La Fogata
"La Página de los Compañeros"
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NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS
10 meses sin Julio López
Y desde el gobierno, no saben, no contestan..
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A 31 años de su caída en combate, recordamos a Mario Roberto Santucho
¿Qué pasó aquel 19 de julio?
Manuel Justo Gaggero
La Fogata
Hace ya 31 años, el 19 de julio de 1976, un "grupo de tareas" integrado por efectivos del Batallón de Inteligencia 601 y personal del Servicio de Inteligencia del Estado -SIDE- irrumpió en un departamento, ubicado en la calle, Venezuela al 3100, de Villa Martelli. En él se encontraban Mario Roberto Santucho y su compañera, Liliana Delfino, Benito Urteaga y su dijo de sólo 3 años José, Domingo Menna y su compañera Ana Lanzilotto de Menna, embarazada de 6 meses.
La patota la encabezaba el capitán Juan Carlos Leonetti -aún hoy el predio sobre el que funciona el Batallón de Caballería Motorizada con asiento en la ciudad de Paraná lleva su nombre-. Se produjo un tiroteo y, como consecuencia, resultó asesinado Benito Urteaga y muerto el citado Leonetti, posiblemente por disparos de su propio grupo.
Resultó también seriamente herido el secretario general del PRT-ERP, Mario Roberto Santucho. El, junto con sus acompañantes, fue trasladado a la Unidad Militar de Campo de Mayo, donde falleció pocas horas después de su ingreso, sin que se le prestara asistencia médica. Su compañera y la pareja Menna-Lanzilotto integran la larga lista de "desaparecidos".
El hecho fue informado por todos los medios, como un gran éxito en la lucha contra la "subversión judeomarxista" y el propio Videla reconoció, en el juicio que estamos sustanciando en el juzgado federal de San Martín, que redactó el comunicado.
Luego de 7 días no se habló más del tema. Los diarios dejaron de hacer conjeturas sobre "el operativo que había permitido aniquilar" a la dirección de la organización revolucionaria. ¿Qué cambió en una semana? Sin duda el Estado Mayor General del Ejército y la junta militar gobernante variaron la táctica y estrategia.
Al reconstruir los hechos, 20 años más tarde, en la Información Sumaria que se sustancia en San Martín y en el hábeas data que está radicado en el Juzgado Contencioso Administrativo Nº 1, surge como evidencia que la dictadura, con la concepción dominante, decidió conservar los restos de Santucho y Urteaga como trofeos de guerra y prenda de la posible negociación con el Ejército Revolucionario del Pueblo.
Para el general Santiago Omar Riveros, en ese momento el "capanga" de Campo de Mayo y responsable de las torturas y "desaparición de más de 5000 compatriotas", "Robi", como lo llamaban sus compañeros a Santucho, era el "Comandante del Ejército Rebelde" -así lo manifestó en las actuaciones judiciales citadas-.
Por su parte, para el genocida Antonio Domingo Bussi, que exhibió el cadáver de Santucho, al inaugurar el Museo de la Subversión Juan Carlos Leonetti en 1979, "no existieron procedimientos ilegales, todo se escribía y se hacían tres copias, una quedaba en la unidad militar que intervenía en el operativo, otra iba al Cuerpo Militar del que dependía ésta y la tercera se remitía al Estado Mayor General" (declaraciones prestadas en los autos "Santucho, Ana Cristina y otro s/Información Sumaria").
Desde hace 11 años están en curso dos procesos judiciales dirigidos a recuperar los restos de Robi y de Benito y a saber cuál fue el destino de Liliana, el "Gringo" y su compañera. Uno se sustancia en el juzgado federal de San Martín. En 1500 fojas hemos logrado reconstruir qué pasó luego de que llegaran a Campo de Mayo. Por el testimonio del Dr. Carlos Sparrow, médico en esa época de la policía de San Martín, sabemos que lo obligaron a redactar las dos partidas de defunción NN; ya que los médicos militares le manifestaron que temían "la represalia del ERP". En ellas se describen los rasgos físicos de nuestros compañeros, atribuyendo su muerte a los disparos de armas de fuego que recibieron.
Dos testigos, de identidad reservada, cuentan que en la inauguración del llamado Museo de la Subversión se exhibió embalsamado el cadáver de Santucho. En base a este dato y solicitando la colaboración de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a finales de la década del noventa, realizamos una profunda excavación en ese lugar, hoy ocupado por una Mutual Militar, con resultado negativo. Asimismo, acompañados por el juez Alfredo Bustos, allanamos el Hospital Militar de Campo de Mayo, secuestrando el libro de "nacimientos" que registra, en octubre de 1976, el parto clandestino que le realizaran a la compañera de Menna. El hijo es uno de los nietos que buscan las Abuelas.
A su vez, en el amparo que tramita el juzgado contencioso del Dr. Marinelli, realizamos en los últimos meses del 2005, una exhumación de 5 cadáveres NN inhumados el 21 de julio de 1976. Por informaciones que nos acercara el Equipo Argentino de Antropología Forense sabemos que ninguno de ellos tiene relación con nuestra búsqueda.
En estos días, una persona que nos pidió absoluta reserva nos hizo saber que en aquella época un proveedor del Ejército que concurría asiduamente a Campo de Mayo se enteró, por comentarios de oficiales de dicha unidad, que a "Santucho y a Urteaga los habían inhumado en un lugar llamado El Leprosario".
En función de esa información, le hemos pedido al juez que realice una nueva inspección ocular para individualizar El Leprosario que, según nuestro testigo, se ubica dentro del llamado Campo de Tiro. Además, como existe un hospital al que se conoce también como El Leprosario, cercano a la localidad de General Rodríguez, que tiene un pequeño cementerio, solicitamos que se oficie al mismo, para que informe si se registraron inhumaciones durante el período julio a septiembre de 1976.
¿Por qué pensamos que van a aparecer? Los que, como el que escribe estas líneas, militábamos en el peronismo en 1955, vivimos el profundo odio que la oposición le profesaba a Evita. Sin embargo, su cadáver no sólo no fue destruido luego del golpe militar, sino que se lo preservó.
