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NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS
Los usos políticos del 25 de Mayo
Otro festival de la exageración
Oscar Amado y Federico Corbière
Argenpress
La Fogata
La masiva concurrencia, que culminó ayer con la celebración ritual de la semana de Mayo, entrelazó el estrabismo programático y compulsivo del kirchnerismo todopoderoso con un tamiz de ciudadanía y alegorías patrias
El presidente Néstor Kirchner saluda desde la terraza de la Casa Rosada.
La Plaza de Mayo fue una vez más el punto de encuentro de miles de argentinos. Pero a diferencia de etapas políticas anteriores, el "operativo reelección" clausuró ese rabelesiano espacio de apoteosis popular espontánea por el de un paternalismo programático, organizado con tres meses de antelación y, al menos, 7 millones de pesos en gastos de transporte, televisación y viandas, entre otros pagos obligados en concepto de representación partidaria.
He ahí el motivo de la fiesta y farsa alegórica de una supuesta recuperación de la participación popular como mero espacio propagandístico, a modo de memoria y balance de tres años de gestión.
Blancas palomitas
"La patria somos todos", decía el cartel que sirvió de telón de fondo para los shows de Teresa Parodi, Alejandro Lerner, Soledad Pastorutti, Víctor Heredia y Mercedes Sosa, siempre asistidos por el ceremonial del team cómico oficial compuesto por "Coco" Sili y Daniel Araoz, quienes supieron entretener a los manifestantes mientras aguardaban las palabras del presidente Kirchner.
Según cálculos del gobierno, casi 500.000 personas asistieron al llamado, arribados en caravanas de micros fletados por los intendentes bonaerenses y gobernadores provinciales (que no desean podas en la asignación del presupuesto nacional), y encolumnados tras banderas sindicales, piqueteras blandas y partidarias, entre otras de diversas organizaciones sociales de signo converso.
El presidente Néstor Kirchner junto a gobernadores e integrantes de su gabinete.
No obstante, la única información que avaló esa cifra fue la difundida por un cable de la agencia de medios estatal TELAM ("Una multitud desbordó la Plaza de Mayo", 25-05-06, 18:23), que a diferencia de otras ocasiones no pudo corroborar esos datos con la División Operaciones de la Policía Federal, debido a que esta fuera excluida del conteo por orden expresa del ministro del Interior, Aníbal Fernández.
De hacerse una estimación generosa, sin restar el monumento, el escenario, las fuentes y los puestos de pastelitos y choripanes, sumando 100 metros de las calles adyacentes a la Casa Rosada, el número arroja un máximo de 200.000 personas, de calcularse a 4 por metro cuadrado.
Una cifra un tanto más cercana, ya que en lugar de masas desarropadas, entrelazadas y exultantes por la celebración del 196º aniversario de la gesta revolucionaria, hubo chalecos y grupos estandarizados que marcharon ordenadamente para ocupar los espacios asignados en la ágora pública, por el secretario privado de la presidencia, Oscar Parrilli.
Movimientismo mediático
La inteligencia oficial encontró en la conmemoración más representativa de la simbología patria, el punto culmine y de exacerbación por el personalismo presidencial. Una figura emergente de algunos de los nuevos gobiernos latinoamericanos con signo progresista, que mientras afloran de una retórica democrática, afianzan un modelo segmentado en lo económico y social, injusto y poco distributivo, inaugurado en Argentina por José Alfredo Martínez de Hoz, durante los años los setenta.
Así, el breve discurso de Néstor Kirchner intentó desactivar el contenido ideológico de las vanguardias populares e intelectuales perseguidas, torturadas y desaparecidas por la última dictadura militar, curiosamente, glorificando esa lucha.
Nada dijo el mandatario sobre las prácticas corporativas y de concentración de poder de las que se sirvió para ganarse el apoyo de los aparatos provinciales. Ni de los juegos de simulación con pasos en falso hacia el federalismo, anudados en el garrote vil de la coparticipación federal, en manos de quienes tienen el timón de mando del Poder Ejecutivo.
Intersección de las Avenidas San Juan y 9 de Julio a las 15:06 hs.
Todos por la patria
Sin el delirio mesiánico de unos pocos iluminados, el acto de ayer también cumplió con los ritos de la Santísima Trinidad, aunque con algunos pequeños cambios propios al nuevo milenio.
El Te Deum del cardenal Jorge Bergoglio SJ en la Catedral de Buenos Aires careció de centralidad, a pesar de quedar a la izquierda de Kirchner. La liturgia católica de tradición apostólica y romana se levantó de entre los muertos gracias a la nueva comunión entre Política, Medios y Poder. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo donde se congrega el llamado realismo político de la feligresía kirchnerista.
Banderitas obsequiadas por la ultramontana Radio 10, el apoyo del piqueterismo prostibular prendido en la función pública, la histórica confluencia de las titulares de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, junto al silencio de quienes consideran ésta su última hora y, por ello, consienten el asistencialismo clientelar para atenuar la brecha entre ricos y pobres (31 veces).
Una Mercedes Sosa que ya no apoya a la familia Macri y un Víctor Heredia condenado a cantar baladas de amor o canciones perimidas del relieve social que lo caracterizaba, para evitar ofender a la autoridad convocante.
Como en los conservadores tiempos de la generación del ochenta, un 25 de Mayo, apropiado, cancelado, modelado tal cual lo hicieran los nacionalismos de matriz autoritaria y con desprecio por la ciudadanía, a excepción de épocas de campaña.
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¿Hay una "nueva gobernabilidad"?
Colectivo Situaciones
Fogata papel /Abril
La invitación que hemos recibido a escribir en el cumpleaños de La Fogata -para formar parte de su versión impresa- es una buena excusa para ingresar en una discusión colectiva siempre ya iniciada sobre los problemas en torno a los que vale la pena impulsar nuevas hipótesis. El desafío pasa, nos parece, por registrar las variaciones que han tenido lugar en una realidad que no deja de mutar. Enfatizamos una perspectiva "en movimiento", es decir, la que surge del protagonismo de todo lo que "se mueve", de una movilidad social -sea difusa, sea organizada - que no se cesa de buscar sus formas expresivas y de evadirse de las instancias de control y empobrecimiento de nuestras existencias.
1. El estallido de diciembre de 2001 no solo testimonia la crisis de legitimidad política del neoliberalismo en Argentina y produce la destitución de tradicionales funciones simbólicas del estado nacional y los partidos políticos. Además, visibiliza la emergencia de figuras inéditas de la subjetividad colectiva. Un nuevo "campo de posibles" se abrió entre nosotros. En un contexto determinado por estos rasgos han debido operar con mayor o menor fortuna (y virtud) quienes participan del juego social y político.
2. Las asambleas (de vecinos, de piqueteros, de microemprendimientos, de obreros de fábricas recuperadas, de los trueques, de trabajadores de los servicios públicos y del transporte, de las nuevas formas de expresión de jóvenes, de familiares de víctimas, de las marchas del silencio, y un largo etcétera) fueron-son el dispositivo, la dinámica básica, de los experimentos que se propusieron-proponen construir nuevas derivas políticas, recuperando su capacidad de decidir y de crear sobre una superficie social que no ha resultado inmune a su accionar (la ciudad, los barrios, la cuestión del empleo, la tierra y los recursos naturales, la producción y el intercambio de bienes y servicios, los derechos humanos, la salud pública, la actividad artística, la elaboración y transmisión de la información y un etcétera igualmente largo).
3. El kirchnerismo, corriente política en formación desde mucho antes del estallido del 2001, no es comprensible en su efectividad sino a partir del modo en que interpreta el nuevo contexto social y político. Se trata de una interpretación que asume el agotamiento de la legitimidad de un modo de gestión de la economía y de la política. A partir de este reconocimiento, el gobierno desarrolla iniciativas en el propio campo de las resistencias: incorpora, a través de la apropiación de su narración histórica, a los organismos de derechos humanos y a su ala más radical; limita parcialmente la acción represiva frente a las protestas masivas; financia proyectos económicos y sociales que fueron inventados en la fase de resistencia cruda al estado neoliberal; atrae a sus filas a buena parte de los movimientos piqueteros de la fase anterior; exhibe una sostenida confrontación -si bien ambigua, efectiva en lo retórico- con los organismos de crédito internacionales; elabora un relato que le permite inscribirse, por la vía de la simplificación, en la historia de las luchas políticas de los setenta y en la zaga de los nuevos gobiernos de tono progresista en la región. Al mismo tiempo, se reinstala una dinámica de crecimiento económico clásicamente neoliberal que revierte en forma parcial el clima de frustración que caracterizó durante la crisis a sectores medios y, en menor medida, a sectores precarizados de la sociedad que, aun en un contexto de creciente desigualdad, muestran moderadas expectativas de recuperación de su capacidad de consumo.
4. La orientación general del gobierno K está plagada de ambigüedades. En más de un sentido, su efecto ha sido limitar los impactos de la politización social iniciada en plena década neoliberal. Desde el gobierno (primero con Duhalde y luego con Kirchner) fueron cuestionados los rasgos más interesantes de la politización en curso: la dinámica asamblearia como sitio de elaboración y no de legitimación, la destitución de los modos de representación política tradicionales, el cuestionamiento radical de la gestión de la economía y los servicios, la tendencia al intercambio entre sectores sociales movilizados de orígenes diversos, la autonomía organizacional de los movimientos respecto de las necesidades del palacio de gobierno, la interpelación a los medios masivos de comunicación por su permanente manipulación de lenguajes y por los modos arbitrarios de manejo de la información, la experimentación con la acción directa y la capacidad de decidir y difundir la agenda propia de un emergente protagonismo social. La ambigüedad del kirchnerismo entonces se resume en la naturaleza del reconocimiento que opera: a la vez que asume la existencia de nuevos actores, subjetividades y energías sociales, dándoles un lugar simbólico inédito en la narrativa oficial, desconoce -e incluso impugna- las dimensiones constituyentes de estos experimentos, su capacidad de inaugurar modos de existencia y horizontes políticos propios. Entonces, en la misma medida en que el gobierno acude al propio espacio de los movimientos en búsqueda de una nueva hegemonía, es claro que la estrategia de los movimientos ya no puede ser la misma si aspira a sostener o a aumentar su efectividad en el escenario actual.
