Boletín de La Fogata - Año VIII - Marzo 2008

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Auteur: lista.org
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Sujet: Boletín de La Fogata - Año VIII - Marzo 2008



La Fogata



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"La Página de los Compañeros"








"BOLETIN de LA FOGATA"




Escribí tu
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NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS













"LA LUCHA POR LOPEZ
    SIGUE ENCENDIDA"





Un año y medio pasó
    desde que Julio López fue secuestrado, ¿qué tiene que decir el gobierno de 
    los "derechos humanos"?






    ¿López desapareció de cada uno de nosotros?

 
Jorge Julio López ya lleva un año
    desaparecido de su casa. Pero resulta que también está desaparecido de los 
    medios, de los discursos oficiales y de la sociedad. Pocos ya se acuerdan de 
    él. ¿Qué se puede hacer desde nuestro lugar? Seguramente mucho más que la 
    nada misma que recorre a cientos de personas. Que nadie venga a decir que no 
    hay nada por hacer. Que no se puede hacer nada. Se puede hacer mucho, el 
    tema es que la mayoría de esta sociedad no tiene ganas y, encima, no se hace 
    cargo.

 
Luis Zarranz


Jaque al Rey
La Fogata


Una
    de las primeras consignas al momento de producirse la desaparición de Jorge 
    Julio López fue “Todos somos Julio López”. El sentido del mensaje era claro. 
    La desaparición de Julio era una intimidación para toda sociedad y sentirnos 
    como él era decir que no iban a lograr desaparecerlo por completo.

A un año y medio de ese
    tiempo, Julio sigue desaparecido y también muchos lo desaparecieron de sí 
    mismos. 

Lo de la Justicia no
    sorprende: es la regla. En la causa no hay ni un solo imputado ni líneas 
    firmes de investigación. Este dato, por si sólo, explica la complicidad 
    estatal en la desaparición de Julio.

Lo del Gobierno y su doble
    discurso estaba cantado: “El compañero Tito”, lo llamó el ex presidente 
    mientras no ordenaba ninguna de las acciones que le reclamaban los 
    organismos de Derechos Humanos. ¿Tan poco valor le da a la palabra 

    compañero
una persona que se nos presenta como militante de toda la
    vida? Dos opciones: o jamás militó o es un turro. Si me dejan, me inclino 
    más por esta opción. 

Julio está desaparecido de
    su casa, pero también de los medios, de los discursos oficiales, del 
    Congreso y, esto es lo que más duele, de la sociedad, Su desaparición es la 
    prueba irrefutable –por si le hacía falta a un estúpido- de la continuidad 
    de la política genocida implementada en la última dictadura militar.

 Son cómplices jueces,
    fiscales, funcionarios. Todos callan. Todos miran para otro lado. ¿Qué ven? 
    ¿Qué pretenden mirar? 

  La ausencia de Julio se
    hace insoportable pero vaya a saber porqué mecanismos, o quizá por ese 
    silencio que pretende hacernos creer que no existe lo que no se nombra, 
    sigue siendo sostenible. Sigue siendo, existiendo, y con eso alcanza para 
    ser espeluznante. 

La vida misma, la
    cotidianidad de todos los días, lo rutinario, todo eso que tiene la 
    normalidad más normal de cualquier día, sigue como si nada. 

Nadie lo recuerda cuando
    hace sus compras, cuando entra al cine, cuando grita un gol como desaforado, 
    cuando va a la plaza con el nieto, al laburo, a la escuela...nadie. 

Todo sigue. Todo pasa. Todo
    bien.

Una pregunta se me instala
    en el cuerpo y me persigue como buscando una respuesta urgente: ¿Qué se 
    puede hacer desde nuestro (cómodo) lugar?

Poco, quizá, pero
    seguramente mucho más que la nada misma que recorre a cientos de personas 
    con los que uno dialoga cotidianamente. “¿Ya pasó un año y medio?”, dice la 
    voz que perturba los oídos.

López sigue desaparecido,
    en parte, porque nosotros estamos más preocupados por si se pasa el feriado, 
    si vuelve Tinelli o si mañana hacemos fútbol con los pibes. Su desaparición 
    es cosa nuestra, y como cosa nuestra debe interpelarnos a la acción, a 
    exigir respuestas.

Hay ciertos hechos que nos
    definen como sociedad. La desaparición de López es uno de ellos. Las pruebas 
    están a la vista. Nadie, más allá de los sectores movilizados, se inquieta 
    por una desaparición que se prolonga un año y medio sin mayores novedades.


Que nadie venga a decir que
    no hay nada por hacer. Que no se puede hacer nada.  

Mentira.
Se puede hacer mucho, el
    tema es que la mayoría de esta sociedad no tiene ganas, no le interesa, no 
    le preocupa y no lo inquieta que alguien haya desaparecido luego de 
    testimoniar contra un genocida. Disculpen si les caigo mal, pero también son 
    cómplices. No caben las metáforas, los recursos estilísticos, las 
    expresiones refinadas: se están cagando en un tipo que fue chupado, como se 
    cagan en Fuentealba, en los cartoneros y en los pibes que son molidos a 
    palos en las comisarías.

“La única lucha que se
    pierde es la que se abandona” dice el póster pegado en la pared justo arriba 
    del monitor de esta computadora...


     




De las imágenes, los "olvidos" y otras cuestiones






Últimamente se ha recuperado
    desde los medios masivos de comunicación el tema de la Masacre de Trelew. 
    Luego de 35 años de indiferencia y silencio, tras estigmatizar esos hechos 
    como "cosas del pasado" y arrojarlos al olvido, los medios y sus idiotas 
    parlanchines se interesan por los fusilamientos de aquellos 16 militantes 
    populares. Aunque, claro, no de una forma inocente. Aplaudimos la voluntad 
    de los medios de denunciar el fusilamiento de revolucionarios, pero no 
    podemos dejar de señalar algunos "bachecitos" en el intento. Recientemente 
    fue "encontrado" el capitán Sosa, autor material y principal acusado como 
    responsable de la masacre del 22 de agosto de 1972. También otros marinos 
    que participaron aquel día. Los medios comunican, las imágenes se alinean, 
    se engarzan unas con otras como postales. Y no sólo muestran un instante o 
    congelan un momento, ni se detienen pasivas al llegar a nuestras retinas, 
    sino que dan forma y modelan como a una vasija nuestro pensamiento y 
    horizonte de reflexión sobre el pasado. Queremos en esta nota hacer un par 
    de acotaciones a la simplicidad tremendista y mercantil que siempre nos 
    proponen los medios de comunicación, y subrayar la potencialidad que tienen 
    de las imágenes para delimitar nuestra forma de pensar el pasado y el 
    presente. 


Ignacio Journe
La Fogata
Siempre que se habla sobre muertes, masacres, bombardeos,
    fusilamientos, desapariciones, detenciones por razones políticas, etc. 
    ocurridos durante la década del `70, aparecen casi automáticamente imágenes 
    de uniformes, cascos y borceguíes, ametralladoras...monstruos! Esto no sólo 
    en la televisión o en los diarios, sino que las imágenes se reproducen en 
    nuestras educadas cabezas. La asociación, cuando se reitera cotidianamente, 
    se vuelve automática: civiles = víctimas, militares = victimarios. De esta 
    asociación sólo la segunda parte es correcta, de eso no hay ninguna duda, 
    aunque de todas formas resulta incompleta. Militares, marinos, Astiz, 
    Etchecolaz, Camps, Sosa, Del Real…parecen seres oscuros y solitarios, que se 
    movían en las tinieblas, bajo la complicidad de otros militares. En un mundo 
    de ultratumbas estos torturadores habrían desarrollado su vida y profesión. 
    Pero… ¿Qué hicieron los partidos políticos tradicionales por esos años? Y 
    los medios ¿Qué comunicaron? ¿Los funcionarios de gobierno que ordenaron? 
    ¿Los intelectuales que opinaron?


Un señor llamado Mor Roig




A este señor por lo general se lo menciona como un hombre
    de edad avanzada, miembro de la UCR, ex Ministro del Interior del dictador 
    Lanusse, ejecutado por Montoneros. Sucedió el 15 de julio de 1974, cuando 
    unos seis militantes de esta organización se toparon con Mor Roig, y lo 
    ejecutaron. Se puede estar o no de acuerdo con dicha ejecución, pero es 
    claro que Mor Roig, ex – funcionario de la dictadura, a cargo del ministerio 
    del interior cuando se fusiló a 16 presos políticos, no era ninguna 
    carmelita descalza, ni un "luchador incansable por la pacificación" como 
    suelen referirse a él algunos medios y analistas políticos.

¿Y qué declaraba este prestigioso paladín de la
    democracia y la pacificación nacional ante la masacre de los 16 militantes 
    populares en Trelew? En respuesta a un telegrama enviado por familiares, en 
    el que se reclamaba el respeto por los derechos humanos de los presos 
    políticos, Mor Roig decía: 
"En respuesta a su telegrama de la fecha
    requiero se sirvan precisar a qué medidas concretas de represión se hace 
    referencia y cuáles son las amenazas a la integridad física y los derechos 
    humanos con relación a los responsables de los sucesos de Rawson y Trelew. 
    El poder Ejecutivo Nacional no acepta mediante acción psicológica se 
    pretenda presentar a los protagonistas del luctuoso suceso como víctimas"

(La Voluntad, Tomo I, pág. 578.). El Ministro se hizo eco, no podía no
    hacerlo ciertamente, de la versión esgrimida por Lanusse ante los hechos de 
    Trelew. Las evidencias de la Masacre luego se hicieron irrebatibles…habían 
    sido fusilados a sangre fría por la Marina, en la Base Almirante Zar ¿Este 
    "demócrata ejemplar" pidió perdón alguna vez? Nunca.

Pero no todo quedó allí. Además de ser responsable
    político de los fusilamientos, y de justificarlos, no olvidemos que también 
    era Mor Roig Ministro del Interior cuando el Comisario Villar recibió la 
    orden de desalojar el velatorio de los 16 asesinados de Trelew en la sede 
    del Partido Justicialista. Esa opaca tarde se oscureció aún más cuando, la 
    caballería no permitió velar a los muertos, golpeó y disparó sobre 
    centenares de familiares y compañeros de los asesinados, y los tanques 
    arremetieron contra las puertas, para sacar a los golpes a los que estaban 
    adentro, y secuestrar los féretros. Mor Roig no estaba dispuesto ni siquiera 
    a permitir a los familiares el ejercicio de un derecho primario de toda 
    sociedad humana: el de velar a sus muertos.


Por
    otra parte, tampoco podemos olvidar de donde venía Mor Roig: este 
    pacificador era la mano derecha de Balbín, otro que no se andaba con 
    chiquitas a la hora de apoyar golpes de estado y masacres. Este último a 
    partir del `55 se constituyó en el principal apoyo político de la 
    Libertadora, y más tarde de los militares "colorados", donde se concentraba 
    el sector más antiperonista, que en septiembre fue artífice de los 
    bombardeos en Plaza de Mayo. Veinte años después, en 1975, cuando la Triple 
    A estaba en plena actividad, y desde el Estado ya se articulaban los grupos 
    de tareas que luego se desarrollarían y actuarían con mayor intensidad y 
    resguardo, el caudillo radical no tuvo tapujos en arrojar la hipótesis de 
    las "guerrillas fabriles", legitimando la puesta en el blanco de la 
    actividad antiguerrillera a las organizaciones de base y sindicales. 
    Recordemos, por cierto, que alrededor del 40 % de los desaparecidos son 
    trabajadores y trabajadores fabriles.

