?El esp?ritu de secta es algo que nos ha legado la
cara negativa del viejo reformismo, priorizando los
lazos org?nicos entre militantes por sobre los lazos
sociales que construyan desde lo peque?o a lo grande,
y si hacen ambos, obviamente lo social debe
subordinarse a las estrategias definidas en el aparato
de los autoelegidos para llevar el reba?o.?
Me parece que ?sta es una de las maneras en que se
expresa en nosotros el autoritarismo no superado pese
a los a?os de militancia y lucha. Aquello que
Foucault denominara ?la microf?sica del poder?. Si
no trabajamos en la acci?n pr?ctica y te?rica a la
vez, eso que nos suele gustar denominar ?praxis?, el
problema de nuestro arcaico, veterano autoritarismo,
nuestra insuperable soberbia, el esp?ritu
discriminatorio prevalecer? y nos llevar? a la ruina,
al Apocalipsis de nuestros sue?os.
Preocupada por la crisis del pensamiento actual y la
crisis de las organizaciones, la crisis de la
esperanza depositada en supuestos h?roes, la urgencia
por encontrar un lugar desde el cual actuar acorde con
mis caracter?sticas y posibilidades, las
incertidumbres de mi propio pensamiento, los saluda
con afecto
Gloria
--- Profesor J <profesor_j@???> escribi?:
>
> Notas escritas en el d?a de hoy 11 de septiembre,
> d?a como el que hace 32 a?os inici? con el golpe
> militar la nueva fase neoliberal y contrainsurgente
> en los territorios controlados por el estado
> chileno, donde se me fueron muchos compa?eros y
> desde ah? he quedado desgarrado, rearm?ndome paso a
> paso con el ejemplo de la autoorganizaci?n social. Y
> no van dirigidas a nadie, es s?lo una catarsis.
>
>
>
> Las experiencias guerrilleras del continente ha
> dejado tres vertientes fundamentales como herencia
> tanto en los que lucharon como en los que les
> simpatizan: Los que no aprenden, los que se pasan al
> sistema y los que aspiran a extraer lecciones.
>
>
>
> Los que no aprenden son aquellos que andan en lo
> mismo, hacen discusiones, charlas y talleres de
> formaci?n para profundizar la l?nea te?rica e
> ideol?gica sin cuestionarla un mil?metro, destinan
> importantes esfuerzos a las tareas organizativas de
> los aparatos y, cuando tienen acceso, usan a los
> frentes sociales para la penetraci?n en pos de la
> conducci?n hacia el estado centralizado.
>
>
>
> Los que se pasan al sistema hacen nata. En Uruguay
> es sintom?tico ver como los militares rinden honores
> a los ex tupamaros que presiden las instituciones de
> la dominaci?n. En Brasil muchos ex guerrilleros,
> entre ellos uno de los principales consejeros de
> Lula que fue miembro de un grupo armado chileno, son
> los responsables de la administraci?n del capital,
> es decir, de la continuidad de la explotaci?n del
> hombre por el hombre, el aumento del abismo entre
> ricos y pobres y de la marginaci?n. Triste papel le
> ha tocado a los sandinistas y farabundos, abocados a
> las pugnas superestructurales y negociaciones con
> miembros y representantes de las instituciones y del
> empresariado, mientras distintas corrientes y
> fracciones se desgajan de tanto en tanto
> desilusionados, algunos por no recibir su parte del
> bot?n, otros por no concordar con el verticalismo y
> autoritarismo de esa izquierda aferrada al modelo
> Lula.
>
>
>
> Los que aspiran a extraer lecciones revisan su
> pr?ctica, estudian nuevos textos, analizan las otras
> experiencias, efect?an nuevas lecturas de la
> historia, evaden la tradici?n cultural legada por la
> negativa experiencia del capitalismo de estado, se
> ligan m?s profundamente a la realidad y din?micas de
> lo social, perciben que desde las multitudes y de
> los movimientos, barrios, comunidades y localidades
> viene el nuevo sujeto emancipatorio en un proceso de
> autoorganizaci?n.
>
>
>
> Esos compa?eros estudian e intercambian con
> anarquistas, situacionistas y comunidades
> originarias, otros leen autores cr?ticos dentro del
> marxismo libertario, algunos para seguirlos, otros
> para extraer sus propias conclusiones. Unos
> reestudian las experiencias, errores y aciertos de
> los llamados ultraizquierdistas de los tiempos de
> Lenin. Otros miran espantados como la experiencia
> mao?sta deriva hacia el capitalismo m?s desembozado.
>
>
>
>
> Los que conservan el purismo de la secta de los
> escogidos del Olimpo se aferran cada vez m?s a sus
> propios argumentos, se distancian y combaten
> duramente a las experiencias aut?nomas (o las
> infiltran) y se al?an al reformismo en la misma
> medida de su coincidencia en la aspiraci?n de
> alcanzar el poder central.