5. El kirchnerismo, entonces, no es mera continuidad. Tampoco es mero cambio. Es sí un modo astuto de comprender lo que ha cambiado y de disputar con los nuevos movimientos (no solo con los movimientos sociales organizados, sino también con toda una movilidad social difusa) el tipo de configuración política y social en curso, luego del estallido de 19 y 20.
6. Podemos denominar al proceso dinámico y parcialmente abierto en torno a esta mezcla de elementos de naturaleza diversa, como "nueva gobernabilidad". La "nueva gobernabilidad", para ser sintéticos, surge tanto de la crisis parcial de legitimación de la antigua configuración del poder político trasnacional sobre la región, como de las luchas que precisamente abrieron esa crisis e instalaron un nuevo terreno, en el centro del cual se colocan con más o menos énfasis los gobiernos llamados "progresistas" que intentan aprovechar una potencial autonomía regional, en función de proyectos distintos, en algunos casos aun no muy definidos. Ese espacio abierto por la crisis se debe en parte a las exigencias de control de un mundo que no acepta la unipolaridad trasnacional y resiste a la guerra y, por otra, a las luchas sostenidas en nuestro continente frente a las políticas neoliberales de las últimas décadas.
7. La "nueva gobernabilidad" no es sinónimo de los "nuevos gobiernos", de tono progresista, de la región. Más bien alude a una posibilidad, a una dinámica favorable a los movimientos que se puede desarrollar o bloquear por parte tanto de los gobiernos como de los movimientos mismos. La naturaleza de esta nueva dinámica emerge como una posibilidad conflictiva de articulación (sin dudas variable y compleja) entre el empuje de la autonomía de los movimientos y la necesidad de los gobiernos de regular su inscripción en el mercado mundial, contribuyendo a alterar las instituciones políticas que lo regulan por el impulso democratizador de la lucha de los movimientos. Sin embargo, esta posibilidad no se efectúa necesariamente. Lo contrario es igualmente posible: que estos gobiernos intenten disciplinar a los movimientos en un sentido inverso, es decir, para inscribirse de modo subordinado en el mercado mundial. Existe, por tanto, una correlación directa entre el tipo de reconocimiento que algunos gobiernos hacen del protagonismo de los movimientos con la naturaleza de la integración regional. Es la mayor o menor centralidad de los movimientos en el devenir social, económico y político lo que orienta tanto las posibilidades de un nuevo paradigma de desarrollo como de una continentalización democrática.
8. En el caso argentino, el potencial político y social desencadenado con la crisis se ha orientado en diversas direcciones. Las instancias de gobierno han impulsado la participación negociada de algunos movimientos, la subordinación lisa y llana de otros, la competencia cruda con algunos y una denigración permanente hacia quienes se mantienen irreductibles. Todas estas estrategias se combinan con un pedido de confianza al presidente, a su persona, a sus intenciones y a una estrategia política e institucional que traslada sus ambigüedades a los ámbitos de gobierno, incorporando dirigentes sociales al aparato de estado y en las listas electorales parlamentarias, siempre en condiciones subordinadas a las maquinarias políticas territoriales. Y esto es aun más ambiguo cuanto que estas maquinarias operan como desafío a las viejas jefaturas territoriales, pero también como posibilidad de reconversión privilegiada para esta dirigencia tradicional adiestrada en su combate contra los movimientos.
9. La mayor paradoja de la "nueva gobernabilidad" reside en el modo en que este potencial queda bloqueado ante la evidente continuidad de cuestiones tan determinantes como el proceso de valorización del capital (soja, papeleras, privatizadas -servicios-, recursos naturales, etc.), de gestión de la fuerza de trabajo (desempleo, planes miserables, trabajo hiperprecario, contención del salario en relación a la inflación), de distribución del ingreso (decaimiento de los servicios públicos, prioridad de los pagos externos a la inversión de áreas como salud, previsión y asistencia social, indiferencia ante las propuestas de un esquema impositivo progresivo y a la universalización de un salario social) y del armado político (que reconvierte los cuadros de gestión neoliberales en "oportunos" progresistas de ocasión).
10. Como vemos, la hipótesis de la "nueva gobernabilidad" parece más propicia en otros países de la región, donde la fuerza de los movimientos mantiene aún abierta la posibilidad de esta dinámica. Por llamativo que resulte, los nuevos gobiernos que surgen de un camino gradual de acumulación política por parte de las "izquierdas" (PT, en Brasil, FA en Uruguay y eventualmente PRD en México) parecen articularse con los actores tradicionales de manera más sólida y moderada que en aquellos sitios donde los gobiernos se conforman de modo más repentino y donde las luchas han alterado las previsiones en curso (Chávez en Venezuela, Evo en Bolivia y Kirchner en Argentina). En estos últimos casos, la base de sustentación es más ambigua, sus programas de gobierno son menos previsibles, a la vez que los partidos de gobierno están en constitución, o en recomposición luego de la crisis y la dinámica de los acontecimientos recientes. En el caso de Venezuela y Bolivia, aunque de modo diferente, la defensa de los recursos naturales tiñó al antagonismo de una radicalidad mayor. En el caso argentino, el piso puesto por las jornadas del 19 y 20 implica la carencia de modelos definidos y de principios rectores, la falta de estructuras políticas sólidas y de un sujeto que se sienta interpelado (el "pueblo" se ha deshecho a la par de los dispositivos estado-nacionales y disciplinarios que lo constituían).
11. No deja de llamar la atención el hecho de que los partidos progresistas del continente coordinados en el Foro de San Pablo, que desde comienzos de los noventa se aprestan para gobernar, sean a su vez los que menos influencia regional hayan tenido cuando, ya casi una década y media después, llegaron finalmente a ocupar sus respectivos aparatos de estado. Mientras tanto, fueron dos excepciones a estas previsiones las que polarizaron la escena de los movimientos de estos últimos años: el zapatismo a nivel del autogobierno y el chavismo a nivel de una nueva relación entre gobierno y movimiento. Ambos fenómenos comprenden -cada cual a su modo- replanteos sobre la relación entre lo social y lo político, y surgen vinculados a una temporalidad más irregular y sorpresiva, más en sintonía con el tipo de movilización social actual del continente.
12. Corresponde a los movimientos elaborar esta nueva situación, creando dispositivos de deliberación y teorización propios para hallar los modos de desarrollarse con ímpetu. Esta irreverencia es tan constitutiva como irrenunciable, en un contexto complejo en que por lo mismo que logran a veces un reconocimiento abierto, enfrentan también de un modo nuevo los intentos de captura, la hostilidad y la competencia de otros sectores políticos y sociales.
13. Una de las cuestiones a experimentar en esta nueva dialéctica abierta (o más o menos abierta, según dónde y cuándo) entre gobierno y movimientos, es el hecho de que el reconocimiento abre posibilidades de inscribir conquistas y de desarrollar tendencias progresivas más allá del espacio nacional. Esta diferencia con los gobiernos anteriores es notable, pero no siempre fácil de confirmar a fondo, como se está viendo actualmente con las actitudes de los gobiernos de Argentina y Uruguay por el conflicto en torno a las plantas de celulosa. De allí la importancia de que los movimientos no se plieguen a las dinámicas de gobierno sino que regulen sus tácticas con una autonomía astuta y firme.
14. La "nueva gobernabilidad" resulta entonces (sobre todo en países como Argentina) del cruce entre el reconocimiento de una novedad y un intento de normalización que intenta controlar lo que esta novedad abre. La "normalización" es la tendencia imposible de reglar la imprevisibilidad. Imprevisibilidad que la presencia de una dinámica social activa impone a un gobierno que es aún promotor de condiciones para la inversión del capital y no del desarrollo fundado en la acción de los movimientos. De aquí que para los movimientos se imponga, de algún modo, el proceso inverso de reconocer lo que se ha abierto por la propia potencia de las luchas y evitar a toda costa que estas aperturas, estos "nuevos posibles" se cierren, se agoten, en una retórica cada vez mas insustancial. Es un desafío de los movimientos (tanto para los más estructurados como para los más difusos) retomar la capacidad de afirmar nuevas dinámicas de desarrollo y auto-gobierno, vinculadas a cada aspecto de la existencia. Una experimentación tal resulta inseparable de la invención de una pluralidad de dispositivos no estatales capaces de efectuar y difundir las prácticas y valores que emergen en las luchas.
15. En efecto, la "normalización" pretende estabilizar los rasgos más ásperos de estas nuevas subjetividades ante los requerimientos de la gestión de los flujos capitalistas y su legitimación. La reducción de las opciones de los movimientos al clásico esquema electoral, al chantaje de lo "menos malo" y demás modos de expropiación de la inteligencia colectiva, y las represiones micropolíticas (la Legislatura, Caleta Olivia, Mosconi, Las Heras) participan de esta tendencia normalizante que tiende a recolocar la relación gobernantes-gobernados.
16. Tanto la Otra Campaña impulsada por el Zapatismo en México, como el debate actual de los movimientos bolivianos apuntan a contrapesar estas pretensiones normalizantes y a establecer un plano autónomo y vivo de los movimientos para relanzar las luchas en torno a los nuevos desafíos abiertos en esta fase. De allí que el mayor de los riesgos (incluso para los ímpetus de cambio de estos gobiernos) sea abandonar la dinámica de los movimientos por un sistema de delegaciones sobre la base de una supuesta revitalización de los mecanismos de representación política, precisamente cuando la fuerza de estos procesos es la alteración de los modos representativos por efecto de la experimentación de nuevos modos del vínculo (macro y micro) político.
