[Pensamientoautonomo] BOLETIN DE LA FOGATA - 08-08-05 - Año …

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Autor: La Fogata
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Asunto: [Pensamientoautonomo] BOLETIN DE LA FOGATA - 08-08-05 - Año V
La Fogata


            "La P?gina de los Compa?eros"


                  "BOLETIN de LA FOGATA"


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            LIBERTAD A LOS PRESOS POLITICOS - NUESTROS SUE?OS, NO CABEN EN SUS URNAS 


      Sesenta a?os despu?s de la bomba at?mica 
      Hiroshima y Nagasaki 


      Zigor Aldama 
      ZAZPIKA (Gara) 


      Los pr?ximos 6 y 9 de agosto se conmemorar? el sesenta aniversario del bombardeo at?mico sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki respectivamente. M?s de 150.000 personas perdieron la vida al instante, y miles m?s murieron como consecuencia de las heridas producidas por las explosiones y por las enfermedades relacionadas con la radiaci?n. Ahora, el mundo vuelve su mirada a aquellos dos fat?dicos d?as de 1945


      Hace calor. Son las siete de la ma?ana y el sol ya golpea con fuerza en un t?pico d?a de verano en Hiroshima. Akira Onogi tiene 16 a?os y disfruta de su d?a libre en el porche de su casa. Como miles de estudiantes m?s, ha sido reclutado para trabajar durante la guerra en la f?brica de armas de Mitsubishi. Aunque ?l no lo sabe, Jap?n est? al borde de la derrota y Alemania ya ha ca?do. En la ciudad de Potsdam, los aliados determinan las condiciones de la rendici?n de Jap?n, cuyo territorio es bombardeado d?a tras d?a por los B-29 estadounidenses. Onogi, sin embargo, esta convencido de que su pa?s ganara la II Guerra Mundial. 
      Suenan las agudas alarmas que avisan de un posible bombardeo. Junto a los otro cuatro miembros de su familia, Onogi corre hacia el refugio antiaereo. Pasan los minutos. Nada. El cielo sigue limpio, azul, sin rastro de bombarderos. Akira retoma el libro que estaba leyendo y su familia vuelve a los quehaceres cotidianos. Son las 8:14 horas. De repente, una fuerte luz azul ciega su vista. No le ha dado tiempo a abrir los ojos cuando la onda expansiva destroza su casa. Onogi no ha escuchado siquiera el estruendo de la explosi?n cuando pierde la consciencia. La primera bomba at?mica que se lanza contra seres humanos ha ca?do a 1,2 kilometros de su hogar. 
      A esa misma hora, Isao Kita, de 33 a?os, se encuentra en el Instituto Meteorol?gico de Hiroshima, a 3,7 kilometros del epicentro en el que ha estallado 'Little boy'. Desde los amplios ventanales del edificio, Kita observa el destello azul. Tal y como le han ense?ado, el hombre salta de su silla y se tumba en el suelo con la cara boca abajo. Comienza a contar los segundos desde la explosi?n. Cinco. La estancia se llena repentinamente de un aire extremadamente caliente. Kita no comprende lo que sucede. No hay tiempo para pensar. Las ventanas estallan y el edificio se tambalea. Kita vuela, literalmente, hasta el extremo de la sala. Todo queda en silencio. 
      Una enorme columna de humo se eleva 20 kil?metros hacia el cielo. Un gris oscuro va invadiendo el radiante azul que ha reinado hasta ahora. Hiroshima ha sido arrasada. A lo lejos, el bombardero B-29 Enola Gay vuelve a la base estadounidense de la que ha partido dos horas antes. Misi?n cumplida. La bomba at?mica ha sido lanzada en el centro de la ciudad. Con una capacidad destructiva equivalente a la de 12.500 toneladas de TNT, los 60 kilos de Uranio-235 de 'Little boy' han hecho explosi?n a 580 metros del suelo. La temperatura sobre la superficie en ese punto alcanza los 3.000 grados. Todo en un radio de cuatro kilometros comienza a arder. 
      Akira Onogi despierta. Est? cubierto de escombros, pero puede moverse. Cree que una bomba convencional ha ca?do junto a su casa. Sin embargo, m?s de 80.000 personas han muerto ya de forma instantanea. Busca a su familia. Encuentra a su padre pocos metros m?s alla, cubierto de cascotes y con profundos cortes por todo el cuerpo. Aturdido, extrae con torpeza algunos de los cristales que sobresalen de su torso. Juntos contin?an la b?squeda de la madre y sus tres hermanas y el hijo de una de ellas. Milagrosamente, todos est?n vivos. Onogi y su familia miran entonces alrededor. Todo ha desaparecido. Casas, calles, veh?culos y personas. 
      Desde los escombros del Centro Meteorol?gico, situado en una colina, Isao Kita tiene una panor?mica de la ciudad. Anonadado, ve c?mo pequenos fuegos surgen aqu? y all?. Van creciendo y amenazan con cubrirlo todo. Poco a poco, van apareciendo las siluetas de quienes han sobrevivido a la explosi?n. Sufren quemaduras de gravedad extrema, su piel cuelga a jirones y buscan desesperadamente agua. Tan pronto como beben unos sorbos, mueren. Una hora despu?s de la deflagracion, comienza a llover. Se trata de un l?quido negro y espeso que lo cubre todo pero que no impide la expansi?n del fuego. La lluvia radiactiva se encargara de hacer de la vida de los supervivientes un tormento. Hiroshima es la viva recreacion del infierno. 


      'Fat man' 


      El 9 de agosto de 1945, tres d?as despu?s de que Hiroshima desapareciera bajo el fuego y los escombros, la vida continuaba su curso habitual en Nagasaki. El trabajo en las f?bricas de armas y explosivos segu?a a pleno rendimiento, y los ciudadanos no conoc?an la magnitud de lo sucedido a poco m?s de un centenar de kilometros, aunque s? sab?an de la existencia de una nueva bomba, de poder destructivo fuera de lo habitual, a la que hab?an apodado "bomba globo". 
      Chieko Watanabe ten?a ese d?a 16 a?os. A las 11:00 de la ma?ana se encontraba en su puesto de trabajo en la f?brica de armas de Mitsubishi. Pasaban dos minutos de esa hora cuando vio una luz cegadora, como la de un rayo. A unos tres kilometros del recinto, el B-29 Bockscar hab?a lanzado a "Fat man", la segunda bomba at?mica que Estados Unidos dejaba caer sobre la poblaci?n nipona. Esta vez, su potencial destructivo era similar al de 21.000 toneladas de TNT, y su coraz?n estaba compuesto por plutonio-239. Watanabe perdi? el conocimiento y, cuando abri? los ojos, le pareci? como si estuviera en otro mundo. La f?brica hab?a quedado reducida a escombros, y los pilares de acero estaban completamente retorcidos. Una viga cay? sobre sus piernas impidi?ndole moverse. Gracias a la ayuda de unas compa?eras, consigui? salir y llegar al refugio aereo. All? se encontr? con cientos de heridos. Los m?s leves ten?an grandes trozos de cristal incrustados por todo el cuerpo. Los m?s graves se encontraban en una situaci?n tal que, a veces, era imposible determinar su sexo. El refugio pronto se llen? de cad?veres, tullidos y miembros humanos diseminados por el suelo. Watanabe sali? a la calle. Una mujer hab?a sufrido una decapitaci?n instantanea mientras estaba sentada. Sin embargo, sus brazos segu?an rodeando el cuerpo de un bebe cuya piel se hab?a volatilizado. A pesar de ello, aun vivi? unos instantes m?s. 
      Hideo Arakawa recuerda apesadumbrado aquel d?a. Trabajaba como profesor en la escuela de Shiroyama, a tan s?lo 500 metros del epicentro en el que cay? "Fat man". Aun son visibles las cicatrices que la bomba at?mica dibuj? en su rostro. Habla con suavidad y de forma pausada, y al recordar los momentos m?s tr?gicos no puede contener las lagrimas. ?No recuerdo haber visto ninguna luz ni haber escuchado estruendo alguno. S?lo s? que abr? los ojos y mis compa?eros estaban muertos. No pod?a entender qu? clase de explosivo pod?a haber causado tal destrozo. A pesar de que ten?a los pies llenos de cristales, sal? al exterior. Me encontr? con mucha gente a la que el miedo le impulsaba a moverse como fuera. Un hombre caminaba con la cara en carne viva y sujet?ndose lo que parec?an sus intestinos con la mano derecha. Se escuchaban gemidos procedentes de todas partes, gritos de ayuda que se iban extiguiendo. Los que pod?an moverse buscaban agua desesperadamente?. Arakawa recuerda c?mo el d?a oscureci? hasta parecer de noche. ?Hab?a incendios por todas partes y casi todos los edificios hab?an sucumbido a la explosi?n. Algunos tranv?as se hab?an quedado en el chasis, completamente calcinados?. Como consecuencia directa de la explosi?n, 75.000 personas perdieron la vida en el acto. Otros 50.000 murieron en los meses siguientes, y 25.000 m?s como consecuencia de heridas y de enfermedades relacionadas con la radiaci?n en a?os posteriores. En el caso de Hiroshima, en 2004 se contabilizaron 140.000 muertos totales. 
      En los d?as siguientes al bombardeo de Nagasaki, conscientes de la desinformacion existente entre la poblaci?n nipona, aviones estadounidenses dejaron caer miles de octavillas sobre pueblos y ciudades japonesas. ?Estamos en posesi?n del mayor explosivo jam?s dise?ado por el hombre, equiparable a todo el arsenal que pueden transportar 2.000 aviones B-29. Hemos comenzado a utilizar esta nueva bomba contra vuestro pueblo. Si ten?is alguna duda preguntad sobre lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki?. El 15 de agosto, el emperador declar? la rendici?n de Jap?n, un pa?s en ruinas. Terminaba as? la II Guerra Mundial. 