Sin hacer comparaciones, ya que no caben porque se trata de épocas distintas, es evidente que Robi y Benito son dos exponentes paradigmáticos de las generaciones del '60 y del '70, respetados por todos los que tuvimos el privilegio de conocerlos, pero también por sus asesinos y por la cúpula militar que encabezó el Estado terrorista.
Estamos seguros de que los jefes militares que han conducido el Ejército hasta nuestros días saben dónde están. En ese convencimiento le hemos solicitado una entrevista al general Roberto Bendini, sin ningún éxito hasta la fecha.
Completando este cuadro de acciones judiciales, presentamos una querella, en la denominada causa "Riveros", imputando a Videla, Bussi, Riveros, Valladare y Verplaetsen, la comisión de delitos de lesa humanidad en perjuicio de nuestros compañeros.
Queremos que se castigue a los culpables y, además, que podamos saber la verdad respecto de ellos y de los 30.000 compañeros secuestrados-desaparecidos.
Santucho y la Determinación
Luis Mattini
La Fogata
Uno de los rasgos políticos más originales de Mario Roberto Santucho fue su persistencia en la necesidad del Partido obrero como instrumento indispensable para una política de poder revolucionario inscrita en la certeza de vivir la época del tránsito del capitalismo hacia el socialismo.
Lo notable de Santucho, en este aspecto, consistía en que, siendo impulsor de las líneas más radicalizadas de las concepciones político-militares de los años sesenta, el más auténtico seguidor y recreador de Guevara, discrepara sustancialmente con los elementos que distinguían el llamado «foquismo». Estos eran, en trazos gruesos: Poner la fuerza militar como rectora del proceso; la formación de «columnas» guerrilleras, surgidas de la inspiración de la experiencia cubana; el mando único en base al «Comandante» y los «cuerpos de comandantes» a quienes se subordinaba el «movimiento político» ; la búsqueda de apoyo social fundamental en el campesinado o, en el caso de las regiones urbanas, el los sectores más excluidos , los cuales por lo general consistían en éxodo campesino hacia la ciudad no incorporado al proceso industrial y la baja clase media pauperizada.
Para Santucho, en cambio, el Partido de la clase obrera, como órgano colectivo dirigente de la revolución, debía ser el mando supremo de la fuerza militar. Y esto tenía una profundidad y consecuencias mayores que las sospechadas a simple vista, pues el objetivo de Santucho no era el partido en sí, sino éste como medio de formación del sujeto. Es decir, para el jefe del PRT-ERP, el problema del sujeto era el problema fundamental de la revolución.
Esto tenía que ver, además, con la interpretación de Santucho acerca de los «desgeneramientos» de los procesos revolucionarios que conformaron el llamado socialismo real y la frustración de los movimientos «nacionales y populares» cuyos objetivos fueron a la postre «traicionados». En el primer caso la burocratización que desnaturalizaba el socialismo y en el segundo caso la subordinación a la burguesía.
Frente a estos hechos, recorría Latinoamérica una tendencia bastante extendida que intentaba poner como «antídoto» la base campesina, la cual por provenir «de la tierra» no estaría corrompida por la ciudad como la clase obrera. A su vez, el ejercicio de la lucha armada actuaria, no solo como «engendrador de conciencia», sino hasta como «purificador» de la corrupción política. Era muy fuerte la ingenua idea que la lucha armada impedía la burocratización.
Sin embargo, para Santucho - o quizas hoy podríamos decir la apuesta de Santucho - consistía que la clase obrera por expresar la contradicción antagónica con el capitalismo, por no tener «nada que perder, salvo sus cadenas», por su papel en la producción, por su destino histórico, por su capacidad de organización y disciplina; era la única garantía objetiva contra esas desviaciones. Pero la "objetividad" de dicha garantía contenía al mismo tiempo una tendencia hacia la consolidación del sistema capitalista (pacto social) en tanto y cuanto no adquiriera el carácter de sujeto autónomo.
Hasta aquí solo se trataba del abc del marxismo de los cursos de Politzer, que nos deja un seco determinismo «objetivista», el llamado «determinismo histórico», muy cerca de las posiciones de los partidos comunistas de pos guerra y no tan lejos del ala izquierda de las socialdemocracia.
Por eso es que Santucho avanza en Lenin, lo profundiza y trata de zafar del determinismo para encontrar en el jefe bolchevique aquello que, tanto él como muchos de nosotros sosteníamos, fue su rasgo más original, con el cual se identifica el Che a pesar de las evidentes diferencias de tiempos , espacios y estilo.
Se trata de la determinación, así como sustantivo, llamado a veces «'determinismo subjetivo» o «determinismo de la voluntad», el cual, dicho sea de paso, fue reflotado por el «guevarismo tardío» de la década del ochenta bajo la expresión «factor subjetivo», pero sin lograr aprehenderlo porque para ello se necesitaban dos cosas: erradicar el determinismo histórico y asumir la determinación de Santucho como paradigma de la radicalización política de la generación del setenta. (De ahí el fracaso del 16 Congreso del PCA y otros intentos de recomponer la izquierda revolucionaria en los años del alfonsinismo: falto determinación.)
El determinismo histórico originado en el iluminismo de la burguesía del siglo XIX, junto con el mito del progreso y la absolutización del saber científico, fue un lastre que arrastro el marxismo prácticamente hasta la década del ochenta. Suponía que la historia de la humanidad era un camino de espiral ascendente desde alfa a beta y en donde siempre el futuro seria mejor que el pasado. Ciertamente todos compartíamos este mito teórico aparentemente confirmado por los rotundos éxitos de la revolución en el mundo, sin percatarnos que el hecho de que esas revoluciones se produjeran sistemáticamente en los países «atrasados» (atrasados desde el punto de vista de la teoría del progreso) no era solo que «la cadena se rompía por el eslabón más débil» sino que estaba cuestionando precisamente ese determinismo.
Sin embargo, la paradoja de este siglo fue que la praxis de los revolucionarios se llevo a cabo a pesar de la aceptación teórica del determinismo histórico y la teoría del progreso. Dicho de otra manera, los hechos demostraron que entre condiciones objetivas y condiciones subjetivas, las revoluciones o los actos revolucionarios, triunfantes o no, se produjeron fundamentalmente por las condiciones subjetivas y que las revoluciones,tanto en su estallido como consecuencias, sorprendieron a los revolucionarios. Desde luego, no los «sorprendieron», tomando café en los locales partidarios, sino precisamente dedicados a la revolución. Fueron sorprendidos por su propia obra.
