Ya no más una nueva economía
como propuesta de futuro, sino actividades concretas que resuelvan problemas
en lo inmediato.



Ya es hora de comenzar a discutir un programa nacional que, englobando las
necesidades locales, presente propuestas específicas a la ciudadanía, como
la nacionalización del cobre y una reforma agraria radical, un programa que
convoque a una asamblea constituyente donde los representantes sean por
regiones y organizaciones sociales y no por partidos. Una asamblea
constituyente que modifique el carácter del estado y la economía. Que el
estado sea federado y reconozca la autonomía y la autodeterminación de las
regiones. Que el estado reconozca el pluralismo jurídico, es decir, que cada
región y comunidades establezcan sus propias normas legales. Una economía
que articule el capitalismo y las empresas con las redes de autogestión y de
economía alternativa junto a la reforma agraria radical que transforme el
campo en agrupaciones campesinas de producción y consumo en común.



Para ello es necesario en primer lugar que se levanten candidaturas
populares independientes a alcalde y concejales en el máximo de comunas del
país, aunque no ganen, ya que eso no interesa, pues se trata de irrumpir en
medio del proceso electoral con el programa de la construcción alternativa.
En segundo lugar convocar una o dos semanas antes de las elecciones del 29
de octubre a la formación de los municipios autónomos y alternativos
articulando las organizaciones, experiencias, dinámicas y capacidades
acumuladas durante la otra campaña. En tercer lugar convocar una semana
después de las elecciones de octubre 2008 a un encuentro nacional de los
municipios autónomos para definir tareas generales en relación al estado,
entre otras la convocatoria a una asamblea constituyente y las próximas
elecciones parlamentarias.



Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)