[Pensamientoautonomo] BOLETIN DE LA FOGATA - Año 7 - 12-03-2…

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Autor: La Fogata
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Assumpte: [Pensamientoautonomo] BOLETIN DE LA FOGATA - Año 7 - 12-03-2007
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      ¿Donde esta Julio López?  ¿Donde esta Julio López?
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      Estados Unidos y Brasil: La nueva alianza etanol


      Raúl Zibechi 
      La Fogata 


      Desde que el proyecto del ALCA fracasó en la Cumbre de Mar del Plata, en noviembre de 2005, el viaje de George W. Bush a Brasil y Uruguay, como parte de una gira que lo lleva también a México, Guatemala y Colombia, es el más ambicioso intento por volver a posicionarse en la región. El eje de la nueva estrategia de integracion disenado desde Washington es el acuerdo sobre etanol con Brasil. 




      "Tenemos 80 millones de hectáreas en la Amazonia que van a transformarse en la Arabia Saudí del biodiesel", afirmó el ingeniero químico brasileño Expedito Parente al diario O Globo. Parente sabe de qué habla: es propietario de la primera patente registrada en el mundo para producir biodiesel a nivel industrial. Ya en 1977, cuando era profesor en la Universidad de Ceará, concibió su proyecto a partir de oleaginosas como la soja y la mamona. 




      Hoy Brasil es el primer productor del mundo de etanol junto a los Estados Unidos y apuesta a consolidar una alianza que terminará de afianzarlo como líder regional y como potencia global. De alguna manera, la visita de Bush, precedida por la del subsecretario de Estado para asuntos políticos, Nicholas Burns, y del subsecretario adjunto, Thomas Shannon, supone el reconocimiento del papel de Brasil en la región. El costo de esa alianza puede medirse en términos de impacto ambiental y social, ya que supone la destrucción de la Amazonia y la ruina de millones de campesinos, pero está llamada a modificar las relaciones entre el sur y el norte de las Américas. 




      En segundo lugar, la gira que realiza Bush entre el 8 y el 14 de marzo, la más importante a la región desde que asumió hace seis años, está relacionada con la necesidad de contrarrestar la creciente influencia de Hugo Chávez, que ahora cuenta con aliados como el presidente bolviano Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa. Bush visita dos pequeños países: Guatemala, donde en septiembre habrá elecciones que podría ganar la líder indígena Rigoberta Menchú; y Uruguay, que ha mostrado interés en llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos. En Colombia, con su amigo el presidente Alvaro Uribe, buscará fortalecer el Plan Colombia frente al anuncio de Correa de que no renovará el convenio de la base de Manta, que resulta una pieza clave para la estrategia del Pentágono en la región. 




      Ambos objetivos se relacionan en un punto: tirar de Brasil para consolidar una alianza estratégica que supone-en la misma medida--aislar a Venezuela y a los países que siguen la política antimperialista de Chávez. Esta parece ser, para la administración Bush, la mejor forma de volver a posicionarse en la región. 




      En busca de autonomía energética 




      Cuando Nicholas Burns visitó Brasil, a principios de febrero, concedió una entrevista al diario O Estado de Sao Paulo que revela los planes de Washington para la región. "Somos muy dependientes del petróleo. Entonces, tenemos que desarrollar combustibles alternativos, tenemos que disminuir nuestro consumo de gasolina. Producimos etanol de maíz porque tenemos grandes plantaciones de maíz. Ustedes (por Brasil) producen etanol de caña de azúcar. Somos dos líderes del mundo. Tenemos más del 70% del mercado mundial. Creemos que esa es una conexión con Brasil, es un área en la que podemos crecer juntos y podemos liderar el desarrollo de un mercado mundial con consecuencias muy positivas para el medio ambiente y para la economía. Los biocombustibles se van a convertir en el mayor y más positivo punto de conexión entre Brasil y Estados Unidos" 1. 




      Burns añadió que Brasil puede jugar un papel destacado para estimular la producción de etanol en América Central y el Caribe, donde ya existen importantes cultivos de caña, en asociación con capitales privados. Fue muy claro al sugerir que el acuerdo con Brasil sobre el desarrollo de biocombustibles va a contribuir a disminuir la dependencia de las importaciones estadounidenses de Venezuela e Irán. "No queremos ser dependientes de esos países", finalizó Burns. 




      El mismo día, el diario entrevistó al canciller brasileño Celso Amorim, quien coincidió con Burns: "Resucitar el ALCA requiere un esfuerzo demasiado grande. Encuentro mucho mejor pensar en asociaciones bilaterales. El etanol, por ejemplo, no depende siquiera de otros países" 2. Es evidente que los dos gobiernos están pensando en lo mismo, pero parece necesario aclarar qué gana cada uno. 




      Jeb Bush, quien en diciembre dejó la gobernación de Florida, dirige ahora la Comisión Interamericana de Etanol, "un organismo con el que Washington intenta diversificar su relación con Amérca Latina", según un despacho de la agencia ANSA del 23 de febrero. La comisión se gestó en una alianza empresarial estadounidense-brasileña. El 18 de diciembre, en el Biltmore Hotel de Miami, el todavía gobernador Jeb Bush, Roberto Rodrigues, presidente del Consejo Superior de Agronegocios de San Pablo y ex ministro de Agricultura del gobierno de Lula, y Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), anunciaron la formación de la comisión "que tiene como misión fomentar el uso del etanol en las mezclas de nafta en el continente americano" 3. 




      Un mes después en el discurso pronunciado el 22 de enero sobre "El estado de la Unión", el presidente Bush propuso promover una ley que obligue a mezclar gasolina con un 20% de etanol en un plazo de 10 años. El objetivo es reducir la vulnerabilidad del país frente a acciones provenientes de estados hostiles. 




      Sin embargo, esto supone aumentar un 800% el consumo de etanol en 2017. Aunque la producción de maíz de Estados Unidos crece un 30% anual, no alcanza para satisfacer la demanda de biocombustibles y garantizar además su uso como alimento. De ahí la necesidad de buscar socios estratégicos. 




      El 26 de enero, en el discurso pronunciado en el Foro Económico Mundial de Davos, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, propuso que Estados Unidos participe con financiamiento y tecnología en la instalación de plantas de etanol en países emergentes. De esta forma obtendrá "un biocombustible más económico y además fomentaría la integración de la economía mundial" 4. 




      Los intereses de ambos países parecían coincidir, aunque se trata en realidad de los intereses de los principales grupos empresariales de los dos países más importantes del continente americano. 




      En efecto, el objetivo del comité que preside Jeb Bush es ser "el nexo entre los empresarios de Estados Unidos y de Brasil para desarrollar el mercado de combustibles provenientes de la caña de azúcar y del maíz". En la gira latinoamericana de Bush estará presente Gregory Manuel, coordinador especial de energía del gabinete de la secretaria de Estado Condoleezza Rice. La agenda de Bush y su comitiva incluye encuentros con la poderosa Federación de Industrias de San Pablo (FIESP) y la asociación de productores de caña de azúcar destinadas al biocombustible. 




      Lo que está en juego es un acuerdo estratégico, o sea de largo plazo, para que Brasil abastezca a Estados Unidos de etanol en las próximas décadas que le permita realizar "una declaración de independencia energética" como pretende Washington. Desde la óptica de la Casa Blanca, se proponen alcanzar tres objetivos: reducir la dependencia del petróleo, realizar inversiones en Brasil y en el continente en un sector en expansión y volver a jugar un papel político determinante en el continente. 




      Modificar la matriz energética, sin recurrir al consumo masivo de etanol de maíz, que podría provocar una corrida en el precio del grano, recurriendo al etanol brasileño que es un 25% más barato que el estadounidense, parece una excelente jugada que de paso le permite a Washington adquirir mayor autonomía energética. Pero para que el proyecto salga adelante, se necesitan ampliar considerablemente los cultivos, por eso la insistencia en asociarse con Brasil (que tiene la Amazonia entera a su disposición); además Estados Unidos propone expandir los cultivos en los demás países de la región con particular énfasis en el Caribe y Centroamérica. 




      Como señala la Agencia Periodística del Mercosur, Washington quiere alinear detrás de sí a toda la región "para que le abastezca de biocombustibles, o su materia prima" y además pretende "asegurarse el precio de esta fuente alternativa" 5. 




      La elección de Brasil y de América Latina como fuentes de abastecimiento de etanol tiene ventajas adicionales. Un informe de la Banco Interamericano de Desarrollo (BID) asegura que el etanol brasileño es competitivo si el barril de petróleo tiene un precio mayor de 40 dólares, de 60 en la caso del etanol estadounidense y de 80 con el europeo 6. Brasil es cinco veces más eficiente convirtiendo el azúcar de caña en etanol que las empresas norteamericanas que usan el maíz con el mismo objetivo. 




      Mientras los biocombustibles cubren apenas el 1% del consumo mundial de combustibles para el transporte, y la sustitución de los combustibles a base de petróleo llega al 1.8% en Estados Undios, en Brasil alcanza el 20%. El informe citado establece que América Latina es una de las regiones con más potencial para ofrecer biocombustibles dadas sus ventajas climáticas combinadas con una baja densidad poblacional. 




      En Brasil, buena parte de las ventajas se deben al clima y a la amplia disponibilidad de tierras, algo que el BID considera como la "excepcionalidad brasileña". Los países desarrollados no disponen de tierras suficientes para cubrir la demanda de cultivos para fabricar etanol. Con apenas el 1.5% de sus tierras cultivadas Brasil podría reemplazar totalmente la gasolina por etanol. Por el contrario, Estados Unidos para implementar una mezcla del 10% en la gasolina tendría que transformar la mitad de su producción de maíz en etanol, lo que supone dedicar el 15% de su tierra agrícola. Para llegar al 20% fijado ahora por Bush, no tiene más camino que recurrir a la región. 




