[Pensamientoautonomo] Tema de actualidad

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Autor: jchueco
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Dla: pensa
Temat: [Pensamientoautonomo] Tema de actualidad

Reproduzco un artículo distribuido hoy por "boletín solidario de
información - Agenda Radical - Uruguay" a su vez de Rebelión del 24/9
último.
Me parece que su lectura, su reflexión, lo que haga en el sentido de
las prácticas, sigue esa noción que últimamente ejerce el Zapatismo:
trabajar con una agenda propia, no con los temas que nos imponen.
Julio

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Debates

Huelga y lucha de clases



John Brown
http://iohannesmaurus.blogspot.com/


"el salario constituye la forma más radical de privatización pues no
es otra cosa que el precio de mercado de la mercancía capitalista por
excelencia, la fuerza de trabajo." Akis Gavriilidis (1)

Huelga decirlo, la huelga es necesaria. Necesaria como medida evidente
y elemental de resistencia ante una ofensiva feroz y sin final
previsible. Necesaria también desde otro punto de vista: las
organizaciones sindicales que representan o dicen representar lo que
queda del trabajo de contractualidad indefinida llaman a un movimiento
testimonial cuya derrota ellos mismos predicen e incluso auspician.
Esta limitadísima representación no puede corresponder a la actual
composición social del trabajador colectivo: la mayoría de los
trabajadores y de las personas que contribuyen a la reproducción de
esta sociedad sin llamarse trabajadores (jubilados, amas de casa,
niños, parados, marginados, errantes etc.) necesitan ir más allá de lo
representable por los sindicatos, partidos y demás aparatos de Estado
y seguir dando valor no a su trabajo, sino a sus propias vidas. La
huelga debe para ello afirmar la fuerza social de quienes producen y
constituyen en sus propios cuerpos y vidas los comunes productivos
mediante su inteligencia, su imaginación y sus afectos, sin los cuales
ninguna producción sería posible. Y es que sin algo tan común, en
todos los sentidos del término como el lenguaje y el afecto, como el
amor de lo colectivo y de lo compartido, sin la comunicación e incluso
el malentendido, ninguna sociedad sería posible. Ni el lenguaje ni el
afecto pertenecen ni pueden pertenecer a ningún patrón. La huelga debe
proyectarse más allá del trabajo y del salario como afirmación
soberana de lo común y de sus productores. Ante el fracaso ridículo
del capitalismo y de sus comparsas laboristas que sólo reconocen como
productivo de valor al trabajo asalariado, se trata de afirmar no ya
que otro mundo es posible, sino que el del capitalismo está dejando de
ser real, se convierte como el extinto socialismo real en fantasma de
sí mismo.

La crisis somos todos: la crisis no es una crisis que los capitalistas
nos impongan, sino algo que el trabajo vivo asalariado y no
asalariado, en cualquier caso ya no definible por el salario, ha
impuesto al propio capital. Por eso no tiene sentido hablar de que
"ellos nos imponen su crisis". El principal motivo de la crisis es el
endeudamiento público y privado generalizado con el que el trabajador
colectivo ha respondido a la ofensiva neoliberal en su propio terreno.
Frente al eclipse del Estado del bienestar programado por los
neoliberales, ha impuesto el endeudamiento público como manifestación
por excelencia de lo común. La crisis es el resultado de la
incompresibilidad del deseo de quienes producen lo común, de los
únicos que hacen el mundo y que no son desde luego los capitalistas.
Deuda pública y privada no son más que un modo de (re)apropiación de
la riqueza común por parte de las mayorías. Por mucho que haya
puritanos en la izquierda que critiquen esta actitud como consumista.