17. La pregunta que surge es por el significado de la autonomía en este contexto, en el que está en juego la relación (y sus posibilidades conflictivas) entre los movimientos y las nuevas formas de gobernabilidad. ¿Qué espacios se abren de lucha y creación en el nuevo escenario? Para asumir los desafíos de este nuevo momento se hace fundamental distinguir la "autonomía", como función de autoproducción y autovalorización de las luchas y como tendencia de expansión transversal al campo social, del "autonomismo" como cristalización caricatural o doctrina sobre las luchas y los movimientos, que se limita a juzgarlo todo desde un saber válido a priori. La autonomía surge como elemento práctico en las luchas y se radicaliza y difunde cuanto más creativamente es replanteada en función de todos los problemas de la construcción. El "autonomismo" (del que ninguna lucha que reivindique la autonomía estará exenta del todo), en cambio, es la detención de la autonomía, su inmovilización y su marginalización. El despliegue de la autonomía, entonces, estará tanto más vivo cuando mejor pueda elaborar las formas de cooperación e invención que se requieren en un escenario plagado de nuevos problemas y desafíos.
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Miles de personas exigen excarcelar a líderes de Atenco y justicia para mujeres violadas
Arranca nuevo ciclo por la liberación de los presos políticos, advierte Marcos
Mariana Norahdi y Emir Olivares
La Jornada
La Fogata
Participantes en la marcha por la libertad de los presos de Atenco Foto Roberto García Ortiz
En lo que significó la mayor movilización tras los sucesos de San Salvador Atenco, miles de personas exigieron la libertad de los "presos políticos", justicia para las mujeres ultrajadas y agredidas sexualmente, y castigo para las autoridades responsables de las violaciones a los derechos humanos producto del asalto policiaco a ese poblado mexiquense.
"Hoy arranca un nuevo ciclo de movilizaciones en México y en el mundo por la libertad de todas y todos los presos políticos. En todas partes irá creciendo este movimiento e irrumpirá de muchas formas civiles y pacíficas, con el diseño y la creatividad de quienes somos abajo y a la izquierda; en todas partes y todo el tiempo habremos de denunciar ese crimen, esa injusticia, aunque los grandes medios de comunicación vendan cara su ceguera y sordera para lo que hagamos", expresó el subcomandante Marcos.
Minutos antes de las 11 de la mañana, cientos de personas se congregaron en las cercanías del Angel de la Independencia para conformar la llamada Marcha Nacional por la Liberación de los Presos Políticos, convocada por adherentes a la otra campaña e integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).
Tambores, guitarras y canciones se sumaron a las consignas de repudio a las autoridades federales y estatales. La movilización, comenzó a las 11 de la mañana; el destino final era el Zócalo de la ciudad de México. Entre la batucada se encontraba la compositora y cantante Leticia Servín -amiga de la estudiante chilena deportada Valentina Palma-, quien expresó: "Me uní a esta marcha porque veo el país como un caballito de mar suspendido en el océano; me siento feliz de pertenecer a él, pero en estos momentos está indefenso. Siento terror de que pueda ocurrir algo; me aterra ver tanto policía".
Treinta minutos después de iniciada la marcha, a la altura de la glorieta de la Palma se incorporó el delegado Zero -custodiado por una cadena humana-, quien a su llegada causó revuelo entre simpatizantes y medios de comunicación.
Por las calles de Reforma apareció una efigie -en zancos- vestida de policía federal, que golpeaba a quien se interpusiera en su camino, ya que abría paso a tres gigantes más, quienes portaban letreros con los logotipos de los tres principales partidos políticos.
Encabezada por los habitantes de Atenco y por los 181 presos liberados de Santiaguito -quienes portaron los uniformes azules de los prisioneros de ese penal y el símbolo de la lucha atenquese, el machete-, la manifestación avanzaba sobre Paseo de la Reforma mientras la vanguardia entraba a la avenida Juárez.
En la entrada de la calle Francisco I. Madero regresó a esta capital el sonido de los machetes al ser afilados contra el pavimento, evocando a los años de la lucha del FPDT contra el proyecto aeroportuario de Fox.
A su paso por las calles de la ciudad, las mujeres liberadas del penal de Santiaguito -algunas de las cuales han reportado que sufrieron agresiones sexuales- señalaban a los policías y con rabia les gritaban: "¡Asesinos! ¡Violadores!"
Entre las organizaciones se encontraba Mujeres sin miedo, todas somos Atenco, cuyas paritcipantes realizan desde la madrugada de ayer un ayuno en la puerta del penal de Santiaguito en apoyo a los detenidos. Ofelia Medina comenzó la huelga de hambre en representación de este grupo. "Empecé a las seis de la mañana de hoy (ayer), estaré en ayuno 48 horas, dormiré afuera del penal hoy y mañana. La periodista Beatriz Zalce me relevará. Estamos invitando a que en todos los estados de la República haya plantones y huelgas de hambre." La actriz agregó que Mujeres sin miedo comenzará en breve actividades de carácter artístico en el plantón que está afuera del penal.
Los organizadores reportaron la participación de entre 50 y 60 mil personas, mientras que la Secretaría de Seguridad Pública capitalina informó que durante el inicio de la movilización se calcularon ocho mil personas, aunque al final de la manifestación -15:40 horas- se negó a estimar el número de asistentes.
A esta marcha acudieron representantes de varios estados que están adheridos a la otra campaña.
Además participaron organizaciones como el movimiento mazahua, el SME, la CNTE y el Frente Popular Francisco Villa Independiente, así como estudiantes de UNAM, UAM, Politécnico, ENAH y Chapingo. A ellos se sumaron miles de personas de la sociedad civil y sin adherencia política.
Observada desde las ventanas de los edificios y por quienes esperaban en las banquetas, la vanguardia de la marcha ingresó al Zócalo capitalino -flanqueada por dos enormes banderas mexicanas- en punto de las 13 horas; allí se efectuó un mitin.
Uno de los primeros testimonios fue el de la esposa de Ignacio del Valle, líder del FPDT preso en La Palma, Trinidad del Valle, quien envió un mensaje a los mexicanos: "Les pedimos su solidaridad para el pueblo de Atenco. Que la voz de nuestras demandas se escuche más fuerte y transformar ese dolor que sentimos en fortaleza. La rabia, encaminarla hacia una solución y perder el miedo para convertirlo en valentía y así poder enfrentar tanta injusticia que día a día sentimos".
Desde Chile, la estudiante de cine Valentina Palma, expulsada del país, envió una carta en la que manifestó que ojalá sea recordada, porque "yo a ustedes los llevo en el corazón". Dijo que lo ocurrido en Atenco es "una brutalidad de ésas que una no quiere ni recordar. No se vale imponer el terror en vez de la palabra, menos aún cuando lo que se defiende es lo que siempre ha sido de ellos: su tierra".
En un mensaje grabado, América del Valle expresó que en México "nadie puede decir que la policía sirva al pueblo". Además de que para los aspirantes del PRI y el PAN "la represión en Atenco es como un trofeo de sus campañas, cada vez que hablan de la promesa de seguir aplicando su mano firme a todos aquellos que repudiamos y no nos sentimos representados en su farsa electoral y, desde luego, con su forma de ingobernar".
La hija del líder del FPDT criticó la labor de algunos medios de comunicación que "ponen en duda" las violaciones a las mujeres detenidas, porque "se atreven a llamarlas presuntas violadas".
El encargado de cerrar las participaciones en el Zócalo fue el delegado Zero, quien dijo que los hechos en Atenco levantaron las banderas de la libertad y la justicia "como pocas veces en la historia; ahora, bajo los cielos mexicanos, la demanda de justicia se hermana con la de libertad. Dos palabras levantadas desde abajo y a la izquierda. Dos banderas ondeando ya en todo el país y en varias partes del mundo".
El subcomandante Marcos indicó que la clase política sólo se asoma hacia abajo "para golpear, violar, matar y después juzgar y condenar. El desprecio que les merecemos no tiene límites; ahora nos enteramos de que como castigo a los policías que mataron y golpearon por consigna, serán remitidos al sicólogo para averiguar por qué golpearon a un perro. Para los policías violadores, sicólogos; para las mujeres violadas, carceleros. Esta es la justicia y la libertad con la que en nuestro país se van a celebrar elecciones federales el 2 de julio. Unas elecciones a las que a la mancha del apoyo descarado del gobierno foxista al enano admirador de Hitler, Felipe Calderón, se agrega la represión en Atenco".
Las personas liberadas de Santiaguito quemaron sus uniformes azules y exigieron "que no se repita la brutalidad".
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Pistas
Hace justo 30 años aparecían los cuerpos de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz
Sobre los asesinatos de ambos parlamentarios por ahora sólo se puede, con dificultad, encajar algunas piezas del rompecabezas y recomponer un cuadro, cada vez más cierto a medida que surgen retazos de lo ocurrido, a partir de testimonios viejos y nuevos, trascendidos, documentos revalorizados y otros, sospechosamente manipulados, compuestos de mentiras y verdades hábilmente mezcladas.
Samuel Blixen
Brecha
La Fogata
Para quien haya nacido después de los asesinatos de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz resulta incomprensible la pasión, el recelo, el miedo, la indignación y el sentimiento de desamparo que desata el simple amago de verdad. Y de justicia. Ello se explica porque siguen siendo acontecimientos de actualidad política, pese al tiempo transcurrido. Y lo son porque la mayoría de los protagonistas que se sintieron tocados e involucrados por aquel horror siguen siendo protagonistas de esta actualidad. Todos tienen algo que ganar o perder. El mar de fondo de aquel crimen afecta a hombres y mujeres y también a sus partidos políticos y organizaciones sociales. Sacude a la sociedad entera. Por sus implicancias políticas y morales, la conquista de la verdad -o su contraparte, el derrumbe del silencio cómplice- es para muchos un salto al abismo.
Tomar conciencia de por qué fueron asesinados los dos dirigentes, uno del Frente Amplio, otro del Partido Nacional, qué razones de Estado estuvieron en juego, quiénes dieron la orden y quiénes la ejecutaron, implica un antes y un después; nada quedará igual. Esa es la esencia de tanta complicidad que ha logrado, con tremendos esfuerzos y altísimos costos, para víctimas y para victimarios, estancar el tiempo y detener la maduración de la sociedad, obligándola a compartir la mentira, la hipocresía y la cobardía.