      Buenos negocios 




      En segundo lugar, los biocombustibles prometen grandes ganancias y despiertan el apetito de los inversores. Para llegar a la meta fijada por Bush de reducir en un 20% el consumo de gasolina, Estados Unidos debe pasar de producir 20,400 millones de litros de etanol de maíz a 132,400 millones en sólo diez años. Esto supone, además de expandir la superficie cultivada de maíz, soja y caña de azúcar, invertir en investigación para aumentar la productividad, crear granos genéticamente modificados para producir etanol, crear infraestructuras para la comercialización como los "alcoholductos" con el objetivo de crear un mercado de commodities energéticas. 




      Para cumplir los objetivos, Brasil debe pasar de los 4 mil millones de galones de etanol que exporta actualmente a 35 mil millones en 2017. Se construirán 77 usinas de etanol antes de 2012 (aunque algunos aseguran que se llegará a 100) con una inversión de 2.500 millones de dólares. Buena parte de esos capitales vienen de los Estados Unidos. "Hasta el año pasado el 3.4% del sector estaba desnacionalizado. En diez años la mitad ya no será más brasileña", señala Maurilio Biagi, quien vendió una de las mayores usinas de etanol, Cevasa, a la multinacional del agrobusiness Cargill en 2006 7. 




      Pero el empresariado brasileño también gana. Le interesa, sobre todo, expandir el uso de los biocombustibles en una región en la que está jugando un papel decisivo. En la medida que los fabricantes de etanol tienen dificultades para ingresar en el mercado estadounidense (deben pagar 0.54 dólares de impuestos por galón) buscan expandirse en la región siguiendo la estela de las grandes empresas brasileñas: Petrobras, Odebrecht, Camargo Correa. 




      En los próximos años, el empresariado brasileño impulsará en los países vecinos los cultivos extensivos, la construcción de usinas, ductos y redes de transporte financiados con los abultados fondos con los que cuenta el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES). 




      Pero el empresariado brasileño tiene una ventaja adicional, también en el rubro del etanol. El 82% de los automóviles que se fabrican en Brasil disponen del sistema flex, que permite la combustión a gasolina tradicional, etanol o la combinación de ambos. El objetivo que se plantea Bush para 2017, Brasil ya lo ha conseguido ya que la legislación obliga a que las gasolinas contengan un 20% de etanol. Luego de tres décadas invirtiendo en biocombustibles, al punto de haberse convertido en la vanguardia mundial, los empresarios están dispuestos a sacarle partido. 




      Diversos informes aseguran que en la próxima década se realizarán importantes inversiones en el negocio de los biocombustibles. En su reciente informe sobre el tema, el BID recuerda las razones de ese repentino interés de los inversionistas: "Brasil con su experiencia acumulada en más de 20 años es el único país que logró bajar los costos de producción a un nivel competitivo. Uno de los factores más importantes ha sido el desarrollo tecnológico agrícola en la producción de caña de azúcar. El éxito de Brasil ha despertado el interés de los demás países de la región y una fuerte demanda hacia el Banco" 8. 




      Una parte de esas inversiones provendrán de las grandes multinacionales, ya que las empresas que producen cultivos transgénicos -Syngenta, Monsanto, Dupont, Dow, Bayer, BASF- tienen inversiones en cultivos diseñados para la producción de biocombustibles como son el etanol y el biodiesel 9. Algunas de estas empresas se están posicionando en Brasil para aumentar la productividad de los cultivos con semillas genéticamente modificadas para la producción de etanol. 




      Dominar la región 




      En tercer lugar, están los objetivos políticos. Una alianza de largo plazo, que le permita a Brasil jugar como un global player, que es el objetivo del gobierno Lula, le podría permitir a Estados Unidos recuperar el papel hegemónico que viene perdiendo en los últimos años. 




      Ese papel Washington no lo puede adquirir sólo con la presencia militar tipo Plan Colombia, sino que requiere ganarse a grupos dirigentes como los que integran el gobierno Lula, y a importantes y dinámicos equipos empresariales como los que abundan en Brasil y sobre todo en San Pablo. 




      Jeb Bush fue muy claro al respecto: "El biocombustible puede fortalecer las relaciones de Estados Unidos con América Latina, sirviendo como catalizador para remover las barreras al libre comercio dentro de la región". El director ejecutivo de la Comisión Interamericana del Etanol, Brian Dean, fue más lejos: "Si no salió el ALCA entonces le llegó la hora al etanol" 10. Además, el acuerdo estratégico prevé que se forme lo que O Estado de Sao Paulo denomina la "Opep del etanol" o la "Opep verde", en alusión a la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Eso explica las reacciones de otros países del continente. 




      En efecto, el 21 de febrero se reunieron los presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez en Venezuela. Firmaron una serie de acuerdos de cooperación económica, entre los que destacan la creación del Banco del Sur, en el que por ahora no participará Brasil y se espera sumar a Paraguay y Uruguay y más tarde a Bolivia y Chile. Se acordó también el comienzo de la perforación conjunta entre la petrolera estatal argentina Enarsa y la venezolana Pdvsa de la que se verán los primeros resultados en 2009, que asegurarán a Argentina 300 mil barriles diarios de petróleo como forma de salir de su crisis energética. 




      Argentina apoya a Venezuela para instalar plantas agroindustriales y Venezuela compró 800 millones de dólares en bonos argentinos (ya había comprado otros 800 millones) para colocarlos en el mercado internacional. La cooperación en materia económica interesa a las dos partes. Argentina quiere asegurarse combustibles ya que en pocos años puede pasar de exportador a importador. Venezuela cuenta con apoyo argentino para el desarrollo de tecnología agrícola, la generación de una base agroindustrial y pecuaria de las que carece. En suma, se complementan: uno necesita hidrocarburos, el otro alimentos. 




      Pero los acuerdos políticos son tan importantes como los económicos. Justo cuando Brasil se apresta a firmar una alianza estratégica con Estados Unidos, ambos presidentes mostraron sus recelos con el camino adoptado por Lula. 




      "Hay algunos que andan diciendo que Lula o yo tenemos que parar a Chávez. Se equivocan. Error absoluto, nosotros construimos con nuestro hermano, el presidente bolivariano de esta república, respetuosos de las situaciones internas, y decimos que cuando nuestros pueblos se expresan, deben ser escuchados", dijo Kirchner 11. 




      Chávez respondió diciendo que el imperio no se cansa "de sembrar cizaña entre nosotros, los presidentes de América Latina". En lo que pareció una alusión indirecta a otros presidentes, dijo: "Allí en Buenos Aires alguna gente dice que no conviene la relación de Argentina con Chávez. Estoy seguro de que esos son los que se entregaron al imperio". Por eso ambos presidentes titularon sus acuerdos como "negocios geopolíticamente estratégicos". 




      Ahora ambos presidentes dieron un paso más. El 9 de marzo, cuando Bush visite a Tabaré Vázquez en la residencia presidencial cerca de la ciudad uruguaya de Colonia, frente Buenos Aires, Chávez y Kirchner realizarán un acto contra Estados Unidos en Buenos Aires, a escasos 50 kilómetros. 




      Parece evidente que estos hechos colocan frente a frente a gobiernos que hasta ahora parecían estar en una sintonía más o menos común. La alianza político-empresarial entre Estados Unidos y Brasil en torno al etanol es una bomba contra la integración regional asentada en el petróleo y el gas, que desde hace algunos años vienen pergeñando Venezuela, Argentina, Bolivia y ahora Ecuador. Por un tiempo, muchos creíamos que el Brasil de Lula participaba del mismo énfasis. Pero al destaparse ahora el ambicioso proyecto de alianza estratégica con Estados Unidos, todo indica que Lula optó por los grandes empresarios paulistas. 




      En sintonía con su opción, Lula dijo al presidente boliviano Evo Morales a mediados de febrero, luego de firmar un trabajoso acuerdo por el que Brasil comienza a pagar un precio más justo por el gas boliviano: "Puede estar seguro, compañero Evo, que el mundo se curvará en los próximos 15 años a los biocombustibles" 12. 




      En otras palabras, estaba diciendo que todos los países de la región deben inclinarse ante la alianza Brasil-Estados Unidos y ante la superioridad brasileña en la producción de etanol. La "izquierda" institucional latinoamericana-representada principalmente por el Partido de los Trabajadores de Brasil y el Frente Amplio de Uruguay--le está tendiendo una mano a Estados Unidos en un momento delicado para su hegemonía mundial. 




      Los movimientos sociales tienen claro que la producción de biocombustibles "está sustentada en los mismos principios que causaron la opresión de los pueblos latinoamericanos" como lo expresó el MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) de Brasil a principios de marzo, y que la sociedad Brasil-Estados Unidos para el etanol pretende debilitar la integración regional impulsada por los países productores de hidrocarburos, como señaló Via Campesina. 




      Una vez más, los movimientos y los gobiernos progresistas se encuentran en trincheras opuestas. Ironías de la vida, el "patio trasero" de Washington, que fue el que le permitió erigirse en potencia mundial, puede ser en adelante el que lo salve de la crisis energética y el declive global, gracias a la mano providencial de algunos gobiernos progresistas. 




      Notas




      1.             O Estado de Sao Paulo, 11 de febrero de 2007. 


      2.             Idem. 


      3.             Alberto Albanese, ob. cit. 


      4.             Idem. 


      5.             Pablo Ramos, Agencia Periodística del Mercosur. 


      6.             Banco Interamericano de Desarrollo, ob. cit. 


      7.             O Estado de Sao Paulo, suplemento agrícola, 21 de febrero de 2007. 


      8.             Enfasis míos. 


      9.             Silvia Ribeiro, "Biocombustibles y transgénicos". 


      10.           Pablo Ramos, Agencia Periodística del Mercosur. 


      11.           Página 12, 22 de febrero de 2007. 


      12.           Associated Press, Brasilia, 15 de febrero de 2007. 




      Recursos




      Alejandro Albanese, "Estrategia de biocombustibles para América Latina y el Caribe", Instituto de Planeamiento Estratégico, 7 de febrero de 2007. 
      Banco Interamericano de Desarrollo (BID), "Biocombustibles. ¿La fórmula mágica para las economías rurales de ALC?", noviembre 2006. 


