[Pensamientoautonomo] BOLETIN DE LA FOGATA - 24-09-05 - Año …

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Autor: La Fogata
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Asunto: [Pensamientoautonomo] BOLETIN DE LA FOGATA - 24-09-05 - Año V
La Fogata


            "La P?gina de los Compa?eros"


                  "BOLETIN de LA FOGATA"


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            LIBERTAD A LOS PRESOS POLITICOS - NUESTROS SUE?OS, NO CABEN EN SUS URNAS 


      Estados Unidos en Paraguay 
      Una cu?a en el MERCUSUR


      El misterio sobre la instalaci?n de una base militar estadounidense en Paraguay comienza a develarse: se trata de instalar una cu?a en el Mercosur y controlar la regi?n, objetivos que contrastan con la pasividad de gobiernos que deber?an haber reaccionado hace tiempo. 


      Ra?l Zibechi 
      La Fogata


      La inmunidad diplom?tica concedida por el parlamento paraguayo a las tropas estadounidenses encendi? la se?al de alarma. De forma inmediata comenz? a especularse con la posibilidad de que Washington instalara una base militar en Mariscal Estigarribia, donde en los a?os 80 t?cnicos estadounidenses construyeron un enorme aeropuerto con una pista de 3.800 metros en la que pueden operar aviones B-52, C-5 Galaxy y C-130 Hercules y es capaz de albergar a 16.000 soldados a s?lo 200 kil?metros de la frontera con Bolivia. Pese a los desmentidos de Washington y Asunci?n, los objetivos de la superpotencia fueron quedando en claro con el paso de los meses. 


      Uno de los hechos que m?s llam? la atenci?n, ya que mostraba que toda la operaci?n formaba parte de una "agenda oculta", fue la forma como se conoci? la decisi?n del parlamento paraguayo de conceder inmunidad a las tropas de Estados Unidos. El 26 de mayo el Congreso vot? la inmunidad, pero pese a la importancia del tema la noticia no fue recogida por los grandes medios regionales ni mundiales. ABC Color de Paraguay dedic? un peque?o espacio al tema y La Jornada de M?xico public? un art?culo relevando la informaci?n, pero los principales medios de Brasil y Argentina demoraron mucho tiempo en darle la debida difusi?n[1]. Ciertamente, la noticia no fue difundida por ning?n parlamentario paraguayo, ni por los medios de ese pa?s ni por otros medios de Brasil (pa?s que cuenta con fuertes intereses en Paraguay). Algo importante comenzaba a suceder sin que nadie pareciera inmutarse. 


       Viraje diplom?tico y militar 


      Seg?n todos los indicios la administraci?n de George W. Bush decidi? imprimir un giro a su pol?tica sudamericana al comenzar el a?o 2005. ?Qu? sucedi? en esas fechas? En febrero el gobierno de N?stor Kirchner negoci? una quita del 60 por ciento de la deuda externa argentina, pero la decisi?n cont? con el apoyo del gobierno Bush y, en todo caso, m?s all? de alguna tirantez con el fmi no gener? mayores problemas. Tampoco parece haber jugado un papel decisivo en el viraje de Washington la separaci?n "amistosa" de Brasil del fmi ni la derrota de la Casa Blanca a la hora de imponer un secretario general de la oea a su medida, sucedida en abril. 


      Por el contrario, la Cumbre de Guayana, celebrada a fines de marzo en Venezuela, no pod?a pasar desapercibida para la administraci?n Bush. La reuni?n entre los presidentes de Brasil (Luiz Inacio Lula da Silva), Colombia (Alvaro Uribe), Espa?a (Jos? Luis Rodr?guez Zapatero) y Venezuela (Hugo Ch?vez), irrit? a la administraci?n estadounidense, que opt? por criticar frontalmente la venta de armas espa?olas a Caracas por valor de 1.300 millones de d?lares. Venezuela ya hab?a comprado a Rusia 100 mil fusiles de asalto y 40 helic?pteros de combate, y ahora Espa?a le proporcionaba diez aviones de carga, cuatro corbetas y otros tantos guardacostas. "Estoy preocupado", dijo el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, y agreg? que "no ser? bueno para el hemisferio". Pero no fue esa la principal preocupaci?n de los Estados Unidos. La Declaraci?n de Guayana, firmada por los cuatro mandatarios el 29 de marzo, significaba en los hechos un respaldo tanto a la creaci?n de la Comunidad Sudamericana de Naciones -que une al Mercosur con la Comunidad Andina-, como un apoyo a las iniciativas chavistas de Petroam?rica y Petrosur, que propician la integraci?n energ?tica de la regi?n. Una mayor coordinaci?n pol?tica y adem?s iniciativas de integraci?n econ?mica, en las que participan los dos mayores pa?ses sudamericanos (Brasil y Argentina), supon?an un verdadero aislamiento de Washington en la regi?n que resulta clave para su hegemon?a mundial, que tend?a a consolidarse por un largo per?odo. 


      La respuesta fue fulminante. En menos de un mes la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, realizaba una gira por la regi?n que la llev? a visitar Brasil, Chile, Colombia y El Salvador. En esas fechas la prensa europea informaba que Estados Unidos "vuelven a dirigir su atenci?n a Brasil", para procurar el apoyo de ese pa?s "en la estabilizaci?n de una regi?n cada vez m?s vol?til"[2]. El mismo d?a The New York Times se?alaba que el gobierno de Bush estudiaba "una estrategia a largo plazo que podr?a significar un endurecimiento de su posici?n frente al presidente venezolano Hugo Ch?vez, despu?s de concluir que mantener una posici?n pragm?tica con ?l es imposible". El endurecimiento con Caracas formaba parte -y era tambi?n la excusa- del viraje que busca involucrar a toda la regi?n. 


      Seg?n otros analistas, al precipitarse la crisis pol?tica en Brasil, el gobierno Bush dej? de lado sus dudas acerca de la capacidad de ese pa?s para cumplir el "mandato" estabilizador de la regi?n encomendado por Washington, y opt? por tomar directamente cartas en el asunto. En esa misma direcci?n, sectores de las elites regionales consideran que "se equivocan quienes sostienen que el gobierno de George W. Bush no tiene una pol?tica con respecto a Am?rica Latina. En realidad esa pol?tica existe, goza de buena salud y prosigue sumando nuevos escalones a su proyecto"[3]. El proyecto consiste en "comercio m?s seguridad", y ante el fracaso del alca busca arreglos particulares que cumplan el mismo objetivo. El analista sostiene que la incapacidad de Argentina y Brasil -demasiado volcados hacia sus problemas dom?sticos- para instaurar una "zona de seguridad democr?tica" en el Cono Sur, genera un vac?o que ser? ocupado por Estados Unidos al elegir a Paraguay, "un pa?s clave, como eje de un planteo de seguridad". 


       Paraguay, el eslab?n m?s d?bil 


      Poco despu?s de la gira regional de Rice se desencadenaron una serie de hechos: el 5 de mayo Estados Unidos mueve sus piezas para que el Congreso paraguayo apruebe el ingreso de tropas, que se concreta el d?a 26, en el mayor secreto. El 10 de junio el vicepresidente paraguayo, Luis Castiglioni, visit? Washington donde se reuni? con el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Estado Donald Rumsfeld y el entonces secretario de Estado para Asuntos Hemisf?ricos, Roger Noriega. El 1 de julio arriba a Paraguay el primer contingente de 500 soldados estadounidenses y el 7 de ese mes la embajada en Asunci?n emite un comunicado asegurando, ante la alarma registrada, que no existe la intenci?n de establecer una base permanente en el pa?s. Finalmente, el 16 de agosto Rumsfeld desembarc? en Asunci?n en una breve gira que lo llev? tambi?n por Per?, pa?s que viene siendo presionado para que conceda tambi?n inmunidad a las tropas estadounidenses.  


      En tanto, la prolongada y demoledora crisis pol?tica brasile?a (instigada por los Estados Unidos seg?n denuncias de periodistas locales[4]), viene paralizando durante cuatro meses al gobierno de Lula. Seg?n miembros del grupo Periodistas Independienes de Brasil (jibra por sus siglas en portugu?s), el ex presidente Fernando Henrique Cardoso visit? Estados Unidos en febrero de este a?o, donde mantiene estrechas relaciones con Henry Kissinger. Cardoso envi? un recado a Bush en el sentido de que deber?a estar m?s atento a la regi?n para eviar el surgmineto de "nuevos Hugo Ch?vez" y a su retorno a Brasil en febrero anunci? que el pa?s vivir?a una crisis institucional. Seg?n miembros de jibra, han sido vistos en el apartamento de Cardoso en San Pablo funcionarios del consulado estadounidense.  


      En julio, poco despu?s de la llegada del primer contingente de tropas estadounidenses, el ej?rcito brasile?o realiz? maniobras simulando la defensa de la estrat?gica represa hidroel?ctrica de Itaip?. El 12 de junio el Senado ya hab?a debatido el tema a instancias de Alvaro Dias, del socialdem?crata PSDB, quien se?al? que "con los ojos en Roberto Jefferson (quien hab?a instalado el clima de crisis con denuncias de corrupci?n contra el gobierno), no estamos atentos a lo que pasa en Paraguay". Dijo m?s: "En nuestro entorno la presencia militar norteamericana es importante", en referencia a la actividad militar estadounidense en Colombia, Ecuador, Bolivia y Per?, y a?adi?: "No es la primera vez que nos sentimos amenazados, sobre todo con el pretexto de combatir al terrorismo que se instalar?a en la Triple Frontera, como si ella fuese una extensi?n de Irak"[5]. 