Se puede observar, y sobre todo hoy día después de tantas experiencias, que estas concepciones se deslizan por muy delicados equilibrios,ya que fácilmente se cae en el idealismo filosófico y el tan condenado voluntarismo. Sin embargo, la declinación actual del determinismo histórico como pretensión de prever el futuro, ha dejado claro que el papel de los hombres y mujeres en la historia no consiste en accionar con el conocimiento de un camino hacia un destino existente objetivamente y por tanto previsibles por el análisis lógico racional (determinismo) sino por la actitud teórica y practica de actuar con convicción ante las aporias e incertidumbres sobre medios y fines a crear.
Prosiguiendo con Santucho podemos observar, más en su conducta que en su discurso , que ese cuerpo de ideas «deterministas objetivas» que conformaban la teoría y ese «determinismo subjetivo», se materializaban en un instrumento colectivo llamado Partido cuya finalidad principal no consistía tanto en ser el «estado mayor» de la clase obrera, como la transformación de esta de objeto en sujeto. Insisto: el objetivo de Santucho no era el partido como fin, sino el instrumento de la expresión de la determinación subjetiva de la clase obrera.
Siempre en esta lógica, los intelectuales aportarían efectivamente la «teoría», la cual consiste en saberes (saber no es sinónimo de pensar) de la praxis histórica elaborando categorías conceptuales como «guía para la acción», pero los obreros aportarían, además de la consabida «practica objetiva» (permítaseme esta irónica redundancia) fundamentalmente la subjetividad en forma de nueva praxis política. La confluencia de estos dos elementos conformarían el militante, el cual, dentro del partido «pierde» su identidad como obrero o intelectual para una mutua elevación y nueva identidad como sujetos revolucionarios: El «hombre nuevo» en autoformación colectiva. Esta «perdida» es a la vez condición indispensable para el paso a hombres libres, pues la primera condición de libertad es la eliminación del divorcio entre el trabajo intelectual y el manual. Solo de esta reconciliación puede salir el pensamiento,la accionó, la vida integral. Es verdad que esto ultimo no solo no fue entendido y explicado así, ni siquiera por el propio Santucho, y por el contrario, frecuentemente aparecía como un ingenuo obrerismo o un irritante y estrecho antiintelectualismo que despilfarraba enormes recursos mandando a escritores o artistas a repartir volantes o pintar paredes. Sin embargo, contradictoriamente, se desprende en forma elocuente de la persistencia de Santucho en la formación del militante multilateral (todos estábamos obligados a pensar en toda la problemática de la revolución aun cumpliendo tareas más o menos especializadas) sus enojos cuando alguien pretendiera lavarse las manos porque tal asunto «no era su mesa» y su insistencia en «llenar de obreros» los órganos dirigentes del partido, para que impregnaran a los mismos con los «puntos de vista de clase». Asimismo en su negación a que los intelectuales elaboraran desde gabinetes estancos donde se reproduce el saber pero se burocratiza el pensamiento.
Sin embargo en esta necesaria «perdida» puede estar una de las pistas esenciales para la recreación del pensamiento emancipador. Porque de algún modo el militante pasaba a ser un hombre libre en la medida que dejara de ser obrero (independientemente si continuaba trabajando en la fabrica o no) pero la clase no se emancipaba porque la supuesta praxis política pasaba por otro lado. En rigor, en tanto clase asalariada, en tanto vigencia de la ley del valor, la praxis política pasaba por el mejoramiento máximo de sus condiciones dentro de la sociedad capitalista o del «capitalismo de estado» de aquel llamado socialismo real. Esta distancia, es decir, este espacio de libertad entre el obrero-intelectual militante y los demás, explica en parte porque que el PRT poseía una notable capacidad para «extraer» obreros de las fabricas y una enorme impotencia para «llevar» el Partido a las mismas.
En consecuencia, y como se vio claramente en 1973, el PRT no tuvo «política» para aquel giro de los acontecimientos nacionales. Y en el fondo no podía tenerla. No podía tener otra política que no fuera la que tenía. Esta era: el cambio radical de la sociedad. Otra política, cualquiera fuera y por «justa» que fuere significaba un retroceso en el carácter de sujeto autónomo de la clase obrera.(Sin dudas aun que dentro de esa política hubo errores muy serios, pero es otro tema)
Esta es la gran contradicción que Santucho y el PRT no pudimos resolver (y que nadie pudo resolver ) y en la que se encuadra toda la problemática del marxismo revolucionario desde la Comuna de París hasta nuestros días.
Sin embargo, la experiencia del PRT de Santucho, no solo es insoslayable, sino que, en su pequeñez y corto tiempo, se concentro uno de los nudos esenciales a desatar para recomponer un pensamiento transformador. Pero no en el terreno de la estrategias y métodos de lucha, las cuales son circunstanciales, sino en el ámbito perenne del sujeto autónomo. Santucho no invento el Partido, ni la teoría del poder, ni la estrategia de lucha armada. Santucho impulso un estilo (la determinación) en la prosecución de esos objetivos que implicaron un enriquecimiento en relación con el sujeto. Y este es el problema de hoy cuando se habla de «una nueva forma de hacer política».
En efecto, Santucho usaba el vocablo «determinación» no solo en su segunda acepción semántica (osadía, audacia) sino principalmente en su versión filosófica sartriana del acto de voluntad. La determinación, para Santucho era el acto de tomar partido: la decisión. No recuerdo que este concepto haya sido desarrollado en forma explícita en los materiales del PRT_ERP, pero fue muy discutido en la sesiones del Buro Político en las coyunturas decisivas (a juicio del PRT_ERP) entre 1973 y 1976.
El concepto es bien conocido en el arte militar. Todo buen general, sabe que, una vez desarrollada la estrategia y la táctica, el destino de la batalla lo define la determinación, formidable energía de la subjetividad, multiplicadora de los recursos materiales.