      BBCMundo, "La solución latinoamericana", 23 de enero de 2007. 


      Carlos Tautz, "O Brasil nao prioriza a reduçao das emissoes", 9 de febrero de 2007. En www.ircamericas.org. 


      Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, "Brasil y EEUU: alianza entre los dos mayores productores de biocombustibles del mundo", Luis Giusti, 6 de febrero de 2007. 


      O Estado de Sao Paulo, entrevista con Nicholas Burns, 11 de febrero de 2007, en www.estadao.com.br. 


      O Estado de Sao Paulo, "EUA querem parcería com Brasil para lançar a Opep do entanol", 25 de febrero de 2007 en www.estadao.com.br. 


      Pablo Ramos, "La trampa de los biocombustibles", Agencia Periodística del Mercosur, 27 de febrero de 2007, en www.prensamercosur.com.ar. 


      Rosendo Fraga, "Iniciativa diplomática de EEUU en América Latina", en www.nuevamayoria.com. 


      Silvia Ribeiro, "Biocombustibles y transgénicos", La Jornada, 23 de noviembre de 2006. 


      Artículos del IRC Programa de las Américas: 


      Biocombustibles, Biodiversidad y Nuestro Futuro Energético 


      Tatiana Roa, "Bioediesel del al palmera aceitera en Colombia" 


      http://www.ircamericas.org/esp/3923


      Gustavo Faleiros, "Plano econômico de Lula é insustentável" 


      http://www.ircamericas.org/port/4041



      Publicado por el Programa de las Américas del International Relations Center (IRC). 



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       Con soja no hay ALBA 


      EDITORIAL DEL DOMINGO 11 DE MARZO DE 2007     


      Jorge Eduardo Rulli  
      www.grr.org.ar  
      La Fogata 


      Alguna vez en estas mismas editoriales, tuvimos oportunidad de relatar nuestra visita a la localidad de Carlos Casares, en la Provincia de Buenos Aires, el incidente que tuviéramos en la biblioteca municipal cuando Guillermo Grobocopatel acompañado de la gente de su empresa Los Grobo, intentó cambiar el sentido de la conferencia y ese momento de máxima tensión en que el empresario nos provocara con aquello de que: "La soja es bolivariana". También he relatado cuando para la cumbre de presidentes en Mar del Plata desplegamos, justo en el momento en que estaba hablando Chávez con su verba inflamada contra el imperialismo, un enorme cartel que expresaba: "CON SOJA NO HAY ALBA". Recordamos todavía, cómo en un momento dado el Comandante hizo un homenaje de todos los incontables carteles presentes en el acto, en su absoluta totalidad solamente con siglas afirmando la propia presencia, carteles o pancartas que estaban en el enorme estadio y que la agente de los servicios cubanos que estaba a su lado le iba aportando cuidadosamente en una larga lista. A todos agradeció la presencia. 
      Al único que omitió fue a la enorme pancarta que portaba una propuesta política, ese que le manifestaba un deseo profundo de los movimientos populares de la América del Sur: CON SOJA NO HAY ALBA. No podía dejar de ver un cartel de ocho metros de largo que se movía con abierta complicidad de muchos de los presentes según adonde fuera su mirada, mirada que obstinadamente trataba de dirigirse hacia el sitio contrario adonde el cartel estaba, sin embargo pareciera que no lo vio, que tampoco lo vio la funcionaria cubana. 
         Pese a ello, en los días posteriores los cubanos y los venezolanos nos buscaron con verdadero empeño, estuvieron preguntando por los responsables del cartel, hasta que dieron con nosotros. Nos contactaron al fin y nos invitaron a dialogar. Ya habíamos tenido largas y amigables relaciones con la embajada venezolana en Paraguay y habíamos realizado tiempo atrás, un largo informe sobre aquello que parecía tan disparatado, tan disparatado como que la soja transgénica fuera bolivariana. Bien, ahora nuevamente, pero en la Embajada en Buenos Aires, hubo largas explicaciones y amables invitaciones a exponer nuestras posiciones en el más alto nivel, un seminario para  cuadros de gobierno, se nos dijo. y les creímos. Y nos organizamos con pensadores y activistas de la agricultura alternativa de todo el continente, para desarrollar para la dirigencia venezolana los nuevos conceptos en debate, los nuevos paradigmas que se anticipaban como grandes desafíos que deberían resolver quienes se propusieran tal como ellos nos decían: construir el Socialismo del Siglo XXI.  Me refiero a producciones sustentables, con una escala humana, con respeto por los animales y para producir en extendidos sistemas campesinos alimentos sanos y variados para la población venezolana. Y el proyecto de seminario fue y volvió, y se generaron sucesivas y crecientes expectativas porque tal ministro requería con urgencia los borradores, y porque el Señor embajador viajaba a Venezuela y debía llevar con él los últimos aportes, y así entre apurones y largos períodos de silencio, cambios de funcionarios que incluyeron a más de un ministro, fueron pasando los años. 
         Y viajamos a Caracas para el Foro Social Mundial y tuvimos algunas conversaciones al respecto con niveles importantes del gobierno y en todas se nos aseguraba que existía la mayor seguridad de contar con el interés venezolano respecto de nuestras críticas al modo en que se encaraba la relación con Argentina y, también, que el interés por el seminario de cuadros de gobierno persistía.... Y continuó pasando el tiempo, mientras numerosos amigos nos decían que era un modo de ser caribeño el de la discontinuidad y el de olvidar en el camino los propósitos iniciales. Y nosotros aceptamos esas explicaciones y volvimos a denunciar que mientras el Comandante Chávez se juramentaba ante la Vía Campesina que no iba a dejar entrar los transgénicos a Venezuela, en el metro de Caracas habíamos comprobado que se le repartía a la gente volantes del Ministerio de Ciencia y Tecnología afirmando el disparate científico de que los alimentos transgénicos eran más saludables que los comunes. Y les hicimos llegar los volantes a la dirigencia venezolana, pensando que algún funcionario saboteaba el proceso revolucionario y ellos se sorprendieron al verlos y entonces aprovechamos para denunciar a una bióloga argentina vinculada a los agronegocios y seguramente a los Grobo, que impulsaba en Caracas esas campañas. Y continuó el juego y el transcurrir del tiempo. sin mayores noticias y cada vez nosotros con menores esperanzas. Pero en Córdoba para la última reunión de presidentes volvimos a encontrarnos con una importante delegación de dirigentes campesinos venezolanos y ellos para sorpresa nuestra, se nos acercaron para decirnos que querían conversar, y nos encontramos luego en un aparte y resultó que sabían de nosotros, que tenían el mayor interés en mantener algún tipo de trabajo en común, que reconocían que las relaciones de intercambio con la Argentina fueron horribles y que si no hicieron más daño fue porque estaban advertidos gracias a los brasileños, que los habrían timado antes y aún más todavía, y que a las terneras de clima frió que les vendimos a precio desmesurado, las salvaron porque las enviaron a un clima menos tropical como son las zonas más altas y montañosas de Venezuela, que la maquinaria agrícola que compraron poco tenía que ver con la realidad del campo venezolano y que a todas habían tenido que readaptarlas y lo interesante es que estas cosas que nosotros habíamos anticipado en documentos públicos, ellos nos la ratificaban con buen humor y con mucha malicia caribeña, pero también con la resignación de estar acostumbrados a estos engaños, que ese era el precio que, aparentemente, según ellos, debían de pagar para llevar adelante un proceso de unidad latinoamericana, o al menos de no quedar solos con su Revolución Bolivariana. Y volvimos a creerles, una vez más. Y nos separamos con agendas de promesas que nunca se cumplieron, por parte de ellos por supuesto, y no volvimos a tener noticias.    Mejor dicho, hemos sabido de ellos ahora, y de una manera escandalosa. Hemos sabido del comandante Chávez y de su pragmatismo extremo en esta, su visita a la Argentina. Hemos sabido que Venezuela está contra Bush, aunque le vende a  los EEUU todo el petróleo que necesitan. Que Venezuela está contra la producción de Biocombustibles, en especial porque Venezuela dispone de petróleo y de combustibles que le interesa vendernos, pero que toda su práctica y su modelo es la de producción en grandes escalas y la aplicación de tecnologías similares a las que en otros países conducen inexorablemente a poner la agricultura al servicio de producir combustibles para reemplazar el petróleo. Hemos sabido que Venezuela a través de SANCOR impulsa abiertamente la integración agroindustrial de América del Sur, y lo hace mediante la compra masiva de leche en polvo que pondrá en riesgo a poco andar nuestro propio abastecimiento, y ello mediante la constitución de tambos estabulados de miles de vacas lecheras que viven en absoluto encierro y que tendrán sus vidas cronometradas por una tecnología que seduciría a cualquiera de los grandes sultanes petroleros y que ha sido concebida por las corporaciones. Pero SANCOR es tan sólo una parte del esfuerzo por instalar el agronegocio, por instalar los cultivos industriales y  la producción de carnes en gran escala en Venezuela. Ahora Chavez ha cerrado trato, asimismo, y por cuatrocientos millones de dólares, con Guillermo Grobocopatel, aquel de la Soja bolivariana que nos enfrentara en Carlos Casares y que evidentemente sabía de qué hablaba. 
         En verdad pienso que nos equivocamos y que nos engañaron a lo largo de estos años. Nos equivocamos al pensar que la soja transgénica no era bolivariana y al suponer que con soja no había ALBA. Tenía razón Guillermo Grobocopatel, visionario del Socialismo bolivariano del siglo XXI y amigo de la Revolución venezolana. Guillermo Grobocopatel, el mayor contaminador de Carlos Casares, localidad de la Provincia de Buenos Aires en que nos bastó ver las casas abandonadas en torno de sus inmensos silos en el centro del pueblo y recoger las memorias acerca de los incontables muertos de cáncer que ha dejado el polvillo, para comprender con qué amasa su fortuna este capitalista rapaz que suele entrar en los despachos más importantes de la Casa Rosada, como si se moviera en sus propias oficinas y que ahora hará lo mismo en el Palacio de Miraflores. Guillermo Grobocopatel, que tiene un discurso progresista y de izquierda al igual que su nuevo amigo, el Comandante venezolano. 
      Guillermo Grobocopatel, al que le gusta sobreactuar  llamándose a sí mismo un "sintierras" en  grotesca comparación con los campesinos del Brasil, porque debe arrendar la tierra de otros para trabajarla, debido a que no tiene la suficiente tierra propia. No se apresuren en compadecerse, por favor. El hombre termina reconociendo tener en producción unas ciento cincuenta mil hectáreas arrendadas para soja y maíz transgénico. Yo multiplicaría por cuatro esa cantidad de tierras y es posible que me quedara corto. además de todo eso, la empresa familiar dispone de la propiedad de silos innumerables, puertos, criaderos, laboratorios, escuelas de formación de cuadros y de una enorme red agroalimentaria. Los Grobo operan, asimismo, como pooles de siembra en los países vecinos y tendrían el mérito penoso de haber sido los primeros que en el Uruguay le habrían dado paso mediante cesiones de tierra a las empresas procesadoras de pasta de papel.    Pese a los muchos juramentos realizados al movimiento campesino, la soja transgénica parece haber cobrado ciudadanía  bolivariana y el ALBA queda claro que será todo lo socialista que se quiera, pero será también a la vez, el territorio de los agronegocios, de las promesas de la gran escala y de las tecnologías de punta, de la producción industrial de carnes con piensos transgénicos y como consecuencias de todo ello, un espacio en que los paradigmas básicos no difieren de los del capitalismo globalizado; e incluyo en ello y muy especialmente, a la Biotecnología socialista en versión cubana, con transferencia tecnológica y respaldo de las empresas de Monsanto. Creo que es mucho mejor para nosotros seguir siendo sanmartinianos, no creer en los ropajes peronistas que suele usar para mimetizarse el Comandante cuando nos visita, y continuar reclamando por la Soberanía alimentaria, los desarrollos locales, los mercados de productores y la participación popular en los marcos de un renovado Proyecto de Liberación Nacional. 
         Las condiciones generales que se manifiestan actualmente en el mundo globalizado, mundo en profunda e irreversible crisis, hacen propicio el surgimiento de procesos de nacionalismo popular en las mismas o similares representaciones que en los años cuarenta, cuando luego de la segunda guerra, los procesos de liberación nacional trastocaron el mundo colonizado y pusieron en pie una nueva humanidad: la de los condenados de la Tierra. 
      Cuando menciono la crisis en realidad refiero a un estado de catástrofe cronificado que se prolonga en forma indefinida con situaciones periódicas cada vez más agudas. Estoy pensando en la crisis del petróleo y en la transición entre dos paradigmas energéticos, estoy pensando en el cambio climático y en la cercana catástrofe ecológica anunciada con el derretimiento de los casquetes polares, estoy pensando en el surgimiento de China como potencia y en la creciente dependencia y debilidad del mundo financiero y en especial del dólar norteamericano, y estoy pensando también, en los nuevos y grandes debates que ponen por una parte en incertidumbre más aún que la vigencia del Capitalismo, a la sociedad urbano industrial que lo sostiene, y que por otra parte cuestionan la idea del poder tal como la concibieron los revolucionarios desde mediados del siglo XIX. 
         A propósito de la posibilidad de cambios civilizatorios que sean capaces de generar una sociedad que no sea necesariamente urbano industrial, a la vez que propongan reflexiones y prevenciones sobre la colonialidad del poder, es decir, sobre los gestos heredados del pasado que entraña el poder y que asumen como propios quienes ocupan ese poder, así sean revolucionarios, e inclusive sobre esa idea tan profundamente arraigada del poder como un espacio que se ocupa o que se asalta, resultan en Europa revivificantes los nuevos debates. Entre ellos contamos con las relecturas de Marx, relecturas que refieren a documentos no legitimados luego de su muerte y que recuperados de los archivos soviéticos donde durmieron durante medio siglo, muestran sorprendentes dudas sobre las propias teorizaciones y una encomiable capacidad de innovar en el ejercicio del pensamiento, hasta los últimos días de su vida. Lamentablemente, y a contrapelo de estos últimos pensamientos de Marx, una visión geriátrica del marxismo pareciera sentar cátedra de fitopolítica en la América Latina, y digo fitopolítica porque pareciera que en algún lugar no pueden concebir el socialismo sin la ingesta de Soja o acaso en la guerrilla Colombiana, sin la planta de coca para droga. Es penoso que muchas de estas expresiones propias de un paleo marxismo funcional a las transnacionales, hayan optado por un modelo de vida que contraría el modo de ser americano, las culturas del estar y del arraigo, de la vida campesina y de las producciones locales de alimentos, para entrar ahora con Los Grobo en un camino sin retorno de tecnologización de la agricultura y de industrialización y masificación de la cría de animales. 
         Estamos en presencia en América Latina, de una sucesión de regímenes nacional desarrollistas, amigables con las corporaciones, regímenes basados en modelos de exportación de commodities y de primarización de las economías. Las conducciones de estos procesos son de izquierda o de centro izquierda progresista y el espíritu que las embarga es el del populismo, pero a diferencia de otros procesos similares en nuestra historia reciente, ahora se trata de populismos que manipulan planificadamente la base social de sociedades fuertemente marcadas por la exclusión, donde la indigencia se subsidia y se subordina a planes clientelares, y donde se somete y supedita la pobreza a los designios de la nueva dirigencia formada en la tradición elitista y vanguardista de los años setenta. Concretamente, que las sociedades nacional desarrollistas que nos proponen las nuevas izquierdas se despliegan sobre los modelos de exclusión generados por el neoliberalismo de los años noventa, y donde la injusticia atroz que se exhibe en la indigencia y en los niños de la calle, no alcanza a ser ocultada por el desborde de la nueva riqueza de una clase privilegiada ligada a las cadenas agroalimentarias, a la exportación y a la renta de la tierra.  Lamentamos que el Comandante Chávez haya iniciado un camino de imperdonables extravíos, en los mismos términos y similares alianzas, con que otros líderes renegaron de los mandatos recibidos y de las esperanzas depositadas en ellos. 