      En la misma sesi?n el senador laborista Jefferson Peres, propuso que as? como los pa?ses del Mercosur firmaron una "cl?usula democr?tica", que supone que una dictadura no puede formar parte del bloque, aprueben ahora "otra cl?usula estableciendo que terceros pa?ses -sin mencionar a Estados Unidos- no puedan instalar bases permanentes en ninguno de los Estados miembros sin previa consulta y aprobaci?n de todos los miembros". Sin embargo, no hubo ninguna intervenci?n de senadores del PT en esa sesi?n, pese a la gravedad del tema abordado.  


      Por otro lado, la pol?tica neoliberal del gobierno de Lula parece haber sido particularmente negativa para los dem?s pa?ses de la regi?n, incluyendo a sus m?s cercanos aliados del Mercosur. A los constantes roces comerciales entre Argentina y Brasil debe sumarse lo que un analista se?ala en el sentido de que ambos pa?ses "han venido subestimando a Paraguay y Uruguay", y muy en particular al primero, que en su opini?n sentir?a "menoscabo"[6].  


      En realidad, una pol?tica asentada en el libre comercio es contradictoria con la unidad continental. Brasil, ?nico pa?s capaz de liderar la unidad, ha optado -a diferencia de la Venezuela de Ch?vez- por darle prioridad a las relaciones comerciales con pa?ses que ofrezcan grandes mercados a sus exportaciones de productos primarios (China, India, Sud?frica, adem?s de la Uni?n Europea y Estados Unidos). En Am?rica del Sur, las relaciones est?n te?idas de cierto expansionismo ("imperialismo") econ?mico a la vez que se buscan implementar acuerdos para obras de infraestructura que, como la salida al Pac?fico, redundan en beneficio exclusivo del pa?s mayor.  


      El reciente inicio de las obras para construir la Carretera Interoce?nica, es un buen ejemplo. La v?a que en dos a?os unir? el Atl?ntico y el Pac?fico, a trav?s de unos dos mil 600 kil?metros de accidentada geograf?a y unir? tres puertos peruanos con el brasile?o de Santos, tiene un costo aproximado de mil millones de d?lares. Brasil aportar? el 70 por ciento del costo total del proyecto, pero ser? su principal beneficiario en la medida que est? incrementado notablemente su comercio con pa?ses asi?ticos, y en particular con China[7]. 


      En esas condiciones es imposible generar consensos para promover la integraci?n. M?s a?n, la pol?tica basada en el libre comercio genera rispideces entre pa?ses que deber?an ser socios y aliados y va generando "huecos" por donde opera la pol?tica de Washington. Un buen ejemplo es la presencia de la brasile?a Petrobras en Ecuador, donde explota pozos en zonas ind?genas, as? como su participaci?n en la explotaci?n gas?fera en Bolivia (pa?s donde las empresas basile?as controlan el 20 por ciento del producto bruto interno). Lo de Estados Unidos en Paraguay no es s?lo, ni principalmente, cuesti?n de presencia militar, ya que en la l?gica neoliberal lo militar se subordina a lo pol?tico, y ?sto a lo econ?mico. Lo que est? en juego es un viraje de largo aliento en las alianzas regionales, la introducci?n de una cu?a que amenaza resquebrajar el Mercosur y jaquea la pol?tica exterior de unidad regional que parec?a la apuesta de estrat?gica del Brasil de Lula.  


      En una situaci?n como esta, no deber?a llamar la atenci?n que un peque?o y d?bil pa?s como Paraguay, que no encuentra salida a sus problemas en el marco de un Mercosur paralizado y en crisis, busque alianzas con Estados Unidos, pa?s con el que pretende establecer un Tratado de Libre Comercio. La pol?tica de "comercio m?s seguridad" avanza no s?lo por las ambiciones de la administraci?n Bush sino, sobre todo, por la incapacidad de trazar alternativas genuinas y generosas por parte de quienes deber?an enfrentar al imperio.  


      [1]"Paraguay permitir? ingreso de tropas estadunidenses", Stella Calloni en La Jornada, 31 de mayo de 2005.


      [2] Financial Times, citado por Folha de Sao Paulo, 26 de abril de 2005. 


      [3] Natalio Botana en La Naci?n, 29 de agosto de 2005.


      [4] Brecha, 24 de junio de 2005. 


      [5]Senado Federal de Brasil, en www.senado.gov.br de 18 de julio de 2005.


      [6] Rosendo Fraga, "Significado de la presencia de Estados Unidos en Paraguay", 25 de agosto de 2005.


      [7] Prensa Latina, 7 de setiembre de 2005.






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      El movimiento mapuche aut?nomo 
      Su lucha en vivo 


      Gloria Mu?oz Ram?rez 
      Ojarasca
      La Fogata


      Territorio mapuche, Chile.


      El movimiento mapuche aut?nomo lucha por la reconstrucci?n de un pueblo ind?gena hist?ricamente despojado, saqueado y destruido. Hoy la lucha no es s?lo por la recuperaci?n de la tierra usurpada por el Estado chileno y por las transnacionales; tambi?n reivindica los mejores elementos de una cultura que se va perdiendo junto con el territorio: su lengua, sus valores, la organizaci?n ancestral, las tradiciones, las relaciones humanas... el ser mapuche. 
      La reconstrucci?n del pueblo-naci?n mapuche es una lucha anticapitalista que trata de crear un futuro distinto al que pretende el Estado chileno para los pueblos originarios. Es una lucha hist?rica que, explican los presos pol?ticos mapuche en la c?rcel de Angol, "es por nuestro derecho a existir con dignidad, por recuperar la tierra, por defender y proteger nuestros recursos naturales. Es una lucha tambi?n por la autonom?a, la libre determinaci?n del pueblo mapuche y la recuperaci?n del tejido pol?tico, econ?mico y cultural". 
      Este movimiento es complejo. No tiene una sola vertiente ni se puede leer como homog?neo. En la ?ltima d?cada han aparecido organizaciones mapuche con diferentes pensamientos y distintas reivindicaciones. Las hay vinculadas al gobierno chileno, a los partidos pol?ticos de izquierda y las autodefinidas como aut?nomas e independientes, que actualmente padecen la represi?n gubernamental en todas sus formas: c?rcel, torturas, desapariciones. A pesar de esto, tambi?n desde hace unos diez a?os, los mapuche se han fortalecido, han aprendido y ubican su lucha en el mapa mundial de la resistencia ind?gena. 
      El movimiento aut?nomo no es propiamente una organizaci?n estructural, es expresi?n y movimiento. Hay quienes trascienden la experiencia de su lucha en comunidad, de la propia recuperaci?n de la tierra, y empiezan a organizarse de manera m?s compleja, pero no necesariamente en una estructura o en unas siglas. Hay un pensamiento que los expresa como mapuche: la resistencia y la reconstrucci?n por naturaleza aut?noma. 
      En el movimiento aut?nomo hay tambi?n diferentes expresiones, pero comparten la idea com?n de la autonom?a y de la reconstrucci?n de la naci?n mapuche, independiente del Estado chileno. 


      Un poco de historia 


      Para entender la lucha actual del pueblo mapuche es necesario contemplar elementos importantes de su historia. Algunos autores coinciden en se?alar que antes de que llegaran los primeros conquistadores espa?oles en el siglo xvi, los mapuche ocupaban un vasto territorio que comprend?a del Valle del Aconcagua al seno de Reloncav?, e incluso hasta la Isla Grande de Chilo?. 
      La llegada de los espa?oles, relata Jos? Bengoa, autor de Historia de los antiguos mapuche del sur, irrumpi? con violencia en el territorio antiguo con consecuencias desastrosas, pues fueron masacrados los mapuche que se encontraban entre Santiago y el r?o B?o B?o y se desataron grandes migraciones hacia el sur del pa?s. 
      Sin embargo, durante los siglos XVI, XVII y XVIII, los mapuche desarrollaron una heroica resistencia contra el avance invasor, logrando retirar a los conquistadores hacia el norte del B?o B?o, estableci?ndose as? una frontera que divid?a el dominio de la corona espa?ola y el territorio mapuche. 
      La resistencia ind?gena no permiti? la conquista pretendida. Los mapuche jam?s se rindieron y no permitieron el paso de los usurpadores m?s all? del B?o B?o. Incluso lograron acuerdos con la Corona de respeto mutuo en las relaciones fronterizas, reconoci?ndose as? el establecimiento de la naci?n mapuche. 
      Lo que no lograron los espa?oles lo consigui? el Estado chileno independiente. En 1860 comenzaron las incursiones militares chilenas y las migraciones de colonos al territorio mapuche. El gran poder militar del Estado logr? derrotar entonces las rudimentarias armas mapuche y en 1883, luego de 23 a?os de batallas, el ej?rcito chileno culmin? la ocupaci?n de los territorios mapuche al sur del B?o B?o. 
      Fueron decenas de miles de muertos, la econom?a mapuche destrozada y los pocos sobrevivientes de la masacre fueron confinados a reducciones, ocupando aproximadamente un cinco por ciento de su antiguo territorio. 
      Enrique Antileo, de la organizaci?n mapuche Meli Wixan Mapu, relata el proceso migratorio posterior, provocado por la falta de tierras en las reducciones a las que fueron confinados. Entre 1930 y 1940 importantes flujos migratorios partieron a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida, aunque solo consiguieron engrosar los cinturones de miseria de las poblaciones perif?ricas. 
      La reforma agraria de 1960 favoreci? a los campesinos minifundistas mapuche y, en esos a?os, con el apoyo del gobierno de Salvador Allende, se pudieron recuperar algunas tierras usurpadas. Este proceso qued? interrumpido con el advenimiento de la dictadura pinochetista en 1973. De ah? en adelante la situaci?n para los mapuche se degrad? a?n m?s. 
      Las tierras recuperadas por la reforma agraria fueron devueltas a sus "due?os" o entregadas a nuevos empresarios, durante un periodo en que murieron decenas de dirigentes mapuche perseguidos por la dictadura. 
      Como en la mayor parte de los pa?ses con presencia ind?gena, los censos oficiales tienden a disminuir a la poblaci?n originaria. El censo de 1992 arroj? un mill?n de mapuche mayores de 14 a?os, pero por circunstancias inexplicables el censo de 2002 ubic? ?nicamente a 650 mil mapuche, es decir, desaparecieron oficialmente 350 mil. 
      Cifras de organizaciones mapuche se?alan por su parte que existen aproximadamente mill?n y medio, de los cuales m?s de la mitad est?n en las ciudades (500 mil tan s?lo en Santiago). Los mapuche en las ciudades est?n creando espacios de resistencia urbanos, y de esta manera se vinculan con la lucha que se da en los territorios. 