      Una muerte lenta 


      En las horas siguientes a las deflagraciones de las bombas at?micas se vivieron escenas dantescas en los hospitales de Hiroshima y Nagasaki. Los ya de por s? escasos recursos quedaron completamente desbordados. Hiroshi Sawachica trabajaba como m?dico en el Hospital Militar de Ujina en Hiroshima, a 4,1 kilometros del epicentro en el que cay? 'Little boy'. ?Acababa de entrar a trabajar cuando, de repente, el cielo se torn? rojo?, recuerda. ?Tuve justo el tiempo suficiente para gritar que la gente se tirara al suelo. Cuando volv? en m?, vi que todo estaba destrozado y que nadie permanec?a de pie. Por el hueco de una ventana pude ver el hongo nuclear, aunque no sab?a lo que eso significaba?. Afortunadamente, las heridas de Sawachica y del resto del personal eran leves y tuvieron tiempo de tratarlas antes de que llegara ?una riada de heridos?. 
      Sawachica se preguntaba qu? hab?a ocurrido. ?Los heridos llegaban como si fuesen fantasmas. Algunos ten?an la cara tan quemada que era imposible reconocer sus facciones. Recibimos una avalancha como nunca en nuestras vidas. Lo peor era que pod?amos hacer muy poco por salvar a la gente. Dej?bamos a los heridos graves en una habitaci?n y a los leves en otra. Iban muriendo poco a poco, y con mucho sufrimiento. Al final, los cad?veres se amontonaban por doquier. Lo que m?s me choc? es el olor que desprend?an muertos y heridos. Todo el hospital qued? impregnado del mismo olor de las sepias secas cuando se ponen a la plancha?. 
      Los m?dicos de los hospitales de Hiroshima y Nagasaki trabajaban de forma mec?nica, desprovistos de sentimientos. ?Creo que todos nos volvimos insensibles. Fue tan duro que nos pusimos una coraza para poder resistirlo?, rememora Sawachica. Sin embargo, quedan im?genes grabadas en su memoria. ?Aunque ya han pasado 60 a?os, me acuerdo perfectamente de una mujer embarazada que me agarr? del pie en el hospital. Otros m?dicos ya la hab?an desahuciado debido a sus graves heridas y ella me dijo que sab?a que iba a morir, pero que notaba las patadas que daba su hijo y que, por favor, se lo sacara para que pudiera vivir. Pero no hab?a personal adecuado, as? que lo ?nico que pude hacer era decirle que volver?a pronto con todo preparado. Cuando regres?, ya hab?a muerto?. 
      Aquellos que sobrevivieron a las primeras consecuencias del bombardeo at?mico tuvieron que hacer frente a desconocidas enfermedades relacionadas con la exposici?n a la radiaci?n de rayos gamma. Chieko Watanabe fue una de ellas. Tras haber caminado por las inmediaciones del epicentro y de haber recibido tratamiento para sus heridas, y cuando parec?a que su estado de salud era bueno, la carne de sus piernas comenz? a pudrirse. Hab?an pasado ya varias semanas desde la explosi?n en Nagasaki y nadie se explicaba el porqu? de esas secuelas. Su madre le quitaba diariamente la carne podrida con una cuchilla hasta que llego al hueso. Entonces la llevaron al hospital, pero no hab?a medicamentos disponibles. En una grabaci?n guardada en el Museo de la Bomba At?mica de Nagasaki, Chieko Watanabe relata su experiencia personal. ?Aunque la situaci?n de mis piernas mejor?, vomitaba l?quidos extra?os a menudo, y ten?a una fuerte diarrea. Mi cuerpo ol?a fatal y en esos momentos pensaba que hubiese preferido morir?. Watanabe estuvo diez a?os en la cama hasta que pudo volver a moverse por s? misma. Muri? en 1993. 


      Desde el otro lado 


      Mientras Jap?n incineraba los cuerpos de los muertos en Hiroshima y Nagasaki, Estados Unidos celebraba su victoria y el final de la guerra. El plan para forzar a Jap?n a rendirse a trav?s del uso de armas nucleares hab?a surtido efecto. Culminaban as? meses de una minuciosa planificaci?n que comenz? tras el ?xito de una prueba en Nuevo M?jico. Se elabor? entonces una lista de ciudades japonesas sobre las que podr?a efectuarse el ataque. Ten?an que ser importantes n?cleos urbanos situados en el radio de acci?n de alguna base estadounidense. As? se consideraron como objetivos principales las ciudades de Hiroshima, Kokura, Niigata y Kioto. M?s tarde, los estadounidenses descartaron Kioto por su incalculable valor cultural y art?stico. Nagasaki tom? su lugar. 
      El ataque deb?a realizarse en agosto y de forma visual, por lo que resultaba imprescindible contar con buena meteorolog?a. El 26 de julio, a bordo del crucero Indianapolis, la bomba "Little Boy" lleg? a su destino: el puerto de Tinian, en las Islas Marianas. Poco despu?s, la "Fat Man" lleg? por v?a a?rea. Mientras tanto, en Tokio se dictaban las condiciones para la recapitulaci?n. 
      El 6 de agosto, el avi?n bombardero Enola Gay dej? caer en el centro de Hiroshima la primera bomba nuclear de la historia sin problema alguno. En el epicentro se form? una bola de fuego de unos 400 metros de di?metro, y alrededor de 60.000 edificios fueron completamente destruidos. Tres d?as despu?s, Nagasaki no era el objetivo del bombardero Bockscar. La ciudad de Kokura era la elegida. Sin embargo, la meteorolog?a no permit?a un lanzamiento seguro, por lo que el capit?n del B-29 decidi? continuar hasta Nagasaki, objetivo secundario. Las condiciones tampoco eran ?ptimas pero decidieron dejar caer la "Fat Man" en lo que les pareci? una calle c?ntrica. La bomba destruy? m?s de 40.000 edificios pero, a pesar de su mayor potencial destructivo, las consecuencias fueron menores gracias a que el bombardero err? en su lanzamiento y a que los montes Kompira e Inasa absorbieron gran parte de la onda expansiva. 
      Los supervivientes de las bombas at?micas, sin embargo, se preguntan qu? culpa ten?an ellos y sus allegados civiles. Y los hijos que nacieron con malformaciones gen?ticas. ?Sean chinos, europeos o japoneses, los civiles siempre son quienes sufren el sinsentido de las guerras?, comenta Chizue Fukutomi, quien, a pesar de encontrarse a tan s?lo 1,3 kilometros del epicentro de Nagasaki, consigui? salvar su vida. ?Hay que intentar erradicar la violencia, y las armas nucleares son su maximo exponente?. 
      Despiece 1: 