A 30 años de aquellos sucesos, algo se sabe: que los responsables intelectuales fueron el presidente de entonces, Juan María Bordaberry, y su canciller Juan Carlos Blanco, el comandante del Ejército, Julio César Vadora, el jefe del Estado Mayor, Gregorio Álvarez, el jefe de la inteligencia militar, Amaury Prantl; y que los ejecutores revistan en un grupo de oficiales y policías involucrados en todos los operativos del Plan Cóndor: José Gavazzo, Manuel Cordero, Juan Antonio Rodríguez Buratti, Gilberto Vázquez, Ricardo Medina, Sande Lima, Jorge Silveira, más un misterioso coronel Ramírez, que ha sorteado con éxito hasta ahora los esfuerzos por su identificación.
Son muchos, y hay otros más todavía, que comparten el secreto. Quizás no todos conozcan los detalles de cada capítulo, pero sus testimonios completarían el rompecabezas. Es ilusorio esperar que acepten voluntariamente confesarse. Un juez, debidamente respaldado, podría sonsacarles el secreto y ofrecer a la sociedad un baño de verdad y sinceramiento.
Los dilemas de Zelmar. En una tarea que consumió casi una treintena de carillas, desde Buenos Aires Zelmar Michelini escribía, el 14 de marzo de 1975, una formidable acusación que inevitablemente recuerda a Emile Zola. Era una carta dirigida al profesor canadiense Kenneth James Colby, quien a su vez le había escrito al presidente Bordaberry con sus reflexiones sobre la situación imperante en Uruguay, los malos tratos a los prisioneros políticos y la existencia de rehenes. Bordaberry había desmentido a Colby asegurando que en Uruguay no existían rehenes y que "ninguno de los presos está sometido a metódicas torturas ni trato inhumano"; por esas fechas Raúl Sendic era rotado de cuartel en cuartel y torturado física y psíquicamente, encerrado en un aljibe, en una perrera, en un pozo.
Implacablemente, apoyado en documentos de investigaciones parlamentarias, Michelini describió los métodos de tortura, detalló la situación de los nueve tupamaros rehenes, desenmascaró la patraña de la justicia militar y terminó acusando a Bordaberry y a los mandos militares de ser los responsables directos de las torturas.
Escribía Michelini: "Los hechos aquí narrados son de fácil probanza. (...) La verdad resplandecería sola y marcaría al actual régimen uruguayo -al señor Bordaberry y los militares- como a una de las dictaduras más sórdidas que la historia de América haya conocido". Y concluía: "Yo lo exhorto, señor profesor Colby, a que usted desafíe al señor Bordaberry a que le permita realizar esa inspección personal. Porque si importante y vital es rescatar a la vida a quienes son perseguidos con saña inaudita, también lo es marcar ante la humanidad y la historia a quienes han pretendido aparecer como respetuosos de la ley y patriotas, cuando en realidad son el ejemplo cabal de sanguinarios torturadores".
La carta a Colby fue uno de los detonantes de la operación de mayo de 1976. Bordaberry y los mandos militares tuvieron la prueba de que el senador exiliado no rebajaría un ápice el tenor de sus denuncias, que poco después amplificaría en el Tribunal Russell. Internamente tenía otras implicancias: era la confirmación del fracaso de un chantaje que los militares osaron ensayar desconociendo las abismales diferencias éticas y morales que separan a un luchador de los torturadores. A saber: Elisa Lucía Michelini Delle Piane, la hija mayor de Zelmar, había sido detenida en 1972, acusada de integrar el MLN. Presa inicialmente en la cárcel de Cabildo, a mediados de marzo de 1975 fue trasladada sorpresivamente a una unidad militar. Michelini escribía el 18 de marzo: "No hemos sabido nada de ella desde hace una semana. La están interrogando y no sabemos sobre qué, aun cuando sabemos muy de qué manera y con qué procedimientos. Te imaginarás mis nervios, mi preocupación, mi rabia, mi impotencia". Al día siguiente consignaba: "De mi hija ninguna noticia. Hoy, miércoles 19, sigo sin saber nada. Y ya hace diez días que se la llevaron (...). Además, el dato revelador de que algo traman: cada vez que la madre o algún abogado pregunta por ella, la respuesta es la misma: ¿se trata de la hija del senador?". El 24 de marzo: "La han vuelto a torturar, después de 30 meses de tenerla detenida (!!)". El 29: "De Eli, ninguna novedad. Sabemos que la han torturado, picana, submarino, golpes, plantón y la pobrecita tarda en recuperarse...". El 10 de abril: "De Eli las noticias son todas aterradoras. No la han podido ver, no tiene visita. Se sabe que le hicieron todo lo que te conté, golpes, plantón, picana, submarino y cualquier atropello. Y ahora, por una compañera de celda, que a su vez le contó a su madre, se sabe que le dijeron que me habían matado y la pobre chiquilina vivió con esa angustia durante días, hasta que se encontró con esa chica que se lo desmintió". Y el 13, en carta dirigida a Carlos Quijano, revelaba: "Mis cosas, igual; la hija sigue muy mal tratada. La quieren enloquecer y a mí también. Le aseguro que todo ese proceso me tiene muy angustiado pues es evidente que la tienen como rehén".
Elisa era efectivamente una rehén. Los militares se habían encargado de hacerle saber a Zelmar que la situación de sus hijos dependía de que suspendiera sus denuncias; querían imponer el silencio con torturas. Torturas para que hables, torturas para que calles.
Michelini planificaba una comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos. El 18 de abril de 1975 escribía: "De Eli no hay novedades... Ya van 40 días... He recibido alguna llamadita 'jorobona', aconsejándome por 'mi bien' no ir a hablar con la gente del norte...". Y reiteraba el 22: "Hubo alguna otra llamadita con respecto a 'los inconvenientes' que a mis hijos y a mí mismo podría significar 'esta traición a mi país de ir a quejarme a los yanquis'. He resuelto ignorarlas". Con esa sencilla afirmación, Michelini enfrentaba el dilema entre el luchador y el padre, que no había sido fácil, por cierto.
A lo largo de un año, Michelini redobló la militancia y confirmó, junto con Gutiérrez Ruiz y Ferreira Aldunate, su condición de líder político del exilio, y por tanto referente en cualquier contacto o negociación. Su vida transcurría entre su alojamiento en el hotel Liberty, donde vivía con dos de sus hijos, Zelmar hijo y Luis Pedro, y la redacción del diario La Opinión, donde trabajaba como redactor de la sección Internacionales. Almorzaba casi siempre en el mismo restorán y concurría a los mismos cafés del microcentro de Buenos Aires, donde mantenía conversaciones con uruguayos en el exilio y con ocasionales visitantes de Montevideo. Llevaba una vida metódica y transparente. Era fácil vigilarlo. Poco antes de su secuestro, en mayo de 1976, caminando por el centro de Buenos Aires, le dijo a un amigo, señalando hacia las ventanas de un tercer o cuarto piso de un edificio de oficinas: "Allí es donde se reúnen los policías uruguayos que me vigilan".
El lugar, una supuesta agencia de publicidad, no está aún identificado. Podía ser un edificio en Rivadavia y Maipú, o en la calle Balcarce. Un agente de la Policía Federal que integraba el equipo de uruguayos y argentinos destinados a la vigilancia de exiliados uruguayos -cuya identidad fue camuflada y que escribió una "confesión" plagada de medias verdades cuya intención es tortuosa, acaso para incriminar y confundir-, admitió que Michelini lo detectó, pero que no cambió su rutina.
Familiares y amigos del senador asesinado tienen la convicción de que Michelini estaba al tanto de los planes y que alguno de los policías uruguayos que lo seguían se las había ingeniado para hacerle saber sobre los objetivos del operativo; quizás para alertarlo, quizás para inducirlo a abandonar Argentina. En aquellos días iniciales de la represión fulminante y sangrienta, tras el golpe del 24 de marzo de 1976, Michelini sentía que el cerco se cerraba sobre él y que se enfrentaba a otro gran dilema. No podía ahora, después de haber adoptado aquella decisión de un año atrás, convertir en estéril el sacrificio que había soportado Elisa, simplemente por ser su hija, y que tanto dolor había costado a ella, a él y a toda su familia. Si lo secuestraban y lo trasladaban clandestinamente a Uruguay, la obligación ética, moral, era afrontar las consecuencias y en todo caso, si sobrevivía, hacer pagar políticamente a los responsables.
A comienzos de mayo Michelini no tenía dudas sobre lo que se fraguaba. Había recibido amenazas telefónicas que hablaban de atentados y de traslado a Montevideo. Fechada el 5 de mayo, escribió una carta a Roberto García, compañero de trabajo en La Opinión: "No sé cuál puede ser el curso futuro de los acontecimientos, pero en previsión de que efectivamente un comando uruguayo me saque del país, le escribo estas líneas para que usted sepa que no tengo ni he tenido ninguna intención de abandonar la Argentina, y que si el gobierno uruguayo documenta mi presencia en algún lugar del territorio uruguayo, es porque he sido llevado allí, en forma arbitraria, inconsulta y forzada. No sería la primera vez que se intenta hacer aparecer como voluntaria lo que es una actitud impuesta por la prepotencia y el salvajismo. Disculpe esta molestia y le agradezco desde ya el uso que usted haga, si es necesario, de esta confidencia". El 7 de mayo llegó a Buenos Aires el canciller Juan Carlos Blanco para una entrevista urgente con su par César Augusto Guzetti. Michelini confirmaba la información previa de que el gobierno de Bordaberry presionaba a la Junta para que se lo expulsara de Argentina. La desaparición de Rosario Barredo y William Whitelaw, los dos primeros refugiados uruguayos secuestrados tras el golpe argentino, le revelaba la inminencia del desenlace. Michelini afrontaba el secuestro y la extradición clandestina, quizás precipitados por su encuentro, el 9 de mayo, con el entonces ministro de Economía, Alejandro Végh Villegas, quien sondeaba con los dirigentes de la resistencia en el exilio las posibilidades de una apertura política, ese año en que la Constitución, pisoteada pero vigente, disponía las elecciones nacionales. Sorprendido por el contacto, su hijo Zelmar, "Chicho", le preguntó qué podía esperarse de un hombre del régimen. Su padre le contestó: "Todo es políticamente negociable, salvo la tortura".