         Forestales transnacionales 


      La lucha del pueblo mapuche por la recuperaci?n de sus tierras tom? un nuevo giro con un decreto que complic? la ya grave situaci?n. Se trata de un decreto sobre empresas forestales en que el Estado chileno se compromete con los consorcios madereros que compraron, o simplemente usurparon, extensas tierras agr?colas propiedad de parceleros mapuche. 
      En la d?cada de los noventas el avance forestal parec?a imparable. Las peque?as y medianas comunidades mapuche fueron rodeadas de una especie de c?rcel al aire libre, ya que las plantaciones de pino y eucalipto secan las fuentes de agua, contaminan y agotan los suelos y vulneran, en resumen, el derecho a la vida de todo un pueblo que es expulsado para darle paso a las plantaciones. 
      El problema de las forestales, aunado a la explotaci?n del territorio por transnacionales de todos los giros y al desprecio absoluto por la cultura ind?gena, revitaliz? a las organizaciones mapuche existentes y provoc? el nacimiento de otras que iniciaron a partir de 1995 una serie de movilizaciones tendientes a reclamar los derechos hist?ricos sobre su territorio, denunciando a los consorcios nacionales y transnacionales que la ocupan y explotan. 
      Simult?neamente al reclamo de tierras, el movimiento mapuche empez? a exigir derechos pol?ticos, principalmente su derecho a la autonom?a y audeterminaci?n de su pueblo. 
      Lo m?s significativo, relata un grupo de comuneros de la regi?n del Arauco, es el proceso de reconstrucci?n y resistencia. "La resistencia es hacerle frente a las inversiones capitalistas en las comunidades ind?genas, tanto a las provenientes del Estado como a las grandes empresas forestales, tur?sticas, hidroel?ctricas, constructoras de puertos de comercializaci?n, etc?tera. La reconstrucci?n, por otra parte, es rescatarnos como pueblo e impedir que se pierda nuestra cultura". 
      La lucha directa por la recuperaci?n de tierras se dio a partir de 1997 contra las principales empresas forestales: Mininco sa, de la familia Mate Larra?n; la Forestal Bosques Arauco, del grupo Angelini; y las empresas Volterra, Caut?n y Millalemu. Tan s?lo las dos primeras empresas cuentan con 1.2 millones hect?reas en su poder, en las que siembran pino y eucalipto con fines de exportaci?n. En total son aproximadamente 2 millones de hect?reas ocupadas para estos fines. 
      En contraste, el pueblo mapuche cuenta para su labor agr?cola con menos de 700 mil hect?reas. 
      El movimiento mapuche de la regi?n del Arauco ha recuperado con la movilizaci?n directa alrededor de 20 mil hect?reas en los ?ltimos a?os, en las zonas de Tir?a sur, Traigu?n, Lleu Lleu, Ercilla, Collipuyi y Chol Chol, mismas que estaban en manos de las grandes forestales. De ellas 5 mil han sido regularizadas gracias a la presi?n de las comunidades, pero en el resto se mantiene la amenaza de desalojo violento. En las hect?reas recuperadas, regularizadas o no, se siembra papa y trigo, principalmente. 
      En la zona de Traigu?n se organiz? una de las primeras recuperaciones. Se luch? contra la forestal Mininco, que ten?a en su poder 1 200 hect?reas que los mapuche decidieron recuperar. Se unieron tres comunidades del sector, cada una de ellas con derechos hist?ricos sobre la tierra. Lo primero que hicieron fue ocupar el predio, despu?s lleg? la polic?a y los desaloj?. Lo volvieron a tomar y los volvieron a desalojar y as? sucesivamente. La empresa plantaba los pinos y los mapuche los arrancaban, hasta que la forestal abandon? el lugar. Ahora los ind?genas trabajan la tierra, siembran y cr?an ganado. 
      La recuperaci?n de tierras ha tenido como consecuencia una fuerte represi?n por parte del gobierno de Chile. Actualmente hay nueve presos mapuche en las c?rceles del sur, y aproximadamente 15 pr?fugos acusados de asociaci?n il?cita y terrorismo. 
      La situaci?n de los presos viola todas las garant?as y derechos humanos: est?n acusados de asociaci?n il?cita y terrorismo, sin que haya armas de por medio, muertos, heridos y ni siquiera testigos. Los testigos que se presentan son pagados y encubiertos. 
      La respuesta del gobierno tambi?n ha sido el allanamiento de comunidades y el hostigamiento directo, con la idea de sembrar miedo, amedrentar a la gente y parar la organizaci?n.   


       Empresas tur?sticas 


      Los grandes y hermosos lagos ubicados en territorio mapuche son ambicionados por decenas de empresarios tur?sticos, que han ocupado para ese ramo las riberas de Villarrica, Likanriay, Puc?n y Valdivia, con la construcci?n de hoteles de 5 estrellas, spas y deportes de aventura para turismo de ?lite, con todo lo que negativo que esto representa para la preservaci?n del medio ambiente y de la cultura mapuche. Aunque el panorama parece desolador, la resistencia mapuche no cesa y la movilizaci?n ha conseguido parar proyectos y expulsar empresarios. En el lago Lleu-Lleu, por ejemplo, en la regi?n 8 de la provincia del Arauco, ha crecido la resistencia a los planes tur?sticos. Aqu? habitan aproximadamente 14 comunidades mapuche. 
      En este territorio hay aproximadamente 15 hect?reas de ribera del lago y es precisamente aqu? donde pretende instalarse un proyecto tur?stico del empresario Osvaldo Carvajal, que consiste en la construcci?n de hoteles de lujo, campo de golf, pista de aterrizaje, etc?tera. 
      Los aut?nticos due?os de estas tierras, los mapuche, est?n contemplados para los servicios y el folklore. 
      Los ind?genas reclamaron, se movilizaron y recuperaron las tierras. Actualmente las tienen ocupadas y las trabajan agr?colamente. La resistencia no es f?cil pues contin?a la amenaza de desalojo, "pero la gente ya tiene en su cabeza que la tierra es de ellos. No est?n dispuestos a perderla", afirman los comuneros. 
      El empresario Osvaldo Carvajal, acusan, es clave en la persecuci?n de mapuche. Ha creado sus servicios de inteligencia y apoya al Comando Hern?n Trizano, grupo paramilitar organizado por empresarios en colusi?n con la polic?a. 


      Resistencia a las obras viales 


      Hoy est? en construcci?n la carretera de la costa, que pretende atravesar todo Chile, desde Tir?a hasta Puerto Mont, pasando por tres regiones del territorio mapuche. Los ind?genas se oponen a este proyecto y hasta el momento han evitado su paso por algunas comunidades. Desde hace cinco a?os ten?a que estar terminada, pero no han podido por los conflictos de la regi?n. 
      La finalidad principal de la carretera no es, por supuesto, el progreso, sino la explotaci?n de maderas, la introducci?n del turismo y el saqueo de recursos naturales, pues es una zona de explotaci?n de perlas. 
      La construcci?n de esta carretera, comentan lugare?os, modifica cursos de agua, destruye cerros, arrasa con comunidades enteras. En resumen, est? hecha para la destrucci?n y el saqueo. 


      Hidroel?ctricas 


      En el Alto del r?o B?o B?o, zona mapuche, existe un megaproyecto hidroel?ctrico que contempla la construcci?n de siete represas de las que hasta el momento se han levantado dos: la represa Pangue y la Ralco, ?sta ?ltima es la m?s grande e inund? 3 500 hect?reas de tierra mapuche, arrasando dos comunidades enteras. 
      La construcci?n de las otras cinco hidroel?ctricas afectar? otras tantas comunidades mapuche, pues los recursos h?dricos est?n dentro de este territorio. 
      Existe un proyecto que pretende construir siete puertos dentro del territorio mapuche, espec?ficamente en la costa de las regiones viii y ix. Se trata, como en el caso de las carreteras, de colocar toda la infraestructura para el saqueo de las maderas, la pesca y otros recursos naturales. 
      Las forestales, por su parte, pretenden construir sus propias bases de comercializaci?n dentro del territorio, para sacar desde la costa la madera de exportaci?n. 
      "Contra la invasi?n, la explotaci?n y el saqueo que significa todo esto, los mapuche resistimos, pues si todos estos planes se llevan a cabo las comunidades ind?genas simplemente desaparecer?n. No nos vamos a dejar, aunque el costo de la resistencia sea muy alto", afirman en una reuni?n realizada en una peque?a comunidad del Arauco. 