      Un paseo por el horror 


      El coraz?n se encoge nada m?s entrar en el Museo de la Bomba Atomica de Nagasaki. Varias pantallas muestran en silencio el caracter?stico hongo de humo que se forma tras la detonaci?n de un artefacto nuclear. A vista de p?jaro, la imagen tiene una impactante belleza visual que esconde la brutalidad de las consecuencias en la superficie. Eso es lo ?nico que vieron las tripulaciones del Enola Gay y del Bockscar, ajenos hasta d?as despu?s de la tragedia que hab?an provocado. 
      En la sala a la que se accede a continuaci?n, el visitante es capaz de sentir la fuerza de la explosion y el silencio que le sucedi?. Presiden la estancia partes de la catedral de Urakami que se han restaurado. En una vitrina cercana, el reloj del edificio religioso es s?lo un amasijo de hierros pero, terco, sigue marcando las 11.02, una hora que en Jap?n siempre ir? ligada a la muerte. 
      No es f?cil digerir las imagenes de la estancia central del museo. Cuerpos desnudos completamente calcinados, o en carne viva, consecuencia de las temperaturas extremas vividas cerca del epicentro. El cadaver de lo que se adivina un ni?o peque?o tumbado en el suelo en un ?ltimo gesto de terror. Im?genes que muestran operaciones para extraer trozos de cristal y metales de cabezas que no se dir?a que pertenecen a un ser humano. Cuerpos de caballos completamente hinchados. El r?o Urakami repleto de cad?veres de quienes hab?an ido desesperados a por agua. Ra?les de tranv?a doblados como si fueran de pl?stico, y la desolacion de una ciudad reducida a escombros. Una vitrina muestra la masa en la que se convirtieron los huesos de una mano humana al fundirse con una botella. Y una replica de la bomba "Fat man", con una secci?n abierta para mostrar su mort?fero coraz?n, permanece impasible frente a tanto horror. 
      ?En aquel momento nos sentimos como conejillos de Indias?, comenta Michiko Nakano, autora del libro "Nagasaki bajo la bomba atomica". ?Ahora entiendo que nuestro pa?s tambi?n es responsable de lo que ocurri?. En cualquier caso, las desgracias de Hiroshima y Nagasaki deber?an servir al mundo para detener el ansia militar por conseguir un arma cada vez m?s potente. La capacidad destructiva del armamento nuclear existente en la actualidad es suficiente como para volar por los aires el planeta en varias ocasiones. Eso nos deber?a hacer reflexionar?, subraya. 
      Sin embargo, la ?ltima de las salas del Museo de la Bomba Atomica de Nagasaki muestra la cruda realidad actual, completamente opuesta al deseo de Nakano. El n?mero de potencias nucleares crece y la sofisticaci?n de los artefactos, as? como su potencia destructiva, es cada vez mayor. 


      Volver a la vida 


      Hiroshima y Nagasaki son ahora dos ciudades modernas y cosmopolitas en las que resulta dificil encontrar alg?n vestigio de la tragedia de agosto de 1945. La reconstruccion se llev? a cabo en un tiempo record, y s?lo tres d?cadas despu?s de la guerra Jap?n ya despuntaba como una de las potencias econ?micas mundiales. Estos d?as, sin embargo, la poblaci?n echa la mirada atr?s y las calles aparecen llenas de carteles que muestran el horror vivido hace 60 anos. En los dibujos, realizados en la l?nea del comic manga japon?s, una familia corre despavorida ante la explosion del artefacto nuclear. En el centro de ambas ciudades tambien se pueden ver exposiciones fotogr?ficas y otros tipos de documentos, aunque lo m?s impactante son las muestras de dolor de la poblaci?n. Un t?trico payaso simboliza el sentir general frente a la estacion de trenes de Nagasaki, junto a una exposici?n en la que se exhiben fotografias de gran dureza. Su rostro, surcado por lagrimas que diluyen el maquillaje rojo que rodea los ojos, resulta escalofriante. 
      En Hiroshima, lo ?nico que recuerda aquel 6 de agosto es el edificio conocido como A-bomb, uno de los pocos que se mantuvieron en pie en el epicentro de la explosi?n. En el centro de la ciudad, el Museo de la Paz de Hiroshima recuerda la necesidad de mantener la no proliferaci?n nuclear, y aboga por la erradicaci?n de este tipo de armamento en el mundo. 
      En Nagasaki, un obelisco negro recuerda el lugar exacto en el que cayo "Little boy". Un grupo de circunferencias conc?ntricas se marcan en un suelo en el que los cient?ficos auguraron que no crecer?a ning?n tipo de vida en 75 a?os. Sin embargo, seis d?cadas despu?s, el lugar se ha convertido en un parque y miles de personas viven tranquilamente en la zona residencial de Urakami. A pocos metros del memorial, una columna de lo que qued? en pie de la catedral de Urakami recuerda la desolaci?n en la que se sumi? la ciudad. 
      Sin embargo, ahora Hiroshima y Nagasaki bullen de actividad. Hombres de negocios en sus impolutos trajes corren de un lado para otro, s?mbolo del espectacular avance econ?mico de Jap?n, la segunda econom?a m?s importante del mundo. Los centros comerciales se llenan los fines de semana, y miles de japoneses disfrutan de los parques de sus ciudades. Tranv?as como los que quedaron reducidos a cenizas en Nagasaki funcionan como hace sesenta a?os, salvo porque ahora cuentan con aire acondicionado y sillones acolchados. Los veh?culos, que a?n mantienen en muchos casos su dise?o original, son recuerdos vivos de un pasado que, afortunadamente, ya ha quedado atr?s. Pero, como recuerdan los carteles que se exhiben en las dos ?nicas ciudades que han sufrido un ataque nuclear, es conveniente no olvidar las consecuencias de un armamento que todav?a est? de rabiosa actualidad. 




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      Un ejemplo hist?rico de manipulaci?n informativa 
      Hiroshima, una batalla perdida


       Humberto M?rquez 
      IPS 


      El lanzamiento de la bomba at?mica sobre Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, pudo ser la noticia m?s impactante del siglo XX, pero la manipulaci?n informativa dirigida por Washington y Tokio disolvi? el impacto educativo de esa tragedia y troc? al periodismo en agente c?mplice de la guerra


       A conclusiones como ?sta llega un libro de Silvia Gonz?lez, periodista venezolana e investigadora del Colegio de M?xico, "Hiroshima, la noticia que nunca fue", tomando ese episodio para mostrar c?mo se censura la informaci?n en tiempos de conflicto. 


      Con base en ese "modelo at?mico" de comunicaci?n, seis d?cadas despu?s "se repiten las pr?cticas manipuladoras desde los c?rculos de poder, y se divulgan informes inexactos o apresurados, exagerados o parciales, o rumores, que pueden afectar hasta el largo plazo la percepci?n del p?blico", advirti? Gonz?lez en entrevista con IPS. 


      A las ocho y doce minutos de la ma?ana del 6 de agosto de 1945, en las postrimer?as de la segunda guerra mundial, el bombardero estadounidense B-29 Enola Gay dej? caer sobre Hiroshima el artilugio bautizado Little Boy (ni?ito), que estall? a 300 metros sobre la ciudad, para aumentar su alcance letal, con una explosi?n de una magnitud equivalente a 12.000 toneladas de dinamita. 


      Se calcula que m?s de 80.000 de los 250.000 habitantes de Hiroshima murieron ese d?a y al menos otros 60.000 en las semanas siguientes, v?ctimas de las quemaduras causadas por las radiaciones de uranio y los incendios causados por la bomba. 


      Tres d?as despu?s, Estados Unidos lanz? una segunda bomba, de plutonio, sobre Nagasaki, otra ciudad japonesa, causando otras 80.000 v?ctimas, lo que forz? la rendici?n incondicional del imperio del sol naciente. 


      El 7 de agosto de 1945, los diarios japoneses dedicaron apenas unas pocas l?neas a informar que aviones B-29 hab?an arrojado bombas incendiarias sobre Hiroshima "causando unos cuantos da?os", seg?n la escueta rese?a del rotativo Asahi. 


      En la prensa estadounidense, en cambio, hubo una explosi?n informativa. "Solamente The New York Times, al d?a siguiente de la detonaci?n de la bomba, hizo 209 menciones de las palabras ?tomo y at?mico", seg?n la investigaci?n de Gonz?lez. 


      Estados Unidos hab?a pasado una primera etapa de silencio, impuesto oficialmente, desde que en 1942 comenz? el Proyecto Manhattan, de experimentos at?micos de car?cter militar. La Oficina de Censura del gobierno entreg? el 28 de junio de 1943 una directiva a 2.000 diarios, 1.000 semanarios y a la mayor?a de estaciones de radio, con prohibici?n expresa de informar sobre la materia. 


