"Foro Social Mundial 2006 en Caracas (Venezuela)" del 24 al 29 de enero de 2006
Atropellado arranque del Foro Social Mundial; a debate, el destino de este encuentro
Latinoamérica, ante una disyuntiva irreconciliable en materia de integración
Luis Hernández Navarro
La Jornada
La activista Cindy Sheehan, madre de un soldado estadunidense caído en Irak, durante una de las varias conferencias del Foro Social Mundial que inició ayer en Caracas FOTO Reuters
Caracas, 25 de enero. En un atropellado comienzo, el primer día de actividades del Foro Social Mundial (FSM) despegó hoy, entre homenajes a Shafic Handal, el dirigente del FMLN fallecido ayer, conciertos musicales que disputaban el espacio a las sesiones de trabajo, y discusiones sobre el futuro de la integración latinoamericana y el camino que el mismo Foro tomará a partir de ahora.
En una de las actividades organizadas para darle visibilidad a puntos sustantivos de la agenda del FSM, el economista cubano, Osvaldo Martínez, explicó cómo las elites latinoamericanas fracasaron estrepitosamente en conducir la integración continental de la región. El proyecto se mantiene como un sueño no realizado, a pesar de contar con las mejores condiciones para su ejecución.
De acuerdo con Martínez, los caminos de unión continental se han extraviado. La ruta cepalina, que asignaba a las burguesías nacionales el papel de fomentar un desarrollo autónomo, sufrió un severo revés. La senda de la integración neoliberal ha avanzado, pero en la desintegración del área, matando la poca integración que la vía cepalina había alcanzado.
Tres ideas fatídicas, según él, han guiado el camino de la integración del área. La primera es concebirla como crecimiento del comercio y de la exportación a Estados Unidos y Europa. La segunda es entablar una competencia suicida entre los países de la región abandonando el trato preferencial a los países más pequeños. La tercera es impulsar la privatización masiva de los activos públicos, perdiendo la capacidad de conducir el proceso.
Según el economista cubano, el continente se enfrenta hoy a una disyuntiva irreconciliable sobre la ruta a seguir en la integración regional: o se sigue la del ALCA, o se camina por la de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). La primera pretende convertir a la región en un apéndice subordinado a Estados Unidos; la segunda procura una integración de los pueblos comenzando por el pago de la deuda social con los más humildes.
Desde otra perspectiva, el ecuatoriano Alejandro Mariano explicó la nueva integración en curso, como producto del proceso de agotamiento de las vías nacionales de desarrollo, de manera que hoy el reto para las fuerzas progresistas no consiste en sustraerse de la economía mundial sino cambiarla. Según él, las resistencias nacionales se han ido transformando en proyectos cada vez más mundiales y lo mismo ha sucedido con los proyectos políticos.
Mariano alertó sobre la apropiación que la derecha ha hecho del cosmopolitismo, y propuso, como contrapartida, reivindicar un cosmopolitismo del Sur, de los pobres. Un internacionalismo que estaría en concordancia con la aparición un nuevo sujeto transformador: la humanidad. Un sujeto que expresa, de suyo, el grado de integración desde abajo realmente existente.
Tomando como eje de su reflexión "la otra integración", la que viene desde los parias, el dirigente de Vía Campesina, Rafael Alegría, hizo un detallado recuento del proceso vivido por los pueblos en el continente. Para él son momentos clave de este tejido las jornadas de 500 años de resistencia indígena, negra y popular de 1992; la fundación de la Alianza Social Continental y su lucha contra el ALCA; la fundación del FSM, y los proyectos de unidad y transformación del área impulsados por Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales.
Estadunidenses contra la invasión a Irak
La guerra contra la guerra en Estados Unidos se trasladó el día de hoy a Caracas para librar una batalla más. Muchos de los integrantes de sus tropas no son militantes provenientes de las filas de la izquierda, sino ciudadanos comunes y corrientes, padres de muchachos fallecidos en combate o militares que se niegan a matar y a morir en un conflicto que juzgan inmoral. Personas que obtienen energía e inspiración de su dolor. No son pocos los que tienen apellidos latinos.
Fernando Suárez del Solar perdió a su hijo Jesús Alberto en Irak durante los primeros días de la ocupación. Fernando se presenta ante el público como orgullosamente mexicano por nacimiento y corazón y estadunidense por naturalización. "Vivo -dice- en el México ocupado, en California, Estados Unidos."
Fernando dedica su vida a dar pláticas a jóvenes sobre lo que la guerra es. Ha ido a Irak a dar ayuda médica a los habitantes de aquel país. No quiere que la tragedia de su retoño se repita. "Mi hijo -narra- muere al pisar una bomba de racimo, ilegal de acuerdo con Naciones Unidas. Pero la administración de Bush me miente y me dice que murió de un balazo en la cabeza."