No concebía que planearan asesinarlo. No lo comentó nunca con Chicho, quien una tarde, en vísperas del crimen, fue sorprendido por una "requisa" que su padre realizaba en la pieza del hotel donde vivían. "Chicho, no podemos correr este riesgo", le dijo agitando boletines y documentos de la resistencia que había encontrado entre las cosas de su hijo.
Efectivamente, el plan inicial era el secuestro, el suyo, el de Gutiérrez Ruiz y el de Wilson Ferreira. Algo cambió sobre la marcha.
El comisario y el mayor. El comisario Hugo Campos Hermida, jefe del Departamento 5 de la Dirección de Información e Inteligencia, venía cultivando sus relaciones con la Policía Federal argentina desde 1971, después de participar en un curso de entrenamiento en inteligencia antiterrorista en Washington con una beca de la Oficina de Seguridad Pública, vinculada a la CIA. Sus actividades se incrementaron en 1975: tenía una lista de 25 uruguayos exiliados a los que debía vigilar para eventualmente secuestrar y extraditar a Uruguay. Contaba con una docena de agentes uruguayos que intermitentemente viajaban a Buenos Aires; con un mecanismo de enlaces que le proveía información desde Montevideo; y con una red de bases de funcionamiento, presumiblemente en Tandil, provincia de Buenos Aires, y en Córdoba, además de la supuesta agencia de publicidad. Según la mencionada "confesión", su referencia en Argentina era el general Edmundo R Ojeda, quien como jefe de la subzona 12 controlaba los centros clandestinos de detención La Huerta de Tandil, Monte Pelone, la Brigada de Investigaciones de Las Flores y la Delegación de la Policía Federal en Azul. Todos los indicios hacen suponer que progresivamente, a partir de abril de 1975, el comisario recibió la orden de poner a punto el operativo de secuestro y traslado de Michelini, y que, a tales efectos, el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), había acondicionado un centro clandestino de detención en avenida Lezica, donde permanecería prisionero el dirigente del Frente Amplio -un funcionario que tiempo después dictaba a los policías cursos de antiterrorismo les dijo a sus alumnos: "En este lugar iba a ser encerrado Michelini"-. Un testigo directo reveló el detalle.
Al parecer, Campos Hermida estaba dispuesto a cumplir la orden de los aparatos de inteligencia, pero lo puso nervioso la dimensión que adquirió el plan cuando el Servicio de Inteligencia de Defensa (SID) desembarcó en la base de la agencia de publicidad con la propuesta de un triple secuestro. Un oficial, al que el agente de la Federal identifica en su "confesión" como "Sosa", al parecer para encubrir la identidad del entonces mayor José Gavazzo, compartió la jefatura con Campos Hermida y aun cuando, a comienzos de mayo, el plan seguía siendo el secuestro, no tuvo empacho en asegurar que "Michelini es boleta". Campos Hermida habría considerado como una locura "meterse" con Wilson Ferreira. A fines de abril "Sosa" comunicaba que las órdenes eran hacer un trabajo "limpio": secuestrar a Michelini y llevarlo a una casa de Palermo donde sería interrogado.
Tras las entrevistas realizadas por Végh Villegas, el comisario consideró que "el asunto está muy caliente", y ante "Sosa" argumentó que no iba a poder cumplir las órdenes de trasladar a Montevideo a 25 refugiados. Pero "Sosa" le advirtió que tuviera cuidado, que anduviera derecho. "Sosa" tenía preponderancia sobre Campos y contaba con el respaldo de un coronel Gutiérrez, que oficiaba de enlace entre el SID y el comando en Buenos Aires, y que tenía el contacto directo con el general Ojeda para anudar el apoyo argentino.
La capacidad de maniobra de Campos se redujo cuando tres policías, presumiblemente Ricardo Medina, Sande Lima y Zavala se incorporaron al equipo; eran, no obstante, elementos que respondían al SID. La intromisión del SID produjo un segundo desplazamiento: las relaciones fueron desde entonces, más que con la Federal, con la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado), que respondía a las directivas del jefe del Cuerpo 1 de Ejército, general Guillermo Suárez Mason, y que fortaleció los vínculos que los oficiales uruguayos mantenían con el agente Aníbal Gordon, quien días después de los asesinatos de mayo sería el responsable de Automotores Orletti, la base del Cóndor uruguayo en Buenos Aires.
Al parecer, "Sosa" tomó las riendas del operativo que, como se sabe, culminó el 18 de mayo con el secuestro de Michelini y Gutiérrez Ruiz y la aparición de sus cuerpos, el 20 de mayo, junto con los de Barredo y Whitelaw en el interior de un auto en Buenos Aires. Ni el gobierno uruguayo, ni el gobierno argentino tomaron medidas para aclarar el suceso; por el contrario, hicieron esfuerzos por ocultar los hechos, así como también el gobierno de Estados Unidos. Las responsabilidades de Estado son evidentes.
Vinculados a la represión desde hacía tiempo, las relaciones entre Campos Hermida y José Gavazzo se agrietaron. El comisario siempre deslindó su responsabilidad en los asesinatos, primero en sus declaraciones ante la Comisión Investigadora del Senado y después en sorprendentes declaraciones al periodista estadounidense John Dinges, formuladas en octubre de 2001. Tres semanas antes de su muerte, Campos Hermida aseguró, según Dinges, que el cambio de planes y la orden de asesinar a los secuestrados provino del general Gregorio Álvarez, mediante un ahijado suyo, mayor del Ejército, que ofició de enlace.
Entreverada con el entredicho entre Gavazzo y Campos Hermida, sobrevoló una sorda lucha entre los dos cuerpos operativos, el SID y la Policía uruguaya. Algunos de quienes buscan desentrañar los secretos de los asesinatos estiman que el SID intentó atribuir la responsabilidad a Campos Hermida, quien llegó a afirmar que la inteligencia militar utilizó sus documentos de identidad y su pasaporte para operaciones en Buenos Aires. Sugieren también que la sospechosa "confesión" del agente de la Federal fue elaborada a los efectos de incriminar a Campos Hermida, pues es el único nombre real que se menciona; aunque también es posible otra interpretación: que dicho documento haya sido inspirado por el propio Campos Hermida, dado que allí se consigna explícitamente su oposición y se afirma que no estaba en Buenos Aires en las fechas del secuestro y asesinato. La "confesión" descarga la responsabilidad en "Sosa" y en el coronel Ramírez.
Las muertes de Michelini y Gutiérrez Ruiz sirvieron a Gavazzo para sus luchas intestinas. Existe una explicación para el confuso episodio en el que el capitán Pedro Matto fue identificado como el asesino directo de Michelini, según el testimonio de una enfermera que lo asistió en una crisis depresiva, a pedido de una amiga suya, amante del capitán. Matto, según esa denuncia, en medio de la crisis, detalló cómo había disparado sobre Michelini en el interior de un auto.* Hay quienes sospechan que pudo ser un montaje de Gavazzo. La amante de Matto era también amante de Manuel Cordero, y es posible que la enfermera haya asistido a Cordero, que se hacía pasar por Matto. Gavazzo tenía cuentas que cobrarle: por 1978 el capitán desenmascaró a Gavazzo como el autor de un boletín clandestino, El Talero, que circulaba entre la oficialidad a los efectos de desprestigiar la figura del general Álvarez, dispuesto a desactivar la logia de los Tenientes de Artigas en su ambicioso tránsito hacia la Presidencia.
No obstante, estos sórdidos tejemanejes se entrecruzaban con otros en los que campeaban las luchas por el poder. Hoy parece inevitable que la justicia sancione la responsabilidad directa de Bordaberry y Blanco en los asesinatos de mayo. Sea quien fuere que haya tramitado la orden de cambiar de planes y ejecutar a los secuestrados -la validez del "sinceramiento" de Campos Hermida ante un periodista estadounidense es muy precaria-, las razones últimas del crimen tienen que ver con el cruce de caminos que la dictadura enfrentaba al iniciarse el año administrativo de 1976. Era una coyuntura propicia para que las fuerzas que propugnaban algún tipo de salida política (por más relativa y lavada que fuese) chocaran con los intereses de quienes querían perpetuarse en el control del poder. Los sondeos de Végh en Buenos Aires estorbaban los planes de Bordaberry, que aceptaba algún tipo de modificación del statu quo pero a condición de que una eventual reforma constitucional le permitiera la reelección, bajo un sistema corporativo de corte fascista que eliminara el juego de los partidos políticos. Végh no compartía esa "salida"; después de todo, era un hombre de confianza de la lista 15, de ninguna manera dispuesta a hacerse el harakiri. Y en medio de las contradicciones del "sector civil del proceso", quienes detentaban el poder real lo ejercieron. El asesinato de Michelini abortaba la posibilidad de salida. Cómo fue posible que en cuestión de días, de horas, los militares fueran capaces de suspender su guerra de facciones e imponer al Consejo de Seguridad Nacional -integrado por el presidente, los ministros del Interior, de Relaciones Exteriores y de Defensa, y los comandantes de las Fuerzas Armadas- la votación a favor del asesinato, es algo que sólo quedará develado cuando se reconstruya la historia de esos años tenebrosos. La votación fue un ejemplo acabado de cómo, socializando las responsabilidades, imponiendo la complicidad, se aseguraba la impunidad. Un mecanismo que sigue funcionando treinta años después.
* La enfermera, H T, declaró espontáneamente ante la Comisión Investigadora del Parlamento, en 1987, bajo el compromiso de que su testimonio permanecería amparado por el secreto. No obstante, fue objeto de amenazas y atentados, pese a lo cual continuó concurriendo al Palacio Legislativo y sometiéndose al interrogatorio de los senadores. Para impedir que prosperara la investigación de ese episodio, se fraguó una maniobra escandalosa. El nombre y el relato de la enfermera fueron publicados, íntegramente, tal cual aparecían en actas, en el diario El País. Algunos senadores del oficialismo argumentaron entonces que la filtración demostraba que era imposible ofrecer las debidas garantías a la testigo, y promovieron la suspensión de las investigaciones.