      Pero desde el 6 de agosto hubo un giro, para apuntalar en los medios la b?squeda de la rendici?n japonesa, pero la censura en la etapa previa sirvi? para que la Ley de Energ?a At?mica de 1946 advirtiese de penas de muerte o c?rcel de por vida a quien diseminase escritos, fotograf?as u otras piezas informativas que pudiesen lastimar a Estados Unidos. 


      La utilidad de la restricci?n sobre la informaci?n antes de la bomba, y la conducci?n del debate despu?s de su estallido permitieron a los c?rculos del poder en Washington, seg?n Gonz?lez, subsumir temas como la propuesta de cient?ficos e intelectuales al presidente de entonces, Harry S. Truman, quien orden? la acci?n del Enola Gay. 


      El Reporte Franck, de 57 cient?ficos encabezados por James Franck, premio Nobel de F?sica en 1925, recomend? a Truman el 11 de junio de 1945 que con la bomba "no se atacase una ciudad sino que se hiciera una demostraci?n abierta, para mostrar a Jap?n y al mundo el poder?o estadounidense", record? Gonz?lez. 


      Pero "ni el Congreso (legislativo), ni los medios, ni la sociedad, y ni siquiera c?rculos pol?ticos cercanos al n?cleo de poder accedieron a informaci?n sobre tales iniciativas", y el resultado fue que Truman "tom? una decisi?n sin considerar los principios de participaci?n que se suponen valores fundamentales en una democracia", a?adi?. 


      Los iniciales reflejos japoneses fueron similares, pues su f?sico Yoshio Nishina, quien encabezaba proyectos sobre el ?tomo en Tokio, corrobor? r?pidamente que la explosi?n en Hiroshima era un ataque nuclear, pero el comando militar nip?n orden? a los medios no usar ese t?rmino sino hablar de "un nuevo tipo de bomba". 


      En la inmediata posguerra tras la rendici?n de Tokio el 15 de agosto, y ocupado Jap?n por fuerzas estadounidenses, los mandos aliados implantaron una censura de prensa en el archipi?lago para revisar todas las informaciones referidas a energ?a at?mica, bombardeos y sus resultados sobre la poblaci?n civil. 


      La divisi?n de censura en Jap?n lleg? a ser tan compleja que en el verano boreal de 1946 laboraban en ella 6.000 personas, que interven?an todo tipo de comunicaci?n, desde correspondencia y conversaciones telef?nicas hasta el cine y los carteles. La prensa pasaba por una censura previa y una post-censura. 


      La labor period?stica padeci? por partida doble: la informaci?n cerrada sobre la bomba restringi? el derecho de los periodistas para acceder a la informaci?n, y la no divulgaci?n coart? la libertad de expresi?n. "Los periodistas resultaron incapaces de atender el derecho del p?blico a informarse, fueron a la vez v?ctimas y c?mplices", sentenci? Gonz?lez. En su investigaci?n, Gonz?lez someti? un cuestionario a 400 periodistas, de ellos 180 de Estados Unidos, 180 de Jap?n, y 40 de otros pa?ses. Entre 15 acontecimientos del siglo XX, 78 por ciento de ellos ubic? en primer lugar el lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima. 


      Resultados similares consiguieron en encuestas el museo de noticias Newseum, de Washington, y la agencia noticiosa estadounidense AP, por lo que la tragedia de Hiroshima "pudo ser la noticia de mayor impacto del siglo XX", pero la censura y la manipulaci?n cortaron y mermaron su trascendencia. 


      "Hubo muchas historias que no se contaron, cr?nicas que no se escribieron y hasta la fecha laten bajo tierra, sepultadas con las v?ctimas. La noticia fue disimulada y se arrastr? por d?as, meses y a?os, hasta quedar silenciada", deplor? Gonz?lez. 


      En el marco de la actual d?cada de la paz decretada por la Unesco (Organizaci?n de las Naciones Unidas para la Educaci?n, la Ciencia y la Cultura), la periodista postula que el periodismo debe insistir en "investigar para conocer, conocer para divulgar, y divulgar para crear conciencia".  




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      Condenar Auschwitz, absolver Hiroshima  