El Partido Radical… ¿Pidió alguna vez disculpas por las
    declaraciones de sus dirigentes y referentes históricos ante estos hechos? 
    Ni en aquel entonces ni ahora. Nunca.

Para bien de los civiles involucrados en la represión, la
    tortura, la desaparición de personas, se despliegan ante cualquiera de estos 
    hechos las frías imágenes de los uniformes y los tanques, los fusiles y los 
    rostros de los peores dinosaurios de la historia. La potencialidad de las 
    imágenes para forjar el pensamiento es pocas veces contemplada, claro, por 
    los que las recibimos, no por los medios de comunicación masiva que las 
    instrumentan. 

Después pasa la aspiradora de la historia y se lleva todo
    lo sucio de estos personajes, para que luego nos vengan a contar en esos 
    programitas de historia que tanto se frecuentan, las hazañas y la voluntad 
    desinteresada de estas basuras, siempre, claro, comparándolos para su bien 
    con las actuales basuras políticas, que no tienen nada que envidiarle a 
    aquellos, ni nada porque sentirse menos respetados, ni más basuras. 


De otros olvidos forjados

Los medios por esos días también tenían sus cuadros
    funcionales al régimen, hoy bien lavaditos. Joaquín Morales Solá, es uno de 
    ellos. De discurso conservador bañado de un lenguaje semi progre, este 
    periodista, muy activo en la actualidad, ha logrado sobrevivir a su nefasta 
    historia. Tiene lugar en el diario La Nación, Radio Mitre, TN, grupo Clarín 
    básicamente; habla en un tono de paz y solemnidad, simulando objetividad y 
    voluntad de acuerdo y bien común. Su pasado no lo condena evidentemente pues 
    hoy es respetado como un "hombre de la democracia". Pero ¿en que andaba el 
    joven Morales Solá por aquellas épocas? 

En 1976 el genocida Bussi, por aquel entonces flamante
    gobernador de Tucumán, realizó un agasajo a periodistas "respetados", en el 
    que les agradeció la tarea realizada desde su profesión en el marco de la 
    "eliminación de la subversión". El General genocida destacó el papel del 
    periodismo "responsable" en la lucha antisubversiva, discurseó frente a 
    ellos y les entregó un presente. ¿Y Morales Solá? ¿Dónde estaba?... 


Hace
    unos años el periodista Hernán López Echagüe denunció en la revista 
    Veintitrés, la participación de Morales Solá en ese agasajo. Por entonces, 
    Morales Solá trabajaba como corresponsal del diario Clarín, y también 
    escribía para La Gaceta de Tucumán. En sus columnas no ahorraba elogios al 
    Operativo Independencia iniciado en 1975 en Tucumán; que fue ensayo de la 
    eliminación sistemática y la desaparición que se desarrollará en la 
    dictadura. Tampoco condenaba a la dictadura del `76 ni abogaba por la 
    democracia, a la que hoy se ocupa de elogiar, y de la que se muestra como 
    fiel defensor, con su tono contemplativo. Entendemos entonces por qué 
    recibió su invitación. 

Y para confirmar que para estar "limpio" en los medios de
    la democracia no hace falta ninguna autocrítica, el denunciado se esforzó en 
    desmentir la acusación, diciendo que al momento de dicho agasajo estaba en 
    Buenos Aires y no en Tucumán. Pero lo hizo torpemente con mentiras que 
    tuvieron muy poco vuelo. Finalmente hundido en el ridículo debió callar, 
    cuando otro periodista, Marcos Taire, confirmó su presencia en el agasajo, y 
    más tarde salieron a flote unas fotos en la que se ve al general Bussi 
    arengando y a una decena de respetados periodistas escuchando atentos, entre 
    los que se observa al jovencito y bien relacionado Morales Solá. De allí en 
    más, ni una palabra.


Uno de los peorcitos: Ernesto Sábato


El
    caso de este intelectual y su apoyo "espiritual" a las dictaduras militares 
    de nuestro país ya fue aclarado y denunciado en varias oportunidades por 
    varios periodistas. Sin embargo, tal como dijimos antes, las imágenes son 
    poderosas armas forjadoras de pensamiento, que los medios utilizan para 
    limpiar trayectorias, construir sus estatuas y baldear la historia, por lo 
    que vale la pena seguir refrescando la trayectoria de este intelectual 
    sistémico.

Ese viejito que inspiró la ternura de tantos, desde una
    Doña Rosa hasta Néstor Kirchner, es un ejemplo emblemático de cómo se puede 
    ser "un democrático y un defensor de los derechos humanos" habiendo apoyado 
    todas las dictaduras, desde la Libertadora del `55, pasando por la 
    autodenominada "Revolución Argentina" de 1966, hasta la última de 1976. ¿es 
    imposible acaso?

En el `55 como buen militante del PC por ese entonces, y
    junto con toda la gorilada clasemediera, el joven Ernesto salió a festejar a 
    las calles la caída de Perón, y el inicio de la barbarie liberal, la 
    coacción física y moral hacia la clase trabajadora, y la anulación de todos 
    sus derechos y canales de expresión. Parte de esa intelectualidad se 
    liberaba de la "pesadilla peronista", con la insulsa ilusión de la tarea 
    terminada. La clase obrera les haría tempranamente dar sus rostros contra el 
    piso.

En 1966, Onganía derrocaba a Illia e iniciaba su paternal
    y corporativa dictadura, que implicó la racionalización de la producción y 
    un intento de disciplinamiento extremo de la sociedad, y nuestro defensor de 
    los derechos humanos y la democracia declaraba: 
"Creo que es el fin de
    una era. Llegó el momento de barrer con prejuicios y valores apócrifos que 
    no responden más a la realidad. Debemos tener el coraje para comprender que 
    han acabado, que habían acabado instituciones en las que nadie creía 
    seriamente. ¿Vos crees en la Cámara de Diputados? ¿Conoces mucha gente que 
    crea en esa clase de farsas? Ojalá la serenidad, la discreción, la fuerza 
    sin alarde, la firmeza sin prepotencia que ha manifestado Onganía en sus 
    primeros actos sea lo que prevalezca, y que podamos, al fin, levantar una 
    gran nación".


No hay muchos comentarios que hacer al respecto.
Finalmente, en 1976, consecuente con su histórica
    relación con las dictaduras y el poder político, Sábato fue junto con Borges 
    y Castellani a visitar al dictador Videla a la casa de gobierno. Allí 
    almorzaron contentos y rechonchos con el genocida, dialogaron de distintos 
    temas, cultura, política, etc. mientras por esas horas miles de personas 
    desaparecían o eran asesinados. Todos salieron muy satisfechos de la 
    reunión, Sábato y Borges sobre todo. El primero declararía: "
El general
    Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto 
    e inteligente. Me impresionó la amplitud de criterio y la cultura del 
    Presidente".


El único que desentonó con el ánimo festivo fue el cura
    Castellani, que justamente no se distinguía por su progresismo, quien le 
    solicitó al dictador la aparición del escritor Haroldo Conti, por entonces 
    recién desaparecido. Ni Borges ni Sábato dijeron una palabra sobre la 
    violación de los derechos humanos, ni sobre sus pares ausentes.

Y así Sábato siguió adelante, ileso, nunca sufrió
    cortocircuitos ni desencuentros con ninguna dictadura militar, ni se le 
    conoce exilio alguno. Su relación con otros intelectuales y escritores que 
    debieron salir del país se rompió cuando el "paladín de la democracia y los 
    derechos humanos" defendió a la dictadura ante las críticas de estos y los 
    organismos de derechos humanos nacionales e internacionales, ante las 
    evidentes masacres y masivas desapariciones. En 1978 Sábato decía: 
"La
    inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las fuerzas 
    armadas tomaran el poder. Los extremistas de izquierda habían llevado a cabo 
    los más infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes. Sin 
    dudas, en los últimos meses en nuestro país, muchas cosas han mejorado: las 
    bandas terroristas armadas han sido puestas en gran parte bajo control".


En fin, la inocente pregunta sería ¿cómo una persona que
    no sólo convivió de forma armoniosa con todos los regímenes dictatoriales, 
    sino que además los apoyó y los defendió en sus objetivos y proyectos, aún 
    cuando era de público conocimiento las atrocidades que se cometían en la 
    última y más feroz dictadura, pudo pasar ileso por la transición y 
    convertirse en un icono de la democracia y la defensa de los derechos 
    humanos? Es una pregunta difícil de contestar, sólo la misma democracia 
    puede forzar los "olvidos" necesarios para que esto ocurra. 




Alfonsín lo puso al frente de la Co.Na.De.P que investigó
    las violaciones a los derechos humanos en la última dictadura, fue premiado, 
    difundieron e instalaron en la memoria colectiva su imagen entregando 
    emocionado los informes de la investigación al por entonces presidente; y lo 
    consagraron como señor de nuestra democracia. Y así el camaleónico Sábato 
    ahora se puede pasear por todos lados, medios de comunicación, editoriales, 
    actos públicos, besos presidenciales, etc. reafirmando compromisos y 
    convicciones que nunca tuvo y siempre contradijo con sus prácticas, pero que 
    sirven para transitar feliz por esta democracia antidemocrática, que es lo 
    que importa. 

Sábato simplemente constituye un ejemplo de la amnesia
    idiota de la sociedad argentina. También corporiza la certeza de que la 
    construcción de los héroes y referentes por parte de los medios y la clase 
    política siempre, pero siempre, es funcional a la propia reproducción del 
    orden y el olvido.


En fin...

Nos interesa apuntar sobre estos temas, ya que, como lo
    hemos señalado en otras notas, muchos y muchas fueron los que participaron 
    en la represión y la tortura, muchos y muchas apoyaron y legitimaron las 
    dictaduras, conociendo sus prácticas y proyectos, muchos y muchas también 
    desde sus lugares de trabajo, educación, esparcimiento, sus lugares 
    cotidianos, colaboraron con la tareas represiva y disciplinante del 
    terrorismo de estado. La dictadura tuvo sus intelectuales, sus periodistas, 
    sus escritores, los cuales muchos hoy se encuentran en actividad. No sólo 
    los militares robaron bebes. Varios empresarios y empresarias se robaron 
    niños de secuestrados, además de entregar miles de trabajadores a los grupos 
    de tareas.

Y sin embargo, la democracia pone sus filtros, y juzga a
    la tarea burda, a la imagen asquerosa, a los indefendibles, a los rabiosos, 
    a los dinosaurios, a los "monstruos", a los que ya sabemos. Y es esta visión 
    unidireccional acerca del tenebroso pasado y sus responsables la que 
    obstruye cualquier apertura al debate y la reflexión sobre la participación 
    y el compromiso de parte importante de la sociedad civil con el terrorismo 
    de estado y la desaparición de personas; menos aún a su juzgamiento.