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      Gabriel Roser, preso pol?tico: entrevistas a su mam? y su primo, en el barrio Ringuelet *



      Prensa de Frente


      Gabriel Roser, preso pol?tico: entrevistas a su mam? y su primo, en el barrio Ringuelet 
      Hace m?s de 16 meses que el militante popular Gabriel Roser se encuentra detenido en el penal de Magdalena, acusado por punteros pol?ticos del PJ y polic?as de un robo que no cometi?. El suyo es uno de los primeros casos donde se aplica contra los movimientos sociales una de las t?cnicas policiales m?s extendidas al momento de fraguar causas. 
      Reivindicado por sus compa?eros del Movimiento de Unidad Popular (Frente Dar?o Santill?n) como preso pol?tico, recientemente se le ha denegado la excarcelaci?n. Elida Cisneros, madre de Gabriel y Diego Rodr?guez, primo y coordinador barrial del movimiento en Ringuelet, contaron los detalles del momento de la detenci?n. Acompa?ados por los abogados del Colectivo de Investigaci?n y Acci?n Jur?dica, distintos movimientos marchar?n el viernes 23 de septiembre a los tribunales de la Plata para pedir la excarcelaci?n. 


      Diego Rodr?guez, primo y coordinador barrial del MUP


      "Ac? en el comedor hicieron un destrozo b?rbaro, y como era de esperar no encontraron nada" 
      ?C?mo sucedi? la detenci?n?
      Hay que aclarar que la detenci?n ocurri? el 29 de abril del 2004, pero dos d?as antes a Gabi lo levantan por averiguaci?n de antecedentes. Es ah? cuando le sacaron las fotos en la comisar?a, y son por esas fotos que lo encausan a ?l. Por eso el juez pone tantas fichas en las fotos. Desde el comienzo est?bamos en mi casa, a tres cuadras del comedor. Cuando salimos a la esquina ?ramos alrededor de 8 con Gabriel, la cu?ada, la hermana y yo. Decidimos ir a su casa, pegada al comedor, a jugar a las cartas y tomar unos mates. Est?bamos todos ah? reunidos jugando a las cartas y en un momento o?mos sirenas de la polic?a, un par de corridas y frenadas de autos. En ese momento no sab?amos qu? era, nos pareci? medio raro, y cuando la hermana de Gabi se par?, patearon la puerta. Ya estaba rodeada la casa, el comedor, todo. Afuera hab?a como seis patrulleros y m?s de veinte polic?as. 
      ?Ten?an orden de allanamiento?
      Ten?an. Dec?an que andaban buscando un reloj Rolex, plata y un arma. De todo eso que estaban buscando no encontraron nada, porque no hab?a nada. Fue ah? cuando empezaron a allanar la casa. Hicieron destrozos, rompieron muebles, mientras a nosotros nos tuvieron contra la pared apunt?ndonos. As? nos tuvieron m?s de media hora. Dejaron la casa hecha un desastre. Como no encontraron nada, los polic?as salieron de la casa y la rodearon nuevamente. Al no poder abrir la puerta del comedor rompieron, entre tres o cuatro vigilantes, una pared lateral para entrar. Pese a no tener orden de allanamiento para requisar el comedor, entraron igual. Solamente la orden de allanamiento era para la casa de Gabriel, no para el comedor. Ac? en el comedor, hicieron un destrozo b?rbaro, y como era de esperar no encontraron nada, s?lo qued? el destrozo. En ese momento llegaron dos polic?as m?s de donde estaban los patrulleros, con un papel en mano, preguntando qui?n era Gabriel Alejandro Roser. Cuando Gabi les dijo que era ?l, lo agarraron, lo esposaron entre dos o tres polic?as y se lo llevaron. Dec?an que se lo llevaban por un robo en un supermercado en 11 y 524 y que el juez hab?a ordenado detenerlo a ?l.  
      ?Saben c?mo sucedi? el robo del supermercado? 
      Cuando nosotros est?bamos en la esquina vimos pasar la movida del robo. El due?o del supermercado es un polic?a que trabaja en la sexta, Marcelo Tony. En el momento que lo robaron Gabi estaba con nosotros. 
      ?C?mo fue la pelea que tuvieron con los punteros pol?ticos?
      La pelea empez? porque nosotros bajamos una tanda de mercader?a, alimentos, y se los damos a la gente: ten?amos el comedor y la copa de leche. La pelea que ten?amos con ellos es porque nosotros hac?amos funcionar todo esto y ellos no. Ten?amos una denuncia contra ellos. Como movimiento plante?bamos eso. 
      ?Mantuvieron enfrentamientos?
      Muchas veces me llegaron papeles que me citaban a una reuni?n, en donde participaban punteros pol?ticos, yo me presentaba y bueno... porque era todo por el tema para arreglar ac? el barrio, ah? se gener? la pelea que ten?a con ellos. Los punteros hac?an figurar algo que no era, ellos dec?an que ten?an un comedor y una copa de leche, que hac?an funcionar todas las semanas y eso no exist?a. 
      ?C?mo lo viste a Gabriel en la c?rcel? 
      Mir?, Gabi est? tranquilo, pero todos sabemos lo que puede llegar a ser estar preso. En eso, para Gabi es insoportable. Si bien todos los compa?eros le dicen que va salir, todos sabemos que las semanas pasan, los meses pasan y ?l sigue ah? adentro.  
      ?C?mo era ?l en el barrio?
      Gabi es una excelente persona. Es carpintero y panadero. Tambi?n trabaj? mucho haciendo changas en el mercado. Ac?, con los compa?eros se llevaba muy bien con todos, se saludaba con todos y no ten?a drama con nadie. Trataba de llevar a cabo las cosas, ac? en la asamblea. Era el encargado de seguridad del MUP, y as? mismo consultaba muchas cosas conmigo y con todos los compa?eros. Siempre and?bamos todos juntos. Tambi?n, nos junt?bamos los s?bados, como el s?bado en que sucedi? la detenci?n, nos junt?bamos a jugar a las cartas, a tomar unos mates...  
      ?C?mo tomaron ustedes que en la entrevista que le realizaron en TELEFE en ning?n momento se lo reivindicara como un preso pol?tico, o que no hayan hecho la nota en el marco de lo que son los presos de la legislatura, y que en cambio lo hayan enfocado como una cuesti?n de mal procedimiento, por lo de las fotos que sac? la polic?a?
      Bueno, esto es una estrategia, est? todo armado y ?l es un preso pol?tico.
      Todo esto es una mentira de los pol?ticos, del polic?a due?o del supermercado y de la comisar?a que le sac? la foto. Lo encausaron a Gabi y por eso es una persecuci?n pol?tica a un luchador. ?l siempre luch? para el barrio, trabajando ac?.  
      ?Te cay? mal que no lo hayan reivindicado como un preso pol?tico?
      Eso s? me cayo mal. Viste como son los medios, todos sabemos que sacan lo que ellos le conviene. Igual sentimos el apoyo de mucha gente que lo va a ver a Gabi. Por el apoyo, Gabi se siente muy contento. Mucha gente lo va a ver, en eso nos sentimos orgullosos de estar en el Frente y de los compa?eros que lo van a ver. 
      Con respecto a las movilizaciones ?pens?s que por este camino se est?n haciendo las cosas correctamente?
      Nosotros, los que llevamos a cabo esto, sabemos que es una herramienta. Movilizar, pero tambi?n a la vez es no perjudicar a Gabi. Vemos que por algunas cosas no se puede movilizar y por otras s?. Por eso el 23 de septiembre movilizamos a tribunales a La Plata. 