Por eso para Santucho lo esencial del partido no era su organización en el sentido «administrativo» del termino, sino su capacidad de determinación que debía expresar la determinación atribuida a la clase obrera en los momentos decisivos.
Pero lo notable y lo vigente, es que este concepto en Santucho no era una simple idea, sino que él era la determinación en persona o la personalización de la determinación. La determinación = deliberación - determinación - ejecución lo atravesaba como una pasión. Por eso, convencido que en la Argentina estaba planteada la cuestión del poder, construyo un partido desde el «tronco carcomido de Palabra Obrera», seleccionando no a los de más «labia» o los más sabedores ni a los más capaces de trazar estrategias, balancear correlaciones de fuerzas, condiciones objetivas y subjetivas y todo tipo de categorizaciones de la teoría, incluso de la experiencia, sino a aquellos en los cuales veía marcada la determinación. Y desde luego, no existe un «determinómetro» para medir este rasgo subjetivo, por lo tanto el margen de error es grande como grande es la apuesta a la revolución.
He tratado de sintetizar en pocas líneas lo que, como puede percibirse, no eran simples acciones, actos de heroísmo, geniales visiones, pueriles ultradas o mezquinos sectarismos, sino estructuras lógicas sólidas que apuntaban a problemas muy profundos del devenir social. Hoy aquellas estrategias de poder y sus instrumentos, los cuales se habían deducido de la visión determinista de la historia y de la seguridad de un progreso garantizado por la supuesta: ley objetiva y evidente producto paradigmático de la civilización industrial, pueden cuestionarse,deben cuestionarse, y enfrentar el desafío del presente pos - industrial con sus aporias e incertidumbres.Pero hacerlo desde la base del rescate de la profunda determinación subversiva frente a la excusa de los «fatalismos», sean estos históricos o geográficos. Porque las estrategias, las tácticas, y los métodos cambian con los cambios de la realidad, pero la accionó subjetiva, el sujeto, ese gran «descubrimiento» supuestamente «objetivo» de la Modernidad, había existido con Espartaco, hubo existido con los Macabeos, existía con Cuauthemoc, existió con el Che, ha existido con Santucho y los setentistas, existe , existirá y habrá de existir en la rebeldía, no como «ley objetiva», como clase predeterminada por la historia, sino como determinación.
Zamba La Guerrillera*
La llaman la guerrillera porque ésta zamba nació en los montes,
uniforme verde, fusil en mano, van a la guerra los tucumanos...
uniforme verde, fusil en mano, van a la guerra los tucumanos...
Allá en los cañaverales cuando la noche viene bajando
por entre los surcos, se ven de lejos, los fogonazos de los disparos.
por entre los surcos, se ven de lejos, los fogonazos de los disparos.
Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez
pueblo tucumano que va al combate, negro Santucho, tu comandante...
pueblo tucumano que va al combate, negro Santucho, tu comandante...
Con la muerte heroica de los caídos en Catamarca
vamos a seguir su glorioso ejemplo, vencer o morir por nuestra patria...
vamos a seguir su glorioso ejemplo, vencer o morir por nuestra patria...
Obreros y campesinos con la bandera blanca y celeste
con estrella roja de cinco puntas, liberadora de continentes...
con estrella roja de cinco puntas, liberadora de continentes...
Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez
pueblo tucumano que va al combate, negro Santucho, tu comandante...
pueblo tucumano que va al combate, negro Santucho, tu comandante...
*"La guerrillera", zamba de inspiración anónima, que se acompañaba con la música de "La pobrecita".
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Policías espían y persiguen a periodista de "Lavaca"
La periodista de "Lavaca" Claudia Acuña fue víctima de una persecución por parte de un grupo de Policías federales, que presionaron y exigieron identificación a las personas que ingresaban a su domicilio.
Una compañera de la agencia "Lavaca" fue víctima de una suerte de persecución por parte de policías federales, que exigieron identificación a todas las personas que ingresaban a su domicilio.
Según difundió el sitio de internet, los hechos ocurrieron el 11 de julio pasado cuando "dos agentes de la Policía Federal se apostaron frente al domicilio personal de Claudia Acuña y comenzaron a exigir la identificación de las personas que ingresaban al hogar".
"Habían recibido por parte del responsable de calle de la Comisaría 10 la orden de exigir DNI, nombre y dirección a cada ingresante. Uno de los uniformados que cruzaba el paso del domicilio brindó un solo detalle: la orden se había originado en la Fiscalía Contravencional Nº 3, a cargo de Marcela Solano", agregó la información.
Ante esa situación, el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) exigió explicaciones a las autoridades y obtuvo como respuesta que la periodista Acuña deberá afrontar un juicio oral contravencional.
Acuña está imputada por la supuesta infracción al artículo 80 del Código Contravencional, que reprime a quien "mancha o ensucia por cualquier medio bienes de propiedad pública o privada".
Los hechos imputados a Acuña están referidos a presentación del libro "Ninguna mujer nace para puta", cuando un grupo de mujeres artistas, periodistas, prostitutas e intelectuales denunciaron la explotación sexual de mujeres y niñas con complicidad policial, política y judicial.
Los asistentes a la presentación del libro habrían escrito en las paredes leyendas tales como "el Código es la coima policial", según constaría en el acta elaborada cuando ocurrieron las presuntas contravenciones.
Según el artículo publicado por "Lavaca", los abogados del Cels recibieron como respuesta que "la policía puede exigir identificación y la fiscalía puede emitir comparendos obligatorios".
Desde la fogata nos solidarizamos con los compañeros.
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El resistible retorno de las derechas
Raúl Zibechi
La Fogata
Aunque resulte ingrato reconocerlo, a mediados de 2007 no son ya los movimientos sociales los que están marcando la agenda política sudamericana. La oleada de agitación y movilización social que barrió la región entre mediados de la década de 1990 y 2005 se fue apagando a medida que los gobiernos surgidos de ese ciclo de luchas se fueron consolidando, y por el propio desgaste de la acción callejera. Aunque se registran marcadas diferencias entre el área andina y el Cono Sur, la principal novedad es que en esta segunda región la estrella del progresismo gubernamental comenzó también a eclipsarse.