A cuenta de más datos...
. Zelmar Michelini tenía información concreta de que intentarían secuestrarlo, pero estaba enfrascado en una carrera contra el tiempo porque había posibilidades de una negociación política para forzar una "apertura" y decidió permanecer en Buenos Aires. También para estar más cerca de su hija Elisa, militante del MLN detenida en Uruguay en condición de rehén, salvajemente torturada.
. La Policía uruguaya y la Federal argentina hacían el seguimiento de Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, así como de Wilson Ferreira Aldunate. En Montevideo habían montado una cárcel clandestina especialmente preparada para ellos, en avenida Lezica.
. El SID dio un golpe de mano y se apropió del operativo, en coordinación con la SIDE argentina. Hubo también un conflicto personal entre dos de los principales represores: Hugo Campos Hermida y José Nino Gavazzo.
. La orden de matar a Michelini y a Gutiérrez Ruiz se dio sobre la marcha, en medio de la lucha interna entre facciones: la lista 15, uno de cuyos militantes, Alejandro Végh Villegas, era parte del gobierno, apoyaba una salida política, el dictador Juan María Bordaberry buscaba su reelección y los Tenientes de Artigas apostaban a la mano dura, alentados por el golpe en Argentina y el surgimiento del Cóndor. Estos últimos ganaron la pulseada.
. La base operativa del centro clandestino de Automotores Orletti, por donde pasaron la mayoría de los uruguayos secuestrados en Buenos Aires, incluidos los dos legisladores, continúa sin ser desmantelada. Sus ex integrantes se "reciclaron" en democracia y buena parte de ellos revistan en la SIDE.
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Colombia y Cuba, FARC y ELN
Narciso Isa Conde
La Fogata
Por más de 40 años la sociedad colombiana ha sido escenario de una intensa y creciente lucha entre las fuerzas de la dominación oligárquica-imperialista y las que pugnan por la verdadera democracia, la revolución y el socialismo.
En ese contexto y en ese periodo, el poder económico-social de la clase dominante colombiana, el poder estatal y el superpoder de EEU han recurrido conjuntamente a la violencia, convirtiéndola en guerra sucia (militar y paramilitar), para impedir toda democratización real, beneficiarse del empobrecimiento de gran parte de la población y tratar de exterminar todas las expresiones de insurgencia armada y toda acumulación política contestataria de ese sistema de dominación.
Crisis del bipartidismo y del accionar de las F.A. regulares
Bajo el esquema de una seudo-democracia, reciclada por la vía del bipartidismo, el Estado Colombiano tutelado por la CIA, el Pentágono y la DEA, ha recurrido a todas las malas artes, incluida las bandas paramilitares de altísima criminalidad y fuertes articulaciones directas e indirectas con una parte de los poderosos carteles del narco-trafico, ahora casi totalmente controlados por el paramilitarismo.
Nada de esto logró impedir el crecimiento de la oposición al orden establecido y la contrapartida armada de carácter popular.
El bipartidismo se ha venido agotando, a pesar de la guerra de exterminio contra las fuerzas políticas alternativas.
Las Fuerzas Armadas regulares han resultado ineficaces para detener el crecimiento de la insurgencia, sobre todo la extraordinaria fuerza expansiva de las FARC, transformadas en Ejército del Pueblo.
El colapso del llamado socialismo real, la desintegración de la URSS, la derrota de la Revolución Sandinista, los forzados acuerdos de paz de las guerrillas salvadoreñas y guatemalteca, si bien tuvieron sus efectos desmovilizadores sobre el M-19 y otros grupos armados de Colombia, no detuvieron el asenso de la resistencia armada encarnado en las FARC y el ELN.
Ambas organizaciones siguieron creciendo, mientras la imposición de la estrategia neoliberal continuó empobreciendo la sociedad colombiana y ampliando la resistencia civil por encima de las grandes obstáculos y los efectos destructivos de la cruel represión desatada contra las estructuras legales de la izquierda, muy especialmente contra el Partido Comunista y la Unión Patriótica (mas de 4 mil muertos y desaparecidos).
Las FARC no resultaron ser un "reducto" de la lucha armada del siglo XX, como mal intencionadamente pregonaron algunos ex-izquierdistas
Tampoco una especie de "guerrilla endémica", estancada.
Tampoco sucedió así con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización armada vinculada al cristianismo liberador y preferida de la Revolución Cubana en los años 60 y 70.
La insurgencia colombiana demostró tener raíces más profundas y razón de ser trascendental. Ni las tentaciones a la claudicación, ni el reforzamiento de la guerra sucia en su contra, lograron detenerla. Por el contrario, pudo desarrollarse en mayor escala, a contracorriente de lo que acontecía en nuestra América y en el mundo.
Y eso tiene un valor extraordinario. Un alto sentido estratégico, no solo para la Revolución Colombiana en marcha, sino además para el proceso de liberación continental enfrentados a las políticas intervencionistas y a la guerra global declarada por los halcones de Washington.
Uribe: más intervención gringa, represión y guerrerismo.
Las fuerzas de la reacción interna están perdiendo progresivamente la pelea en Colombia. Y Colombia no es simplemente Colombia.
Es el país que mas ayuda militar de EU recibe en el continente, el cuarto a escala mundial.
Es el país vecino de la Revolución Bolivariana de Venezuela.
Es un componente de la ola transformadora suramericana, que incluye a un Ecuador conmocionado y en cierta medida desestabilizado.
Es parte importante de la Amazonía con toda su riqueza en agua, biodiversidad, petróleo y otros minerales, además de su especial ubicación geo-estratégica próxima al istmo de Panamá y con costas en los dos grandes océanos, atlántico y pacifico.
Por todo eso Colombia es uno de los blancos de ataque de la guerra recolonizadota del imperialismo estadounidense.
Y esta realidad, junto a las dificultades del Estado y la oligarquía colombiana, junto al desgaste del sistema bipartidista tradicional, son los motivos tanto del Plan Colombia-Iniciativa Andina como del engendro neofascista (plan de seguridad democrática y plan "patriota", derivados del Plan Colombia) que encabeza Álvaro Uribe Vélez, ahora en plena fase reeleccionista.
La equivalencia de esas respuestas es mas "ayuda" militar de EEUU, mas intervencionismo directo (asesores, tropas, aviones espías, bases militares, diseños de estrategia.), mas fusión corporativa del proyecto Uribe con el Estado, mayor endurecimiento político, nuevo rol del paramilitarismo legalizados o no, mayor fusión del poder con los carteles paramilitares, mayor uso de los recursos del Estado menos, "democracia" y mas fascismo.
Así parecen entenderlo y definirlo la oposición civil y la oposición armada al proyecto uribista, incluida parte importante de la oposición electoral. Todos sus componentes.
Todos además proclaman disponerse a cerrarle el paso a la reelección de la nueva derecha aglutinada en torno Uribe Vélez.
Algo difícil de entender.
Por eso es difícil entender la lógica revolucionaria del viraje de la dirección del ELN hacia el dialogo-negociación en busca de un acuerdo de paz con el actual gobierno colombiano y su presidente reelecionista.
Conocido es que Uribe, heredando el cierre del dialogo con las FARC impuesto por EEUU al ex-presidente Pastrana, diseñó la política de guerra total contra al insurgencia, con un fuerte acento en el exterminio de las FARC-EP.
Incluso negó toda posibilidad de acuerdos, incluidos los relacionados con el canje de prisioneros de guerra, pese a los gestos positivos de las FARC-EP.
En todo el curso de este primer gobierno de Uribe, próximo a concluir, las Fuerzas Armadas de Colombia, tuteladas en mayor escala por el Pentágono, no solo no pudieron hacer retroceder a las FARC y al propio ELN, sino que no lograron detener su avance.
El Plan Patriota enfrentado valientemente por las FARC-EP ha terminado sensiblemente deteriorado.
Con Pastrana se evidenció que la clase dominante y el Estado Colombiano están incapacitados para concertar acuerdos de paz que garanticen su hegemonía frente a la insurgencia. Por eso el repliegue.
Con Uribe, todavía con más apoyo del guerrerismo estadounidense, se expresó el fracaso de la guerra total acompañada de una intervención militar estadounidense de bajo perfil.
La derecha y la ultraderecha colombiana están empantanadas, aunque forzada a aceptar el continuismo de Uribe. No le queda otra cosa.
Pero además, hay que suponer que ese continuismo, vía reelección, está destinado a un mayor endurecimiento represivo y a un grado mayor de intervención militar gringa.
No olvidemos que Uribe es el político colombiano más afín a Bush y a sus halcones, de procedencia narco-paramilitar, mafioso y simulador como aquellos.
Pero Uribe y sus sustentadores necesitan ante todo seguir a caballo, reelegirse a como de lugar. Y eso lo obliga a maniobrar, "flexibilizando" aparentemente su actitud respecto a la insurgencia.
Las FARC que son mucho más que un ejército guerrillero popular, que son más que un partido político grande. Que son un ejército popular, un partido comunista clandestino (rural y urbano), un movimiento político bolivariano (rural y urbano), unas milicias populares y un movimiento social de vanguardia, no cayeron en ese "gancho". Por el contrario, han denunciado la naturaleza fascistoide de ese proyecto reelecionista y se han negado a cualquier dialogo de última hora con el gobierno del señor Uribe.
Es claro para muchos (as) colombianos (as), que todo acuerdo o acercamiento con Uribe días antes de las elecciones, tiende a facilitar su objetada reelección.
Por eso es difícil entender el paso dado por el ELN, que por demás le ha dado un importante aliento a la conformación del Polo Democrático que postula al Dr. Gaviria, distinguido jurista colombiano sustentador de una plataforma de centro izquierda y con una beligerante posición antireelecionista.
Mi admiración por los camilistas del ELN es enorme, pero en verdad creo que esa actitud es totalmente contradictoria con sus propósitos políticos inmediatos y equivale a actuar contra su propia táctica antireeleccionista, además de restarle presión político-militar al proyecto facistoide de Uribe.