Hoy lo más utópico e inviable son las consignas reformistas: pleno
empleo, mantenimiento de los servicios públicos estatales etc. Son
simplemente irrealizables en el marco actual, el de un capitalismo que
nunca más volverá atrás, al modelo fordista y keynesiano o a sus
caricaturas socialistas. Y no lo hará, porque el proletariado
realmente existente ha impuesto el abandono del fordismo que sólo
sigue siendo una utopía para cierta izquierda poco al tanto de la
"situación concreta". Lo realista hoy es exigir la apropiación
colectiva de la riqueza mediante formas de renta enteramente
disociadas del trabajo. Hacer lo que ya hacen los capitalistas
financieros, pero de forma generalizada, convirtiendo el acceso a la
riqueza común en el derecho básico de una nueva ciudadanía. Lo
realista hoy es reivindicar el comunismo como democracia basada no en
la propiedad privada o pública, sino en el libre y general acceso a
los comunes.

La huelga fracasará si sigue limitándose a la franja asalariada con
contrato indefinido (mal) representada por los sindicatos y por la
izquierda tradicional. Debe adquirir la dimensión de la producción
efectiva actual y hacerse metropolitana: no paralizar los centros de
producción y administración, sino el propio tejido urbano, desde los
poros mismos del tejido de (in)comunicación y afectosque hace y
reproduce en cada momento la sociedad como tal. Parar es hacer cosas
tan absurdas como hablar con cualquier desconocido de lo que nos
ocurre individualmente y de lo que nos ocurre a todos, afirmar por
doquier el desprecio hacia quienes pretenden mandarnos y
representarnos. Participar en las manifestaciones y huelgas, pero no
de cualquier manera, rechazando no esta economía, sino la lógica de la
economía en general. Se trata de salir de la trampa de los supuestos
"intereses de clase" que los sindicatos y partidos de izquierda dicen
representar e incluso "conocer". El único interés "de clase" del
proletariado es dejar de serlo: por ello mismo, quienes pretenden
representarlo y reforzar su "identidad de clase" sólo consiguen ser
fieles agentes de la "economía", esto es de la reproducción del capital.

El griego moderno tiene una misma palabra para "orden" y para "clase":
"taxi". Es la raíz de la palabra taxinomia, utilizada en biología para
referirse a la clasificación de las especies animales. En el término
"clase", como en todo lo que tiene que ver con el poder biopolítico de
la economía anida la animalización de nuestra especie por medio de su
despolitización. La gran paradoja del marxismo es que la lucha de
clases proletaria, incluso la dictadura del proletariado, no tienen
por finalidad representar los intereses del proletariado, sino abolir
al proletariado como tal, suprimir la definición de los explotados
como clase que es inseparable de la propia explotación.

La lucha de clases no es una relación entre dos términos, dos clases,
sino más bien la imposibilidad de constituir un todo social pacificado
cuando la sociedad se basa en la explotación, la necesaria y
permanente división del todo social, la imposibilidad de una relación
constitutiva. No hay complementariedad posible entre las clases: una
tiene una existencia plena y se organiza en Estado, en poder
dictatorial que reproduce la explotación y expropia los comunes
mediante la propiedad pública o la privada; la otra tiene una
existencia evanescente que coincide sólo con su resistencia. El
proletariado no reivindica ninguna propiedad, sea esta pública
(estatal) o privada, sino el acceso a la riqueza productiva común. No
hay así encuentro posible entre el proletariado y la burguesía, no es
posible ninguna coincidencia. Entre estas clases que no son dos, pero
que no pueden ser un Estado, pasa lo mismo que según Epicuro nos
ocurre con la muerte: cuando ella está, nosotros no estamos, cuando
nosotros estamos, ella no está. Como recordaba Louis Althusser en su
Respuesta a John Lewis: "hay que superar la imagen del campo de rugby,
por lo tanto, de dos grupos de clases que llegan a las manos, para
considerar lo que hace de ellas clases y clases antagonistas: a saber
la lucha de clases. Primacía absoluta de la lucha de clases (Marx,
Lenin). No olvidar nunca la lucha de clases (Mao)." No hay copresencia
de las clases, no hay relación entre ellas. La lucha de clases, al
igual que la relación sexual según Lacan, es una no-relación. Por
mucho que se empeñen en convencernos de lo contrario los distintos
aparatos del Estado capitalista, no hay ni puede haber relación social
entre las clases.

Nota

1) Akis Gavriilidis, "Desclasamiento o clase", Rebelión, 24-9-2010