Las recientes elecciones en la ciudad de Buenos Aires, que dieron el triunfo al empresario de derecha Mauricio Macri, representan la parte más visible del viraje en curso. En los últimos años se han venido acumulando en el Cono Sur un conjunto de hechos que suponen la profundización del modelo neoliberal pero ahora de la mano de gobiernos que se reclaman contrarios al Consenso de Washington.
A grandes rasgos: la conversión de los países del Mercosur en una "república soyera" con una producción superior a los 100 millones de toneladas; la creciente alianza de los gobiernos de Uruguay y Brasil con los Estados Undios para avanzar hacia la liberalización comercial; la opción por el etanol y el monocultivo de caña de azúcar realizada por Luiz Inacio Lula da Silva, que profundizará el carácter subimperialista de su país. Son algunos de los principales elementos que están tapizando el retorno o reposicionamiento de las derechas en el Cono Sur, ya que la profundización del modelo neoliberal no hace más que insuflarles fuerza política y social.
Con el proyecto del etanol la extranjerización de la economía brasileña, y con ella la de toda la región, subirá un nuevo peldaño. Cuando Lula llegó al gobierno, el 1 de enero de 2003, la participación de filiales extranjeras en la industria había trepado del 31% en 1985 al 40%, según un estudio divulgado por el ex presidente del Banco Nacional de Desarrollo, Carlos Lessa. De las 500 mayores empresas del agronegocio, que controlan casi todo el PIB agrícola de Brasil, seis son estatales, 388 brasileñas y 106 extranjeras. Pero entre las 50 mayores hay sólo 22 brasileñas y 28 extranjeras. Sólo la empresa Adecoagro, que pertenece a George Soros, va a invertir 800 millones de dólares en usinas de etanol. Cargill compró el 63% de Cevasa, la mayor usina de etanol del país. Según el Banco Central sólo en lo que va de 2007 ingresaron a Brasil 6.500 millones de dólares para ser invertidos en la producción de etanol.
La contracara de esta amistosa apertura al capital financiero ya no es la intervención militar en Haití sino algo más grave: la creciente militarización de las favelas de Rio de Janeiro, ahora con la excusa de los Juegos Panamericanos. Un reciente manifiesto firmado por decenas de organizaciones sociales y ciudadanas, denuncia que "en nombre de la seguridad para los deportistas y participantes en los Juegos, tropas militares ocupan barrios pobres, se expulsan violentamente miles de familias de sus hogares (que estaban en los alrededores de los locales deportivos), se persigue como nunca a los vendedores ambulantes y a los que viven en las calles". Esta verdadera "limpieza social" va de la mano de una inversión de 2.600 millones de dólares en los Juegos. La criminalización de la pobreza no es más que el anverso de la alianza con el capital financiero.
Lo que sucede en Brasil es fotocopia de lo que viene pasando hace 17 años en Chile bajo un gobierno de alianza entre la democracia cristiana y los socialistas. Y no está muy lejos de la política que promueve el gobierno uruguayo, cuya ministra del Interior prometió mano dura con los manifestantes radicales ("alguien tiene que poner límites", dijo) mientras el presidente Tabaré Vázquez estrecha su alianza con Washington.
Esa es la política que explica el triunfo de Macri. Cuando se produjo el incendio de la discoteca Cromañón, en la que murieron casi 200 jóvenes en diciembre de 2004, los políticos progresistas hicieron cálculos para librarse de responsabilidades en vez de apoyar incondicionalmente a las víctimas. Actitudes de ese tipo, que antes eran patrimonio de las derechas clásicas, son la sque generan desconfianzas entre los jóvenes que se niegan a acudir a las urnas para votar por el mal menor. Organismos de derechos humanos denuncian que el "gatillo fácil" (la muerte de jóvenes pobres a manos de la policía) sigue creciendo pese al discurso de Néstor Kirchner contra el genocidio de la dictadura militar.
¿Qué queda de la oleada popular de fines del siglo pasado? Por arriba, un par de gobiernos, tal vez tres, enfrentados al imperio y al capital financiero y que buscan alguna forma de salir del modelo imperante. Por abajo, mayor organización pero sobre todo más conciencia de las potencialidades para vetar proyectos de las elites. Pero reina, a su vez, una gran confusión alentada por discursos oportunistas como la cerrada defensa de Lula del etanol porque contribuye a preservar el medio ambiente. Peor aún: la interación regional, que podría haber sido un saldo positivo de los gobiernos progresistas, conoce un verdadero retroceso ante la oposición del parlamento de Brasil al ingreso de Venezuela al Mercosur.
Pese a todo, en la región andina parece que se empieza a dibujar un nuevo activismo social, tanto en Bolivia -donde Evo Morales tiene dificultades con algunos movimientos- así como en Perú, donde acaba de registrarse una importante huelga general. Por el contrario, en los países del Cono Sur, con la probable excepción de Paraguay donde el ex obispo Fernando Lugo puede desplazar por vez primera al Partido Colorado del gobierno, son las derechas las que están levantando cabeza y pautando la agenda política. Aunque en las elecciones argentinas de octubre lo más probable es un triunfo de Cristina Kirchner, todo indica que el tiempo de los cambios de fondo quedó atrás en que lo desde ya puede considerarse como una ocasión perdida.
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Dos políticas y una ética
Junio del 2007.
Subcomandante Insurgente Marcos.
La Fogata
Queremos agradecer a los compañeros y compañeras de los grupos y colectivos que se agrupan en el "OkupaChe", el apoyo que nos han brindado para la realización de esta mesa redonda.
Allá arriba nos ofrecieron otros lugares, "mejor acondicionados", dijeron, "más cómodos". Como si la ética y la política fueran una cuestión de comodidad, y como si para los zapatistas fuera lo primordial el espacio y no el oído que, generoso, nos dan ahora ustedes.
Y esto lo escribo antes de decirlo, suponiendo que alguien acudió a esta mesa redonda que, para estar a la moda, ocupa ya el primer lugar de deslindes. Ya sólo faltaba que la propia mesa se deslindara.