La posición de las FARC-EP, a cuya historia de heroísmo y firmeza me siento individualmente ligado, es mucha mas clara y precisa: nada con Uribe, menos aun antes de las elecciones y sin que muestre claras señales de compromiso con la paz y disposición a aceptar condiciones imprescindibles para restablecer los diálogos interrumpidos
Cuba entre en escena
El lunes 3 de abril, el periódico Hoy de República Dominicana, en su sección "El Mundo", incluyó un cable de la Agencia de Prensa Francesa (AEP) en el que, entre otras cosas, se informó:
· Que "el gobierno de Colombia, principal aliado de Estados Unidos en América Latina, relanzó.sus relaciones políticas y comerciales, y de cooperación con Cuba."
· Que una delegación colombiana encabezada por su cancillera Carolina Barco, e integrada además por los Ministros de Energía y Comercio, se reunieron con Fidel Castro y los ministros homólogos de Cuba.
· Que en el encuentro en el palacio de la revolución, la Barco "entregó a Castro un mensaje en que Uribe le agradece su respaldo al acercamiento de paz con la guerrilla del Ejército e Liberación Nacional (ELN), segunda fuerza rebelde con unos 4000 combatientes. Y destacó a la vez que "el apoyo Cuba ha sido fundamental, porque ha brindado un entorno serio de discreción y respeto que ha permitido avanzar"
· Que la cancillera colombiana valora esa reunión como "la expresión de la relación tan especial que existe entre nuestro presidentes, entre nuestros países".
· Que los ministros de energía y comercio "abordaron un plan de reformas y ahorro de energía que Castro llamó la "revolución energética" y exploraron posibilidades de aumentar el intercambio comercial".
Es evidente que ese paso implica beneficios diversos para ambos Estados, incluidos favores netamente políticos.
El gobierno cubano logra temporalmente una actitud de amistad y respeto de parte de uno de los gobiernos mas afines a la política actual de los EEUU; de un gobierno derechista, que en la actualidad ejecuta nuevas modalidades de guerra sucia contra el pueblo colombiano y sus fuerzas insurgente, en plena fase de sus despliegue continuistas, releccionistas.
Con ello debilita el acoso de la administración Bush.
Logra también acuerdo de cooperación energética y comerciales favorables para contrarrestar el bloqueo y enfrentar mejor problemas económicos y estructurales.
Tales objetivos son "legítimos" desde el punto de vista de los intereses de Estado, incluido de un estado que encabeza un proceso de orientación socialista.
El problema, claro está, no es ese. El problema es lo que de paso se le concede al Estado y al gobierno colombiano. Entonces habría que poner a operar la balanza y medir resultados.
El gobierno de Uribe consigue -dada la presencia de la parte de la insurgencia que representa el ELN y del proceso de negociación con sede en Cuba en ese paquete de temas- reducir la confrontación con una de las fuerzas guerrilleras y anotarse puntos a favor exhibiendo una flexibilidad ajena a su trayectoria guerrerista y a sus líneas y propósito general.
Álvaro Uribe, como candidato a la reelección, logra mejorar temporalmente su imagen y limpiar de algunos obstáculos sus ambiciones, procurando aislar a las FARC y debilitar a la vez la cohesión de las fuerzas insurgentes y la oposición política a su candidatura.
Consigue también por esa vía erosionar la candidatura del Polo Democrático (apoyada por el propio ELN) y estimular la desmovilización unilateral de esa fuerza política-militar. Y amplia así las posibilidades de su reelección.
Están claros los objetivos netamente políticos del presidente Uribe y de su equipo de gobierno, amén de una que otra ventaja económica.
Como aliado "carnal" de Bush y sus halcones, es absolutamente improbable que el gobernante colombiano pague costo alguno por el hecho de establecer con Cuba vínculos no deseados por Bush. El imperio es comprensivo frente a esas hábiles maniobras de sus aliados seguros, más cuando son ejecutados para favorecer sus planes de contrainsurgencia y continuidad.
Desde el punto de vista político es difícil valorar cuales de los dos Estados obtendrán mayores ganancias con esos acuerdos. Lo cierto es que ambos salen bien parados con ellos.
Quien pierde en gran parte es el Ejército de Liberación Nacional de Colombia y en alguna medida también, el proceso revolucionario colombiano.
El ELN abrió las compuertas del diálogo en circunstancias en que tal paso solo favorece a Uribe y a su maniobra de corte electoralista, sin que aparezcan señales claras de deposición de su línea dura y voluntad real de avanzar hacia la paz de parte del gobierno y del Estado Colombiano. Me refiero sobre todo al escenario nacional colombiano.
La posición del ELN (más allá de su buena intención) ni favorece al frente contra la reelección de Uribe, ni favorece al avance de la insurgencia que procura debilitarlo y erosionar su guerra sucia desbrozando camino hacia el poder.
La actitud del ELN ayuda a intereses específicos del Estado cubano, pero no a su propia causa revolucionaria ni a la del pueblo colombiano.
El espinoso problema de la relación de estado y los intereses revolucionarios
Los intereses de Estado, aun los de un Estado tan admirable como el cubano, no siempre coinciden con los intereses revolucionarios de otros procesos nacionales y del proceso continental y mundial. La política de Estado, aun de los Estados que representan procesos revolucionarios, no siempre armoniza con el internacionalismo revolucionario.
Este es un caso típico en el que asoma esa contradicción, esa significativa divergencia.
De ahí la necesidad -difícil de lograr en el marco de modelos que articulan inseparablemente el rol del Estado, del partido y de organizaciones de la sociedad civil- de separar las políticas de Estado de las políticas de los partidos y fuerzas revolucionarias y de las posiciones de las organizaciones populares y los movimientos sociales.
Después de este paso el gobierno de Cuba respecto al gobierno Colombia, es imposible pensar que se expresen fluidamente desde otras instancias de la sociedad cubana posiciones abiertamente solidarias, e incluso discretamente solidarias, con la heroica y digna insurgencia colombiana y con la oposición electoral progresista que impugna la reelección de Uribe.
Uribe ha logrado una neutralidad positiva de toda Cuba frente a la problemática interna de Colombia, a cambio de no imitar a la administración Bush en cuanto a su hostilidad hacia ese país victima del bloqueo y la agresión imperialista.
En ese proceso se han mezclado intereses del ELN de negociar con el gobierno de e Uribe y los del Estado cubano de lograr acuerdos mutuamente ventajosos con los actuales gobernantes colombianos, lo que explica que el tema del diálogo con Uribe aparezca en la mesa de los acuerdos colombo-cubanos de manera relevante y que la sede de ambas negociaciones sea Cuba.
En el trasfondo de esa negociación esta la proclividad de Uribe de hacer concesiones tácticas a Cuba y de aflojar la confrontación contra esa fuerza guerrillera, mientras aprieta las tuercas contra las FARC y potencia sus ímpetus reeleccionista y sus proyecto neofascista.
Lo que no es claro en que esa maniobra puede favorecer al campo de las fuerzas democráticas, populares y revolucionarias.
Por eso, a la luz del posible impacto de esos acuerdos, vale reflexionar sobre la necesidad de que un Estado que representa una revolución como la cubana busque la manera de separar y/o diferenciar sus intereses particulares del quehacer político revolucionario internacional y de los intereses de la revolución en otros países, procurando no afectarlos.
Hay que ponderar lo negativo que siempre resulta mezclar uno y otros intereses, sobre todo cuando desbordan lo bilateral y compromete luchas de otros.
Esto es también válido para Venezuela y su revolución bolivariana, donde existen más razones para manejar con prudencia las relaciones con su vecina Colombia, con su Estado y su gobierno.
Esa prudencia necesaria y todos los acuerdos bilaterales que la avalen y viabilicen, deberían desplegarse si afectar en su esencia los intereses de la revolución y de (as) revolucionarios (as) colombianos (as), sin favorecer la contrarrevolución, sin afectar la expansión de la nueva oleada transformadora que tiene lugar en nuestra América, sin facilitarle nada al imperio y sus aliados fuera de las fronteras venezolanas.
La prudencia es necesaria en ambas direcciones, sobre todo cuando como Estado se forma parte de un campo enfrentado al capitalismo y al imperialismo, como lo son los casos de Cuba y Venezuela.
Se que no es fácil abordar con espíritu critico y actitud independiente estos temas espinosos, en los que están involucrados tantos afectos e identidades revolucionarias, tantas amistades e intereses comunes.
A uno le cuesta hacerlo cuando sabe que pueden herirse sensibilidades merecedoras de muchísimo cariño y mayores consideraciones, pero creo sinceramente a la vez que no debemos autocensurarnos, que es necesario abordar los desencuentros con sinceridad y claridad, entre fuerzas revolucionarias.
El tema de los intereses de Estado y los intereses de la revolución, de las políticas de Estado (interior y exterior) y las políticas de los partidos y fuerzas revolucionarias, la relación entre internacionalismo revolucionario y los intereses diplomáticos de un Estado Antiimperialista, están insuficientemente tratados y no dejan de producir contradicciones y tensiones como las que me atrevo a analizar en esta entrega.
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Actos de homenaje en el 25 Aniversario de la muerte de Juan José Crespo Galende
Murió heroicamente en un hospital de Madrid después de casi 100 días de huelga de hambre
Socorro Rojo Internacional
La Fogata
En breve van a iniciarse en Euskal Herria los actos de homenaje con motivo del 25 Aniversario de la muerte de Kepa en huelga de hambre.
Hay previsto un concierto en abril en Trápaga, los actos de junio así como la presentación del libro que se está escribiendo sobre su vida.
Nuestro camarada Kepa nació en Las Carreras (Bizkaia) el 11 de septiembre de 1953.
En 2004 se celebró el 23 aniversario de su muerte. Llevábamos varios años sin realizar un homenaje que antes era tradicional organizar anualmente debido a unas obras que se estaban realizando en Las Carreras, el barrio de Abanto y Zierbena donde nació Kepa, y que motivaron la retirada temporal del monumento que habían erigido entre amigos, vecinos y camaradas.