      Elida Cisneros, mam? de Gabriel


      "Le agradezco much?simo a toda la gente que se acerca a ayudar a mi hijo" 
      ?C?mo era Gabriel en el d?a a d?a?
      Yo creo que si leyeron la carta que ?l escribi? para los compa?eros entender?an muchas cosas. La carta en s? describe lo que era ?l como persona. A pesar de que ?l est? a donde est?, sigue pensando en sus compa?eros, en darle fuerzas a ellos. ?l quiere darle fuerzas al resto para que sigan luchando. Eso te dice de calidad humana que ?l tiene. Es una persona excepcional y no te hablo como mam?, te hablo como persona. Siempre est? preocupado por el otro y nunca por ?l mismo y en casa ?l es compa?ero, muy compa?ero conmigo. Yo siempre le digo que tendr?a que haber nacido nena en vez de var?n porque ?l es un chico que se levantaba temprano cuando no trabajaba, baldeaba, me hacia unos mates, me preguntaba que ?bamos a cocinar. ?l es un fan?tico por la cocina, y bueno estaba todo el d?a conmigo, no es un chico de andar por las calles. Cuando el no ten?a trabajo iba al mercado a buscar verdura para ayudarme. Tambi?n hac?a changas de lo que fuera, juntaba metales, o cartones. Le gusta hacer todo ese tipo de cosas: manualidades, le gusta dibujar, y escribir mucho. Siempre ten?a un cuaderno donde escrib?a, y por ah? me escrib?a cosas a m? y a los hermanos todo el tiempo.  
      ?Com? entr? Gabriel al movimiento?
      Al principio yo no lo ve?a muy bien, porque me hablaban de piqueteros y es como que me dec?an "montoneros" ... Y bueno yo muchos a?os milit? y de militancia conozco bastante, entonces cuando ?l me hablaba de eso yo le dec?a no, Gabriel, fijate lo que hac?s, fijate que est? todo mucho m?s jodido; era ya jodido en la ?poca en que yo lo hac?a, pero ahora es diferente. ?l es un nene al que si vos le dec?as "A", ?l te dec?a todo el abecedario, no te daba bolilla. Me dec?a que no, que ?l quer?a ayudar y mejorar un poco el barrio, y tambi?n conseguir un plan porque no consegu?a trabajo. Cuando hicieron la huerta tambi?n estaba feliz y siempre llevaba verdura. Yo siempre tuve mucho temor de eso porque yo perd? al padre de mi hijo mayor por eso mismo... Y bueno, despu?s el proceso fue diferente porque ?l me fue contando, mi hija tambi?n esta participando, y supe c?mo es el movimiento, lo fui apoyando bastante, d?ndole consejos para que se sepa cuidar. Cuando ?l me dijo que iba a estar en el ?rea de seguridad del MUP, me asust? mucho m?s pero le di fuerza para que lo haga bien. 
      ?C?mo viviste el momento de la detenci?n?
      Mir?, cuando me fueron a avisar, era como que me estaban haciendo una broma; yo le dec?a que no me digan boludeces, y mi hija me dec?a que era cierto, que a Gabriel lo detuvieron esa noche. Es como que se me derrumb? el mundo, mi hijo es el centro de mi vida, mis ocho hijos. Pero Gabriel es una persona especial en mi vida. Cuando me enter? los motivos no lo pod?a creer. Es incapaz de hacer una cosa as?; s? que no es verdad. Fui a la comisar?a, me enoj? mucho con ?l. Lo vi detr?s de las rejas; es una cosa espantosa, mucho m?s a un hijo, y bueno, lo insult? y hasta lo abofete? y me puse a llorar con ?l. En ese momento sent? mucha ira contra todo el mundo y despu?s cuando me fueron diciendo las cosas como eran, odi? mucho al movimiento tambi?n en su momento. Pero despu?s, cuando vi c?mo lo quieren a ?l, c?mo lo ayudan, c?mo luchan por su libertad, es como que me empez? a gustar y comenc? a participar. Por eso yo participo en las movilizaciones por ?l, siempre que me dicen ven? para ac?, o anda para all?, yo voy, siempre que sea por mi hijo yo voy. Le agradezco much?simo a los compa?eros de ?l por todo lo que hacen, y a toda la gente que se acerca para ayudar a mi hijo, para que pueda salir. Todos ellos, en mi casa van a ser bienvenidos. 
      ?C?mo se encara esta situaci?n en el n?cleo familiar?
      Y mal, mucho m?s cuando lo vimos el otro d?a en la televisi?n; a mi me hizo mucho peor. Aparte yo fui a verlo el domingo anterior a la entrevista de TELEFE y est? muy desmoralizado, est? deprimido otra vez, lo vi mal el domingo, lo vi mal a mi hijo, y yo volv? mal, porque lloramos mucho. 
      ?Vos a tu hijo lo ves como un preso pol?tico?
      S?, totalmente. 
      ?Te doli? que en esa entrevista televisiva no dijeran que era un preso pol?tico?
      Si, me doli? mucho cuando dijeron que ?l estaba acusado de robo calificado. Eso me doli? much?simo, porque ?l no hizo eso, ?l no es un delincuente. En una canci?n, Alfredo Zitarrosa dice que la ley es una tela de ara?a: el bicho mas chiquito queda atrapado y el m?s grande pasa de largo.  
      ?Vos ves una contradicci?n entre la ley y la justicia?
      Si, yo creo que ahora la ley est? para los que tienen plata pero para el pobre que no tiene plata no hay ley, no hay justicia. Va a costar much?simo sacar a Gabriel, yo estoy segura que hasta que no llegue el juicio a Gabriel no lo van a sacar de ah?. Ya es como una resignaci?n que tengo.  
      Que le vas a decir a Gabriel cuando lo veas?
      No s?, que lo amo m?s que a mi vida y que dar?a cualquier cosa por estar yo en su lugar. Cualquier cosa dar?a.  


      * Fijaron fecha para el juicio oral a Gabriel Roser 


       Prensa de Frente


      El Tribunal Oral n? 2 de la ciudad de La Plata estableci? que el juicio oral y p?blico contra Gabriel Roser se llevar? a cabo los d?as 28, 29 y 30 de noviembre pr?ximos.  


      El tribunal anunci? la fecha ante sus abogados y una representaci?n de manifestantes del Frente Popular Dario Santill?n, organizaci?n que junto a la FTC Nacional, UTP e HIJOS La Plata realiz? una movilizaci?n precisamente "para que se determine el inicio del juicio oral dentro del menor tiempo posible y as? demostrar la inocencia de Gabriel Roser y la intencionalidad pol?tica de amedrentar a las organizaciones populares", seg?n el comunicado de prensa que distribuy? esa agrupaci?n. 


      En los tribunales platenses se mont? una radio abierta en la que desde el penal de Magdalena Gabriel Roser telef?nicamente expres? unas palabras hacia sus familiares, sus compa?eros y todos los presentes (escuchar aqu?). 


      Voceros del Frente Dar?o Santill?n expresaron "(...) que poner la fecha del juicio para fines de noviembre es un triunfo de la movilizaci?n popular porque este tribunal, que deneg? tres veces el pedido de excarcelaci?n, quer?a patear el juicio para el 2007". 


      Gabriel Roser se encuentra detenido desde el 29 de abril de 2004 por robo calificado, en una causa "armada", seg?n vienen sosteniendo sus compa?eros, por polic?as de la comisar?a sexta y punteros del Partido Justicialista de La Plata. 



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      Uruguay: Ante los delitos de lesa humanidad  
      La impunidad arropada   


      Sugerir, como lo hizo el juez penal Roberto Timbal, que durante la dictadura era posible formular denuncias por delitos de lesa humanidad contra miembros de las Fuerzas Armadas es arropar a la impunidad con los pa?ales de sus primeros d?as. Quiz?s el magistrado no se haya preguntado nunca por qu? ning?n juez penal de la esfera ordinaria lleg? a culminar alguna investigaci?n en los a?os setenta y por qu? no hubo denuncias -ni acciones de oficio- a pesar de que proliferaban muertos en las cunetas, cad?veres en las playas tra?dos por las corrientes, ciudadanos que desaparec?an, otros que eran secuestrados de predios de embajadas, y familiares angustiados por las torturas a que eran sometidos sus seres queridos.  