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      América Latina
      Cuatro bloques de poder 


      James Petras 
      La Jornada
      Traducción de Ramón Vera Herrera 
      La Fogata 


      En América Latina hay cuatro bloques de naciones que contienden, contrariamente al dualismo simplista con que la Casa Blanca y la mayoría de la izquierda describen el proceso. Cada uno de ellos representa diferentes grados de acomodo u oposición a las políticas e intereses estadunidenses, que dependerán de cómo defina o redefina Estados Unidos sus intereses según las nuevas realidades. 


      La izquierda radical incluye a las FARC en Colombia, sectores de los sindicatos y los movimientos campesinos y barriales en Venezuela; la confederación obrera Conlutas y sectores del Movimiento sin Tierra en Brasil; sectores de la Confederación Obrera Boliviana, los movimientos campesinos y las organizaciones barriales en El Alto; sectores del movimiento campesino-indígena de la Conaie en Ecuador; los movimientos magisteriales e indígena-campesinos en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, México; sectores de la izquierda campesino-nacionalista en Perú; sectores de los sindicatos y desempleados en Argentina. Es un bloque político heterodoxo, disperso, fundamentalmente antimperialista, que rechaza cualquier concesión a las políticas socioeconómicas neoliberales, se opone al pago de la deuda externa y en general respalda un programa socialista o nacionalista radical. 


      La izquierda pragmática incluye al presidente Hugo Chávez en Venezuela, a Evo Morales en Bolivia y a Fidel Castro en Cuba. A una multiplicidad de grandes partidos electorales y a los principales sindicatos y uniones campesinas en Centro y Sudamérica: los partidos electorales de izquierda, el PRD en México, el FMLN en El Salvador, la izquierda electoral y la confederación obrera en Colombia, el Partido Comunista chileno, la mayoría en el partido parlamentario nacionalista peruano Humala, sectores de los líderes del MST en Brasil, el MAS en Bolivia, la CTA en Argentina y una minoría del Frente Amplio y la confederación obrera en Uruguay. Incluida está la gran mayoría de los intelectuales latinoamericanos de izquierda. Este bloque es "pragmático" porque no hace un llamado a la expropiación del capitalismo ni al rechazo de la deuda ni a ruptura alguna de relaciones con Estados Unidos. 


      En Venezuela los bancos privados, nacionales y extranjeros, ganaron una tasa de más de 30 por ciento entre 2005 y 2007. Menos de uno por ciento de las más enormes propiedades de tierra fue expropiado para otorgarle títulos a los campesinos desposeídos. Las relaciones del capital con la mano de obra siguen inclinando la balanza en favor de las empresas y los contratistas. Venezuela y el presidente Alvaro Uribe de Colombia han firmado varios acuerdos de cooperación económica y de seguridad de alto nivel. Mientras promueve una mayor integración latinoamericana, Chávez busca una "integración" con Brasil y Argentina, cuya producción y distribución de crudo son controladas por corporaciones multinacionales europeas e inversionistas estadunidenses. Aunque Chávez reprocha el intento estadunidense de subvertir el proceso democrático en Venezuela, el país provee 12 por ciento de las importaciones totales de crudo a Estados Unidos, es dueño de 12 mil gasolineras Citgo en Estados Unidos y de varias refinerías. El sistema político de Venezuela es muy abierto a la influencia de los medios masivos privados, apabullantemente hostiles al presidente electo y al Congreso. Hay organizaciones no gubernamentales financiadas por Estados Unidos, una docena de partidos y una confederación de sindicatos actuando en pro de los planificadores estadunidenses. Casi todos los funcionarios y miembros del Congreso que están en favor de Chávez se montaron en su carroza política más por intereses personales que por lealtad populista. El pragmatismo de Venezuela es un campo muy lucrativo para los inversionistas estadunidenses, suministra energía de modo confiable y crea alianzas con Colombia, principal cliente de Estados Unidos en América Latina. 