      Santiago Alba  
      Rebeli?n 


      Pensar despu?s de Auschwitz, lo que queda de Auschwitz, sobrevivir a Auschwitz, no olvidar Auschwitz, nunca m?s Auschwitz: la decisi?n occidental, tras la segunda guerra mundial, de convertir los lager y el llamado Holocausto jud?o en una brecha metaf?sica y en un nuevo umbral cronol?gico, acontecimiento del mal a partir del cual habr?a que volver a pensar toda la historia y de cuyo horror la humanidad en su conjunto (incluidas las otras numeros?simas v?ctimas de nuestro imperialismo) tendr?an que sentirse culpables, apenas si ha tenido alg?n efecto moral en la barbarie cotidiana, salvo el muy dudoso de dar la raz?n a Israel en su violento anschluss tribal de Palestina.  
      Pero ha tenido, sin duda, un efecto ideol?gico: el de hacer olvidar o aceptar, con una extra?a radical mansedumbre, las bombas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945, las cuales constituyen el primer acontecimiento verdaderamente mundial de la historia del hombre. De un modo quiz?s esquem?tico, Costanzo Preve describe muy bien los hechos: "La humanidad ha producido Auschwitz y ha pedido disculpas; ha producido tambi?n Hiroshima y no ha pedido perd?n. De esta asimetr?a escandalosa nace no s?lo la condici?n postoccidental en la que nos encontramos sino la legitimaci?n ulterior de todos los bombardeos futuros, m?s exactamente del Bombardeo como acci?n leg?tima contrapuesto al Campo de exterminio como acci?n ileg?tima". Muy poco se ha pensado despu?s de Hiroshima y es mucho lo que queda de ella. Mientras nos horrorizamos una y otra vez, en una sana reacci?n moral, ante las c?maras de gas, nos parece natural seguir viviendo normalmente bajo ese modelo inaugurado de modo experimental en Guernica y que sobrevivi? y sobrevive -como un nuevo medio ecol?gico del hombre nuevo- a los horrores condenados de Auschwitz: Camboya, Vietnam, Panam?, Bagdad, Yugoslavia, otra vez Bagdad, Afganist?n, Faluya, Qaim. La matanza horizontal de inocentes es un crimen; la matanza vertical de inocentes es natural, como la nieve, o tal vez divina, como esos chuzos de fuego que destruyeron Sodoma y Gomorra por orden de un Yahv? menos radicalmente b?blico que los estadounidenses, los cuales no encuentran un solo Lot -ni un solo No?- entre los habitantes de Faluya. 
      ?Por qu? -por qu?- condenamos Auschwitz y absolvemos Hiroshima? ?Por qu? nos hace pensar tanto Eichmann, con sus virtudes asesinas, y tan poco el coronel Thibet, a los mandos del Enola Gay, orgulloso de su acci?n y dispuesto a repetirla, homenajeado por sus conciudadanos y condecorado por su gobierno? ?Qu? tienen de extraordinario los lager, donde se exterminaba rutinariamente a otros pueblos, y qu? de antropol?gicamente normal la catedral at?mica de humo bajo la cual, a dos kil?metros a la redonda, se derret?an los cuerpos invisibles de los japoneses? Antes de filosofar, simplifiquemos un poco: la ?nica diferencia moral que existe entre Auschwitz e Hiroshima es que Hiroshima es el modelo elegido por el vencedor estadounidense; la ?nica diferencia hist?rica es que Hiroshima sigue vigente. Por eso, porque es nuestro modelo y porque seguimos utiliz?ndolo, conviene olvidar Hiroshima y recordar solamente Auschwitz.  
      Pero luego -dig?moslo sin ambages- hay muchas m?s cosas que pensar en Hiroshima que en Auschwitz. A nadie deber?a resultar ofensiva, salvo al hombre mismo, la afirmaci?n de que los lager se inscriben en una continuidad hist?rica de la que s?lo son, en todo caso, su colof?n industrial: decenas de pueblos, peor protegidos -si eso es posible- que los jud?os, han desaparecido de la faz de la tierra en los ?ltimos 10.000 a?os, reunidos, trasladados y apriscados como reba?os antes de ser risue?amente aniquilados por el enemigo (la Biblia misma nos cuenta c?mo la tribu de Gad acab? con todos los miembros de la de Efraim tras identificarlos uno a uno por una diferencia de pronunciaci?n).  
      Frente a la pr?ctica antiqu?sima, dolorosamente descrita por Primo Levi, de deshumanizar a los prisioneros de Auschwitz antes de matarlos, para hacer as? m?s f?cil o m?s justo su exterminio, hay algo radicalmente nuevo, por mucho que nos hayamos acostumbrado, en la desontologizaci?n absoluta de las v?ctimas del bombardeo, privadas de existencia de una sola vez y retrospectivamente por una fuerza descendente e imparcial que ni siquiera las numera. 
      Frente a la antiqu?sima maldad banal de Eichmann, riguroso contable y fiel subordinado, que en nada se diferencia de la estricta racionalidad y diminuto moralismo de los tratantes de esclavos (ver algunos ejemplos en Los negros esclavos, de Fernando Ortiz), hay tambi?n algo radicalmente nuevo en la figura de Thibet, o en la de ese piloto maravillado que cre?a "adornar un ?rbol de Navidad" mientras dejaba caer sus misiles sobre Bagdad: el problema del mal es mucho menos enigm?tico y, en todo caso, mucho m?s viejo que ?ste otro, v?stago del Bombardeo, de la ausencia de mal como fuente de destrucci?n. Ya no se trata de c?mo el mal infiltra o construye su propia normalidad sino de c?mo la normalidad misma -la inocencia m?s inatacable- destruye el universo a trav?s de una ventana. La nor-malidad gobierna el lager; la normalidad (o nor-bondad) bombardea. 
      Frente a la vieja y familiar destrucci?n particular (contra los comunistas, contra los homosexuales, contra los jud?os) del lager, la bomba de Hiroshima introduce la vitualidad de una destrucci?n total, de un verdadero Holocausto en su sentido etimol?gico, un exterminio general que borrar?a las fronteras entre v?ctima y verdugo y entre muerte natural y muerte no-natural: el uso de hecho desde 1945 de armas radioactivas (el uranio empobrecido, por ejemplo) ha instalado ya la amenaza, como una larva, en las condiciones mismas de la vida biol?gica, el aire, el agua, la cadena alimenticia, de manera que la normalidad misma se vuelve no s?lo criminal sino adem?s suicida. Por eso Gunther Anders, uno de los pocos fil?sofos que pens? despu?s de Hiroshima, pod?a escribir en 1958 acerca de las dos bombas at?micas lanzadas sobre Jap?n como productoras de un hombre nuevo y fundadoras de una ?poca radicalmente distinta, sin precedentes y sin vuelta atr?s: del "todos los hombres son mortales" del estado natural y del "todos los hombres son eliminables" del lager se ha pasado, sin posibilidad de retorno, a la premisa silog?stica de la nueva era: "la humanidad entera es eliminable". Podemos decir, de hecho, que la humanidad no exist?a antes de Hiroshima; podemos decir que la Humanidad es el resultado de la bomba. Al contrario de lo que pretende Costanzo Preve, la Humanidad no produjo Hiroshima sino que es un producto suyo: antes hab?a clases, naciones, individuos y la Humanidad constitu?a apenas el Sujeto ilusorio bajo el que se trataban de emborronar diferencias irreconciliables. La bomba at?mica lanzada sobre Hiroshima, con su latencia de Holocausto, constituye a la Humanidad por vez primera, pero como objeto de amenaza, como unidad negativa susceptible de destrucci?n. Ni la globalizaci?n ni la televisi?n ni la revoluci?n tecnol?gica: desde el 6 de agosto de 1945 existe la Humanidad; desde el 6 de agosto de 1945 -mucho antes de la invenci?n de internet- todos vivimos ya en el mismo mundo. Y s?lo porque ese mundo, dure lo que dure, estar? siempre a punto de desaparecer.  
      Esa es la novedad de Hiroshima, universalmente vigente, frente a la caduca modernidad de Auschwitz, cuyo totalitarismo de baja intensidad a?n encuentra islotes donde enquistarse y reproducirse sin resistencias (Guant?namo, Abu Gharaib, los gulag flotantes de la CIA) a la espera de que el Terror borroso y general legitime de nuevo su uso contra el Mal. El destino del mundo, si no lo evitamos antes, es que Auschwitz e Hiroshima se unan en un ?ltimo abrazo y fundan para siempre las excelencias, vertical y horizontal, del Bombardeo y del Campo. 
      Hiroshima, como bien demostr? Jacques Pauwels, fue el primer acto de la Guerra Fr?a, la cual tuvo al menos la virtud de congelar la amenaza mediante el aumento mismo de sus medios de destrucci?n. Hiroshima, por eso mismo, es la terible met?fora de la hybris capitalista y de su capacidad ilimitada para multiplicar sus medios sin aumentar sus efectos (m?s alimentos y la misma hambre, m?s bombas y el mismo da?o total). Hiroshima es tambi?n, como sugiere Fennell, el umbral de una nueva ?poca post-occidental que, al condenar los lager y absolver la bomba at?mica, abandona definitivamente toda ilusi?n de humanismo (sustituido apenas, como en la Roma imperial, por un funcional y despectivo humanitarismo). Hiroshima, finalmente, es el parad?jico acto inaugural de una ?poca sin miedo: la misma bomba que oblig? y obliga a los hombres a asumir la mortalidad como especie (y no s?lo ya como individuos) abri? en Occidente en 1945 un per?odo -que sobrevive a todas las evidencias en contra- marcado por la ilusi?n de crecimiento ilimitado y de inmortalidad garantizada. Contra el destino humano revelado, como un Dios b?blico, en el hongo de la bomba estadounidense, nuestra normalidad -si no ya de pensamiento- sigue siendo muy occidental y empe?arse en ser normal en estas circunstancias es votar de hecho a favor simultaneamente del Bombardeo y de los Lager. 
      El prop?sito debe ser, pues, el de conquistar una normalidad post o para-occidental. Todav?a hay clases: la clase de los que ven el peligro y la clase de los que no quieren verlo. Esta lucha de clases, que no por casualidad sigue siendo la del Manifiesto Comunista, es la lucha por rescatar a la Humanidad -mortalmente Una- al mismo tiempo de la injusticia y de la extinci?n.  



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      Marcos: "No pretendemos que nos sigan, s?lo aspiramos a escuchar" 


      Pide el EZLN a las organizaciones de izquierda ser puente con la sociedad 
      Torpeza y novatez nos separaron de esos grupos pol?ticos, admiten los rebeldes 


      Elio Henr?quez y Hermann Bellinghausen 
      La Jornada
      La Fogata


      Comandantas y comandantes del EZLN que participaron ayer en la reuni?n
       realizada en San Rafael FOTO Marco Pel?ez


      Al reiterar la bienvenida del Comit? Clandestino Revolucionario Ind?gena a los asistentes a la reuni?n preparatoria de la otra campa?a, el subcomandante Marcos explic? ayer s?bado por la ma?ana : "Los compa?eros y compa?eras que est?n aqu?, comandantes y comandantas, son parte de la Comisi?n Sexta, en este caso de la zona selva tzeltal. Hay compa?eros y compa?eras que fueron voluntarios para el trabajo de la Sexta en la zona fronteriza que es la zona tojolabal, la zona de los altos que es la zona tzotzil, la zona norte que es la zona chol, y la zona tzotz choj. En algunas reuniones ver?n a unos, en otras ver?n a otros. El trabajo principal de ellos es presentar a todos ustedes, informar a las bases de apoyo de lo que se esta planteando. Mi trabajo es funcionar como puente entre la comandancia y el comit? o las organizaciones, personas, grupos, que vayan a trabajar con nosotros en la Sexta Declaraci?n". 


      Tambi?n aclar? que una organizaci?n pol?tica es la que se reivindique como tal, "as? como en los Acuerdos de San Andr?s dice: ind?gena es aquel que se reivindique como ind?gena". 


      Agreg?: "Queremos agradecer que hayan venido. En primer lugar porque la relaci?n del Ej?rcito Zapatista de Liberaci?n Nacional (EZLN) y las organizaciones pol?ticas de izquierda ha sido mala, fundamentalmente por nuestra torpeza y nuestra novatez a partir de enero de 1994 para ir calando lo que era el ambiente nacional y el trabajo que esas organizaciones estaban realizando. Sin embargo, en ning?n momento hemos cuestionado la legitimidad que ustedes se han ganado", y mencion? el "reconocimiento y admiraci?n que nos provoca a estas alturas del partido, con toda la ofensiva neoliberal y capitalista, la gente que se define de izquierda, sobre todo cuando la moda es ser de centro o de derecha moderada. 