El ha venido hasta Caracas para enviar un mensaje: otro mundo es posible, pero no con amos, ni con una dictadura disfrazada de democracia como la que gobierna su país de adopción.
"Estuve en Irak -relata- y vi morir niños. Los niños no son terroristas, ni son militares. Son niños. Bush me robó la vida de mi hijo y de otros 2 mil soldados estadunidenses más. Pero él era militar. Era su riesgo. Pero a los niños ¿por qué los manda a matar?"
Fernando está seguro que no sólo hay que parar esta guerra sino, también, la que se anuncia. Una guerra que puede ser contra Irán, contra Libia o contra Venezuela. Termina su conferencia diciendo: "tenemos que pelear para que el militarismo no triunfe en las escuelas."
Con él, se encuentra en la charla Pablo Paredes, objetor de conciencia. Nacido en Nueva York de madre puertorriqueña y padre ecuatoriano, lamenta la pérdida de su cultura e historia, haber crecido sin conocer a héroes como Bolívar.
Tuvo la suerte, en cambio, de saber quién era Albert Einstein e inspirarse en él para pelear una guerra injusta. "Leí -afirma- que Einstein decía que las guerras terminarán cuando la gente esté dispuesta a no pelearlas. Entendí entonces que el deber de los militares es resistir en voz alta. Decidí hacerlo de la manera más espectacular. Traté de hacer un espectáculo. Me puse una camisa jocosa. Es que los medios no cubren la realidad si ésta no es espectáculo"
Pedro quiere ahora ir un poco más allá en su lucha. No se trata únicamente de mostrar que en la lucha contra la guerra en Estados Unidos participan no sólo los padres de quienes han muerto en Irak, sino, también, soldados y marinos. El objetor de conciencia busca ahora construir un puente entre los latinos de Estados Unidos que viven lejos de su patria y los latinos que viven en ella.
El futuro del Foro
Uno de los puntos más candentes del encuentro giró en torno al destino del FSM. En uno de sus paneles centrales el evento reflexionó sobre sí mismo, analizando sus problemas, sus retos y su futuro. Varios ponentes respondieron, sin hacer mención explícita a ello, a las críticas que se le han hecho por su negativa a tomar acuerdos y a asumir un esquema de funcionamiento más centralizado.
Jacobo Torres de León, dirigente de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, la central sindical cercana al chavismo en Venezuela, puso en contexto el nacimiento del FSM. Cuando se formó, dijo, había una actitud defensiva frente al neoliberalismo. El Foro permitió en su momento que los movimientos sociales no se desarticularan. Ahora, en cambio, hay una situación ofensiva. Lo sucedido en Mar de Plata y el rechazo a que los mandatarios latinoamericanos se pronunciaran en favor del ALCA muestra, según él, que el imperialismo puede ser derrotado, pero ello depende de la acción de los pueblos no de los presidentes.
Crítico de la estructura del Foro, Torres de León dijo estar convencido de la necesaria autonomía de los movimientos sociales, pero también de que éstos "deberían vincularse a los movimientos reales." Con ello buscaba expresar su inconformidad con la ausencia de definiciones del organismo ante conflictos graves con el argumento de que los movimientos sociales son autónomos.
La ecuatoriana Irene León señaló que el Foro nació pensando el futuro y tomó fuerza desde la crítica al neoliberalismo. Reivindicó el carácter plural del agrupamiento a partir del hecho de que no existe una sola alternativa sino alternativas en plural. Las ideas de cambio que el Foro incuba vienen, afirmó, de una convergencia incluyente, solidaria e igualitaria. Propuso la idea del Foro como una especie de "Feria de las Alternativas". Para ella está a debate la necesaria combinación de los tiempos del Foro con los tiempos de los encuentros, de la lucha y del proceso.
Para el brasileño Candido Grzybowsky, de IBASE, una de las figuras claves en la formación del organismo, es necesario reinventar el FSM sobre la base de una nueva cultura ciudadana para cambiar el poder y la economía. Según él, la febril actividad de los foristas es síntoma de un problema: detrás de la actividad de los participantes hay confusión; "aún -dijo- no se sabe cómo hacer un diálogo más impactante entre nosotros". Reivindicó el valor de la diferencia por sobre el consenso forzado. "No hay que temer al conflicto", afirmó. Hay que radicalizar la imaginación de otro mundo porque -dijo- no es suficiente con resistir.
El centro de la problemática que atraviesa el Foro se mostró con toda claridad cuando uno de los oyentes preguntó qué opinaba el organismo del bloqueo a Cuba, de los cinco cubanos presos en Estados Unidos y de la invasión a Irak. Varios de los ponentes dijeron que era necesario tomar posición sobre estos asuntos. Sin embargo, eso no va a suceder: el FSM no adopta resoluciones de esta naturaleza.
Fuente: la fogata.org