      La retórica y el discurso radical de Chávez no corresponden con las realidades políticas. Si no fuera por la intransigente hostilidad de Washington y sus tácticas de continua confrontación y desestabilización, Chávez parecería moderado. Es obvio que sectores de las grandes empresas se quejen del incremento en pagos por regalías, dividendos de ganancias e impuestos. Washington pinta a Chávez cual si fuera un "peligroso radical" porque compara su política con la de los previos regímenes clientelares de Venezuela en los años 90. Pero si tomamos los pronunciamientos de política exterior de Chávez con una pizca de sal, asumimos el cambio en el ambiente internacional acaecido entre 2000 y 2007 y sus limitadas reformas en asistencia social, impuestos y otras, de hecho Estados Unidos está ante un radical pragmático que puede acomodar. 


      Lo mismo se aplica a la política hacia Cuba y Bolivia. Cuba ha establecido lazos diplomáticos con casi todos los clientes y aliados de Estados Unidos en América Latina. Explícitamente le tendió la mano diplomática a Uribe, rechaza la izquierda revolucionaria de las FARC en Colombia y respalda en público a neoliberales como Lula da Silva de Brasil, Néstor Kirchner de Argentina y Tabaré Vázquez en Uruguay, además de firmar un amplio espectro de acuerdos de adquisición con grandes exportadores estadunidenses de alimentos. Cuba brinda servicios de salud gratis (y entrenamiento a miles de médicos y educadores) en un gran número de regímenes clientes de Estados Unidos, de Honduras a Haití y Pakistán. Abrió la puerta a inversionistas extranjeros de cuatro continentes en todos sus principales sectores de crecimiento. La paradoja es que mientras Cuba profundiza su integración al mercado capitalista mundial en la emergencia de una nueva clase de elites orientadas al mercado, la Casa Blanca incrementa su hostilidad ideológica. Esta postura extremista se emprende también con el régimen de izquierda pragmática de Morales en Bolivia, cuya "nacionalización" no ha expropiado ni expropiará ninguna empresa extranjera. Uno de sus principales propósitos es estimular los acuerdos comerciales entre la elite de las agroempresas de Bolivia con Estados Unidos. 


      El tercero y más numeroso de los bloques políticos en América Latina lo constituyen los neoliberales pragmáticos: el Brasil de Lula y la Argentina de Kirchner. Muchos son los imitadores de estos regímenes entre las filas de la oposición liberal de izquierda en Ecuador, Nicaragua, Paraguay y otros lados. Kirchner y Lula defienden su paquete completo de privatizaciones legales, semilegales e ilegales. Ambos prepagaron sus obligaciones oficiales de deuda y buscan estrategias de crecimiento mediante la exportación de minerales y productos agrícolas, e incrementaron las ganancias empresariales y financieras restringiendo sueldos y salario. 


      Hay también diferencias. La estrategia en favor de la industria de Kirchner condujo a una tasa de crecimiento que duplica la lograda por Lula; redujo el desempleo en 50 por ciento, lo cual contrasta con el fracaso de las políticas de empleo de Lula. En Argentina, el ambiente de inversión para empresarios y banqueros es favorable para la consecución de ganancias. Sus principales diferencias con Washington derivan de las negociaciones en torno a un acuerdo de libre comercio. Mayores oportunidades de comercio global y una posición mercantil más fuerte les otorga una posición más fuerte al negociar. Ni Lula ni Kirchner respaldarán el intento militar estadunidense de derrocar o boicotear a Chávez, porque trabajan conjuntamente aumentando lucrativas inversiones y proyectos de petróleo y gas. Reconocen la naturaleza básicamente capitalista del régimen de Chávez aun cuando rechacen la mayor parte de su radical discurso antimperialista. Ambos presidentes diversifican sus socios comerciales y buscan acceder a mercados en China y Asia. 


      Washington no es hostil con Argentina y tiene una relación amistosa de trabajo con Brasil, pero no logró extender su influencia a ellos por su renuencia a entender estos regímenes de libre comercio "nacionalista". Que Kirchner se empeñe en lograr acuerdos negociados, inversiones reguladas, recolección de impuestos y renegociaciones de la deuda es visto como "nacionalista", "izquierdista" y casi intolerable. Washington se preocupa de que las políticas de libre comercio de Lula exijan que Estados Unidos ponga fin a sus subsidios y cuotas agrícolas, como lo hace Brasil. Pero con tal de defender a sus empresas agrícolas no competitivas, Washington sacrifica en su extremismo la posibilidad de entrar a gran escala y largo plazo al sector industrial y de servicios de Brasil. 


      El cuarto bloque político son los regímenes, partidos y asociaciones de elite neoliberales doctrinarios, que siguen al pie de la letra los dictados de Washington. Es el régimen de Felipe Calderón en México, que se prepara para privatizar las lucrativas empresas petrolera y eléctrica. Es el régimen de Michelle Bachelet en Chile, perenne exportador de minerales y productos agrícolas, la Centroamérica exportadora de fruta tropical y plena de maquiladoras. Colombia, que recibe 5 mil millones de dólares en ayuda militar estadunidense desde finales de los 90. Perú que por más de 20 años ha privatizado toda su riqueza mineral, gobernado ahora por Alan García, otro cliente de Estados Unidos. 


      Según Washington y los ideólogos de derecha un "populismo radical" barre la región, simplificando una compleja realidad para servir a sus propios intereses. Lo que hay es un cuadrángulo de fuerzas que compiten y se confrontan en América Latina. 


      Washington insiste que la influencia subversiva de Venezuela y Cuba debilita su posición en América Latina. Un factor mucho más importante es el aumento generalizado de los precios de bienes de consumo, lo que significa mayores entradas por exportación a la región. Entonces, los países latinoamericanos dependen menos de las "condiciones" del FMI para allegarse préstamos, lo que limita aún más la influencia estadunidense. Mayor liquidez significa poder contar con préstamos comerciales sin recurrir al Banco Mundial. Los expansivos mercados de Asia, en particular el aumento de la inversión asiática en las industrias extractivas latinoamericanas, erosiona aún más el apalancamiento mercantil estadunidense en la región. Ante la caída de su propia economía en 2007, es probable que Estados Unidos reduzca sus inversiones y comercio con América Latina. En otras palabras, tiene menos margen de maniobra sobre izquierdistas y neoliberales pragmáticos que en los 90. Mal etiquetar a lo regímenes y exagerar grado y clase de la oposición conduce a la exacerbar los conflictos. Persistir en la actitud de lograr acuerdos de libre comercio a escala continental mediante concesiones no recíprocas es perder la oportunidad de lograr tratos comerciales. 


      Esto es efecto de una configuración ultraconservadora por parte de los planificadores estadunidenses y sus principales asesores. 


      Washington describe burda y malamente la realidad latinoamericana, lee incorrectamente el contexto regional e internacional actual, pero los intelectuales de izquierda exageran el radicalismo o la realidad revolucionaria de Cuba y Venezuela. Pasan por alto la contradictoria realidad y sus acomodos pragmáticos con los regímenes neoliberales. Con muy poca perspicacia histórica, continúan creyendo que neoliberales pragmáticos como Lula, Kirchner y Vázquez son "progresistas", y los agrupan junto con izquierdistas pragmáticos como Chávez, Castro y Morales. En ocasiones caracterizan a los partidos y a los regímenes según sus pasadas identidades políticas izquierdistas y no según sus actuales políticas elitistas de libre comercio y exportación de agrominerales. 


      La izquierda debe encarar el hecho de que pese a que el poder estadunidense declinó, se recupera y avanza desde que las rebeliones de masas derrocaron a sus clientes en 2000-2002. Quedaron en la nada las esperanzas de la izquierda en que la victoria de antiguos partidos políticos electorales de centroizquierda revirtiera las políticas neoliberales de sus predecesores. Redefinir la conversión de izquierdistas en neoliberales pragmáticos cual si fuera algo progresista o creara un contrapeso al poderío estadunidense, es ingenuo y confunde aún más. 


      El declive de la influencia estadunidense en América Latina no es lineal: una abrupta caída fue seguida de un repunte parcial. Ningún ascenso sostenido de la izquierda radical sale al paso de este descenso en influencia. Los ganadores reales son los izquierdistas y neoliberales pragmáticos, que llegaron el poder ante la retirada de los neoliberales doctrinarios y la favorable coyuntura expansiva de las condiciones del mercado mundial.  



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      La visita de Bush 
      Los riesgos de la buena letra  


      Habrá que cuantificar cuántas toneladas de carne, cuántos containers de vestimenta y cuántos pares de zapatos incrementarán el flujo comercial con Estados Unidos tras la visita del presidente George W Bush, y de ello habrá que deducir el costo, para el gobierno y el Frente Amplio (FA), que insumirá la presencia del mayor terrorista mundial, en rubros no materiales como soberanía y principios. 