Aplaudimos el procesamiento de los militares asesinos y
    torturadores, y también de aquellos que dieron las órdenes. Los Sosa, los 
    Del Real, los Mayorga, los Astiz, los Etchecolaz. Todos deben ir presos Pero 
    siempre mantendremos la sospecha, el sabor amargo conciente, la convicción 
    de que todo Estado, sea democrático o dictatorial, determina no casual ni 
    inocentemente, y por fuera de toda moralina, las víctimas y los tiempos de 
    su Justicia. 

Notas:
    Para ver la polémica completa entre Hernán Lopez Echagüe y Morales Solá 
    puede ingresar a: http://ar.geocities.com/hlediario/

    Montero Hugo, "
Ernesto Sabato: Mejor no hablar de
    ciertas cosas
". Revista Sudestada Nº 27. http://www.revistasudestada.com.ar/web06/article.php3?id_article=124
Irigaray, Juan.."Borges,
    Sabato y el apoyo civil al golpe de Estado" El mundo. 


    http://www.elmundo.es/2006/03/24/mundo/1947148.html




Campaña en la Argentina y el mundo: Miles de firmas por la
    libertad de La Galle 



Adhesiones a  libertadalagalle@???


Libertad a la " La Galle " Karina Germano: Que se cumpla la ley.

Los abajo firmantes exigimos a los jueces de la Cámara de Casación Penal
    que emitan de modo urgente un fallo favorable a las salidas transitorias 
    reclamadas por nuestra compañera, que le corresponden por ley desde 
    diciembre de 2006. 

    El expediente de Karina llegó a Casación luego de que el juez Sergio Delgado 
    negara, en acuerdo con el fiscal Oscar Hermelo, su derecho adquirido. Como 
    se sabe, este fiscal fue recusado por la defensa que ejerce el doctor 
    Eduardo Soares, por haber sido miembro del grupo de tareas 3.3.2 de la 
    Escuela de Mecánica de la Armada , durante la dictadura militar, donde 
    "reciclaba" los bienes de los compañeros desaparecidos en favor de sus 
    desaparecedores. Paradójicamente, este grupo de tareas es el responsable de 
    la desaparición de Rodolfo "Rocco" Germano, padre de La Galle. 

    Al igual que muchos pibes argentinos, ella sufrió la persecución y el 
    exilio. Luego de ser interrogada por un represor al que llamaban "Cuervo" 
    (presumiblemente Alfredo Astiz), vivió el desarraigo en Suecia y España 
    junto a su madre Hilda López. En 1998 regresó del destierro para investigar 
    la desaparición de su padre y se integró a la agrupación H.I.J.O.S., siendo 
    una de las creadoras de H.I.J.O.S. Zona Norte. 

    Hoy, a un año de estar detenida en la Cárcel de Mujeres de Ezeiza es una de 
    las impulsoras del Centro Universitario Ezeiza (CUE), donde estudia 
    sociología y cuenta con el respeto y afecto de todas sus compañeras. 

    Como se recordará, Karina fue trasladada desde Brasil el 9 noviembre de 2006 
    luego de permanecer detenida durante casi cinco años en el Penal de 
    Carandirú, San Pablo, producto de una causa fraguada en la que fue acusada 
    del secuestro del empresario Washington Olivetto, sin prueba alguna. En 
    realidad, el castigo obedeció a su compromiso y solidaridad con las luchas 
    populares. 

    Debido a las continuas y sangrientas represiones en las prisiones brasileñas 
    ella accedió al traslado a la Argentina bajo el marco jurídico de un 
    tratado, firmado entre ambos países, que expresa claramente que no podrán 
    prolongarse su detención, agravarse sus condiciones de vida carcelaria ni 
    perder los beneficios adquiridos. Precisamente, uno de esos beneficios, la 
    salida transitoria, debió comenzar el 28 de diciembre de 2006 de acuerdo a 
    Ley de Ejecución Penal de Brasil que rige toda la condena de Karina. 

    Por otra parte, mientras miles de genocidas de la dictadura militar fueron 
    beneficiados con la impunidad y unos pocos con la cárcel VIP o la falsa 
    detención en el living de su domicilio, a nuestra compañera se le negó lo 
    que la ley le otorga. Por todo ello exigimos: Basta de persecución; que 
    Casación se expida de forma inmediata y favorable. 


    Adhesiones a  
libertadalagalle@???

    Nombre – Profesión – Documento – Organización – País 





    La guerra preventiva llegó a la región

    Bush apunta, Uribe dispara

La
    incursión de las fuerzas armadas de Colombia en territorio ecuatoriano forma 
    parte de una planificada estrategia de Estados Unidos para modificar el 
    balance militar de la región, con la esperanza de revertir su decadencia. En 
    la mira está el petróleo de Venezuela y de Ecuador, pero también el jaque a 
    Brasil como potencia regional emergente.



    Raúl Zibechi

    Brecha

La
    Fogata

     

    Fue un ataque largamente planificado y profundamente meditado. No hubo 
    excesos ni desbordes, ni se trató de aprovechar la localización de Raúl 
    Reyes en suelo ecuatoriano. No fue sólo para impedir el canje humanitario de 
    rehenes de las Farc por guerrilleros presos del gobierno de Álvaro Uribe, 
    operación que le ha dado alto protagonismo tanto a la guerrilla como al 
    presidente venezolano Hugo Chávez. Lo sucedido forma parte, ciertamente, de 
    la estrategia de “ataque preventivo” que la superpotencia generalizó a 
    partir de los atentados del 11 de setiembre y de la experiencia previa en 
    Oriente Medio. Pero detrás del atropello a la soberanía ecuatoriana hay 
    bastante más. 


    Todo indica que el comandante de las Farc estaba en tratativas con los 
    gobiernos de Francia y Ecuador para continuar la liberación de rehenes. El 
    ataque al campamento de las Farc se produjo apenas cuatro días después de la 
    liberación de cuatro ex congresistas que estaban en su poder desde hacía 
    seis años. Según fuentes de la cancillería argentina consultadas por el 
    diario Página 12 (lunes 3), por lo menos tres franceses enviados por el 
    presidente Nicolas Sarkozy estaban desde octubre pasado negociando con Reyes 
    la liberación de la ex candidata presidencial franco-colombiana Ingrid 
    Betancourt, con conocimiento de Uribe. Según esa versión, los tres enviados 
    estaban en camino hacia el campamento de las farc, donde estaba Reyes, 
    cuando fueron llamados por el comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, 
    que forma parte del gobierno de Uribe, quien les advirtió que no se 
    acercaran al campamento. 


    Eso explicaría el malestar del gobierno francés con la acción colombiana. El 
    gobierno de Uribe sólo pudo contar con el apoyo incondicional de George W 
    Bush, ya que la gran mayoría de los países sudamericanos rechazó 
    explícitamente la incursión militar. La ruptura de relaciones del gobierno 
    de Rafael Correa con Colombia parecía la única salida para Ecuador ante la 
    grosera violación de la soberanía de ese país y las mentiras con que Uribe 
    intentó justificar la agresión. En efecto, en sus primeras declaraciones el 
    presidente colombiano aseguró que sus tropas se limitaron a repeler un 
    ataque desde territorio ecuatoriano.


    La acción militar colombiana modifica de plano el tablero regional. No es 
    sólo una potente muestra de militarismo; también enseña los dientes de 
    Washington en momentos en que el gobierno de Hugo Chávez atraviesa serias 
    dificultades internas mientras no consigue apoyos a su estrategia de 
    responder a la tensión con más tensión. Uno de los objetivos centrales de la 
    incursión militar está dirigido contra el proceso bolivariano, aunque la 
    excusa sean las farc. Es probable que se esté ante la primera fase de una 
    vasta ofensiva colombo-estadounidense para desestabilizar a Chávez. 


Nuevo equilibrio de fuerzas

    En 2004 la revista brasileña Military Power Review elaboró un ranking de las 
    fuerzas armadas sudamericanas incluyendo todas las variables: desde la 
    cantidad de efectivos y la calidad del equipo hasta los planes de defensa y 
    la proyección estratégica. El análisis estableció un puntaje a cada nación 
    según su poderío militar. En primer lugar aparecía Brasil con 653 puntos; en 
    una segunda fila figuraban Perú con 423, Argentina con 419 y Chile con 387. 
    Luego venía otro grupo en el que figuraban Colombia con 314, Venezuela con 
    282 y Ecuador con 254 puntos. En aquel momento, hace apenas cuatro años, la 
    diferencia a favor de las fuerzas armadas de Brasil era considerable, 
    mientras lo seguían dos grupos de países relativamente parejos entre sí.


    En 2007 la misma revista difundió información sobre la cantidad de efectivos 
    de las diferentes armas en cada país, con cifras del año anterior. Los datos 
    de los ejércitos permiten concluir que Colombia (178 mil soldados) se había 
    situado en el segundo lugar del continente, muy cerca de Brasil (190 mil). 
    En muy pocos años, el poderío militar de ese país ha escalado posiciones en 
    forma vertiginosa. Ese mismo año el ejército de Francia tenía 137 mil 
    efectivos y el de Israel 125 mil. Para 2008 ya son 210 mil los efectivos de 
    tierra de Colombia, superando así a Brasil, que tiene cuatro veces más 
    población y siete veces su superficie. El gasto militar de Colombia es el 
    mayor del continente: 6,5 por ciento del pbi, muy por encima del de Estados 
    Unidos (4 por ciento), de los países de la otan (2 por ciento) y del resto 
    de Sudamérica (1,5 a 2 por ciento). 


    Si se observa la evolución de las fuerzas armadas de Colombia, su 
    crecimiento es asombroso. En 1948, cuando el asesinato de Jorge Eliécer 
    Gaitán dio inicio al período llamado “la violencia”, había 10 mil militares. 
    En 1974 ya eran 50.675, para subir hasta 85.900 en 1984, en el período que 
    comenzaron las negociaciones de paz para la desmovilización de varias 
    organizaciones armadas. En 1994 había 120 mil efectivos, que treparon a 160 
    mil en las primeras fases del Plan Colombia. En estos momentos las tres 
    ramas de las fuerzas armadas tienen 270 mil uniformados, a los que deben 
    sumarse 142 mil policías. En total, más de 400 mil personas en armas en 
    siete divisiones, con una Fuerza de Despliegue Rápido y una Agrupación de 
    Fuerzas Especiales Antiterroristas.


    Sólo en 2007 el ejército creó 52 nuevas unidades. Recibe donaciones de 
    helicópteros Black Hawk de Estados Unidos, compró 13 aviones caza a Israel y 
    25 aviones de combate Supertucano a Brasil en 2006. Las fuerzas armadas de 
    Colombia son muy superiores a las de sus vecinos: la relación de efectivos 
    es de seis a uno con Venezuela y de 11 a uno con Ecuador. Pero la principal 
    diferencia es que se trata de tropas entrenadas en el combate en la selva y 
    que cuentan con el respaldo logístico de Washington.