      Samuel Blixen 
      Brecha
      La Fogata


      La justicia ordinaria estuvo paral?tica durante la dictadura, y si tuvo alg?n amague de echar a andar, el poder pol?tico se encarg? de mantenerla de rodillas aprobando la ley de caducidad. Si alg?n juez estaba desorientado en diciembre de 1986, cuando una mayor?a de blancos y colorados levantaron los brazos en las c?maras legislativas, la resoluci?n de la Suprema Corte de Justicia descartando la inconstitucionalidad de la ley lo sent? sin contemplaciones en la realidad.
      Desde entonces hubo magistrados empe?ados en ejercer justicia, y otros que se acostumbraron a detectar las se?ales de los poderosos antes de tomar una decisi?n. De hecho, la administraci?n de justicia, cuando se ventilaban casos del terrorismo de Estado o alta corrupci?n, pas? a manos de los presidentes, los generales y algunos dirigentes pol?ticos entrenados para representar los intereses que se beneficiaron de la dictadura primero, y de la impunidad despu?s.  
      SE?ALES Y SE?ALES  
      Las inconsistencias y puntos flacos de la resoluci?n del juez Timbal al archivar la investigaci?n sobre los asesinatos de Zelmar Michelini y H?ctor Guti?rrez Ruiz se analizan en otras cr?nicas de esta cobertura. Aqu? se pondr? el acento en otro aspecto: las se?ales contradictorias que el poder pol?tico emiti? en este caso. Seguramente, el juez Timbal tuvo que resolver un menudo dilema. ?Cu?les se?ales eran m?s consistentes? ?Las del presidente Tabar? V?zquez, que el 1 de marzo declar? que el caso Michelini-Guti?rrez Ruiz no estaba comprendido en los beneficios de la ley de caducidad? ?O las del secretario de la Presidencia, Gonzalo Fern?ndez, quien sugiri? su opini?n personal de que en ?ste y otros casos operaba la prescripci?n del delito? La opini?n personal del secretario de la Presidencia otorg? una oportuna coartada al juez Timbal, quien as? incorpor? su nombre a una lista de antecedentes lastimosos.
      El recuento de algunos episodios facilitar? la comprensi?n del proceso de deterioro de la justicia, estado que no es absoluto pero que todav?a, incre?blemente, sigue siendo dominante.
      En octubre de 1990 el entonces senador colorado Juan Carlos Blanco fue declarado inocente por una abrumadora mayor?a de senadores blancos y colorados que imp?dicamente dijeron no ver ning?n delito en aquel famoso memorando de la canciller?a en el que Blanco, como ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura, analizaba la conveniencia o no de entregar a Elena Quinteros, secuestrada de los jardines de la embajada de Venezuela en julio de 1976. "No entregarla" supuso su sentencia de muerte, y por eso la bancada de senadores del Frente Amplio resolvi? formular la correspondiente denuncia ante el juez penal Catenaccio. El expediente fue archivado unos a?os despu?s por la sucesora, la jueza Mar?a del Rosario Berro, que se sinti? incapaz de ubicar una parte del expediente, aquella que correspond?a a la investigaci?n administrativa de la canciller?a que descubri? el memorando y determin? la responsabilidad de Blanco, y de los embajadores Julio C?sar Lupinacci y ?lvaro ?lvarez, en su redacci?n. Parte del expediente se hab?a "perdido" y la jueza, desolada, opt? por no hacer nada.
      Cuando otra magistrada, Estela Jubette, accedi? al recurso de amparo solicitado por Tota Quinteros, empe?ada en descubrir qu? pas? con su hija, y a los efectos solicit? todos los antecedentes, result? que el expediente de la canciller?a, supuestamente perdido, estaba precisamente en el juzgado de Berro, quien lo manten?a en su caja fuerte mientras dec?a no encontrarlo.
      Para entonces hab?an pasado diez a?os desde la denuncia del Frente Amplio, y otro juez, Eduardo Cavalli, que suplant? a Berro, termin? procesando a Juan Carlos Blanco por el delito de secuestro continuado. Comenz? all? una de las m?s descaradas intromisiones del poder pol?tico. Desde el Partido Colorado y desde la presidencia de Jorge Batlle se ejercieron continuadas presiones, expl?citas e impl?citas, para obtener la liberaci?n de Juan Carlos Blanco, el primer preso por delitos cometidos durante la dictadura. La defensa de Blanco reclam? el cambio de car?tula: el defendido prefer?a ser homicida antes que secuestrador. El juez Cavalli dijo que ello implicar?a agravar la situaci?n de Blanco, pero accedi? al cambio de car?tula despu?s de un interrogatorio al abogado Carlos Ramela, delegado presidencial en la Comisi?n para la Paz. Ramela dijo que fuentes militares aseguraban que Elena Quinteros hab?a sido asesinada en 1976 y enterrada en predios del Batall?n 13 de Infanter?a. Aunque Ramela no aport? la identidad de las fuentes, ni identific? a los responsables del asesinato, ni dio elementos precisos del enterramiento (con lo que no hab?a ning?n indicio material del asesinato), el juez cambi? la car?tula y simult?neamente otorg? la libertad provisional de Blanco.  
      INTROMISIONES  
      Para entonces ya hab?a otros antecedentes de la intromisi?n del poder pol?tico en la acci?n de la justicia. En 1994, por ?rdenes de la presidencia de Luis Alberto Lacalle, la Fiscal?a de Corte adopt? una postura ins?lita en el caso de tres ciudadanos vascos, Jes?s Goit?a, Mikel Ib??ez y Luis Lizarralde, procesados por uso de documento falso, pero que manten?an una huelga de hambre exigiendo su liberaci?n mientras el gobierno espa?ol insist?a recurrentemente con un pedido de extradici?n acus?ndolos de pertenecer a la eta. Puesto que la extradici?n no pod?a concretarse mientras hubiera un juicio abierto en Uruguay, el fiscal Juan Jos? Pumarega pidi? la absoluci?n de los encausados, pese a las evidencias que hab?an permitido el procesamiento. El juez competente se vio obligado a aceptar la maniobra del fiscal y orden? la liberaci?n de los tres vascos, que fueron trasladados al Hospital Filtro y desde all? conducidos al Aeropuerto de Carrasco, donde esperaba un avi?n espa?ol, mientras en las inmediaciones del Edificio Libertad la Polic?a asesinaba a Fernando Morroni y disparaba a mansalva sobre la multitud que se congreg? en el Filtro para manifestar su solidaridad.
      En marzo de 1997 el senador Rafael Michelini obten?a, de boca del general Alberto Ballestrino, ex jefe de Polic?a de Montevideo durante la dictadura y connotado miembro de la logia Tenientes de Artigas, la informaci?n sobre una Operaci?n Zanahoria por la cual los cuerpos de numerosos prisioneros desaparecidos, que hab?an sido enterrados en unidades militares, hab?an sido exhumados entre 1984 y 1986. Michelini comunic? el hecho al presidente Julio Mar?a Sanguinetti, pero ?ste declin? tomar la iniciativa de investigar el paradero de los desaparecidos en aplicaci?n del art?culo 4 de la ley de caducidad. El senador entonces formul? la correspondiente denuncia en el juzgado penal a cargo de Alberto Reyes, quien la acept? y la canaliz? hacia la fiscal Ana Mar?a Merello. En opini?n de Reyes el juzgado deb?a investigar, pero la fiscal prefiri? consultar al Poder Ejecutivo y Sanguinetti, claro, decidi? incorporar el asunto en la ley de caducidad. El juez Reyes insisti?, argumentando que la presunci?n de un hallazgo de restos humanos reclamaba igualmente una investigaci?n, pero Sanguinetti argument? que "si no se pod?a castigar no ten?a sentido investigar". El magistrado se mantuvo en sus trece y el caso deriv? a un tribunal de apelaciones, que termin? sosteniendo la tesis presidencial.
      Los d?scolos pagan. La impertinencia de Reyes fue castigada con su desplazamiento de la justicia penal. Y esa ser?a la conducta que la Corte Suprema adoptar?a con los "jueces d?scolos". Quiz?s el m?s d?scolo (si se except?a al juez Dardo Preza, en cuyo juzgado se radicaron numerosas denuncias y quien en 1987 sosten?a que la ley de caducidad era inconstitucional) fue Alejandro Recarey, quien en 2001 suplant? a Eduardo Cavalli, obligado a tomar licencia por enfermedad. Recarey se top? con el trajinado expediente de Elena Quinteros, y adopt? dos importantes resoluciones bas?ndose en el principio de que la justicia no admit?a la menor demora. Por una parte resolvi? investigar si Elena Quinteros hab?a sido efectivamente enterrada en el predio del 13 de Infanter?a, y para ello orden? "no innovar", es decir, detener los trabajos de saneamiento que modificaban el terreno donde supuestamente hab?a un cementerio clandestino, a la vez que designaba a dos t?cnicos de la Facultad de Ciencias para que efectuaran un relevamiento de las fotograf?as a?reas del predio en busca de indicios de tumbas. Por otro lado, dispuso la comparecencia al juzgado de varios militares implicados en la desaparici?n de Elena Quinteros.
      El presidente Batlle estaba azorado: el magistrado actuaba con excesiva rapidez. Hizo todo lo posible por detener las actuaciones, al punto de sugerir que los oficiales citados se desacataran; finalmente fue posible convencer al juez Cavalli para que se levantara de su lecho de enfermo y retomara la titularidad del juzgado. Cavalli suspendi? las citaciones a militares -y tambi?n revoc? la decisi?n de Recarey de investigar la muerte de Luis Roberto Luzardo, ocurrida en un cuartel d?as antes del golpe de Estado de junio de 1973, y por tanto no comprendida en la ley de caducidad- y muy poco despu?s volvi? a pedir licencia, pero en esta oportunidad la corte desestim? reponer a Recarey en ese problem?tico juzgado.
      Batlle, que inici? su gesti?n con la designaci?n de la Comisi?n para la Paz y el anuncio de un nuevo "estado del alma", termin? aplicando la ley de caducidad en su propio beneficio. Las denuncias del poeta argentino Juan Gelman en el juzgado conducido por Gustavo Mirabal hac?an posible la investigaci?n de la desaparici?n de Mar?a Claudia Garc?a de Gelman, en virtud del criterio seg?n el cual la joven argentina hab?a sido secuestrada en Buenos Aires, trasladada clandestinamente a Uruguay y finalmente asesinada a los solos efectos de robarle la hija que naci? en cautiverio a fines de 1976. Por lo tanto, no deb?a aplicarse la ley de caducidad, aun cuando los delitos fueron cometidos por oficiales del Ej?rcito. Para entonces el presidente Batlle, en un arranque de furia, hab?a confesado al senador Michelini que ?l sab?a qui?n era el asesino de Mar?a Claudia. Para el presidente era una situaci?n delicada: si el asesinato no estaba amparado por la caducidad, entonces ?l hab?a ocultado informaci?n clave respecto de un crimen. Era dif?cil, por otro lado, argumentar que Mar?a Claudia hab?a sido asesinada, y su hija robada, en virtud de ?rdenes expresas emitidas por los mandos militares. El fiscal Enrique Moller dio la cara, asegurando que el caso estaba comprendido en la ley de caducidad, cuando el juez Mirabal reclam? del presidente la fundamentaci?n de esa inclusi?n. El caso fue archivado hasta que el presidente V?zquez lo declar? fuera de la caducidad. El abogado de Gelman solicit? la reanudaci?n de las actuaciones, pero el fiscal Moller mantuvo el criterio de Batlle y el caso pas? a un tribunal de apelaciones. Ya anteriormente Moller hab?a cortado la iniciativa de Mirabal, cuando obstruy? la posibilidad de investigar las denuncias de las desapariciones de uruguayos en Argentina, que el presidente V?zquez considera ahora que no est?n amparadas por la caducidad.
      Hay otros episodios que se suman como antecedentes de la conducta del juez Timbal: el juez departamental ?lvaro Gonz?lez, de Pando, fue incapaz de descubrir el menor indicio sobre los m?ltiples delitos que rodearon la desaparici?n en 1993 del ciudadano chileno y ex agente de la dina Eugenio Berr?os. Archiv? el caso, pero impidi? que la prensa pudiera mirar el expediente para comprobar qu? fue lo que efectivamente investig?. Y cuando la desaparici?n de Berr?os se transform? en asesinato, tras la ubicaci?n e identificaci?n de los restos, el magistrado reiter? su total incapacidad para avanzar un mil?metro en el esclarecimiento del crimen. Claro, Gonz?lez tuvo muy en cuenta en su momento el pronunciamiento del comandante del Ej?rcito, Juan Modesto Rebollo (el mismo que ahora est? acusado de haber intervenido en el asesinato de tres guerrilleras en 1974) y de 12 de sus generales, al asumir una defensa corporativa del teniente coronel Tom?s Casella, responsable de la desaparici?n de Berr?os, que implicaba un desacato y un virtual golpe de Estado. ?Qu? pod?a hacer un juez cuando el mism?simo presidente Lacalle se ve?a "obligado a doblar una vez m?s el pescuezo", como le dijo muy gr?ficamente al embajador chileno el entonces canciller Sergio Abreu?
      Y para no ser menos, ah? est? el caso de la jueza Fanny Canessa, que tuvo la desgracia de que cayera en sus manos la denuncia contra Juan Mar?a Bordaberry por violaci?n de la Constituci?n. S?lo bastaba con pedir una copia del decreto de junio de 1973, por el cual Bordaberry disolvi? las c?maras, para comprobar el delito. Pero Canessa ten?a miedo, como dijo a diestra y siniestra, y despu?s de un intento fallido de escurrir el bulto (aduciendo que su hermano era empleado de Bordaberry), opt? por archivar el expediente. Su decisi?n est? siendo ventilada en tribunales de apelaciones.
      Hay otros antecedentes, y la lista es abrumadora. Por ahora prevalece la voluntad de los magistrados que se doblegan a la de los que se juegan el puesto. Inevitablemente, la correlaci?n cambiar?, pero, ?cu?nto tarda, la justicia, antes de llegar! 