      Samuel Blixen 
      Brecha
      La Fogata 


      La ecuación tiene un costado absurdo: no hay una relación lineal y automática entre una visita oficial y una modificación de la balanza de intercambio comercial. Pero sí permite ejemplificar un extremo que se exhibe como constante: la política exterior parece reducirse a cuestiones económicas, inversiones, exportaciones, aranceles, cuotas; o, en todo caso, las cuestiones económicas son elevadas a un plano tan sustantivo que el resto de las cuestiones son relegadas a un último plano.
      Desde el presidente para abajo, los líderes del FA han reiterado un concepto universalmente aceptado: las relaciones comerciales entre países hasta cierto punto son independientes de la valoración que se tenga de los mandatarios de turno y de sus políticas; de la misma manera que, hasta cierto punto, es aconsejable diferenciar a un pueblo de las políticas que despliega su gobernante.
      La visita de Bush hijo expresa en dimensiones extremas esa contradicción. Las ambiciones uruguayas de profundizar sustancialmente las exportaciones a Estados Unidos y ganar nuevos espacios de ese inmenso mercado para nuestros productos, no sólo incurre en el peligro de aceptar contrapartidas comerciales que en el mediano plazo pueden ser -seguramente lo serán en materia de patentes y propiedad intelectual- lesivas para nuestro interés y desarrollo, sino que implican "olvidar" todo aquello que representa el rostro imperialista, agresor, genocida, de Bush.
      ¿Acaso no existen fórmulas para congeniar los dos elementos de la ecuación? ¿Acaso nuestros gobernantes y nuestros dirigentes políticos son incapaces para encontrar soluciones al problema? ¿Es incompatible el recibimiento a un jefe de Estado extranjero con la reafirmación de principios y de posturas históricamente defendidos? La solución "salomónica" que la dirección del FA adoptó ante la visita de Bush sugiere incapacidad o falta de voluntad. La presencia de Bush, con la fresca experiencia de Afganistán, Irak y Guantánamo, inevitablemente despertaría en nuestro país una onda de repudio tal como se está generando en todo el continente a raíz de este tardío interés del inquilino de la Casa Blanca por América Latina.
      La dirección del FA optó por abstenerse de convocar a sus simpatizantes a participar de las marchas de protesta y resolvió "dejar en libertad de acción". El argumento difundido por quienes rechazaron la propuesta de convocar a las manifestaciones fue el de "evitar crearle un problema al gobierno". ¿Por qué la adhesión a una protesta contra la política exterior de Bush significaría un problema para el gobierno? ¿Acaso el gobierno y el FA no representan planos distintos? ¿En qué medida un pronunciamiento de la fuerza política podría afectar las negociaciones que Bush y Vázquez emprenderán mañana, sábado, en la estancia de Anchorena? Y más aun: en el supuesto de que tales protestas interfirieran en el tono del diálogo, ¿el presidente de los uruguayos no tiene margen para superar el inconveniente y anteponer el logro de sus objetivos? Si así fuera, que no lo es, las condiciones serían inaceptables.
      Por contrapartida, la solución "salomónica" provocó otro tipo de problemas, que desgastarán la interna del FA. Por lo pronto, la abstención engendró la rebeldía en las bases, y 13 coordinadoras resolvieron participar de la marcha convocada por el pit-cnt y otras organizaciones sociales. Otro tanto hizo el mpp, cuyos delegados en la Mesa Política se abstuvieron de pronunciarse, pero cuya dirección convocó a sus militantes a integrarse a las protestas; el Partido Comunista ya había decidido su participación en la marcha, antes de la discusión de comienzos de semana. La actitud del mpp sugiere una percepción distinta del problema: su principal líder, el ministro José Mujica, al parecer no considera que la participación de las bases de su sector en el rechazo a la política exterior del gobierno de Estados Unidos pueda condicionar o afectar la negociación que Vázquez mantendrá con Bush en temas al parecer vitales.
      No es la primera vez que el FA se embreta en estas disyuntivas. El mensaje es claro: la "responsabilidad de gobernar" obliga a estos tragos amargos, aun a costa de desdibujar su identidad. Una definición clara, comprometida, sobre la responsabilidad de Bush en los dolores que laceran al mundo, claudica ante una postura timorata, esquiva y sobre todo errónea de la forma de encarar estos "problemas" que seguirán ocurriendo, porque el FA es una fuerza de izquierda. 
      SEGURIDAD Y SOBERANÍA 
      No hay una explicación razonable para estas "buenas maneras" innecesarias. Como no la hay para la aceptación de situaciones de hecho admitidas como inevitables. La presencia del jefe del país más poderoso de la tierra -cuya política ha dejado en claro cómo concibe ese poder- exige un despliegue de seguridad personal, y en cierta medida las pautas de seguridad de los servicios secretos de Estados Unidos aportan tranquilidad al gobierno nacional, por la responsabilidad que asume al recibirlo en territorio nacional.
      En este caso, la seguridad de Bush requirió la presencia de diez aviones y cinco helicópteros, un personal de 1.200 efectivos entre militares, marines, agentes secretos y custodias, y un volumen impresionante de material de alta tecnología. Además, la presencia en nuestras costas del portaviones USS John Kennedy y un número no determinado de lanchas con equipos de hombres-rana.
      Para evitar cualquier atentado contra el hombre que más odios concita en el mundo, cuatro aviones awac vigilarán el espacio aéreo en tareas de rastreo permanente. Tres aviones cisterna kc-135 aprovisionarán de combustible en vuelo a las aeronaves rastreadoras. La vigilancia del espacio aéreo exige que tres de esos cuatro aviones estén en operaciones las 24 horas del día. Cinco helicópteros militares atenderán el desplazamiento de efectivos y complementarán la cobertura de vigilancia en Montevideo y en Colonia. Finalmente, comandos de la denominada fuerza Seals de la Armada de Estados Unidos realizarán una vigilancia de las costas de Montevideo y de los arroyos de Colonia.
      Las pautas de seguridad de los servicios estadounidenses exigen que durante tres días se imponga una zona de exclusión permanente que tiene como centro el Radisson Victoria Plaza -donde se alojará buena parte de la comitiva- y una zona intermitente de exclusión que abarca la rambla costera, por donde se desplazarán los vehículos del mandatario y su comitiva. Algunas medidas pueden parecer extremas: los vecinos que ingresen a la zona de exclusión en el Centro serán acompañados hasta su destino por personal policial uruguayo; y en la rambla cualquier vehículo estacionado será considerado como un posible coche-bomba.
      Se informó que todas las actividades de seguridad desplegadas por el personal estadounidense son coordinadas con las autoridades militares, policiales y de Presidencia uruguayas, las que serán permanentemente informadas.
      La cuestión que surge es hasta qué punto las autoridades uruguayas tuvieron capacidad de debatir el alcance del despliegue de seguridad. Algunos extremos afectan la soberanía: de hecho, durante tres días Estados Unidos asume el control del espacio aéreo uruguayo, y también incursiona en el control de las comunicaciones. Por ejemplo, la seguridad de Bush exige que en el Centro de Montevideo las comunicaciones con celulares sean "distorsionadas" (es decir, eliminadas) con el argumento de que una llamada desde un celular puede activar una bomba. Para ello operarará en la zona un sofisticado dispositivo controlado, claro está, por los equipos de seguridad de Bush.
      Afortunadamente, el presidente de los uruguayos no enfrenta los riesgos de su colega estadounidense, de modo que en sus visitas a Washington no fue ni será necesario interferir las comunicaciones de celulares en las inmediaciones del Capitolio o de la Casa Blanca. Pero, en todo caso, ¿las autoridades estadounidenses hubieran accedido a tal exigencia?
      El domingo al mediodía Uruguay reconquistará el control de sus comunicaciones y del espacio aéreo. El balance posterior dirá si valieron la pena tales sacrificios en materia de soberanía y de conflictos internos. 



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      En Haití, maten a los pobres, no toquen a los escuadrones de derecha  


      Ben Terrell 
      Global Research 
      Traducido por Chelo Ramos
      La Fogata 


      La Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) ha apoyado sin ningún pudor a las fuerzas de la derecha, incluso a la policía haitiana, y ha abusado sistemáticamente de los derechos humanos de los pobres, los partidarios de Aristide y a su partido Lavalas, escribe Ben Terrel. 