    En muy pocos años, en Sudamérica se ha producido un espectacular vuelco del 
    poderío militar. Con la excusa del combate a las farc y al narcotráfico, 
    desde agosto de 2000, cuando el Congreso de Estados Unidos aprueba el Plan 
    Colombia, este país ha recibido 5.225 millones de dólares en ayuda militar. 
    A ello debe sumarse la aplicación por el gobierno de Uribe de impuestos 
    especiales a los sectores de mayores ingresos para equipar a las fuerzas 
    armadas. Helicópteros de transporte y ataque, armamento liviano, visores 
    infrarrojos, protección de oleoductos, lanchas rápidas, aviones turbohélice 
    de ataque a tierra, aviones de inteligencia y control y radares para seguir 
    vuelos ilegales son las principales adquisiciones. 


Petróleo y hegemonia  

    Las fuerzas armadas de Colombia han conseguido poner contra las cuerdas a 
    las Farc y al Eln. En 2002 estas organizaciones sumaban 20.600 efectivos en 
    armas; en 2007 eran sólo 12.500. Fueron erradicados de las ciudades y de las 
    principales vías de comunicación, y confinados a lo más profundo de la selva 
    o a los bordes fronterizos. La guerrilla perdió toda iniciativa militar y 
    sufre un profundo descrédito, mientras Uribe cuenta con el apoyo del 70 por 
    ciento de la población y está en condiciones de intentar reformar la 
    Constitución para buscar su segunda reelección. Desde que escaló el 
    conflicto con Venezuela, en Colombia se despertó un sentimiento patriótico 
    que contribuye a cementar el esfuerzo militar y la militarización de la 
    política, tanto interior como exterior.


    En 2003 el sociólogo James Petras apuntaba que la verdadera preocupación del 
    Comando Sur de Estados Unidos, que realmente diseña la política regional, 
    era que “los países vecinos de Colombia (Ecuador, Venezuela, Panamá, 
    Brasil), que están sufriendo los mismos efectos adversos de las políticas 
    neoliberales, se movilicen políticamente contra la dominación militar y los 
    intereses económicos de Estados Unidos”. (1) Por eso la estrategia 
    contemplada por el Plan Colombia no consiste tanto en ganar la guerra 
    interna –cosa que está sucediendo– como en derramarla hacia los países 
    limítrofes a fin de de neutralizar su creciente autonomía de Washington. 
    Militarizar las relaciones interestatales siempre es buen negocio para quien 
    apoya su hegemonía en la superioridad militar. En este sentido, la 
    existencia de las farc es funcional a los planes belicistas de Washington.


    Rafael Correa mencionó que el costo de controlar la frontera con Colombia, 
    donde tenía destacados unos 10 mil efectivos antes de la incursión del 1 de 
    marzo, supera los cien millones de dólares anuales. Brasil decidió 
    impermeabilizar su frontera ya en tiempos de Fernando Henrique Cardoso. En 
    respuesta al intento de la administración Clinton de implicarlo en los 
    objetivos del Plan Colombia, ya en 2000 puso en marcha el Plan Cobra 
    (combinación de las primeras sílabas de Colombia y Brasil) para evitar que 
    la guerra en ese país se desborde sobre la Amazonia brasileña, y el Plan 
    Calha Norte para evitar que guerrilleros y narcotraficantes crucen la 
    frontera. (2)


    El control de la región andina es considerado clave para la hegemonía 
    estadounidense en el continente, tanto por razones políticas como por sus 
    riquezas minerales. Permite que las multinacionales estadounidenses 
    recuperen el terreno perdido desde que en la década de 1990 fueron 
    parcialmente desplazadas por las europeas; aseguraría por otros medios lo 
    que se pretendía a través del alca; impide que otras potencias emergentes 
    (Brasil pero también China e India) se posicionen en la región. 

    Pero está también la vertiente petróleo. En 1973 Estados Unidos importó el 
    36 por ciento de sus necesidades petroleras. Hoy en día importa 56 por 
    ciento del petróleo crudo que consume. Venezuela es su cuarto proveedor, 
    cubriendo el 15 por ciento de sus necesidades, y Colombia el quinto. 
    Asegurar el flujo del recurso energético requiere un control territorial de 
    enclave con presencia militar sobre el terreno. 


Estrategias regionales

    El miércoles 5 la OEA calificó la acción militar colombiana como una 
    violación de la soberanía ecuatoriana –un acuerdo negociado entre ambos 
    países involucrados– pero no condenó al agresor. El peso de Washington entre 
    los países centroamericanos sigue siendo importante e impide una declaración 
    más al gusto de los sudamericanos. En todo caso, se impuso la cordura con la 
    intención de apaciguar los ánimos, como desean Brasil y Argentina.


    Clóvis Brigagão, director del Centro de Estudios Americanos de la 
    Universidad Cándido Mendes de Rio de Janeiro, señaló a la agencia de prensa 
    IPS que la actual es “una oportunidad única” para establecer una mediación 
    colectiva similar al Grupo de Contadora, que en los años ochenta promovió la 
    pacificación de Centroamérica. (3) La diplomacia brasileña estima que 
    promover la paz es la mejor forma de atajar el belicismo y expansionismo 
    colombo-estadounidense. Rafael Correa jugó un papel en este sentido para 
    morigerar los daños. Nada peor para el proceso de cambios que se vive en 
    Ecuador o en Bolivia que la polarización que supone un conflicto bélico.


    Por último, debe comprenderse también la actitud venezolana. La retórica de 
    Chávez resulta incómoda en estas situaciones para buena parte de los 
    presidentes que no se alinean con Washington. Las diferencias de estilo 
    entre Correa y Chávez y el bajo perfil de Evo Morales son datos a tener en 
    cuenta para el futuro inmediato. Pero Venezuela está sufriendo una aguda 
    desestabilización con apoyo militar de Colombia. Los datos que van saliendo 
    a luz permiten concluir que buena parte de las denuncias de Chávez sobre una 
    conspiración contra su gobierno no son fruto de su imaginación. El asunto es 
    cómo contener las tendencias a la guerra y cómo atajar la polarización. En 
    este sentido, la diplomacia brasileña sigue dando muestras de sentido común 
    y de savoir faire. No dejó de tomar partido por el agredido, pero puso el 
    norte en construir una paz estable en la región, asentada en la integración 
    regional.  


Notas
      

    1) James Petras, “La estrategia militar de Estados Unidos en América 
    Latina”, en América Libre, número 20, enero de 2003.

    2) “Os militares, o governo neoliberal e o pé americano na Amazonia”, en 
    revista Reportagem. www.oficinainforma.com.br

    3) Mario Osava, “Brasil se resiste a mediar en conflicto andino”, Ips, 4-III-08.





    Con todo respeto: Presidente Chávez, el que se está dejando inducir por la 
    derecha es usted 

Luis Perales *
    Aporrea 

La Fogata
A Allende lo derribaron
    los burgueses, la oligarquía, la iglesia y los militares apoyados por la CIA 
    y con Pinochet a la cabeza, quien era por cierto del círculo de “confianza” 
    del compañero Allende; no fue ni el MIR ni el Frente Manuel Rodríguez. 
    Durante la Guerra Civil Española, quienes estaban a la vanguardia de la 
    Revolución era el movimiento anarquista y el POUM (Partido Obrero, de 
    tendencia trostkista), nutridos ambos por Obreros y Campesinos, sin embargo 
    el stalinismo les dio la espalda, llegando al punto de perseguirlos y 
    eliminarlos, cayendo con ellos toda esperanza y deviniendo en el triunfo del 
    fascismo. 

 
 “Hay una corriente por allí que está siendo inducida, sin duda alguna, a
    la que hay que salirle al paso... hay algunos grupos que desconocen el tema 
    del poder y plantean el anti-poder, una cosa que jamás he entendido. 
    Plantean que todo debe ser horizontal... algunos grupos anárquicos que están 
    tratando de inyectar la idea de que los que estamos cumpliendo función de 
    gobierno ya no somos del poder constituyente sino del poder constituido y 
    que ellos son del poder constituyente y no merecemos estar en el debate 
    popular...”

Hugo Chávez


“Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque.
    Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas 
    melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, 
    la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se 
    puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí, tras recorrer una 
    larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y es 
    difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta.”

Ernesto “Che” Guevara

    Permítaseme expresar estás palabras en medio del debate político que hoy 
    envuelve a nuestro país. Espero que lo compañeros de Aporrea permitan que 
    estas líneas puedan ser leídas en tan importante medio de comunicación. Creo 
    que es mi derecho a decir lo que pienso como venezolano, como militante de 
    estos sueños y esperanzas que no dejamos que se nos vayan, a pesar de los 
    tantos coñazos que día a día nos llevamos quienes andamos a pie 
    sobreviviendo las embestidas del sistema capitalista. 


    Creo, compañero Presidente, que se está equivocando mucho en los últimos 
    meses en cuanto a algunas posturas y acciones por usted asumidas. Le digo 
    esto, compañero, con la mayor humildad posible, porque hasta ahora lo he 
    visto como un pana de mi barrio, como una camarada que logró llegar a un 
    puesto clave para la profundización del proceso revolucionario. Proceso que 
    nació con la resistencia y rebeldía de nuestros hermanos mayores ante la 
    invasión colonial, que comenzó también con la insumisión y desobediencia de 
    los hermanos africanos que los colonizadores españoles trajeron como 
    esclavos a nuestras tierras, proceso del que formaron parte José Leonardo 
    Chirinos, Josefa Camejo, Güal y España, Francisco de Miranda, Simón Bolívar, 
    Antonio José de Sucre, proceso ejemplar en el que miles de hombres descalzos 
    recorrieron nuestra América haciéndole frente al ejercito español y liberar 
    a cinco naciones, el mismo de la revolución de Zamora, el del comandante 
    Carache, Fabricio Ojeda y de los caminantes de montañas con fusil en hombro 
    en busca de igualdad, justicia y libertad. 


    El de los miles de muertos del 27-F que salieron a las calles hartos de 
    injusticias, el de las asambleas de barrios y reuniones clandestinas, el de 
    los panfletos y conversas en las esquinas de nuestras comunidades, el de la 
    capucha del estudiante, el de la piedra contra la bala, el de Yulimar Reyes 
    y Domingo Salazar, el del canto liberador del panita Alí Primera, el del 
    pueblo que confió en ti para que fueras presidente de Venezuela y te rescató 
    el 13 de Abril de 2002 de las garras del fascismo. 


    Compañero Presidente, te escribo desde abajo, desde donde nos cuesta mucho 
    que nos escuches para decirte que aún tenemos hambre a pesar de Mercal, 
    donde tenemos que seguir trabajando como burros para enriquecer burgueses y 
    llevarnos una limosna a la casa, donde estamos endeudados hasta con nuestros 
    propios panas para solventar nuestras necesidades, donde se nos siguen 
    muriendo carajitos como a Ruperto a pesar de Barrio Adentro, donde no todos 
    podemos terminar los estudios porque necesitamos plata para sobrevivir, 
    donde nuestros amigos de infancia (chamos sanos, víctimas del sistema) se 
    vuelven malandros y consumen drogas ante tanta desesperanza, donde no todos 
    los que logramos ser bachilleres podemos entrar a la Universidad a pesar de 
    las misiones, donde seguimos viendo a los ricos viviendo en quintas y 
    nosotros hacinados en habitaciones, donde nos corren de una y otra parte 
    porque si tenemos para comer no tenemos para pagar el alquiler. 