Ética y Política. Fue a nosotros que se nos ocurrió este tema. En el vaivén mediático que ofrece píldoras somníferas a quien no quiera velar, desvelar y develar la realidad, hay varias cosas que están quedando como ausentes. El Poder parafrasea a Pablo Neruda y nos canta, con estridencia, "Me gusta cuando callas porque estás como pendiente". de lo que digo, y estás como distante. esperando la próxima venta de temporada, es decir, las próximas elecciones".
Fue entonces nuestra idea de que hay que nombrar lo ausente, lo que ahora aparece no sólo como que se excluye mutuamente, la ética y la política en este caso, sino que también se presenta como si fuera lógico, razonable, comprensible, justificable, aplaudible. y los "ibles" que se les ocurran.
Nombrar lo ausente, es uno de los modos de avivar la memoria que se dirige también hacia delante. Y elegimos precisamente el tema de la ética, no sólo para señalar su destierro y ausencia de la política de arriba, a más de su acorralamiento en el espacio de la academia; también para señalar o apuntar algunas pistas para que, en el abajo que estamos levantando, se abracen al fin la ética y la política en la única forma que pueden hacerlo, es decir, siendo "otras".
Cuando sólo de palabras se trata, no pareciera haber ningún problema en hablar de ética y política. Se pueden escribir libros, dar clases, hacer investigaciones y, a veces, hasta participar en mesas redondas. Claro, siempre y cuando no sean en el Ché Guevara de Filosofía y Letras de la UNAM.
Pero ¿llevarla a un lugar rector del quehacer político propio? Vamos, eso es de ingenuos, puristas o de candorosos idealistas enfermos por el calendario de la juventud. Ya vendrá la realidad a cantar los versos que dicen: "Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver, cuando quiero un puesto (o una beca) lloro, y a veces lloro sin querer"
Pero, si vamos a nombrar lo ausente, entonces preguntemos que se fizo de ello:
¿Cuándo y cómo fue que la ética y la política tomaron esos caminos?
La ética, el camino aséptico y mediocre de la academia.
La política, el camino del cinismo y la desvergüenza "realistas".
¿Cuándo fue que la intelectualidad progresista renunció al análisis crítico y se convirtió en triste plañidera de las derrotas y fracasos de una parte de la clase política que ya lleva varios años muerta?
¿Cuándo se operó esa mágica alquimia que hizo de los intelectuales progresistas los justificadores, y no pocas veces los aduladores, del quehacer de una "izquierda" tan entre comillas y tan a la derecha, que tienen que hacer malabares para sacarla de su ubicación real en el espectro político?
¿Cuándo fue que la ética dejó de ser un referente y fue sustituida por las encuestas, el rating, las aglomeraciones de masas o de votos, y llegar a comparar, así, el plantón contra el fraude electoral del 2006 con el reciente concierto de Shakira en el zócalo?
"Hay que estar donde está la gente", dijeron entonces. Así que seguramente estuvieron ahí, cuando la Shakira demostraba lo que yo, humildemente y con mis modestas habilidades, le enseñé. Sí, eso fue hace mucho tiempo. Ahora, ya con trabajos muevo las caderas cada tanto que me acomodo en el asiento, en los largos viajes de nuestro recorrido por el Otro México, el de abajo, el de la izquierda sin comillas, sin presupuestos y sin corresponsales asignados.
Pero ya me estoy yendo por otro lado, cuando lo mejor sería estarse viniendo. Bueno, ya, basta de albures. Estamos hablando de cosas serias y debemos ponernos serios, formales, aburridos.
Volvamos pues a las preguntas:
¿Cuándo fue que la corte parásita de la clase política mexicana, y analistas y locutores que la acompañan, se convirtió en un desordenado equipo de bufones sin público y sin comedia?
¿Cuándo fue que las noticias sobre los avatares de la clase política desplazaron, a la baja en el rating por supuesto, a la barra cómica en los medios electrónicos?
¿Cuándo fue que el reiterado proceso de suplantación de identidades empezó a ser aclamado, si era (o es), como en esta universidad, la Nacional Autónoma de México, una imposición en donde cada quien busca no quedarse fuera, y a cambio le ofrece el aliño a una "izquierda" tan bien portada que no sólo "luce" en las fotos, también contrasta con esta generación de jóvenes (es decir, nosotros, nosotras, la banda, la raza, los fachosos, los otros, los sucios, los feos, los malos, y, bueno, ya que estamos en lo de la equidad de género, pues también las sucias, las feas, las malas -y que lo digas-); nosotras, nosotros, las jirafas y jirafos que encontramos, no el análisis crítico, sino el desprecio, la burla y la persecución de quienes se autodenominan "la clase pensante"?
Mire joven, la diferencia fundamental entre la Torre de Rectoría y el auditorio Che Guevara es el presupuesto. A mí qué me importa lo que se haga ahí abajo si no puedo anunciarlo en la gaceta universitaria y cobrarlo en facturas "all included". Por favor, joven, sea usted realista: la comunidad universitaria está aquí arriba. Allá afuera están los clientes, sí, los clientes a la hora de los laboratorios, las becas, los cursos, las inscripciones, los puestos y. los cambios en las direcciones y la rectoría. ¿La ética? Mmh. me suena. ¿En cuánto se cotiza?
¿Y qué se fizo de la "izquierda" (ya llevo tantas comillas para "izquierda" que temo que se le acaben al teclado) que caminó lo electoral (algo comprensible y valedero) y a su paso fue dejando los principios, es decir, la identidad, como si fuerab no sólo un montón de escombros, sino también un lastre?
En un extraño razonamiento, los fracasos evidentes no llevaron a replantear el lugar de los principios de un quehacer político que se reclamaba, y reclama, como una lucha por la justicia, ésa eterna ausente en el México de Abajo -y del mundo, dicho sea de paso-.
No, si perdieron o les robaron (la diferencia está en la cantidad de publicidad pagada por cada bando) es porque les faltó "estrategia de medios", que es como ahora se dice a la claudicación en los principios, al sometimiento al Rey Midas del poder que todo lo que toca lo convierte en mierda.
Y falló la "política de alianzas", que es como ahora se llama al servil cortejo a una clase dominante que, es cierto, es coqueta, pero siempre fiel a sus intereses.
Y fallaron los acuerdos y la "unidad" a todo precio, a cualquier costo, por cualquier puesto. "Unámonos", dijeron, pero en realidad pensaban: "subordínense", "olviden", "ríndanse".