      "La mayor?a de las organizaciones de izquierda aqu? presentes tiene trabajo importante, tienen trabajo de base. Tienen nuestra garant?a de que reconocemos ese trabajo, no s?lo no lo vamos a cuestionar, sino que lo vamos a reconocer p?blicamente." 


      El jefe rebelde a?adi?: "Sabemos que corrieron riesgos para venir, porque por mucho que se diga, el EZLN sigue siendo una organizaci?n pol?tico-militar y pesan sobre ?l diferentes tipos de amenazas. ?C?mo le llaman, 'estado de derecho'? Sabemos que venir ac? o establecer una relaci?n con nosotros implica un riesgo; creo que todas las organizaciones aqu? presentes est?n conscientes de que vamos a enfrentar una campa?a de desprestigio muy intensa, m?s que la que recibi? en contra el movimiento de la huelga de la UNAM en 1999, y estoy seguro de que hay muchas apuestas de que esto va a fracasar, que 'cualquier intento de hacer acuerdos con la izquierda est? destinado al fracaso, por definici?n'. Estamos dispuestos a fracasar, como ya fracasamos antes en nuestras relaciones con el Partido de la Revoluci?n Democr?tica, con lo que fue el cardenismo y con ciertos sectores digamos progresistas". 


      La Sexta Declaraci?n, dijo, "plantea su participaci?n directa y en igualdad de circunstancias con nosotros en la planeaci?n y realizaci?n de la otra campa?a. No estamos pensando en una acci?n como la de la marcha de los mil 111 o la consulta de 1999, ni la Marcha de la Dignidad Ind?gena. Estamos pensando en un trabajo pol?tico para contradecir el plan de una d?cada -si sale menos, a todo dar-. En ese sentido, aunque se presenta frente a la coyuntura electoral de 2006, lo que plantea el EZLN en la otra campa?a va m?s all?, no s?lo en sus planteamientos pol?ticos sino tambi?n en su calendario. A pesar de que el EZLN sale y regresa cuando son las elecciones, podr? hacer un intermedio en lo que son los sufragios, y seguir? el trabajo independientemente de lo que registre el proceso electoral". 


      Y advirti?: "Los vamos a escuchar con respeto, pero cualquier argumento en torno de apoyar la candidatura de L?pez Obrador o del PRD est? condenado al fracaso por nosotros, si alguien tiene la paciencia y el h?gado para o?r argumentos en favor de eso, no nos oponemos. 


      "Son 12 a?os de estar viendo lo que ese partido ha hecho. Si alguien tiene duda sobre lo que L?pez Obrador plantea, ah? tengo las entrevistas que dio al New York Times y al Finacial Times, junto con los 50 compromisos, su historia como jefe de Gobierno del DF y la historia del PRD. Y si alguien dice que dentro del PRD hay bases a las que hay que rescatar, resc?tenlas, nosotros no". 


      Marcos abund?: "Si quieren debatir sobre la posibilidad del PRD y la izquierda, podemos traer a los compa?eros balaceados por los paramilitares en Zinacant?n, a todos los comit?s que se les dio la espalda cuando se vot? la ley ind?gena, a los compa?eros de estos pueblos que han sido agredidos por la ORCAO perredista, al compa?ero que fue secuestrado y torturado por la CIOAC perredista, y a todos los que de una u otra forma ese partido que dice ser de izquierda ha agredido con sistematizaci?n. 


      "No nos vamos a espantar de nada, deveras, pero eso s?, lo que no vamos a permitir es que sean deshonestos con nosotros, porque nosotros s? estamos siendo honestos con ustedes; a partir de ahora todo lo vamos a compartir: si llega una propuesta de Fox que quiere hablar con nosotros, la van a conocer ustedes, si Marta Sahag?n quiere que la otra campa?a la apoye, lo van a saber ustedes; en ese sentido cualquier cosa que se pueda mantener a nivel secreto lo vamos a compartir con ustedes y vamos a decir cu?l es nuestra posici?n, a lo mejor no est?n acostumbrados, pero lo que dice la Sexta es lo que dice, no hay otra cosa escondida." 


      Ante los asistentes a esta primera reuni?n, Marcos se?al?: "Nos pueden creer o no, pero hemos sido honestos cuando decimos desde que nacimos como Ej?rcito Zapatista de Liberaci?n Nacional, nuestra convicci?n no s?lo era no ser la vanguardia de un movimiento de transformaci?n en M?xico, sino que adem?s pensamos que ese movimiento es producto de la acci?n de muchas fuerzas pol?ticas de izquierda, entre las que somos una parte. Esta acci?n necesita forzosamente la participaci?n de obreros, campesinos, estudiantes, trabajadores de la ciudad y del campo". 


      El EZLN, aclar?, "no tiene trabajo obrero ni estudiantil, sino fundamentalmente ind?gena. No vamos a disputar a ustedes la legitimidad que se han ganado en el movimiento obrero, campesino o popular. La Sexta es muy clara, queremos unir nuestras luchas con las de obreros y campesinos, no queremos dirigir la lucha de obreros y campesinos. Ustedes tienen el trabajo que tienen, no lo voy a detallar aqu?, saben que se han ganado el reconocimiento de esa gente, no importa si no aparecen en los medios. La l?gica medi?tica y la l?gica cuantitativa de que una organizaci?n es importante por el n?mero de gente que tiene no pega con nosotros. Nosotros empezamos seis, as? que cuando dicen 'no hables con esa organizaci?n porque es muy peque?a', pensamos que si son m?s de seis ya vale la pena, puede crecer. 


      "Y si vamos al espacio cuantitativo aqu? estar?a sentado el PRI -en todo caso es el que tiene m?s gente-. Eso es lo que les pedimos, que nos ayuden, no les estamos pidiendo que nos sigan ni que hagan lo que les vamos a decir que hagan. Ustedes tienen trabajo obrero, trabajo con los estudiantes, con colonos, con campesinos, con grupos populares y no gubernamentales. Les pedimos que sean el puente para que el EZLN pueda escuchar lo que los compa?eros tienen que decir sobre esos puntos." 


      Si los obreros, campesinos o estudiantes "son de tendencia anarquista, no importa, queremos hablar con ellos", agreg? el subcomandante en su reaparici?n p?blica. Lo mismo si son trotskistas, mao?stas, lo que sea, "mientras que en esa gran franja anticapitalista y tengan un proyecto y una propuesta, queremos escucharla. Y queremos ver si es posible unir nuestra lucha con la de ustedes". 


      La propuesta de la otra campa?a "no es ir a tirar l?nea, ni promover la lucha armada. Es preguntar a la gente qu? piensa. No nos guiamos por las encuestas. Si una dice que hay un gran movimiento apoyando a L?pez Obrador es el problema de L?pez Obrador y de la gente que est? pagada por ?l". 


      Marcos "avis?" a las organizaciones presentes que "la Sexta Declaraci?n la vamos a cumplir aunque sea solos, y si nadie quiere trabajar con nosotros, vamos a poner un letrero que diga: 'se cortan cordones de hamaca, se despluman gallos'".



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      Los de abajo
      Una manta multicolor


      Gloria Mu?oz Ram?rez
      La Jornada
      La Fogata


      UNA MANTA MULTICOLOR cubre un costado de la Junta de Buen Gobierno zapatista en el caracol de La Realidad. En ella se recrea una f?brica argentina, la expulsi?n de los trabajadores de la misma, la marcha y el piquete de protesta, la organizaci?n posterior del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD), los asesinatos a?n impunes de los compa?eros Maximiliano Kosteky y Dar?o Santill?n, y la hermandad de esta lucha con el movimiento zapatista. 


      Diverso, multiforme y heterog?neo es actualmente el movimiento piquetero en Argentina. Integrantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Solano, una corriente de este movimiento, han llegado en tres ocasiones a la comunidad zapatista de La Realidad. En ella, probablemente, se han encontrado contradicciones, preguntas, sinton?as y querencias. 
      Pero, sobre todo, se han encontrado con un espejo de su propia lucha. 