    Donde todo tiene un precio y no todos podemos pagarlo, desde donde vemos a 
    los viejos y nuevos burgueses con franelas rojas pasearse ante nosotros en 
    lujosísimos carros mientras nos hablan de “socialismo”, donde escuchamos que 
    los burócratas ganan exorbitantes sueldos mensuales en comparación con lo 
    que tenemos en nuestros bolsillos para poder desayunar, donde vemos como los 
    políticos nos siguen utilizando en sus discursos pero nos dan la espalda y 
    se hacen los sordos cuando nos acercamos a decirles que nosotros también 
    existimos, donde vemos como la policía sigue arremetiendo contra los panas 
    del barrio y la impunidad reina para los ricos y poderosos, donde seguimos 
    viendo un mundo diferente a través de los medios de comunicación a como es 
    verdaderamente nuestra realidad. 


    No quiere decir esto, compañero Presidente, que no reconozcamos las 
    reivindicaciones que se han logrado durante tu mandato y los avances del 
    proceso revolucionario, pero compañero, vemos con preocupación cómo las 
    estructuras establecidas para el ejercicio del poder desde el Estado siguen 
    intactas y los remedios que se han implementado no han atacado aún la raíz 
    del problema. Estamos cansados, compañero, estamos cansados de tantas 
    mentiras y medias verdades, estamos cansados de tantas falsas promesas y de 
    tantas traiciones. Por aquí en mi barrio yo no he visto a nadie nuevo, a 
    ningún burgués, ni a ningún gringo induciéndonos a derrocarlo, por aquí yo 
    miro a la misma gente de siempre, la misma que te ha apoyado, muy 
    decepcionada, compañeros y camaradas que no quisieron votar el 2D, tal vez 
    para llamarte la atención, para decirte que la cosa se esta desviando, que 
    lo que se dice en discursos no lo vemos en la práctica y no es que nos 
    dejemos llevar por los medios de comunicación, porque el hambre se siente en 
    la barriga y al vecino sin casa que nos pregunta si conocemos de un sitio 
    donde pueda mudarse y el alquiler sea barato nos los conseguimos a diario, 
    porque al carajito de al lado lo seguimos viendo vendiendo estampitas o 
    lavando carros en las calles. 


    Compañero Presidente, no se le ha ocurrido que tal vez el que está 
    infiltrado, y desde hace bastante rato, es su entorno. No cree usted que es 
    injusto que los altos funcionarios del gobierno tengan los sueldos que 
    tienen mientras que aquí abajo nos tengamos que partir el lomo y vendernos 
    como esclavos a la burguesía para tener un sueldo mísero, que sinceramente 
    da pena compararlo. No cree usted, compañero Presidente, y disculpe la 
    palabra, que a nosotros no nos da arrechera ver tanta miseria por un lado y 
    tanta opulencia por otro, ver como se escapó Carmona y Ortega, ver libres a 
    los golpistas de Abril, ver amnistías, ver al delincuente de Nixon Moreno en 
    la embajada del Vaticano, feliz y contento mientras siguen allanando casas 
    en el 23. Usted cree que es justo, compañero. 


    Por eso, compañero, nos ha dolido mucho su postura en lo últimos meses, como 
    ya le dije, nosotros hasta ahora hemos creído que usted es uno de los 
    nuestros, de los que estamos abajo, y lo peor que nos podría pasar sería 
    otra traición. Así como nos dolió la derrota de la propuesta de reforma 
    constitucional, también nos dolió mucho la amnistía de finales de Diciembre, 
    el tratamiento que su Ministro del “Poder Popular” para el Trabajo le dio a 
    los trabajadores de Sanitarios Maracay, aliándose con los patronos y 
    destruyendo una toma de la fabrica que estando bajo control obrero se estaba 
    convirtiendo en referente verdaderamente revolucionario para los obreros del 
    país, así como las represalias contra algunos obreros por su posición 
    política, a quienes conocemos y reconocemos desde nuestras luchas dentro de 
    nuestro proceso revolucionario y podemos asegurar que no son de derecha. 


    Vimos con tristeza las declaraciones que usted hiciera en el programa “Dando 
    y dando” a principios de año en donde nos llama a aliarnos con la burguesía, 
    no entendemos sinceramente compañero, no entendemos cómo vamos a aliarnos 
    con quienes siempre nos han explotado, con quienes viven bien a costa de 
    nuestro trabajo, con quienes han negado este proceso históricamente a pesar 
    de que ahora muchos se disfracen. 


    Y sobre todo hemos visto con profunda tristeza sus declaraciones con 
    respecto a las manifestaciones populares de este 27 de Febrero, 19 años 
    después de aquel otro, cómo nos va a declarar la guerra a quienes siempre le 
    hemos apoyado, y no hablo de ninguna organización ni de ninguna corriente, 
    hablo de los que seguimos abajo, y que a pesar de todas las desavenencias, 
    seguimos en pie de lucha por hacer realidad nuestros sueños y esperanzas, de 
    los que desde la izquierda pensamos que otro mundo es posible, de los que no 
    encontramos otra vía para expresar nuestra rabia que la calle y nuestro 
    grito rebelde, porque históricamente así es que hemos logrado nuestras 
    victorias ante nuestro enemigo, porque en otros campos la cosa se manea y 
    los pobres seguimos siendo pobres. 


    Respetamos que usted sea militar, compañero, y vea la cosa algo más 
    vertical, pero eso no quiere decir que en esa verticalidad los que están 
    arriba tienen toda la razón, esa verticalidad en todo caso no responde al 
    llamado a la construcción de una democracia participativa donde nadie 
    debería ser más que nadie y donde todos tengamos los mismos derechos a 
    decidir y por supuesto a participar en los asuntos públicos, tal cual reza 
    nuestra Constitución. Compañero Presidente, este pueblo es libertario, 
    indómito y rebelde por naturaleza, no pretenda amarrarlo recuerde que “al 
    chivo manso siempre lo arrean y eso no pasa si es montaráz”.  


    A Allende lo derribaron los burgueses, la oligarquía, la iglesia y los 
    militares apoyados por la CIA y con Pinochet a la cabeza, quien era por 
    cierto del círculo de “confianza” del compañero Allende; no fue ni el MIR ni 
    el Frente Manuel Rodríguez. Durante la Guerra Civil Española, quienes 
    estaban a la vanguardia de la Revolución era el movimiento anarquista y el 
    POUM (Partido Obrero de tendencia Trostkista), nutridos ambos por Obreros y 
    Campesinos, sin embargo el stalinismo les dio la espalda, llegando al punto 
    de perseguirlos y eliminarlos, cayendo con ellos toda esperanza y deviniendo 
    en el triunfo del fascismo. 


    Disculpe usted lo extenso de esta carta, pero creía necesario decirle estas 
    cosas, como compañero y camarada que lo considero, ya que parece que sólo 
    está escuchando a los que están arriba y aún no le llegan nuestros gritos 
    desde la calle a pesar de las 3 R. Ojalá la Historia no vuelva a echarnos 
    para atrás el camino andado. 


    Desde Abajo y a la Izquierda. 


    * Un ciudadano de a pie, militante de la esperanza en la Venezuela 
    Bolivariana. 




El costo que
    imponen a las FARC-EP las iniciativas humanitarias unilaterales 


James Petras 
Rebelión,Traducido por S. Seguí
La Fogata   

 El
    ataque desencadenado por el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, con tropas 
    y misiles, que violó la soberanía territorial de Ecuador, estuvo muy cerca 
    de desencadenar una guerra regional con Ecuador y Venezuela. Durante una 
    entrevista que tuve con el presidente Hugo Chávez en el momento de esta 
    belicosa acción, éste me confirmó la gravedad de la doctrina de guerra 
    preventiva y de intervención extraterritorial que practica Uribe, y calificó 
    al gobierno colombiano como el Israel de América Latina. Antes, durante su 
    programa dominical Aló, Presidente, en el que participé como invitado, hizo 
    su anuncio del envío de fuerzas de tierra, mar y aire a la frontera 
    venezolana con Colombia. 

    El ataque transfronterizo ordenado por Uribe tenía por objeto calibrar la 
    voluntad política de Ecuador y Venezuela para responder a una agresión 
    militar, así como comprobar el buen funcionamiento de un sistema de ataque 
    dirigido por satélite y coordinado por Estado Unidos. No cabe duda de que 
    Uribe tenía también en mente el sabotaje de la inminente liberación 
    humanitaria de la prisionera de las FARC, Ingrid Betancourt, que estaba 
    siendo negociada por el ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard 
    Kouchner, el ministro del Interior de Ecuador, Gustavo Larrea, y la Cruz 
    Roja colombiana, y especialmente del presidente Hugo Chávez. Kouchner, 
    Larrea y Chávez estaban en contacto directo con el líder de las FARC Raúl 
    Reyes, quien, junto a otras 23 personas, combatientes y no combatientes de 
    varias nacionalidades, fueron asesinadas en el citado ataque coordinado 
    entre Uribe y Estados Unidos contra Ecuador. La intervención del presidente 
    colombiano iba en parte dirigida a negar la importancia de las gestiones 
    diplomáticas que Chávez estaba realizando en la liberación de los 
    prisioneros de las FARC, en contraste con el fracaso de los esfuerzos 
    militares de Uribe de liberar los prisioneros. 

     Raúl Reyes estaba legitimado como interlocutor en estas negociaciones tanto 
    por los gobiernos europeos como los latinoamericanos, así como por la Cruz 
    Roja. Si las negociaciones hubieran llegado a buen fin con la liberación de 
    los prisioneros, es probable que los mismos organismos gubernamentales y 
    humanitarios hubieran presionado a Uribe para que iniciara negociaciones de 
    paz y realizara un intercambio generalizado de prisioneros, lo que es 
    contrario a las políticas de Bush y Uribe de continuar la guerra, los 
    asesinatos políticos y la política de tierra calcinada. 

     Lo que estaba en juego con la violación de la soberanía de Ecuador y el 
    asesinato de 24 guerrilleros de las FARC y visitantes mexicanos era, nada 
    menos, toda la estrategia militar antiinsurreccional desarrollada por Uribe 
    desde su llegada al poder en 2002. 

     Uribe estaba claramente dispuesto a correr el riesgo de exponerse a lo que 
    luego sucedió: la censura y la sanción de la Organización de Estados 
    Americanos, y la ruptura temporal de relaciones diplomáticas con Venezuela, 
    Ecuador y Nicaragua. Y era así porque podía contar con el respaldo de 
    Washington, que, en secreto -e ilegalmente-, participó en el ataque e 
    inmediatamente lo aplaudió. Este aspecto tenía para él más valor que el 
    sabotaje de la cooperación con los países latinoamericanos y Francia. 