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      Recurrir al miedo 


      Noam Chomsky 
      ZNet
      La Fogata


      El recurso del miedo, empleado por los sistemas de poder para disciplinar a sus poblaciones ha dejado un horrible rastro de sangre derramada y dolor que, a nuestra costa, ignoramos. La historia reciente ofrece muchos ejemplos estremecedores.


      A mediados del siglo veinte se presenciaron cr?menes, tal vez los m?s terribles desde las invasiones mong?licas. Los m?s salvajes se cometieron donde la civilizaci?n occidental alcanz? su mayor esplendor. Alemania era el centro rector de las ciencias, las artes y la literatura, y otros logros memorables. Previamente a la Primera Guerra Mundial, antes de que la histeria antigerm?nica se avivase en el Oeste, los polit?logos estadounidenses consideraban que Alemania era tambi?n un modelo de democracia digno de ser imitado en el Oeste. A mediados de la d?cada del treinta, Alemania fue arrastrada en pocos a?os a un nivel de barbarie con escasos parangones hist?ricos. Lo m?s notable es que esto ocurri? con el apoyo de los sectores de la poblaci?n m?s educados y civilizados. 


      En sus extraordinarios diarios de vida como jud?o durante el nazismo (que escap? a las c?maras de gas casi por milagro), Victor Klemperer escribe estas palabras acerca de un profesor alem?n amigo suyo al que hab?a admirado mucho, y que finalmente se uni? al mont?n: "Si un d?a la situaci?n se invirtiera y el destino de los derrotados estuviera en mis manos, dejar?a en libertad a toda la gente corriente e incluso a algunos de los l?deres que quiz?s, despu?s de todo, puede que hayan tenido buenas intenciones y no supieran lo que estaban haciendo. Pero colgar?a a todos los intelectuales y a los profesores tres pies m?s alto que a los dem?s; estar?an pendiendo de las farolas tanto tiempo como lo permitiera la higiene". 


      La reacci?n de Klemperer era justificada y generalizada a gran parte del registro hist?rico.


      Son muchas las causas de los acontecimientos hist?ricos complejos. Un factor crucial en este caso fue la h?bil manipulaci?n del miedo. La "gente com?n" fue arrastrada al miedo de una conspiraci?n mundial jud?o-bolchevique que pondr?a en riesgo la mism?sima supervivencia del pueblo alem?n. Eran necesarias medidas extremas, en "defensa propia". Venerables intelectuales fueron a?n m?s lejos.


      Cuando las nubes de la tormenta nazi se cirnieron sobre el pa?s en 1935, Martin Heidegger describi? a Alemania como la naci?n "m?s amenazada" del mundo, presa entre las "grandes pinzas" de Rusia y Estados Unidos, en un ataque que era contra la civilizaci?n en s? misma, Alemania no s?lo era la v?ctima principal de esta fuerza pavorosa y b?rbara, sino que adem?s era responsabilidad de Alemania, "la m?s metaf?sica de las naciones", encabezar la resistencia. Alemania estaba "en el centro del mundo occidental" y ten?a que proteger la gran herencia de la Grecia cl?sica de la "aniquilaci?n", confiando en las "nuevas energ?as espirituales que se desarrollan hist?ricamente desde el centro". Las "energ?as espirituales" siguieron desarroll?ndose de forma muy evidente cuando Heidegger hizo p?blico ese mensaje, al que ?l y otros destacados intelectuales continuaron adhiri?ndose.


      El paroxismo de la masacre y la aniquilaci?n no termin? con el uso de armas que bien podr?an haber llevado a las especies a un amargo final. No deber?a olvidarse que estas armas que extinguen especies las crearon las figuras m?s brillantes, humanas y mejor educadas de la civilizaci?n moderna, trabajando en aislamiento, y as? la belleza del trabajo en el que estaban extasiados les encant? tanto que aparentemente prestaron muy poca atenci?n a las consecuencias: importantes reclamos cient?ficos contra las armas nucleares comenzaron en los laboratorios de Chicago, despu?s de que hubieron terminado su rol en la creaci?n de la bomba, no en Los ?lamos, donde el trabajo sigui? hasta su inexorable final. Que no es el final definitivo.


      La versi?n oficial de la Fuerza A?rea de EE.UU. relata que tras el bombardeo de Nagasaki, cuando era seguro que Jap?n presentar?a la capitulaci?n incondicional, el General Hap Arnold "quer?a el final m?s grandioso posible", una incursi?n con 1000 aviones a plena luz del d?a sobre las ciudades japonesas indefensas. El ?ltimo bombardero regres? a la base justo cuando se recibi? formalmente el acuerdo de rendici?n incondicional. El jefe de la Fuerza A?rea, el general Carl Spaatz, hubiera preferido que el gran final fuera un tercer ataque nuclear sobre Tokio, pero se le disuadi?. Tokio era un "blanco pobre", que ya hab?a ardido con la tormenta de fuego que se ejecut? cuidadosamente en marzo y dej? unos 100.000 cad?veres calcinados, constituyendo uno de los peores cr?menes de la historia.


      Asuntos as? se excluyen de los tribunales penales militares y en gran parte se borran de la historia. Hoy d?a apenas se conocen en algunos c?rculos de activistas y especialistas. En esa ?poca eran p?blicamente ensalzados como un ejercicio leg?timo de autodefensa contra un enemigo despiadado que hab?a alcanzado el m?ximo nivel de infamia al bombardear las bases militares de EE.UU. en sus colonias de Hawai y Filipinas.


      Vale la pena recordar que los bombardeos de Jap?n de diciembre de 1941 ("el d?a que quedar? en la infamia", en palabras de FDR (Franklin D. Roosevelt)) estaban m?s que justificados seg?n la doctrina de "defensa propia anticipada" que prevalece hoy entre los l?deres de los autodenominados "Estados ilustrados", EE.UU. y su cliente brit?nico. Los mandatarios japoneses sab?an que Boeing estaba produciendo las Fortalezas Voladoras B-17, y estaban seguramente enterados de los debates p?blicos en EE.UU. que explicaban c?mo (los B-17) se usar?an para incendiar las ciudades de madera japonesas en una guerra de exterminio, volando desde las bases de Hawai y Filipinas ("arrasar el coraz?n industrial del Imperio mediante ataques con bombas a ese "mont?n de hormigueros de bamb?", recomend? el General retirado de la Fuerza A?rea Chennault en 1949, una propuesta que "sencillamente encant?" al Presidente Roosevelt. Evidentemente, es una justificaci?n mucho m?s poderosa para bombardear las bases militares de EE.UU. en las colonias que cualquiera inventada por Bush, Blair y sus socios cuando ejecutaron su "guerra preventiva", que fue aceptado, con reservas t?cticas, por el grueso de la opini?n establecida.


      La comparaci?n, de todas formas, es inoportuna. Los que habitan en un mont?n de hormigueros de bamb? no tienen derecho a sentir emociones como el miedo. Tales sentimientos y preocupaciones son privilegios de los "ricos que viven en paz en sus moradas", seg?n la ret?rica de Churchill, las "naciones satisfechas, que no deseaban nada m?s para ellas que lo que ya ten?an", y, a quienes, por eso, se les "deb?a confiar el gobierno del mundo" para que haya paz; un cierto tipo de paz, en la que los ricos se ver?an libres del miedo.


      Cu?n libres del miedo deber?an sentirse los ricos queda gr?ficamente revelado en el altamente valorado aprendizaje de las nuevas doctrinas de "autodefensa anticipada", art?sticamente desarrolladas por los poderosos. La contribuci?n m?s importante, con alguna profundidad hist?rica, la hace un destacado historiador contempor?neo, John Lewis Gaddis de la Universidad de Yale. Asegura que la doctrina de Bush viene directamente de su h?roe intelectual, el gran estratega John Quincy Adams. En la par?frasis que hace The New York Times, Gaddis "sugiere que el programa de Bush para luchar contra el terrorismo radica en la noble e id?lica tradici?n de John Quincy Adams y Woodrow Wilson".


