Re: [Pensamientoautonomo] Una guerra sin paz

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Autor: alberto asambleas
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Para: lista por una ronda de pensamiento autonomo entre sujetos de los movimientos argentinos
Asunto: Re: [Pensamientoautonomo] Una guerra sin paz
Creo que ante tanta violencia impune, ante tanta soberbia homicida, ante tanta manipulación informativa...de un Estado declaradamente depreciador de los derechos humanos y de toda justicia elemental, no cabe escabullirse con interpretaciones psicológicas, o "lacaneanas", o "foucaltianas", etc., etc., sinó oponerse clara y firmemente, y ahora, sin masturbaciones pseudointelectuales. Quién vea (aunque no las muestren en los medios habituales de comunicación) las imágenes de la masacre, no puede menos que suscribir y apoyar esta declaración de los intelectuales judíos británicos -que adjunto-, quienes no eluden el tema con falsas intelectualizaciones, demostrando ética y coraje.

Otro modo de ser judíos
Judíos contra la Ocupación

                                ¡Basta de masacres!  Un grupo de cuarenta y cinco intelectuales judíos británicos ha anunciado ayer, a través de una carta mandada al periódico The Guardian, su renuncia al derecho que todo judío tiene a la ciudadanía israelí. 
El grupo incluye escritores, y representantes del mundo académico y artístico. Entre los firmantes está Steven Rose, director del grupo de investigación Brain and Behaviour cercano a la Open University, actualmente en lucha para conseguir la suspensión de las financiaciones de la Unión Europea a las universidades israelíes y la profesora Irene Bruegel, perteneciente a Jews for Justice for Palestinians, un grupo de judíos que defiende los derechos de los palestinos. 


También el director teatral y productor cinematográfico Michael Kustow, el cantante Leon Rosselson y el escritor Mike Marqusee han suscrito el documento.

"Somos hebreos, nacidos y crecidos fuera de Israel y, en virtud de la 'ley del retorno', tenemos el derecho de conseguir la residencia y la ciudadanía israelí. Deseamos renunciar a este "derecho" no solicitado por los siguientes motivos:

1 - Consideramos moralmente injusto que este derecho adquirido nos sea otorgado mientras a los que más necesitan este derecho al "retorno" son obligados a irse o permanecer aterrorizados y son de hecho excluidos.

2 - La política de Israel respecto a los palestinos es bárbara, no deseamos identificarnos en ningún modo con lo que Israel está haciendo.

3- Estamos en desacuerdo con el principio de que la emigración sionista a Israel representa una "solución" por la diáspora hebrea, para el antisemitismo o el racismo - independientemente de que los judíos hayan sido víctimas del racismo, no tienen derecho a transformar otros en víctimas.

4 - Deseamos expresar nuestra solidaridad a todos los que están trabajando en Israel para que en el futuro Cisjordania y Gaza vuelvan a ser lugares donde las personas puedan vivir sin restricción de naturaleza racial, cultural o étnica.

Esperamos con ansiedad el día en que todos los pueblos de la región sean capaces de vivir en paz sobre la base de la no discriminación y del respeto recíproco. Quizás algunos de nosotros querrán vivir allí, pero sólo si los derechos a los palestinos son respetados. A los que consideran Israel un "refugio seguro" para los judíos frente al antisemitismo, les decimos que no puede haber seguridad cuando se asume el papel de ocupante y opresor.

Esperamos que el pueblo de Israel y sus líderes puedan comprenderlo lo antes posible."

Martín Krymkiewicz <mekd70@???> escribió:
            Una guerra sin paz  Walter Benjamín en su “ensayo para la crítica de la violencia” piensa la violencia como fundadora de derecho. Desde su perspectiva la situación revolucionaria es violenta en tanto objeta todo el derecho, razón por la cual debe contraponerse a fuerzas conservadoras[1] si quiere re-fundar el suelo jurídico en la situación post-revolucionaria. 
  De modo similar –para Benjamin- en relación con la guerra y la paz, la guerra, es un movimiento telúrico del derecho, que se redefine en el paso siguiente (y necesario) que es la firma de la paz: inauguración ritual de un nuevo derecho. 
  Notamos que para que esta lógica “funcione” (tanto en la guerra como en la revolución) es necesario suponer una tercera figura (que será justamente la que permita “representar” el nuevo orden): el Estado soberano.
  En la línea que venimos pensando la guerra en Líbano, como una guerra post-soberana, encontramos sobradas razones para suponer una falta de la “función” estatal en Líbano que justifica el apelativo. 
  Y si no es a través del derecho como juridicidad fundante nos intriga pensar donde se juega la potencia de orden social que deriva de la situación guerra. 
  En términos prácticos, lo que resulta escabroso de este conflicto es que ante la caída de la instancia mediadora del estado, la guerra se desarrolla en relación al “ambiente civil”, afectando la existencia; este orden militar distingue torpemente objetivo militar y población civil, puesto que ya no se trata de una guerra que apunte al restablecimiento del orden entre estados, sino que es la instalación de un nuevo orden a partir de hacer colapsar un territorio. 
  A la caída de la mediación estatal la guerra se desata de manera más brutal que nunca sobre la población civil. A algunos de nosotros esto le resuena como la puesta en forma de manera industrial de lo que se ha venido ensayando como guerra en planos no necesariamente bélicos (sobre todo a partir de los ’80): desde la hiperinflación del ’89 singularmente llamada “golpe económico” por estos motivos (la capacidad de alterar la gobernabilidad, afectando la vida en una escala inaudita), los contras en Nicaragua y todo el laboratorio de guerras irregulares que occidente viene experimentando en la post-guerra fría.
  Pareciera que en estas guerras la función “estado” tiende a ser reemplazada por la combinación de un entramado internacional “humanitario” que interviene sobre los cuerpos lastimados y una suerte de “administración” que cuenta inicialmente con garantía internacional y posteriormente con “representantes” de alguna facción local con la que se habrá oportunamente negociado. 
  Por eso mismo en Irak, como en Afganistán, la guerra deviene la situación normal, pues no se termina de consolidar un gobierno a la estatal, mientras se trata de "tercerizar" la función del estado en la administración del territorio.
  Es por eso que quizás se trate de un nuevo tipo de guerra, que no se encamina a la paz (como dispositivo de reformulación de lo juridico interestatal), sino que ante el desfondamiento del actor capaz (práctica y discursivamente) de fundar una autoridad que responda por una juridicidad que garantice orden estable en ese territorio luego de la guerra, esta guerra permanente se realiza en el ambiente y los cuerpos, reorganizando la administración de poblaciones humanas a una escala hasta ahora impensada.


Martin Krymkiewicz


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      [1] La otra cara de la relación violencia-derecho, la violencia conservadora, para W.Benjamin.




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