    Colombia sigue siendo el escudo militar avanzado de Washington en América 
    Latina y, en particular, el más importante instrumento político-militar para 
    desestabilizar y derrocar el gobierno anti imperialista de Hugo Chávez. 

    Clinton y Bush invirtieron más de 6.000 millones de dólares en ayuda militar 
    a Colombia en los últimos siete años, que incluyen el estacionamiento de 
    1.500 asesores militares y fuerzas especiales estadounidenses, docenas de 
    comandos y formadores israelíes, financiación para 2.000 combatientes 
    mercenarios y más de 10.000 efectivos paramilitares que operan en estrecha 
    colaboración con las Fuerzas Armadas de Colombia, compuestas de 200.000 
    hombres. 

     A 
    pesar de éstas y otras consideraciones internacionales que han influido en 
    la acción bélica extraterritorial de Uribe, soy de la opinión de que el 
    factor principal de este ataque al campamento de las FARC en Ecuador ha sido 
    el deseo de decapitar, debilitar y aislar al movimiento guerrillero más 
    poderoso de América Latina y más decidido antagonista de las políticas 
    neoliberales represivas de Washington y Bogotá. Los líderes políticos 
    internacionales, entre otros, líderes progresistas como Fidel Castro, Hugo 
    Chávez y Rafael Correa, que han pedido el final de la lucha armada, parecen 
    pasar por alto las experiencias de los recientes esfuerzos de la guerrilla 
    para desmilitarizar la lucha, con tres iniciativas de paz (1984-1990, 
    1999-2001y 2007-2008), y también el alto costo para las FARC en términos de 
    asesinatos de sus líderes, activistas y simpatizantes. A mediados de la 
    década de 1980, muchos líderes de la guerrilla se sumaron al proceso 
    electoral y formaron un partido político (Unión Patriótica.) La cifra de 
    asesinatos de sus cargos electos, a escala nacional y local, líderes, 
    congresistas y tres candidatos presidenciales, además de sus miembros 
    alcanzó la cifra de 5.000 muertos. Tras esta experiencia, las FARC volvieron 
    a la lucha guerrillera en el campo. Diez años más tarde, las FARC estuvieron 
    de acuerdo en negociar con el presidente -en esos momentos Andrés Pastrana- 
    en una zona desmilitarizada. Las FARC celebraron asambleas abiertas, 
    debatieron alternativas políticas de reformas sociales y políticas 
    destinadas a democratizar el Estado, y discutieron sobre las formas privada 
    y pública de propiedad de los sectores económicos estratégicos, con diversos 
    sectores de la sociedad civil. Más tarde, el presidente Pastrana, bajo las 
    presiones de los presidentes Clinton y Bush, rompió las negociaciones y 
    envió a las fuerzas armadas a capturar a los equipos negociadores de alto 
    nivel de las FARC. A pesar de la ayuda y asesoría estadounidense, las 
    fuerzas armadas colombianas no consiguieron capturar a los líderes de las 
    FARC, pero sentaron las bases de la política de tierra calcinada 
    desarrollada luego por el presidente Uribe. 

     En 2007-2008, las FARC propusieron negociar una liberación mutua de 
    prisioneros políticos en una zona desmilitarizada segura dentro del 
    territorio colombiano. Uribe rechazó la propuesta. El presidente Chávez 
    participó en las negociaciones como mediador. El gobierno francés y otros 
    instaron al presidente Chávez a que demostrase con pruebas que los 
    prisioneros de las FARC estaban vivos, lo que esta organización aceptó. Los 
    tres emisarios que Chávez envió fueron interceptados y permanecen detenidos 
    por los militares colombianos en condiciones penosas. No obstante, las FARC 
    siguieron adelante con la petición de Chávez e intentaron trasladar el 
    primer grupo de prisioneros entregado a los enviados venezolanos y la Cruz 
    Roja, pero fueron atacados por aire por el ejército colombiano, lo que 
    abortó la liberación de los rehenes. Una vez más, más tarde y con riesgos 
    crecientes, consiguieron liberar al primer grupo de prisioneros. El ministro 
    de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner, y el presidente Chávez 
    solicitaron a continuación la liberación de Ingrid Betancourt, ciudadana 
    francesa y colombiana, y ex candidata presidencial. La operación fue 
    saboteada cuando Uribe, con ayuda estadounidense de alto nivel, lanzó una 
    gran ofensiva militar en todo el país, con un programa global de monitoreo 
    que permitió localizar las comunicaciones entre Reyes, Chávez, Kouchner, 
    Larrea y la Cruz Roja. 

     Fue una misión de alto riesgo la asumida por Raúl Reyes, como mando de más 
    alto nivel implicado en la negociación y coordinación de la liberación de 
    prisioneros, y que condujo a su asesinato. Una serie de presiones externas 
    en favor de la liberación unilateral de prisioneros hicieron que las FARC 
    redujeran su nivel de seguridad. El resultado fue la pérdida de líderes, 
    negociadores, simpatizantes y militantes, sin con ello conseguir la 
    liberación de ninguno de los 500 prisioneros de las FARC que se hallan en 
    prisiones colombianas. Todo el énfasis de Sarkozy, Chávez, Correa y otros 
    estaba puesto en las concesiones unilaterales de las FARC, como si los 
    miembros de éstas que están siendo torturados y agonizan en las cárceles de 
    Uribe no entrasen en cuenta por razones humanitarias. 

 La posterior cumbre [del Grupo de Río] celebrada en la República Dominicana
    durante el fin de semana de 8 y 9 de marzo condujo a la condena de la 
    violación por parte de Colombia de la soberanía territorial de Ecuador, pero 
    el gobierno de Uribe, responsable de la invasión, no fue mencionado ni 
    oficialmente sancionado. Además, no se hizo ningún tipo de mención -y mucho 
    menos se mostró ningún tipo de respeto- por la muerte de Raúl Reyes, que 
    ofreció su vida en aras de un intercambio humanitario. Si la reunión en sí 
    misma fue una decepcionante respuesta a una tragedia, el epílogo fue una 
    farsa: un sonriente Uribe atravesó la sala de reuniones y ofreció su mano 
    junto a unas apresuradas excusas a Correa y Chávez, al tiempo que el 
    presidente nicaragüense Daniel Ortega abrazaba al asesino presidente de 
    Colombia. Con ese gesto vil y cínico, Uribe transformó las denuncias y la 
    movilización militar de la semana anterior por parte de Chávez y Correa en 
    una ópera bufa. La reconciliación posterior a la reunión dio la impresión de 
    que la oposición de éstos mandatarios al ataque transfronterizo y al 
    asesinato a sangre fría de Reyes era un simple teatro político, un mal 
    presagio para el futuro si, como es probable, Uribe repite sus ataques al 
    otro lado de la frontera a mayor escala. ¿Se tomarán en serio el pueblo y 
    las fuerzas armadas de Venezuela y Ecuador otra llamada a la movilización 
    como ésta?  Menos de una semana después de la reunión de reconciliación de 
    Santo Domingo, Chávez y Uribe renovaron un anterior acuerdo militar dirigido 
    a cooperar contra "grupos violentos, cualesquiera que fueran su origen." Es 
    obvio que Chávez espera que al disociar a Venezuela de toda sospecha de 
    facilitar apoyo moral a las FARC, Uribe pondrá fin al importante flujo de 
    infiltraciones paramilitares a Venezuela y a la desestabilización del país.


    En 
    otras palabras, las razones de Estado tendrían preferencia ante la 
    solidaridad con las FARC. Lo que sin embargo Chávez debería tener en cuenta 
    es que Uribe no va a cumplir su parte del trato debido a sus vínculos con 
    Washington y la insistencia de éste en la desestabilización del gobierno de 
    Chávez por todos los medios posibles, incluso mediante la infiltración 
    continuada de Venezuela por fuerzas paramilitares colombianas. 

 Uribe fue capaz de pedir perdón a Correa y Chávez porque el propósito real
    de su ataque militar era el de destruir la cúpula de las FARC, de cualquier 
    modo y en cualquier lugar, momento y circunstancia posibles, incluso en 
    medio de negociaciones internacionales. Ya mucho antes de la llegada de 
    Chávez y Correa al poder, Washington había puesto un precio de cinco 
    millones de dólares a las cabezas de cada uno de los miembros de la 
    dirección de las FARC. El objetivo primero de Washington en este asunto es 
    la destrucción de las FARC, tal como atestiguan su ayuda militar (6.000 
    millones de dólares en siete años), el tamaño y la amplitud de su misión de 
    asesoría militar (1.500 especialistas estadounidenses) y la larga duración 
    de su participación en actividades anti insurgentes en Colombia (45 años).


     Washington y sus secuaces colombianos estaban dispuestos a asumir el 
    previsible descontento de Correa y Chávez, y la leve reprimenda que iba a 
    recibir por el asesinato del segundo comandante de las FARC. La razón es 
    clara: son las FARC y no los líderes regionales quienes tienen gran 
    influencia en una tercera parte del campo colombiano, es la capacidad 
    político-militar de las FARC la que tiene trabado a un tercio de las fuerzas 
    armadas colombianas e impide que Colombia participe en una acción militar de 
    envergadura contra Chávez a instancias de Washington. Uribe y Washington han 
    presionado a Correa para que corte la mayor parte de las líneas de 
    abastecimiento de las FARC y los campamentos de seguridad de la frontera 
    entre Ecuador y Colombia. Correa asegura que ha destruido 11 campamentos de 
    las FARC y detenido a 11 guerrilleros. Por su parte, la Guardia Nacional 
    Venezolana ha hecho la vista gorda a la persecución militar transfronteriza 
    colombiana de activistas de las FARC entre los campesinos refugiados que se 
    hallan en campamentos en la frontera entre Venezuela y Colombia. La presión 
    de Uribe y Washington ha obligado a Chávez a negar públicamente todo apoyo a 
    las FARC, sus métodos y su estrategia. Las FARC están aisladas 
    internacionalmente -el Ministerio de Asuntos Exteriores cubano declaró que 
    la fingida reconciliación de Santo Domingo era una gran victoria de la paz- 
    y diplomáticamente, aunque siguen contando con un importante apoyo en el 
    interior del país, en las provincias y el campo de Colombia. 

     Junto a la neutralización del apoyo exterior o de la simpatía hacia las 
    FARC, el gobierno de Uribe lanzó una serie de ataques sangrientos y amenazas 
    contra todas las fuerzas progresistas y de izquierda, antes durante e 
    inmediatamente después de la reunión de Santo Domingo. En los días 
    siguientes a la marcha Contra los crímenes del Estado de 6 de marzo de 2008, 
    en la que participaron 200.000 personas, cientos de organizadores y 
    activistas fueron amenazados, atacados, seguidos, interrogados y acusados 
    por Uribe por su apoyo a las FARC -una etiqueta proporcionada por el 
    Gobierno-, tras lo cual se produjo el asesinato a manos de los escuadrones 
    de la muerte del principal líder de la marcha y de cuatro portavoces de 
    derechos humanos. Inmediatamente tras esa manifestación masiva, el principal 
    sindicato colombiano, la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT) 
    informó de varios asesinatos y agresiones entre otros al secretario del 
    sindicato de empleados bancarios, un líder del sindicato de docentes, el 
    secretario de la sección de enseñanza de la CUT y un investigador de un 
    instituto de pedagogía. 