Pero ese año se dieron varias circunstancias que han favorecido la celebración de una serie de actos en homenaje a la memoria de este ejemplar comunista vasco.
Para preparar el homenaje la organización vasca de nuestro Partido partió de la idea de que este tipo de actos los tienen que organizar los trabajadores y el pueblo, así que se reunió un grupo de lo más diverso, en el que había desde camaradas, hasta militantes de otras organizaciones vascas, familiares, amigos, vecinos y gente no organizada.
Surgió la idea de desplegar toda una semana de actividades que culminó el 19 de junio ante el monumento a Kepa en Las Carreras. Así desde el día 12 hasta el 19 se abrió una exposición sobre la tortura en un local del pueblo basada en fotografías, vídeos, DVD y aparatos de tortura, con una explicación de cada uno de los métodos que emplea la policía.
El día 17 se organizó una charla en otro pueblo de la zona minera, Ortuella, ya que en el pueblo no había aforo para toda la gente que quería asistir a ella. En la charla participaron representantes de la Asociación de Víctimas de la Tortura, Senideak, EJO (Verdad, Justicia y Memoria), Eusko Alkartasuna, Partido Nacionalista Vasco, Izquierda Unida, Batasuna, Zutik y Aralar. Incluso el PSOE se había comprometido a asistir, pero al final no acudieron.
Nuestro Partido quería que los miembros de las organizaciones de solidaridad con los presos políticos expusieran la situación actual de la tortura en España y los miembros de los grupos parlamentarios darían su explicación al respecto y debían manifestar si estaban dispuestos a hacer algo para erradicar el empleo de la tortura. A continuación el público podía intervenir para contar sus propias experiencias, expresar su opinión y hacer preguntas a los componentes de la mesa.
Asistieron unas 200 personas. La charla duró tres horas largas y no se prolongó más porque era de noche y había que cerrar el local. Se grabó integramente en vídeo y estamos en proceso de digitalización para difundirlo.
El día 19 por la mañana se celebró una kalejira en Las Carreras, una especie de pasacalles colectivo por las plazas del pueblo, especialmente en los bares, comercios y plazas, para anunciar el homenaje, pegar los carteles y recabar ayuda económica a los gastos de la semana.
Luego, a las 3 de la tarde se celebró una comida popular a la que asistieron 130 personas, entre ellas una representación gallega del Socorro Roxo Internacional que se desplazaron expresamente para el acto.
Después de comer bajamos hasta la plaza donde está el monumento a nuestro camarada Kepa.
Se habían previsto varias intervenciones e incluso se animó a la gente (familiares, vecinos, amigos) a que se acercara al micrófono para narrar anécdotas de la vida de Kepa. Un momento de intensa emoción se produjo cuando su hija colocó un ramo de flores al pie del monumento al son del txistu mientras un dantzari bailaba un aurresku de honor.
Luego habló Santi González como representante de EJO, un militante de Batasuna y finalmente el Che, en nombre de nuestro Partido, también pronunció unas palabras, que resultaron especialmente intensas porque había coincidido con Kepa en el Hospital Penitenciario en sus últimos momentos. Gracias a él supimos detalles de aquella heroica lucha a muerte que desconocíamos. Finalmente, un amigo de Ortuella leyó una desgarradora poesía dedicada a su memoria que puso los pelos de punta.
Es imposible transmitir las sentidas lágrimas, el ambiente denso y el silencio con el que asistieron todos a cada voz y a cada gesto. Había que estar allí, junto a aquellos 150 solidarios que, desde lugares e ideologías tan diferentes, nos vimos firmemente atados a una misma lucha y a una misma causa: la de la liberación de la clase obrera y el pueblo de Euskal Herria. Las diversas banderas que ondearon al viento (ikurriña, gallega, republicana) no expresaron lejanía sino, al contrario, la sensación de estar en un mismo combate.
Nuestros camaradas han retomado algo que se había perdido: la organización cada año del merecido homenaje a Kepa, que dejó un recuerdo imborrable entre nosotros como militante comunista que llevó hasta el final su lucha en unas condiciones, como las que hay en las cárceles, que son muy difíciles. Ya están preparando el homenaje del siguiente año y, muy particularmente, el del 25 aniversario, en el que quieren publicar un libro completo que supere al ya agotado Morir para sobrevivir. También están diseñando una placa para colocar en el monumento que recuerde las motivaciones por las que murió nuestro camarada.
JUANJO, HERRIARENA ZARA
¿Quién podrá resistir esta mirada?, tituló Alfonso Sastre su reflexión sobre la muerte de Juanjo, haciendo mención a la foto en que aparece pocos días antes de morir. Una cara que hace más pequeña la barba, la piel sobre el hueso, y dos ojos que, a fuerza de grandes y fijos, no miran a ninguna parte, dos mirillas blancas por las que se ve el sufrimiento y la resignación, el tormento y la esperanza.
Juan José Crespo Galende nació en 1953 en Las Carreras, Abanto, y murió el 19 de junio de 1981 en Madrid (ayer se cumplió el vigésimo segundo aniversario), después de 97 días en huelga de hambre en protesta por el trato vejatorio, humillante e inhumano.
Hoy, en la lápida de su tumba, se puede leer el verso de Brecht que termina diciendo: Los que luchan todos los días son imprescindibles. Eso fue la vida y la muerte de Juanjo, un compromiso diario de lucha contra la injusticia, la opresión y la explotación.
Juanjo, Kepa para sus compañeros de Partido, fue detenido, siendo militante del PCE(r), en setiembre de 1979. Fue torturado en la DGS; el famoso Billy el Niño intervino en el interrogatorio. Le destrozaron los pies, le machacaron los testículos con una porra, y de las palizas que le dieron le dejaron completamente deformado, como un monstruo.
Lo más duro es que, a veces, nos golpeaban a uno delante del otro, y eso sobrepasaba a todos los tormentos que te puedan hacer en solitario. Se dio el caso de que, cuando me llevaron por primera vez al cuarto donde él estaba, no le pude reconocer, debido al estado en que le habían dejado. El relato es de la compañera que fue detenida con Juanjo. De Carabanchel fue trasladado a Zamora y, de ahí, a Herrera de la Mancha.
España importó y llevó a la cima el sistema de cárcel exterminador alemán. El objetivo era claro: la destrucción del preso, de su personalidad, reventarle sicológicamente, convertirle en un zombi en un perro amaestrado.
Estábamos encerrados en celdas de 2 x 3 metros, casi a oscuras, teníamos prohibido hablar, silbar o cantar. Veinte minutos de paseo al día, obligados a caminar sin levantar la vista. Palizas, malos tratos. En cierta ocasión, Kepa fue aislado durante 40 días por darnos los buenos días, cuenta un compañero de Juanjo, preso con él en Carabanchel.
Juanjo comenzó la huelga de hambre el 14 de marzo de 1981 en defensa de su dignidad, de la suya y de la de todos los presos. En los últimos momentos, cuando todavía podía hablar, expresó su deseo de seguir adelante en su reivindicación, envió un saludo a la clase obrera vasca y pidió un casete con canciones de Euskal Herria. Poco después fallecía. Eran las 15 horas del 19 de junio de 1981.
Veintidós años después es muy duro reconocer que la muerte de Juanjo no sirvió para humanizar el sistema carcelario, sino para evidenciar cuán profundo es el abismo de odio, intransigencia, inhumanidad y soberbia del Estado y sus lacayos, pero también para dar testimonio de que frente a ellos hay personas, como él, que nos impiden perder la fe en el ser humano.
Rolan González Abanto Carta publicada en Gara, junio de 2003
Imágenes inéditas de las torturas a nuestro camarada Kepa
Hemos conseguido rescatar las imágenes de las salvajes torturas que le fueron aplicadas a nuestro camarada Juan José Crespo Galende Kepa durante su paso por el Ministerio del Interior al ser detenido en 1979.
Durante diez días incomunicado estuvo a merced de sus verdugos, que se ensañaron con él de una manera cruel para que se rindiera y delatara a los demás compañeros.
Las fotos fueron publicadas por la revista Tiempo el 29 de noviembre de 1982. El PSOE acababa de llegar al gobierno y quería lavarse la cara. Parecían querer decir: con la UCD se torturaba porque eran fascistas, pero nosotros no lo somos y no vamos a hacer como ellos.
Luego todo continuó exactamente igual: los mismos policías y las mismas palizas brutales, hasta el punto de matar a golpes a más de un detenido político, como nuestro camarada José España Vivas o José Arregui Izaguirre, entre otros.
Esta farsa democrática de la que tanto alardean los políticos vividores que padecemos chorrea, pues, sangre por todas partes. El régimen fascista se impuso en España después de tres años de guerra civil, y sigue manteniéndose por la fuerza bruta: encarcelando, torturando y apaleando por todas las esquinas.
No tienen escrúpulos en llamarnos terroristas a los que nos oponemos de manera consecuente a sus métodos de gobierno y queremos derribarlos, pero no hay más que una forma de terrorismo, y es el terrorismo sistemático, organizado y planificado desde las más altas instancia del Estado, empezando por el Bobón.
A pesar de la publicidad de las fotos jamás los jueces exigieron ninguna clase de responsabilidades a los torturadores. Por tanto siguieron en sus puestos y siguieron haciendo lo único que saben hacer, siempre con el visto bueno de sus jefes, que los condecoraron y ascendieron para agradecerles los servicios prestados.
En el momento de su detención nuestro camarada pertenecía al aparato de propaganda del Partido. Fue uno de los primeros en inaugurar la cárcel de Herrera de la Mancha y fue también uno de los primeros en lanzarse a la huelga de hambre en 1981 en contra del régimen de extermnio que allí trataron de imponer. Murió heroicamente en un hospital de Madrid después de casi 100 días de huelga de hambre porque la alimentación forzosa que le impusieron a través de una sonda, no sirvió para nada. Pero su muerte no fue en vano. Los fascistas se vieron obligados a dar marcha atrás en sus planes de aislamiento y firmaron a través de la Cruz Roja un acuerdo de reagrupamiento con los presos.
No duró mucho, pero durante varios años los presos tuvieron un poco de tranquilidad en la cárcel de Soria.
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