Y quien dijo y dice "¡NO!" es "sectario", "infantil", "juguete de la derecha". Y arrancaron de sus paredes las fotos de los zapatistas, y en su lugar pusieron las de los calumniadores, perseguidores y asesinos de indígenas zapatistas: Gustavo Iruegas, Arturo Nuñez, Ricardo Monreal, y el autodenominado rector de la UNAM, el señorito Juan Ramón De La Fuente, entre otros.
Y prendieron sus veladoras. mientras los del otro bando prendían los reflectores mediáticos.
En México, allá arriba pueden decir, sin sonrojarse siquiera, que está bien que se golpee y encarcele a gente de abajo, gente que se la raja cada día para sacar honestamente algo qué llevar a su familia, que se le despoje de su casa, su pequeño comercio, su mercancía, su medio de vida pues, que se aplauda (o se calle, que es una forma más ruin de aplaudir) que, como en una guerra de conquista, se despoje -allá arriba dicen "se expropie"- de territorios enteros a una ciudad, para entregarlos luego a los grandes inversionistas que, basta un poco de memoria, son los héroes y aliados de hoy. y los traidores de mañana.
El caso de Carlos Slim, el aliado anteayer, el traidor ayer, el amigo hoy, el aliado mañana, el traidor pasado mañana, es el botón de lujo de la muestra oculta del Poder. Y estoy hablando de la Ciudad de México, del barrio de Tepito y de su gente, de Iztapalapa y de su gente, de Santa María La Rivera y de su gente.
Sin ningún proceso judicial de por medio, se ataca y se despoja. Y los medios suplen las órdenes de cateo, y se convierten en jueces y verdugos: "se dedicaban al narco menudeo", señalan. Y ninguno de quienes hacen del pensamiento su trabajo, dice nada. Ni siquiera para preguntar lo elemental, es decir, "si eran narcotraficantes, ¿por qué vivían donde vivían?" En lugar de preguntas, evidencias: "Por algo será", "se lo merecen", "algo habrán hecho", y entonces voltear a ver a otro lado, a un concierto en el zócalo, a una plaza llena para unas fotos donde las personas son sólo piezas en una ordenada exposición de pieles desnudas, a todo lo que no reclame compromiso, cuestionamiento, ética.
Parece que, con el embate neoliberal, no sólo se derrumbaron las reglas no escritas de la política en México y los referentes al político como "hombre de Estado". También yacen, entre los restos del naufragio de la clase política mexicana toda: la dignidad, la decencia. y la vergüenza.
Pareciera ser que los márgenes de la honestidad y la vergüenza se han ampliado bastante, hasta tal punto que no parece haber ninguna limitante. Un extraño razonamiento que reza: "según las encuestas electorales, mis enemigos pueden ser mis amigos", al rato Elba Esther Gordillo dejará de ser una bruja cuando se "moche" con el Frente Amplio Opositor, y será entonces una gran luchadora social y un ejemplo para el magisterio. a quien ha explotado, perseguido, traicionado y asesinado. Y los políticos son basura reciclable: ahora los nuevos "héroes" y "progresistas" son Manuel Barttlet, Javier Corral y Sauri Riancho. Seguramente el Diálogo Nacional los invitará a su próxima reunión, aunque no sé cuáles son "las bases obreras y campesinas" que tengan este trío de sinvergüenzas, ni los malabares que hagan sus dirigentes para justificarlo.
Yo sé que más de uno sacará citas de Lenin para justificar lo que se hace y deshace. Después de todo, Lenin es útil para todo. hasta para contradecirlo.
Pero estamos algo lejos de la Rusia Zarista, del Palacio de Invierno y de la Duma.
Allá arriba, el siglo XXI en México arrancó sumando, a la falta de ingenio, inteligencia y coraje, la falta de vergüenza.
Si con Miguel De la Madrid se repitió el ciclo de un presidente mediocre, seguido de un presidente cobarde (Carlos Salinas de Gortari) y luego un presidente imbécil (Ernesto Zedillo Ponce de León), con Fox y Calderón parece que se trabó el disco duro de la cibernética política porque no aparecen ni los mediocres ni los cobardes, y los imbéciles reinan, o creen hacerlo, o fingen, o no les importa siquiera no simularlo.
Felipe Calderón Hinojosa, corto no sólo de estatura, se pierde en las fotos donde abundan los verdes olivo y los grises. "¡Vamos ganando!", dice, pero todos sabemos quiénes están incluidos en ese plural y quienes no.
Cada día que pasa hay más sangre en las calles y en los campos de México, y él oferta en el extranjero el mismo México ficticio que heredó de Fox.
Y con descaro explica a los posibles compradores: "Los muchachos (refiriéndose a soldados y policías) están limpiando el sitio. Hacen un poco de ruido, es cierto, pero pronto quedará todo limpio. Sobre todo de mexicanos, que son el principal estorbo. Verá usted cómo, pronto, donde antes había un país, habrá un terreno baldío y podrá invertir en lo que le plazca"
¡Ah! Y los medios: ahora a ponernos a elegir entre Espino y Calderón. ¿Quién será ahora el menos malo?
Lo reiteramos: allá arriba no hay nada qué hacer, ni siquiera chistes.
Por eso estamos hoy aquí, con ustedes. Porque creemos, y en nosotros "creer" es un sinónimo de "hacer", y "hacer" un sinónimo de "luchar", y "luchar" un sinónimo de "soñar", que es posible construir otra forma de hacer política, y que su andamiaje principal es la ética, otra ética.
Antes he tratado de explicar que los zapatistas somos guerreros y guerreras. Y esto no sólo quiere decir que nos asumimos como luchadores, en veces a la defensiva y en veces a la ofensiva. También que tenemos una ética que poco o nada tiene qué ver con lo que se enseña o pretende enseñar en aulas, libros o mesas redondas con deslindes incluidos, sino con un compromiso.
Nuestra posición ha merecido el desprecio y la crítica de los neo apologistas de lo indefendible, es decir, del quehacer de una clase política que al lodo y la sangre que le manchan las manos, suma ahora el cinismo de presentar su claudicación como "madurez", "modernidad" y "realismo".