>
>
>
> Bastante se ha discutido acerca de la no necesidad
> del estado socialista para avanzar al comunismo,
> pero el esp?ritu pesimista y ?realista? se impone y
> contin?an aceptando la presencia todopoderosa del
> capital que habr? que administrar con la
> racionalidad instrumental en lo que a?n llaman
> "socialismo". Es asombroso ver como viejos
> militantes revolucionarios hoy son astutos
> administradores de empresas o de instituciones del
> estado, condici?n que determina sus posturas frente
> a la autonom?a social y la espontaneidad de las
> multitudes, o se meten debajo de la cama o lloran
> l?grimas de cocodrilo por la ?ausencia del partido
> proletario capaz de conducir a las masas
etc?.
>
>
>
> Cada vez m?s se perfila una contradicci?n
> progresivamente m?s compleja entre estos grupos de
> vanguardia y las din?micas sociales de la
> actualidad, en especial ante la estrategia
> capitalista de gobernar con la mano del gato de la
> izquierda, propuesta que es asumida alegremente por
> las formaciones ?proletarias? ante la ausencia de
> las cadenas de intermediaci?n que antes ayudaban a
> cumplir el papel de representantes de lo social
> dentro del sistema, como los partidos, organismos
> corporativos y sindicatos. Muchos se insertaron en
> ONGs y similares para desde all? cumplir funciones
> de asistencia desde las cuales sembrar ideas y
> posibilidades ?organizativas? de ganados
> estructurados como poblaci?n cautiva, las ?bases de
> sustentaci?n?.
>
>
>
> Es sintom?tico ver como 76 organizaciones mexicanas,
> algunas de fuerte arraigo social, otras con s?lida
> presencia nacional y algunas de muchos a?os de
> actividades, se coordinan junto a los zapatistas
> para levantar una izquierda antisist?mica entre
> todos, de manera horizontal, consultiva y
> participativa, experiencia in?dita (Ver las
> declaraciones de los 76 grupos en
> http://clajadep.lahaine.org).
>
>
>
> Estamos acostumbrados a que grupos de afinidad,
> partidos, corrientes y etc?tera, se agrupen o hagan
> ?unidad? superestructural como Frentes, Coaliciones,
> Coordinaciones, para desde all? llegar a dirigir lo
> social. En el caso de la Sexta es al contrario, la
> idea es dirigirse en grupo de diferentes tendencias
> a escuchar a las organizaciones, reconocerlas como
> interlocutores, como sujetos plenos de la potencia
> del oprimido, y con ello y junto a ellos armar
> programas de luchas locales que se apoyen mutuamente
> de regi?n a regi?n, para con eso comenzar a dise?ar
> un programa amplio y abarcador que postule una nueva
> constituyente.
>
>
>
> M?s organizador y propositivo que eso dif?cil
> encontrar hoy entre medio de las pugnas sobre quien
> es el Papa, el enviado de los dioses. Es rayano con
> lo rid?culo ver como se re?nen a teorizar sobre la
> estructura de la Nebulosa de Andr?meda, se hacen
> escuelas de cuadros para levantar las viejas
> banderas, se disputan el reclutamiento, etc. las
> viejas formaciones dirigidas por militantes que han
> entregado su vida a una causa y se han modelado de
> tal forma que se les hace muy cuesta arriba
> despojarse de las vendas que no les permiten ver el
> bosque. El esp?ritu de secta es algo que nos ha
> legado la cara negativa del viejo reformismo,
> priorizando los lazos org?nicos entre militantes por
> sobre los lazos sociales que construyan desde lo
> peque?o a lo grande, y si hacen ambos, obviamente lo
> social debe subordinarse a las estrategias definidas
> en el aparato de los autoelegidos para llevar el
> reba?o.
>
>
>
> Eso es v?lido tambi?n para las formaciones
> anarquistas, pues las b?squedas de la acci?n rebelde
> y las din?micas de la autonom?a han logrado que
> amplias capas de j?venes y trabajadores se asuman
> dentro de esta concepci?n. All? se da tambi?n la
> lucha sin cuartel y se cruzan las mismas
> contradicciones que dentro de las pr?cticas
> identificadas con el marxismo libertario o el
> marxismo a secas. Algunos anarquistas quieren
> dirigir, otros vivir en el colectivo de afinidad,
> otros levantan aparatos que en nada envidian al
> estalinismo, otros reclutan al m?s puro estilo
> partidista, otros no vacilan en unirse a corrientes
> estatistas para hacer ?luchas?, entendiendo por
> tales la expresi?n de la capacidad organizativa
> entre colectivos de afinidad. Es triste ver como
> diferentes grupos del anarquismo se juntan para
> salir entre ellos a combatir tal o cual enemigo
> dejando totalmente de lado la organizaci?n social, a
> diferencia de muchos otros que pacientemente
> instalan una biblioteca o un centro
> cultural en el barrio y van tejiendo la nueva
> sociabilidad en la vida cotidiana. Es all? que se
> encuentran con los marxistas libertarios, los
> situacionistas, las comunidades originarias, muchos
> marxistas a secas, los aut?nomos, ecologistas, la
> poblaci?n
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