     En resumidas cuentas, se cuentan 5.000 sindicalistas muertos, dos millones 
    de campesinos expulsados por la fuerza de sus tierras, y éstas robadas por 
    las fuerzas paramilitares de Uribe y los terratenientes. Algunos jefes de 
    escuadrones de la muerte arrepentidos han confesado públicamente que los 
    paramilitares financian y controlan más de un tercio de los diputados 
    elegidos al Congreso que apoyan a Uribe. En la actualidad, 30 de éstos están 
    siendo juzgados por asociación con los batallones de la muerte 
    paramilitares. Asimismo, se ha demostrado que varios de los más cercanos 
    colaboradores de Uribe en el Gobierno tienen vínculos familiares con los 
    escuadrones de la muerte, y dos de ellos se han visto obligados a dimitir.


     A pesar de la pésima reputación de Uribe, especialmente en América Latina, 
    éste, con el apoyo de Washington, ha montado una criminal máquina de matar 
    compuesta por 200.000 militares, 30.000 policías, varios miles de asesinos 
    encuadrados en escuadrones de la muerte, y más de un millón de fanatizados 
    colombianos de clases medias y altas que propugnan la liquidación de las 
    FARC, es decir la eliminación de las organizaciones populares independientes 
    de la sociedad civil. Más que cualquier otro de sus antecesores oligarcas a 
    la cabeza del Gobierno, Uribe está próximo a los dictadores fascistas que 
    combinan el terror estatal con la movilización de masas. 

     La oposición política y los movimientos sociales de Colombia son masivos, 
    comprometidos y vulnerables. Están expuestos a la intimidación cotidiana y 
    al asesinato gangsteril. Por medio del terror y la propaganda masiva, Uribe 
    ha podido imponer su ley hasta hoy sobre la oposición de la clase 
    trabajadora, y atraerse el apoyo de las clases medias. No obstante, ha 
    fracasado en derrotar, destruir o desarticular las FARC, su oposición más 
    consecuente. Cada año, desde su llegada al poder, Uribe se ha comprometido a 
    liquidar a los terroristas mediante peinados militares masivos de regiones 
    enteras del país. Decenas de miles de campesinos de las regiones con 
    presencia de las FARC han sido torturados, vejados, asesinados y expulsados 
    de sus hogares. Cada una de las ofensivas militares de Uribe ha sido un 
    fracaso, pero él en ningún momento admite lo que algunos de sus generales y 
    asesores estadounidenses sostienen: las FARC no pueden ser aniquiladas 
    militarmente, y llegará el momento en que el Gobierno deba negociar. 

     Los fracasos de Uribe y la persistente presencia de las FARC se han 
    convertido en una obsesión psicótica: todas las limitaciones territoriales, 
    legales e internacionales han sido hechas añicos. En una oscilación 
    emocional que va de la euforia a la histeria, Uribe califica de apoyos de 
    las FARC a todo tipo de crítico, sea colombiano o internacional. En cuanto a 
    Ecuador y Venezuela, ha prometido no invadir sus territorios "a menos que 
    las circunstancias lo exijan." He ahí su reconciliación. 

     El periodo de intercambios humanitarios ha acabado y las FARC no pueden ni 
    van a acceder a las peticiones de amigos bien intencionados, especialmente 
    cuando con ello ponen en peligro toda la organización y el liderazgo de su 
    organización. Aceptemos que las intenciones de Chávez eran correctas. Su 
    petición de que se procediera a la liberación mutua de prisioneros podría 
    haber tenido sentido si hubiera estado tratando un político burgués sensible 
    a los líderes y las organizaciones internacionales, y deseoso de crearse una 
    imagen favorable ante la opinión pública mundial. Pero fue muy inocente por 
    parte de Chávez pensar que un político psicótico conocido por sus 
    antecedentes de aniquilación de la oposición iba a descubrir súbitamente las 
    virtudes de la negociación y los intercambios humanitarios. No cabe duda de 
    que las FARC comprenden mejor que sus amigos andinos y caribeños, por su 
    propia y dura experiencia y las amargas lecciones aprendidas, que la lucha 
    armada puede no ser el método deseado, pero es el único modo realista de 
    hacer frente a un brutal régimen fascista. 

     El asesinato de Raúl Reyes por parte de Uribe no tuvo que ver con las 
    iniciativas de Chávez o la soberanía de Ecuador o la cautividad de Ingrid 
    Betancourt, tuvo que ver con Raúl Reyes, un revolucionario consecuente de 
    toda la vida y líder de las FARC. El miedo a la guerra ha desaparecido, las 
    diferencias han sido camufladas y los líderes han vuelto a sus palacios 
    presidenciales, pero Raúl Reyes no ha sido olvidado, al menos no en el campo 
    colombiano o en los corazones de sus campesinos. 


  S. Seguí pertenece a los colectivos de
    Rebelión y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a 
    condición de respetar su integridad y mencionar al autor, el traductor y la 
    fuente. 




Raúl Reyes, el camino de la vida a pesar de la muerte

Jesús Santrich y Rodrigo Granda
Anncol
La Fogata

"Sólo como consecuencia de un canje de prisioneros saldrán  libres
    quienes están cautivos en nuestros campamentos. 

No es admisible que nos pidan más gestos de paz, cuando después de tantas
    muestras fehacientes de nuestra voluntad política por encontrar salidas al 
    conflicto, se nos responde con infamias y maleficencia. 


En
    las aguas del Putumayo., en las del San Miguel, en la floración silvestre de 
    la amazonía, trepida desde el ayer hasta siempre la creciente guerrillera 
    del amor para los pueblos; húmedas expresiones de vitalidad inmarcesible, 
    tributando sacrificio para hacer la fusión de ese todo que somos como mismo 
    pueblo al que los oligarcas dividen mientras ellos se juntan para agredir 
    nuestros sueños. 

    Ya la música salvaje de los pájaros en el monte evoca la marcha del 
    guerrillero caído y cuando la tarde vuela en las alas del viento y en el 
    vientre del crepúsculo las sombras del bosque se fusionan hasta volverse 
    oscura ingesta de segundos presurosos, de segundos que se vuelven noche en 
    medio de la selva, Raúl guerrilla y sus huestes de estrellas titilan sobre 
    el mundo alumbrando la piel de los oprimidos, el calor de la caleta, el 
    oculto lugar de la manigua donde en el discurrir del sueño rebelde, pensando 
    en la Patria Grande se anida el anhelo postergado de la Unidad, y su 
    persistencia aunque depende de lo que él es, existe en la gracia de que su 
    permanencia está, en lo que somos como Organización con todos los aportes de 
    nuestros caídos, pero para el caso, con el aporte de él, del Raúl abatido, 
    en esa senda de búsqueda del hombre nuevo y de la sociedad diferente. 


La guerra es la vereda de la vida o de la muerte, ha dicho Sun Tzu.

Pero la guerra justa no puede ubicarse en el estrecho marco de ese
    concepto, pues es para el revolucionario el camino de la vida a pesar de la 
    muerte. Y de eso estaba convencido Raúl; por eso su camino es el de la 
    Guerra Justa contra la alienación, contra la explotación, contra la 
    opresión., por la construcción del socialismo...; es decir, haciendo el 
    camino a pesar de la muerte. 

    Difícil es la ruta de la lucha revolucionaria, pero una bitácora de certezas 
    nos da el ideario bolivariano para crear, para inventar a fin de no errar, 
    pero aún errando haciéndolo en el camino del intento de una nueva creación 
    que supere el nefasto camino del capitalismo, que no puede ser de otra 
    manera que cambiando de raíz el orden establecido en el que se ha perpetuado 
    la dominación de los opresores. 

    El enemigo es común a los pueblos del continente, y podríamos decir que para 
    los pueblos del mundo.; ese enemigo es el imperialismo, con toda la carga de 
    su vieja cultura alienante. Sólo revolucionándonos interiormente, en la 
    medida en que revolucionamos el mundo externo al mismo tiempo que nos 
    trasformamos nosotros mismos desde el más profundo interior de la 
    conciencia, sin calco ni copia como decía Mariátegui, apuntalando a la 
    interpretación y creación propia, apuntalando nuestro sentido y valoración 
    de lo que somos nosotros mismos., hablando y pensando en americano, como 
    decía el mismo Simón Rodríguez; en todo caso si a partir de la propia 
    identidad, retomamos las enseñanzas de los pueblos del mundo que son 
    patrimonio de la humanidad en su afán de emancipación, para avanzar a pesar 
    de las adversidades, estaremos continuando la trocha que iba abriendo Raúl.



    Nadie podría dar una fórmula especifica sobre cómo hacer la revolución 
    latinoamericana; muchos podrían cuestionar a las FARC incluso en cuanto a 
    algunos de sus métodos que la resistencia utiliza obligada por el régimen y 
    el imperialismo; pero nadie puede cuestionar la justeza y la legitimidad de 
    nuestra lucha; como nadie puede cuestionar que cualquiera sea la formula 
    entre muchas para la alcanzar la libertad, el denominador común ha de ser el 
    de la unidad, que el mejor medio para alcanzarla es la lucha y que los 
    parámetros bolivarianos como socialistas hacen el obligado camino a tomar en 
    cuenta si no queremos esperar a que se produzca la hecatombe del mundo por 
    cuenta de la insensatez imperialista. Con estas ideas andaba Raúl en cada 
    instante, por cada sendero de su marcha; por ello su muerte nos obliga a 
    preguntar al mundo sobre si lo correcto es dejar de resistir, si lo correcto 
    es guardar distancia de los resistentes por temor a que nos cuestionen y nos 
    llamen terroristas según la conceptualización aviesa, desmovilizante y 
    aplastante del imperio y sus oligarcas; es decir, por ejemplo, no considerar 
    más prisioneros del imperio, luchadores bolivarianos, a Simón y Sonia sólo 
    porque al yanqui y a sus lacayos les da la gana de decir que son 
    narcoraficantes. Si asumimos la vía de la cobardía pronto a cada luchador le 
    darán su respectivo epíteto descalificante para seguirnos aplastando uno a 
    uno como moscas, se sea o no fariano, se sea o no bolivariano. Bastaría, 
    siendo o no revolucionario, no levantar la voz sino apenas hacer algún 
    mínimo gesto de inconformidad contra el imperio y los oligarcas, para sentir 
    el peso del escarmiento. 


    ¿Cómo le vamos a responder al imperio entonces?; ¿con la mansedumbre y la 
    sumisión a cambio de que nos dejen vivir de rodillas?; ¿cohonestando con su 
    depredación a cambio de las migajas que nos permitan ser su mano de obra 
    barata, sus nuevos esclavos? No, así sea con equivocaciones, el ejemplo es 
    el de Raúl porque es que lo que en últimas hacemos es la legítima defensa 
    popular, la resistencia a una agresión que avanza sin cesar sobre los 
    pueblos del mundo. 