      Ahora que Kofi Annan comienza una nueva vida después de la ONU, es importante revisar el poco discutido "cambio de régimen" que el gobierno de Bush diseñó con la ayuda de Annan. Los defensores del secretario general saliente señalan que Annan hizo lo que pudo para dejar en claro que no estaba de acuerdo con la Invasión a Iraq, pero en el caso de Haití en realidad colaboró para facilitar una sanguinaria agenda imperial. 
      La MINUSTAH, la misión de la ONU en Haití, se creó con el objeto de apoyar el régimen ilegal instalado después del golpe de estado que derrocó al gobierno democráticamente elegido del presidente Jean-Bertrand Aristide en febrero de 2004. Los países que participan en la misión de la ONU en Haití, cuyo mandato está en proceso de renovación, se congraciaron con Washington para subsanar las desavenencias que tenían con el gobierno de Bush por la guerra de Iraq. Muchos observadores consideraron la participación de Brasil como parte de su proyección para lograr un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU. 
      Brian Concannon, director del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití y ex observador de derechos humanos de la ONU en ese país, señala que "hasta el año 2004 la ONU, por buenas razones, solamente había desplegado fuerzas de paz en aquellos lugares donde había que hacer cumplir un acuerdo de paz. Únicamente en Haití ha desplegado el Consejo de Seguridad cascos azules para hacer cumplir un golpe de estado contra un gobierno electo. Con la FMP (Fuerza Multinacional Provisional) primero y la MINUSTAH después, la ONU abandonó medio siglo de principios y de sentido común, con resultados predecibles." Desde que reemplazaron a los infantes de marina usamericanos en julio de 2004, las tropas de la ONU han apoyado a la policía haitiana en sus arremetidas contra los seguidores pobres de Aristide y su partido Lavalas en las ciudades. 
      Brian Concannon ha señalado que "en contraste con su acción contundente en Cité Soleil, la MINUSTAH ha sido tolerante con los grupos paramilitares de derecha. Durante meses después de su despliegue, la MINUSTAH se negó a desalojar de las comisarías de policía a los grupos paramilitares que habían ayudado a derrocar el gobierno. En agosto de 2005, un grupo paramilitar llamado el Ejército Pequeño Machete asesinó a plena luz del día a docenas de espectadores de un partido de fútbol cerca del lugar donde se encontraba un puesto de observación de la MINUSTAH. La MINUSTAH ni siquiera intentó detener la masacre o perseguir a los paramilitares, aunque durante más de dos años este grupo ha aterrorizado el área de Grande-Ravine. 
      Desde febrero de 2004, miles de activistas pacíficos y otros civiles han sido asesinados, detenidos, torturados y exilados por el régimen instalado después del golpe. Este hecho fundamental nunca aparece en los análisis de los medios sobre Haití, por lo que muy pocos en Usamérica entienden por qué algunos haitianos se han armado para defender sus vecindarios. En defensa de las operaciones que están realizando en los barrios más pobres de Puerto Príncipe, los comandantes de la ONU en Haití manifiestan que sólo atacan cuando han recibido disparos. Pero durante una visita de una semana que hice a Haití en agosto de 2006, me contaron una historia distinta. 
      El 24 de agosto presencié en Simon Pele (comunidad que linda con el enorme barrio costero de Cité Soleil) una operación de la ONU que ignoró por completo los peligros de usar armas de fuego de alto calibre en un área densamente poblada. Las ONU había realizado estas operaciones en Simon Pele durante todo el mes de agosto, en una campaña para "asegurar" el área. En un video filmado por un fotógrafo que también se encontraba en el área se ve a un soldado brasilero disparando desde la parte de arriba un vehículo blindado. Vi a soldados brasileros que corrían desde dos vehículos s blindados hacia Simon-Pele. Los soldados que estaban en el barrio también disparaban sus armas. 
      Uno de esos soldados mató a un joven con cuya madre hablé cuatro días después. Adacia Samedy me contó que su hijo Wildert estaba arreglando un radio en el techo de la casa familiar, cuando francotiradores de la ONU le dispararon. La Sra. Samedy me dijo, "mi mensaje para la ONU es éste: gracias por matar a mi hijo. No entiendo cuál es el sentido de su trabajo, vienen, disparan y pueden matar a quien esté pasando por el sitio." Le pregunté si algún miembro de la ONU había regresado para verificar si habían muerto civiles o para ofrecer alguna clase de ayuda. La ONU ni siquiera había reconocido su pérdida. Las preguntas que le he hecho al vocero de la ONU respecto al asesinato de Wildert Samedy siguen sin respuesta. 
      Otra familia, la de William Mercy, un civil en silla de ruedas, me contó que también habían sido ignorados por la ONU después de un ataque a la sección donde viven en el barrio de Bel Air en Puerto Príncipe. En junio de 2005, tropas brasileras que recorrían el callejón donde se encuentra su casa y le dispararon en la cabeza al jefe de la familia Mercy. Ese mismo día asesinaron a otros civiles desarmados. 
      Entrevisté a un señor mayor que estaba sacando a su familia del área, la cual, me comentó, no tiene nada que ofrecer a la juventud del lugar más que miseria. Le pregunté acerca de los grupos armados contra los que la ONU dice luchar. Me contestó "lo único que puedo decirle al respecto es que en este barrio mucha gente ha sido herida y asesinada por la ONU. Ninguna de esas personas estaba relacionada con grupos armados, todos eran trabajadores." 
      Cerca de la vivienda cubierta de balas de la que estaba sacando los muebles, había una iglesia con las marcas de los disparos de las fuerzas de la ONU. Un periodista haitiano me dijo que la ONU afirmaba que en la iglesia se refugiaban miembros de un grupo armado, pero en vista de la importancia del catolicismo para los residentes, ningún combatiente armado usaría la iglesia para esconderse. En esa misma calle una escuela también fue destruida por armas de alto calibre. 
      En el año 2005, la Asociación de Estudiantes de Derecho de Harvard Defensores de los Derechos Humanos y el Centro de Justicia Global de Brasil concluyeron que "la MINUSTAH ha servido para ocultar los abusos cometidos por la Policía Nacional de Haití (PNH) durante sus operaciones en los barrios pobres e históricamente tensos de Puerto Príncipe. En lugar de asesorar e instruir a la policía para que mejore sus prácticas y vigilar sus errores, la MINUSTAH ha sido la celestina de sus abusos." 
      Unos meses antes, un informe de la Escuela de Derecho de la Universidad de Miami concluyó que "ambas fuerzas admitieron que cuando la PNH realiza una operación en un barrio pobre hay confusión y desorden porque la HNP y las fuerzas de la MINUSTAH no comparten radios pero, aunque lo hicieran, no hablan el mismo idioma." Admitieron que cuando realizan operaciones en los barrios no tienen una estrategia ni un objetivo claro y que al final todo se resume en un "dispara antes de que te disparen". 
      En 2004 y 2005 las tropas de la ONU actuaron como espectadores mientras la policía disparaba sobre manifestantes pacíficos que exigían el regreso de Aristide. En abril de 2005, Amnistía Internacional señaló que "Se ha informado que funcionarios de la Policía Nacional de Haití (PNH) usaron repetidamente armas letales contra los partidarios de Lavalas mientras manifestaban frente a la sede de la misión de la ONU en Boudon, Puerto Príncipe." 
      Para algunas prominentes figuras de la derecha en Puerto Príncipe, sin embargo, no era suficiente permitir que la policía haitiana mate civiles. En reuniones con funcionarios de la ONU, los medios propiedad de las élites y conocidos oponentes de Aristide hicieron una campaña de demonización de los barrios pobres de tal magnitud, que a un activista le recordó la propaganda difundida antes del genocidio ocurrido en Ruanda en 1994. En enero de 2006, Reginald Boulos, presidente de la Cámara de Comercio de Haití y uno de los principales defensores del golpe de 2004, declaró en Radio Metropole "No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos. Pensamos que los generales de la MINUSTAH tienen que hacer planes para limitar los daños colaterales. Pero nosotros en el sector privado estamos listos para crear un fondo de asistencia social para ayudar a todos los que serán las víctimas inocentes de la acción necesaria y valiente que hay que realizar en Cité Soleil. Cuando los terroristas ocupan algunas zonas sin ley, siempre hay víctimas inocentes." En otra parte de la entrevista, Boulos pidió a las tropas de la ONU que ayudasen a la policía a "neutralizar a todos los delincuentes y terroristas armados que aterrorizan el área metropolitana." 
      La mayoría de los adultos pobres de Haití recuerdan claramente el terror de los escuadrones de la muerte entre 1991 y 1994, después del primer golpe en contra de Aristide, cuando alrededor de cinco mil personas fueron asesinadas. Esa historia fue recordada con frecuencia durante el "Encuentro Solidario con el Pueblo de Haití", organizado por activistas de Lavalas en agosto de 2006, al que asistieron visitantes internacionales que deseaban compartir puntos de vista y experiencias políticas con los haitianos que estaban luchando en el país. Jacques Delpechin, autor de "Silencios en la historia de África: Entre el síndrome del descubrimiento y de la abolición" y director ejecutivo de la Alianza Ota Benga para la Paz, la Curación y la Dignidad en la República Democrática del Congo, quien habló varias veces en la conferencia, me dijo "Es importante que la gente entienda que Aristide y los miembros de Lavalas están conectados, a través de las generaciones, con la triunfante revolución de los esclavos de hace 200 años." Luego, mientras compartíamos un automóvil en Puerto Príncipe, me comentó que "el problema de Haití es realmente un problema estructural: no estaban supuestos a triunfar o, peor aún, a sobrevivir y seguir resistiendo." 
      En lo que concierne a las "grandes potencias", Depelchin señaló que "no debemos hacernos ilusiones: [la ONU] es un club de estados, estructuras que no pueden  
      respetar ni siquiera sus propios convenios (por ejemplo, la Convención de Ginebra contra el Genocidio, aprobada en 1948). En el caso de que la ONU vacile, ahí está el G8 para asegurarse de que el poder definitivo lo ejerza el más poderoso. Los radicales del mundo deben pensar en términos de la clase de política de emancipación que llevó a los esclavos a derrocar el sistema de entonces. La democracia al estilo de Usamérica/Francia/Canadá no es más que el consenso político en torno a una agenda establecida por intereses económicos y financieros. Esa agenda quiere asegurar que lo que ocurrió entre 1791 y 1804 se olvide para siempre o que, si se llega a recordar, sea una historia escrita y difundida por las potencias existentes." 
      El líder revolucionario haitiano Touissant L'Overture escribió en una ocasión que cualquier intento de los dueños de plantaciones por restaurar la esclavitud "sería intentar lo imposible: supimos enfrentar los peligros de obtener nuestra libertad, sabremos desafiar la muerte para mantenerla." 
      René Civil, dirigente de Lavalas que pasó la mayor parte del período del golpe en el exilio, hizo la misma relación cuando señaló: "El pueblo de Haití, que cree en la libertad, que ha probado la libertad, nunca aceptará este criminal sistema esclavizante." Civil también denunció el sistema global que "impone la guerra económica, política, militar y social al mundo" e impide que naciones pobres como Haití ejerzan sus independencia. 