      Hace un par de meses la campa?a del EZLN, el fuego y la palabra, visit? Solano y constat? el desaf?o cotidiano que representa la construcci?n de la autonom?a barrial, instalada en terrenos del conurbano bonaerense en los no se nace con el concepto de comunidad, sino que se tiene que aprender y construir. 


      Los MTD de Solano, Guernica, Cipolleti y Allen integran una corriente del movimiento piquetero. Los "autonomistas", les dicen. Fue precisamente en una fiesta zapatista celebrada en el barrio de Guernica en la que se pint? la manta que hoy cuelga de una de las paredes de la oficina aut?noma zapatista. Se identifican con el pensamiento y acci?n que llega desde el sur de M?xico, pero, como ellos mismos lo explican, "nosotros hacemos zapatismo o, mejor dicho, lo que nos imaginamos que es el zapatismo". Cuando llegan a La Realidad (en m?s de un sentido), les queda la certeza de que el zapatismo es, tambi?n, lo que cada movimiento imagina y crea, aunque tenga poco que ver con la experiencia que se construye en las comunidades ind?genas. 


      Trabajo, dignidad y cambio social son las banderas del MTD de Solano, un movimiento que naci? por la creciente desocupaci?n en Argentina y por el consiguiente emprobrecimiento de la poblaci?n. 


      En agosto de 1997, un grupo de vecinos del barrio San Francisco Solano se reuni? para hacerle frente a esta situaci?n, cansado de promesas de los gobiernos en turno, de las manipulaciones partidarias y del desv?o de subsidios correspondientes a los desocupados. 
      No son pocos los tropiezos que se cometen en la construcci?n que "va m?s all? del piquete", pero ocho a?os despu?s de su conformaci?n el MTD de Solano se ha fortalecido. Hoy tienen presencia en siete barrios en los que impulsan talleres de micro emprendimientos autogestivos (panader?as, talabarter?as, confecci?n de prendas, carpinter?as, huertas, un espacio de educaci?n popular, talleres de salud y uno de recreaci?n con ni?os y j?venes de distintas edades). 


      Durante su primer plenario, el MTD de Solano asumi? como principios la autonom?a, la democracia directa y la horizontalidad. Acuerdos nada f?ciles de poner en pr?ctica, por lo que, precisamente por eso, se contin?a discutiendo la mejor manera de construirlos... y de compartirlos. 


      losylasdeabajo@???




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      El PRD nos despreci? y va a pagar, advierte Marcos  
      Rechaza cualquier apoyo o acuerdo con L?pez Obrador  
      "Fue un error pensar que esta gente iba a ser consecuente" 


       Elio Henr?quez y agencias 
      La Jornada
      La Fogata


      La gente del Partido de la Revoluci?n Democr?tica (PRD) "nos despreci? y va a pagar; los vamos a hacer pedacitos, aunque nos quedemos solos, porque alguien tiene que cobrar esa cuenta", advirti? el subcomandante Marcos en su reaparici?n p?blica despu?s de cuatro a?os y cuatro meses.  


      Ante delegados de 32 organizaciones pol?ticas de izquierda, adem?s de observadores, que asistieron a la primera de seis reuniones programadas con distintos sectores de la poblaci?n, Marcos descart? cualquier posibilidad de acuerdo con Andr?s Manuel L?pez Obrador -a quien se refiri? como el "innombrable"-, porque en el partido del sol azteca "han construido una relaci?n de desprecio en contra de nosotros y van a pagarlo; se los prometemos y lo vamos a cumplir... vamos con todo, y no es cierto que nada m?s estamos" en contra del PRD; "vamos contra toda la clase pol?tica": el PRI, el PAN y el PRD.  


      "No estamos dispuestos a reunirnos con gente de ese partido; s? podemos debatir, pero no abrir la supuesta interpretaci?n de que tal vez estamos llegando a alg?n acuerdo, porque no vamos a llegar a ning?n acuerdo con ellos", abund?. "Nos traicionaron dede el mismo momento en que confiamos en un movimiento cardenista",enfatiz?.  


      Marcos aclar? que est?n dispuestos a discutir si la candidatura del ex jefe de Gobierno del Distrito Federal "abrir? una gran coyuntura" en el futuro. Precis? que "no es una condici?n para estar aqu?, estar en contra de ?l ni de nadie". Lo que s? est? claro, enfatiz?, es que "no podemos enganchar la otra campa?a a una campa?a electoral".  


      Indic? que L?pez Obrador "no quiere regresar al pasado socialista; nos va a partir la madre a todos. Cualquier argumento en torno a apoyar la candidatura de L?pez Obrador o del PRD est? condenado a fracasar con nosotros", a?adi?, seg?n un cable de la agencia Reuters.  


      Agreg? que la actitud del EZLN respecto a L?pez Obrador no es algo nuevo en el proceder zapatista: "Lo hemos hecho siempre: cuando (Carlos) Salinas estaba en su punto m?s alto le pas? lo que le pas?; cuando (Vicente) Fox estaba en su punto m?s alto le pas? lo que le pas?; cuando el 'inombrable' estaba en su punto m?s alto le pas? lo que le pas?".  


      El subcomandante hizo esta noche una valoraci?n de los planteamientos que durante el d?a expusieron los asistentes -m?s de 200- al encuentro que inici? antes de las nueve de la ma?ana y concluy? 12 horas despu?s, aunque las reuniones "bilaterales" con cada organizaci?n se extendieron hasta despu?s de la medianoche. Casi en todas las participaciones apareci? el tema L?pez Obrador, unas en su contra, otras en su favor, sin dejar de lado las propuestas para construir la nueva fuerza pol?tica.  


      Con su uniforme militar, su pistola al cinto, escoltado por siete guerrilleros armados y colocado detr?s de la dirigencia pol?tica -siete hombres y nueve mujeres encapuchados que junto con ?l participan en la organizaci?n de los trabajos de la Comisi?n Sexta que se encargar? de la parte pol?tica nacional para impulsar la creaci?n de una fuerza pol?tica de izquierda y la otra campa?a-, Marcos escuch? con respeto y tolerancia todas las opiniones. Incluso, cuando algunos asistentes ped?an que finalizaran las exposiciones prolijas, ?l intervino para pedir que los dejaran concluir. "A todo el que quiera hablar lo vamos a escuchar".  


      Como una de las principales preocupaciones de muchos de los asistentes al encuentro era la definici?n acerca de L?pez Obrador y el PRD, el subcomandante -a quien se le notan algunos kilos de peso m?s respecto a hace cuatro a?os- dedic? una buena parte de su mensaje a este tema. "Lo que queremos es ser sinceros: hace 12 a?os les dijimos que cre?amos en el PRD, pero nos equivocamos al pensar que esa gente iba a ser consecuente con lo que dec?a; no es consecuente y no vamos a repetir el mismo error, porque all? se equivocan y pierden una elecci?n, pero ac? si nos equivocamos perdemos todo", afirm?.  


      Fue m?s all?: "No es justo que un partido haya construido una imagen de izquierda que no es verdad, y no tiene que ver con el poder, sino con los principios del convencimiento. Doble contra sencillo que no tarda en que el ex procurador (Rafael) Macedo de la Concha sea candidato a gobernador (por el PRD) y el ex subprocurador Vega Memije est? en el CEN, porque el que ya no respeta a sus muertos no respeta nada".  


      Bajo la carpa colocada en esta comunidad zapatista que hasta 1994 fue la finca El Zapote, Marcos sostuvo que est?n dispuestos a asumir la responsabilidad del momento hist?rico: "Cuando nos dicen que va a ser nuestra responsabilidad de que un gobierno de izquierda no llegue al poder, no nos importa, queremos voltear a ver a nuestros muertos y no sentir verg?enza", asever?. "Nos podemos equivocar, pero nunca traicionarlos: no podemos apoyar al que nos enga??, aunque nos quedemos solos y pasemos a la historia por ser torpes y por haber puesto encima cuestiones ?ticas y no pr?cticas".  


      Subray?: "Sabemos que vamos a perder a mucha gente, que nos va a dejar m?s d?biles en la legitimidad que tenemos afuera tambi?n y que va a ser m?s factible que recibamos un ataque militar, pero si no se los dec?amos ?bamos a ser deshonestos con ustedes". Precis? que "el problema del poder no es nuesto problema: el EZLN no lucha por el poder, pero no dice que no hay que luchar por el poder".  