      Podemos dejar de lado el vergonzoso historial de Wilson y quedarnos con los or?genes de la noble e id?lica tradici?n que Adams estableci? en un famoso documento de estado al justificar la conquista de Florida por Andrew Jackson en la Primera Guerra de los Seminolas, en 1818. Adams argument? que la guerra estaba justificada en la defensa propia. Gaddis est? de acuerdo en que sus motivos eran preocupaciones leg?timas por la seguridad. Seg?n la versi?n de Gaddis, despu?s de que los brit?nicos saquearan Washington en 1814, los l?deres de EE.UU. reconocieron que la "expansi?n es el camino hacia la seguridad" y por eso conquistaron Florida, una doctrina que se ha expandido ahora por todo el mundo gracias a Bush (con toda propiedad, seg?n ?l).


      Gaddis cita las fuentes correctas, principalmente el historiador William Earl Weeks, pero omite lo que dicen. Se aprende mucho sobre los precedentes de las doctrinas y el consenso actuales s?lo con prestar atenci?n a lo que Gaddis omite. Weeks describe todos los detalles escabrosos de lo que Jackson hac?a en la "exhibici?n de asesinatos y saqueos conocida como la Primera Guerra de los Seminolas", que no era m?s que otra fase en su proyecto de "alejar o eliminar a los nativos americanos del sudeste", en proceso mucho antes de 1814. Florida era un problema, tanto porque a?n no hab?a sido incorporada al imperio estadounidense en expansi?n, como porque era un "para?so para los indios y los esclavos fugitivos ... que hu?an de la ira de Jackson o de la esclavitud".


      De hecho hubo un ataque indio, que Jackson y Adams utilizaron como pretexto: las fuerzas estadounidenses expulsaron a un grupo de seminolas de sus tierras, mataron a algunos y quemaron su poblado hasta que no qued? nada. Los seminolas respondieron atacando un barco de abastecimiento bajo mando militar. Jackson aprovech? la oportunidad y "se embarc? en una campa?a de terror, devastaci?n e intimidaci?n", destruyendo poblados y "fuentes de alimentaci?n en un esfuerzo calculado para infligir hambrunas a las tribus, que se refugiaron de su ira en las ci?nagas". As? siguieron las cosas, que desembocaron en el documento de Estado de Adams, tan elogiado, que apoy? la agresi?n inmotivada de Jackson para establecer en Florida "el predominio de esta rep?blica por sobre las odiosas bases de la violencia y el derramamiento de sangre".


      ?stas son las palabras del embajador espa?ol, una "descripci?n dolorosamente precisa", escribe Weeks. Adams "hab?a distorsionado, disfrazado y mentido conscientemente sobre los objetivos y la conducta de la pol?tica exterior estadounidense ante el Congreso y el pueblo", contin?a Weeks, violando groseramente sus proclamados principios morales, "defendiendo impl?citamente la exterminaci?n india, y la esclavitud". Los cr?menes de Jackson y Adams "probaron ser un preludio de la segunda guerra de exterminaci?n contra los seminolas", en la que los supervivientes huyeron al oeste, donde m?s tarde correr?an la misma suerte, "o les asesinar?an, o ser?an forzados a refugiarse en las densas ci?nagas de Florida". Hoy, concluye Weeks, "los seminolas sobreviven en la conciencia nacional como la mascota de la Universidad Estatal de Florida", un caso t?pico e instructivo...


      ...El marco ret?rico se sustenta en tres pilares (Weeks): "la suposici?n de la virtud moral ?nica de Estados Unidos, la afirmaci?n de su misi?n de redimir al mundo" difundiendo sus ideales declarados y el "estilo de vida americano", y la fe en el "destino manifiesto" de la naci?n. El marco teol?gico suprime el debate razonado y reduce los asuntos pol?ticos a elegir entre el Bien y el Mal, y por lo tanto reduce la amenaza a la democracia. Se rechaza a los cr?ticos por "antiamericanos", un concepto interesante que se tom? prestado del vocabulario totalitarista. Y la poblaci?n ha de acurrucarse bajo el paraguas del poder, por miedo a que su forma de vida y su destino est?n bajo peligro inminente... 



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      El Vasco vuelve a Uruguay..?   
      Lariz Iriondo debe volver a Uruguay   


      Leopoldo Amondarain   
      La Rep?blica 
      La Fogata


      No voy a referirme a temas pol?ticos esot?ricos. Vamos a tocar un tema concreto y espec?fico. La justicia. A la pobrecita en el gobierno anterior del Dr. Jorge Batlle la dejaron muy mal parada en variadas ocasiones. Pero en el caso del vasco Lariz Iriondo, m?s conocido en los ?mbitos judiciales como el "cocinero", fue simplemente brutal. 
      Ampliemos. El vasco Lariz es muy cierto que en su patria Euskadi, luch? por la independencia y soberan?a de su Naci?n contra el imperio nost?lgico espa?ol. Fue un soldado. No tiene en su haber, hechos de sangre. Pero que luch?, es obvio que lo hizo. No fue ni tiene diferencias objetivas con cualquiera de nuestros gauchos rioplatenses que en su ?poca tambi?n lucharon contra los godos. En las pampas argentinas o en nuestras cuchillas orientales. A ?l, lo tacharon por guerrear contra los imperios, de terrorista y subversivo. A nuestros gauchos o indios artiguistas o sanmartinianos en aquel entonces los godos espa?olistas, los tachaban igual. La diferencia fue que los nuestros ganaron sacando a "patadas o botazos" a los imperiales de nuestras tierras. El caso de Lariz en cambio y los suyos, no lo han conseguido a?n, aunque el pueblo eskaldun y ?l mismo supongo, les deben sobrar ganas. Y con el tiempo tercos como son, lo van a conseguir. Alg?n d?a una Ikurri?a vasca flamear? libre y soberana en los pirineos. Pero tambi?n es cierto que a Lariz se le acab? el tiempo en su tierra y junto con otros coterr?neos compa?eros de luchas, vinieron al Uruguay. No lo hicieron exilados por cierto. Su situaci?n revolucionaria no se los permit?a. Pero en los hechos, los servicios "inteligentes" de la ?poca y el gobierno de Julio Mar?a, lo sab?an y los autorizaron. O sea, no se metieron por la ventana. Tanto que deb?an peri?dicamente reportarse en las comisar?as de las zonas donde viv?an, les tomaban los datos espec?ficos respectivos y les suministraban un "papelito" sellado con los datos correspondientes. Tuve uno en la mano hace tiempo. Nunca hubo misterios para nuestras autoridades. pero el a?ejo y empolvado imperio espa?ol los reclam? y presion?. Lariz vivi? en libertad integrado a la sociedad uruguaya durante trece a?os. Trabaj? y se prestigi? como correcto y apreciado vecino. Excelente cocinero internacionalmente reconocido. Todos los orientales que lo conocen lo aprecian y como si fuese poco, se cas? con una uruguaya. ?Form? un hogar en el pa?s! Pag? el derecho de piso y todos lo consideraron "nuestro". Tan uruguayo como vasco que es. Pero los gobiernos espa?oles no le perdonan su leg?tima rebeld?a libertaria, y siguen presionando. 
       Trece a?os despu?s, la polic?a lo fue a buscar de madrugada a su casa. 
      No obstante la d?cil obediencia del gobierno colorado al nost?lgico gobierno ibero, la justicia no encontr? motivos para su prisi?n y lo dej? en libertad. Pero, ?sorpresa!, en el momento que sal?a del juzgado, unos pocos polic?as uruguayos "acompa?ados" de una pl?yade de espa?oles, fuera de jurisdicci?n en un pa?s soberano claro est?, aunque cueste creerlo fue as?, por el modo y tono de conversar se deschavaban solos, lo volvieron a prender. 
       No pudi?ndolo llevar a Espa?a, lo deportaron a la Argentina. Una intromisi?n permitida cipayamente por don Jorge en asuntos internos nuestros, a los espa?oles. 
       ?Muy batllista y colorada decisi?n! Ante el requerimiento latente espa?ol, en la Argentina fue en principio, tambi?n preso. Pero en actitud bastante m?s digna que la nuestra, lo volvieron a dejar libre como correspond?a. Nunca cometi? delito ni en nuestro pa?s durante los trece a?os ni en la vecina orilla. ?Todo fue contra derecho! No lo sostengo yo precisamente, sino connotados penalistas. Hace ya tiempo que est? libre en Buenos Aires. Pero datos de ?ltima hora, informan que ante la pertinaz y ensa?ada insistencia espa?ola, volver?a a ser extraditado. 
      Y esta vez s?, a Espa?a si no lo acepta Uruguay. Su fin es f?cil de prever. A ser enterrado en la c?rcel de Carabanchel o similar, en mazmorras igual que a miles de coterr?neos suyos muertos en vida por querer una patria libre y soberana. Seg?n versiones de gente id?nea, el expediente del que depende la vuelta al Uruguay, patria de su esposa, donde vivi? y sirvi? durante trece a?os con lealtad y honradez. 
       Aunque es conocido que milito en otras tiendas pol?ticas, soy blanco y nacionalista, conozco al Sr. Presidente y tengo el respeto y aprecio no s?lo por su investidura sino la propia de la amistad que cultivamos en la IMM en su oportunidad. Doy por sentado entonces, que es diferente al muy colorado Dr. Jorge Batlle. *-     



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