      René Civil fue detenido momentos después de hablar en la conferencia, con base en acusaciones que Brian Concannon califica de "dudosas". Aunque inicialmente afirmaron que solamente querían someterlo a un interrogatorio de rutina, las autoridades han trasladado a Civil a la penitenciaría del centro de Puerto Príncipe. En Haití, los disidentes temen por la seguridad de Civil y también les preocupa que su detención sea el comienzo de una nueva ronda de acoso judicial a los activistas. 
      Dave Welsh, sindicalista usamericano que asistió a la conferencia de solidaridad, me dijo "Haití todavía está bajo ocupación militar. Los ocupantes esperan que la etiqueta de la ONU le dé legitimidad a los planes de Francia, Usamérica y Canadá de beneficiarse de la mano de obra y los recursos de la nación, controlar el estado haitiano e impedir la restauración de la soberanía y la democracia en Haití. Países como Brasil, que suministran a la ONU tropas que repetidamente y sin compasión matan civiles en sus casas, sin duda tienen sus razones para apoyar durante dos años esta brutal ocupación." Welsh también estuvo en Haití en 2005 como parte de una delegación de derechos laborales y humanos que documentó las secuelas de una masacre en la cual soldados brasileros asesinaron a 60 residentes de Cité Soleil cuando perseguían a un líder comunitario militante de Lavalas. (También hablé con sobrevivientes de esa masacre, incluso con una mujer embarazada a la que las tropas de la ONU le dispararon desde un helicóptero. Fue salvada por Médicos sin Fronteras, pero perdió la criatura). 
      Brian Concannon me ha comentado que en conversaciones recientes ha oído "una y otra vez a haitianos pobres decir que quieren el desarme en sus barrios, siempre que al mismo tiempo se desarmen los vecindarios ricos que son la principal fuente de las armas que llegan a los barrios pobres, y también los escuadrones de la muerte y antiguos soldados que impunemente matan a los partidarios de Lavalas." 
      Concannon agrega, "si las operaciones de la MINUSTAH verdaderamente tuviesen por objeto establecer la ley y el orden, comenzarían por obedecer la ley: detendrían a los sospechosos de poseer armas con una orden de detención válida en lugar de atacar indiscriminadamente a los barrios pobres." 
      Pero la ONU no muestra ningún interés en seguir esa dirección. El 19 de agosto, Amaral Duclona, vocero de grupos armados de Cité Soleil opuestos a las fuerzas golpistas, declaró a Reuters, "las tropas de la ONU no quieren la paz y el desarme porque necesitan justificar su presencia aquí." Duclona preguntó, "¿Cómo podemos entregar nuestras armas mientras las fuerzas de la ONU continúan atacándonos?" 
      El 19 de octubre de 2006, tropas brasileras derribaron viviendas en Cité Soleil para ampliar una carretera y mientras los residentes manifestaban para detener el proyecto, los soldados dispararon y mataron a por lo menos tres personas. Dos meses más tarde, el Comité de Acción en Haití, con sede en San Francisco, el cual mantiene un estrecho contacto diario con activistas y observadores de derechos humanos en Puerto Príncipe, declaró, "En la madrugada del viernes 22 de diciembre, a partir de las 3 aproximadamente, 400 soldados de las fuerzas de ocupación de la ONU dirigidas por Brasil, en vehículos blindados, realizaron un ataque masivo contra la gente de Cité Soleil, sitiando una vez más a esta empobrecida comunidad." 
      Testigos señalan que a las 5 de la mañana comenzó una lluvia indiscriminada de disparos de armas pesadas que continuó durante buena parte del día. Al referirse a los soldados de la ONU y a la policía haitiana, Rose Martel, residente de Cité Soleil, declaró a Reuters, "Vinieron a aterrorizar a la población. No creo que hayan matado a ningún bandido, a menos que nos consideren bandidos a todos nosotros." El Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití calcula que más de 20 civiles, entre ellos ancianos y niños, fueron asesinados. Sobrevivientes informaron a un médico usamericano que los entrevistó después del ataque que "un helicóptero de la ONU sobrevolaba en círculos [Cité] Soleil y disparaba a las casas de miles de personas." 
      La operación del 22 de diciembre fue, en parte, la respuesta a una campaña sostenida de presión de la derecha que culpaba a supuestos líderes de pandillas de Cité Soleil por los secuestros en Haití. Pero Lovinsky Pierre-Antoine, coordinador de la Fundación 30 de Septiembre, una organización que apoya a las víctimas de los dos golpes contra Aristide, me dijo que el secuestro más cubierto por la prensa en las dos semanas anteriores al ataque del 22 de diciembre, el del senador André Riche opositor de Lavalas, había sido un "teatro político". Según Lovinsky, los medios de comunicación de la derecha difundieron incendiarios editoriales sobre el secuestro sin hacerse muchas preguntas esenciales, como por ejemplo por qué a los guardaespaldas del prominente político opuesto a Lavalas, que estaban armados hasta los dientes, no les robaron las armas, y cómo logró Riche escapar ileso del cautiverio. Lovinsky manifestó que los medios que piden que se tomen medidas enérgicas contra Cité Soleil "apoyan plenamente a Michael Lucis", el ex director central de la policía judicial que está implicado en las operaciones de secuestro. 
      El Comité de Acción en Haití manifestó "Los secuestradores generalmente están bien conectados con las élites y el régimen golpista. Hasta el jefe de la policía, Andresol, admite que la policía nacional participa en gran parte de la ola de delitos, incluso en los secuestros." El periodista canadiense Anthony Fenton habló con "numerosas fuentes" (que no quisieron declarar en forma oficial por razones de seguridad) que relacionaban al senador Youri Latortue, sobrino de Gerard Latortue, primer ministro del régimen instalado después del golpe, con mafias de secuestradores. En agosto de 2005, el prominente hombre de negocios Stanley Handal, fue detenido por estar implicado en casos de secuestro, informó el Proyecto de Información sobre Haití. "Handal es miembro de una de las familias más acaudalas de Haití que apoyó el derrocamiento de Aristide en 1991 y en 2004. Inicialmente fue detenido junto con ocho miembros de la policía haitiana por manejar una banda dedicada al secuestro, después de que intentó usar una tarjeta de crédito robada a una de sus víctimas. El juez que lo puso en libertad, Jean Péres Paul, es responsable de que el padre Gerard Jean-Juste siga preso y de la detención el 9 de septiembre de los periodistas Kevin Pina y Jean Ristil. Se ha informado que el funcionario de la policía encargado de la investigación inicial del caso Handal ha tenido que ocultarse para protegerse." 
      Las esperanzas de un cambio progresivo en Haití fueron alentadas por la elección de René Préval el 7 de febrero de 2006. El triunfo de Préval fue una victoria en circunstancias desfavorables del movimiento popular que en 1990 había llevado a Jean-Bertrand Aristide a la presidencia. Préval, que entre 1996 y 2001 fue presidente de Haití, el segundo elegido democráticamente, apoyado por Espwa ("esperanza" en creole), partido formado apresuradamente para las elecciones con muy poca capacidad de organización. En vista de que el gobierno instalado después del golpe se negó a poner en libertad a los presos políticos y de la represión continua a Lavalas, el partido de Aristide (la organización política más grande de Haití) no presentó oficialmente ningún candidato a las elecciones presidenciales. Un año después, sin embargo, tanto el poder judicial como ministerios del gobierno de Préval continúan controlados por golpistas y los principales medios son manejados por las élites derechistas. Aunque Préval ayudó a obtener la liberación de prominentes presos políticos, como Annetee Auguste ("So Anne"), Yvon Neptune y otros, cientos de presos políticos encarcelados ilegalmente por el régimen instalado después del golpe continúan presos. Préval tiene muy poco control sobre la misión de la ONU. 
      En un informe sobre la misión de la ONU en Haití fechado 19 de diciembre de 2006, Annan recomendó que el mandato de la MINUSTAH se prorrogase después del 15 de febrero de 2007. El informe de Annan ignoró las acusaciones de abuso sexual a mujeres y niñas haitianas por tropas de la ONU, así como los asesinatos documentados de civiles en asaltos militares. Según Annan, "el despliegue continuo de la Misión será esencial, pues las fuerzas de desestabilización continúan usando la violencia para lograr sus objetivos." 
      Los representantes de la ONU, sin embargo, no parecen estar interesados en la violencia en contra de Lavalas. Un estudio de la prestigiosa revista médica "The Lancet" concluyó que en el lapso de 22 meses después del derrocamiento de Aristide ocurrieron 8.000 asesinatos y 35.000 ataques sexuales solamente en el área del gran Puerto Príncipe. Más del 50 por ciento de estos asesinatos se atribuyeron a facciones de opositores a Aristide y a Lavalas, que incluían grupos armados de opositores a Lavalas, ex miembros del ejército y fuerzas de seguridad del gobierno. El informe también señala que "los encuestados señalaron que soldados de la ONU habían proferido amenazas de muerte, amenazas de lesiones físicas y amenazas de violencia sexual". 
      Una de las autoras del informe, Athena Kolbe, me dijo que "El verano pasado notificamos a más de una docena de funcionarios de la ONU en Haití acerca del informe y les dijimos que estaríamos en el país y podríamos hacerles llegar anticipadamente una copia del informe y discutirlo con ellos si tenían preguntas. No tuvimos ninguna respuesta de nadie relacionado con la MINUSTAH ni antes ni durante el viaje... Recibimos un correo electrónico de un miembro del personal de la ONU en el que se negaba a reunirse con nosotros porque estaba muy ocupada y decía "no creo que tengan ustedes nada importante que compartir con nosotros." 
      A principios de enero, el general brasilero Carlos Alberto Dos Santos se convirtió en el cuarto comandante de las fuerzas de la ONU en Haití (que al 30 de noviembre de 2006 estaban constituidas por un total de 8.360 uniformados). "Vamos a trabajar en la misma dirección en que lo hemos venido haciendo, nada ha cambiado en nuestra misión ni en nuestras obligaciones", afirmó Dos Santos. Desde entonces, las operaciones militares de la ONU han continuado. Entre los civiles muertos por disparos de la ONU en estos ataques, según lo informado por el Proyecto de Información sobre Haití, están Stephanie Lubin, de siete años, Alexandra Lubin, de cuatro años y Boadley Bewence Germain, de nueve años. 
      En su campaña en contra de la prórroga del mandato de la MINUSTAH, Lovinsky Pierre-Antoine y otros activistas señalan los continuos asesinatos de civiles por las fuerzas de la ONU. 
      Ben Terrell, escritor que vive en San Francisco, ha visitado Haití cuatro veces desde el golpe de 2004 que derrocó al gobierno elegido democráticamente del presidente Aristide.  


      www.globalresearch.ca/PrintArticle.php?articleld=4833 
      Chelo Ramos es miembro de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción es copyleft para uso no comercial: se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente. 




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