      Reiter?: "Vamos a hacer la otra campa?a y reuniones bilaterales (con las organizaciones interesadas en participar en esta iniciativa) para construir un programa nacional de lucha, pero sin meter lo electoral". En todo caso se?al? que al final de las reuniones programadas "decidiremos si vamos a un tercer di?logo nacional, a una promotora, a un frente o si vamos a debatir con (Santiago) Creel, con Marta Sahag?n o con el que sea, pero todos juntos, eso ofrecemos y lo vamos a cumplir".  


      Con esta exposici?n se cerr? la reuni?n, en la que muchas de las agrupaciones manifestaron su adhesi?n a la Sexta Declaraci?n de la Selva Lacandona. Antes de concluir, Marcos dijo que no dar?a entrevistas a la prensa hasta la ?ltima reuni?n, programada para el 16 de septiembre.



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      Venezuela en Am?rica Latina 
      M?s all? del libre comercio


      La importancia de Venezuela en la regi?n es doble: como motor de una integraci?n regional no alineada con Washington, y por lo tanto diferente al libre comercio, y como ejemplo de que es posible encarar pol?ticas para salir del neoliberalismo. 


      Ra?l Zibechi 
      La Fogata


      La "diplomacia petrolera" encabezada por el presidente Hugo Ch?vez se est? convirtiendo en una poderosa baza de integraci?n regional, desplazando con acuerdos contantes y sonantes los lentos pasos del Mercosur y de la Comunidad Andina de Naciones (can). El quinto productor mundial de crudo consigui? reactivar primero la Organizaci?n de Pa?ses Exportadores de Petr?leo (opep), establecer luego alianzas estrat?gicas con algunos importantes productores mundiales (en marzo sell? un amplio acuerdo de cooperaci?n econ?mica y t?cnica con Ir?n), y avanzar en el establecimiento de s?lidos acuerdos bilaterales con los m?s importantes pa?ses sudamericanos, a la vez que est? creando redes regionales de vasto alcance. 
      La red de acuerdos regionales va por delante incluso de la Alianza Bolivariana de las Am?ricas (Alba), la iniciativa alternativa al alca, que deja fuera a Estados Unidos y se propone articular las relaciones Sur-Sur a escala continental. 
      Entre la aunt?ntica catarata de iniciativas que parten de Caracas deben consignarse los acuerdos firmados con Brasil y Argentina a comienzos de este a?o, que incluyen la creaci?n de una empresa petrolera regional, Petroam?rica, independiente de los grandes monopolios trasnacionales, de la que Venezuela es el verdadero motor. En la IV Cumbre de la Deuda Social, celebrada en Caracas del 24 al 26 de febrero de este a?o, Ch?vez propuso que la oea se dote de una Carta Social que acompa?e a la Carta Democr?tica adoptada en 2001 a instancias de Washington. 
      Durante el evento, en el que el mandatario defendi? el socialismo, revivi? su propuesta de crear un club de pa?ses deudores porque "cada quien maneja el problema en forma individual y no nos ponemos de acuerdo". Propuso trabajar para que se destine a un fondo especial de desarrollo al menos el 50 por ciento de los 270 mil millones de d?lares que el Sur paga cada a?o por intereses de su deuda. Se trata de iniciativas cada vez mejor recibidas por los gobiernos de la regi?n, sobre todo peque?os pa?ses como los caribe?os que tienen escaso peso en el escenario mundial y cuyos reclamos nadie atiende. 


      INTEGRACI?N PETROLERA. 


      La Cumbre Energ?tica del Caribe, celebrada a fines de junio en Venezuela, registr? la participaci?n de 15 naciones de la regi?n, incluyendo a Cuba. El pa?s de Ch?vez ya viene suministrando petr?leo a bajo costo y en condiciones preferenciales a varias naciones caribe?as desde el acuerdo energ?tico entre Caracas y M?xico en 1980. En la cumbre se cre? Petrocaribe, que pretende dar un paso m?s y ser "una organizaci?n coordinadora y gestora de la producci?n, transporte y suministro de petr?leo en el arco caribe?o", seg?n se?al? Ch?vez en el evento. 
      Se trata de una alianza regional vertebrada a partir del petr?leo, que comprende un fondo de cooperaci?n e inversiones en el que Venezuela coloc? de inmediato 50 millones de d?lares. La estatal venezolana pdvsa cre? una filial, pdv-Caribe, que llevar? el crudo a los destinatarios en sus propios barcos y s?lo cobrar? el costo del flete, sin utilidades, y con financiamiento blando en 15 a?os. M?s aun: adem?s de reducir el costo del petr?leo, la porci?n que se paga al contado, y que en el mercado internacional se debe abonar a los 30 d?as, Caracas otorga hasta tres meses y acepta el pago con bienes y servicios de los pa?ses que integran la alianza. 
      No se trata s?lo de "una jugada diplom?tica muy h?bil de Ch?vez", como consigna un cable de la agencia ips, en virtud de que el Caribe siempre fue una suerte de Mare Nostrum para la Casa Blanca, sino que es una muestra de que el petr?leo puede ser usado en sentido inverso a como lo vienen haciendo las grandes potencias y las multinacionales. De mecanismo de expoliaci?n y empobrecimiento, pasa a ser un medio de defensa de la soberan?a y, en no pocos casos, un verdadero alivio para econom?as asfixiadas. 


      AISLAR A BUSH.


      El mismo mes en que se cre? Petrocaribe, Caracas propuso en la cumbre del Mercosur un "anillo energ?tico" sudamericano que incluyese la construcci?n de un oleoducto desde los yacimientos gas?feros del noroeste venezolano hasta el R?o de la Plata. Y a mediados de julio, en el marco del XVI Consejo Presidencial Andino, en Lima, estableci? un nuevo "acuerdo estrat?gico" entre los entes petroleros estatales de los cinco pa?ses de la can (Bolivia, Colombia, Ecuador, Per? y Venezuela) que supone la creaci?n de Petroandina. Se trata de "impulsar la interconexi?n el?ctrica y gas?fera, la provisi?n mutua de recursos energ?ticos y la inversi?n conjunta en proyectos". 
      En esta ocasi?n, Venezuela tambi?n puso 50 millones de d?lares para un fondo social humanitario del que se beneficiar?n los otros cuatro pa?ses firmantes del acuerdo, y ventajas adicionales como las que recibir?n los pa?ses caribe?os. As? las cosas, Venezuela ha establecido acuerdos con el Mercosur a trav?s de Petroam?rica, con el Caribe (Petrocaribe) y finalmente con la regi?n andina (Petroandina), cerrando de ese modo el c?rculo de la diplomacia petrolera. No debe olvidarse que tres pa?ses del can est?n discutiendo la firma de un tratado de libre comercio con Washington que levanta serias pol?micas internas, mientras Centroam?rica ya firm? su propio tratado (cafta por sus siglas en ingl?s), que supone acuerdos asim?tricos que benefician a la superpotencia. Por el contrario, los acuerdos con Venezuela muestran la contracara del libre comercio: la posibilidad real de que se establezcan convenios en beneficio mutuo, en el que los peque?os pa?ses salgan beneficiados y dejen de ser expoliados en nombre del mercado libre. 


      UN PASO M?S. 


      La diplomacia boliviariana muestra otro talante y otros objetivos que, por ejemplo, la brasile?a. Petrobras, la empresa estatal petrolera norte?a, se comporta en Ecuador igual o peor que las grandes multinacionales del sector, seg?n denuncia la agencia Carta Maior, que no duda en utilizar el t?rmino "imperialismo brasile?o" para definir la actitud de esa empresa y, tambi?n, del estatal Banco Nacional de Desarrollo Econ?mico y Social. Seg?n la agencia, estas empresas "han demostrado voracidad por financiar, construir y explotar megaproyectos en pa?ses sudamericanos, ocupando espacios ricos en recursos naturales, en sistemas ecol?gicos sensibles, y con evidente importancia geopol?tica", con la excusa de la integraci?n regional. En paralelo, esas empresas "se aprovechan de legislaciones ambientales menos restrictivas y de la evidente asimetr?a de escala entre la econom?a de Brasil y la de sus vecinos para conseguir la primac?a en grandes proyectos de infraestructura". En suma, el reino del libre comercio. En un clima internacional de este tipo, no puede llamar la atenci?n que la Venezuela bolivariana se haya convertido en un punto de referencia para los empobrecidos pueblos de la regi?n. 



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