Y, qué paradójico, recuerdo ahora que nos ofrecieron comodidades para esta mesa cuadrada (tal vez por eso es despechada) a nosotros, que desde que salimos hemos sido los incómodos constantes y sonantes para ese sector del pensamiento.
José Martí dijo alguna vez que el hombre verdadero no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.
Ahora se podría decir que el hombre y la mujer de abajo y a la izquierda no miran de qué lado van las encuestas, sino de qué lado está el deber.
Y el deber, para nosotros los zapatistas, es nuestra ética, la ética del guerrero.
Ya antes hablé de su origen, de las fuentes en que abrevamos para ser lo que somos y seremos.
Ahora sólo quiero recordar lo siguiente:
La ética del guerrero se podría resumir en los siguientes puntos:
1.- Estar siempre en disposición de aprender y hacerlo. Dos son las palabras fundamentales en el andar del guerrero: "no sé". Mientras las "cabezas grandes", como dijera alguna vez el Comandante Tacho, opinan sobre todo y pretenden que todo lo saben, el guerrero se asoma a lo desconocido con la misma capacidad de admiración que se tiene ante algo nuevo. Cuando salimos al camino que nos marcamos con la Sexta Declaración, no repartimos juicios y recetas. Escuchamos y miramos para aprender. No para suplantar o dirigir, sino para respetar. El respeto al otro, a la otra, es como nosotros decimos "compañero", "compañera".
2.- Estar al servicio de una causa materializada. No se trata de luchar por quimeras, ni de engañarse sobre el enemigo, la batalla, las derrotas, la victoria. Sabemos que hay y habrá dolores, algunos sin ningún alivio posible, como el dolor de la muerte de Alexis Benhumea, nuestro compañero y estudiante de esta universidad, terminado de asesinar por el gobierno hace un año. Y hay otros que requieren un paciente cultivo de la rabia, como el de saber a nuestras compañeras y compañeros presos de Atenco: Nacho, Magdalena, Mariana, por mencionar sólo a tres de ellas y ellos.
Pero sabemos también que esos y estos dolores que no cicatrizan tienen rumbo, destino, final. Y que esa gran causa que nos motiva no inhibe o subordina las causas de todos los tamaños, sino que precisamente en ellas se materializa.
3.- Respetar a los antecesores. La memoria es el alimento vital del guerrero. El agua donde abrevamos es nuestra historia. No sólo como zapatistas, no sólo como indígenas, no sólo como mexicanos. Donde otros leen y repiten derrotas, para así justificar rendiciones, nosotros leemos enseñanzas. Donde otros ven personajes, líderes y héroes, nosotros vemos pueblos enteros cumpliendo la función de maestros a la distancia, en tiempo, geografía y modo. La historia de abajo no es sino una inmensa memoria colectiva.
4.- Existir para el bien de la humanidad, es decir, la justicia. Ojo: no dije "para tomar al poder", ni "para llegar a un cargo público", ni para "pasar a la historia", ni "para desde arriba solucionar lo de abajo". Digo, en cambio, nombrar y traer acá a esa otra gran ausente en el camino del de abajo: la justicia. Y no porque esté en algún lado, escondida, esperando que alguien que se cree iluminado la encuentre y venga y nos la obsequie, y nuestros calendarios se llenen de monumentos, bustos y estatuas, sino porque es algo que se construye como se construye todo lo que nos hace seres humanos, es decir, en colectivo.
5.- Para esta batalla que sabemos difícil, e interminable agregaría yo, debemos dotarnos de armas y herramientas que nada tienen qué ver con lo que ahora se encuentra en las páginas de cualquier periódico o en los noticieros televisivos. Armas y herramientos que no son sino las ciencias, las técnicas y las artes. Y de entre todas ellas, la de la palabra.
Por algunas circunstancias de las que ahora no voy a hablar, los zapatistas tendemos a ver y mirar mundos para los que no hay todavía palabras en los diccionarios.
Pero así como vemos las cosas lejanas como si estuvieran a la vuelta de la esquina, vemos las cosas cercanas e inmediatas con el reposo de la distancia y el tiempo que creamos con nuestra propia geografía y nuestro propio calendario.
Lo más importante (y lo más olvidado) es que el guerrero debe cultivar la capacidad de ver hacia delante, imaginar el todo compuesto y terminado, prever los subes y bajas del camino, los contratiempos y su solución. Debe ser sabio en la lucha, esto es: en determinar cuáles son los puntos esenciales de una situación, dónde deben aplicarse qué esfuerzos y cuáles combates deben ganarse o perderse.
El guerrero debe poner atención y dedicación a las cosas pequeñas y a las grandes, las superficiales y las profundas, y trazar así una especie de mapa tridimensional donde cada parte adquiere un sentido preciso según lo dicta el todo, y el todo sólo adquiere razón y legitimidad en cada una de sus partes.
Así, el guerrero debe buscar el ritmo, es decir, el acompañamiento entre las partes del todo. Y no la velocidad que termina por dejar lo importante por atender lo urgente.
En nuestra ética, entonces, se trata de no pensar indignamente, para no actuar deshonestamente. Aprender siempre, siempre prepararse, conocer todos los caminos posibles, sus pasos, sus velocidades, sus ritmos. No para todos andar, sino para saber de todos, con todos caminar y llegar con todos.
No es al hoy, a lo inmediato, a lo efímero, que vemos. Nuestra mirada llega más lejos. Hasta allá, donde se ven a un hombre o a una mujer cualquiera, despertarse con la nueva y tierna angustia de saber que deben decidir sobre su destino, que caminan por el día con la incertidumbre que da la responsabilidad de llenar de contenido la palabra "libertad".
Hasta allá miramos, hasta el tiempo y el lugar donde alguien le regala a alguien algo. Y es tan lejos que no se alcanza distinguir si es una flor rrroja o una estrella o un sol lo que de una a otra mano se tiende.
Nuestra ética tiene ese destino.
No sólo por eso, pero también por eso, es que sabemos que vamos a ganar.
Muchas gracias.
Desde el auditorio Che Guevara, en la otra Ciudad Universitaria de la UNAM.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Junio del 2007.
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