    Se debe ahora más que nunca echar atrás los prejuicios que llevan a muchos a 
    fortalecer el argumento de que hay que estar en contra de cualquier 
    violencia "venga de donde venga", llegando con esta falacia "equilibrada", a 
    la condena de la legítima defensa contra el opresor, incluso. Y llegando a 
    la conclusión de que tendríamos que conservar el statu quo de la opresión 
    que es la peor manera de la violencia. ¿Acudimos entonces, en el camino de 
    la emancipación, a la sola alternativa del desarmado voto en blanco del 
    señor Saramago?       

Resistir, resistir, resistir en el concepto de la triple audacia, del
    hacer lo imposible porque de lo posible se encargan los demás todos los 
    días, tal como diría Bolívar; resistir emancipando la conciencia con la 
    moral y las luces, sin que nos anonaden los cantos de sirena de la 
    socialdemocracia falsa, o las ofertas de las Calipsos en este largo camino 
    lleno de peligros hacia Ítaca, en el que los estrigonios oligarcas e 
    imperialistas estarán siempre listos para devorarnos sin compasión ha de ser 
    la premisa. Y de verdad que para nosotros, así fuere en la soledad de la 
    incomprensión de otros, estaremos persistiendo en la lucha, porque 
    consideramos ante una eternidad de anonadamiento, la opción de un instante, 
    así sea un pequeño instante, entre los brazos de la libertad, como en el 
    cuento de Ulises y Penélope. 

    Sufriendo la sevicia de sus victimarios, Raúl ha logrado que Colombia 
    exista, que sea visible para quienes la ignoran en sus padecimientos y en la 
    soledad de la insolidaridad, que sólo hasta ahora pareciera estarse 
    rompiendo a partir de las voces bolivarianas que claman por una salida 
    política al conflicto que la desangra. Porque, más allá del problema de la 
    violación de la soberanía territorial en Ecuador, está el problema 
    fundamental humano, que no puede quedar oculto por la conveniencia 
    diplomática; en aquella lejanía de la Patria Grande no fueron muertos en 
    combate sino asesinados nuestros camaradas, rematados los heridos y 
    desaparecidos los capturados. No podemos dejarnos engañar por la farsa del 
    humanitarismo de unas tropas que dejan tres heridos en terreno; esa es la 
    coartada para el crimen de guerra cometido. No es más. Pero no nos 
    lamentamos. Asumimos las consecuencias del camino de lucha que hemos tomado; 
    eso sí, tenemos el deber de señalar al tipo de enemigo que combatimos, para 
    así saber de qué manera enfrentarlo. Es al imperialismo criminal y sus 
    lacayos a quienes resistimos; y en esto, no faltan los sectores venales y 
    traicioneros que a veces se ocultan entre las filas revolucionarias de uno u 
    otro lado, los cuales habrá que identificar y también confrontar con 
    firmeza. 


    Pero bien, más allá de las muertes, siguen vivos los sueños, la ilusión 
    permanente de Raúl de expandir la moral y las luces, el sueño bolivariano, 
    la utopía del Libertador, la explosión de esa mixtura liberadora que es el 
    marxismo-leninismo y el bolivarismo. La siembra que venía haciendo, con sus 
    guerrilleros, con sus mismas necesidades y vivencias, con sus mismos 
    peligros y padecimientos que implican no el escenario para la reflexión 
    sosegada sino el espacio para pensar durante el desenvolvimiento de la 
    acción. Aún en esas circunstancias, estaba presente su deseo constante de 
    aportar a la teorización, recogiendo las opiniones, los puntos de vista de 
    estudiantes, maestros, gentes inquietas por el destino de los pueblos, 
    amigos o no, Raúl buscaba la manera para dialogar, para escuchar y para dar 
    su mensaje. En esta infausta ocasión del primero de marzo varios 
    compatriotas latinoamericanos que le visitaban con ese propósito también 
    murieron o han sido desaparecidos en el marco de la acción criminal de 
    tierra arrasada ejecutada por el fascismo uribista con el concurso de 
    cómplices que deben ser develados para que los revolucionarios de mundo 
    sepan la verdad y hagan justicia. 

    Esta claro que el camino de la guerra puede implicar la muerte para 
    cualquiera de los guerrilleros que estén en el compromiso real de entregarlo 
    todo por la liberación popular. Eso lo sabía Raúl, y los sabemos todos los 
    que hemos optado por la lucha armada. No obstante habría que mirar que estas 
    muertes son las que tenemos no propiamente en el desenvolvimiento de la 
    confrontación sino en la búsqueda de los contactos para la paz. De tal 
    manera que estas experiencias nos dan la razón sobre la necesidad de exigir 
    cada vez más garantías cuando de encuentros de cualquier tipo se trate. 


    Seguramente nos haremos más exigentes y sólo nos valdrán nuestras propias 
    garantías. No habrá encuentro gobierno guerrilla, por ejemplo, sin la 
    existencia de una zona de despeje. 

    Por amor a nuestra causa justa, necesaria y sagrada, estas muertes no hacen 
    sino reafirmarnos en nuestras convicciones. Cada día tenemos nuevas muestras 
    de cómo piensa y actúa el fascismo y ello nos da las pistas de cómo es que 
    debemos combatirlo. No encontrarán en nosotros dóciles borregos prestos a 
    entrar en el corral de las claudicaciones. Y de verdad que nos hacemos 
    responsables por todos nuestros actos, que los hacemos por amor al pueblo y 
    con nuestras propias fuerzas. Agradecemos la solidaridad moral de los 
    pueblos del mundo y nos enorgullecemos en decir que nada le debemos a nadie 
    ni nada le deberemos sino a aquellos que con sus palabras de aliento y con 
    su ejemplo también nos dan fortaleza moral. Particular y especialmente, 
    gratitud tenemos con organizaciones como Opror, Fighter and lover, 
    sindicalistas y los antifascistas veteranos de la segunda guerra mundial en 
    Dinamarca, patriotas nórdicos que aman a la América Latina, y en su defensa 
    del derecho a la rebelión popular contra la injusticia, han hecho aportes 
    económicos simbólicos que apreciamos en toda la dimensión de su sentido 
    solidario. 

    Somos una fuerza revolucionaria autónoma, independiente, insobornable e 
    irreductible que vencerá. Y lo hará combatiendo con dignidad, haciendo saber 
    que no nos arrepentimos de lo que hacemos y de lo que somos. Que nuestra 
    condición de revolucionarios bolivarianos no es cuestionable y menos por 
    elementos inmorales como los que desde el imperio y las oligarquías 
    pretenden juzgarnos. Aquí estamos incólumes en nuestros propósitos, y ahora 
    exigiendo más que nunca la libertad de los nuestros. Sólo como consecuencia 
    de un canje de prisioneros saldrán libres quienes están cautivos en nuestros 
    campamentos. No es admisible que nos pidan más gestos de paz, cuando después 
    de tantas muestras fehacientes de nuestra voluntad política por encontrar 
    salidas al conflicto, se nos responde con infamias y maleficencia. 


    Muchos piden liberación de los "secuestrados" pero muchos también olvidan 
    que los nuestros, los hijos de los pobres que han luchado como combatientes 
    del ejército del pueblo en busca de la justicia social, están en peores 
    condiciones que los prisioneros que están en manos de las FARC. 

    Quienes claman por la libertad de los que están en nuestros campamentos, con 
    algunas excepciones que se pueden contar con los dedos de las manos, jamás 
    levantan una voz por la libertad de los nuestros. Y aquí que nadie pose de 
    inocente, porque todos quienes están como cautivos son responsables del 
    azuzamiento de la guerra. Desde Ingrid en adelante, y valga decir que 
    ninguno de ellos está en peores condiciones que Simón Trinidad o Sonia, o 
    que muchos de los dirigentes políticos y lideres populares que han sido 
    apresados sin ser guerrilleros, en el desenvolvimiento de esa cacería de 
    brujas que sostiene el gobierno para aplastar la resistencia popular, y que 
    seguramente se apresta a arreciar justificándose en cada nueva mentira que 
    surja de la invención del "computador indestructible" de Raúl Reyes. Con 
    falsas acusaciones han sido condenadas o al menos apresadas esas personas 
    que también son civiles y han sido involucradas en el conflicto. No nos 
    vengan entonces con eufemismos hipócritas sobre todo de parte de quienes 
    desde su posición de "sociedad civil" azuzan la guerra con una culpabilidad 
    y morbo superiores al de cualquier soldado. 

    Decimos al mundo, compañeros, que Raúl entra en la circunstancia del que se 
    ha ido pero de otra manera se queda, del que ha partido pero de otra forma 
    retorna, del que ya no está pero que de muchos modos permanece, y su 
    permanencia en esa circunstancia donde el hecho de la muerte no es que se 
    pretenda negar pero se supera, es en el canto del hombre nuevo, no del super 
    hombre o de un hombre subjetivo imposible, sino del hombre de carne y hueso, 
    con sus errores y sus pasiones, con una conciencia de profundo amor al 
    pueblo, siempre dispuesto a entregarlo todo por los demás, por el pueblo, 
    por los oprimidos. 

    Una permanencia es esa, que nada tiene que ver con la muerte como 
    culminación; que nada tiene que ver tampoco con una religiosidad de santos., 
    sino con un presente de lucha que lleva el avance que él contribuyó 
    concretamente a construir, con una esperanza de paz que Raúl ayudó a forjar, 
    con una convicción que él también fraguó materializando este ejército 
    popular inderrotable que emprende su larga marcha siguiendo las coordenadas 
    que él ayudó a delinear para hacer ese largo y difícil camino de búsqueda de 
    la felicidad humana. 


    Y el imperio, si de algo puede estar seguro es que con sus infamias no podrá 
    matar la ansiedad de lucha de los pueblos. Será imposible sacar del 
    imaginario colectivo al Raúl que muchos llevan en el alma.o al Negro Acacio, 
    al Martín Caballero, al Cristian Pérez., al Iván Ríos, y a cada combatiente 
    que llevan los pueblos en lo más hondo de su alma. 

    En Raúl como en cualquiera de nuestros firmes militantes, nada muere con la 
    muerte de la persona misma; nada de lo nuestro más profundo, nada de la 
    determinación que es lo más sagrado.; por el contrario, todo se revitaliza, 
    se potencia y se radicaliza aún más, porque mientras exista un fariano 
    ninguno de nuestros muertos ha de morir. 

    El cuerpo de Raúl Reyes ha sido abatido; el de él como el de cada camarada 
    caído en aquel rincón de selva de la Patria Grande, cercano al cause del río 
    Putumayo es el de un mortal, de un hombre de carne y hueso que bien sabía el 
    concepto de Sun Tzu respecto a que la guerra es la vereda de la vida o de la 
    muerte.; pero en su entera visión bolivariana de revolucionario amante de la 
    vida; en su visión de hombre con profundas convicciones fundadas en el 
    humanismo leninista, podría afirmar que la guerra es la política por otros 
    medios, que además son violentos, según el concepto de Clausewitz, 
    complementado por Lenin, pero especialmente la guerra justa es para Raúl, 
    como ya hemos dicho, el camino de la vida a pesar de la muerte. 





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